Con la firma del chef Juan Manuel Barrientos, abrió las puertas El Cielo Classic, una propuesta de cocina campesina colombiana con servicio clásico francés. La inauguración fue el jueves 24 de enero.
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Con la firma del chef Juan Manuel Barrientos, abrió las puertas El Cielo Classic, una propuesta de cocina campesina colombiana con servicio clásico francés. La inauguración fue el jueves 24 de enero.
El incremento por la entrada en operación de la Planta de tratamiento Aguas Claras se verá reflejado a partir de la cuenta de servicios públicos de febrero. El vicepresidente comercial de EPM, Juan Felipe Valencia, indicó a manera de ejemplo que esa variación, para una vivienda estrato seis con un consumo de 15 metros cúbicos, podría significar un incremento de $4.500.
Si se le suma el incremento anual al concepto de agua y saneamiento, el ajuste será cercano, según cálculos de la empresa de servicios públicos, al 9%. Valencia también indicó que, incluso después de la nueva tarifa, Medellín se mantendrá por debajo del cobro que se hace por el mismo servicio en ciudades como Cali y Bogotá.
Santiago Ochoa Posada, vicepresidente de aguas y saneamiento de EPM, explicó que para calcular el incremento se le presentó a la Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico la estructura de costos del funcionamiento de la nueva Planta.
“Incluimos el salario de los operarios, los productos químicos, la energía y la operación”, afirmó el funcionario.
Con la recuperación del río Medellín se busca regresarle a la ciudadanía espacios a orillas del río que décadas atrás eran intransitables por sus olores nauseabundos.
La mañana del pasado sábado 27 de enero, una potranca llamada Victoria cayó a un barranco desde una altura cercana a 10 metros en la vereda Tierra Amarilla de La Estrella, en el camino a Laguna Encantada. Unos ciudadanos la encontraron el domingo mientras practicaban senderismo, y llamaron a bomberos y Policía Ambiental, pues el animal tenía una fractura abierta en una de sus patas.
La fractura provocó que la potranca, de 15 meses, perdiera mucha sangre. Varios activistas, al conocer de su situación, se unieron para ir a rescatarla y, por medio del concejal Álvaro Múnera y de la clínica veterinaria de la Universidad CES, obtuvieron ayuda.
Julio Aguirre, el veterinario forense del CES, junto con la Policía Ambiental y siete personas más, recorrieron en carro, cuatrimoto y a pie por más de hora y media el camino hasta Victoria. Al encontrarla, la potranca estaba en muy mal estado, y para sacarla del lugar utilizaron tablas de madera, lazos, sabanas, toallas, pero debido a su peso, 200 kilos, la camilla improvisada se partió.
Solo hacia las 10:00 p.m. del domingo, con una puerta metálica -utilizada como camilla- y lazos pudieron terminar de sacar a Victoria hasta la camioneta en la que la trasladaron a la clínica veterinaria San Luis en La Estrella, donde hasta este martes seguía siendo atendida y en la tarde de este mismo día será sometida a una cirugía para amputarle parte de su pata y así salvarle la vida.
La eutanasia fue una opción en la intervención, pues en este tipo de animales es común que al no poder seguir transportando carga y al faltarle una extremidad, la muerte inducida sea una alternativa, indicó el rescatista y activista animal Federico Orrego. Pero quienes participaron en el rescate son, al igual que él, activistas por los animales, en ningún momento consideraron esa opción, pues tenían la propuesta de salvarla, ponerle un prótesis a la pata amputada y llevarla a un santuario animal, La Voz de Goyo en Fredonia.
En el país ya hay antecedentes de prótesis para extremidades en animales. Para el caso de Victoria, el costo sería cerca de $700.000.
Federico Orrego le contó a Vivir en El Poblado que los costos de la operación, hospitalización, cuidado posquirúrgico y traslado a Fredonia serán cercanos a $4.000.000. Han recurrido a las redes sociales para solicitar apoyo económico y han publicado la cuenta bancaria para quienes quieran ayudar. Hasta el mediodía del martes 29 habían recaudado cerca del 60% del dinero.
El dueño de Victoria les dijo a Federico y compañeros activistas, así como a la Policía Ambiental, que la potranca la utilizaba para transportar carga. Al saber la condición en la que quedó luego del accidente, les dijo que ya no le servía y que se las regalaba para que la tuvieran en el santuario animal. El dueño ayudó en el rescate del animal hasta llevarla a la camioneta.
Quienes deseen apoyar a la recuperación de Victoria, la cuenta es 259-000145-73 ahorrros Bancolombia
Gloria Elena Peña Medina será sometida a una cirugía de alto riesgo en el hospital Marco Fidel Suárez de Bello para esta intervención necesita seis donantes de sangre tipo B+ u O-.
Si desea realizar una donación puede acercarse a la Cruz Roja de la avenida Guayabal Carrera 52 No 29A-11.
Mayor información con Adriana Peña Medina en el número : 318 5159730
Conozca las vías exentas del Pico y Placa en Medellín luego del anuncio de la Secretaría de Movilidad de Medellín sobre la rotación del Pico y Placa para el primer semestre del 2019.
El horario de la medida se mantiene de 7:00 a.m. a 8:30 a.m. y de 5:30 p.m. a 7:00 p.m.
La rotación comenzará el 4 de febrero para motos de dos tiempos y vehículos particulares mientras que para taxis iniciará el 1ro del mismo mes.
Lunes: 6-7-8-9
Martes: 0-1-2-3
Miércoles: 4-5-6-7
Jueves: 8-9-0-1
Viernes: 2-3-4-5
Lunes: 4-5
Martes: 6-7
Miércoles: 8-9
Jueves: 0-1
Viernes: 2-3
El pasado fin de semana se realizó la primera edición del Hay Festival en Jericó. Ocupación hotelera completa, 4.100 asistentes a las charlas, entre otras cifras dan cuenta de un exitoso evento. Fotos de Isaac Meneses.
El compromiso de la Alcaldía de revertir la racha de homicidios con que terminó 2018 y su plan bandera de seguridad para Medellín, tambalean. Analistas señalan problemas de enfoque.
Cerró 2018 con un panorama de miedo y dolor en Medellín por los homicidios y con el compromiso de las autoridades de reducir las muertes violentas en el nuevo año, por demás, programa bandera de Federico Gutiérrez. Pero las estadísticas se rompieron.
Medellín sufrió 625 asesinatos en 2018; en diciembre hubo 51 casos y lo que va de enero (miércoles 23 a la 1 a.m.) reporta 42. Y no se debería hablar de una eventual reducción. Comparar las estadísticas de homicidios deshumaniza y trivializa el fenómeno. La vida es sagrada y no admite paralelos. Hay que decirlo así: desde el primero de diciembre en la ciudad se han perdido 93 vidas. O 667 en los últimos trece meses.
En 23 días de 2019 van 42 homicidios. Hay que ampliar el concepto de “nosotros”, anota Lukas Jaramillo: “No es un fenómeno de Villa Hermosa, San Javier, Belén o San Cristóbal, hay que ver la ciudad como un todo”.
Para la Alcaldía los asesinatos tienen como raíz principal la confrontación entre grupos delincuenciales. Hay identificados 84 en la ciudad y la captura o la muerte de sus cabecillas derivan en más homicidios, además ordenados desde las cárceles, asegura el alcalde. Esta disputa pone el 70% de las muertes. Villa Hermosa y San Javier son las más golpeadas.
¿Entonces estamos sometidos al círculo captura-asesinato, vicio que no tendría fin ante la prolífica renovación de estructuras criminales alentadas por el narcotráfico y la extorsión?
Lukas Jaramillo, del centro de estudios Casa de las Estrategias, identifica otras explicaciones: “La Alcaldía tiene vocación por la captura y descuidó otros frentes de intervención. Los cabecillas delinquen desde la cárcel y en las calles hay sobreoferta de jóvenes para los grupos criminales. La Alcaldía debe perseguir a los criminales y fortalecer la Justicia, pero sin desechar la intervención integral de los barrios. No hay presencia institucional suficiente, con oportunidades sociales para la comunidad. Por eso el crimen organizado se reestructura”.
“La Alcaldía debe revisar su enfoque: si solo ofrece confrontación, habrá más muertos”, analiza Lina Zuluaga, investigadora del Observatorio de Seguridad Humana. “Las estructuras armadas ilegales cada vez ganan más espacio en los barrios en el manejo de la justicia, la economía y la seguridad. Por la ausencia de la institucionalidad, o por su lentitud, la gente termina acudiendo, pagando, temiendo y legitimando a las estructuras ilegales. El enfoque no solo debe ser el de la fuerza, el Plan integral de seguridad y convivencia relegó puntos clave como el de la prevención”, añade.
En 23 días de 2019 van 42 homicidios: reto de once meses para el equipo de Federico Gutiérrez. Y reto de ciudad.
¿Quién pone en orden el parque Lleras?: volvemos a preguntar…
Denuncias desde el celular: la nueva estrategia de seguridad en Medellín
Su apuesta por este deporte, al que eligió en vez del baloncesto, le ha salido bien por ahora. Cuarta entrega de los talentos de El Poblado vinculados al Team Medellín.
Si los entrenadores del club de ultimate más importante del país, el Revolution de Medellín, te dicen que cómo es posible que con tu talento no estés jugando con ellos, algo estarás haciendo bien para que reclamen tu presencia en su nómina.
Le ocurrió a Laura Arango Mejía (17 años, celebra los 18 a comienzos de febrero) en Bélgica. Corría 2016 y esta joven habitante del barrio San Lucas completaba su cuarto año jugando ultimate. Había sido seleccionada para asistir a un torneo europeo con la Selección Colombia para menores de 17 años, gracias a la insistencia de su profesor Santiago Montaño, quien fue el primero que detectó sus habilidades y la invitó a que se presentara a las pruebas en las que finalmente fue elegida.
Allí su participación fue destacada y los entrenadores de las selecciones Colombia, Mauricio Moore y Alejandra Torres, que a su vez son instructores del Club Revolution, se cuestionaron sobre el porqué no habían tenido a Laura antes bajo su mando.
