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Los árboles de El Poblado y sus custodios

La protección del medio ambiente ha sido un tema fundamental de Vivir en El Poblado, en sus 30 años de historia. Son muchas las páginas que el periódico ha dedicado a dar a conocer los árboles de la Comuna 14.

2007

Son gigantes del camino. En los días de invierno, sus ramas se mueven al ritmo del viento para no quebrarse, y en los tiempos de verano muestran sus flores.

Desde sus primeras ediciones, y de forma constante, Vivir En El Poblado ha contado la historia de los árboles que están en calles principales, en los parques o a las salidas de los edificios. Azucenos, acacias rojas, guacayanes o corchos han aparecido en nuestras páginas. Algunos son de carácter patrimonial, por los años que cuenta su tronco, como es el caso del Tronador (Hura Crepintans), localizado en la carrera 41, entre las calles 10 y 10A y es el más antiguo de todos: fue sembrado hace 100 años.

Otros están en el parque que da nombre al barrio o en lugares variados donde sirven de casa a guacamayas, ardillas o pájaros. La siembra de muchos fue inspirada por personas como Ricardo Olano, un comerciante, periodista, integrante de la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín, y quien antes de morir, en 1947, promovió la llegada de más árboles nativos y de otras regiones, y aportó a la construcción de jardines públicos. Y, en años más recientes, el periódico contó la historia del empresario Jorge Molina Moreno, quien, como alcalde cívico de Medellín, entre 1986 y 2001, promovió la siembra de más de 30 mil árboles en toda la ciudad. Por esta razón, se le llamaba el “alcalde verde”.

100 AÑOS tiene el árbol tronador ubicado en la cra 41 entre las calles 10 y 10A.

Por estas páginas también han quedado escritas las historias de vecinos, líderes que han salido a las calles para sembrar o cuidar los existentes, como Mauricio Jaramillo o Juan Fernando Gonzalez, ingenieros forestales que se han encargado de explicar el valor de cada uno, han trabajado junto a la comunidad para que árboles valiosos no sean arrasados por las construcciones nuevas, y la gente aprenda a cuidarlos y curarlos, en caso de vandalismo o inconsciencia. A ellos se suman colectivos de personas que los han defendido.

La historia de una construcción detenida por un grupo de personas que se opuso a la tala de un árbol que sirvió de casa a unas guacamayas, siembras en algunas calles o actividades de organizaciones variadas quedaron registradas en ediciones anteriores. También el hallazgo de animales nuevos o avistamientos de aves por realizarse.

Después de La Candelaria, El Poblado es la segunda comuna de Medellín, con más árboles patrimoniales, y consciente de esto, el periódico ha querido contar la historia de estos gigantes silenciosos que lo dan todo a cambio de nada, y que regalan aire fresco, frutas, belleza, a la gente del barrio.

Ciudad del Río: el barrio más joven de El Poblado

Hace apenas 15 años, Ciudad del Río era uno de los sitios menos arborizados de Medellín, sede de grandes industrias, como Argos y Simesa. La transformación empezó en 2006, y Vivir en El Poblado la celebró.

2006

“Nace un nuevo barrio”, dice un titular de Vivir en El Poblado, en la edición de febrero de 2006. Se refería, por supuesto, a la última gran renovación urbana de la Comuna 14, en el sector de Barrio Colombia, que ese mismo año sería denominada Ciudad del Río.

Así lo informó ampliamente el periódico: “El sector de Barrio Colombia vivirá grandes transformaciones durante este año. Esto porque el Municipio aprobó, después de mucho tiempo de que se hablara de ello, dos planes parciales que se desarrollarán allí, y hay uno más que está en trámite en la Dirección de Planeación. Los dos primeros son Simesa y Argos 1, ubicados en los terrenos que antes ocupaban estas empresas”.

Los Talleres Robledo, de Simesa, un edificio restaurado entre 2007 y 2009, donde ahora funciona el MAMM.
Los Talleres Robledo, de Simesa, un edificio restaurado entre 2007 y 2009, donde ahora funciona el MAMM.

Según datos del momento, Barrio Colombia era un punto importante de asentamiento de la gran industria, con 350 empresas y negocios particulares. “Sin embargo -dice el texto-, en los últimos años la tendencia es a que este tipo de fábricas salga de los centros urbanos para pasar a zonas periféricas, como ha pasado con Simesa y Argos. Previendo esto, el Plan de Ordenamiento Territorial, POT, expedido en 1999, declaró a Barrio Colombia como zona en transformación”.

Un consorcio de varias firmas constructoras de la ciudad, entre ellas Ramon H y Londoño Gómez, iniciaron las obras, con una propuesta autorizada para los usos comercial, industrial y residencial. En el texto de Vivir en El Poblado se menciona también la intención de Bancolombia “de construir allí su sede nacional, pero hasta ahora no hay nada definido al respecto”.

La foto que acompaña el artículo periodístico ya hace parte del patrimonio histórico: la demolición de la antigua sede de Argos. Y en aviso de página entera, los promotores de este revolcón urbanístico promocionaban el barrio naciente: “Aquí crece Ciudad del Río, la nueva ciudad para la ciudad”. Al anunciar las bondades, concluían: “Este será el mejor sitio para vivir, trabajar y visitar en Medellín”.

El traslado del MAMM

Hoy Ciudad del Río cumple con todas las expectativas generadas en 2006, cuando fue anunciado como un nuevo barrio. La llegada del MAMM -Museo de Arte Moderno de Medellín- a ocupar la sede de los antiguos Talleres Robledo, en noviembre de 2009, fue el impulso adicional que necesitaba esta zona.

MAMM

9.910 metros cuadrados es la superficie actual del MAMM.

En la edición de ese año, Vivir en El Poblado celebró el traslado del MAMM de su sede de Carlos E. Restrepo a la Comuna 14: “La inversión para esta sede, cercana a los 21 mil millones de pesos, pretende que el nuevo MAMM siga adelante como referente de pluralismo y vanguardia cultural, esta vez en Ciudad del Río, entorno que le imprime un carácter metropolitano a su nuevo residente contemporáneo”.

De talleres a salas de arte

La sede del MAMM en Ciudad del Río era antes un enorme taller de fundición de acero y metal de la empresa Simesa -Siderúrgica de Medellín S.A.-. La actividad industrial en este lugar se clausuró en 2003, y, desde ese momento, se decidió que el edificio sería destinado para una entidad cultural. Cuando inició el Plan Parcial Ciudad del Río, en 2006, la alcaldía de Medellín adjudicó este antiguo edificio al MAMM; fue restaurado por el grupo Utopía, entre 2007 y 2009. Los arquitectos conservaron la nave central (sala de fundiciones) y la fachada principal con el aviso Talleres Robledo, pintado en 1944.

Plan Poblado: recuerdos de un ejercicio ciudadano

En 2004, la alcaldía de Medellín invitó a la comunidad de El Poblado a analizar en conjunto los problemas de la Comuna 14, y a planear, entre todos, las obras futuras. Un ejercicio ciudadano memorable.

2004

“El Poblado en transformación” fue el titular de la edición 283, de octubre de 2004. Un titular que resumía todo un año de seguimiento al Plan Especial de Ordenamiento de El Poblado que el alcalde de ese entonces, Sergio Fajardo, presentó a los habitantes de la Comuna 14, el 27 de octubre.

Desde el 5 de febrero de ese año, la administración municipal convocó a la comunidad de El Poblado a hacer un ejercicio de planeación, para una zona que había crecido de una forma inusitada en las últimas décadas. Vivir en El Poblado no solo informó acerca de esta convocatoria, sino que recogió las opiniones de los lectores y los invitó a participar activamente. Esto se lee en la edición de marzo: “Damos por descartada la participación de la gente, que esta vez, seguramente, será tan rica como en las tantas otras ocasiones en que ha sido convocada. La novedad que esperamos esta vez y la gran diferencia es que los resultados de esta gran encuesta y la síntesis que hagan los expertos se traduzcan en hechos concretos que de verdad le den respuestas a la gente para mejorar su vida diaria”.

En efecto, la participación de la comunidad de El Poblado fue masiva, y las propuestas que salieron de las 20 reuniones que se hicieron marcaron la ruta de los futuros proyectos para la zona. El Plan contó con un Comité Consultivo integrado por representantes de los residentes, delegados de las actividades económicas de los gremios y de las instituciones de El Poblado.

¿Por qué se hizo un Plan Especial para El Poblado?

Desde su campaña para la alcaldía de Medellín, Sergio Fajardo se comprometió a trabajar en el análisis de los diferentes problemas de El Poblado, con el apoyo de la comunidad, y buscar de manera conjunta las soluciones o alternativas. Los planes de ordenamiento zonal fueron una estrategia fundamental de su gestión, para organizar y planificar de manera concertada determinados sectores de la ciudad.

Vivir en El Poblado aceptó la invitación: “Lo que pase con Medellín en estos años depende en buena parte de lo que hagamos o dejemos de hacer los ciudadanos; la acción de Estado es importante, pero no es todo”, dice el editorial de mayo de 2004.
El diagnóstico que realizó el Comité Consultivo sobre El Poblado fue publicado por el periódico en su edición de octubre de 2004: “El territorio es ocupado con un modelo suburbano de vivienda campestre, en el que se dio la transformación de vivienda campestre unifamiliar aislada a multifamiliares de gran altura con densidad 30 o 40 veces superior (…). Hoy El Poblado presenta un modelo de urbanización sin capacidad de soporte, carente de espacio público, vías, calles, servicios y actividades urbanas, con gran dependencia del automóvil, alta congestión vial y limitaciones para la configuración de una malla urbana y una red capilar de vías”.

Muchos de los problemas identificados en aquel entonces continúan vigentes, pero la mirada conjunta y juiciosa que se hizo de la Comuna 14 en 2004 es aún una hoja de ruta que vale la pena seguir.

Propuestas Plan Especial del 2004

  • Corredor urbano Avenida 34 y obras complementarias.
  • Malla vial de El Poblado: broches y obras civiles pequeñas y medianas prioritarias.
  • Terminales de ruta.
  • Parque Lineal quebrada La Presidenta.
  • Reorientación de la actividad inmobiliaria.
  • Reordenamiento de la zona comercial y recreativa de El Poblado.
  • Proyecto urbano pedagógico de la avenida El Poblado.

Isabel Garcés cumplió su sueño de llegar a Disney con su voz

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El doblaje del personaje de Isabela Madrigal en la película Encanto, un sueño cumplido para la paisa Isabel Garcés.

A propósito del estreno de la película Encanto, este miércoles 24 de noviembre en las salas de cine nacionales, Vivir en El Poblado conversó con la actriz Isabel Garcés.

Ella nos habla de la producción en Encanto, cómo vivió este sueño cumplido y las oportunidades que se le abrieron con su participación en la producción.

¿Cuál cree usted que será la sensación que dejará Encanto entre los espectadores?

Es una producción inspirada en Colombia. Ver las flores, las aves y los paisajes nos emociona mucho, pero más allá de que es bellísima visualmente, hay un mensaje muy poderoso que seguro necesitas escuchar: todos somos especiales, no hace falta tener un don. Esa es la verdadera sensación que deja Encanto.

En la película Encanto: Isabel Garcés cumplió su sueño de llegar a Disney con su voz

¿Por qué dijo sí a esta producción?

Disney se volvió mi sueño desde que empecé a trabajar con mi voz. Así que mi “sí” siempre estuvo ahí.

El mensaje de Encanto es necesario en estos tiempos para el país? ¿Por qué?

¡Por supuesto que sí! En la película vemos como el perdón termina siendo lo que salva a la familia. Nuestro país necesita reconciliación.

¿Cuáles fueron los retos en el doblaje de su personaje?

Las jornadas largas de grabación, grabar por horas y horas haciendo una voz animada es todo un reto, vocalmente fue muy exigente pero lo disfruté muchísimo.

Al fin una producción dedicada a Colombia de Disney. ¿Cómo nos ve Disney?

Como lo que somos: diversidad, carisma, un país de familias amorosas y mucha sabrosura. Van a gozar cada segundo de la película y su música.

¿Cómo es Isabela Madrigal, su personaje en Encanto?

Isabela es “la señorita perfecta”. Es bonita, muy carismática y su don es hacer crecer LAS flores. 

Todos piensan que su vida es ideal, pero no saben que carga mucha presión por siempre querer agradar.

Participar en esta producción fue un sueño cumplido, usted misma lo dijo. ¿Cuéntenos cómo sucedió al fin?

 ¡El más grande de todos mis sueños! Es increíble, veo el cuaderno en donde escribo mis sueños y ahí está Disney en mayúsculas. No puedo creer que tan solo dos años después de comenzar a desearlo, lo cumpliera. 

¿Cuáles otras oportunidades se dieron en su carrera con este proyecto?

Trabajo como actriz y actriz de doblaje, y aunque he grabado para grandes producciones nacionales e internacionales, esta es mi primera película y mi proyecto más importante. Empezar a actuar es difícil, porque es necesario tener un buen portafolio y eso toma tiempo, con Encanto espero enriquecer mi reel y así abrir más puertas en el medio, no solo como actriz de doblaje sino también frente a cámara.

¿Cómo acceder a los beneficios de la ley de Borrón y Cuenta Nueva?

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Todo lo que debe saber referente a la ley de Borrón y Cuenta Nueva.

Esta ley otorgará a 10 millones de colombianos la oportunidad para dejar de estar reportados negativamente ante las centrales de riesgo. 

¿Qué es la ley de Borrón y Cuenta Nueva?

Con la modificación del régimen de Habeas Data, esta ley trae beneficios para los deudores morosos que se pongan al día con sus obligaciones reportadas en centrales de riesgo.

¿En qué consiste?

En una amnistía por una única vez para quienes se pongan al día en los 12 primeros meses de vigencia de la ley o quienes ya lo hayan hecho con anterioridad. 

Sus reportes saldrán de las centrales en máximo seis meses.

¿Cómo funciona la amnistía?

Hay un plazo máximo en que opera esta amnistía y es de 12 meses contados a partir de la entrada en vigencia de la ley (29 de octubre de 2021).

Es una medida única y excepcional, por lo que si se reincide en mora, la misma permanecerá el doble del tiempo y máximo 4 años, como aplica la regla general.

Una vez se cumplan esos 12 meses, se volverá a la regla general de permanencia del dato negativo, que es el doble de tiempo de la mora y hasta 4 años, contado a partir del pago reportado por la entidad.

¿Qué es el historial crediticio?

En el historial crediticio se registra el comportamiento crediticio de los últimos 48 meses. Por lo tanto, si una persona estaba en mora y  se puso al día o canceló la obligación en mora, pues en el historial se refleja esto. 

Sin embargo, durante el término legal de permanencia de la información negativa se evidenciará que en el pasado la persona estuvo en mora, pero esta información se irá eliminando de la historia de crédito con el tiempo.

¿Cómo es la amnistía por sectores especiales?

Los grupos especiales son los estudiantes con créditos del Icetex, pequeños productores, jóvenes rurales, mujeres rurales y víctimas del conflicto armado quienes al cancelar totalmente la deuda saldrá inmediatamente del reporte negativo.

¿La amnistía por emergencia sanitaria?

Todas aquellas obligaciones que fueron objeto de reporte negativo durante la emergencia sanitaria del 12 de marzo de 2020 hasta el 31 de diciembre del 2020, no serán reportadas en las centrales de riesgo en ese mismo periodo, siempre y cuando ocurra lo siguiente: los titulares de la obligación hayan reestructurado su obligación.

¿Cómo consultar la información en las centrales de riesgo?

Ahora con esta ley, la consulta de información crediticia será gratuita en todo momento, no disminuirá la nota de las personas y los datos allí incluidos no podrán ser usados para otorgar un empleo.

Paralelamente, las centrales de riesgo tendrán que contar con una aplicación de acceso público a todos los titulares de datos, donde se generen alertas al momento de adquirir nuevas obligaciones, con el fin de mitigar el riesgo de suplantaciones.

¿Otros beneficios de la ley?

Esta ley permitirá a las personas que tengan deudas inferiores al 15 % del salario mínimo (menos de $136.279) recibir dos comunicaciones antes de ser reportadas negativamente. 

Las notificaciones deberán realizarse con 20 días de diferencia entre una y otra.

Aumento del 66 % en violencia de género durante 2021 denunció Personería de Medellín

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La Personería de Medellín emitió alerta por el número de casos de violencia de género que se han presentado en la ciudad.

En comparación con el año anterior, el número de denuncias por violencia contra las mujeres que se han hecho ante la Personería de Medellín este 2021 han aumentado el 66.67 %.

Según un informe, presentado por el personero William Yeffer Vivas Lloreda, hasta septiembre de este 2021 se habían recibido 35 casos de violencia contra las mujeres, de los cuales 10 fueron por violencia intrafamiliar y el 90 % de esos casos involucraban agresiones físicas y sexuales. 

Sin embargo, entre octubre del 2021 y lo que va corrido del mes de noviembre, el número de denuncias por este tipo de violencia es 56; de los cuales, 25 corresponden a lesiones personales agravadas, 9 son por amenazas de muerte y las restantes por otro tipos de agresiones.

En el informe también se alerta por la situación de los niños ante estas violencias, ya que esta población también ocupa un porcentaje alto de agresiones en Medellín. 

Finalmente, el informe indica las comunas en donde más casos de estas violencias se presentan. En cuanto a agresiones, las comunas con mayores casos son Popular, Santa Cruz, La Candelaria y Belén. Y en lo referente a casos violencia sexual, las denuncias se presentan en mayor cantidad en las comunas Popular, La Candelaria, Manrique, Robledo y Villa Hermosa.

Flota Bernal: 69 años en el corazón de El Poblado

Cuando muchos escuchan el nombre Flota Bernal imaginan viajes seguros en la mitad de la noche o conductores conocidos que ayudan a tener un recorrido tranquilo. En el 2003, Vivir En El Poblado registró una historia que habla de tranvías desaparecidos, carros amarillos y pasajeros satisfechos.

2003

A la gente que trabaja en la Flota Bernal, le gusta escuchar las historias de los abuelos. Con ellas es posible regresar a aquellos años del pasado en que conductores de medias blancas, zapatos de cuero y camisas almidonadas viajaban en sus taxis por las calles de El Poblado para recoger a familias, niños o viajeros.

Dentro de sus carros no existía la palabra miedo: había conversaciones, música y una sensación de seguridad. La historia de esta flota que algunos llaman “la mancha amarilla” comenzó antes del primer servicio, antes del primer taxímetro o carrera.

