Publicado en la edición 410, Marzo 27 de 2010
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Equinoccio
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Salta a la vista que no nos encontramos ante una escultura, en el sentido tradicional de la palabra: aquí no hay un material que el artista talle directamente, como se hace por ejemplo con la madera o el mármol, ni tampoco esta obra es el resultado de un modelado que se traslade a otro material, como ocurre en las obras vaciadas en bronce
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Por Carlos Arturo Fernández U.
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Ronny Vayda (Cartagena, 1945) es uno de los artistas que representan la transformación producida en el arte colombiano, y particularmente en el campo de la escultura, dentro del proceso de globalización que se vive a partir de los años 70.
En realidad, después de décadas de predominio de arte nacionalista, desde mediados del siglo 20 los artistas del grupo de Negret, Ramírez Villamizar, Obregón y Botero se habían abierto a nuevas dimensiones estéticas. Sin embargo, la apertura definitiva es resultado del proceso desencadenado por las Bienales de Coltejer. Como muchos de los artistas más novedosos de su generación, que desarrollan gran parte de su actividad en Medellín, Ronny Vayda es arquitecto; esa formación es la base de su interés por el espacio de la ciudad donde plantea trabajos en los cuales predominan valores constructivos y espaciales, y ya no sólo volumétricos como había sido típico de la escultura a lo largo de la historia. En ese contexto aparece “Equinoccio”, una obra en lámina de acero soldada y oxidada, de 4 por 5,20 por 5 metros, que instala en 1993 frente al Hotel Park 10, en el barrio El Poblado. Aunque la obra de artistas como Ronny Vayda nos ha ido acostumbrando a reconocer estos trabajos como nuevas manifestaciones escultóricas, salta a la vista que no nos encontramos ante una escultura, en el sentido tradicional de la palabra: aquí no hay un material que el artista talle directamente, como se hace por ejemplo con la madera o el mármol, ni tampoco esta obra es el resultado de un modelado que se traslade a otro material, como ocurre en las obras vaciadas en bronce. Se trata, en realidad, del desarrollo de una idea geométrica básica que da origen a un diseño estructural que se despliega en el espacio en un proceso de construcción. Ronny Vayda piensa su trabajo desde una dimensión arquitectónica. Por eso, frente al antiguo valor escultórico de las masas que ocupan el espacio, estas esculturas se plantean como un desarrollo del espacio mismo, es decir, como una construcción que sólo puede captarse cuando se analiza también desde un punto de vista temporal. Y entonces descubrimos que el diseño básico que da origen a la obra va mucho más allá de una simple formulación geométrica y nos enfrenta a la complejidad de una reflexión estructural pura. Peter Greenaway ocupa un lugar de primera línea en el arte actual. Es un artista galés que trabaja en el terreno del cine, lejos de las corrientes comerciales predominantes. En ese contexto desarrolla obras artísticas en los cuales dialoga con maestros de la historia, como Rembrandt y Leonardo; ahora, con Fernando Botero ha elegido por primera vez un artista vivo para crear una obra en diálogo. El Museo de Antioquia expone hasta el 5 de abril “Greenaway vs. Botero”: una muestra del más alto nivel internacional que hace su presentación a nivel mundial en Medellín. |
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Desde el Museo / Marzo (quincena 2)
Gracias Julio, febrero eterno, tesoros del mar y Doña Anita
Gracias Julio, febrero eterno, tesoros del mar y Doña Anita
Gracias Julio. Como dice Álvaro Navarro: “los buenos se van”
A pesar de ser el más corto, febrero es eterno para la mayoría de los restaurantes en donde espantan gran parte del mes y la velita prendida en la cocina llamando clientes como que apenas funciona hacia los fines de semana. Grave el caso de Llanogrande, en donde muchos negocios se encuentran bastante preocupados pues sus ventas de fin de semana no les cuadran para los gastos cada vez mayores. Tanto en el oriente como en nuestra ciudad, se viene una avalancha inminente de cierre de negocios, aun de varios de esos que empezaron con la arrogancia de alcanzar la gloria por estar llenos al arranque; pero es que nada más peligroso que una ciudad donde las modas cambian continua e inusitadamente y cuando menos se piensa, aquel que fuera por días famoso, baja la cabeza y se para en la puerta del restaurante a esperar los clientes mientras adentro el personal oye radio y habla por celular atento a que les avisen cuándo les van a pagar la quincena pasada. Cada día me convenzo más de que el negocio de los restaurantes no es como lo pintan las revistas con los chef empelota rodeados de modelos; más bien es un negocio de cortadas, trasnochadas, quemaduras, divorcios, sobregiros y tristemente célebre por la competencia desleal y descarada que no lo puede ver progresar y no duerme pensando en cómo acabar con usted. Algunos muy imaginativos, como uno que me espanta, que cree que porque Doña Rosa y La Provincia se mantienen llenos, una fusión de los dos va a ser buen negocio y a mi como que ahí si me va a dar algo. Febrero siempre será duro porque la gente está sin plata, sin ánimo y a dieta después del fin de año tan agitado, así que mejor el febrero del año entrante se va de pesca a Puerto Carreño en el Vichada y se olvida por un rato del banco.
Con Tulio de Gatrosophía fuimos a visitar el restaurante Buena Mar y quedé descrestado con la exquisitez de sabores, aromas, atención amable y un local tan divertido como su dueño, Juan Carlos Uribe, entre sabio y bohemio, por supuesto medio loco, sibarita, hippie, sanador, pescador y cocinero sin igual, con varias historias dignas de las mil y una noches en su versión colombiana. Estos restaurantes tan auténticos son nuestro real patrimonio gastronómico paisa; al igual que en muchos países, la Alcaldía debería diseñar una insignia para que los turistas reconozcan los sitios que como este, son orgullo de nuestra cultura.
Otro que me encantó fue Mangle, por Vizcaya, en donde probé por primera vez la piangua y entendí por qué es reconocida como uno de nuestros mayores tesoros culinarios. El atún que se comió mi señora estaba tan rico que yo, que poco pescado como, le robé varias veces. Estoy seguro de que les ve a ir muy bien además porque la atención es excelente.
La gran diferencia entre Medellín y Bogotá es mediática, porque si el reconocimiento que le hicieron a Anita Botero hubiera sido en la capital, ya le hubieran puesto la Cruz de Boyacá, tendría varios shows de televisión, sería amiga del padre Chucho, comería frisoles donde Ivonne Nicholls, se tutearía con Julio W, Yo José Gabriel y Marbelle, hubiera sido portada de Cromos y Semana, tendría a Fernán Martínez de representante y hablaría tres veces al día con Daniel Samper sobre la posibilidad de ser la modelo del mes de Soho… y no es para menos; por eso a ella, a la gente de La Cafeterie, a sus dos hijos que tienen que estar orgullosísimos y a Daniel, mí asesor espiritual, mis respetos. Por ese lado sí voy creyendo en el tal boom, sí señor.
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Las uvas de la ira
Por: Opinión de Gustavo Arango
Hay una novela de Ray Bradbury que ni siquiera necesito releer, porque está tan viva en mí como la primera vez que la leí. Tiene un nombre curioso: Fahrenheit 451, y ya empiezo a cansarme de explicar que 451 grados Fahrenheit es la temperatura a la cual arde el papel. La novela parece un relato de ciencia ficción, pero en verdad es una oda a los libros, a su poder infinito para transformar y dar sentido a la vida. La anécdota es simple: en un futuro no muy lejano, como los incendios no existen –porque las construcciones están hechas a prueba de fuegos inesperados–, la tarea de los bomberos consiste en encontrar bibliotecas y quemarlas. Las gentes de aquel tiempo viven idiotizadas por enormes pantallas, y tener libros y leerlos es un delito. Montag es un bombero que empieza a preguntarse por qué hace lo que hace. Siente que a la vida artificial de su familia y sus amigos les falta algo esencial, y empieza a sospechar que la respuesta a sus preguntas e inquietudes se encuentran en los libros que debe incinerar. Un día cede a la tentación y se roba uno de los libros para leerlo a escondidas. Desde entonces su vida no vuelve a ser la misma. A medida que lee, Montag se asoma al mundo con ojos más despiertos. Para no alargar la historia, diré que al final nuestro amigo termina convertido en criminal, que las pantallas gigantes muestran la transmisión en vivo de la cacería a que lo someten las autoridades, y que hasta muestran el falso positivo de un hombre similar a Montag, esposado y metido en una celda. Pero la realidad es otra: Montag pudo escapar. Empujado por el miedo o la esperanza, Montag logró cruzar un río donde los perros le perdieron el rastro, y siguió sin saber adónde iba, alejándose de la ciudad sumergida entre mentiras. Allí es cuando empieza la parte más bella del libro de Ray Bradbury. Nuestro héroe se encuentró con un grupo de personas que habían escapado de la alienación, de la prohibición de vivir y de pensar. Cada una de aquellas personas era la memoria viva de un libro que amaba. Uno era La muerte de Ivan Ilich, otro era El consuelo de la filosofía, otro más era una tragedia de Shakespeare. Montag decidió ser el Eclesiastés. Julio habría sido Las uvas de la ira. Conté en otro lugar que Julio y yo nos conocimos en primero de primaria, que tuvimos vidas paralelas en el bachillerato y la universidad, que dejamos de vernos por casi veinte años hasta que volvimos a encontrarnos y me concedió el honor de ser parte de sus sueños. Volvimos a conocernos al final del viaje. Tuvimos oportunidad de mirar la vida en perspectiva. Me habló de la aventura tremenda de crear de la nada periódicos que iban a sobrevivirlo, que serían su manera de mantenerse vivo. Yo le hablé de mis libros, de mi manera obstinada de tratar de hacer lo mismo. Casi todas las veces que nos vimos me habló de Las uvas de la ira, la novela de Steinbeck, su libro preferido. Yo lamentaba no poder acompañarlo en su entusiasmo, porque nunca había leído ese libro. Lo oía hablar de la muerte de los ancianos en la carretera, del cura tránsfuga, del convicto, de ese sueño colectivo transformado en pesadilla, y de la imagen sublime de una mujer que da leche de sus pechos a un hombre que agoniza de hambre. Ahora me pregunto si alguna vez Julio consiguió encontrar a alguien que amara tanto ese libro. Lo dudo y sé que no le importaba. Había decidido convertirse en una versión viviente del libro de Steinbeck y estaba dispuesto a contárselo a todo el que lo escuchara. Cada vez que escribía una columna en Centrópolis o en Vivir en El Poblado pensaba que al otro extremo de lo escrito estaba Julio y eso me bastaba y me sobraba. Con lectores como él un escritor no necesita multitudes. Me costará admitir que ahora me lee de otro modo. Pero, cualquiera que sea el modo como lleguen hasta él estas palabras, quiero que sepa que mi forma de rendirle un homenaje a esa vida bien vivida que es su vida será abrir esa novela y releerla prestándole mis ojos. Ahora mismo la sequía se apodera de los campos de Oklahoma. Oneonta (Nueva York), marzo de 2010. |