“No lo sé”, fue lo único que ella les pudo responder. Quizá, dice, era porque el lugar de entrenamiento, la Unidad Deportiva de Belén, le quedaba muy lejos de casa.
Una vez llegaron de Bélgica, Alejandra la invitó para que fuera y desde entonces la trayectoria de Laura en el ultimate ha sido en escalada.
Laura recuerda que la primera vez que observó un juego de ultimate fue en su colegio, el Montessori, en 2012. Allí se realizaba un torneo intercolegial y se antojó por saber más de ese deporte en el que un disco volaba y tras él los jugadores hacían toda clase de maromas para lanzarlo, atraparlo y llevarlo a una zona de anotación.
Sin embargo para practicarlo tuvo que esperar, pues en el colegio la convocatoria solo aplicaba para estudiantes entre noveno y undécimo grado. Ella estaba en séptimo. De todos modos, unas compañeras del mismo grado consiguieron cupo y ella las acompañaba apenas terminaba la jornada.
De tanto verla, el profesor Montaño la invitó para que acudiera y de la cancha no la sacaron más. Incluso dejó de lado el baloncesto, disciplina en la que había hecho sus primeros contactos con el deporte.
“El ultimate es muy libre, diferente al resto de los deportes, no hay árbitros y uno tiene la libertad de la honestidad, de discutir con su punto de vista. Me gustó que es un deporte con acrobacias, permite muchos vuelos, mucha agilidad, es difícil que en el baloncesto se viera a alguien tirado en el piso jugando, esas habilidades me parecen bacanas”, menciona.
Una prueba de superación
Laura recibió la noticia de que había sido seleccionada por el Team Medellín, el programa del Índer que apoya y forma a jóvenes talento, al término de un partido con su club. Le dio mucha alegría, pues el proceso para ser escogida no le fue fácil.
“Sentí mucha felicidad de saber que había cumplido con las capacidades que el programa solicitaba, ya que las pruebas fueron muy exigentes”, y menciona que le tocó demandar a su cuerpo en todos los aspectos posibles: resistencia, fuerza, flexibilidad, salto, velocidad. “Eran unos test muy duros y completos”, y eso que le tocó hacerlo por partida doble. “Me sorprendió, pues en algunos claramente creía que no me sentía bien, es muy difícil tener todas las capacidades en perfecto estado”.
El apoyo que recibe de profesionales de distinta índole, preparadores físicos, nutricionistas, entrenadores mentales, psicólogos, le dan el impulso para su meta más próxima: ser seleccionada para el Mundial para menores de 20 años que se efectuará en 2020 en Suecia.El objetivo mayor sería representar a Colombia en unos Olímpicos, con la esperanza de que el ultimate sea incluido en el programa de los Juegos en un futuro cercano.
Ana Lucía Pérez Tobón, escultora, fotógrafa y bloguera antioqueña, que recorre el mundo en su Mercedes Benz, ha realizado tres grandes viajes: América del Sur en 2006; América del Norte en 2010, y el más reciente en Europa y Medio Oriente.
El pasado viernes 18 de enero sufrió un accidente en Cisjordania, en Kfar Adumim, cuando un Toyota blanco con matrícula israelí chocó el costado derecho del Mercedes modelo 1961.
El golpe dejó casi destruído el carro y a ella le ocasionó una triple fractura de cadera y otra del pómulo izquierdo. Otras dos personas resultaron heridas.
Aún recluida en un hospital de Jerusalén envió este mensaje por medio de sus redes sociales:
Ana Lucía tiene 59 años. El 2 de marzo de 2018 llevó su Merce a Cartagena para transportarlo en barco hasta Corea del Sur, allí lo recogió el 11 de mayo y pasó por Rusia y gran parte de Europa y ahora estaba en el Medio Oriente.
El plan era llegar a África a través de Jordania y Egipto.
El accidente fue reseñado por medios locales, en uno de ellos Yedioth Pérez contó: “En el cruce de Kfar Adumim recuerdo que giré a la izquierda hacia Jerusalén, cuando de repente un coche se me acercó. No vi luces ni nada que señalara su llegada. Me golpeó fuerte y desde entonces no recuerdo nada”.
Diez días después del accidente es consciente de que pudo ser mucho más grave, agradece estar viva, se lamenta por su automóvil, aunque reconoce que la salvó: “El auto contiene mayores cantidades de metal que los autos nuevos y esto me protegió durante el accidente. Los médicos dijeron que es un milagro que pueda volver a caminar”.
La Visitación
Martina Ramirez Cardenas, 20 de enero
Jorge Enrique Blanco Rodríguez, 26 de enero
Santa María de Los Dolores
Margarita Bravo de Restrepo, 23 de enero
María Camila Mejía Bedoya, 21 de enero
San Juan Ápostol
Jaime de Jesús Vieira de Jaramillo, 14 de enero
Ana Cecilia Suárez de Castrillón, 14 de enero
Amanda Posada de Vélez, 25 de enero
San Lucas
Clara Patricia Vélez Osorio, 29 de enero
Este lunes falleció en Medellín la antioqueña Rocío Vélez de Piedrahíta, destacada escritora quien además hizo parte de la Academia Colombiana de Lengua como Miembro Correspondiente, era columnista de algunos medios en el país y también integró la Comisión de Paz durante el gobierno de Belisario Betancur en la primera mitad de la década de los 80.
Vélez de Piedrahíta tenía 92 años y fue autora de 15 publicaciones, algunas de las más destacadas El hombre, la mujer y la vaca; Entre nos; La Cisterna y El pacto de las dos Rosas.
Sobre Rocío, la autora María Teresa Ramírez escribió en la biografia autorizada Rocío Vélez de Piedrahíta. Vida y obra anclada en la memoria (Medellín, las Mujeres y las artes, Secretaría de las Mujeres de Medellín, 2010): “Entre la bruma de mis recuerdos de adolescente, puedo ver un ejemplar de El Espectador que llegaba a mi casa los fines de semana. A mí me resultaba un tanto extraño el interés que aquel periódico de Bogotá despertaba en mis padres, pero para ellos era un delicioso manjar. En la noche, mi padre, acostado en la cama, lo leía y releía durante largo rato hasta que se quedaba dormido y las páginas sueltas se deslizaban de sus manos para caer sobre la alfombra. De allí lo recogía mi madre, que era también una gran lectora, y alguna noche de aquellas, cuando me acerqué hasta su cama para despedirme y pedirle la bendición, la vi sonreír por algo que estaba leyendo. Eran las crónicas de una escritora llamada Rocío Vélez de Piedrahíta”.
Y añadió: “Fue así como escuché hablar por primera vez sobre esta mujer, cuyo nombre, un tiempo después, se convertiría en un referente obligado dentro del panorama literario de Medellín y de Colombia”.
En 2016, la directora de la Editorial de la Universidad Eafit, Claudia Ivonne Giraldo, escribió en Vivir en El Poblado: “Sin alardes, Rocío establece una línea matrilineal en esta Antioquia dominada por las voces masculinas, para que la otra visión del mundo, la de las mujeres, la de los diferentes, la de los segregados, pueda contar también con claridad y con hondura, sus verdades distintas”.
Rocío Vélez de Piedrahíta también fue docente de la Universidad de Antioquia y representante de Colombia ante la Unesco-Cerlal.
Su esposo fue Ramiro Piedrahíta, también fallecido, con quien tuvo cinco hijos: Mercedes, Amalia, Carmenza, María Cecilia y Evaristo.
El miércoles 30 de enero se realizará una misa en su honor a las 11:30 a.m. en la iglesia de San Lucas.
El Servicio Geológico Colombiano registró un sismo de magnitud de 4.0 con epicentro en el Volcán Nevado del Huila y una profundidad de inferior 9 kilómetros sobre las 4:07 p.m.
El movimiento telúrico fue reportado por algunos usuarios en la ciudad de Medellín.
El Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres DAGRD informó que, “Luego de sismo registrado en los últimos minutos, no se reporta novedad en Medellín”.
A las 4:32 p.m. el Metro de Medellín informó que se normalizó la operación en la línea B, que operó entre las estaciones San Antonio y Estadio por una falla técnica desde las 4:04 p.m. de este lunes 28 de enero de 2019.
Un tren detenido entre las estaciones Estadio y Floresta a causa de un inconveniente técnico, obligó al personal de Metro de Medellín a detener la operación habitual de la línea B y atender el imprevisto para restablecer el servicio.
La gata Nikita se perdió por la transversal Superior en el sector de la universidad CES. Si tiene algún reporte de este felino raza Maine Coon por favor comunicarse al número 3173129394.
https://www.vivirenelpoblado.com/vivir-bien/mascotas/
A partir del lunes 4 de febrero de 2019 iniciará la rotación del Pico y Placa en Medellín y los municipios del Valle de Aburrá que tienen establecida la medida. Para taxis la rotación comenzará a partir del viernes 1 de febrero.
El horario se mantendrá de 7:00 a.m. a 8:30 a.m. y de 5:30 p.m. a 7.00 p.m.
Lunes: 6-7-8-9
Martes: 0-1-2-3
Miércoles: 4-5-6-7
Jueves: 8-9-0-1
Viernes: 2-3-4-5
Lunes: 4-5
Martes: 6-7
Miércoles: 8-9
Jueves: 0-1
Viernes: 2-3
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Sutex presentó en Colombiatex 2019 su nueva colección Celi La Lavandera, una alianza con la marca SOY junto a los diseñadores Diego Guarnizo y María Luisa Ortiz.
Ángel es un sello que se ha transmitido en cuatro generaciones en el ámbito de la joyería local. Mauricio conoce el negocio hace 38 años. El cliente cambia, la promesa no.
Ángel Ángel, el abuelo, puso hace 40 años la primera piedra más que de una empresa o una marca, de una forma de hacer las cosas. Le siguió Ángel María, luego Mauricio y la línea va en Juanita, siempre con el trabajo a mano y la honestidad como expresiones comunes.