En uno de los días del año 1942, el tranvía dejó de funcionar; se detuvieron los vagones y los sonidos de los rieles, en la mitad del día. El Poblado, en ese entonces, era un pueblo conformado por fincas a las que llegaban familias de apellidos conocidos y trabajadores que los atendían. Antes de su último día, los vagones daban vuelta a la plaza, recogían pasajeros que pagaban tres pesos desde El Poblado hasta el Parque de Berrío y viajaban hacia el centro de Medellín o Envigado.

“También estamos listos para llevar niños sin acompañante o mascotas; es un servicio que prestan con gusto algunos conductores”, Juan Durán, analista de Flota Bernal.

Después de la desaparición de los rieles, algunas camionetas llevaban a las personas hasta las fincas. Consciente de la necesidad existente y con unos cuatro o cinco taxis, Isidoro Arango creó Flota de Taxis Medellín. Sus conductores llevaban a las personas hasta las lomas y ayudaban a todo aquel que encontraban en el camino. En 1955 llegaron los taxímetros. A finales de la década de los sesenta, el señor Isidoro Arango se la vendió a Oscar Bernal, y éste se la cedió a Gustavo Bernal. Posteriormente se convirtió en una Sociedad Anónima y aumentó su número de vehículos cuando Alberto Lleras ofreció la posibilidad de comprar taxis, sin pagar impuestos, en 1961. En su aniversario sesenta, la Flota Bernal tenía 280 carros y 200 radioteléfonos.

En el 2021: tecnología, idiomas y “pasión por el servicio”

Flota Bernal: 69 años en el corazón de El Poblado

Juan Durán es analista de Mercadeo y de Relaciones Públicas de la Flota Bernal. Cuenta que actualmente viajan por toda el Área Metropolitana y también llegan a distintos lugares de Colombia.

Para ser parte de ella es necesario tener “pasión por el servicio”, aprobar exámenes médicos y cumplir con las normas establecidas por el Gobierno. Durante la pandemia, se acercaron más a los usuarios, y desde hace un año cuentan con una aplicación que permite pedir un taxi o tener registro del recorrido. Adicionalmente, y en compañía del Bureau de Medellín, muchos de los conductores aprenden inglés para comunicarse con los turistas. Actualmente trabajan en un proyecto de responsabilidad ambiental para reciclar y cuidar más la naturaleza, en su sede, en los taxis, y ojalá, próximamente, en las casas de los usuarios. “Queremos ser ejemplo en el cuidado del ambiente”, dice Juan Durán.

Mesaestándar presenta un libro sobre la cerámica de El Carmen de Viboral

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Un plato de cerámica es más que una pieza ocasional que se sirve sobre la mesa. Un jarrón no se limita a ser un recipiente para unas flores. Ambos, si se miran bien, cuentan una historia, una forma de ver el mundo, son el reflejo de una tradición y el trabajo de un grupo de personas que eligió ese oficio entre todos los demás que hay en el mundo. Quienes vivimos en esta parte de la tierra, crecimos con la cerámica del Carmen de Viboral; ahora llega la oportunidad de entender esas piezas qué hay detrás de esas piezas que nos han acompañado y hemos visto en nuestras casas o en las ajenas.

La editorial Mesaestándar acaba de presentar hace unos días “Carmen: cerámica e iconografía”, un libro de 184 páginas que cuenta la historia de la cerámica del Carmen de Viboral. Esta historia fue contada por José Ignacio Vélez, artista y alfarero, y narrada por Esteban Duperly, escritor y periodista. Con el rigor y la minucia de esta editorial, y al mismo tiempo su gusto por la belleza, este libro de 184 páginas cuenta los mensajes, retos y valores de la cerámica carmelitana.

Mesaestándar presenta un libro sobre la cerámica del Carmen de Viboral-2

El poder de las manos

Este libro visual y didáctico, explica procesos históricos, describe los decorados y las etapas de fabricación de la cerámica. Asimismo dedica una parte importante a las mujeres encargadas de decorar las piezas con las manos y fijar en ellas su arte. Su papel central en esta histórica es la razón que ha inspirado su título, el nombre de una mujer: Carmen. 

El equipo encargado de elaborar este libro ha sido escogido con cuidado para garantizar a los lectores que se trata de una  pieza con información completa, un atemporal, y con belleza: además de José Ignacio Vélez y Esteban Duperly están Alberto y Catalina Londoño quienes fotografiaron procesos y algunos objetos. Alfonso Posada tomó imágenes de los paisajes y del taller de José Ignacio Vélez. A ellos se sumó Alejandro García realizó ilustraciones inéditas sobre las flores y el ambiente. A ellos se suman Jason Guzmán y Sebastián de la Hoz, quienes diseñaron e ilustraron las letras capitales.

De acuerdo con Miguel Mesa, editor, este libro es resultado de una conversación con José Ignacio Vélez quien desde hace aproximadamente 40 años se fue a vivir a El Carmen de Viboral y Guatapé y allá ha trabajado para varias empresas del lugar. 

Después de conversar con él y después de conocer las empresas del sector, José Ignacio Vélez ha resaltado el trabajo mano y el de las mujeres. “Después de ver muchos escritos e imágenes, recibimos su archivo (junto con Juan David Diez) y comenzamos a hacer una investigación seria y descubrimos cosas. Más que una idea, es un proyecto que cuenta con el apoyo de cerámicas Renacer. A nuestra editorial le interesan las artes visuales y este proyecto nos permite tener fondo y tratar temas de realidades artísticas y culturales”.

Este libro llegará a las librerías en enero, y está actualmente en preventa y con un precio menor, hasta el 30 de noviembre en la página de la editorial: www.mesaestandar.com

Testigos de las grandes obras viales que definen el paisaje de hoy

El final del siglo XX coincidió con una explosión de ampliaciones, intercambios, puentes y nuevas conexiones viales sin las cuales sería imposible entender, recorrer y vivir El Poblado.

2001

Sin contar el dramático trazado del Metro de Medellín y sus tres estaciones en la Comuna 14, dados al servicio en noviembre de 1995, la última década del siglo XX fue una de las más trascendentales para nuestra vigente infraestructura vial. Vivir en El Poblado dio cuenta de ello en aquellas primeras ediciones, como tema principalísimo.

Lo hicimos por tres razones de peso. Primero, siendo conscientes de la transformación del territorio, de uno mayoritariamente residencial a otro que a grandes pasos fue combinando comercio y servicios. Segundo, por la obvia necesidad de estas obras ante el caos del tráfico en un momento en que ni siquiera se usaba la palabra movilidad.

Y tercero, porque buena parte de esas grandes obras se hicieron con el aporte directo de sus habitantes y propietarios, vía valorización, como en años previos había pasado con las primeras ampliaciones de las avenidas Las Vegas y El Poblado, al igual que las transversales Superior e Inferior. “Es nuestra casa, es nuestro lote, es nuestra plata”, rezaba a propósito un eslogan de entonces en nuestro periódico.

“Y no es para menos, las calles, avenidas, transversales y lomas no dan más. Así lo asegura no sólo el sentido común, sino también los funcionarios de Planeación, quienes explican que esta situación es el resultado de un retraso en obras públicas de más de quince años. Por lo mismo, cualquier solución que se plantea ahora será un mero paliativo a la grave situación que vivimos. Situación que empeora si se tiene en cuenta que cualquier intento de solución deberá ser financiada por los propios vecinos, ya que el monto de las obras proyectadas sobrepasa cualquier rubro que en esta materia tenga la Alcaldía” (Edición 40, febrero de 1994).

“Es nuestra casa, es nuestro lote, es nuestra plata”, rezaba a propósito un eslogan de entonces en nuestro periódico.

Bajo esa premisa se sacaron adelante, por valorización, las denominadas obras 358 y 607, que en realidad era cada una un grupo de intervenciones conectadas. Por ejemplo, la primera tuvo que ver con el actual deprimido de la calle 10A bajo la Avenida El Poblado, las conexiones de El Tesoro con la transversal Inferior y de la loma de San Julián con Las Palmas, al igual que la ampliación de El Poblado en su tramo de San Diego.

Con el número 607 se materializaron todos los trabajos que fueron necesarios para conectar El Tesoro con Los Balsos y ésta última con Las Palmas, un desahogo que no existía. Del registro que hicimos al respecto en nuestra edición 61 (febrero de 1995), vale la pena el muy ilustrativo sentir de los vecinos impactados, que además de quejarse por “ser mucha plata para pagarla entre muy pocos”, también lo hacen por la falta de corresponsabilidad de territorios vecinos.

607 FUE LA OBRA que conectó El Tesoro con Los Balsos y con Las Palmas. Un desahogo que no existía.

“La zona más favorecida por la ejecución de esta obra es el Oriente antioqueño, considerando que (allí), en el inmediato futuro, se desarrollará una descomunal infraestructura urbana (…)” y, a pesar de todo, no se hizo partícipe de la obra al Departamento ni a la Nación. Por último, se muestran muy en desacuerdo con los municipios del sur del área metropolitana, debido a que siempre se han favorecido con las obras que Medellín ha ejecutado por el sistema de valorización, “sin aportar un sólo peso”.

También con valorización se hizo entonces el primer intento fallido para financiar y sacar adelante la todavía inconclusa transversal Intermedia, hoy Avenida 34, que en el papel debe unir la calle San Juan con La Aguacatala, atravesando terrenos entre la Avenida El Poblado y la Transversal Inferior.

Pero no todo se hizo con valorización, aunque así lo hubiera querido la institucionalidad, pues a mediados de nuestra primera década ya estaba gravada toda la comuna con esta contribución. Fueron los casos de los intercambios de la calle 10 con Las Vegas (el José Gutiérrez Gómez) y el de la 12 Sur o La Aguacatala. El primero fue posible gracias a recursos propios del Municipio de Medellín, y el segundo, a dineros del Área Metropolitana del Valle de Aburrá (AMVA).

La Feria del Millón llega para compartir buen arte con toda la ciudad

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Palermo Cultural, ese espacio de El Poblado que sirve de sede a las instituciones culturales más importantes de la ciudad recibirá en este diciembre a la Feria del Millón, un evento que reunirá a 40 artistas locales destacados y tiene como propósito, según sus organizadores, “democratizar el arte y permitir que esté al alcance de las personas”.

 

Este evento ya se realizó en ciudades como Bogotá, Ciudad de México y Barranquilla. Los asistentes podrán conversar con los artistas y entender las obras exhibidas. El nombre de este evento se origina en el valor económico de las obras exhibidas y que está alrededor del millón de pesos.

  • Fecha: entre el 2 y el 4 de diciembre
  • Lugar: Palermo Cultural. Calle 9 con la carrera 42 – 37.
  • Hora:
    • jueves, 2 de diciembre, entre las 5 de la tarde y las 10 de la noche.
    • viernes, 3 de diciembre, de 12 a 10 de la noche
    • sábado, 4 de diciembre, de 12 a 10 de la noche
  • Más información sobre los artistas, programa y obras: feriadelmillon.com/medellin

Llega la Semana de la Memoria

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“Verdades que lideran” es el nombre de la cuarta edición de la Semana de la Memoria, un espacio para mantener vivas las memorias y las voces de aquellos que han encontrado una forma de mirar los trabajos comunitarios y los trabajos de aquellos que encontraron la forma de resistir.

Para coordinar la agenda, se han organizado actividades con organizaciones sociales, las víctimas y las iniciativas para construir memorias desde los sentidos y posibilidades. Muestras de teatro y cine, presentación musical de Edson Velandia y un homenaje a líderes como Natalia Botero, Stephen Ferry, Albeiro Lopez y Jesus Abad Colorado.

De acuerdo con los organizadores, “esta conmemoración manifiesta el reconocimiento a los liderazgos que impulsan el corazón como un lugar en el que palpitan la honestidad, el deseo, el amor, la unión y el empoderamiento. Los liderazgos que tejen sociedad, que creen en los sueños y confían en los demás”.

Cosmic gate presenta “Mosaik”

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El grupo musical Cosmic Gate presentará “Mosaik”, su nuevo álbum, y los clásicos musicales que han sonado en otras ciudades del mundo y los han convertido en la agrupación alemana de música electrónica más exitosa.

Bossi y Nic, sus integrantes manifestaron su entusiasmo de llegar a Latinoamérica y específicamente a Medellín para cerrar el año con fiesta y buena música. 

  • Fecha: sábado, 27 de noviembre
  • Hora: 9 de la noche
  • Lugar: calle 80 sur número 50 – 61, La Estrella, Antioquia
  • Valor de la boletería: 140 mil
  • Más información sobre el evento y la boletería: celular 313 748 14 63

Miradas, un festival para ver la ciudad de forma diferente

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Ver la ciudad de forma diferente a través de las historias proyectadas y conversar con aquellos que las realizan, disfrutan y conocen es una posibilidad que ofrece este festival de cine y artes audiovisuales con más de 80 proyecciones y actividades. 

Como parte del festival existe Miradas en la Cuadra, una iniciativa con la que se busca llevar esta programación a todos los sectores de Medellín: San Cristóbal, Altavista y el Barrio la Sierra en la Comuna 8. En esta última contaremos con la presencia de Victor Gaviria, el director artístico del evento. El sábado, los encuentros serán en la Comuna 3, San Antonio de Prado y la Comuna 10. Finalmente el domingo 28 de noviembre, último día del festival, Miradas en la cuadra estará presente en San Sebastián de Palmitas, la Comuna 13 y la Comuna 5; específicamente en el Parque Juanes de la Paz, con una proyección especial de El Niño de Medellín.

Este evento de ciudad es una iniciativa liderada por el Despacho de la Gestora Social, la Secretaría de Cultura Ciudadana, a través de la Cinemateca Municipal, y de la Secretaría de Desarrollo Económico, a través de la Comisión Fílmica de Medellín; con aliados como la Fundación EPM, el Área Metropolitana, Sapiencia, Viva Air, entre otras dependencias de la Administración Municipal y del Conglomerado Público. 

  • Fecha: hasta el 28 de noviembre
  • Lugar:  en distintos barrios de Medellín
  • Pre Registro y programación completa en:  www.miradasmedellin.com

Y2K: el “coco” del cambio de milenio

No era un 31 de diciembre cualquiera; era el inicio de un nuevo siglo y de un nuevo milenio. A los asuntos cabalísticos se sumaron los temores por una posible falla tecnológica mundial sin precedentes.

Empezó como un tema de oficinas y centros de investigación universitarios, pero, poco a poco, fue invadiendo los medios de comunicación, hasta llegar a las salas de las casas. El cambio de milenio generó preocupación en el mundo entero, no solo por asuntos cabalísticos, que abundaron, sino también por un tema que la tecnología no había previsto.

Varias ediciones de Vivir en El Poblado del año 1999 fueron dedicadas a explicarles a los lectores -los ciudadanos de a pie- cuál era la preocupación de los científicos, los funcionarios del gobierno y los empresarios con el cambio del milenio. En un ejercicio pedagógico, el periódico, en su edición 150, escribió un artículo titulado “¿Qué es lo del 2000?”, aludiendo al tema del que todo el mundo estaba hablando.

El temor era que, al sonar los doce campanazos del 31 de diciembre de 1999, la mayoría de los computadores del mundo iban a fallar, con las graves implicaciones que esto traería. Vivir en El Poblado lo explicó así: “El origen del problema proviene de utilizar solamente los dos últimos dígitos del año en el almacenamiento y procesamiento de fechas. Esta era una práctica común de programadores, fabricantes de computadores y otros equipos, que buscaban ahorrar espacio de almacenamiento en la memoria, debido a los altos costos del mismo, pero que implícitamente suponía que los sistemas no continuarían operativos para el año 2000, al no soportar el cambio a una fecha de cuatro dígitos. Al utilizar solo dos dígitos, el año 2000 se procesará como ‘00’, teniendo consecuencias inesperadas y provocando comportamientos no previstos”.

En enero de 1999, el periódico aún lo percibía como un tema lejano. “Los problemas los tendría usted -y quizás todos nosotros- si las empresas que nos venden servicios y tienen el problema 2000 no lo arreglan a tiempo”.

Pero, finalizando el año, en la edición de Vivir en El Poblado de noviembre de 1999, el “asunto ese” ya tenía nombre, características y prontuario. “Se acerca el día Y2K”, dice el titular, interpretando el temor generalizado por la incertidumbre del nuevo año y milenio: “Mientras gritos y brindis por el cambio de año, o de siglo, como lo prefiera, inundan el mundo, el afamado Y2K estará también de fiesta en el preciso instante en que suenen los doce campanazos, intentando tomarse los computadores, también de todo el mundo. Este individuo, que no es un individuo, aunque tenga nombre de guerrero de las galaxias, a esa misma hora comenzará una búsqueda sin tregua de todo lo que se haya dejado al azar. El 1 de enero y los siguientes, quienes no tomaron las simples precauciones de protección, posiblemente conozcan su letal poder”.

El término Y2K (la Y, por year; y la K, por mil) se introdujo en el lenguaje popular. Aunque las autoridades del momento trataron de tranquilizar a la ciudadanía, diciendo que todo estaba “fríamente calculado”, la Cruz Roja mandó un listado de precauciones, por si acaso: “El mensaje de la Cruz Roja Americana es que nadie puede estar seguro sobre los efectos del problema. Por eso, apuntándole a la vida cotidiana, esa organización sugiere medir qué podría sucederles a sus equipos electrónicos esenciales controlados por computador”.

Finalmente, el fantasma Y2K no logró aguar la fiesta de fin de año. Según Wikipedia, la inversión de 214 mil millones de euros en el mundo entero para evitar el “efecto 2000” evitó la debacle tecnológica, y el susto generalizado quedó como anécdota.

Eafit, diálogo y reflexión

Para Vivir en El Poblado la apertura de un nuevo escenario cultural en la Comuna 14 siempre ha sido motivo de celebración. Como cuando fue inaugurado el Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas, de EAFIT, en 1999.

1999

Desde el planteamiento inicial, el Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas, de EAFIT, se propuso como un lugar para todos, no solo para los estudiantes y docentes. En febrero de 1999, en la edición 152, Vivir en El Poblado así lo indicaba. Y la promesa se ha cumplido.

Su construcción implicó la reorganización urbana del campus. No solo se trataba de la biblioteca. Iba más allá, con su amplia sala de exposiciones, su plazoleta y la instalación de Ágora, una obra de arte para ser vivida, usada, realizada por el artista Hugo Zapata.