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Una canción de la vida
Por: José Gabriel Baena
Lin Yutang fue un sabio chino, novelista y poeta, que durante toda su existencia (siglo 20) se empeñó a darle a conocer a Occidente lo poco que pudo de la sabiduría oriental de más de 7 mil años. A propósito de la reciente partida de Julio Posada, director de este periódico, hacia otros cielos remotos, ¡recordemos a Yutang y oigamos música en honor de los viajeros! El tiempo discurre como el río: no vuelve. Come, pues, hombre, hasta siendo viejo. Aprende hasta siendo viejo. Levantarse temprano es como ganar un día. El tiempo vuela como una lanzadera. La luna no siempre es redonda, las plantas no siempre florecen y los hombres no siempre se entienden. Barre la nieve delante de tu puerta y no te fijes en la escarcha del tejado del vecino. Bebe mucho pero bebe menos, habla menos, una herida puede ser curada con palabras, pero también las palabras pueden cortar como un cuchillo. Cuando salgas, mira al cielo; cuando entres en una casa, mira los rostros. Pronto se secan los juntos adornados y se anegan las barcas en el juego del agua. Los padres plantan un bambú, los hijos disfrutan de la sombra. Los sáuces frágiles se inclinan y preguntan: ¿por qué tanta prisa, tú, hombre orgulloso? ¡Cuántos tomaron la senda de la gloria para acabar como la flor de un día! ¡Cada vez que llegaba a estas riberas, el sáuce amigo y yo más viejos éramos! Las estaciones sin pausa se suceden; cantan gallos y a vísperas nos tocan; parten uno tras otro los vecinos… Excava, pues, tu hoyo entre los grillos. Cuando estuve mal vino mi amigo a consolarme, y hoy lo he visto arder entre las llamas. Aprende la lección que esto te enseña: ¡toca el laúd y bebe el fuerte vino! Pasajeros de no sabemos dónde, no digamos que somos de un lugar. Yo estoy bien donde encontrarme pueda, pues flores por doquier encontraré. ¡Qué fértiles los campos de este valle! ¡Tuyo será lo que otros cultivaron! Mas no te alegres tanto, principiante, que ya detrás de tí su turno esperan. Tu bastón toma y saca tu zurrón. Es hora que a los montes te retires. Oigo al cuco que canta en las alturas. ¿Negocios? ¿Qué negocios? No te atrases. Cuando bebes no cuestan las sonrisas y te olvidas de maldades y de entuertos. Por fin sé cómo son de desdeñables la ambición y el saber sólo de libros. Nubes y nubes ante mí se extienden; Dios tiene el mar y tengo yo un anzuelo. La pierna estiro en lechos imperiales. ¿Qué pueden importarme los honores? Echa las redes en mitad del río, mientras tu amigo con otra caña pesca. Cambia después la pesca por buen vino, y remando véte a casa entre la lluvia. Esta es la vida, doce pies de campo, junto al lago, casa a la sombra de un buen pino fragante. Un simple lecho, un banco, libros en los estantes, desgreñados, y un jardín medio podado aquí y allá. Con ropa fresca, deja tus pies descalzos, vete a jugar al río, dáte tus buenos tragos. Cena con un buen pan, anda al lecho temprano. Si alguien te llama, díle: “Ya está la luna en alto”. Si tienes penas, bebe, amigo mío. La luna te dará su propio néctar. También yo beberé, conversaremos, dejemos a los cielos el mañana. ¡Clara luna sin mancha! ¡Noches de plata! Si has de llenar tu copa, calla al hacerlo. No luches por la fama ni por la veloz riqueza: sueño fugaz, mero destello, vuelo de sombra… ¿Quieres decirme qué es el saber, amigo? ¡No desdeñes lo inocente ni lo simple! Cuando vuelvas a casa después de un largo viaje, tráe contigo sólo el recuerdo de las nubes y un buen jarrón de vino. ¿Quieres saber el secreto de mi dicha? Mira los peces que se nutren en la aguas. Yo me nutro con la luna y con las flores, amables charlas, el aroma del incienso, lecturas sabias. ¡Y un buen chaparrón en el verano! Buenos amigos en torno a un té caliente, chistes inteligentes y un buen genio. Barre tu patio pero deja musgo en los rincones, hojas y flores donde sueñen las hormigas. Dulce y feliz hogar del mundo separado, que tu contento sea que nada fugaz persigues, nada vano, nada ambicionas ni de sombras vives: basten para tu dicha las hojas amarillas de tus libros, las flores de tu prado, la única tonadilla de los Beatles que te sabes en el piano: “Imagina!” Gato que nace al mundo cada día, y bajo el sol su panza despeluca. Un corcel celestial cabriola en el azul, y todos los gatos del mundo lo sabemos: el arte de la fuga es el mejor. (Selección de poetas chinos de diferentes épocas). Piden solución de fondo |
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Hermanas juezas en Suramericanos
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Luz Victoria Gaviria en acción durante los Juegos Suramericanos Medellín 2010. El atletismo siempre fue su deporte favorito, gracias a él viajó a representar al país en varias ocasiones. | ||
La nutricionista Luz Victoria y la profesora del Colegio Fontán, Patricia, son las hermanas Gaviria quienes desde niñas comparten la misma pasión: el atletismo. Aunque por sus profesiones tienen empleos y obligaciones por cumplir, este deporte siempre representó para ellas la válvula de escape que necesitaban para aislarse de la rutina, para disfrutar de lo que más les gusta y conocen, por lo que fueron seleccionadas para juzgar en estos Juegos Suramericanos celebrados en nuestra ciudad. Luz Victoria es deportista desde los 14 años, iniciando con el baloncesto y luego corriendo en pistas universitarias y departamentales hasta llegar a sus primeros Juegos Nacionales de Atletismo. Asegura que ya no practica el deporte a nivel competitivo, sino como mantenimiento y por salud, pero que su especialidad fue la velocidad en pruebas de 100, 200 y 400 metros, que la llevaron a diversas justas internacionales en representación del país. Patricia por su parte, aún está activa en la categoría Senior Master, siendo la mejor de Colombia en salto largo y la segunda de Suramérica. 400, 800 y 1.500 metros fueron sus mayores fortalezas. Estas deportistas, habitantes de toda la vida de El Poblado, reclaman más espacios deportivos en la comuna o por lo menos que los existentes sean bien utilizados. “En la Loma de Los González hay una cancha de basquetbol con techo cubierto y todo pero se mantiene cerrada, y cuando la abren es porque la gente del barrio va a hacer una fiesta o un concurso de sancochos. Yo iba a jugar pero ya dejamos de ir porque la encontrábamos cerrada con candado o con jóvenes tirando vicio”, criticó Luz Victoria. Convertidas en juezas A la altura de los juegos |
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Preocupación por impacto ambiental
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Jorge Herrera, cardiólogo de la Clínica Las Vegas, expresó su preocupación por el impacto ambiental que generará la construcción del puente de la Calle 4 Sur, en el lote Los Guayabos. Tal y como se publicó en la edición anterior (409) de Vivir en El Poblado, las obras empezarán el próximo 18 de mayo y tendrán una duración de 18 meses, según lo informó Sebastián Álvarez, Secretario de Obras Públicas de Medellín. Mediante mensaje al periódico, el cardiólogo Herrera solicitó preguntarle a las autoridades municipales “qué han considerado sobre el impacto ambiental que tendrá el puente de la Calle 4 Sur sobre el lote de Los Guayabos. Allí se encuentra vegetación con una gran vida (…)también habitan diversas especies de pájaros y mariposas, entre otras (…) He sido testigo del gran dinamismo biológico que se vive allí”. Finalmente, el cardiólogo Jorge Herrera advirtió que “sería muy importante causar el menor daño posible”. Respuesta oficial Mitigación |
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Responde el Tránsito
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Esta lectora de Vivir en el Poblado denunció la contravía frecuente que hacen algunos conductores en la Calle 7 Sur con Carrera 42, para ingresar al Edificio Forum. Dijo el funcionario municipal que a raíz de esa denuncia, la Secretaría de Tránsito realizó visitas de control al sitio, e informó a varios conductores. Agregó que “los Supervisores de zona tienen la instrucción de coordinar allí estrictos controles con el fin de tomar los correctivos que sean necesarios y dar cumplimiento a las normas de tránsito”. Por último, agradeció la información de Lina María Posada: “Agradecemos sus observaciones, que nos permiten que cada día desarrollemos una mejor labor para el beneficio de toda la Ciudadanía”. | ||
Diez reglas de oro para negociación de bienes con el Estado
Por: Francisco Ochoa
1.El Estado tiene derecho prioritario a adquirir los bienes inmuebles que requiera para la ejecución de obras que sean declaradas de utilidad pública o de interés social. En consecuencia, en estos casos es obligatorio para los propietarios vender los bienes inmuebles voluntaria o forzosamente. 2.En Colombia no existe expropiación sin indemnización previa. 3.El propietario de un inmueble no tiene la obligación de aceptar el precio propuesto y contenido en la oferta de compra, si con razones de peso disiente del mismo. Tiene derecho a reclamar, argumentando su posición, bien ante la entidad oficial que adelante el proceso de compra o ante la justicia colombiana, que deberá velar por hacer respetar los derechos que las leyes consagran a los ciudadanos. 4.Todo propietario tiene derecho a que se indemnice y pague lo que en justicia vale comercialmente su propiedad. 5.Todo propietario tiene derecho a que se le reconozcan todos los daños y perjuicios (i. e. daño emergente y lucro cesante) que se originen por causa de una venta a favor del Estado en los casos de adquisiciones en los cuales lo inmuebles se hayan declarado de utilidad pública o de interés social. 6.Los avalúos catastrales nunca pueden ser la base de venta de los bienes al Estado. La negociación deberá hacerse con base en valores comerciales e incluso, en algunas ocasiones, con base en valores de sustitución o de reposición para algunos tipos de construcciones y mejoras. 7.En el caso de existencia de negocios instalados en los predios adquiridos por el Estado dentro de los procesos de enajenación o compra forzada, el Estado deberá pagar, además del justo valor de los inmuebles, la indemnización por los perjuicios (i. e. daño emergente y lucro cesante) que sufra el propietario del establecimiento de comercio. 8.Los avalúos comerciales para la adquisición de bienes por parte del Estado, cuando éstos hayan sido declarados de utilidad pública o de interés social, deberán ser elaborados por alguna de las siguientes tres instancias: a.El Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC). b.Los catastros municipales en los municipios en los cuales la administración del catastro no la realice el IGAC. c.Por peritos privados inscritos en Lonjas o asociaciones profesionales. 9.Expropiar no significa lanzar o desalojar en forma violenta e intempestiva. La Expropiación es una figura consagrada en nuestra legislación que permite al Estado adquirir inmuebles con carácter prioritario, cuando éstos se requieran para la ejecución de obras de interés público. La entrega del inmueble puede y debe hacerse de manera concertada, previamente avisada y con el debido respeto a los derechos de los propietarios; además, antes de la entrega se debe haber efectuado el pago del monto anunciado en la oferta de compra. 10.Al vender forzadamente bienes inmuebles al Estado, ningún ciudadano colombiano debe quedar en inferioridad de condiciones a las que tenía previamente. Es decir, ningún propietario tiene porqué sufrir merma en su patrimonio ni desmejora del mismo cuando esté obligado a vender un bien inmueble que el Estado requiere y que haya sido declarado de utilidad pública o de interés social. |