Mauricio en su taller de joyería Joyangel, ubicado en el edificio Colmena, ha atendido centenares de clientes y ha visto la transformación del mercado, antes compuesto por parejas que querían afirmar su compromiso con un anillo y elegir luego una argolla como símbolo de eternidad. “Hoy además tenemos uniones libres y vínculos entre personas del mismo sexo. El caso es el amor. Y ya no solo son argollas, hay quienes se quieren diferenciar de los demás y expresar su relación con pulseras, cadenas, relojes. Pero el caso es el amor, es lo importante”.
Honestidad es uno de los valores que quieren expresar con la marca. Y salta la duda: ¿Hay colegas que no la profesan? “En el gremio se ve de todo. Pero al margen del gremio, fue la primera lección y exigencia de mi abuelo hace 40 años: trabajar con honestidad, con ética en la labor, en los materiales, en la custodia, en los avalúos y en la discreción por los bienes del cliente”.
Lo expresa en su taller a la vista para el visitante y mediante atención personalizada, además con extensión a su hija Juanita, de Joyas Juanita Ángel, la cuarta generación: “Ella, las nuevas tendencias; yo, lo clásico”, dice, sin negarse a las alternativas presentes: una app para que el cliente inspire su propio diseño y la próxima implementación del modelo 3D.
Los tiempos cambian, el mercado ya vimos, pero la esencia está firme: “Tengo un compromiso con el apellido, nos buscan por ser Ángel, es un peso que debemos saber llevar”.
Por: Juan Felipe Quintero
Un viaje en carro por el Suroeste deja descubrir deliciosas viandas al lado del camino. Si va para el Hay Festival en Jericó, esta es la ruta. La ruta lo invita a salir de la ciudad y a perseguir los cafetales.
Según Julián Estrada, antropólogo, la vía que de Medellín va hacia el Suroeste es una oda a la cocina tradicional antioqueña: fríjoles, chicharrones, morcillas, chorizos… Tome nota de los lugares en los que puede degustar delicias.
Por Juan Pablo Tettay
Si su relación con el vino ha avanzado y ahora quiere probar nuevas cepas, de productores pequeños que cuidan la calidad de manera especial, quizás es tiempo de suscribirse a un club de vinos como Decanter, que ofrece un portafolio de 16 bodegas de Chile, Argentina y España, con vinos que van desde reserva, hasta ultrapremium, que llegan hasta su casa según el plan que elija.
También puede visitar su sede en el barrio Provenza, comprar por botella y de paso probar sus aceites de oliva. https://decanter.com.co
Por primera vez se realizará en el municipio de Jericó el Hay Festival, un evento para disfrutar de la literatura, las artes y el periodismo. Conoce su programación.
Viernes Enero 25
Cine
Jericó, el infinito vuelo de los días. 7 p.m. Parque principal de Jericó. Conversación de la directora Catalina Mesa con protagonistas y proyección de la película. Narra la magia de los pueblitos de la montaña colombiana.
Sábado Enero 26
Conversatorio
Las lecturas que me hicieron escritor. 10 a.m. Teatro Santamaría de Jericó. Héctor Abad Faciolince y Xavi Ayén.
Conversatorio
Libros maravillosos. 11:30 a.m. Auditorio Museo Municipal MAJA. Jerónimo Pizarro en conversación con Luisa Restrepo.
Conversatorio
El arte del cuento. 2 p.m. Teatro Santamaría de Jericó. Juan Gabriel Vásquez en conversación con Xavi Ayén.
Conversatorio
El mesías de las plantas. 3:30 p.m. Parque Educativo Municipio de Jericó. Carlos Magdalena, botánico español que ha recorrido el mundo al rescate de plantas en peligro de extinción, en conversación con Ana María Benavides.
Conversatorio
El reto del autor, la hoja en blanco. 5 p.m. Teatro Santamaría de Jericó. Pilar Quintana y Santiago Gamboa en conversación con Juliana Restrepo.
Conversatorio
Cuando la realidad supera a la sátira y al humor. 6:30 p.m. Teatro Santamaría de Jericó. Vladdo en conversación con Pascual Gaviria.
Música
18 años de una loca fiesta alrededor del mundo. 8 p.m. Parque principal de Jericó. Concierto de Puerto Candelaria.
Domingo Enero 27
Conversatorio
Aquellos años del Boom, el grupo de amigos que lo cambiaron todo. 9:30 a.m. Auditorio Museo Municipal MAJA. Xavi Ayén en conversación con Juan Diego Mejía. El libro de Ayén viaja a los años sesenta y setenta cuando Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Julio Cortázar y José Donoso revolucionaron la historia de la literatura en occidente.
Conversatorio
La poesía: más urgente que nunca. 9:30 a.m. Teatro Santamaría de Jericó. Horacio Benavides en conversación con Lucía Donadío.
Conversatorio
El sistema del tacto. 11 a.m. Teatro Santamaría de Jericó. Alejandra Costamagna en conversación con Mónica Quintero.
Conversatorio
La voz de las mujeres en el periodismo. 11:00 a.m. Auditorio Museo Municipal MAJA. Sabrina Duque en conversación con Paula Jaramillo.
Conversatorio
Historia mínima de Colombia. 12:30 p.m. Teatro Santamaría de Jericó. Jorge Orlando Melo en conversación con Saúl Álvarez.
Boletería (aplica para todos los eventos): entre $1.500 y $10.000, según el tipo de afiliación a Comfama. Abonos para cuatro charlas: entre $5.200 y $34.000. Info: 362 5757 y latiquetera.com.
Lograr la perfección en esta clásica preparación es utópico, pero la búsqueda de ingredientes, mezclas, formas y tamaños lleva a exploraciones ganadoras con el croissant.
Por Claudia Arias Villegas
Elvira Restrepo, de La Maga, dice que hablar del croissant ideal es difícil, pero en sus ocho años explorando la preparación ha descubierto factores determinantes para crear su propuesta, que debe ser deliciosa para ella y que con el tiempo ha sido la que sus clientes reconocen y buscan.
El primer reto fue encontrar los mejores ingredientes, teniendo en cuenta que las harinas y las mantequillas colombianas distan bastante de las europeas.
“La harina es fundamental, que sea pura y menos pesada; también la mantequilla es determinante, de vaca, si bien la margarina derrite más fácil, el sabor de la primera no se compara”. Cuenta que en sus ensayos iniciales le quedaban apelmazados, o crecían poco, hasta que fue encontrando un balance entre esponjoso y hojaldrado, que la dejó satisfecha.
Los últimos cinco años ha contado con las manos de Enelfi, una gran panadera que justo ahora se jubila, con lo cual es tiempo de encontrar las nuevas manos que amasarán sus croissants de mantequilla, integrales, de chocolate, de quesos diversos y veganos. Deliciosos, sí, entre la exploración de Elvira (y su paladar), los ingredientes que no deja de buscar y el equipo que le ayuda a crear cada receta, en La Maga se puede elegir sin pensar mucho. Cualquiera de sus croissants resulta una grata apuesta para los sentidos.
Para que no siempre prepare los sándwich con los mismos ingredientes, aquí le presentamos una receta para disfrutar de este bocadillo de una forma diferente.
Ingredientes para una unidad
∙ Un croissant
∙ Cinco espárragos
∙ Un tomate
∙ Una cucharada de queso azul
∙ Una cucharada de queso crema
∙ Dos cucharadas de leche
∙ Sal y panela
Procedimiento
Cortar los tomates en gajos y untar con la sal y la panela. Llevar al horno por 10 minutos a 428°F (220°C).
Aparte, en una olla mezclar la leche, el queso crema y el queso azul, llevarlos al fuego para que se integren y retirar antes de que hiervan.
Blanquear los espárragos en agua hirviendo (sumergirlos por 30 segundos), retirar y partir con la mano para descartar la parte fibrosa.
Abrir el croissant, poner los tomates primero para que lo impregnen, luego los espárragos, bañar con la salsa, tapar y servir.
El ciclo de cuatro portadas de diciembre-enero se origina en el programa Noche de galerías promovido por Lokkus Arte Contemporáneo el 12 de diciembre de 2018. Este proponía acercarse al trabajo de artistas promovidos por distintas galerías y, al mismo tiempo, explotar la posibilidad de buscar algún regalo navideño.
Los cuatro trabajos hacen referencia a la fiesta y a experiencias vitales. Ana María Velásquez se refiere al Carnaval del Diablo, en Riosucio, Caldas; la obra de Cristina Cartagena se vincula con recuerdos de infancia; Marcela Cárdenas reflexiona acerca de las similitudes que existen entre los seres vivos, animales y vegetales; y Alfonso Posada rinde homenaje a un ícono de la ciudad.
El proyecto de Lokkus plantea una perspectiva adicional. Frente a la realidad del mercado, que por los altos costos escapa a las posibilidades de la mayor parte de las personas, la obra gráfica, por su condición múltiple, ha ofrecido a lo largo de la historia una alternativa, no solo para quien desea adquirir arte sino también para los artistas que buscan otros circuitos de difusión.
Las portadas de arte de Vivir en El Poblado se inscriben dentro de estas perspectivas de procesos alternativos para la aproximación a las artes visuales.
¿Sabe cómo hervir, freír o asar? Son métodos de cocción básico que todo cocinero debe conocer a la perfección.
Cocinar es sencillo y divertido si tiene en casa los utensilios adecuados y es mucho más fácil si conoce técnicas básicas para leer y seguir una receta. Lo primero que se debe conocer a la hora de enfrentarse a los fogones, son los métodos de cocción. “Estos son la pauta principal y el éxito de muchas preparaciones”, explica la cocinera y docente Marcela Casas. “En los diferentes métodos radica la transformación de la materia prima, al escoger uno u otro método, elegimos cómo será presentado, además, lo hacemos más gustoso, más digerible, saludable, cambiamos su textura y se activan propiedades, colores y sabores”. Al conocerlos, podrá hacer magia con lo que hace cada vez que prende la estufa; si los aplica bien, el resultado final será siempre más gustoso.