La inauguración fue en junio de 1999. La exposición La lógica del trópico, del maestro Juan Antonio Roda, marcó el inicio de un proyecto de largo aliento.

Su arquitecto fue Carlos Julio Calle. Con su diseño esencial, la estructura se destaca de manera serena. Su construcción generó cambios sustanciales y el ambiente interno se renovó con esa plaza central que lleva a la biblioteca a la que se accede por escaleras. Sus formas tranquilas, su altura, la iluminación natural que entra a través de tragaluces, hacen sentir a quien la visita como envuelto por la arquitectura.

68 mil LIBROS, aproximadamente, componen la colección de la biblioteca EAFIT .

Todo allí está integrado. A la sala de consulta y lectura, se suman las áreas de Patrimonio Documental y Audiovisual; los auditorios para audiciones musicales y las pequeñas aulas. Al edificio principal lo complementa, en la parte de atrás, un bloque auxiliar que está conectado por puentes peatonales y ascensores.

La inauguración de la biblioteca EAFIT, en 1999, fue celebrada por Vivir en El Poblado, por tratarse de un nuevo espacio para la cultura en la Comuna 14.
La inauguración de la biblioteca EAFIT, en 1999, fue celebrada por Vivir en El Poblado, por tratarse de un nuevo espacio para la cultura en la Comuna 14.

Su colección está compuesta por unos 68.000 libros, algunos muy antiguos. La Hemeroteca conserva más de 3.500 títulos de revistas y periódicos. Y en sus archivos históricos hay correspondencia, documentos contables, fotografías, entre otros. La Biblioteca es un centro de investigación que se ha nutrido con adquisiciones propias y con donaciones de relevancia.

Todo coincidió con la transformación de la propuesta académica de EAFIT, pues a la administración y a las finanzas de su vocación primera, llegaron las humanidades y la música, entre otros. Ese fue el interés del rector de ese entonces, Juan Felipe Gaviria. Un proyecto que expandió Juan Luis Mejía, y que ahora se potencia con Claudia Restrepo, su actual rectora.

El Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas se suma al Teatro Fundadores, un escenario para conciertos, conferencias, artes escénicas y danza, que es la casa de la Orquesta Sinfónica Eafit, dirigida por la maestra Cecilia Espinosa. Y de ese gran proyecto cultural hacen parte su Fondo Editorial y su librería; sus premios León de Greiff al Mérito Literario y Biblioteca de Narrativa Colombiana, entre otras propuestas que hacen de EAFIT un espacio para la cultura y el diálogo, para el debate y la reflexión, con una agenda que no se agota.

Virtualidad, a velocidad de pandemia

La necesidad de ofrecer educación de calidad mueve la imaginación institucional: anteayer, clases por radio (Sutatenza); hoy, plataformas Zoom y otras tecnologías, en creativa competencia.

A velocidades inimaginables ha cambiado el mundo de la academia desde que la universidad EAFIT dejó saber que estaba haciendo un curso virtual, el segundo semestre de 1998. Vivir en El Poblado hizo el registro bajo el título “Clase a las 2:00 a.m.”

De ese final del XX a este cuarto de siglo que avanza, también imparable, ríos de desarrollos tecnológicos han corrido bajo los puentes del mundo. Del puñado de alumnos con quienes el profesor Juan David Betancur puso en marcha su novedoso experimento, al sol de hoy, son miles los alumnos que -solo en esta universidad y en este semestre- avanzan en sus materias académicas vía clases virtuales.

La Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD inició este 2021 con más de 8 mil estudiantes nuevos y un aumento del 20 % en el número de matrículas. Desde abril de 1982 ha sido pionera en la implementación de programas académicos con la estrategia de la educación a distancia.

900 % HA AUMENTADO el número de alumnos que estudian en remoto en el mundo, en los últimos veinte años.

Pero ¿qué hizo el profe Juan David en EAFIT, en 1998? Montó un curso que usaba herramientas de internet para el proceso de aprendizaje, y que prescinde de salón y horarios de clase tradicionales, explicaba esa edición del periódico. Agregaba que “Ya había dictado Gestión de Tecnología por varios semestres a la manera tradicional”. Luego surgió la inquietud de desarrollar el curso con las cosas de las que hablaba. Entonces complementaron “lo dicho en clase con una página en internet en la que había material de apoyo al curso”. Betancur propuso a EAFIT “desarrollar todo el curso bajo estos parámetros, apoyado en un programa de Lotus llamado Learning Space, el cual permite la creación de módulos académicos para ser desarrollados en internet”.

Virtualidad, a velocidad de pandemia
En 1998, Vivir en El Poblado reportaba, con asombro, el montaje de una clase virtual en la Universidad EAFIT. ¡Cuánto ha cambiado la educación en solo 23 años!

La evaluación reveló que el profesor se convertía en un tutor o facilitador; que perdía su rol de dueño de la verdad, de revelador de conocimientos, para hacerse guía en el proceso de aprendizaje. Pero que “el peso de la calidad de este proceso recae en ellos (los estudiantes) … pues el pasivo, aquel que va al salón de clase solo como asistente, ya no puede sobrevivir en el nuevo sistema”.

La evaluación reveló que el profesor se convertía en un tutor o facilitador; que perdía su rol de dueño de la verdad, de revelador de conocimientos, para hacerse guía en el proceso de aprendizaje.

Además, el informe reseña que, fuera de alcanzar los objetivos del curso, hubo mejoría en habilidades nuevas y necesarias para la vida profesional, como la capacidad de comunicar adecuadamente y por escrito las ideas propias.

Finalmente, admiten que liberaron mucho tiempo. “Ahora ‘podían ir a clase’ en el momento que pudieran y desde el lugar en el que se encontraran”. Igual lo hacían desde un computador en cualquier lugar del mundo.

Fue 9 años más tarde cuando se anunció: “La universidad EAFIT trabaja la educación virtual desde el año 2007, con el propósito de apoyar la virtualización de sus programas de pregrado, posgrado y educación continua, ampliando su oferta educativa a través de la internet”.

El exótico tema del periódico de noviembre de 1998 ha evolucionado al punto que “Desde 2000 el número de alumnos que estudian en remoto en el mundo se ha multiplicado un 900 %”, según elpais.com de mayo 17 de 2021.

¿Cuántas especies de pájaros hay hoy en El Poblado?

La respuesta no es precisa, pero desde la Sociedad Antioqueña de Ornitología aseguran que el número supera, por mucho, las 70 identificadas hace 23 años y reportadas por Vivir en El Poblado en ese entonces.

Podría pensarse que con la cantidad de urbanizaciones que llegaron a El Poblado en las últimas tres décadas los pájaros se habrían desplazado; aun así, vecinos de distintas zonas reportan haber visto águilas, garzas y especies pequeñas que antes no estaban presentes. Nos lo cuenta Luis Germán Olarte, vicepresidente de la Sociedad Antioqueña de Ornitología —SAO—, quien explica que antes de la gran urbanización el sector tenía grandes potreros, es decir verde, pero sin muchos árboles, que llegaron en mayor medida en el proceso de urbanización.

En una edición de 1998, un artículo que tenía justamente como fuente a la SAO, reportaba que se habían “llegado a censar hasta 70 especies diferentes de aves, de las cuales es posible que entre 20 y 30 visiten su cebadero buscando alimento”. Luis Germán afirma que, si bien hoy no hay un inventario zonal preciso, porque se cuentan las especies que se avistan en el Área Metropolitana, “de 70 pasamos derecho como por entre un tubo; hoy el número de especies registradas es altísimo, lo que pasa es que tratamos de mostrar lo que pasa en la ciudad región”.

“La urbanización trajo verdor, por paradójico que parezca, y ahí empezaron a proliferar aves, chuchas, ardillas y más; regresaron o llegaron, porque la ciudad creció y se tragó esos potreros, muy pobres en biodiversidad”. Luis Germán Olarte.

El observador afirma que la expresión “selva de cemento”, peyorativa, puede tomarse en un buen sentido, porque con la urbanización llegaron más árboles y con ellos más especies, no solo de pájaros, sino de otros animales; “incluso pumas en El Tesoro se han reportado”, anota. Hasta la década de 1960, continúa Olarte, las lomas de El Poblado eran pastizales de vacas, “así que desde el punto de vista de biodiversidad era lo poquito que lograba sobrevivir en las quebradas, además había mucha cacería”.

¿Cuántas especies de pájaros hay hoy en El Poblado?
En 1998, la SAO reportaba 70 especies de aves en El Poblado. La urbanización de la zona ha traido más árboles y pájaros.

Entonces, continúa, en la década del 90, en El Poblado se empiezan a sembrar árboles, con gran impulso también de Jorge Molina Moreno, quien se ganó el apodo de Alcalde Verde, por ser el motor de la arborización de la ciudad. “La urbanización trajo verdor, por paradójico que parezca, y ahí empezaron a proliferar aves, chuchas, ardillas y más; regresaron o llegaron, porque la ciudad creció y se tragó esos potreros, muy pobres en biodiversidad”.

Comparar las más de 70 especies de aves de El Poblado de hace 30 años con las existentes hoy es, pues, impreciso, pero Luis Germán, seguro del aumento del número, invita a seguir velando por el bienestar de los árboles, quebradas, jardines y materas con flores en los balcones, así como cebaderos y cuencos con agua para que se bañen los pájaros y seguir atrayéndolos. Sí, hay esperanza en su mirada: esta selva de cemento tiene su lado verde en los árboles, los mismos que trajeron guácharos, cierta especie de águila negra y halcones propios de otros hábitats, que se quedan en la comuna gracias a los frutos que hoy dan los árboles sembrados hace décadas.

Un tesoro: ¡agua!

El barrio El Tesoro -el de las casitas- ya existía en 1890, habitado por las mismas familias. Pero fue en 1998 cuando mojó prensa: ¡por fin llegó el agua!

1997

En junio de 1997 Vivir en El Poblado publicaba la historia del barrio El Tesoro. Daba cuenta de que su nombre, un siglo atrás, pudo originarse en algún cargamento de mulas que, cargadas de oro, se perdieron entre esas montañas. Agregaba que, a pesar de contabilizar más de cien años de fundado lo único que tenía, además del apego de sus habitantes al lugar, y de la buena vecindad, era una larga lista de carencias.

La crónica las enunciaba: un ingreso digno al territorio y transporte público permanente (solo llegan tres buses al día: 6:30 a.m., 5:00 y 6:30 p.m.). También, un andén interno para el barrido que aísle la gente de los vehículos. No tenía escuela, mucho menos colegio para sus 200 niños. Además, clamaba por vigilancia policial “que controlara a los malhechores que subían al sector para aprovecharse de la soledad de las carreteras y cometer sus fechorías”. Pero, sobre todo, carecían de acueducto. Dependían del conducto artesanal que les llevaba agua de la quebrada La Volcana, servicio por el que pagaban 300 pesos mensuales, a cambio de un líquido impuro que les ulceraba la piel y producía incontenibles desarreglos digestivos.

Catorce meses más tarde, el mismo periódico registraba el motivo de fiesta y descontrol del viejo asentamiento: “Agua después de un siglo”, era titular con que abría el periódico.
La publicación es de agosto de 1998 y narra que las EPM escuchó sus ruegos y construyó una red de acueducto de 700 metros para que el servicio llegara a cada una de las 75 viviendas del sector, que apenas en 1993 fue reconocido como zona urbana.

Así que la parranda fue hasta el amanecer, protagonizada por los herederos de las primeras familias: Torres, Londoño, Ochoa, Gaviria y Pérez. “De todos ellos hay descendientes en el barrio El Tesoro, ya sea en La Ye, El Hoyo -conocido recientemente como El Achantadero- y El Tesoro propiamente dicho”, precisa la crónica que da base a este informe.

Añade que “Parte de esos terrenos eran propiedad en el siglo pasado de María Lucrecia Parra, de la loma con ese apellido, y bisabuela de Luis Fernando Londoño, uno de los habitantes actuales”.

Del servicio de acueducto recién inaugurado se beneficiaban las viviendas del barrio, y el llamado Achantadero. En ese momento solo faltaba la Ye para que toda la loma de El Tesoro quedara atendida, “porque este sector está por encima de la cota 1.900, así que debe esperar que construyan el acueducto de Las Brisas”. La presidenta de la Junta de Acción Comunal, María Eugenia Mesa, predicó -en medio de la celebración- que la obra llevaba progreso y saneamiento al barrio.

En la actualidad, si alejamos la lupa para abarcar un territorio mayor, tenemos que el circuito de El Tesoro EPM contabiliza 10.469 instalaciones, de las cuales 9.463 son residenciales, 945 comerciales y 8 oficiales, según informes suministrados por la empresa.
La rumba por el agua fresca y vital que llegó a El Tesoro hace 23 años será una piñata, comparada con las que celebrará la humanidad -por igual motivo- si se cumple la agorera advertencia de que días llegarán en los que no habrá líquido potable para tanta gente.

¿Cómo avanza la formulación del Plan de Acción Ambiental de la Comuna 14 – El Poblado?

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En los recursos del Programa de Planeación Local y Presupuesto Participativo de la Comuna 14 – El Poblado fue priorizado el Plan de Acción Ambiental para este territorio.

El mismo se está construyendo de manera participativa con la comunidad, la Alcaldía de Medellín y la Universidad de Antioquia. Además, es una iniciativa que promocionó la Mesa Ambiental de El Poblado.

¿Qué es?

El Plan de Acción Ambiental de la Comuna 14 -PAAL- nació con la motivación de mejorar las condiciones ambientales y orientar esfuerzos para el cuidado y conservación del medioambiente.

José Fernando Álvarez, coordinador de la Mesa Ambiental de la Comuna 14, explicó que el PAAL surgió de un proceso que, según dijo, “queríamos muchas personas de la comunidad de El Poblado”, y que es tener un plan integral del manejo de planeación y ejecución de las obras y proyectos en materia ambiental y urbanístico

“Desde hace 10 años, en conjunto con representantes de diferentes sectores, como organizaciones cívicas, Juntas de Acción Comunal y la propia comunidad, consideramos que lo más importante es tener una ruta que se ejecute año a año para el mejoramiento del tema ambiental acá en El Poblado”, narró el líder ambiental.

¿En qué consiste?

El PAAL estará conformado por un diagnóstico ambiental, la misión y visión del Plan y el componente programático. 

Este se constituirá en la hoja de ruta para la inversión ambiental de la Comuna 14 en los próximos 12 años.  

Andrés Santiago Arroyave, subsecretario de Gestión Ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente, manifestó: “De la mano con los líderes comunitarios, las instituciones educativas, las organizaciones sociales, la mesa ambiental y los habitantes de la Comuna 14 hemos venido construyendo el Plan de Acción Ambiental para El Poblado. Invitamos a toda la ciudadanía para que participe”. 

¿Cómo se está ejecutando?

Hace algún tiempo, iniciaron los recorridos por cada barrio para recolectar información primaria, que permitirá construir el diagnóstico ambiental del PAAL. 

A la fecha se han visitado los barrios Los Naranjos, Alejandría, Patio Bonito, Astorga, Barrio Colombia, Villa Carlota, Manila, Florida, Poblado, Castropol, El Castillo, Los Balsos No. 1, Los Balsos No. 2, Lalinde, Diamante No. 2, La Aguacatala y Santa María de los Ángeles.

En ese proceso, se han identificado 123 puntos; la mayoría de ellos corresponden a 42 potencialidades, seguido de 39 problemáticas relacionadas con puntos críticos de residuos sólidos y 12 de vertimiento de aguas. Las demás problemáticas se relacionan con suelos y aire. 

¿Quiénes ejecutan el PAAL?

El PAAL se elabora con la Mesa Ambiental, comerciantes, Juntas de Acción comunal, la Junta Administradora Local, instituciones educativas y Consejo Comunal de Participación- CCP.

En el ejercicio, todos proponen programas y proyectos orientados a la protección del medio ambiente, a través del desarrollo de acciones que promuevan la conservación y su cuidado, el fortalecimiento de las instancias de participación, organizaciones y colectivos que trabajan por este sector y también el desarrollo de iniciativas que permitan el uso sostenible y sustentable de los recursos naturales en el territorio. 

¿Hallazgos del proceso?

En la construcción del diagnóstico ambiental, que adelantan la Secretaría de Medio Ambiente y la  Universidad de Antioquia como primera fase del PAAL, se han identificado problemas como:

1. Puntos críticos de residuos sólidos con presencia de vectores.

2. Ocupación del cauce y vertimientos en las fuentes hídricas.

3. Contaminación visual, del aire y daños en la infraestructura de espacios públicos.

4. Problemas de convivencia, pérdida de valores y poco sentido de pertenencia en algunas zonas de la comuna. 

¿Qué es la Mesa Ambiental de El Poblado?

La Mesa Ambiental de la Comuna 14 trabaja para mitigar las razones de deterioro del ambiente en su territorio, asociadas a la poca educación y cultura ambiental, carencia de paisajismo, falta de control de la red hidráulica, inadecuado manejo de aguas lluvias y residuales, indisciplina en la disposición de residuos sólidos y un riesgo latente relacionado con las fuentes hídricas, abundantes en la comuna. 

Más de 4.000 contagios activos de COVID19 tiene Antioquia, 2.500 de esos casos son de Medellín

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Este jueves 25 de noviembre, la gobernación de Antioquia informó que en el departamento se registraron 536 nuevos casos de COVID19 y 8 muertes por el virus.

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En total, desde el comienzo de la pandemia, Antioquia registra 767.239 casos. De ellos, 404.396 son mujeres y 362.843 son hombres.

En cuanto a las muertes relacionadas a complicaciones de la enfermedad, Antioquia suma 16.532 fallecimientos por coronavirus. En la última jornada se reportaron 8 fallecidos, 4 de ellos ocurrieron en la ciudad de Medellín.

Igualmente, el informe indica que, a la fecha, hay 4.188 casos activos en el departamento y la cifra de personas recuperadas es de 744.346.

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Este último reporte detalla que de los activos, en Medellín hay 2.560 casos y los 1.628 restantes están distribuidos en municipios del Valle de Aburrá y de las demás subregiones del departamento.

Finalmente, en el momento Antioquia tiene un porcentaje de ocupación de camas UCI de   86.95 %.

casos de covid19 en Antioquia al 25 de noviembre

Más de 14.000 casos activos de COVID19 tiene Colombia al 25 de noviembre

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Tras procesar 51.065 pruebas en las últimas 24 horas, de ellas 25.109 pruebas PCR y 25.956 de antígenos, este jueves 25 de noviembre el Ministerio de Salud confirmó 2.644 nuevos casos de COVID19 en Colombia

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Con esta cifra, el total de contagios se elevó a 5.057.897 y el número de casos activos se ubicó en 14.116.