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Para ahorrar tres minutos
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Diseño de la segunda calzada de la Avenida 34, facilitado por la empresa Casco Ltda. Foto montaje cortesía. | ||
Carlos Velasco, de Casco Ltda, la firma que diseñó para el Fonval el proyecto de ampliación de la Avenida 34, no está de acuerdo con algunas de las apreciaciones que sobre los diseños de esta obra expresó el ingeniero Ignacio Arbeláez, presidente de la Junta de Representantes de los Propietarios y Poseedores, en la pasada edición de Vivir en el Poblado. Arbeláez hizo, en nombre de la Junta, varias objeciones al proyecto. Una de sus preocupaciones es que “incluye tres intersecciones a desnivel que no tienen lazos ni retornos, por lo que se convertiría en una vía expresa, parecida a la canalización de un río. Nos preocupa el daño que se puede hacer al meter dentro de los edificios prácticamente una autopista”. “Ignacio Arbeláez está equivocado en que los intercambios no tienen lazos ni retornos”, afirma Velasco, Coordinador de Diseños de la segunda calzada de la Avenida 34. “Efectivamente, en una versión inicial no se contaba con los retornos, pero siempre ha tenido todos los lazos de las cuatro intersecciones, es decir, las vías de servicio para incorporarse a las transversales. Aunque no estaban, ya hay retornos en Los Balsos, Los González y Los Parra, con los cuales se garantiza la accesibilidad a todas las urbanizaciones”. Tres minutos menos Afectaciones |
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La 18B Sur o la descongestión de La Frontera
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En orden de prioridades, la continuación de la Calle 18B Sur, desde la Carrera 39A (sector Los Tanques) hasta la Avenida El Poblado, cerca a la estación de servicio de Esso, ocupa el puesto 12 dentro del paquete de 14 obras decretadas por el alcalde Alonso Salazar para construir con recursos de los ciudadanos, vía valorización. La Calle 18B Sur es la que baja desde los alrededores del supermercado Olímpica hasta la Carrera 39 A, donde está interrumpida por un lote, aledaño a los tanques de Empresas Públicas de Medellín. Por este motivo, quienes descienden por ella con el fin de tomar la Avenida El Poblado deben girar a la izquierda por la Carrera 39A para luego voltear a la derecha por la Calle 18Sur y bajar hacia La Frontera. Los detalles |
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Viva el jardín / Marzo (quincena 2)
Publicado en la edición 410, Marzo 27 de 2010 | ||
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Croto
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El Croto, esencialmente tropical, es una de esas plantas populares que mantiene su atractivo y su belleza con cierta discreción, sin exhibicionismos, y sin embargo, qué encanto el de esas hojas de hermosas líneas en sus variedades de anchas y angostas. Sembradas en un buen matero adquieren una figura de arbusto copiosa y robusta siempre que se les riegue con frecuencia, apelando incluso a un plato con agua sobre el cual se deposita el matero. Esta planta necesita mucho sol, y mientras más lo reciba, más hermosas lucirán sus hojas, pero tampoco le conviene un exceso de calor, y en caso de darse, es necesario rociarla a diario, ojalá dos veces por día. Es bueno abonarla con un poco de fertilizante.
Se reproduce por medio de esquejes, y los vástagos jóvenes desarrollan raíces fácilmente, en especial en tierra arenosa. Algunos crotos pueden tener flor pero de escasa importancia, y se aconseja suprimirla para un mejor desarrollo de la planta. |
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Julio Posada
Por: Juan Carlos Orrego | ||
Hace poco menos de una década, gracias a los oficios del cronista Pascual Gaviria, Julio Posada me recibió en la oficina que el periódico Vivir en El Poblado tenía a la vuelta del Parque Lleras. Yo pretendía ofrecer mi pluma de columnista sin tener otra experiencia que una página de Word con tres párrafos sobre vagabundos. No obstante, todo salió de perlas: lejos de la tensión que enrarece las relaciones entre quien puede pagar unos honorarios y quien quiere ganarlos, la entrevista fue una amena conversación sobre cualquier cosa, y a su término no solo había conseguido la inclusión en las páginas del periódico sino que había comprobado la exactitud de una frase de Pascual sobre el director: “El hombre es querido”.
La verdad es que, bien hechas las cuentas, debí tener más conversaciones con Julio a lo largo de estos años. Pero con él ocurría algo que solo explica un refrán de viejas: “Es más fácil coger un rayo de la cola”. Usualmente estaba atendiendo a otra persona en vivo o a través del teléfono, o algún compromiso lo había arrancado de la oficina. Sin embargo, cuando uno lograba dar en el blanco sabía que tenía a su disposición todo el tiempo de su interlocutor: una vez arrancaba la conversación, Posada se entregaba generosamente, y prestaba escaso interés a los rugidos del teléfono y los papelitos de sus angustiadas secretarias. Nunca vi en él la intención de sembrar el punto final, y es a mí a quien le queda la mala conciencia de haber cortado, por diligencias aplazables, vigorosas charlas en que descabezábamos títeres o intercambiábamos recuerdos semi nostálgicos de ciudadanos jóvenes. No me engaño si pienso que tuve a Julio Posada entre mis más fieles lectores. Cuando, en diligencias de cuenta de cobro, me cruzaba con él en la sede del periódico, solía ofrecerme regocijadas reseñas de mis columnas en que, invariablemente, brillaba la complicidad. Hará cosa de un lustro que, por el mucho trabajo o la simple abulia, dejé pasar en blanco cinco ediciones del periódico; entonces Julio me “desenterró” de mi remota buhardilla universitaria y, tras una larga homilía de lector vicioso en pos de la nueva entrega de un folletín —más que de empresario celoso pasando revista a sus proyectos—, me convenció de ponerme otra vez frente al teclado. No abandonó su actitud de compinche ni siquiera la única vez que censuró una de mis frases: ante la ironía destemplada que dediqué a uno de los grandes anunciantes de Vivir en El Poblado, el director atribuyó toda la culpa de su decisión a quienes, en general, no saben leer periódicos y toman como pensamientos del editor las ocurrencias de los columnistas. Entre las cosas que más aprecié de Julio Posada está la graciosa honestidad con que se declaraba enemigo de lugares comunes y frases hechas. Sobre todo recuerdo la vez que me compartió su opinión sobre aquel estribillo de que “nuestra sociedad ha perdido sus valores”; con su redonda expresión tranquila, tras el preludio de pequeñas frases entrecortadas que le eran características, dijo: “Cuando oigo eso no entiendo qué fue lo que se perdió ni quién lo dejó perder”. Doy por descontado que también tenía salidas agudas para tonterías del tipo “Maluco también es bueno”, “Perder es ganar un poco” y, por supuesto, discursos mucho más complejos del alegato social. Un columnista difícilmente podría encontrar un nicho idiosincrásico más provechoso para criarse en el oficio. Como la única cosa más corta que la vida es una columna, es forzoso relegar muchas cosas por decir al limbo de los párrafos no escritos. Dejo un sentido agradecimiento a quien hizo posible buena parte de las páginas de mi anónima carrera literaria. Son pocos los que, sin exigir fidelidad a credos o colores específicos, abren las puertas de su casa y dejan que uno haga pereza en el sofá y coja sin recato los jarrones. |
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El legado de Julio
Cuando Julio empezó a estudiar Comunicación Social – Periodismo en la Bolivariana, tenía 17 años. Era el año 1982. Muy pronto, en las discusiones académicas cotidianas, se evidenció que tenía muy claro el papel que, en su opinión, debería cumplir el periodismo.
Con esa cautivante mezcla de respeto, humor ácido y sentido crítico que siempre lo caracterizó, cuestionaba en clases las agendas periodísticas de los medios de comunicación, basadas en la información oficial, y el que los periodistas no cubrieran temas sino edificios. Se refería, por ejemplo, al Palacio de Nariño, o, para el caso local, La Alpujarra, el Concejo y el Olaya Herrera, entre otros. “Esa información no le llega decantada al ciudadano común, ni le llega convertida en nada que sea práctico en su vida cotidiana, no le cambia ni le afecta la vida, con algunas excepciones, claro, como un impuesto general, un toque de queda, cambio de cédula, o cambio en la legislación laboral”, decía.
El valor de la palabra
Esos vacíos que encontraba en la prensa y lo escandalosa que por lo general le parecía, lo motivaron cuando sólo tenía 24 años a fundar Vivir en El Poblado, el primer periódico barrial y gratuito que tuvo Medellín y el país, el que sirvió de ejemplo a otros para intentar publicaciones similares: “Con los medios que había en ese momento, uno podía tener información general de Bogotá y del resto del mundo. Pero información de su localidad, de su barrio, de los líderes cívicos, de lo que está ocurriendo en su entorno inmediato, de lo que pasa con sus impuestos, de lo que pasa con sus necesidades, del hueco que está exactamente al frente de su casa, de eso no había nada.”
Vivir en El Poblado
Bien diciente de su personalidad tozuda y emprendedora es también la época en que fundó el periódico: “Eran los años 1989 – 1990. Estábamos en toque de queda, estábamos en plena guerra con Pablo Escobar y había bombas todos los días” -recordaba Julio hace apenas cuatro meses. “Era la situación general de la ciudad y del país, toda la economía se paralizó de una manera muy particular: la gente dejó de invertir”.
Pero allí donde otros vieron el acabóse, Julio vio la oportunidad y no se equivocó. Insistía en que ante las crisis, la solución no era lamentarse y mucho menos cruzarse de brazos. De hecho, aún en la crisis económica mundial del año pasado, Julio insistía en que no se podía dejar de invertir, y aconsejaba a sus amigas no recortar gastos ni en las cepilladas ni en la visita mensual a un restaurante porque se generaba un efecto dominó. “Si nadie gasta, la economía no se mueve”, decía.
“Yo trabajaba en una agencia de publicidad –recordaba sobre el nacimiento del proyecto- y a través de conocer las necesidades de la agencia me di cuenta de que había una oportunidad desde el punto de vista comercial si se hicieran medios especializados, que aquí no existían, para hablarle a un público en particular, con una afinidad común. En el caso de los barrios, el denominador común es el lugar de habitación”. Y visualizó una publicación en El Poblado.