Lo primero que hay que saber es que estos pueden separarse dependiendo del medio en el que se cocinen los alimentos:
• Métodos húmedos: también llamados de expansión y extracción, pues todo el sabor pasa al líquido de cocción. Es decir, todos los elementos nutritivos y aromáticos se desprenden del alimento pasando al medio en el que se están cocinando.
• Métodos secos: también conocidos como concentración o contracción. Es el calor seco el que cocina los alimentos, el sabor y las propiedades nutricionales se quedan en el mismo. Gracias a la exposición brusca al calor, se forma una costra que protege el interior de los ingredientes.
Mixtos: estos mezclan los dos anteriores. Generalmente se empieza una cocción en seco, para luego terminar en húmedo.
Otra forma de clasificarlos es a partir de la transferencia de calor:
• Radiación: es cuando el calor se transmite por rayos que van desde la fuente de calor a los alimentos, como un tostador.
• Conducción: es cuando el alimento está en contacto con el recipiente de cocción y este con la fuente de calor, por ejemplo, cuando se usan sartenes.
Convección: es cuando el alimento se encuentra rodeado por aire o por un líquido caliente como agua o aceite.
Los métodos más comunes
Hervir, pochar y blanquear
• Tipo: húmedo
• Transferencia: convección
“Se me quema hasta el agua”, dicen quienes le temen a la cocina. Para hervir no hay misterio: prepare una olla con suficiente agua y póngala al fuego, el calor se encargará del resto. Desde lo técnico se dice que hervir es calentar el agua a 100°C para cocinar en ella. Si se preparan proteínas, la temperatura coagula la albúmina dentro de las células. ¿Cómo saber que se llegó a la temperatura ideal? Las burbujas son la clave. Si tapa la olla, acelera el momento de ebullición.
Si la receta pide hervir a fuego lento, baje el calor del fogón para que las burbujas suban suavemente, casi como las de una gaseosa.
Hervir a fuego lento y pochar son, prácticamente, sinónimos. Y si la receta pide blanquear los vegetales, simplemente añada sal y vinagre al agua desde el principio y cuando el agua hierva, déjelos cocinar por menos de dos minutos y luego, páselos a un recipiente con agua helada para detener la cocción.
Vapor
• Tipo: húmedo
• Transferencia: convección
Dicen los expertos que es uno de los mejores métodos de cocción: retiene el color, el sabor, la textura, la forma y los nutrientes del alimento. Por eso es la mejor forma de cocinar verduras frescas. Incluso, el salmón al vapor es delicioso. Este método no es recomendado para frutas y legumbres secas, pues el vapor hace que pierdan sabor y aroma.
Saltear
• Tipo: seco
• Transferencia: conducción
Es, tal vez, una de las técnicas más comunes en la cocina. Saltear es cocinar los alimentos en un recipiente caliente con un poco de grasa como aceite, aceite de oliva o mantequilla, con el objetivo de que estos no se peguen a la superficie. Se busca que haya mucho calor y poca cantidad de ingredientes, pues el exceso baja la temperatura. Evite dejar los alimentos mucho tiempo, pues se pueden quemar y secar fácil y rápidamente.
Dato curioso: sauté se traduce en español como saltar, es decir, los ingredientes deben saltar en el recipiente.
Asar
• Tipo: seco
• Transferencia: radiación
La radiación del carbón, de la leña o de una resistencia cocina el alimento. Cuando se asa en el horno, hornear, la resistencia y las paredes son las que emanan el calor, sin embargo, hoy un horno de convección hace que el aire caliente circule y cocine uniformemente la comida. El calor seco causa una reacción química y física llamada Reacción de Maillard, que es cuando se caramelizan los azúcares y se logra un color dorado y un mejor sabor.
Freír
• Tipo: seco
• Transferencia: convección
¿Seco? Sí, a pesar de que la cocción se hace en un ambiente líquido, la alta temperatura hace que sus paredes se sellen rápidamente, por lo que el agua interior queda atrapada. Toda materia prima expuesta a la fritura debe ser crocante por fuera y tierna por dentro. La idea es que nunca esté cocinándose por más de 15 minutos.
Hugo Zapata realiza una transformación trascendental en el arte actual: nos descubre obras de arte en elementos de la naturaleza. Estas se integran al museo abierto del Campus de la U. de A.
Por: Carlos Arturo Fernández
La referencia a las realidades que nos rodean en la vida cotidiana se convirtió en la perspectiva dominante de la creación artística, al menos desde la aparición del mundo moderno en Occidente.
En ese momento, que coincide con el desarrollo de la ciencia experimental, se impuso un punto de vista centrado en el hombre que enfrenta, analiza y estudia las circunstancias de su entorno vital. En cualquier caso, tanto en el arte como en la ciencia, el hombre es “la medida de todas las cosas”, y en Occidente no hay belleza ni realidad artística que no pase por el filtro de la conciencia y de la racionalidad humanas.
Solo en un contexto como el del mundo contemporáneo, que ha expandido las fronteras conceptuales y geográficas del arte, ha sido posible romper el sentido único en la dirección de la mirada que va del artista a la realidad; ahora todas las manifestaciones artísticas y culturales, lo mismo que los desarrollos de la ciencia, se mueven en múltiples direcciones.
En este orden de ideas, las piedras de Hugo Zapata realizan una transformación trascendental en el arte actual, transformación no limitada al ámbito nacional: nos descubre obras de arte en elementos de la naturaleza, a veces casi sin intervención por parte del escultor. Obras que, en ese sentido, son producidas por la naturaleza y solo reveladas por el artista.
Oriente es un conjunto de 215 bloques verticales de basalto, de entre 120 y 150 centímetros de altura, instalado en un espejo de agua circular, en granito negro, de 10 metros de diámetro. Es la última obra que viene a integrarse al museo abierto del Campus de la Universidad de Antioquia, que acaba de cumplir 50 años de actividad académica.
El título de la obra, quizá pensado como referencia geográfica de la Ciudad Universitaria, tiene, en realidad, un sentido cultural muy amplio. En efecto, frente al racionalismo imperante en la tradición del arte occidental, el mundo oriental estuvo siempre abierto no solo al descubrimiento de bellezas naturales sino también de auténticas creaciones artísticas en los productos de la naturaleza. En ese sentido, Oriente, de Hugo Zapata, es también la afirmación de que el mundo actual se ha enriquecido por la interacción de todas las culturas en un contexto global.
Es claro que en un caso como el de Oriente, el artista no se ha limitado a poner unas piedras en bruto, como salen de la cantera; por el contrario, ha escogido una forma genérica especial, ha recortado los bloques en un rango que posibilita un juego progresivo de alturas y los ha instalado en el espejo de agua de forma tal que se posibilite percibir los juegos de luces y de reflejos a lo largo del día y la transformación incesante a lo largo del año.
Pero el artista, que descubre la belleza de la piedra y sus efectos, exige nuestra participación. Algo así como “vengan y vean ustedes mismos”: la piedra no es una cosa muerta sino un cosmos lleno de vibraciones luminosas, de colores y texturas; un mundo vivo, manifestación de la vida más profunda del universo, belleza nacida en estrellas antiquísimas, hecha perceptible por la historia geológica de la Tierra.
Una obra que nos atrapa y nos lleva a reflexionar sobre el paso fugaz de nuestra especie por el mundo.
Un municipio colorido entre las nubes, a 2.000 metros del cielo. Sus calles, sus rincones, sus montañas evocan un poema, los escritos por Dolly Mejía o los que se desprenden de los olores de sus amaneceres y de esa luz anaranjada que cobija cuando cae la tarde.
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Héctor Abad Gómez, Francisco Luis Lema, Manuel Mejía Vallejo, la Santa Laura Montoya, Jesusita Vallejo o José Restrepo Jaramillo lloraron por primera vez allí, cuando llegaron al mundo por esa puerta llamada Jericó, en el Suroeste antioqueño.
Una nueva historia comienza a escribirse en este pueblo patrimonio de Colombia. Hay Jericó, una extensión del Hay Festival, pondrá la mirada del mundo de las letras en este rincón antioqueño. Tomar café y escuchar a viva voz a los grandes será motivo para llegar allí, a sus empinadas calles donde la literatura escapó para entregarle al mundo un susurro que dice: ¡Ay, Jericó!
Por ello, Comfama destaca a los poetas Dolly Mejía y Hugo Martínez. ¿Qué los une? Jericó como tierra que los vio nacer, la poesía como su mejor legado y que su obra aún se encuentra por descubrir, admirar y disfrutar.
Diez años después de que el efímero departamento de Jericó dejara de existir, nació Dolly, poeta jericoana dentro de esa lista larga de escritores que hacen parte de la historia cultural de este municipio. Años después de ese 6 de agosto de 1920 hasta el día de su muerte, 26 de octubre de 1975, dedicó su vida a la poesía, el periodismo y los museos.
Las horas doradas (1945); Alborada en la sangre (1946); El pastor y sus estrellas (1949); Manos atadas: poema dramático en tres actos (1951) y Antología poética (1956) son algunas de sus publicaciones, además de Tulipanes al viento: cuentos, poemas y escritos, obra que puede consultarse en la Biblioteca Comfama de Bello centro.
Monseñor Nabor Suárez, presidente del Centro de Historia de Jericó, cuenta con orgullo que fue allí donde Hugo Martínez tuvo una segunda oportunidad. Su vida, a pesar de provenir de una familia acomodada, estuvo marcada por los tormentos de la calle.
Según dice su autobiografía, luego de la muerte de sus padres solo heredó el genio. Fue entonces en esa casa en la que hoy se conserva la historia jericoana donde tuvo la posibilidad de escribir.
Nacido el 19 de febrero de 1930, confesó que solo estudió hasta quinto de primaria. Murió el 13 de septiembre de 2004 en La Estrella con un sueño cumplido: dos de sus obras publicadas, Sonetos errabundos y Arpegios del Parnaso.
Conoce más sobre Jericó en revista.comfama.com
La preocupación en el Suroeste no es solo un tema de conservar por conservar. Las actividades económicas y las dinámicas sociales dependen de servicios ambientales como agua, nutrientes, temperatura y paisajes.