Igualmente, tras el reporte de 54 nuevas muertes, el país llegó a los 128.290 decesos por complicaciones del contagio de COVID19.

Mientras que el número de recuperados ascendió a 4.897.986, con 2.055 nuevos registros de este indicador.

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Finalmente, el país suma 27.891.010 muestras procesadas.

casos de covid19 en Colombi al 25 de noviembre
Colombia registró este jueves 25 de noviembre el total de 2.644  nuevos contagios de COVID19, según el último informe del Ministerio de Salud.

Muchas formas de hacer las paces

Entre las muchas maneras de definir a la cultura, existe una que alude directamente a la convivencia, porque es la manera en que cultivamos las relaciones con nosotros mismos, con los demás con la naturaleza.

Entonces, si las culturas son muchas, también son múltiples las maneras de entender la paz y hacer las paces. El peligro está entonces en ver solo una manera, la nuestra. Se trata más bien de aprovechar la gran riqueza de la diversidad, de la interculturalidad. Ahí está la verdadera potencia, en lo multifactorial.

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A partir de ese concepto amplio y rico de pluralidad cultural y convivencia, nos será más fácil cuidarnos, ponernos en los zapatos del otro y desarrollar la empatía, porque se confirma que todos tenemos esa habilidad social para ayudarnos, a la vez que crecemos en entendimiento.  Tranquiliza bastante saber además que, si somos imperfectos e incompletos, esa paz construida entre todos también es, a su vez, imperfecta, porque es hecha por nosotros.

El cuidado se transforma entonces en una habilidad para aprender a vivir juntos, a progresar en la transformación pacífica de los naturales conflictos. Es  entonces  esa valiosa y humanizadora preocupación por los demás, el mejor de los entrenamientos en las competencias para un mejor vivir.

Una de las claves primordiales en la filosofía del cuidado es aprender a darle la voz al otro, conocerlos, escucharlos y superar la mirada arrogante de suponer el conocimiento de lo que ese otro desea o necesita. Nada mejor que la experiencia de compartir en los escenarios cotidianos  de la vida: el trabajo, el vecindario, el estudio, la diversión. No temerle a la suma de razones y emociones porque vienen juntas y nos constituyen de igual manera.

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Es por eso que se dice que La paz, más que una utopía es un proceso, una reconstrucción de relaciones, muchas veces perdidas, que nos ayudan a mejorar los niveles de compromiso, porque todos los ciudadanos somos los verdaderos protagonistas políticos y morales. 

Es necesario superar el vicio de la pasividad y negarnos a marginar el cuidado a la esfera privada, sacándolo a la calle, porque también allí se necesita con urgencia. Para reconfirmar esa necesidad, recordemos a  la gran Adela Cortina: “Este reparto sexual de la vida humana, por el que la vida privada queda en manos de las mujeres y la pública en la de los hombres, ha perjudicado a las personas concretas de uno y otro género y, a su vez, a esas dos formas de vida, la privada y la pública… Perjudica a las formas de vida social, porque ni la vida privada es un dominio en que no sea necesaria la inteligencia, ni la pública es aquello en la que están de más la ternura y la compasión”.

Vivimos en la incertidumbre

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“Los dioses nos dan muchas sorpresas: lo esperado no se cumple y para lo inesperado un dios abre la puerta”: Eurípides.

La incertidumbre es la falta de certeza, un estado de conocimiento limitado donde es imposible describir exactamente el estado existente, un resultado futuro o más de un resultado posible. 

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Los humanos tenemos la asombrosa capacidad de olvidar que una de las pocas certezas con las que se pueden contar a lo largo de la vida es que nuestra vida va cambiando. Cuando los acontecimientos dan un giro inesperado, tendemos a sentirnos abrumados por la incertidumbre, así cada resultado pueda ofrecer más y mejores posibilidades futuras.

La vida está llena de imprevistos y la seguridad que se anhela es una gran ilusión. Cuando tenemos que modificar o abandonar la rutina diaria que nos mantiene cómodos y seguros, sobrevienen un mayor estrés y ansiedad. Sin embargo, como ya se ha demostrado, justamente es a partir de esos imprevistos cuando se potencia la creatividad. Siempre se cita el ejemplo de cómo el conductor que realiza siempre la misma ruta corre el riesgo de

dormirse por falta de estímulos y sufrir un accidente; enfrentarse a situaciones sobrevinientes nos impulsa a sacar lo mejor de nosotros mismos, pues nuestra mente y los cinco sentidos están permanentemente dispuestos a aprender en y desde ese mundo desconocido. La incertidumbre es una oportunidad para crecer.

Siempre estamos tratando de controlarlo todo, pero es mucho mejor y más saludable estar dispuestos a esperar lo inesperado. En vez de sucumbir al miedo -una de las fuerzas más deshumanizadoras, dice la filósofa Beatriz Restrepo Gallego-, si aceptamos que la vida es cambio y una sorpresa constante, vamos a saber navegar en esta corriente de nuevas posibilidades que nos lleva al futuro.

Dice Edgar Morin: “Aún no hemos incorporado en nosotros el mensaje de Eurípides que es esperar lo inesperado”; y también plantea que, frente a la incertidumbre y lo imprevisto, frente a la trama compleja de orden, desorden y organización que nos constituye, existe una crisis de entendimiento, y nos propone tratar de resolver esta disociación a través de la reforma del pensamiento. Esa reforma es la que corresponde emprender a la mayor brevedad a la familia y las instituciones educativas, insistiendo en el pensamiento crítico ahora que la pandemia nos ha puesto de frente la incertidumbre.

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La incertidumbre “sana” es una cualidad: indagar, preguntar y confrontar son parte de su esencia; dosis “adecuadas” construyen, se entrecomillan “sana” y “adecuadas” para denotar que su exceso paraliza y no conduce a nada, dice el médico y profesor Alfredo Kraus. La incertidumbre es una actitud y cualidad emparentada con la ética, quienes dudan y buscan conocer el sustento de ambas, ejercen la autocrítica, conocen sus limitaciones y poseen una dosis de humildad que se suma a la honestidad y transparencia.

La multiplicación actual del desarrollo tecnológico y los medios para conseguirlo, han llevado al extremo la indeterminación, incertidumbre, que ha sido propia de la conducta humana, dicho en otros términos, ha ensanchado los límites de nuestra libertad, llevando al capítulo de lo posible aquello que en un pasado remoto o reciente, era imposible aunque necesario. 

Esa creciente libertad ahora y a partir de la incertidumbre, lógicamente se refleja en la vida moral y la ética. “La incertidumbre está en todos los niveles, y no desaparece por firme y fiable que sea la investigación y las pruebas de que se disponen.

Ahora bien, es duro entender y, sobre todo, manifestar dicha incertidumbre como incertidumbre científica. Dicho de otro modo, esa duda no puede ser científica, tiene que ser moral” dice Victoria Camps, quien además plantea que la incertidumbre en la que vivimos y el elegir libremente las respuestas y acciones a tomar hacen parte fundamental de lo ético-moral.

No se llamaba Tres Patadas y su receta era el tamarindo

De propiedad de la familia Velásquez, marcó época con una bebida popular. Su sede en el barrio Manila fue demolida ante la construcción del centro de salud de El Poblado.

1998

Hoy que me dedico a las catas de vino y los maridajes, creo que no hay jornada en la que no resulte la pregunta sobre el Tres Patadas, que algunos en júbilo por las rumbas que les brindó entre los ochenta y los noventa y los recuerdos que quedan, también han dado por denominarlo Tres Pachangas.

Los chilenos Gato Negro, La Huerta y Segú Ollé apenas asomaban en el mercado colombiano, y la alternativa a la FLA fue esta bebida elaborada en una casona de la esquina de la carrera 43B con la calle 14. Que si era bueno, que de qué vino se trataba, que cuáles comidas le hacían maridaje… el Tres Patadas, por el que me siguen haciendo preguntas, se clavó en la memoria colectiva.

José Miguel Velásquez, dueño de la Colombiana de Vinos
José Miguel Velásquez, dueño de la Colombiana de Vinos

Esta semana contacté a José Julián Velásquez, hijo de José Miguel, el propietario de la marca y quien falleció hace tres años. José Julián es el conocidísimo Chivo, campeón y entrenador olímpico de Colombia en ciclismo en pista, y me reveló el secreto de elaboración de la bebida que, en ley, todos hemos debido conocer como Sáenz, por el apellido de la familia cubana que fundó la fábrica y como se leía en la etiqueta, pero que la gente rebautizó: “El nombre de Tres Patadas se lo dio el consumidor y toda la población de aquel tiempo lo conoció así”, me explicó José Julián.

“El nombre de Tres Patadas se lo dio el consumidor y toda la población de aquel tiempo lo conoció así”

¿Revisamos el nombre “vino”?

La Organización Internacional de la Viña y el Vino, la OIV con sede en París y fundada en 2001, ha sostenido que lo que conocemos como vino solo será creado mediante uvas, además uvas de vinificación: la vitis vinífera. Manzana, mortiño, ni naranja aplican, y así lo dicta la OIV.

Entonces aquí viene otro detalle del Sáenz – Tres Patadas: ¡no era vino! De acuerdo con José Julián, se trataba de una bebida de elaboración artesanal, con la pulpa de tamarindo como materia prima, más la adición de alcohol (alcanzaba el 12 % de graduación), agua y azúcar en caramelo y guarda en barriles de roble. Venía en dos presentaciones, rojo y blanco, este sin el caramelo para evitar el color.

Entonces no era vino, pero convengamos que no es necesario hacer retroactivas las reglas de la OIV y que pesan más los buenos recuerdos de caminatas nocturnas por la Medellín ochentera, esas de mucho rock y pocos pesos para los pasajes.

Un negocio familiar

Me dio la impresión de que José Julián tiene tan buenos recuerdos del ciclismo de alta competencia como del Sáenz – Tres Patadas. Recuerda a su padre como “un señor, un gran hombre” y a la fábrica como “un negocio del cual vivimos, con el que nos educamos y salimos adelante”.

El inicio del fin de la fábrica en Manila lo marcó la decisión de Metrosalud de hacerse al predio, de demolerlo y de construir allí el centro de salud de El Poblado. Todo empezó en 1997 y así quedó registrado en la edición 105 de Vivir en El Poblado, en febrero de ese año.

José Julián recuerda que la fábrica estuvo cerrada por dos años, y por sus gestiones, luego de retirarse del ciclismo, reanudó operaciones en Laureles. “Luego la llegada de muchos vinos de Chile, Argentina, California, España y Francia hizo difícil el negocio y tomamos la decisión de cerrar definitivamente”. Así terminó la historia del Tres Patadas. Del Sáenz. Por lo menos como producto, pero no como objeto de gran recordación.

Un premio al compromiso social

En 2001, Vivir en El Poblado, en conjunto con las agencias Integración Publicidad y La Tienda Creativa, recibió en México un reconocimiento por tres campañas educativas y de beneficio social.

El 25 de octubre de 2001, cuando Vivir en El Poblado estaba cumpliendo 11 años, recibió un premio que enorgulleció al periodismo nacional: el Caracol de Plata, Reconocimiento Iberoamericano al Mensaje de Beneficio Social, en las categorías de Educación y Salud.

El premio, entregado en México, fue compartido con la agencia Integración Publicidad y la Tienda Creativa, en reconocimiento a las tres campañas diseñadas por ellos, y publicadas en el periódico. En la edición 205, Vivir en El Poblado reproducía con orgullo el discurso de presentación del premio: “Dicho programa fue creado con la idea de reconocer y premiar, a través de la escultura denominada Caracol de Plata, el trabajo y compromiso de empresas e instituciones privadas que patrocinan y participan en la creación, producción y difusión de mensajes publicitarios sin fines comerciales, dedicados a promover causas de beneficio común, y a los que nos referimos como Mensajes de Beneficio Social”.

A la convocatoria se presentaron 319 campañas de 15 países, y las tres propuestas enviadas por Vivir en El Poblado fueron premiadas. En la categoría Educación, se presentó la campaña “Cógela con Calma”, una serie de doce avisos que mostraba el drama de la accidentalidad vial. En la categoría de Salud, el periódico presentó dos campañas: la primera, con el lema “Busca ayuda, estás a tiempo siempre”, sobre la dependencia a las drogas y al alcohol; y la segunda, “No seas animal, usa condón”, sobre el cuidado requerido para evitar enfermedades de transmisión sexual.

Hoy, 20 años después, nos enorgullece todavía el impacto de estas campañas. Aún son vigentes para Vivir en El Poblado las palabras del editorial de ese entonces: “El camino es claro: comprometerse y participar con las causas nobles, brindando parte de nuestros recursos, tiempo y talento…”.

La trascendencia de una donación

Dos hechos fundamentales dan inicio al siglo XXI en Medellín y Antioquia. Aquí la historia se cuenta desde el arte.

2000

El traslado del Museo de Antioquia al antiguo Palacio Municipal y la donación ofrecida por el artista antioqueño Fernando Botero fueron hechos de honda repercusión.

La donación incluyó 116 piezas, entre dibujos y pinturas en distintas técnicas y 23 esculturas monumentales con su firma. Además, 32 obras de artistas internacionales de su colección privada. No solo se trataba del traslado a un nuevo espacio, sino de la creación de la Plazoleta de las Esculturas, frente al Museo. Además, la entidad conservó su sede al lado de la iglesia Veracruz.

116 piezas conformaron la donación, entre dibujos y pinturas en distintas técnicas, y 23 esculturas monumentales con su firma.

El 14 de octubre de 2000, se inauguró este sueño. Fue un día Festivo. Vivir en El Poblado hizo un seguimiento completo desde que se dio la noticia de lo que se llamó Ciudad Botero hasta el cubrimiento de esa apertura. Fue un proyecto de ciudad. Con el aval del alcalde en ese momento, Juan Gómez Martínez; la participación directa de EPM y la Promotora Inmobiliaria, y de numerosas empresas privadas, y el entusiasmo de la directora del Museo, Pilar Velilla, el trabajo fue intenso.

Esos 23 bronces se instalaron en la Plazoleta de Esculturas. Se intervinieron más de siete mil metros cuadrados. Allí están, entre otros, Los Amantes, Mano, Caballo, Venus Reclinada, Leda y el Cisne, Dama a Caballo, Mujer Recostada y Bailarina.

El Museo de Antioquia es patrimonio de la ciudad. A Pilar Velilla, le siguieron en la conducción de la entidad Lucía González, Ana Piedad Jaramillo y María del Rosario Escobar, su actual directora. Cada una ha enriquecido el proyecto, imprimiéndole un sello propio.

El maestro Fernando donó su primera obra al Museo de Antioquia en 1974. Exvoto marcó el inicio de esta alianza, que continuó en 1976, 1984, 2000 y 2012, cuando obsequió Viacrucis. En total, el Museo cuenta con 188 piezas de su autoría, de las cuales sólo dos no las donó él. Esta es la colección más grande de Botero conservada en un mismo lugar, con una particularidad: incluye todas las técnicas que ha trabajado, incluso el fresco, con la llegada este año de Escena con Jinete.

La tercera refundación

Han pasado dos décadas de un relato sin punto final. María del Rosario Escobar, en conversación con Vivir en el Poblado, destacó el hecho de ocupar un edificio emblemático como el Palacio Municipal -por medio de un comodato con la Alcaldía de Medellín-, y que sea allí donde se conserve esta colección.

Recordó que la entidad estaba en lo que hoy es la Casa del Encuentro, “solo ocupaba dos mil metros cuadrados y estaba pasando por una situación financiera, administrativa y de gestión supremamente crítica. La donación actualiza la institución (…)”.

La directora señaló que esto generó, además, posibilidades de trabajo profesional en el campo de la museología. Y esto tiene que ver “con la profesionalización del campo de los museos en nuestro departamento, la incursión de un museo de gran importancia para el país, la transformación completa de esa zona del centro de Medellín y el cambio para siempre no solamente de la institución sino de los alrededores. Esa donación de alguna forma es como una tercera refundación si entendemos la de 1881 como obviamente la primera; la de los años cuarenta, cuando se reabre el museo de Antioquia, gracias a la Sociedad de Mejoras Públicas; y la de 2000, con la gran donación de Botero y la alianza con la Alcaldía de Medellín de la época”.

Además, esto le ha permitido a la entidad “afianzar la relación de corresponsabilidad con el centro de Medellín, con los alrededores y con las comunidades”.

Botero y el Museo

La donación realizada por Fernando Botero al Museo de Antioquia en el año 2000 incluyó 32 obras de artistas internacionales de su colección privada, entre ellos, Max Ernst, Auguste Rodin, Wifredo Lam, Julian Schnabel, Roberto Matta, Antoni Tàpies, Alex Katz, Helen Frankenthaler, Frank Stella y Robert Rauschenberg. Después de la gran remodelación, el centro de arte del Museo quedó con 27 mil metros cuadrados: 18.000 en el Palacio Municipal, dos mil en la Casa del Encuentro y siete mil en el lote del parqueadero.

Un grito inolvidable

‘La Gran Marcha del ¡No más!’ en 1999 simboliza un punto de quiebre en la historia del conflicto y la violencia del país. Un hito que rememoramos para reflexionar sobre el presente.

1999

“Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia”, dijo José Saramago hace ya algunos años en su ensayo “De la luz a la sombra”. Una cita que guarda vigencia para conversar y contrastar la realidad de Colombia y Medellín, tras 22 años de ‘La Gran Marcha del ¡No más!’
Y es que el 24 de octubre de 1999 quedó en los anales de la historia nacional como la movilización que reunió a cerca de dos millones de ciudadanos en torno a un clamor: ¡No más muerte! ¡No más secuestros! ¡No más violencia!

Dos décadas más tarde, Vivir en El Poblado propone estas líneas como un ejercicio que invita a continuar movilizándonos por el anhelo imprescindible de la paz.

Una sociedad en contraste

No es erróneo afirmar que la historia de nuestra nación y ciudad puede narrarse acompañada por la violencia como factor determinante. Lo que carece de todo rigor es denominar la violencia como un genérico, que poco aporta al entendimiento y la transformación social.

“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Entonces, ¿para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”. Fernando Birri, director de cine argentino.