Simultáneamente debía definir el contenido y la financiación. Pronto tuvo claro que sólo si el periódico era gratuito, se podía garantizar su sostenibilidad. “Lo que quería hacer era un periódico que tuviera una información imprescindible, porque yo creo que el otro periodismo es absolutamente inútil, un esfuerzo enorme, millones y millones de pesos, miles y miles de kilómetros de papel quemados, tinta, fotografías, concursos, gente muy importante en cocteles, para nada porque el periódico sirve absolutamente para nada, por eso es que que cada vez pierden más espacio, porque la gente simplemente puede vivir sin ellos”.
El ingenio de Tom
Hace dos décadas, entonces, Julio renunció a la agencia publicitaria y continuó dando clases de diseño editorial en la UPB. Era noviembre del año 90 y para entonces Julio era -y seguiría siéndolo por muchos meses más-, el hombre orquesta: “Yo hacía las caricaturas y me firmaba Tom, y escribía los artículos con seudónimos para que pareciera mucha gente, ¡de dónde iba a sacar yo los periodistas si no tenía plata! Hasta puse una frase: “La información, más que un derecho es una necesidad. T. Wolf”. Y creo que la inventé yo, esa cita no es real, pero si la ponía yo, Julio Posada, quién me iba a creer.”
Uno de sus sueños era “que el periódico fuera una empresa real”, y la vida le alcanzó para verlo cumplido, aunque no tanto como hubiera querido disfrutarlo. “Soñaba con que el periódico tuviera personas que llegaran a trabajar a las 8 de la mañana y salieran por la tarde, porque el error que veía en muchas empresas de comunicadores es que eran para hacer por la noche, en el tiempo libre, y uno en el tiempo libre no puede hacer ninguna empresa porque no puede trabajar, porque está cansado. Esto es una empresa que ocupa todo el tiempo. Para mí, es claro que esta empresa es parte de la vida de la gente que trabaja en ella, de su escala laboral, es parte de su sueño” -nos decía. A su muerte, 17 personas hacen parte de este sueño.
Una vida bien vivida
A Julio no le gustaban las ruedas de prensa ni los eventos sociales; era dueño de una no falsa modestia y le encantaba el bajo perfil. Gracias a un muy buen sentido práctico, Julio tenía la virtud de convertir en fácil lo difícil. “De a una cosita a la vez”, decía con frecuencia a quien veía enredado en algún asunto de la vida diaria. Trabajador incansable hasta las horas que fuera necesario, su oficina también era un desfile de amigas y compañeras de la universidad con quienes siempre mantuvo el contacto.
Así, amigo de sus amigos, firme en sus convicciones personales y profesionales, optimista y sonriente, lo recordaremos.
Adiós amigo
Esa formación la recibió Julio Posada en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Pontificia Bolivariana, pero como él, muchos otros la hemos recibido. Sin embargo, lo que diferenciaba a Julio de otros periodistas no es algo que enseñen en las escuelas de periodismo, no es algo que se logre únicamente con la aplicación académica. Julio fue un periodista que siempre vio a sus lectores, a los lectores de su periódico, como personas inteligentes a las que hay que tratar con el mismo respeto con el que se trata a una persona cara a cara. Nunca asumió su posición de director de un medio de comunicación exitoso como un privilegio o un espacio de poder para beneficio particular. Por eso por muchos años Vivir en El Poblado no tuvo una columna editorial, pues según su manera de ver, nuestra función social como orientadores y formadores de opinión no se cumplía con una columna de opinión para decirle a nuestros lectores qué pensar sobre tal o cuál cosa, o por quién votar, o cualquiera de las otras cosas que tradicionalmente dicen las columnas editoriales. Con reservas, finalmente aceptó que debíamos tener una columna así, sin las pretensiones de poder que indica la tradición, pero sí con los valores sobre los que fundamentamos nuestro trabajo en Vivir en El Poblado, principalmente el respeto por las demás personas. Fueron muchas las horas, en los casi 16 años que trabajamos juntos, que dedicamos a hablar de periodismo, de Vivir en El Poblado, de muchas otras publicaciones que imaginamos, de las que logramos hacer y de las que se nos quedaron en sueños. De todas esas conversaciones salía cada edición de Vivir en El Poblado, un periódico que nunca se ha hecho mecánicamente, como se hace cualquier producto de masas, sino casi artesanalmente, con mucho cuidado en los detalles, con gran rigor periodístico y estético, con pasión y amor por el trabajo. Esa particular entrega a su trabajo, su forma particular de valorar la información, su obstinación en ver a las personas siempre desde su mejor lado, de sus mejores capacidades y no desde la sombras que todos tenemos, hicieron de él un periodista diferente. Y no se trata de mera palabrería fruto del dolor por la pérdida de un amigo. 20 años de éxito profesional son suficiente prueba de ello y de que su carrera profesional no fue la de un periodista del común. Los periodistas normalmente somos formados para ver las sombras de las demás personas, aún en el más claro de los días, y escarbar en ellas con tozudez, pues de ellas se nutre nuestro éxito laboral. Pero Julio no veía las cosas así. Nuestras discusiones muchas veces llegaron a puntos sin salida por la diferencia de enfoques que siempre tuvimos sobre hechos particulares, pero de esas diferencias se nutrió nuestro trabajo. Ahora, visto en perspectiva, y con el dolor por su ausencia, con la certeza de la finitud de las cosas humanas, veo de otra manera su actitud positiva y contraria a conflictos, esa actitud que tanto nos piden a los periodistas en la calle, esa actitud que en Julio estaba lejos de ser ingenua; por el contrario, reflejaba la agudeza de su criterio, pues gracias a ella logró lo que ninguna otra empresa periodística ha logrado en nuestro país, y no porque no lo hayan intentado aquí y en otras ciudades empresas con muchos recursos y posibilidades, sino porque no es simple hacer lo que él hizo: tener el valor de soñar y de hacer todo lo posible por alcanzar ese sueño. Ya llegará el tiempo para que las nuevas generaciones de periodistas miren esta experiencia de vida y periodística y busquen en ella algunas respuestas para su desarrollo profesional, para que señalen aciertos y errores y decanten esta visión particular del oficio. Como sea, al periodismo colombiano le hará falta la mirada fresca de Julio, esa que posibilitó el surgimiento de Vivir en El Poblado y de todos los otros periódicos que en todo el país vinieron después a seguir sus pasos. Julio, Doc, yo le agradezco haber creído siempre en mí, haberme dado la oportunidad de trabajar a su lado por tanto tiempo. La amistad que nos unió se fortaleció por las diferencias de pensamiento que tuvimos y que nos unieron profesionalmente y por el profundo respeto con el que usted me trató. A sus padres, don Alberto y doña Rosalba, a sus hermanos Juan, Luis Alberto, María Eugenia, Manuel y Martha les presento mi saludo de condolencia. Adiós, amigo. Hernán Vanegas Urrego. |
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El futuro de Vivir en El Poblado
El futuro de Vivir en El Poblado
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Queremos darle las gracias a todas las personas e instituciones que han manifestado sus condolencias por el fallecimiento de Julio César Posada Aristizábal, Fundador y Director de Vivir en El Poblado.
Igual que sucede con las personas, las organizaciones también se plantean el futuro, se fijan planes que las pueden llevar al logro de sus objetivos, tienen sueños e ilusiones. En Vivir en El Poblado también sucede esto. Muchos de los sueños e ilusiones de nuestro fundador fueron alcanzados bajo su dirección. Otros aún están en el futuro, y como grupo, trabajamos para alcanzarlos. Es apenas obvio que en estos momentos el dolor que sentimos por el fallecimiento de nuestro Director nos embargue y nos enrarezca la vida diaria. Sin embargo, a pesar del dolor, y también a causa de él mismo, más que nunca trabajamos por alcanzar esas metas. Si algo caracterizó el trabajo de Julio, fue su idea de hacer de Vivir en El Poblado una empresa que trascendiera en el tiempo y que permitiera a las personas que trabajaran en ella el logro de sus metas personales. Ese camino sigue siendo nuestra guía. Julio enfrentó su enfermedad con gran valor. Él tomó oportunamente todas las precauciones y dio los pasos necesarios para la continuidad, llegado el momento de su ausencia, del proyecto de su vida, Vivir en El Poblado. Tristemente, desde hace varias semanas, él dejó de estar formalmente al frente del periódico, debido a su enfermedad, pero a pesar de su situación personal, jamás dejó totalmente su trabajo. No obstante las dificultades obvias por su estado de salud, siempre estuvo pendiente de los asuntos del periódico. Esa dedicación suya le permitió ver que sus planes se cumplieron. Su situación personal se mantuvo en privado y Vivir en El Poblado siguió con sus proyectos de crecimiento y consolidación. Al mismo tiempo que mantuvimos nuestro liderazgo en El Poblado, aumentamos en un 50% la circulación de Centrópolis, un periódico que hacemos en alianza con la Corporación Cívica del Centro, Corpocentro, que se ha convertido en el medio de comunicación comunitario por excelencia del Centro de la ciudad. Además iniciamos con éxito la publicación de la edición impresa de la Revista UV, un paso lógico y necesario después de aproximadamente un año de haber lanzado el Magazín UV en Internet, para el centro comercial Univentas. Continuamos también con la publicación del periódico San Nicolás, para el centro comercial San Nicolás, un ejemplo de la apuesta que hacemos por el futuro positivo que todos prevemos del oriente del departamento A pesar del dolor que nos embarga por la partida de Julio, con orgullo le podemos decir que el trabajo de su vida sigue adelante. Con brío y optimismo por todas las cosas buenas por venir, sabedores de la confianza que en nosotros han depositado siempre nuestros lectores y anunciantes, esperamos con resolución los retos que nos traerá el futuro. Sabemos que el punto que ha dejado Julio es muy alto, y eso es lo que nos anima para seguir con nuestro trabajo. Julio, de parte de sus padres y hermanos, y de todas las personas que tuvimos la fortuna de trabajar a su lado, y de contar con su amistad, hasta siempre. |
Alberto Cortez
Alberto Cortez: Suspiros incontrolables.
Un simple programa de televisión mexicano en 1991 enfocó como pocos la magia y el intimismo de un poema entonado por la profunda voz de Alberto Cortez. La anfitriona era Verónica Castro pero pudo haber sido cualquier mujer la que se quedara impávida y emitiera esos suspiros incontrolables ante la melodía que expelía y que daba en ese momento un nuevo significado al verso de Neruda; el que inicia con un romántico, “puedo escribir los versos más tristes esta noche”.
Sólo Alberto Cortez pudo retratar sonoramente ese sentimiento tan especial, acompañado ese día del piano, el amigo que aún lo acompaña después de 50 años de carrera artística y que lo transportó desde la Pampa Argentina a todos los rincones hispanoamericanos. Acaba de cumplir 70 años y sigue igual: cálido, sensible, intimista y sentimental. Cortez, como quedó demostrado en aquel programa de 1991 siempre supo conectar con el aspecto más emocional de su audiencia. Como olvidar sus históricas odas a los amigos, sus 38 trabajos musicales y la profundidad de esos versos que silenciaban atmósferas. Carlos Tobón lo retrató en 1987.