Por Santiago Mejía Dugand
Aunque era tan solo un niño, recuerdo tantos paseos de mi familia a La Pintada, en donde papá trabajaba como administrador de una conocida finca productora de naranjas. Recuerdo las cabalgatas, los paseos de olla, la piscina, el quiosco de las hamacas y el mango. ¡El mango! Recuerdo además que el caballo que me tocaba, y en el que montaba disfrazado de Supermán, se llamaba Confite. Papá me dijo que se llamaba así porque era verde como un confite. No lo era, por supuesto, pero mi mente me sigue asegurando que alguna vez vi un caballo verde. Hace mucho que no visito esa región del departamento. Sin embargo, me he enterado de las grandes transformaciones que están ocurriendo allí.
Todas las regiones habitadas por el ser humano enfrentan retos en materia ambiental. Algunas actividades, por supuesto, tienen un mayor impacto que otras sobre la vida y sobre los ecosistemas que la hacen posible. Como en muchas regiones, el Suroeste antioqueño se enfrenta a diferentes retos en materia ambiental: unos relacionados con las actividades tradicionales y la historia de la región, otros relacionados con actividades resultantes de las nuevas dinámicas sociales y económicas.
En cuanto a las tradicionales, es claro que la ganadería, la agricultura y la minería han sido factores que han modificado el paisaje y de varias maneras impactado el “estado natural” de las cosas. En cuanto a las nuevas, tenemos proyectos de infraestructura como autopistas, turismo a mayor escala que el tradicional y nuevos proyectos de explotación minera, también a escalas mucho mayores. Es importante recordar que la preocupación de muchos no es solo un tema de conservar por conservar. Las actividades económicas y las dinámicas sociales dependen directamente de servicios ambientales como la provisión de agua, el reciclaje de nutrientes necesarios para la agricultura, la regulación de la temperatura y los paisajes que tantos quieren disfrutar.
Las actividades tradicionales son un reto importante para la protección ambiental. Cambiar la manera en que se hacen las cosas, y probablemente se han hecho por muchos años, es complicado. Muchas veces, las regiones, los pueblos y su gente dependen de actividades que pueden tener un impacto ambiental significativo. La industria del cuero es un ejemplo claro. Aunque algunos procesos pueden variar entre regiones, el uso de algunos químicos necesarios para el proceso ha sido objeto de preocupación para muchos ambientalistas, debido al efecto contaminante que tienen y sus impactos negativos sobre la salud humana.
El uso de energía, la contaminación del aire y los olores son otras preocupaciones comunes que despierta la industria. Finalmente, el uso de cuero de animales salvajes, como ha sido históricamente el caso de las nutrias para la fabricación de algunos productos tradicionales, representa una amenaza adicional para el buen estado de las poblaciones que aún quedan en la región.
La conciencia acerca de los impactos ambientales y sobre la salud humana ha aumentado, tanto en productores como consumidores. Aunque aún quedan retos importantes, muchos de ellos han sido enfrentados, ya sea directamente con tecnología, o con cambios en la manera en que se hacen las cosas. Medidas de eficiencia energética, cambios en el tipo de energía que se usa, un mejor manejo de los desechos, restricciones al vertimiento de químicos y disminución (o eliminación en algunos casos) del uso de cuero proveniente de especies amenazadas, son algunos ejemplos de los esfuerzos que la industria puede emprender y ha emprendido. El gran reto que queda es que toda la industria lo haga y que las habilidades y tradiciones de los pueblos puedan florecer y enriquecer la cultura, y contribuir a la economía local basados en los pilares de la sostenibilidad.
Desde que se dio a conocer por parte de la Secretaría de Movilidad de Medellín la entrada en funcionamiento del radar electrónico de fotodetección, varios ciudadanos escribieron a Vivir en El Poblado con inquietudes sobre su entrada en funcionamiento antes de la fecha anunciada. El carro dotado con cámara entrará en operación el 18 de febrero.
Durante estos días previos están realizando pruebas técnicas, según aclaró la entidad. El 21 de junio de 2018 estos radares móviles habían tenido que salir de las calles, por cuenta de la ley 1843 de 2017 y la resolución del Ministerio de Transporte 718 de 2018, que reglamentó los sistemas de fotomultas. En ese entonces, María Patricia Zúñiga, subsecretaria Legal de la Secretaría de Movilidad de Medellín, aseguró que estaban tramitando los permisos para la operación de las cámaras móviles.
Luego de esos trámites, el miércoles 23 de enero la Secretaría de Movilidad de Medellín informó que tiene autorización para habilitar 14 puntos de detección de infracciones. El radar móvil podrá imponer comparendos por exceso de velocidad, pico y placa, vencimiento del Soat y de la revisión tecnicomecánica.
La madrugada de este jueves, EPM ordenó la evacuación preventiva de 47 trabajadores que se encontraban en algunos de los frentes de trabajo en cercanías a la casa de máquinas del proyecto hidroeléctrico Hidroituango, debido al nivel de ruido que desde la noche anterior se presentaba en esta zona de la obra.
La situación, explicó la entidad, es “normal” y “técnicamente prevista tras el cierre de la compuerta No. 2 el pasado 16 de enero”.
La orden de evacuación del personal se mantenía vigente hasta el comienzo de la tarde de este jueves.
“El sistema de aguas en la casa de máquinas está presentado variaciones temporales en sus niveles por la circulación de aire en el complejo de cavernas y túneles adyacentes. Este proceso se ha presentado en ocasiones anteriores desde el inicio de la contingencia. Es una situación de orden interno que no reviste riesgos para las comunidades aguas abajo” informó EPM.
Construir nuestro acervo gastronómico en términos de una competencia, de éxito o de fracaso, de presencia en listas, de número de libros publicados: ese no es el camino.
Estamos en pleno proceso de construcción de una gastronomía nacional, ese interesante ejercicio de valorar, documentar y promover productos, terruños, rituales, símbolos y personajes que sustentan nuestra manera de producir, transformar y consumir los alimentos.
Debería este ser un proceso de apertura, de construcción colectiva, de aporte de individuos y experticias provenientes de múltiples horizontes, oficios y especialidades. Sin embargo, parece estancado y anclado en pocos y construido con base en la oposición a lo foráneo: como si lo nativo nos identificara y fortaleciese, y, por el contrario, lo importado nos debilitara y nos desdibujara. Pero la práctica misma nos muestra que somos una sociedad mixta, diversa, que adopta lo de fuera rápidamente (a veces en demasía, es verdad).
De pronto y bajo esa mirada dicotómica, estamos contribuyendo a la construcción de nuestro acervo gastronómico en términos de una competencia, y a partir de ahí todo puede ser visto como éxito o como fracaso, de presencia en listas o no, de número de libros publicados con respecto a otras cocinas emergentes. Ese no es el camino.
Además, ahora el tema está en boca de todos: gobernantes, académicos, colectivos, medios de comunicación… La gastronomía está en boga, nadie lo duda. Pero cabe recordar que, hasta hace poco, la gastronomía era percibida como un OPNI (Objeto Político No Identificado) por los servidores públicos, a pesar de que la antropología o la historia cultural ya había demostrado hace lustros que las representaciones relacionadas con la cocina son indicativas de profundos desarrollos políticos, económicos y sociales. Y, no señores, nuestra gastronomía no nació ayer.
Cuando la política se apropia de un tema, se pretende acelerar y alinear sus tiempos a los ritmos de los cambios de administración, con la grave consecuencia de avanzar sin haber construido los cimientos necesarios. El riesgo es que se mire más hacia adelante y vendan espejismos de oportunidades, más que realmente permitir la consolidación de la gastronomía como un fenómeno social, cultural y obviamente económico.
Nos faltan líderes para organizar la resistencia ante el fenómeno de la sobrexposición gastronómica, su apropiación política y concentrarnos en mirar para adentro y no permitir que la gastronomía tenga dueños, que la cultura de lo rápido le gane a la tradición y que la sobreindustrialización de nuestra alimentación cotidiana gane la partida. Nuestro país ha sido un territorio marcado por los conflictos, pero este, que nos toca a todos, cualquiera sea el estrato, el origen, el lugar de Colombia donde se encuentre, está en silencio.
¿Qué nos pasa? ¿Por qué ya no estamos utilizando herramientas de transmisión del arte de la comida y la cocina, que se manifiesta por una pérdida de las costumbres familiares y de las raíces relacionadas con el suelo y nuestro lugar de la vida? Esta forma de vida en la que estamos inmersos no corresponde a un anclaje, a un territorio, a una cultura. De hecho, estamos apropiándonos y viviendo por encima del suelo, sin apoderarnos de nuestro territorio.
Hace casi ocho años la comunidad vecina de La Frontera debatía la conveniencia del desarrollo de un parque ambiental en la calle 18 sur con la carrera 43A. Valdría $2.300 millones, la obra la lideraría el Área Metropolitana e incluiría parqueaderos, plazoleta, café bar y librería, según el plan inicial.
Sesenta vecinos le escribieron en su momento al alcalde Alonso Salazar para cuestionar los conceptos de intervención. Ocho años después, ¿qué se logró con el parque? ¿Qué hizo falta? ¿Cuál es su principal reto hoy?
En el Museo de Arte Moderno se realizó el lanzamiento del segundo documental de la directora Daniela Abad Lombana. The Smiling Lombana narra la historia del abuelo materno de Daniela y se encuentra en cartelera en distintas salas de cine del país.