Y en esa lógica, viajar a 1999 significa asistir a un momento bisagra. No solo llegaba a su fin el milenio, sino también la paciencia de los ciudadanos. No había espacio ya para un dolor tan intenso.

La forma más práctica de comprobarlo es acudir a las estadísticas. Estas revelan que la movilización del ¡No más! materializó el repudio a uno de los situados más trágicos de la historia reciente: 3.500 secuestros al año en Colombia o una tasa de 153 homicidios por cada 100 mil habitantes en Medellín, son evidencias que con creces alimentaban el desasosiego popular.

Al margen de las diferencias políticas, la súplica pasó a ser común. Así, por ejemplo, quedó consignado en este periódico los días anteriores a la marcha: “Usted puede transformar a Colombia. El secuestro, los asesinatos, las desapariciones y la violencia en general amenazan gravemente el presente y el futuro de nuestro país. La presión conjunta de la enorme mayoría de los colombianos puede cambiar esta situación”.

Una generación entera nació y creció desde entonces y las movilizaciones sociales persisten. No obstante, la siguiente es una invitación a preservar la esperanza, con base en la evidencia de que sí podemos ser mejores.

Pensarse Medellín y Colombia en la actualidad como un ideal sería caer en una peligrosa condescendencia, en tanto los retos en materia social abundan. Sin embargo, para hacer justicia con la ciudadanía, el sector social, académico, privado y público es necesario reconocer, con mesura y abiertos a la crítica, los avances durante este periodo, para aprender y sumar ahínco en lo que aún queda por mejorar, que seguro es mucho.

Conservar la esperanza tiene método. Y una buena forma de alimentarla es acudir a los avances graduales de nuestra sociedad. No podemos olvidar que los secuestros en Colombia pasaron de 3.500 por año a menos de 100 en la actualidad. Algo que todavía está lejos de celebrarse, pero que sí configura un motivo para perseverar. En el mismo sentido podemos evidenciar que Medellín pasó de 3.200 asesinatos en 1999 a 350 (a noviembre) en el 2021. Una estadística que solo habrá de justificarse cuando sea cero, pero que invita a creer que el valor de la vida cotiza al alza en nuestro medio.

Es mucho, literalmente, lo que la sociedad ha movilizado a lo largo de estos años. Aunque en el caminar ha tropezado, es cierto también que siempre se ha sabido levantar. Lejos está aún la meta, pero puede sobrevivir y resistir en la premisa que popularizó el director de cine argentino, Fernando Birri, a quien, cuando le preguntaron ¿para qué sirve la utopía?, contestó: “La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Entonces, ¿para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”.

Manipob, la accidentada antena parabólica de El Poblado

En 1997, la única manera de ver televisión internacional era instalando antenas parabólicas. Una historia antes de Netflix.

1997

Mientras hoy se trabaja en regular la televisión por streaming, más de una década después de su aparición, viene a la mente el recuerdo de lo que fue la regulación de las antenas parabólicas en la décadas de 1980 y 1990. Hoy los protagonistas son Netflix, Amazon, Disney y un centenar más de servicios; entonces el asunto era con los canales peruanos, Televisión Española, HBO y otros.

En abril de 1995, Vivir en El Poblado reportaba que, tras meses de papeleo, los líderes Gabriel Congote, Guillermo García y Amparo Gaviria lograban los permisos de Planeación Metropolitana para el montaje de la parabólica en un lote entre calles 11A y 11B No. 48B-68, entregado en comodato por el Municipio. Ya se habían adquirido los equipos y contratado a la empresa para su montaje; era cuestión de meses para que los 300 interesados de Poblado Centro, Patio Bonito y Manila recibieran la señal de ocho canales internacionales y uno local, pagando una cuota única de $150.000, y $10.000 anuales por mantenimiento, pues no podían cobrar por una señal incidental (que llegaba a los televisores sin costo).

Entonces llegó una comunicación del Ministerio de Comunicaciones, firmada por el ministro de la época Armando J. Benedetti, en la que se advertía: “La distribución de señales codificadas —según el presupuesto, la antena (Manipob) contará con cuatro de este tipo— exige un título para prestar dicho servicio, que solo se obtiene mediante licitación pública; la autorización de la Comisión Nacional de Televisión (CNTV) y el pago de derechos de autor”, so pena de incurrir en sanciones. Por fortuna, como reportaba este medio, aún estaban a tiempo para solicitar los permisos.

Al respecto, explica Constanza Vanegas, quien ha trabajado por más de dos décadas en servicios de televisión, existía autorización para la instalación de antenas parabólicas, pero su uso debía ser comunitario, no para emitir canales comerciales. Entonces surgió la necesidad de crear la normatividad desde el Estado, a través de la CNTV, que clasificó entre televisión abierta y cerrada, de pago o no, y otorgó licencia a los canales privados para operar. Aparecen los primeros cableoperadores, entre ellos Veracruz TV Cable y Cable Sistemas, para ofrecer esa TV de pago o por suscripción, sin límite de canales.

Manipob sigue enfrentando escollos

Se surtieron los trámites de permisos y Manipob siguió adelante; pero, un año después, en abril de 1996, EPM los demandó por usar los postes para llevar cables hasta las viviendas afiliadas, es decir, una “querella por restitución de uso de bien público y, según las EPM, ya se los habían advertido pero no acataron”. Mauricio Restrepo, gerente de la entidad entonces, habló del abuso de su infraestructura de servicios, con los consecuentes riesgos de seguridad para el personal y mala señal para los usuarios, lo cual solucionarían con instalación de fibra óptica en los meses siguientes.

Volviendo a la regulación estatal, el 15 de noviembre de 1997 fue expedido el acuerdo No. 6 de la CNTV, aclarando que quien tuviera parabólica para uso propio no tenía que solicitar permiso, pero que quien la tuviera para uso de una comunidad, sí, para lo cual debía diligenciarse un formulario y anexar los documentos necesarios. En su edición No. 106, Vivir en El Poblado reportaba que tenía “una copia de ese formulario y lo presta sin ningún costo a los interesados en fotocopiarlo”. La CNTV estudiaría si la comunidad reunía los requisitos y la autorizaría para prestar el servicio; quedaba claro que solo podían “recibir la señal de la parabólica los copropietarios de la misma y que no se puede cobrar por el servicio. Nadie puede ser dueño de una antena y venderle el servicio a una comunidad”.

Saber qué paso con Manipob no resulta sencillo. Gabriel Congote uno de los líderes del proceso, falleció; Amparo Gaviria, líder de Provenza aún activa, dice que no recuerda bien lo sucedido; por su parte uno de los periodistas de Vivir en El Poblado de esa época recuerda que la antena sí llegó a operar, pero tuvo que cerrar por alguno de estos asuntos legales.

Mientras tanto, los cableoperadores evolucionaron y en los primeros años del siglo XXI empezaron a vender sus servicios empaquetados, el Triple Play, que evolucionó al consumo de contenidos en Internet y al streaming actual. Nuevamente el mercado va más rápido que la norma, pero hoy la fuerza es más masiva que la de una parabólica para 300 familias, así que tarde o temprano deberá haber claridad en esa normativa.

Como dice el experto académico Gabriel E. Levy: “Colombia no tiene regulación para plataformas Over The Top —OTT—, más allá del gravamen del IVA, no hay ni cuota de catálogos de pantalla, ni obligaciones de protección del consumidor como en otros países, es decir, hay un gran vacío legal, una deuda histórica”.

De amparo a hospital infantil

Pocas edificaciones antiguas de El Poblado han sobrevivido al paso de los años y al ritmo acelerado de la urbanización. Una de ellas es el Amparo Infantil Santa Ana, ahora Hospital Infantil, fundado en 1943. En 1991, Vivir en El Poblado invitaba a los vecinos a apoyar la obra de su creadora, Ana Josefa Misas de Echavarría.

1991-1992

Son casi 80 años en el mismo lugar, en el barrio Manila justo al borde de la antigua vía a El Poblado, después conocida como la Calle de la Buena Mesa. El Hospital Infantil Santa Ana, antes Clínica, fundado por la matriarca Ana Josefa Misas de Echavarría, es una institución privada sin ánimo de lucro enfocada en proporcionar atención médica y odontológica a niños de escasos recursos de El Poblado y posteriormente del departamento y del país, y atención prenatal a sus madres.

El doctor Jorge Guzmán, pediatra vinculado a la institución desde hace 27 años, recuerda que inicialmente existía el propósito de acoger a niños, y a sus familias, que venían de otros municipios enfermos o a operarse y necesitaban pasar allí su recuperación tras ser dados de alta en los hospitales en los que los habían atendido; luego se fueron ampliando sus servicios. Hace cuatro años, ante el crecimiento de la demanda y las exigencias de normatividad, se emprendió una reforma de las instalaciones, que hasta entonces contaba con cuartos para hasta seis pacientes, quedando hoy un total de 23 camas, con habitaciones individuales y dobles.

“La parte física se renovó con un edificio totalmente nuevo, moderno, cómodo, conformando un hospital de segundo nivel con toda la normatividad exigida y sin dejar de lado el aspecto social, que ha sido la columna vertebral de la organización a lo largo de su historia”. La renovación trajo consigo una serie de alianzas, iniciando con la Clínica Noel, antes ubicada en Prado Centro, ahora en las instalaciones de Santa Ana, compartiendo espacios físicos y convenios asistenciales. “La Noel presta servicios quirúrgicos y también consulta clínica y el Hospital Santa Ana hospitalización y consulta”.

Así mismo, y como una oportunidad de ampliar los ingresos de la entidad, hace cuatro años le alquiló unos espacios al Hospital Pablo Tobón Uribe, en los cuales prestan servicios de consulta externa en distintas especialidades, para adultos y niños. Igualmente hay un convenio con ayudas diagnósticas de Sura, para radiografías, resonancias y laboratorio clínico.

Hoy los servicios del Hospital Infantil Santa Ana continúan creciendo, cuentan con consulta externa pediátrica general y en dermatología, otorrinolaringología, cardiología, endocrinología, además de nutrición y psicología, y hospitalización, con convenios con distintas EPS. La obra de doña Ana Josefa sigue dando frutos y, ubicada en este estratégico lugar de la comuna 14, continúa abierta para atención pediátrica, hasta los 18 años, de forma incluyente.

Agradecer dando

En la edición 10, de agosto de 1991, el periódico El Poblado apelaba a la solidaridad de los pobladeños con el Amparo Infantil Santa Ana: “Un centro como estos no recibe auxilios casi de ninguna entidad pública, y, por lo mismo, ha tenido que inventarse la manera de conseguir recursos. Por eso, apelan a la buena voluntad de quienes hemos sido más favorecidos por la suerte. Porque la mejor forma de agradecer lo que se tiene es dando, porque dando se recibe”.

De La Buena Mesa a Vivir con Sazón

De la mano de Julián Estrada Ochoa y Julio César Posada apareció una de las secciones más emblemáticas de Vivir en El Poblado. Hoy es Vivir con Sazón, sección y revista.

El nombre de Julián Estrada Ochoa ha estado relacionado con el de la gastronomía colombiana desde hace ya muchos años. No en vano, recibió la condecoración Vida y Obra en la primera versión del encuentro Bogotá Madrid Fusión celebrado en 2019. Su labor como antropólogo, investigador y cocinero ha sido fundamental en la conservación del inventario de ingredientes, recetas, técnicas y tradiciones de la cocina colombiana.
Estrada fue, junto con Julio Posada, fundador y primer director de Vivir en El Poblado, el artífice de una sección que se convirtió en un referente para el periodismo gastronómico en el país. Al principio, Vivir la Buena Mesa, luego La Buena Mesa y hoy, Vivir con Sazón (sección y revista). Sin importar el nombre o quien escriba, la sección gastronómica del periódico tiene su impronta.

¿Por qué pensar en una sección de gastronomía para un periódico sectorial?

“Todo comenzó desde la segunda o tercera edición del periódico, cuando aún no teníamos una sede definida y cada número se hacía desde lugares diferentes de Medellín. En un principio, el periódico se gestó sin páginas de cocina o gastronomía. Pero en una reunión con Julio Posada y Gabriel Abad, que en ese entonces era socio, les propuse que hiciéramos una separata al estilo de un periódico que había visto en San Francisco, dedicada al divertimento, páginas en las que le dijéramos a la gente qué hacer. En esas separatas se reseñaban obras, conciertos, exposiciones y se les daba mucha importancia a los bares y restaurantes”.

¿Apareció ahí la separata salmón de La Buena Mesa?

“No, eso vino después. Al principio, comencé a escribir columnas. Muchas de ellas fueron versiones actualizadas de las que había escrito para el periódico El Mundo. Luego, empecé a escribir sobre lugares, si se comía bien o no, cómo se construyó su propuesta, dónde estaba ubicado. Así aparecieron columnas como Ronda de Manteles, Solomito de Tal, Tres Paladares y Despensa de Noticias”.

Una de esas columnas también fue la de Doña Gula…
“Fue Julio el que me bautizó así. Recuerdo que, en medio de risas y conversaciones, hablábamos sobre lo que debía ser la sección. Nos reíamos mucho de lo que íbamos a hacer, Julio era un tipo con mucha alegría, muy buen sentido del humor. A Doña Gula le dimos una columna llamada Visitamos y Sapotiamos y le creamos una imagen inspirada en las pinturas de Picasso, una mujer de perfil con un pescado. Fue ahí cuando dejé de hablar de restaurantes para empezar a escribir de lo trivial alrededor del alimento: una mazorca en la esquina, un muchacho que vendía arepas que huelen a cuajada… Era darles lugar a las ventas callejeras, al artesanado culinario”.

“Fue ahí cuando dejé de hablar de restaurantes para empezar a escribir de lo trivial alrededor del alimento: una mazorca en la esquina, un muchacho que vendía arepas que huelen a cuajada… Era darles lugar a las ventas callejeras, al artesanado culinario”

¿Y la separata?

“Esa viene después. Personas como Álvaro Molina o Álvaro Navarro empezaron a escribir y la sección fue siendo cada vez más grande y ahí sí, coge el peso de separata. Un producto que además tuvo mucha acogida entre los anunciantes”.

¿Cómo ha visto la evolución de la gastronomía en Medellín en estos 30 años?

“Hemos progresado en calidad y cantidad. En lo cuantitativo de manera exagerada: ya no me alcanza el tiempo para ir a todos los sitios que hay en Medellín. Respecto a la calidad, veo el gran trabajo de las nuevas generaciones. Pero también veo que se han acabado las sopas y que las cocinas se han endulzado enormemente. También ha evolucionado el comensal moderno, antes solo se probaba lo que fuera conocido. Hoy hay un resurgimiento de lo colombiano, hay un vanguardismo de la cocina colombiana”.

¿Qué papel juega lo tradicional?

“Hay que tener cuidado porque hoy todo lo están volviendo artesanal: se le pone la impronta, pero se le quita el valor a lo artesano. No podemos olvidar que su capacidad son su taller y sus manos”.

“…les propuse que hiciéramos una separata al estilo de un periódico que había visto en San Francisco, dedicada al divertimento, páginas en las que le dijéramos a la gente qué hacer. En esas separatas se reseñaban obras, conciertos, exposiciones y se les daba mucha importancia a los bares y restaurantes”

Cuando la reparación de corazones rotos abrió clínica

La doctora Chiqui, a mediados de los 90, nos puso a hablar sobre amores y desamores, rupturas y autoestima en su Clínica del Amor. Los pacientes la siguen buscando, porque tusas, dependencias y triángulos amorosos parecen no dejar en paz al ser humano.

1996

¿Cuántos corazones ayudó a reparar en todo este tiempo? La respuesta que da Chiquinquirá Blandón, fundadora en 1993 de la Clínica del Amor, en El Poblado, es un numerazo: “Hagamos cuentas, han pasado 28 años y atendemos 45 sesiones por semana”.

Chiquinquirá, la doctora Chiqui, sicóloga clínica, se presentó no solo con un nombre de clínica disruptivo para el mercado de la época, sino también con una guía de procedimientos igual de peculiar: Manual para desenamorarse, lo tituló y con esa propuesta atrajo un montón de corazones rotos, un montón de pacientes que le confiaron su recuperación. Ella misma, y también en su círculo familiar, habían experimentado rupturas tan intensas que le dieron materia prima para diseñar sus intervenciones y acompañamientos y, lo más importante, para sobreponerse.

Infidelidades, separaciones, dependencias, falta de autoestima… La doctora leyó que el mercado estaba necesitado de una experta en reparaciones. “Así como hay gente que trabaja en centros de estética, en medicina o reparación de motores, ella trata el corazón, para abrirlo o para cerrarlo”, publicó Vivir en El Poblado en marzo de 1996, en la edición número 84.

Eso de “cerrar el corazón”

Saberse desenamorar, trabajar en autoestima y saber vivir feliz con amigos, familiares y compañeros, dice el manual creado por la doctora Chiqui, donde se afirma que “hay que desmitificar el amor”. En su opinión, “lo que nos han vendido como amor, es un mito: yo te quiero, siempre y cuando no salgas con otra; yo te quiero si eres querido conmigo, si quieres a mi mamá, si no tomas trago”.

¿Cambiaron, en 28 años, el amor y el desamor, o seguimos en las mismas? “Cambió la investigación”, dice la doctora. “Antes parecían temas de farándula, mientras ahora es un asunto científico; entonces podemos entender las causas de lo que nos ocurre y abrir una puerta enorme para darle salida al sufrimiento humano”, añade.

En todo este tiempo pareciera que no se transformó, en cambio, el fenómeno de la infidelidad, aunque la doctora siempre supo mirarlo de frente y hacer que sus pacientes lo abordaran de otra manera: “No se justifica romper la relación por una infidelidad. Eso nunca dura y la otra persona, el o la amante, terminan por cansarse. El secreto es esperar y recuperar lo que por un momento estaba perdido”, dijo en su entrevista para Vivir en El Poblado.

Sobrevivir a una ruptura del corazón es posible, dice la doctora Chiqui, y una de las claves es “mirar hacia adentro en vez de culpar al otro”, además, “lograr que la emoción entre en razón”. En el reto de sanar para conseguir luego relaciones sanas hay luz al final del túnel.

La Intermedia: fuimos cronistas de una valorización cancelada

Entre 1996 y 1997 se vivió en El Poblado una lucha ciudadana contra un cobro abusivo, montado de forma chapucera por la institucionalidad. Nosotros la registramos.