Lucía Ochoa y sus niños felices
Lucía Ochoa y sus niños felices
Educar niños felices, esa es la premisa de Lucía Ochoa en sus 50 años de experiencia en la educación y desarrollo de los pequeños. Desde 1993 se dio a la tarea de crear el Centro Educativo El Encuentro, que encontró el pilar de la felicidad de los menores en el respeto. Apoyada en profesionales en educación física, música y muchas actividades más para niños hasta los cinco años, ha logrado desarrollar una metodología de aprendizaje a través del juego. Este centro ofrece una nueva sede en Lalinde en la calle 11B # 34 – 32, que cuenta con piscina, inmejorable vista y podrá ser disfrutada por los grupos en las jornadas de mañana y tarde. Para mayor información comuníquese al 268 9983 y 311 7560.
El ropero que cobija a los necesitados
Con sólo una donación de ropa o artículos usados, niños de escasos recursos reciben atención médica y nutricional gratuita. Esta iniciativa de la Clínica Infantil Santa Ana benefició en 2009 a 212 hogares con el programa de Familias Saludables y atendió a 6.000 infantes (hospitalización y consulta externa), en muchos casos por desnutrición avanzada y sus efectos colaterales. Esta institución, ubicada en la calle 14 con carrera 43B – 130, barrio Manila, tiene allí mismo el almacén de Usados, más conocido como “El Ropero”, donde las personas pueden donar sus prendas para que otras más necesitadas las compren a 1.000 y 5.000 pesos. Los dineros recaudados con este ropero hacen posibles los programas. Cuenta además con una Escuela de Asma dirigida a los padres para que aprendan a atender a su hijo asmático. Mayores informes en el 444 11 01.
Antioquia Mía escogió a los mejores
El pasado 9 de marzo los organizadores de Moda Antioquia (Corporación Antioquia Mía) presentaron los ganadores de la convocatoria a estudiantes y profesionales de diseño de las universidades de Medellín. Ellos diseñarán las colecciones que estarán de moda en 2010 y que servirán para la instalación de los parques infantiles ambientales, que ya están en 180 de los 300 corregimientos del Departamento. El primer puesto fue para Federico Castrillón y Jorge Orozco, y el segundo para Jaqueline Ruiz y Ángela Tabares, egresados de la Escuela de Diseño de la UPB. Los programas de Antioquia Mía, liderados por la Primera Dama, María Eugenia Maya de Ramos, cuentan con el apoyo de Vivir en El Poblado.
Animación local ganó un India Catalina
La animación antioqueña se hizo presente en la edición 50 del Festival Internacional de Cine de Cartagena con la participación de M.U.T.E. Studios, en la categoría de Nuevos Creadores, con los cortometrajes animados Nocturno (animación 3D) y Nadja o el Olvido (Stop Motion). Este último título obtuvo el India Catalina como mejor cortometraje animado. Una felicitación muy especial a los integrantes de esta apuesta cinéfila: Natalia Barbosa, Nicolás Restrepo, Daniel Preciado, Tomás Campuzano y Juan David Gallego. Vea el video ganador Nadja o el Olvido en www.vivirenelpoblado.com o www.mute-studios.com
Asunto de hombres / Marzo (quincena 1)
Publicado en la edición 409, Marzo 13 de 2010
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Consideraciones heréticas sobre la autoconfianza
Por: Juan Sebastián Restrepo Mesa, Psicólogo | ||
El lector juicioso se habrá dado cuenta, después de haber efectuado -o tratado de efectuar- sus semanales actos ridículos, que dicho ejercicio requiere de un ingrediente poco común, casi heroico: la autoconfianza.
Valdría la pena que usted hiciera el ejercicio de recordar si en algún momento de su vida renunció a su propio criterio, a su autonomía, al derecho de ser usted mismo. Hubo quizás un momento en que se comió la sopa de pollo por obligación, diciendo que le gustaba mientras las arcadas de su cuerpo le decían lo contrario. Tal vez aprendió a cambiar sus certezas por preguntas. Dejó de decir “yo” para sentirse seguro diciendo “nosotros”. De esta manera pudo haber empeñado esa parte suya capaz de crear, afirmar y desear y la escondió detrás de nombres y costumbres. ¿Aprendió alguna vez a empequeñecerse como un mendigo o a inflarse como un pavo real? No se sienta mal por favor. Esa negación y desconfianza de sí mismo es un problema que padecemos muchos. Yo diría que es un problema que llega al rango de pandemia. Lo cierto es que a la mayoría de nosotros le enseñaron que confiar en si mismo era malo, que asumirse y exponerse era peligroso e indecoroso. De tanto corregirnos nos enseñaron que éramos incorrectos. Y desde que perdimos la autoconfianza, vamos por la vida como mendigos con sus cestas tratando de lograr lo imposible: que otros nos devuelvan el valor y la confianza que no nos damos. No se requiere mucha agudeza para observar que la seguridad y la vanidad son nuestros carneros de oro. Y la consecuencia lógica es que mientras lo sean, la envidia, la imitación y la traición a nosotros mismos, serán nuestros tributos. No aceptamos ni quiénes somos ni dónde estamos. Le rogamos al otro y lo amenazamos para que nos valore. Y esa indigencia es contraria a la madurez. No nos diferenciamos de la foca que busca con sus piruetas su trozo de pescado -¡algunos incluso lo confunden con el amor!-. Somos esclavos y vampiros emocionales. Nos sometemos siempre al juicio del otro; pero lo explotamos al mismo tiempo buscando, con toda clase de manipulaciones, sus palmaditas en la espalda, sus sonrisas radiantes y alabanzas perpetuas. La traición a nosotros mismos se la cobramos a los otros haciéndolos ceñir al mismo contrato tácito. Somos jueces implacables con el otro por el hecho de emitir un juicio que no nos corresponde. Somos cómplices de su indigencia. Esa es la triple condición de nuestra desconfianza: somos esclavos, vampiros y jueces. ¡Qué terrible economía emocional! Así podemos entender por qué a la salud mental no le gusta la geografía de nuestras costumbres. Haré una última prescripción para que esta columna no se vuelva recetario: cómprese una libreta y apunte cuantas veces al día duda de sí mismo, convierte una certeza en una pregunta, se miente a sí mismo, siente envidia o imita a alguien. Si se siente cuestionado con sus apuntes, inicie el siguiente experimento: una vez por semana convierta una de sus habituales preguntas en respuestas, trate de hablar siempre en primera persona, exprese alguna inconformidad, decida alguna cosa sin consultársela a nadie y cuando dude entre actuar y no actuar, actúe -en todo caso aprenderá más de la experiencia que del miedo-. Tal vez entienda como Emerson que “la envidia es ignorancia; que la imitación es suicida; que debe aceptarse a sí mismo, para bien, para mal, como suyo; que aunque el ancho mundo está lleno de bienes, no hay grano de maíz nutritivo que no le venga a través de la faena hecha en ese pedazo de tierra que se le dio para labrar”. Próxima columna: Amor, afán y desarraigo. |
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Los Midas del entretenimiento
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A los 18 años ya era socio de un bar. Se llamaba Barnaby Jones -el bar- y su fuerte eran los cocteles, las fiestas y el rock alternativo. Desde entonces Carlos Esteban Estrada empezó a adiestrarse en las lides de manejar establecimientos abiertos al público, aunque valga decir que en aquel momento sacó la mano. “No fuimos capaces con las cédulas, las falsificaban y nosotros siempre terminábamos pagando los platos rotos”, nos cuenta casi 20 años después quien junto con su homónimo Carlos Hernán Estrada y Rodrigo Isaza conforma hoy una de las sociedades más creativas de Medellín, pioneros del catering empresarial y los picnic conciertos en el Jardín Botánico, creadores de Mélodie Lounge -con programa radial y sello discográfico incluido- de Herbario, la Tienda de Herbario y más recientemente del exitoso Bonuar, restaurante anexo a la nueva sede del Mamm. Pero volviendo a Barnaby “ya nos iban a quitar la licencia y cerramos”. Empezando porque ni a él, el dueño, le creían que tuviera cédula pues siempre ha cargado sobre sus hombros una cara de niño que no se desdibuja ni a los 37 años. Después, con un ex socio de Barnaby, abrió Café Abril, sitio que por su música y coctelería marcó un cambio frente a las opciones que ofrecía la ciudad a mediados de los 90. A los tres años lo vendieron y con el producto de lo ahorrado “me fui estudiar por fuera durante tres años”. Para entonces ya era ingeniero de producción. De Mélodie a Bonuar |
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Faes: la resurrección
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Los amantes de la investigación y de la historia en Medellín tienen un muy buen motivo para celebrar. Se trata de la reapertura de Faes -Fundación Antioqueña para los Estudios Sociales- y su valioso archivo que hasta finales de los años 90 funcionó en una vieja casa del barrio Prado. Ahora, en el cuarto piso del Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas, podrá consultarse la colección compuesta, por “casi 35 mil libros, 2.000 títulos de revistas, 300 títulos de periódicos, 50 archivos históricos y 2.000 mapas” como lo certifica Eafit. Entre estos papeles que corrieron el peligro de perderse para siempre, están los archivos personales de los ex presidentes Mariano Ospina Rodríguez y Pedro Nel Ospina, así como del ex gobernador Clodomiro Ramírez y del comerciante Ricardo Olano, por solo mencionar algunos. La odisea No fue fácil recuperar estos documentos que estaban en avanzado proceso de deterioro en la casona de Prado, según lo explica María del Rosario Escobar, Coordinadora de Extensión Cultural en Eafit. Desde mayo de 2009 empezó el traslado del material desde la antigua sede situada frente al Colegio María Auxiliadora, en la Carrera El Palo con la Calle Miranda, tarea que se concretó el jueves 4 de marzo cuando se reabrió al público el archivo del fundador del Faes, Luis Ospina Vásquez, fallecido hace 33 años. Fueron precisas un sinnúmero de visitas a la casa de Prado y atreverse a desempolvar los archivos, los cuales requirieron “dos fumigaciones, cerca de tres limpiezas, trasladar la Sala Patrimonial del primer al cuarto piso de la Biblioteca, además del manejo de turnos dobles para el desempaque y la ubicación de los libros en su nuevas estanterías”. Los orígenes Para comprender mejor la trascendencia de la reapertura de los archivos de Faes es recomendable visitar la exposición que sobre esta y su fundador Luis Ospina preparó Eafit. En el primer piso del Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas pueden apreciarse objetos tan personales como sus lentes, la silla donde murió, su hamaca, manuscritos y otro sinnúmero de elementos que acercan a la vida y obra de uno de los más destacados investigadores que ha tenido el país. Así mismo, hacen parte de esta exposición varias fotografías, algunas de ellas desconocidas hasta hoy, de su célebre familia compuesta, entre otros personajes, por su padre el General Pedro Nel Ospina Vásquez, presidente de Colombia entre 1922 y 1926, y su madre Carolina Vásquez Uribe, prima hermana del General Rafael Uribe Uribe. La exposición estará abierta al público hasta mediados de abril, de lunes a viernes, en horario de oficina. |
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El centenario de espaldas
Por: Juan Carlos Orrego | ||
Cualquier medellinense mayor de treinta y tantos años tiene una idea clara de quién fue Eduardo Caballero Calderón; y, si por casualidad la noción es borrosa, es seguro que por lo menos recuerda un par de títulos de novelas: muy posiblemente “El Cristo de espaldas” y “Siervo sin tierra”, que leyó o fingió leer en sus años colegiales. ¡Quién no tuvo en sus manos las ediciones desmañadas de Bedout, cuyas carátulas amarillosas dejaban ver los mamarrachos pintados por el hijo del escritor!