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9:00 a.m. – 12:00 p.m. Rueda de negocios, Mezaninne Plaza Mayor
11:00 a.m. – 11:15 a.m. Desfile Fabricato, Stand AM006
11:00 a.m. – 11:15 a.m. Desfile Microdenier / Polinylon, Stand AM178
11:00 a.m. – 11:20 a.m. Desfile Brasil, Plazoleta central
11:00 a.m. – 11:20 p.m. Desfile Lycra íntimo Ilusión, Stand 066 Pabellón Blanco
1:00 p.m. – 1:20 p.m. Desfile Lycra íntimo Fatelastex, Stand 066 Pabellón Blanco
3:00 p.m. – 3:20 p.m. Desfile Brasil, plazoleta central
3:00 p.m. – 3:20 p.m. Desfile Lycra demin C.I. Jeans, Stand 066 Pabellón Blanco
4:00 p.m. – 4:15 p.m. Desfile Microdenier / Polinylon, Stand AM178
4:00 p.m. – 5:00 p.m. Rueda de prensa de cierre, Sala de prensa
4:30 p.m. – 4:45 p.m. Desfile Fabricato, Stand AM006
5:00 p.m. – 5:20 p.m. Desfile Lycra baño Elissa, Stand 066 Pabellón Blanco
Desde el 18 de febrero en Medellín comenzará a funcionar un radar que detectará cuatro infracciones de tránsito, hasta el momento existen 40 cámaras de fotomultas, el Ministerio de Transporte tiene autorizados 70 puntos para estas detecciones electrónicas en la ciudad.
Este radar detectará el exceso de velocidad, pico y placa, vencimiento del Soat y de la revisión técnico-mecánica.
El radar rotará por 14 puntos aprobados por el Ministerio de Transporte, los cuales contarán con la debida señalización.
Los puntos aprobados:
Los que nos fuimos lejos terminamos por no ser de ningún lado. Hace treinta años me fui de Medellín, porque tenía la sospecha de que Cartagena sería un lugar más propicio para hacer literatura. Hace veinte años me vine al país del sueño, porque en Cartagena tenía que relegar la literatura a las horas fatigadas de la madrugada. Aquí estudié, soy profesor, y después de muchos ires y venires encontré unas condiciones que me permiten ganarme el pan y tener tiempo para escribir sin tener que vivir de lo que escribo.
Vivir de algo distinto a la escritura me concede una tremenda libertad. No tengo que reventarme la cabeza pensando en temas vendedores. Me he salvado de convertirme en galeote de las editoriales comerciales. La distancia también me ha beneficiado. Nadie puede obligarme a subir al bus del terror (por cierto, para entender lo que pasa, ayuda el consejo del Abate Faria: preguntarnos quién se beneficia). No tengo que gastar tiempo y energía congraciándome con quienes manejan los hilos del establecimiento literario. Exploro sin prisa el territorio de mis perplejidades.
Como todo tiene un precio, he tenido que pagar con sacrificios por esa libertad. También, he terminado por no ser de ningún lado. Es posible que me muera en este país del sueño y, sin embargo, nunca llegaré a sentir que pertenezco por completo. Veré caer la nieve con asombro de calentano. Sentiré una distancia insalvable con los rostros de mi vida cotidiana. Seguiré habitando esos lugares donde hace mucho dejé de existir.
No pasa un día sin que quiera saber de los chismes y noticias de Medellín y Cartagena. Leo periódicos, veo noticieros, mantengo contacto con amigos que me ofrecen versiones directas. El fantasma que recorre las calles de Siberia suele tener el pensamiento en lugares que, cuando finalmente los visita, no dejan de recordarle que el que se fue pa’ la villa perdió su silla.
La nostalgia he sabido manejarla. Sé muy bien cómo influye en nuestro ánimo la tendencia a idealizar lo que está lejos, lo imposible, lo que falta. Solo muy de vez en cuando –como hace una semana, cuando supe que la Piloto reabrió sus puertas– he sentido envidia verdadera de los que se quedaron.
Mi vida ha estado llena de bibliotecas. He dedicado los últimos doce años de mi vida a una bibliotecaria. El lugar donde vivo es una biblioteca con cama, cocina y baño. Las bibliotecas han sido mi refugio y el espacio de mi libertad. Pero, si me pusieran a elegir una sola, la más determinante, no lo pensaría dos veces para decir que ha sido la Biblioteca Pública Piloto.
Pasé las mejores horas de mi adolescencia recorriendo los estantes de la sección 863, sintiendo mías las posibilidades que se abrían con cada libro. Me he salvado de ser un lector de libros de moda, porque en los laberintos de la Piloto aprendí que hay que leer lo que de veras nos interesa, lo que resuena en nuestra alma. En ese paraíso conocí las dimensiones y matices del mar inmenso de la literatura y aprendí que nadie tiene derecho a decirme lo que tengo que hacer o que leer.
Impactado por el atentado contra la Escuela de Policía. Todo acto terrorista desata miedo e independiente del tamaño del enemigo, nos sentimos frágiles. Estoy leyendo 21 lecciones para el siglo XXI de Y. N. Harari y tiene una lección sobre terrorismo con reflexiones que comparto. Epígrafe: “…la humanidad puede dar la talla si mantenemos nuestros temores bajo control y somos un poco más humildes respecto a nuestras opiniones”.
“Los terroristas son maestros en el control de las mentes. Matan a muy pocas personas, pero aun así consiguen aterrorizar a millones y sacudir estructuras políticas… Desde el 11S-2001, los terroristas han matado anualmente 25.000 personas en todo el mundo, la mayoría en Irak, Afganistán, Pakistán, Nigeria y Siria. En comparación, los accidentes de tráfico matan cada año a 80.000 europeos, 40.000 estadounidenses, 270.000 chinos y 1,25 millones en el mundo. La diabetes es causa de muerte de 3,5 millones de personas al año y la contaminación atmosférica mata 7 millones al año”1. ¿Por qué tememos más al terrorismo que al azúcar? ¿Por qué no trabajamos más en la modificación de los hábitos de vida y de los intereses egoístas para reducir la mortalidad? La respuesta a estas preguntas está atravesada por oscuros intereses y toca las fibras de la egolatría humana.
“En el terrorismo el miedo es el argumento principal y existe una gran desproporción entre la fuerza real del terrorista y el miedo que consigue inspirar”. Y aunque no es fácil cambiar una situación política mediante la violencia “los terroristas esperan que aunque apenas pueden hacer mella en el poder material del enemigo, el miedo y la confusión provoquen un uso incorrecto de la fuerza. Los terroristas calculan que cuando el enemigo enfurecido usa su poder contra ellos, generará una tormenta militar y política más violenta que la provocada por ellos. Los terroristas son tan débiles que no pueden librar una guerra y optan por generar un espectáculo teatral para provocar al enemigo. Los terroristas montan un espectáculo aterrador que se apodera de nuestra imaginación y se vuelve contra nosotros” y todos tememos por la vida. “Para apaciguar ese temor, los gobiernos reaccionan con un espectáculo de seguridad que también socava nuestra seguridad y genera más miedo. Los terroristas no piensan como generales, sino como productores teatrales”. No podemos reaccionar con histeria colectiva y teatro. El teatro no tiene éxito sin publicidad y los medios de comunicación ofrecen esta publicidad. No dejemos que el terror cautive nuestra imaginación y penetre nuestra alma. “Es nuestro propio terror interior lo que hace que los medios se obsesionen con el terrorismo y los gobiernos reaccionen así. Si liberamos nuestra imaginación de los terroristas y reaccionamos de manera equilibrada y fría, el terrorismo fracasará”.2
“Nada como las dificultades y las tragedias para descubrir la solidaridad escondida de los seres humanos. En los momentos en que se revela nuestra fragilidad, comprendemos cuánto necesitamos de los otros y vemos surgir nuestra generosidad” (W. Ospina). La solidaridad es un camino. El otro está en las preguntas profundas sobre nuestra humana condición. “Me niego a someterme al miedo que aleja la alegría de mi libertad” (R. Steiner).
1. Datos de la OMS citados por Harari en su libro.
2. Y.N. Harari. 21 lecciones para el siglo xxi. oct. 2018.
No debe haber muchas ciudades con tan poca ambición, capaces de invertir tanto dinero en una vía directa a su aeropuerto y no obligar a que sea doble calzada desde el primer día.
A medida que se acerca la terminación y entrega del Túnel de Oriente, se hacen más frecuentes las noticias con detalles sobre tan importante, tan esperada, tan controversial obra.
Lo primero es que, a pesar de tantos años de espera y preparación, realmente no, no estamos preparados. Se tiene claro cómo se va a circular dentro de la obra -es decir, entre el Seminario y el Aeropuerto- pero nadie tiene claro cómo se va a circular en sus cercanías y zonas de influencia.
Los alcaldes de los municipios involucrados afirman que no tienen cómo recibir o conducir el -supuestamente- alto tráfico que entrará y saldrá de esta obra. Podrá ser muy rápida y moderna, pero acceder o salir de ella no será fácil.
Lo de “rápida y moderna” estaría muy bien, si hoy fuera 1999 y no 2019. Además de Medellín, no debe haber muchas ciudades con tan poca ambición, capaces de invertir tanto dinero en una vía directa a su aeropuerto y no obligar a que sea doble calzada desde el primer día.
Y todos los reportes, entusiastas, mencionan que el tiempo hasta al aeropuerto “bajará de 45 a solo 18 minutos”. Ningún periodista omite mencionar este ahorro. ¿Seguro? ¿18 minutos contados desde dónde? Obvio, no será desde San Diego ni desde El Poblado. Tiene que ser desde el Seminario, desde la propia entrada al primer túnel.
Pero llegar desde el Seminario al Aeropuerto por la vía actual (Las Palmas y la Variante) no pasa de 30, máximo 35 minutos, rara vez 45. El ahorro entonces no sería de 27 sino de unos 15 minutos.
Contando desde otra parte, por ejemplo desde la plaza de El Poblado, tomará al menos 15 minutos subir al Seminario, con lo que llegar al aeropuerto por el Túnel tomará unos 33 minutos. ¿Y cuánto por la vía actual? No más de 40.
Y desde La Aguacatala, o desde más al Sur, seguro será más rápido por la vieja que por la nueva. El famoso ahorro de tiempo aplicará pocas veces.
En igualdad de condiciones, un conductor promedio tomaría algunas veces el Túnel y otras veces la vía actual, dependiendo de su punto de partida. Pero si el peaje resulta ser más caro por el Túnel (y tal vez mucho más), tenderá a preferir el Alto de Las Palmas.
Y si consideramos que circular al aire libre es mucho menos estresante que por un túnel de 8 kilómetros (que prohíbe sobrepasos), entonces nuestra megaobra va a jugar siempre en desventaja. Y si añadimos que por Las Palmas hay doble calzada hasta el Alto, pero por el Túnel todo, todo, es de calzada simple, bajan aún más las posibilidades.