1997

En el relato oficial (que privilegia los aciertos de la institucionalidad y poco menciona sus errores), la confrontación legal con las comunidades, las protestas pacíficas y el debate público que generan decisiones arbitrarias, no se mencionan o si acaso merecen apenas una nota marginal.

Tal es el caso de la exitosa resistencia que se vivió en El Poblado contra el primer intento de cobro de valorización para construir la Transversal Intermedia, que hoy es la Avenida 34, la cual sigue inconclusa y que, de todas maneras, viene siendo financiada parcialmente con recursos de los beneficiarios de la obra, aunque en condiciones menos gravosas.

Para conocer cómo fue esa historia hace falta sumergirse en nuestro archivo de los años 1990, nuestra primera década. El valor de la obra y el número de contribuyentes que la tendrían que pagar, hizo que fuera un tema recurrente en las páginas de Vivir en El Poblado, hasta tal punto que toda información relacionada la terminamos publicando acompañada de un vistoso logo redondo de “Transversal Intermedia”.

Una verdadera ágora, una arena cívica hecha de papel que acrecentó nuestro prestigio como medio comunicación local y nos posicionó en la mente de la comunidad de El Poblado y de la ciudad.

Aunque sin duda suena poco modesto, así como la obra fue importante en nuestras páginas, nuestras páginas también lo fueron para el desarrollo del proyecto ya oficializado, sobretodo en los años 1996 y 1997, lo más álgido del proceso. En ellas confluían siempre los principales actores: el malogrado Inval y la Junta de Representantes de Propietarios, incluso pagando avisos explicativos de sus posiciones.

También informamos sobre el parecer de los comités y veedurías existentes o recién conformados, sobre todo después de que la junta de propietarios perdiera la confianza de la comunidad. Las 30 familias de El Chispero, en la loma de Los González, que debían ser reubicadas, también se expresaron aquí. Tenían mucho que decir concejales, parlamentarios, dirigentes gremiales y todos querían que se supiera a través de Vivir en El Poblado.

No eran los tiempos de la Internet ni del WhatsApp, pero se lograron verdaderas primicias en ministerios e institutos desde Bogotá, a los cuales se les consultaba detalles técnicos del proceso que aquí se negaban o sobre los que abiertamente se mentía, como fue el caso de la licencia ambiental de la obra y del ente competente para expedirla.

Algunas ediciones rondaban las 30 páginas (cuando el promedio era 12 o 16), nutridas varias de ellas con lo último en la polémica, que no pocas veces eran respuestas a los cuestionamientos que otros actores hacían. Una verdadera ágora, una arena cívica hecha de papel que acrecentó nuestro prestigio como medio comunicación local y nos posicionó en la mente de la comunidad de El Poblado y de la ciudad.

Hitos de un seguimiento periodístico

  • Edición 40 (febrero de 1994). Todavía pagando por obras en El Tesoro y Los Balsos y esperando el derrame del Metro, en El Poblado hay malestar ante nuevo cobro por la Intermedia, que se avaluaba en $72 mil millones y se reconocía estaría saturada en 2005.
  • Edición 58 (diciembre de 1994). Alcaldía saliente, a través del Inval, decretó la obra y empezó estudios, pese a falta de una prometida concertación con los vecinos.
  • Edición 60 (enero de 1995). Nueva Alcaldía convoca a la elección de la Junta de Representantes de Propietarios, que con el Inval participaría en la elaboración del presupuesto y en la distribución, ejecución y liquidación del proyecto a nombre de los contribuyentes. El valor de la obra subió a $88.607 millones.
  • Edición 61 (febrero de 1995). De 19 inscritos se eligen los 5 miembros de la Junta de Propietarios. Solo votaron 3.848 de los 60 mil habilitados (6.42 %). Un año después, la obra valía más de $210 mil millones.
  • Edición 91 (junio de 1996). La UdeA y la Lonja de Propiedad Raíz realizan estudio socioeconómico y avalúo de predios.
  • Edición 102 (diciembre de 1996). Ahora la Intermedia cuesta $244 mil millones, de los cuales el Municipio aportaría $43 mil millones. Se anuncia que el número de contribuyentes crecerá a 97.454 por ampliación de la zona de influencia estimada.
  • Edición 106 (febrero de 1997). A un mes del vencimiento del pago de la primera cuota de valorización, crece el inconformismo en los propietarios afectados. Manifestaciones en parques y vías.
  • Edición 115 (julio de 1997). Por errores de forma y fondo reconocidos en sesión del Concejo de Medellín, director del Inval acepta retirar declaratoria del cobro de valorización. Se archiva el proyecto de la Intermedia, que sería retomado en 2004. En 2002 fue liquidado el Inval.

Unas Olimpiadas de El Poblado que no se olvidan

Hubo una época en que era posible cerrar las calles de El Poblado para dedicarlas a competencias deportivas. Vivir en El Poblado convocaba a través de sus páginas a las Olimpiadas de El Poblado, toda una fiesta.

1997

La fiesta era en junio, durante las vacaciones. Sí, era una verdadera fiesta en la que la adrenalina estaba en el ambiente, así lo recuerdan Juana Cobollo y Pike (Luis Guillermo Sosa), dos de los entusiastas participantes de un encuentro que les permitió jugar, competir y hacer amigos.

Vivir en El Poblado anunció en varias ediciones las Olimpiadas de El Poblado, una iniciativa del Padre Hernán Montoya Hurtado, por muchos años párroco de la Divina Eucaristía. El sacerdote fundó el evento en 1965. Y se hizo hasta el final de los años noventa, con interrupciones, luego de que el sacerdote dejara la parroquia.

Dicen Juana y Pike que uno de los momentos más emocionantes era la entrega de los premios. Ganar la medalla era un honor. Los patrocinios estaban a cargo de los negocios del sector. “Era una comunidad. Recuerdo esas competencias como algo entrañable. Las esperábamos con muchas ansias”, manifiesta Juana, quien abrió en Facebook el grupo “A mí me tocaron las Olimpiadas de El Poblado”, en el que hay más de mil seguidores.

1965 FUE EL AÑO de inicio de las Olimpiadas de El Poblado, en Provenza.

Ella, que es la directora de la Corporación Barrio Provenza de Medellín, lidera un proyecto para la reactivación de estos encuentros que, por orden del Comité Olímpico de Colombia, debieron cambiar de nombre por Juegos Deportivos; sin embargo, la primera denominación se quedó en la memoria.

Imágenes de las antiguas Olimpiadas de El Poblado, que reposan en el archivo de nuestro periódico.

Inolvidables serán los circuitos de atletismo y ciclismo dándole la vuelta al Parque Lleras, que luego se hicieron más retadores por las lomas; inolvidables los desafíos en la cancha de Astorga; los partidos de fútbol en la finca donde hoy está Oviedo y los de sóftbol en las mangas de Vizcaya. Inolvidable el refresco, Uva o Colombiana con rollo. Y no faltaron los emprendedores, como Juana, que montó venta de arepas de chócolo y perros calientes.

“Al padre Hernán le tenemos que rendir un homenaje”, dice Pike. Está convencido de que la mejor época de los juegos fue en los años ochenta. “Había mucha integración. Luego invitaron a participantes de otros barrios”. A través de la emisora Veracruz Estéreo se hacía la convocatoria a las justas deportivas que fueron creciendo en las modalidades, hasta reunir atletismo, fútbol, ciclismo, tenis de mesa, patinaje, ajedrez, baloncesto, voleibol, sóftbol, natación, tejo y billar. Hombres y mujeres jugaban. Niños, adolescentes y mayores se unían.

Las Olimpiadas en los noventa no fueron lo mismo. La generación había cambiado. Lo cierto es que en el corazón de sus participantes queda el recuerdo vivo de aquellos años en los que los vecinos salían a la calle a darles ánimo.

La llegada de un gigante

EAFIT fue la primera institución en conectar a Medellín a Internet. Los primeros computadores particulares se conectaron en abril de 1996.

1996

Antonio Restrepo Zea todavía recuerda aquel día en el que, en frente de cientos de padres de familia, les dijo “hay que prestarle atención a Internet, esto nos va a cambiar la vida”. Era 1994 y a petición del entonces rector de EAFIT, Guillermo Sanín Arango, les explicaba a las familias de los estudiantes de primer semestre todos los adelantos tecnológicos que tenía la universidad para la época.

En los primeros años de la década de 1990, en Medellín, EAFIT era sinónimo de Internet. Para ese entonces, en la universidad solo había una cuenta de correo electrónico, las cartas llegaban en disquetes y pensar en la interconexión entre computadoras parecía ciencia ficción.

Años antes, en 1986, Restrepo Zea se había graduado de una carrera que para el momento era visionaria: ingeniería de sistemas. Después de pasar unos años en Bogotá, decidió regresar a Medellín y vincularse con la institución de la que es egresado: EAFIT. Una de sus misiones era explorar la posibilidad de trabajar en red con otras universidades del país. Así, estableció contactos con la Universidad de los Andes y con la Universidad del Valle y, entre las tres instituciones, empezaron el desarrollo de una red universitaria que sirviera para compartir contenidos, información, estudios y trabajar con objetivos compartidos. Al mismo tiempo, desde las tres universidades soñaban con conectarse a una gran red conocida hasta ese entonces en los ámbitos militares y académicos: Internet.

“En un principio, las tres instituciones empezaron a desarrollar protocolos que permitieran optimizar las conexiones”, recuerda Restrepo Zea, quien vive en Suiza desde 1995, año en el que dejó Colombia para seguir sus estudios. Gracias al esfuerzo de muchos meses, Colciencias supo del trabajo y le propuso a EAFIT que creara un proyecto que permitiera a la academia colombiana conectarse a Internet. “Sabiendo que trabajábamos en equipo, les propuse a las otras dos universidades que hiciéramos el trabajo juntos”. Y así fue.

El 4 de junio de 1994 se logró la conexión del país a Internet, a través de la red CETCol. La Universidad de los Andes actuaba como nodo principal y de allí, Eafit y la Universidad del Valle se configuraron como nodos secundarios. Esto quiere decir que todos aquellos que quisieran, podían conectarse a Internet a través de estos servidores: “Siempre quise que el acceso a Internet fuera universal. No era el nodo de EAFIT, era el nodo de Medellín”, expresa Antonio. Por ello, otras academias como la Universidad de Antioquia, el CES, la Luis Amigó, la Universidad Nacional Sede Medellín, el Politécnico Jaime Isaza Cadavid, entre otras, lograron acceder a la gran red de información gracias a este trabajo. También lo hicieron Colciencias, el Icfes y otras instituciones nacionales.

Otro gran hito que se logró en esa época fue la creación del dominio .co, que en principio administraba la Universidad de los Andes. “Era un internet muy diferente al que vemos hoy. No había código html por lo que todo era muy textual, no había imágenes”, recuerda Antonio.

EAFIT fue la primera institución en conectar a Medellín a Internet

En las casas

Sin embargo, fue cuestión de años para que Internet se desarrollara y empezara a llegar a los hogares de la ciudad. En 1996, dos años después de la primera conexión a la súper autopista de la información, Supernet Colombia trajo a Medellín el servicio de Internet. Era abril, y la edición 86 de Vivir en El Poblado registraba que para ese momento existían 100 usuarios del servicio.

En la época ya se leían también algunos avisos en prensa que mostraban a EPM como un jugador importante. Con el tiempo, esta división pasaría a llamarse UNE, empresa que luego sería comprada por Tigo.

En 1996, para conectarse se necesitaba: “un computador con 8MB como mínimo, un modem de 28.8 KB, Windows 95, Explorer, protocolo TCP-IP, dominar inglés y pagar un contrato anual de $495 mil por 10 horas de conexión mensual”. Y, para finalizar, el servicio ofrecía acceso a un correo electrónico internacional, navegar en la red mundial, tener disponibilidad de los archivos abonados y participar en foros.

¿Qué era Supernet?

Supernet era una empresa conformada por Cablesistema -la empresa de televisión por cable- y FSM ltda., dedicada a los computadores. Así mismo, Microsoft, EPM, Telecom, Sprint, IEFT e Intemex eran los proveedores asociados, con los cuales reunían los requisitos para ser ISP o proveedor del servicio de Internet. Además de eso contaban con la licencia del Ministerio de Comunicaciones.

Tulio Zuloaga,de vallenato a cocinero

El hoy influenciador gastronómico apareció en las páginas de Vivir en El Poblado cuando lanzaba su disco Vallenato a través del tiempo. Hoy presenta su libro de cocina.

1996

A Tulio Zuloaga lo vimos en televisión, cantando vallenatos, vendiendo carros… “Soy un experto en fracasología”, dice riendo, refiriéndose a que en varios momentos de su carrera se ha encontrado de frente con el fracaso.

No extraña cantar, de hecho, ni siquiera lo hace cuando un amigo lo pide. Con Vallenato a través del tiempo recibió una nominación a Mejor Intérprete Regional Sudamericano, en los premios de la ACE en Nueva York. Fue en 1996. Así aparece en una sección de Vivir en El Poblado que se llamaba La Verdad o se Atreve.

Hoy, Tulio se dedica a la gastronomía. Aunque siempre fue amante de la cocina, “cuando era niño me subía a un butaco para hacer pastas”, nunca consideró que los fogones pudieran ser su proyecto de vida. Conoció los sabores del mundo de la mano de sus padres en su natal Barranquilla, y aprendió con ellos que se podían hacer fusiones: “Si no había pan, la paella se servía con bollo de yuca o de maíz, y cuando no había alioli, usábamos suero costeño”.

Empezó a ver la gastronomía como una opción, hace un poco más de 10 años, cuando tuvo la oportunidad de presentar en Teleantioquia un programa llamado Gastrosofía, que no era de cocina sino de gastronomía, al estilo de los programas internacionales en los que se daba más importancia a la cultura que a las recetas.

Tulio Zuloaga fue el protagonista de una serie de Vivir en El Poblado que se llamaba La Verdad o se Atreve, en 1996. En esa época su pasión era el vallenato.

El presente

A mediados de la década de 2010, creó sus perfiles en redes sociales y apareció Tulio Recomienda. Sus recomendaciones fueron ganando seguidores y los restaurantes reseñados empezaron a ver cómo se llenaban sus mesas cuando él los recomendaba. Luego, creó los Master para encontrar las mejores hamburguesas, pizzas y sushi de Colombia. Aunque cocinaba, subía una receta una vez al mes. Y cuando llegó la cuarentena ocasionada por el COVID-19, se propuso acompañar a sus seguidores compartiendo una receta diaria. “Nunca me imaginé que el encierro iba a durar seis meses, pensé que iban a ser 20 días”. De ese modo, se encontró produciendo recetas diariamente hasta tener un amplio repertorio. “Hace tiempo me habían propuesto hacer un libro de cocina, pero decía que no tenía tiempo para hacer las recetas. Cuando este año volví a mirar, ya las tenía, solo había que escogerlas”. Así nació Tulio en su Salsa, un libro que recoge 70 recetas fáciles, para los que no cocinan, pero que igual dejan con la boca abierta a cualquier comensal.

La eterna preocupación por las quebradas

Por décadas, la red hídrica de El Poblado ha sido tema de interés de la ciudadanía, no solo por las afectaciones a la estética de los efluentes sino por los daños que puede ocasionar cuando el agua se sale de su cauce. Vivir en El Poblado ha sido testigo.

1994

En mayo de 1994 las quebradas La Volcana y La Sucia eran la pesadilla de los residentes de la urbanización Poblado de Chipre, desde donde se reportaba que “por La Sucia baja espuma permanentemente, el lecho está lleno de telas, de bolsas de basura y todo tipo de desperdicios; a La Volcana se le están derrumbando las paredes de tierra, quedando en peligro los terrenos de la unidad residencial y con posibilidades de represamiento del agua…”.

El estado de ambas quebradas no era un caso aislado, sino más bien lo que representaba la situación de cientos de fuentes de agua de El Poblado. En esa misma fecha, Vivir en El Poblado registró las obras que el Instituto Mi Río realizó en la quebrada La Presidenta por solicitud de los vecinos de la Divina Eucaristía, y cuya inversión fue de $10 millones.

Eran los noventa, y ya se vislumbraba una creciente preocupación por el medioambiente y, en especial, el estado de las quebradas. No en vano, en 1992 nació el Instituto Mi Río, para proteger la red hídrica de Medellín.

Vivir en El Poblado ha hecho seguimiento permanente a La Presidenta, ahora Parque Lineal. Imágenes del año 1994 y posteriores.
Vivir en El Poblado ha hecho seguimiento permanente a La Presidenta, ahora Parque Lineal. Imágenes del año 1994 y posteriores.

El Poblado fue donde se realizó el piloto del programa de Adopción de Quebradas, liderado por el Cabildo Verde en convenio con el Instituto Mi Río. El programa consistió “en asignar algunos tramos a empresas, colegios, universidades, urbanizaciones y agrupaciones para que adopten (a las quebradas) como propias y respondan por ellas en cuanto a limpieza, arborización, zonas verdes y adecuación general”, registró Vivir en El Poblado en 1994.


En El Poblado hay más de 400 quebradas, según los datos registrados en la Mesa Ambiental de El Poblado, organización que junto con la Junta Administradora Local (JAL) de la comuna se encarga de hacer seguimiento a la situación de los efluentes, con el acompañamiento de la Secretaría de Medio Ambiente, el Dagrd y el Área Metropolitana del Valle de Aburrá.

La eterna preocupación por las quebradas de El Poblado

“Nosotros hacemos recorridos periódicos para revisar la situación de las quebradas; en ellos se ha evidenciado problemáticas en La Escopetería, La Paulita, La Presidenta y Zúñiga”, dice Juan Sebastián Rey, presidente de la JAL de El Poblado y expresa que los problemas de hace 30 años son casi los mismos de hoy, es decir, contaminación por aguas negras, efervescencia por recepción de químicos, taponamientos por escombros e invasión de cauces, entre otros.

Desvío de cauces

Desde los noventa a la fecha, la urbanización de El Poblado ha crecido de manera exponencial y, en muchos casos y de manera literal, la construcción ha pasado por encima de las quebradas o ha cambiado su cauce, con todo lo que ello implica.

“La Volcana, La Paulita y La Escopetería fueron modificadas por los constructores; esto ocurre hace 25 o 30 años y esas intervenciones generan afectaciones porque el agua siempre reclama su cauce”, explica José Fernando Álvarez, de la Mesa Ambiental de El Poblado.