A pesar de la relativa popularidad de Caballero Calderón, a muchos habrá tomado por sorpresa -porque lo leyeron en El Tiempo o porque ahora se vienen a “desayunar” en esta columna- que este flamante 2010, año redondo de elecciones y Mundial de Fútbol, es también el del centenario del novelista bogotano. La ignorancia es, sin embargo, explicable: todo lo aprendido en el bachillerato lo olvidamos como si quisiéramos dejar atrás un mal rato; además, muchos de nuestros conciudadanos padecen de un estúpido complejo que les lleva a detestar todo lo que huela a altiplano cundiboyacense; y, para rematar, aquí nos movemos entre extremos a la hora de las conmemoraciones: nos llenamos la boca con la torta universal del aniversario de Nietzsche o Borges, o trovamos, en borrachera regionalista, el “Happy Birthday” de Tomás Carrasquilla o Manuel Mejía Vallejo. Pero… ¿Eugenio Díaz? ¿José Asunción Silva? ¿Eduardo qué? De acuerdo con el mismo Caballero Calderón, el día de su nacimiento -el 6 de marzo de 1910- se avistó el cometa Halley en los cielos de la capital. Supongo que se trató de un presagio de lo que habría de ser una carrera exitosa; una con libros entrañables cuyas historias tienen que ver con el sueño campesino de poseer una tierra propia -así sea, como en “Siervo sin tierra”, la muy íngrima de la sepultura-, con hermanos que se matan con modernas quijadas de burro -según lo deja ver la evangélica “Caín”-, con bobos heroicos consagrados a honrar al padre -“Manuel Pacho”- y con escritores locos que viven en París los desiguales delirios de la genialidad y el hambre -“El buen salvaje”-. Otros argumentos, menos conocidos, muestran que el novelista también se trasnochó con dramas de aviones a punto de caer -“La penúltima hora”, que más parece “Aeropuerto 75”- y conspiraciones planetarias lideradas por indios motilones -como ocurre en la desconocida “Azote de sapo”. Eduardo Caballero Calderón recibió en vida múltiples recompensas. Entre las más corrientes, que son los premios literarios, el bogotano alcanzó -acaso como su botín más lustroso- el Premio Nadal de 1965, en España. Más allá están los nombramientos consulares que, gracias al consabido ocio en que transcurren, permitieron al autor la escritura de muchas páginas; y las distinciones honorarias, como aquella de ser nombrado, antes de los cuarenta años, como miembro de número de la Academia Colombiana de la Lengua. Y, claro, también debe inventariarse la coronación de los argumentos en la televisión y el cine, con los actores criollos de postín encarnando a los enruanados personajes (como ocurrió cuando, en “Caín”, Jorge Emilio Salazar mató a Armando Gutiérrez con la idea de hacerse dueño de Martha Liliana Ruiz). Finalmente, la presea mayor: los millones de hispanohablantes que han puesto sus ojos sobre esta literatura. La institucionalidad cultural del país tiene el reto de vencer, so pretexto del rutilante cumpleaños literario, los olvidos e indiferencias de la vida cotidiana. La tarea no es fácil, habida cuenta de las rutinas futboleras y las murmuraciones políticas que entretienen nuestros días. Queda la esperanza de que la conciencia bicentenaria de la Independencia alcance para desempolvar las principales estatuas del museo de nuestra historia colectiva. |
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El mejor restaurante de Medellín, el de Colombia y el del mundo
El mejor restaurante de Medellín, el de Colombia y el del mundo
Es tan relativo y subjetivo como hacer un concurso de belleza entre niños con las mamás de jurados
Los paisas, los periodistas y los porteños argentinos adoramos juzgar, comparar, endiosar y agrandar y más o menos como dijo nuestra exreina, lo mismo y lo contrario. Cuando yo leo que Ferrán Adrià es el mejor cocinero del mundo y que El Bulli es el mejor restaurante del mundo, me siento frustrado pues particularmente a mí me parece que aunque el señor Adrià revolucionó la industria de la culinaria en el mundo, su cocina es imposible de entender para la mayoría de la gente y confieso que tendría que hacer mucha fuerza para comerme sus 25 platos de los cuales 20 provienen de seres extraños del mar y saben a pescado y debo confesar que lo más seguro es que añoraría la arepita con quesito y pagaría con dolor el millón de pesos o más que cuesta una experiencia como estas entre hummers, yates y helicópteros; además me tendría que armar de mucha dignidad para llegar en el Twingo universitario de mi mujer, o en las busetas de Rosellón. Tere Vélez, será que me mata si cuento que en Barcelona nos devolvieron de restaurantes donde teníamos reserva por no estar apropiadamente vestidos; raro cuando yo ya me ponía la camisa por fuera atendiendo los consejos de Trinity en No Te Lo Pongas de Travel And Living. Raro, pero cierto.
Meterse en el tema de cuál es el mejor restaurante es tan relativo y subjetivo como hacer un concurso de belleza entre niños con las mamás de jurados. ¿Cómo o por qué va a ser el mejor restaurante del mundo, porque lo dicen algunos millonarios, casi siempre los mismos? ¿Quiénes serán pues esos periodistas tan poderosos que resuelven que tal o cual restaurante es mejor? Nobu, Tetsuya, Ramsey, Ducasse, Bocusse, Arzak, Sato y muchos otros archifamosos, más miles de héroes culinarios anónimos que descrestan cada uno a su manera sin necesidad de sentir que son el primero, el 85 o el 852, pero sobre todo disfrutan más de su profesión sin la presión absurda de sentirse el mejor. La cosa de juzgar y comparar es tan delicada que el mundo culinario ha vivido varios escándalos terroríficos como calificaciones a restaurantes que no han abierto o que cerraron hace años, suicidios célebres, chantajes, sobornos y demás prácticas. Independiente de todo, como en la política, suele ganar el que más plata le mete al mercadeo, no el mejor.
En Medellín, en vez de enloquecerse pensando en cuál es el mejor, vale la pena hacer un recorrido por las virtudes de cada uno, ya que todos tienen cosas muy buenas, buenas, regulares, malas y muy malas, la cosa es que uno goza mucho más cuando sale en plan de buscar lo positivo. A mí por ejemplo me trastornan los corazones de alcachofa con riñones al jerez de La Provincia, los postres de La Cafetiere, el sancocho de gallina asada de Quearéparaenamorarte, la pasta con tres quesos de Il Castelo, el calamar gigante de Buena mar, las papas soufflé de la Tienda del vino, las papitas rellenas de In-Situ, el mote del Herbario, los morcilla rolls de Santiago Uribe y la chocozuela del Trifásico. Hace mucho entendí que la cocina, como el amor, es tan única y personal que mi mamá juraba que yo era uno de los mejores cocineros del mundo, a mí me va a dar algo, sólo me río y recuerdo como me dijo el gran Sato el día que le dije que su Costanera 700 era el mejor restaurante que yo conocía en el mundo: “Molina, se ve que tu conoces muy poquitos restaurantes”, entre otras cosas a Sato y varios peruanos les hacen venias los vanguardistas españoles; dos culturas culinarias que se debaten entre mercadeo y sabor, negocios y pasión, moda y arte, respectivamente y lo contrario, ahí está la Virgen.
En cuanto al mejor de Colombia, igual. Será Criterión con sus platos de última moda neoclásicovanguardistastasalternativos (agregar al diccionario) o Leo con su culinaria notable entre costeña y francesa que quedó de 83 en una lista de una revista o el gran Harry Thaichocoanocalifornianofrancés con un restaurante en cada esquina pinchada de Bogotá. Será Club Colombia con sus platos criollos que se pagan por Club (de ahí el nombre). Tal vez, por qué no, de pronto uno de los mejores sin duda sea Andrés Carne de Res, el epicentro de todo el jet set nacional e internacional, cuya virtud indiscutible es servir comida colombiana inmejorable a 8 ó 10.000 comensales ultrapinchados y exigentes con hambre y ganas de beber y rumbear cada viernes en sus dos locales; pero igual entramos en el campo de la subjetividad, ya que para establecer quién es mejor que otro, tendría que visitarlos todos, a ver si me hacen temblar de emoción como los chorizos peñoleros, las obleas de Caldas, las empanadas con guaro y mango verde del Kaiser… eso los de aquí cerca, pero qué tal la extensa y rica culinaria cartagenera y costeña, la cultura santandereana, la gran cocina cundiboyacense. Cuántos y cuáles restaurantes representan la verdadera esencia de nuestra cocina, con platos memorables como el capax de las ambalemunas, el desayuno de la Hostería del Libertador en Zipaquirá, las truchas de Tota, la fritanga del puente de Cáqueza o el cerdito asado del aeropuerto de Puerto Carreño.
En conclusión, si usted va a Francia, no vaya a los restaurantes propiedad de Paul Bocusse, más bien persígalo y coma en los mismos que él come por la décima parte del presupuesto que puede que no tengan las mismas estrellas Michelin, pero seguro, que son tan buenos o mejores.
No hay mejor ni peor, sino viceversa y lo contrario, lo único que a usted le debe preocupar es que el mejor restaurante del mundo es el que a usted más le gusta.
[email protected]
Desde el Museo / Marzo (quincena 1)
Publicado en la edición 409, Marzo 13 de 2010
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Retorcido
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A lo largo del trabajo de John Castles (Barranquilla, 1946) se puede percibir la manera como se interpretan los valores de la geometría y de los materiales, que se cargan paulatinamente de un sentido orgánico
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Por Carlos Arturo Fernández U.
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La generación de jóvenes artistas que hizo su aparición en los ámbitos nacional y local de los años setenta del siglo 20, después de las Bienales de Arte de Medellín, supo aprovechar una posibilidad especial de desarrollo que fue generada por el auge del arte urbano en las décadas finales del siglo.