Más aún, si el conductor se acerca al Seminario para tomar la nueva vía y se encuentra un embudo de carros para ingresar al primer túnel -recordar que solo es de calzada simple- tendrá toda nuestra comprensión si decide seguir de largo por Las Palmas hacia el Alto y dejar el túnel para otra oportunidad.
En esta capital del embudo, si al túnel no le asignan un peaje igual o menor que el actual de la Variante de Las Palmas ($11.400), tendrá una alta probabilidad de fracaso comercial, financiero y de movilidad.
No, ¡no estábamos preparados!
Los ciudadanos, en vez de perder la sensibilidad ante lo hiriente, tenemos que gritarla una y otra vez. Lo hago hoy, el domingo y desde el jueves pasado, luego del carrobomba en Bogotá.
“Iba por la calle con dos amigos cuando el sol se puso. De repente, el cielo se tornó rojo sangre y percibí un estremecimiento de tristeza. Un dolor desgarrador en el pecho. Me detuve, me apoyé en la baranda, preso de una fatiga mortal. Lenguas de fuego como sangre cubrían (…) la ciudad. Mis amigos siguieron andando y yo me quedé allí, temblando de miedo. Y oí que un inmenso grito interminable atravesaba la naturaleza”.
Así describe el artista noruego Edvard Munch el instante en el que hizo presencia “el inmenso grito interminable” que luego plasmó en su famoso El Grito.
En la obra –pastel sobre tabla- está él en primer plano tapándose los oídos porque no soporta el gemido constante de la realidad, dicen algunos críticos. O porque la realidad, tan insuperable, lo hace explotar en un gemido, digo yo –bastante atrevida-, ahora que podría protagonizar el mismo cuadro. Quitándole “el fiordo negro y azulado” del texto –la frase que se tragó el paréntesis-, a todo lo demás le pongo la firma. Solo que como no sé pintar…, quisiera lanzar un lamento que contuviera todos los nombres todos: Iván René, Juan David, Erika, Felipe, Christian Fabián, Esteban, Luis Alfonso…, y así hasta completar veintiuno con sus jóvenes historias tronchadas; un lamento vagabundo que se escuchara en las antípodas (S4°0’0” E108°0’0”).
“El Grito nos interpela a todos –dijo alguna vez el escritor español Antonio Gil-, en estos momentos tan difíciles como angustiosos”. Y es que, al igual que Munch, los ciudadanos de cualquier época y lugar, en vez de perder la sensibilidad ante lo hiriente, tenemos que gritarla una y otra vez. Y otra más.
Eso es lo que hago hoy, hice el domingo y estoy haciendo desde el jueves pasado, luego del carrobomba en la Escuela General Santander de Bogotá. Detenida en la baranda, presa de una fatiga mortal… Dolor, rabia y esperanza malherida.
Y quisiera describir ese desgarro interminable aquí y ahora. ¿Cómo? Ya sabemos cómo se pinta un grito pero, ¿cómo se describe? ¿Con una tempestad eléctrica, un huracán, la erupción de un volcán, la estampida de una manada de búfalos en NatGeo? No. Este, del que hablo, es un grito aturdidor sí, pero con la fuerza incomparable del silencio.
(¡Hubiera dejado esta columna en blanco!)
El espacio vacío me salvaría de caer en lugares comunes: subrayar expresiones desgastadas tipo clamor ciudadano, nutridas movilizaciones, muestras de rechazo; repetir que el Eln, con su torpe brutalidad, y el descaro con que la justifica, puede hacer mucho daño aunque esté en la olla; insistir en que el único culpable de un acto terrorista es el terrorista; señalar las mezquindades de políticos oportunistas de izquierda y de derecha; explicar que también me conmueven otras violencias; poner en circulación una foto para comprobar que marché; tener que responder a Noah Harari su pregunta de por qué tememos al terrorismo si la diabetes mata mucha más gente cada año; buscar explicaciones religiosas o psicoanalíticas o filosóficas o culturales o éticas o políticas del terrorismo, qué jartera.
Solo gritar, calladita, es lo que quiero. Munch sí que me entendería.
ETCÉTERA: El Grito (1895) fue subastada en 2012 por 119.9 millones de dólares, convirtiéndose en la pintura más cara jamás vendida en la historia. En 2014 la sobrepasó Three Studies of Lucian Freud, de Francis Bacon.
Este viernes 25 de enero comienza el Hay Festival en Jericó, un evento al que se espera una asistencia aproximada de 5.000 personas y que desde ya cuenta con un 80 % de la boletería vendida.
Al llegar desde el viernes 25 a este municipio del Suroeste, el Hay Festival dedicado a la literatura, las artes, la geopolítica y el periodismo, entre otros temas, recuerda sus orígenes en la pequeña población de Hay-on-Wye en Gales.
Por: Claudia Arias Villegas
Con la proyección de Jericó, el infinito vuelo de los días se abre mañana viernes 25 de enero la programación del Hay Festival en la histórica población antioqueña, a donde llega por primera vez. Claro, la película puede verse en otros lugares, pero como el Hay está concebido como espacio de encuentro y diálogo, su directora Catalina Mesa conversará con algunas de sus protagonistas, todas habitantes de la localidad: ese es el valor de la ocasión, la posibilidad de formar parte de esas charlas.
Serán 27 invitados en una nómina que incluye a Héctor Abad Faciolince, cuya familia procede de esta localidad; Xavi Ayén, periodista español que ha entrevistado a 23 Premios Nobel de Literatura; escritores colombianos de la talla de Santiago Gamboa, Juan Gabriel Vásquez y Pilar Quintana y el caricaturista Vladdo. Expectativa ha creado la llegada de Carlos Magdalena, conocido como el mesías de las plantas, botánico de origen español que trabaja en el Reino Unido (Kew Gardens), reconocido por ser el resucitador de especies de plantas olvidadas.
Para la caleña Pilar Quintana es una buena iniciativa la llegada del Hay a Jericó, lo cual es también su oportunidad de conocer el lugar, “además puede atraer a muchos visitantes”, anota. Dos años después de publicar su libro La Perra (2017), Quintana cuenta que está muy adelante en la escritura de su nueva novela, que espera terminar este año. Justamente sobre enfrentarse a la hoja en blanco es que hablará en Jericó, junto a Santiago Gamboa, con la física y también escritora Juliana Restrepo. ¿Cómo afronta ella este fantasma? “Yo creo que lo que hago es no enfrentarme nunca a la hoja en blanco, sino tener muy claro lo que quiero escribir antes de ponerme en la tarea”, explica.
La nómina de mujeres presentes en el Hay Jericó incluye a la escritora chilena Alejandra Costamagna, quien el domingo 27 conversará con Mónica Quintero, periodista cultural, sobre su último libro El sistema del tacto. “Se trata de un texto con una estructura llamativa, en la cual ella usa unos recursos muy interesantes para romper el relato y que además incluye narradores diversos, en una mezcla que aporta un ritmo especial; pero quizás lo más relevante es el tema, con un personaje que vuelve a un pueblo a recordar, sin tener la intención de hacerlo, lo cual termina modificando su vida presente”, señala Mónica.
La periodista dice que, pensando ya en la conversación que sostendrá con la escritora, hay asuntos para destacar como, por ejemplo, la forma en que el libro confronta al lector con su propio pasado… “cómo te pone a pensar en tu tía, la que se sienta en una banquita y que ya parece que no es de este mundo; es una confrontación, mientras lees también estás escudriñando en tus memorias, en tu pasado, algo muy valioso para mí, y que aspiro les ocurra a más lectores, lo cual además, creo, permitirá tener una conversación muy amena en la que indagaremos sobre el libro que habla de la geografía, de la familia, de los afectos. Estando en Jericó habrá un ambiente muy especial para ello”.
Otro de los asuntos que serán tratados en el Hay Jericó es la sátira, en una conversación el sábado 26 de enero entre el abogado y columnista Pascual Gaviria y el caricaturista Vladdo, denominada Cuando la realidad supera a la sátira y al humor. El creador de Aleida explorará junto a Gaviria cómo, en ocasiones, la sátira y el humor se quedan cortos para retratar una realidad como la colombiana en la cual, muchas veces, ésta supera a la ficción.
Juan Diego Mejía, escritor y líder cultural de Comfama, cuenta en esta entrevista la concepción del Hay Jericó. El festival de ideas más importante del mundo se realizará en un pequeño pueblo, como en su versión original. Lo lograron con tremendo éxito, pues la boletería se vendió casi en su totalidad.
Ahora el reto es que la ciudadanía aproveche para entender el valor de estos lugares; que Antioquia es más que Medellín y unos pueblitos.
Jericó tiene historia, pero acoger un evento de este calibre ya es otro nivel.
“Jericó es el símbolo, resume lo que es el suroeste. Es como la otra parte del mundo para quienes vivimos en las ciudades. Los tenemos como en la categoría mítica sobre el relato de la colonización antioqueña, pero desconocemos esos territorios”.
Tanto que no se conocen los artistas jericoanos.
“Por ejemplo, Dolly Mejía es una poeta jericoana de la década del 20 muy mencionada en las tertulias literarias de Bogotá. O Manuel Mejía Vallejo, que es de Jericó, aunque el interés de su madre era tenerlo en Jardín, entre otros”.
¿Cómo se encubó la idea de realizar el Hay Jericó?
“Conversé con los organizadores del Hay y me contaron que el Festival arrancó en la localidad de Hay, en Gales. Es un pueblito con 15 mil habitantes, pero tiene 32 librerías; algunas no tienen ni siquiera quien las atienda, uno escoge el libro y deposita el dinero sin que nadie lo vigile”.
Después de eso surgió la necesidad de conocer la localidad de Hay.
“El Festival se realiza desde hace 32 años en un pueblito pequeño. Para ir hay que viajar a Londres, luego tomar un par de trenes y finalmente llegar en bus. Mucha gente hace el viaje con sus mochilas, como si fueran a un festival de rock. Llegan casi 50 mil personas diarias, que en su mayoría duermen en carpas”.