Otra problemática permanente es el incremento de las lluvias, por lo que Dagrd y Siata están monitoreando; así fue como se logró generar una alerta roja por las lluvias de comienzos de mayo pasado. La JAL también originó su propia alerta porque cree que han fallado las acciones de limpieza de las quebradas en condiciones críticas.

Por su parte, la Mesa Ambiental de El Poblado ha pedido la continuación del Plan Integral de La Presidenta, para culminar el parque lineal con el que se protegería su cauce.
Ayer y hoy, El Poblado siempre ha estado preocupado por sus quebradas y con el sueño de verlas cristalinas para tenerlas de fondo de sus registros fotográficos.

7.740.563 dosis aplicadas de la vacuna contra el COVID19 suma Antioquia

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En Antioquia, según datos de la secretaría de Salud del departamento, han sido aplicadas 7.740.563 dosis.

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En la jornada del lunes 22 de noviembre de 2021 se aplicaron 49.437 nuevas dosis, entre las etapas 1 a 5.

El consolidado de la población antioqueña con esquema completo es de 3.464.174.

Finalmente, con vacuna de refuerzo ya hay 154.296 dosis administradas. 

Vacunación de covid19 en Antioquia al 25 de noviembre

Colombia: 54.982.453 dosis aplicadas

Según el último reporte enviado por el ministerio de Salud y Protección Social, en Colombia ya han sido aplicadas 54.982.453 dosis de vacunas contra el COVID19. 

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En la jornada del martes 23 de noviembre de 2021 fueron aplicadas   402.834 dosis en todo el país.

Un total de 23.968.195 personas cuentan ya con el esquema completo de una y dos dosis, y las dosis de refuerzo aplicadas han sido 990.247 en todo el país.

Además, los vacunados con primeras dosis, al día de hoy, son 30.024.011; con segundas dosis, 19.267.154, y los vacunados con monodosis, 4.701.041 personas.

Vacunación de covid19 en Colombia al 25 de noviembre

En Provenza, vencambio convento por oficinas de Instrucción Criminal

El cambio de uso del claustro de las Carmelitas Descalzas, del edificio donde treinta años después operan un hotel y restaurantes, marcó una de tantas polémicas entre habitantes de El Poblado y las autoridades. “El Estado se pasa las normas por la faja”, dijo Vivir en El Poblado en un Editorial.

1991-1992

Corría marzo de 1991 y El Poblado y su barrio Provenza eran otros en tamaño, población, ocupación del suelo y vecinos. Y un trasteo, lo que podría definirse como un simple trasteo, al final develó no solo lo que vendría en esa década en materia de transformación de las viviendas de toda la vida en una diversidad de usos, como lo podemos apreciar hoy, sino también, tal vez lo más delicado, en un distanciamiento entre la ciudadanía y sus autoridades. En descrédito y desconfianza.

El trasteo en cuestión fue el de las Carmelitas Descalzas de su claustro ubicado en predios que hoy identificamos como el Hotel Selina y, por el costado occidental, los restaurantes Romero y Rocoto. Las monjitas ocupaban la edificación desde 1959 y, en sus palabras de despedida, dijeron que el desarrollo de El Poblado, las nuevas construcciones y la variación de los usos del suelo contribuyeron para que se perdieran el ambiente de barrio y la privacidad necesaria para la vida de un convento. También se quejaron por lo costosos de los impuestos.

“Un camión de trasteos se llevó los últimos enseres de las Carmelitas Descalzas del barrio Provenza. La luz de las 6 de la tarde alumbró el Corazón de Jesús que después de 30 años de permanecer oculto en los claustros del convento vio cómo las calles del barrio eran otras, sus vecinos de siempre también se habían ido”, informó en esos tiempos este periódico, que para la época se llamaba El Poblado y circulaba con doce páginas, una vez al mes.

En Provenza, vencambio convento por oficinas de Instrucción Criminal

Puesto en venta, el predio atrapó el interés de dos proponentes: el primero, una clínica particular, que ofreció 180 millones de pesos; el otro, el Ministerio de Justicia, que casó 300 millones, con el propósito de poner allí en funcionamiento oficinas de Instrucción Criminal.

Vendido al mejor proponente, el viejo convento, que hoy está instalado en el Monasterio San José, entre Manrique y Villa Hermosa, pasó a manos del Ministerio, lo que desató el rechazo de la ciudadanía. “Un ministro de Justicia no puede empezar por violar la ley. La comunidad puede estar tranquila de que ninguna dependencia pública puede ser instalada en este inmueble”, dijo Gabriel Congote como miembro de la junta administradora local de El Poblado.

Congote les daba voz a quienes decían que el barrio, habituado toda la vida a los aromas de las galletas recién horneadas, el sonar de las campanas y el coro de las monjitas, por ese nuevo ocupante de Instrucción Criminal presentaría incremento del tráfico que ya acosaba a la calle 10 y sus alrededores, deterioro del ambiente residencial, invasión de las vías por la carencia de parqueaderos y hasta el riesgo de un ataque terrorista, tan posible en esos años noventa.

El director de Planeación de la época citó el acuerdo 38 de 1990 como sustento para impedir ese uso del bien: “En este lugar no pueden operar dependencias públicas”, dijo-, mientras el alcalde Omar Flórez se manifestó de acuerdo con la comunidad.
Sin embargo, por encima del decreto, una resolución del alcalde, el Código de Policía y la Ley de Municipalidades, el ministerio ordenó que oficinas administrativas de la Fiscalía ocuparan el viejo convento de las Carmelitas. Luego estos despachos se instalarían en La Alpujarra.

Un editorial del periódico reflejó la posición de un sector de la ciudadanía, que en años siguientes hizo pronunciamientos similares frente a ocupaciones como la del extinto Edificio Mónaco o la estación de Policía en una vieja finca de Manila: “Ya basta: no se puede permitir que se dicten normas para que sea el propio Estado quien las transgreda. ¿Con qué autoridad moral se le puede pedir a alguien que no se pase un semáforo en rojo? ¿Cómo pedir el más mínimo acto de civismo? ¿Cómo enseñarles a nuestros hijos el respeto por un Estado que no se respeta a sí mismo?”.

¡Llegó el Metro!

En noviembre de 1995 fue inaugurado el metro de Medellín. El tren metropolitano ha sido clave para el desarrollo de El Poblado.

1995

El 30 de noviembre de 1995, a las 11:00 a. m., rodó el primer tren del metro de Medellín. Salió de Niquía y su destino era la estación Poblado. Hasta allí llegaba el recorrido en los inicios del sistema de transporte metropolitano.

Hoy, la Comuna 14 es sede de tres estaciones: Industriales, Poblado y Aguacatala y, además, es usuaria de Ayurá. Con cuatro paradas, El Poblado siempre ha sido uno de los puntos estratégicos para el Metro. Édison Escobar, profesional de la Gerencia de Planeación del Metro de Medellín, explica que desde que se pensó en el trazado de la Línea A se evidenciaba la importancia del sector para la ciudad y, por lo tanto, se proyectaron estas estaciones, pensando también en la demanda que pudiera existir en el futuro.

Desde el principio, la llegada del Metro causó inquietudes en los habitantes del sector. Así quedó consignado en diferentes ediciones de Vivir en El Poblado, siendo la primera la número 58, que circuló la primera quincena de diciembre de 1994. Un año antes de la inauguración, el periódico resaltaba aquellas preocupaciones de la comunidad: inseguridad alrededor de las estaciones, las ventas ambulantes en las zonas aledañas a estas, que el sector de La Aguacatala dejaría de ser residencial, el ruido, la dificultad para acceder a las estaciones y la escasez de parqueaderos. También resaltaba los aspectos positivos: reducción en tiempos de desplazamiento, incorporación del corredor del río al desarrollo de la ciudad; y obras complementarias, como el puente sobre la calle 30, la arborización y el desarrollo de nuevas zonas comerciales.

En noviembre de 1995, circuló la separata Vivir El Metro, una edición especial en la que se hablaba sobre las cuatro estaciones del barrio, los precios, los tiempos, el servicio de buses, entre muchas otras inquietudes.

Crecimiento

El metro, hoy un activo cotidiano de la ciudad, fue una novedad durante sus primeros meses de funcionamiento. Las filas de curiosos que querían conocerlo eran interminables, tanto en Poblado como en Niquía. Con el tiempo, el Metro se fue instalando en el imaginario de los ciudadanos, que dejaron la romería y empezaron a usarlo para el transporte diario entres sus hogares y sus sitios de trabajo.

Hoy, la estación Poblado moviliza cerca de 43.000 cada día. El sector ha crecido y con él los habitantes y la población flotante que usa el tren metropolitano como uno de sus principales medios de transporte. “El Poblado ha sido un punto de desarrollo importante de la ciudad”, explica Édison Escobar. Por ello, la compañía ha priorizado a Poblado, Aguacatala e Industriales dentro de los planes de mejoramiento de las estaciones. En Industriales, por ejemplo, se ampliaron las pasarelas cuando se integró con el Metroplús.

Debido al cambio de la dinámica, Poblado tuvo que ser ampliada. “Nos dimos cuenta de que el flujo de pasajeros se concentraba solo en la 10, y era necesario redistribuirlo hacia el sur”, explica Escobar. Por ello, se creó un nuevo acceso que permite, además, que las personas se ubiquen mejor en las plataformas mientras esperan el tren.

A Aguacatala se le hicieron cambios en el acceso para que quienes lleguen con la Cívica cargada puedan entrar rápidamente y para que quienes tengan que pasar por las taquillas, puedan hacer filas sin estar en las pasarelas. También se adecuó una zona para bicicletas y locales comerciales. Sin embargo, esta estación será fundamental en un futuro, pues allí confluirán el Metro, el Metroplús del sur, el metro ligero de La 80 y el Ferrocarril de Antioquia, por lo que habrá que pensar en desarrollos que permitan un transbordo óptimo entre medios de transporte.

Futuro

Uno de los compromisos que tiene el Metro es el de mejorar la accesibilidad a las estaciones, por lo que se trabaja de la mano con otras entidades para brindar comodidad a los peatones y, también, construir accesos fáciles a la población con discapacidad física.
Finalmente, uno de los grandes proyectos para El Poblado es el desarrollo de la estación que estaría ubicada a la altura de Ciudad del Río, entre Industriales y Poblado. “Esta se construiría si el desarrollo de los dos márgenes del río lo amerita”, explica Édison Escobar.

30 años a la rueda de la congestión en El Poblado

Parte del éxito de ser y estar en la Comuna 14 incluye convivir con el ciclo del tráfico en nuestras calles, siempre rezagadas ante tanto uso y abuso.

1994

Si bien sería injusto afirmar que poco o nada se ha avanzado en tres décadas respecto a la calidad de la movilidad en El Poblado, también sería un engaño decirnos que hoy todo fluye como queremos, que nos transportamos con plenas garantías de comodidad, seguridad y rapidez.

En pocos aspectos es tan clara la sabiduría de aquella frase que reza: “progresar, de cierto modo, es cambiar de problemas”; y eso se siente al revisar nuestras primeras ediciones de Vivir en El Poblado, aquellas con las que empezamos a conectarnos con las necesidades y anhelos de este territorio.

El comienzo de los años 1990 coincidió con un auge de la actividad comercial y de la construcción de vivienda nueva en la Comuna 14; nada distinto a lo que hoy vivimos. La diferencia es imaginar eso mismo con el panorama de la infraestructura vial y espacio público de entonces, una preocupación constante en nuestras páginas.

El comienzo de los años 1990 coincidió con un auge de la actividad comercial y de la construcción de vivienda nueva en la Comuna 14; nada distinto a lo que hoy vivimos.

No existían la Transversal Intermedia (toda una novela su realización) ni los intercambios de San Diego, Monterrey o La Aguacatala; eran solamente glorietas atestadas. Tampoco el deprimido de la calle 10A bajo la 43A (entre los icónicos locales de La Candelaria y Conavi), cuya apertura evitó seguir usando el parque de El Poblado como improvisada rotonda.

Un tema recurrente en las 820 ediciones de Vivir en El Poblado, desde 1990: la congestión vehicular de El Poblado. Ni siquiera las grandes obras de infraestructura han logrado resolver el problema.
Un tema recurrente en las 820 ediciones de Vivir en El Poblado, desde 1990: la congestión vehicular de El Poblado. Ni siquiera las grandes obras de infraestructura han logrado resolver el problema.

Los Balsos no conectaba con Las Palmas, como tampoco la loma de San Julián. No había lazo (puente) en El Tesoro ni su vía llegaba a Los Balsos.

Los puentes peatonales para la comuna apenas se estaban ensayando, como el del INEM. Por la falta de estos mismos o de simples semáforos a nivel, se registraban muertes de viandantes tratando de cruzar la avenida Industriales, que, para colmo, también pedía una ampliación.

El doble sentido en casi todas las vías era la norma, y la indisciplina y la falta de autoridad hacían que las calles fueran parqueaderos, algunas hasta de doble fila, que dejaban muy poco espacio para pasar. Eran recurrentes las quejas por la terminal improvisada de Autobuses El Poblado, a un costado de la iglesia de San Lucas.

El parque Lleras ya era foco de conflicto entre visitantes y vecinos, con el ruido, las basuras, la mendicidad y el estacionamiento en andenes. Sí, el parque Lleras, en cuyo perímetro comenzó la unidireccionalidad en el corazón de El Poblado; donde primero se elevaron las aceras para alejar cualquier carro. Luego los parquímetros, que evolucionaron en los grandes parqueaderos y las zonas de estacionamiento regulado.

Como dato curioso, la respuesta de un funcionario publicada en agosto de 1993 (Edición 34) ante la propuesta de algún comité de vecinos: “Hay muchos problemas de tránsito y poco flujo de peatones como para justificar la destinación de zonas vehiculares para el paso de peatones”. Aunque hay que decir también que se proponían celdas de parqueo en las dos transversales existentes, Las Vegas y El Poblado.

No todas eran grandes ideas, pero había cierto sabor de comunidad doliente, activa y comprometida. Que quería seguir disfrutando de su barrio de siempre y se esforzaba por coexistir en armonía con el comercio, el urbanismo, los carros, las valorizaciones apabullantes.

En Vivir en El Poblado se les dio voz a todos, convocando la corresponsabilidad. Se hizo veeduría y se registraron todas las transformaciones en esos años. Pero hay cosas que no cambian tanto: “No importa si son las ocho de la mañana, las diez o las doce o si es en la tarde, pues a la congestión se suma el calor y el mal genio de los conductores, la imprudencia de algunos transeúntes y las obras en la vía pública. No se hable si en lugar de calor lo que viene del cielo es agua. Igual, transitar por El Poblado es imposible” (Edición 40, febrero de 1994).

El Lleras y sus reformas

El casi centenario parque Lleras ha sido el centro del movimiento cultural y turístico en El Poblado. Varias veces renovado, se prepara para otra importante refundación.

1994

En 1994 el Lleras vivió su primera gran reforma en seis décadas de vida. Hoy, casi centenario y deteriorado, el parque espera por una intervención de marca mayor, que le cambiará la cara al sector. Ya la Filarmed, el Ballet Metropolitano de Medellín, la Corporación Cantoalegre y Vivir en El Poblado se encuentran instalados en Palermo Cultural, primera etapa de lo que será la transformación urbanística de la antigua sede del colegio y de su entorno, incluido el Parque Lleras. Se trata de su segunda gran reforma tras la que vivió en 1994, que le dio la cara actual.

Hoy la necesidad, más allá de mejorar su infraestructura, está encaminada a darle un nuevo aire a un lugar aquejado por problemáticas sociales ya conocidas, e integrarlo a otros sitios de la centralidad de El Poblado. Un proyecto urbanístico de marca mayor, liderado por el Fondo Inmobiliario Colombia —FIC— y del cual son socias las hermanas Franciscanas del colegio, partícipes de la propuesta como una apuesta en pro de la calidad de vida de la comunidad del lugar que las acogió por años.

El parque Lleras y sus reformas

La reforma de 1994

Haciendo historia, en su edición número 24 de octubre de 1992, Vivir en El Poblado reportaba que, a pesar de las quejas y reuniones para intentar cambiar las cosas, el Parque Lleras se estaba convirtiendo en un parqueadero, sin que Planeación Municipal hiciera algo al respecto. Un año más tarde, en septiembre de 1993, la situación no era mejor, como se leía en una carta de los vecinos del barrio, “denunciando el abandono en el que se encuentran. Las personas que nos visitaron para entregar la carta nos hablaron de armonía, paz, tranquilidad y de la generalizada mala educación de algunos, que sin respeto por nada ni por nadie, se apoderan de aceras, garajes y andenes”.

Una luz de esperanza llegó en abril de 1994, con el anuncio de la primera reforma importante del Lleras en seis décadas. La nota describía los cambios: “Se harán tres plazoletas y se acondicionará el andén para reubicar a los vendedores e impulsar nuevas actividades culturales. Se trata de que los artesanos exhiban sus productos en una zona dura mucho más ancha que la acera, delimitada por unos muros que la separen de la manga y permitan el paso de los peatones. También se instalará un mejor alumbrado, nuevos teléfonos públicos, bancas individuales…”.

La última gran remodelación del parque Lleras se hizo en 1994. Estas son imágenes de Vivir en El Poblado, que hizo un seguimiento permanente de todas las obras.
La última gran remodelación del parque Lleras se hizo en 1994. Estas son imágenes de Vivir en El Poblado, que hizo un seguimiento permanente de todas las obras.

La remodelación también contemplaba accesos para discapacitados y un cambio estético importante: “La reubicación de la fuente antigua de la plaza de El Poblado, una reliquia de la ciudad que se encuentra en proceso de restauración y está lista para situar en el centro del Parque Lleras”. También hubo espacio para curiosidades, como la que contaba de dónde venía el nombre del lugar, en este caso del señor Julio Eduardo Lleras, gerente del Banco Central Hipotecario, entidad que construyó el barrio y el parque, en la década de 1930.

El 16 de julio de 1994 se vencía el plazo para la culminación de las obras, con un presupuesto inicial de $15.802.000, que reportaban cumplido. En la última edición del año se lee que el parque estaba listo, “sólo le faltan las bancas, la iluminación y la parte oriental”.

La reforma dio un aire al parque por algunos años, en los cuales estuvo rodeado de cafés y restaurantes en un entorno amigable, que fue cambiando. En 2017 se dio su peatonalización con el denominado urbanismo táctico (temporal), y hoy espera llegar a los 100 años en un ambiente diferente, que atraiga a visitantes diversos todo el día. Que no impere solo la rumba.