Entre ellos fue evidente el interés por el Minimalismo, un movimiento internacional aparecido en los sesenta, que se centraba en el despliegue de formas geométricas simples y modulares, a partir de materiales industriales no intervenidos por el artista, como láminas de hierro, aluminio o plástico, con la intención de limitarse a las puras formas y bloquear cualquier búsqueda de significado: “lo que hay es lo que ve”, se afirmaba con frecuencia. Pero aquella generación de escultores colombianos no se detiene en la imitación del Minimalismo sino que, reconociendo además la herencia histórica de Eduardo Ramírez Villamizar y de Édgar Negret, plantea alternativas y puntos de vista muy originales que siguen ofreciendo actualmente posibilidades de desarrollo. A lo largo del trabajo de John Castles (Barranquilla, 1946) se puede percibir la manera como se interpretan los valores de la geometría y de los materiales, que se cargan paulatinamente de un sentido orgánico. “Retorcido” es un trabajo de 1997, en lámina metálica oxidada, de 650 por 360 centímetros, que se encuentra en el Edificio Isagen, en la Avenida El Poblado. En obras anteriores del mismo artista resultaba más directo el propósito de hacernos sentir, por ejemplo, las relaciones entre el peso y el equilibrio de unas placas metálicas que se sostenían por la contraposición de empujes. En la obra “Retorcido” todo es más sutil y el asunto ya no se resuelve con un hábil juego de cortes y soldaduras. Es casi como si esta gran placa metálica hubiera adquirido vida propia y se limitara a moverse libremente, a vivir frente a nosotros, y a integrarse y crear su contexto arquitectónico. En efecto, a diferencia del predominio de los elementos modulares y repetidos que se unían siguiendo una lógica formal, aquí predomina la continuidad que es propia de los procesos orgánicos, sin que entendamos de manera tan evidente qué es lo que ha ocurrido con la placa metálica. En ese sentido, más que al trozo de metal, John Castles se refiere a nuestra propia sensibilidad, a través de un juego poético de flexibilidad y pliegue que nos hace perder la sensación de peso y solidez del material. Estas reflexiones desde el Mamm intentan, como es evidente, ayudarnos a percibir y disfrutar de las obras de arte que nos rodean. Sin embargo, sería mucho más importante que, al invitarnos a mirar ese aspecto del patrimonio cultural de Medellín, sirvieran para hacer caer en la cuenta del gravísimo estado de deterioro de muchos de estos trabajos, y de la responsabilidad de la Administración y de los ciudadanos en su conservación y mantenimiento. Pocas obras están en situación tan buena como la del Edificio Isagén. |
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Desde el Museo / Marzo (quincena 1)
Publicado en la edición 409, Marzo 13 de 2010
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Retorcido
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A lo largo del trabajo de John Castles (Barranquilla, 1946) se puede percibir la manera como se interpretan los valores de la geometría y de los materiales, que se cargan paulatinamente de un sentido orgánico
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Por Carlos Arturo Fernández U.
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La generación de jóvenes artistas que hizo su aparición en los ámbitos nacional y local de los años setenta del siglo 20, después de las Bienales de Arte de Medellín, supo aprovechar una posibilidad especial de desarrollo que fue generada por el auge del arte urbano en las décadas finales del siglo.
Entre ellos fue evidente el interés por el Minimalismo, un movimiento internacional aparecido en los sesenta, que se centraba en el despliegue de formas geométricas simples y modulares, a partir de materiales industriales no intervenidos por el artista, como láminas de hierro, aluminio o plástico, con la intención de limitarse a las puras formas y bloquear cualquier búsqueda de significado: “lo que hay es lo que ve”, se afirmaba con frecuencia. Pero aquella generación de escultores colombianos no se detiene en la imitación del Minimalismo sino que, reconociendo además la herencia histórica de Eduardo Ramírez Villamizar y de Édgar Negret, plantea alternativas y puntos de vista muy originales que siguen ofreciendo actualmente posibilidades de desarrollo. A lo largo del trabajo de John Castles (Barranquilla, 1946) se puede percibir la manera como se interpretan los valores de la geometría y de los materiales, que se cargan paulatinamente de un sentido orgánico. “Retorcido” es un trabajo de 1997, en lámina metálica oxidada, de 650 por 360 centímetros, que se encuentra en el Edificio Isagen, en la Avenida El Poblado. En obras anteriores del mismo artista resultaba más directo el propósito de hacernos sentir, por ejemplo, las relaciones entre el peso y el equilibrio de unas placas metálicas que se sostenían por la contraposición de empujes. En la obra “Retorcido” todo es más sutil y el asunto ya no se resuelve con un hábil juego de cortes y soldaduras. Es casi como si esta gran placa metálica hubiera adquirido vida propia y se limitara a moverse libremente, a vivir frente a nosotros, y a integrarse y crear su contexto arquitectónico. En efecto, a diferencia del predominio de los elementos modulares y repetidos que se unían siguiendo una lógica formal, aquí predomina la continuidad que es propia de los procesos orgánicos, sin que entendamos de manera tan evidente qué es lo que ha ocurrido con la placa metálica. En ese sentido, más que al trozo de metal, John Castles se refiere a nuestra propia sensibilidad, a través de un juego poético de flexibilidad y pliegue que nos hace perder la sensación de peso y solidez del material. Estas reflexiones desde el Mamm intentan, como es evidente, ayudarnos a percibir y disfrutar de las obras de arte que nos rodean. Sin embargo, sería mucho más importante que, al invitarnos a mirar ese aspecto del patrimonio cultural de Medellín, sirvieran para hacer caer en la cuenta del gravísimo estado de deterioro de muchos de estos trabajos, y de la responsabilidad de la Administración y de los ciudadanos en su conservación y mantenimiento. Pocas obras están en situación tan buena como la del Edificio Isagén. |
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Primer puente sobre el río en 30 años
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El 18 de mayo iniciará la ejecución del puente sobre la Calle 4 Sur. Así lo aseguró en la sede de la Sociedad de Arquitectos e Ingenieros -SAI- el Secretario de Obras Públicas de Medellín, Sebastián Álvarez. Con el apoyo de algunos técnicos de la Administración Municipal, entre ellos el Gerente del Plan Especial de El Poblado, Luis Alberto García, el titular de Obras Públicas presentó el plan de manejo de tráfico y detalles estructurales, paisajísticos y arquitectónicos del que los asistentes destacaron como el primer puente que se construye sobre el río Medellín en las últimas tres décadas. “Para Medellín es trascendental este puente, pues va a poner a conversar dos zonas de la ciudad y va a ocasionar fenómenos inesperados”, observó Álvaro Villegas Moreno, en clara referencia a los pasos peatonales que incluye el diseño, y que posibilitarán, como ningún otro puente de la ciudad, el tránsito a pie de oriente a occidente y viceversa. Y es que esta estructura conectará en forma directa a El Poblado con el barrio Cristo Rey, y se convertirá en medio de unión de las comunas 14, 15 y 16. Dudas y preocupaciones Los asistentes expusieron sus dudas y objeciones sobre el proyecto, que si bien se construirá con recursos propios de la Alcaldía, contempla aproximaciones y vías aledañas que deberán pagar los contribuyentes del lado oriental del río mediante el sistema de valorización. Algunos, pese a destacarlo como “una estructura maravillosa”, manifestaron inconformidad conque los habitantes de El Poblado deban pagar por una obra que, según ellos, no valorizará sus propiedades y que, además, será para uso de toda la ciudad. No obstante, el Secretario de Obras Públicas indicó que será el estudio de la Lonja de Propiedad Raíz de Medellín el que determine si las propiedades se valorizan o desvalorizan y con base en él se efectuarán los cobros. Otros mostraron preocupación por la manera como pueda afectarse el ingreso a las propiedades de la zona. Por ejemplo, Elisa Sánchez, de Corpoblado, expresó en nombre de la Clínica Las Vegas el temor a que se presenten embotellamientos en su área, temor que fue desestimado por los funcionarios municipales. “No estamos haciendo acrobacias” Detalles y afectaciones |
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Vimos a Metallica
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Era el 17 de noviembre de 2009, a las 10 de la mañana, el momento en el que salían a la venta las boletas para la presentación de Metallica en nuestro país. Rompiendo todo tipo de récord, las entradas de la mejor localidad, “ONE”, se agotaron cerca de las 11:30 a.m., 90 minutos después del inicio de la venta y a cuatro meses del concierto. Esto seria un presagio de que el evento que se desarrollaría el 10 de marzo de 2010 en Bogotá no sería un concierto más, sino que sería el show más complejo que jamás se hubiera visto en Colombia. Y así fue, por eso desde el viernes 5 de marzo los primeros fanáticos comenzaron a arribar al Parque Simón Bolívar. La mejor recompensa Dos horas inolvidables |
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Demolerán resonadores de Los Balsos
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Desde el lunes 15 de marzo y hasta el viernes 30 de abril se llevará a cabo en la vía Los Balsos, entre la Transversal Superior y la Loma de El Tesoro, la demolición de los muy polémicos reducidores de velocidad construidos durante el gobierno de Luis Pérez, y la ejecución de cuatro medios resaltos en el carril de descenso. Así lo informó el concejal Federico Gutiérrez, quien desde meses atrás estaba mediando entre la comunidad de la zona y el Municipio de Medellín para buscar una solución a los problemas ocasionados por esta obra. Los 19 resaltos fueron construidos con el fin de disminuir los índices de accidentalidad, producto de las altas velocidades y la empinada loma. Sin embargo, aunque se redujo el número de accidentes, se generaron dos problemas graves que afectan la calidad de vida de los vecinos: de un lado, no cumplieron su función de reducir la velocidad y, por el otro, aumentaron el índice de ruido en tal forma que supera el límite de decibeles establecidos por la Organización Mundial de la Salud. Obras y cierres parciales |
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Secretaría de Gobierno toma medidas en el Parque Lleras
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Al fin las repetidas quejas de los residentes colindantes con el Parque Lleras son escuchadas en persona por un Secretario de Gobierno. Desde que Juan Felipe Palau asumió dicha dependencia, ha asistido a los foros citados por Corpoblado y ha liderado recorridos para conocer y palpar la problemática que padecen quienes habitan en una zona mixta, debiendo convivir con el ruido y los borrachos, entre otros. En la pasada reunión del martes 2 de marzo, Palau escuchó y tomó nota una a una las quejas de los residentes que llenaron el salón, sobresaliendo problemas como el consumo de licor en el espacio público, en el parque y fuera de los establecimientos, la ausencia de una inspección de permanencia exclusiva para El Poblado y la falta de vigilancia del Parque Lineal La Presidenta donde se van a rematar la rumba. Amparo Gaviria, histórica residente de ese sector y presidente de la Junta de Acción Comunal Poblado Centro, agregó que “lo primero para destacar es que la comunidad en general participó en la reunión. Yo creo que ya hemos tocado fondo y creemos que la bulla externa de los locales es el problema. Pedimos que no se nos lleven los policías comunitarios que son los que escuchan a la comunidad todos los días”. Terminando el encuentro, el Secretario de Gobierno Juan Felipe Palau manifestó que “con El Poblado hay un proceso a largo plazo que queremos desarrollar. Deben saber que sí hay una Administración que los quiere escuchar, yo me comprometo con ustedes para hacer un camino planificado y con resultados”, dijo dirigiéndose a los habitantes afectados. Faltaba voluntad política Certificación de Rumba Segura |