¿Cómo es la programación para ese público tan numeroso?
“Las conferencias son divertidas, de altísimo nivel. Yo quería ver cómo se comportaba el público y fui a charlas hasta de matemáticas. Los conferencistas son verdaderos divulgadores de la ciencia”.
¿Qué va a marcar la diferencia de Jericó con los Hay de Medellín o Cartagena?
“En Cartagena se llena de intelectuales de Bogotá, Medellín y otras ciudades, pero se hospedaban en hoteles lujosos y termina siendo muy diferente al original. Entonces nosotros apelamos a darle la vuelta y hacerlo en un pueblo pequeño, como Jericó, en el que quien venga estará todo el día en función del arte; eso lo haría distinto también del que se hace en Medellín que es de conferencias dispersas”.
Para Roberto Ojalvo la segunda etapa de vida en Jericó hace una década ha sido muy grata, en especial porque después de 50 años, encontró al regresar el mismo espíritu cívico y participativo.
Por: Claudia Arias Villegas
Nunca se alejó de su lugar de nacimiento, pero desde que llegó a vivir a Medellín a los nueve años, hasta que regresó a pasar la mayor parte del tiempo en Jericó hace una década, muchas cosas cambiaron en su vida; lo que no cambió fue su amor hacia la localidad. Jubilado de la U. de A., donde trabajó por más de 30 años, los últimos 15 en el Museo Universitario, regresó “porque me estaba enloqueciendo en la casa”.
Teresita Arias, su esposa, se enamoró de la casa que fueron a ver para que unos amigos dejaran de insistir en que era perfecta para ellos –al tiempo se dieron cuenta de que la que compraron no era la sugerida, pero resultó perfecta–. Desde entonces suelen pasar tres semanas en Jericó y una en Medellín, donde viven sus hijas Amalia y María Adelaida, y sus nietos Samuel y Santiago.
Maja, la consolidación de una vocación
Este abogado siempre ha tenido predilección por las ciencias sociales y naturales, dice, porque “soy obtuso para las matemáticas”, por eso su cargo en el Museo Universitario le produjo tantas satisfacciones. Una de sus últimas tareas fue liderar el convenio con el Idea para hacer un proyecto de prospección arqueológica en Jericó, al cual él agregó la cláusula para que aportaran en el proceso de reapertura del Museo Arqueológico del Suroeste Antioqueño –Masur– y el Museo de Arte Religioso, que llevaban años cerrados.
Aún no sabía que la vida lo llevaría a liderar el nacimiento del Museo de Jericó –Maja–, que además opera en sedes adicionales la colección de artes decorativas Casa José Tomás Uribe Abad y el Ateneo Álvaro Arango Gaviria Casa de la Música.
Tras ganarse una convocatoria de la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia con 400 millones de pesos, la sede actual fue reforzada y remodelada, lo cual ha permitido que a la fecha haya albergado más de 300 exposiciones. Todo ha sido posible gracias al liderazgo de Ojalvo, así como al apoyo del grupo de amigos del museo, del municipio, del departamento, de la Nación y de fundaciones privadas y benefactores.
Roberto ahora vislumbra otra ampliación, ya diseñada por Dora Luz Echeverría, quien se encargó de la obra anterior; no está fácil, pero él insiste. Ver la forma en que el público de Jericó ha respondido a las propuestas culturales es su mayor aliciente.
El municipio de Jericó ha sido pionero en muchas cosas; la más reciente: que el festival de ideas más importante del mundo se realice allí y no en una urbe.
Por: Daniel Palacio Tamayo
La corriente de aire caliente que acompaña el río Cauca y la que viene desde los farallones del Citará, en límites con el Chocó, se encuentran en Jericó. Los vientos que soplan en este municipio enclavado en lo alto de la montaña hacen que las cometas tomen un vuelo hasta casi perderse entre las nubes.
El colorido de las cometas se suma a las fachadas verdes, amarillas, rojas, acompañadas por flores moradas en sus portones. La postal no va solo en el decorado de las casas: los adultos usan sombrero, carriel, pantalón de paño. Y es que en esta localidad aún se conservan las tradiciones con las que fue erigido en 1852 y con el que desde un inicio tomó un perfil cívico.
Para uno saber por qué las gentes de Jericó son tan cultas se tiene que remontar a la historia del proceso de colonización. “El sueño de los fundadores era tener un pueblo de agricultores”, recuerda Roberto Ojalvo; jericoano de nacimiento y líder consagrado de la cultura, ahora desde el museo Maja.
Para cumplir ese sueño, quienes iban a vivir en Jericó primero tenían que pasar una cuarentena en Fredonia y demostrar sus destrezas en algún arte u oficio. Con la creación de la Diócesis en 1915 y la llegada de cuatro comunidades religiosas europeas dedicadas a la educación, ese propósito se reforzó.
Jairo Esteban Giraldo Rúa, un narrador de Jericó —o cuentero, para no enredar— tiene una explicación complementaria para eso que él llama “fenómeno cultural” y que la atribuye a las coordenadas geográficas, al color que puede quitar el soroche y a la misma toponimia de Jericó. Je-ri-có: Cráter que deja la luna.
Llegar a la cabecera hoy tarda unas dos horas y media, pero muy pronto se reducirá a una hora y veinte minutos. Tiempo muy distante a las ocho horas que se tomaba ir desde o hacia Medellín hace medio siglo.
La ubicación geográfica no ha impedido que los jericoanos sean primeros de muchas cosas. Por ejemplo, explica Ojalvo, fue el segundo pueblo, después de Medellín, en tener luz eléctrica en Antioquia, incluso antes de tener carretera. Y esta semana, se estrenará como el primer “pueblo” en realizar el Hay diferente a su versión original. Antes fue el primero en recibir una muestra del Fashion Group para hablar del atuendo como manifestación cultural y el privilegio —en Colombia únicamente compartido con Bogotá— de tener una exposición con una pintura original de Andy Warhol.
Después de la santificación de la Madre Laura, los peregrinos se multiplicaron; con ellos se esparció la narrativa de que en esa localidad de un poco más de 12 mil habitantes hay 18 iglesias o capillas. Pero lo hecho con la cultura es todavía más asombroso: siete museos (ver recuadro), un parque educativo, 26 fundaciones de beneficio común y el Teatro Santamaría con un aforo de 540 personas.
Roberto Ojalvo tiene en su cabeza a todo aquel jericoano que con su obra ha recorrido el mundo. “Tenemos a Alonso Garcés, uno de los galeristas más importantes de la Colombia de hoy; a Jesusita Vallejo, representante muy importante de la escuela de la acuarela; a Sigifredo Espinal Tascón, un sabio de las ciencias naturales” y otros de una larga lista que menciona, pasando por la anécdota del accidentado nacimiento de Manuel Mejía Vallejo. “Aquí se ha trabajado mucho la música coral, en teatro se hacían cuadros vivos de las obras de arte universal”, señala Ojalvo sobre la tradición artística y cultural. Por eso no fue raro ver a habitantes del municipio hacer fila para conseguir boletas para el Hay, el festival de ideas más importante del mundo.
En Jericó se ha buscado trascender el concepto de cultura igual a bellas artes; por eso en el Maja además de las exposiciones temporales con su variedad de oferta en escultura, pintura, fotografía, se ofrecen talleres, proyecciones de cine, conciertos de música de cámara, alfabetización tecnológica para adultos mayores, capacitaciones para jóvenes y otros programas que acercan el público a estos espacios.
El galerista Fernando Fernández es reconocido por evitar una tragedia histórica en Jericó. Mientras que circulaba el rumor de derribar un antiguo monasterio para convertirlo en parqueadero, a él se le ocurrió restaurarlo para tener allí todo un complejo cultural que llamó Bomarzo, como los jardines de esa localidad italiana.
En ese espacio hay cafés, restaurantes y una galería; mientras que todo el segundo piso es una residencia de artistas donde producen su obra que posteriormente será vendida, como explica su administrador Angelo Valentino Romanielo, mientras recorre los pasillos en madera del antiguo monsterio.
El alcalde de Jericó, Jorge Pérez, cree que en la medida que se garanticen incentivos para los empresarios, la oferta cultural, gastronómica y hotelera del municipio seguirá llegando sin reñir con la vida campesina que los ha caracterizado.
Pero no solo la transformación ha sido en Jericó. Toda la región del Cartama, está presentando cambios en su dinámica, pues como explica el experto en propiedad raíz Juan Gonzalo Álvarez, muchos adultos mayores están buscando una casa para llevar un ritmo de vida diferente a la ciudad en sus años de retiro laboral.
Adicionalmente, las autopistas recortan el tiempo de desplazamiento con Medellín y el Eje Cafetero y multiplicarán el valor de la tierra, pues se tendrá la posibilidad de tener una finca de recreo a menos de una hora y media de la ciudad.
“Mucha gente no dimensiona el progreso que tiene el Suroeste”, dice, al paso que asegura que un lote en La Siria —una parcelación con vista al Cerro Tusa— valía 240 millones hace un par de años; “hoy no lo dejan en menos de 370 millones de pesos. En dos años, superará los 500”.
Aunque en el casco urbano de Jericó, la temperatura promedio es de unos 18 grados centígrados, a orillas del Cauca es tierra caliente. Hace 20 años, en un lote de 33 hectáreas se construyó Cauca Viejo, un condominio colonial que ofrece una semblanza de los pueblos antioqueños.
Andrés Restrepo, hijo del promotor de la iniciativa y líder turístico, explica que el lugar tiene un gran parque, alrededor del cual hay una iglesia en la que además de celebraciones litúrgicas se hacen eventos, casas con piscina, algunas de las cuales son rentadas como espacios de recreo; también hay hoteles boutique para el descanso.
Cauca Viejo no solo ha servido para generar una nueva oferta turística y de empleo para los habitantes de los municipios cercanos; también para grabar en sus calles empedradas la película Me Llevarás en mí, así como en las calles de Jericó se rodó el documental El infinito vuelo de los días, de Catalina Mesa.