Zona Rosa, de amores y odios

Este territorio del centro de El Poblado ha sido protagonista del comercio y la rumba en la ciudad. De origen residencial, hoy quiere ser un gran centro comercial a cielo abierto.

1993

El barrio Lleras nació como un proyecto de vivienda impulsado por el Banco Central Hipotecario. Fueron 45 casas que se empezaron a edificar en 1937. Su nombre, contrario a lo que muchos piensan, no se debe a un mandatario colombiano sino a Julio Eduardo Lleras, exgerente general del banco en mención.

115 establecimientos comerciales, aproximadamente, con especialidades tan diversas como la moda, la decoración y la gastronomía existían en 1993. La rumba aún no era protagonista.

El barrio creció alrededor del parque que lleva su mismo nombre. Poco a poco, la cercanía con la Milla de Oro y con el centro de El Poblado, hizo que las viviendas se transformaran en establecimientos comerciales. Luis Guillermo Orejuela, presidente de la Corporación Zona Rosa, recuerda que fue en la década de 1990 cuando llegaron los primeros negocios.

Según registra la edición 38 de Vivir en El Poblado, publicada en diciembre de 1993, los comerciantes de las calles 9, 10 y 10a se unieron para poder tener una voz ante la administración y, además, generar estrategias de mercadeo que pudieran ser beneficiosas. En la época, se contaban alrededor de 115 establecimientos comerciales con especialidades tan diversas como la moda, la decoración y la gastronomía. La rumba aún no era protagonista.

Poco a poco las problemáticas empezaron a llegar. El parqueo fue uno de los primeros dolores de cabeza. Para 1996, ya la zona empezaba a activarse en temas de rumba. Para Orejuela, una de las grandes dificultades que ha tenido la Zona Rosa es la falta de interés gubernamental. Con la popularización del sector, fueron llegando más problemas: ruido, ventas callejeras, vendedores ambulantes, inseguridad y, a escondidas, la prostitución.

Zona Rosa de El Poblado, de amores y odios
El parque Lleras y la Zona Rosa, en imágenes de 1993. Vivir en El Poblado ha sido testigo de todos los cambios en estos lugares.

Uno de los puntos de inflexión fue el atentado terrorista de mayo de 2001. Después de este y de ver que, si nadie intervenía en el sector, este se deterioraría, se creó la Corporación Zona Rosa: “Queríamos generar un impacto social. Creamos un espacio que propendiera por el respeto a los lineamientos del POT”, recuerda Jorge Gómez Ch., uno de los gestores de esta idea.

Sin embargo, la apertura de nuevos establecimientos como las licoreras, la guerra de precios y el poco control ejercido por las autoridades hizo que el Parque y las zonas a su alrededor se fueran deteriorando lentamente. La estocada final fue la popularización de Medellín como destino turístico, esto trajo consigo el turismo sexual a la zona y terminó de degradar el sector.

Proyecciones

Tras los cierres ocasionados por la pandemia de COVID-19, el sector tiene la oportunidad de repensarse. De hecho, el Parque Lleras se convertirá en el piloto de una iniciativa llamada Áreas de Revitalización Económica (ARE), un modelo que se ejecutará desde la Agencia Público Privada (APP) y que tendrá recursos de la Alcaldía y de los comerciantes del sector. Además, Orejuela espera que pronto se inicie la intervención urbanística de la zona con el objetivo de volver a ser un centro comercial a cielo abierto: “Esa es la importancia del ARE, podremos intervenir temas como fachadas, avisos y el manejo del espacio público. Esperamos también la peatonalización definitiva de algunas calles alrededor del parque”, concluye el presidente de la Corporación Zona Rosa.

Seguridad, un intangible que añoramos

Podemos decir que Vivir en El Poblado nació como una respuesta a la difícil situación que estaba viviendo Medellín, a inicios de los años 90, por la violencia del narcotráfico. El Poblado no era ni ha sido ajeno a las tragedias, pero por sobre ellas han estado la resiliencia, la solidaridad y las ganas de vivir.

1990-1991

Nadie olvida el relato del entonces joven sobreviviente de la masacre de Oporto, ocurrida el sábado 23 de junio de 1990, en una casafinca de Envigado. Aquella noche, 23 muchachos fueron asesinados por un comando armado cuyo objetivo aún no es muy claro pero que muchos han interpretado como una acción del narcotráfico para arrebatarles sus hijos a las familias pudientes de Medellín.

Dos años más tarde, Vivir en El Poblado registró el nacimiento de Semillas de Vida, una idea que surgió para conmemorar la vida de esos jóvenes asesinados y llevar un mensaje de perdón: “No guardamos rencor, el resentimiento ya mucho dolor nos causó”. El 27 de junio de 1992 hubo misa y un acto simbólico en la casafinca en la que fueron sembrados “tantos árboles como víctimas hubo aquella noche”. A la fecha, el lugar de la tragedia lo ocupan una serie de urbanizaciones residenciales.

La Fundación Solidaria La Visitación fue otra iniciativa que surgió para darle sentido a las muertes a través de obras de beneficio social. “No fue más fácil a la comunidad de El Poblado, acompañada por la parroquia de La Visitación, salir como la Fundación Solidaria para pasar a la otra orilla social de la ciudad en el momento más crucial de la historia reciente del país, cuando la violencia había golpeado familias de El Poblado, en una masacre de jóvenes en el bar Oporto”, escribió el padre Emilio Betancur Múnera, líder espiritual y social de El Poblado.

La violencia de los noventa es parte de una historia que comenzó décadas atrás, pero que creció con furia en los ochenta, que fueron los años de la barbarie de Pablo Escobar. En el Parque Memorial Inflexión, en losas de mármol negro, hay tallados 172 hechos violentos ocurridos a partir de 1984. En esa cronología se destaca 1989 como el año con el mayor número de atentados.

Varios de esos terribles sucesos ocurrieron en El Poblado y no es difícil encontrar residentes que recuerden esos años con angustia. El médico Jaime Aristizábal, quien ha vivido en El Poblado por más de 40 años, no duda en afirmar que sus hijos crecieron en el encierro, pues en su casa no se salía después de las siete de la noche. “Las salidas se redujeron a los centros comerciales y a actividades diurnas porque nos tocó una época en la que en cualquier momento explotaba una bomba”, recuerda.

Teresita Pérez, otra vecina de Lalinde, también tiene su recuerdo traumático y dice que su hermana Blanca hoy en día no puede escuchar el ruido de las motocicletas ni el de la pólvora, porque todo le suena a bombas.

Esa percepción de inseguridad y sentimiento de constante peligro afectó al comercio, especialmente a aquellos dedicados al esparcimiento nocturno. En diciembre de 1992 registramos una noticia sobre el surgimiento de Medellín Amable, una iniciativa con la que se esperaban reactivar los negocios del sector de Las Palmas, víctimas de la reducción en las ventas debido a la situación de orden público. Vale recordar que el 4 de agosto de ese mismo año había estallado una bomba en inmediaciones del centro comercial Monterrey, que hirió a ocho personas.

La violencia no terminó con la muerte de Escobar en diciembre de 1993. El 10 de enero de 2001 explotó un carrobomba en el centro comercial El Tesoro, que acabó con la vida de cinco personas y por lo menos 76 heridos; unos meses después, el 17 de mayo, otro carrobomba con 60 kilos de dinamita explotó en el Parque Lleras, causando la muerte de ocho personas y 144 heridos.

Es posible que la violencia nos aferre aún más a la vida. Una página abierta nos dejó varias frases de las cuales destacamos esta: “Por la sangre derramada, por las lágrimas injustamente robadas, por las vidas irrespetadas, porque los que creemos, queremos y amamos somos más, porque esto no quede impune y nunca lo olvidemos… Medellín, te amo”.

Un performance para conmemorar la vida de las mujeres víctimas de feminicidio

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Este jueves 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

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La Fundación Mi Sangre y el Colectivo Putamente Poderosas realizará un performance para conmemorar la vida de las mujeres víctimas de feminicidio en lo que va del año en el país. 

La cita es este jueves 25 de noviembre, a las 6:00 p.m. en la Plazuela de San Ignacio de la ciudad de Medellín (Cra. 45 No. 47-66). 

Para conocer más información sobre este acto artístico simbólico, puede ingresar a www.esoesviolencia.com.

Campaña Eso Es Violencia

Además, en este día la fundación presentó la campaña nacional Eso Es Violencia, una movilización que busca  desnaturalizar las violencias contra las mujeres, llamando la atención sobre comportamientos y expresiones que han perpetrado agresiones de todo tipo.

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De acuerdo con la investigación Barreras de acceso a la justicia en casos de violencias basadas en género de mujeres jóvenes en la subregión de Urabá, realizada en asocio con el Instituto Popular de Capacitación (IPC), el 34% de las mujeres contactadas manifestó haber sido víctima de algún tipo de violencia, no obstante, solo el 23% acude a alguna instancia para denunciar o buscar ayuda. 

De esta forma, la Fundación Mi Sangre se suma a la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Anatomía de la Melancolía en Casa Teatro El Poblado

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Una obra basada en el libro The Anatomy of Melancholy de Robert Burton se presentará en Casa Teatro El Poblado como parte de una puesta en escena que incluye danza, pintura, teatro y música.

Esta obra ha sido preparada por el Teatro Escarlata. Como su nombre lo indica, este libro trata este sentimiento que está incluido en el título del libro, y mira su relación con otros aspectos de la vida. 

Fecha: viernes 26 y sábado 27 de noviembre

Hora: 8 de la noche

Boletería:

  • $20.000 (estudiantes con carné)
  • $40.000 público en general

Es posible adquirir las entradas  a través de una transferencia electrónica a la cuenta de corriente Bancolombia número 310 717 35162. Después de esto es necesario enviar el comprobante de pago al correo electrónico: [email protected]

Este viernes 26 de noviembre, jornada de vacunación masiva en el Colegio Marymount

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El Colegio Marymount acoge en sus instalaciones una jornada masiva de vacunación contra el COVID19.

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Se realizará este viernes 26 de noviembre, de 8:00 a.m. a 5:00 p.m., en el Coliseo Mayor (calle 7 No. 25-64).

Esta jornada es sin cita previa y el Colegio Marymount habilitó entrada vehicular y peatonal por ambas porterías.

Biológicos que se aplicarán

Tenga en cuenta los biológicos que se aplicarán por etapas.

1. Personas de 3 a 11 años: primeras dosis con Sinovac.

2. Personas de 12 a 17 años: primeras y segundas dosis de Moderna.

3. Personas de 18 a 49 años: primeras y segundas dosis de AstraZeneca. La tercera dosis para esta población solo para aquellos priorizados en etapa 1 y 2 del Plan Nacional de Vacunación, transcurridos 6 meses de la segunda dosis o dosis única.

4. Mayores de 50 años: tercera dosis, transcurridos 4 meses desde la segunda dosis. Aplica para vacunados con Pfizer, Moderna, Sinovac, Janssen y AstraZeneca.

5. Madres gestantes: primera dosis de Pfizer.

Recomendaciones para esta jornada

1. La aplicación de todas las vacunas está sujeta a la cantidad de personas presentes en el momento de la apertura del vial, para hacer un uso eficiente del biológico.

2. Se debe presentar el carné de vacunación para segundas dosis y terceras dosis.

3. Diligenciar y firmar el consentimiento informado para vacunación. Se debe descargar ingresando a http://mivacuna.sispro.gov.co.

744.334 personas se han recuperado de COVID19 en Antioquia

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El departamento de Antioquia tuvo  523 nuevos casos de la pandemia este miércoles 24 de noviembre, según el último reporte que entregó la gobernación de Antioquia.

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Así, el departamento llegó a 766.704 casos confirmados del virus del COVID19, tras los casos de las últimas 24 horas. De ellos, 404.113 son mujeres y 362.591 son hombres.

El informe indica que, a la fecha, hay 3.678 casos activos en el departamento y la cifra de personas recuperadas es de 744.334.

De los 523 nuevos casos en Antioquia, se destaca que en Medellín hay 351; en Bello, 40; en Envigado, 15; en Itagüí, 9; Sabaneta, 4; en Caldas, Copacabana y La Estrella, 2; en Girardota, 1, y en Barbosa no se presentaron nuevos contagios en las últimas 24 horas.

Además, en la última jornada se reportan 12 fallecidos, 9 de ellos en Medellín. La cifra total de muertes por COVID19 en Antioquia asciende a 16.524.

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Respecto a las camas UCI en el departamento, entre las que están las destinadas para la atención de pacientes con COVID19 y pacientes con otras patologías, Antioquia cuenta en total con 1.019 camas

De ellas hay, a la fecha, 890 ocupadas así: 156 con pacientes COVID19, 37 sospechosos de COVID19 y 697 no COVID19. Así las cosas, la ocupación de camas UCI en el departamento hoy es de 87.34 %.

Concierto buen viento con Filarmed

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La Orquesta Filarmónica de Medellín se prepara para cerrar su temporada y una forma de hacerlo es a través de lo que mejor sabe hacer: música. Antes de viajar a Extremadura, España, su director, Juan Pablo Valencia, dirigirá un concierto donde los músicos interpretarán la melodía colombiana “Tres ballets criollos” de Guillermo Uribe Holguín, “Mariachitlán”, música mexicana de Juan Pablo Contreras, y “Sinfonía Número 8” de Antonin Dvořák.

Juan Pablo Valencia inició sus estudios musicales a sus 12 años en la Red de Escuelas de Música de Medellín. Realizó su carrera como músico con énfasis en violonchelo con el maestro Ludmil Vassilev y la maestría en dirección orquestal en la Universidad EAFIT con los maestros Cecilia Espinosa y Alejandro Posada.También estudió un posgrado en interpretación del violonchelo en el Conservatorio Superior de Música de Salamanca (España). 

  • Fecha: sábado, 27 de noviembre
  • Hora: 7 de la noche
  • Lugar: Teatro Metropolitano
  • Venta de boletería:  tuboleta.com, taquilla del Teatro Metropolitano, y en Todo en Artes de los centros comerciales El Tesoro, Los Molinos, La Central, Santafé, Puerta del Norte, Megaplaza, Viva Envigado, Los Molinos, Laureles, en Tu Boleta de EAFIT y en los puestos de revistas de los almacenes Exito de Bello, Envigado y San Antonio.
  • Más información: teléfono 604 232 28 58

13.615 casos activos de COVID19 tiene Colombia al 24 de noviembre

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Según el último reporte del Ministerio de Salud, se registraron 2.520 nuevos casos de COVID19 en Colombia en las últimas 24 horas. Así el país alcanza los 5.055.253 contagios del virus en el tiempo de la pandemia.

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El país tuvo, además, 48 muertes por causas asociadas al virus. La cifra total de fallecidos en la pandemia es de 128.236 personas.

Actualmente, hay 13.615 casos activos de la enfermedad.

Los cinco territorios del país con el mayor número de contagios en este día son: Antioquia, 523; Bogotá, 296; Norte de Santander, 276; Santander, 258, y Barranquilla, 242.

Las autoridades sanitarias también indicaron que se registraron 2.511 recuperados del virus, cifra con la que se llega a 4.895.931 casos de personas que han superado la enfermedad. 

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Para esta última jornada se reportó la realización de 51.921 pruebas, de las cuales 23.538 fueron PCR y 28.383 de antígenos. 

Finalmente, en el país se alcanzan 27.839.945 muestras procesadas.

casos de covid19 en Colombi al 24 de noviembre

Medellín cuenta con 55.237 vacunas para terceras dosis

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La Alcaldía de Medellín avanza en el Plan Municipal de Vacunación. 

A partir de este miércoles 24 de noviembre, Medellín inicia la aplicación de terceras dosis de las etapas I y II del Plan Nacional de Vacunación.

Las etapas I y II comprenden al talento humano en salud y su personal logístico, todos los vacunadores, los técnicos y epidemiólogos, médicos, pilotos y tripulaciones que realizan el traslado aéreo especializado de pacientes y otros grupos priorizados en el Decreto 630 de 2021. 

Milena Lopera, subsecretaria de Salud Pública, explicó que el talento humano en salud menor de 50 años puede acceder a su tercera dosis de vacunación llevando el carné que acredite que es personal de la salud y que lleve más de seis meses vacunado con las dos dosis. 

En tanto, las personas mayores de 50 años deberán acercarse con mínimo cuatro meses de haber cumplido su esquema y, así mismo, esas personas que están inmunocomprometidas, las trasplantadas o que tienen algún diagnóstico autoinmune se pueden acercar a un punto de vacunación a los 30 días posteriores a su segunda dosis. 

Igualmente, los mayores de 50 años, el talento humano en salud y las personas con comorbilidades inmunocomprometidas podrán acercarse a los 63 puntos habilitados para la inmunización. 

Más detalles de la aplicación de la tercer dosis en Medellín, la entrega la subsecretaría Milena Lopera en el siguiente video:

Puntos de vacunación

Según información se la secretaria de Salud de Medellín, algunos de estos sitios son: ITM Fraternidad, Terminales del Norte y del Sur, Coliseo de Voleibol en el Estadio Atanasio Girardot y los centros comerciales Gran Plaza, Florida, San Diego, Oviedo y Unicentro, de 8:00 a.m. a 5:00 p.m.

También estarán dispuestos los centros de salud de Altavista, Guayabal, Palmitas, San Lorenzo, Santa Elena, Santo Domingo y Sol de Oriente, de 7:00 a.m. a 4:00 p.m. 

Así como las unidades hospitalarias de Belén, Castilla, Manrique, Doce de Octubre, Nuevo Occidente, Santa Cruz, San Antonio de Prado, San Cristóbal y San Javier, de 7:00 a.m. a 7:00 p.m. 

Para más información acerca de los 63 puntos de vacunación, visite las redes sociales de la Alcaldía de Medellín. 

Balance de aplicación de la tercer dosis en Medellín

En este momento, según los lineamientos del Ministerio de Salud y Protección Social, los susceptibles para la tercera dosis son 661.000 mayores de 50 años, 305.178 personas con comorbilidades inmunocomprometidas y 91.047 personas de talento humano en salud. De estos, 78.980 ya han sido vacunados. 

Con corte a este miércoles 24 de noviembre, Medellín cuenta con  55.237 dosis disponibles para refuerzo. 

La Administración Municipal continúa a la espera de que el Gobierno Nacional envíe nuevos lotes de biológicos que combaten la covid-19, no solo para estas terceras dosis sino para iniciar y completar esquemas, y seguir avanzando en la inmunidad colectiva.