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Provenza avanza a paso lento en el lío del parqueo
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Nuevas visitas para la segunda quincena de marzo al barrio Provenza, fue la conclusión de la reunión de seguimiento que la Secretaría de Tránsito, en cabeza de Ricardo Smith Quintero, realizó para supervisar las medidas de parqueo que se tomaron en septiembre del año pasado. Nuevamente los propietarios de locales comerciales, de oficinas y residentes del sector hablaron de la necesidad de regulación tras las medidas adoptadas, y aunque reconocieron avances y disposición para hacer de este un problema cada vez menor, sentaron su posición en cuanto a la que ellos llaman intolerancia de algunos guardas de Tránsito, el poco control a personas que dejan su carro más de la cuenta en las celdas (incluso todo el día) y las dificultades para que los comerciantes puedan recibir tranquilos a sus compradores con una zona de parqueo sin problemas. En la opinión de Juan Pablo Londoño, propietario de un restaurante en la carrera 33, “sí se ve el interés de la Alcaldía, pero le digo que me ha tocado pelear con guardas porque no hacen las recomendaciones de buena manera. Me pareció eso sí, muy interesante la ubicación de cinco nuevas celdas de parqueo y reconozco que el problema es muy grande”. Las voces de la comunidad también apoyaron las medidas tendientes a intervenir las necesidades puntuales por carreras independientes, desde la carrera 33 hasta la 36 (y entre las calles 7 y 10), y ya hay algunas voces como la de Daniel Lopera, comerciante y habitante de la carrera 37, Vía Primavera, quien expresó que los cerca de 50 locales comerciales de la zona están en peligro de desaparecer si no mejora la situación: “Es bueno interactuar en comunidad para resolver este problema. En mi caso veo con mucha preocupación que un cliente llegue y no pueda bajarse ni cinco minutos de su carro para comprar algo porque lo parten. Vamos a terminar con estas discusiones determinando que lo mejor será fomentar la construcción de edificios para parqueo”. Problemas y propuestas Ante este hecho, las propuestas se centraron en la posibilidad de inmovilizar estos vehículos que no acaten la rotación y los tiempos de estacionamiento, según la disposición de cada celda; pero no a través de una grúa, para no generar más congestión, sino empleando los llamados “cangrejos” que inmovilizan el automotor hasta que el infractor llegue y la autoridad le presente el respectivo informe. |
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Prolongar Los Balsos: otra urgencia vial
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La Administración Municipal incluyó dentro del paquete de obras decretadas para construir por valorización la prolongación de la doble calzada Los Balsos hasta la Transversal Superior. Como se conoce, la ampliación de Los Balsos entre la Avenida El Poblado y la Transversal Inferior fue realizada por la Alcaldía con dineros propios , o sea de toda la ciudad, y ahora se prepara para continuarla desde el sector de Montecanelo hasta la Superior con recursos de los propietarios que se beneficien con ella. Según Luis Alberto García, Gerente del Plan Especial de El Poblado, “la intención de Planeación Municipal desde hace mucho tiempo es que esta vía se prolongue hasta donde se necesite. Está claro que esta doble calzada hasta la Transversal Superior es muy útil y necesaria pero también es posible que en el futuro se deba hacer doble calzada hasta las Palmas”.
Glorieta con retorno Cifras de la prolongación |
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Objeciones a proyectos viales
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La primera de las proposiciones de la Junta de Representantes a la Administración Municipal tiene que ver con la construcción del puente de la Calle Sur 4. Si bien el Municipio decidió que lo construiría con recursos propios, las aproximaciones a este, es decir, las obras aledañas en el costado oriental, deberán ser asumidas por los contribuyentes. Con esto no está de acuerdo la Junta, según lo afirma su presidente, el ingeniero civil Ignacio Arbeláez. “El puente nos parece extraordinario, pero desaprobamos que nos cobren a nosotros las aproximaciones del lado oriental, cuando las de Guayabal las va a pagar el Municipio. Nuestra propuesta es que tanto las aproximaciones de oriente como de occidente, desde la Avenida El Poblado hasta Guayabal, las haga la Administración como una contribución a la ciudad porque un puente sobre el río no es para El Poblado sino para unir dos áreas de Medellín”. Pagar por intersecciones La segunda propuesta de los representantes de los propietarios es que con dineros de los ciudadanos se construyan más bien seis intersecciones viales que no están contempladas en el paquete de valorización y que, según ellos, son necesarias para mejorar la movilidad. Se trata de tres pasos a desnivel en la Transversal Superior: con Los Balsos, con El Tesoro y con La 10; de dos pasos a desnivel en la Transversal Inferior: con La 10 y con la Loma de Los Parra, y de una intersección más en la Avenida El Poblado con Los Parra. “Con la plata nuestra, con la que se prevé construir los accesos de la Calle 4 Sur, se pueden realizar estas obras incluidas inicialmente en el Plan de Desarrollo 2008-2011, pero que luego fueron eliminadas”, advierte el ingeniero Arbeláez y asegura que su costo aproximado sería de 70 mil millones de pesos. La 34: “autopista dentro de los edificios” Dudas sobre los avalúos |
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Por la imagen de Medellín
Por: Juan Carlos Vélez Uribe | ||
Hace unos 20 años cuando estábamos en la época más aciaga de la guerra contra el narcotráfico en la ciudad, cuando explotaban bombas a diestra y siniestra, una vez en la Vía Las Palmas, frente al Hotel Intercontinental, vi a un grupo de turistas norteamericanos en bermudas, a pesar del frío que a veces hace en las noches en Medellín, que fotografiaban el sitio donde había explotado una bomba que había matado a varios policías.
En esa época Medellín era una ciudad que se caracterizaba por la violencia, sus personajes más connotados eran pertenecientes a la mafia, entre esos el tristemente célebre Pablo Escobar, así como las bandas criminales de esa época como la también poco afamada banda de La Terraza. Así que las personas que representaban a nuestra ciudad ante el mundo eran personas del mal que no le hacían bien a la humanidad. Hoy las cosas han cambiado, esta ciudad ha mejorado, como dijimos en un artículo anterior nuestro propósito es hablar bien de Medellín y de hablar bien de sus gentes. Hoy contamos con personas que nos hacen quedar muy bien, y debemos como antioqueños, como medellinenses, hacerles un merecido reconocimiento. Me refiero principalmente a Juan Esteban Aristizábal, “Juanes”, Fernando Botero y a Camilo Villegas. El primero nos ha hecho quedar muy bien en muchas partes. Recuerdo, alguna vez caminando cerca a los Campos Elíseos en París, haber oído a los franceses tararear las canciones de Juanes, tal como hacen nuestros jóvenes en los barrios con las canciones en inglés que ellos ni siquiera entienden. Allí mismo da emoción observar la avenida adornada de hermosas esculturas del Maestro Fernando Botero. Y qué bueno es enterarnos de las noticias en todos los medios, en los periódicos del mundo, en las cadenas de noticias internacionales, de los éxitos que ha obtenido Camilo Villegas en el golf. Para mí el mejor deportista que ha tenido Colombia en los últimos tiempos. Qué tan orgullosos nos sentimos nosotros de ser sus compatriotas. A ellos mil y mil gracias. Cambiamos los pablo escobares, los popeyes, los taison, por personas como Juan Esteban Aristizábal, Camilo Villegas y Fernando Botero. Qué bueno sería en los próximos años recorrer el mundo y no tener que cargar con ese estigma de ser uno proveniente de la ciudad que engendró a personajes tan siniestros como Pablo Escobar y otros tantos delincuentes, sino poder viajar al exterior sintiéndose orgulloso de ser paisanos de quienes nos están haciendo quedar muy bien en los últimos años. Muchas gracias a ellos y a todos los que a diario trabajan por ser los mejores. Ojalá Medellín y Antioquia sigan siendo cuna de grandes hombres, como siempre lo han sido. |
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El Congreso
El Congreso
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Finalmente llegó la hora de la elección de un nuevo Congreso, una oportunidad para corregir los desaciertos de pasadas elecciones, en las que fueron elegidos decenas de delincuentes, como lo han evidenciado las decisiones judiciales de las últimas semanas.
Quienes han cumplido con sus deberes como ciudadanos, y en consecuencia están bien informados sobre los asuntos públicos, saben que muchos de esos delincuentes recibieron grandes votaciones en nuestra región. Eso no debería volver a pasar. En un entorno como el nuestro, relativamente alejados de la intimidación, el desplazamiento, y todas las otras formas con las que se constriñe a los electores en el país, no tiene ninguna justificación votar por los testaferros de los congresistas presos por la parapolítica, ni por quienes los justifican, hacen alianzas con ellos, o de una forma u otra, los toleran. La única forma en la que la expresión Congreso admirable dejará de ser una ironía, y se convertirá en una calificación realista, como ha sido en algunos momentos la de Cueva de Alí Babá, es que los ciudadanos nos tomemos en serio la elección de los nuevos congresistas. En las listas que los partidos han sometido al electorado, hay de todo. Hay delincuentes de todos los pelambres, inescrupulosos, oportunistas, testaferros de excongresistas condenados o por condenar y un largo etcétera. Hay también candidatos con impecables hojas de vida tanto profesional como académicamente. Hay muy destacados políticos de profesión que evitaron que el Congreso anterior fuera tomado totalmente por los delincuentes y su apetito desaforado de poder y dinero. Entre todos los que son técnicamente elegibles, es decir, los que tienen una hoja de vida de lujo o un historial político que los avala, o las dos cosas, hay muchos que podrían ser muy buenos congresistas y otros que no. Partimos del principio de que la mayoría de nosotros queremos un Congreso conformado por personas de bien, que cumplan a cabalidad las funciones que en ellos delegamos los ciudadanos. Pero ese no debe ser el único requisito. Hay candidatos con historiales profesionales impresionantes, pero que también revelan que tienen escasa o nula formación política, ideologías difusas o que dejan muchos interrogantes sobre cuál sería su posición frente a asuntos de primer orden de importancia nacional. Nos corresponde a los ciudadanos analizar todo eso para encontrar a quienes verdaderamente representen nuestros intereses sociales y económicos, de nuestra ciudad y nuestra región, y que contribuyan a hacer de este país algo cada vez más parecido a lo que soñamos, esto quiere decir, un país en el que nuestros hijos puedan vivir libre y tranquilamente y en el que puedan desarrollar todo su potencial como seres humanos. Difícil encontrar algo más trascendente que el futuro de nuestros hijos, y eso es precisamente lo que está en juego. |
¿Cómo será la jornada electoral en El Poblado?
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Este domingo 14 de marzo de 8:00 a.m. a 4:00 p.m. se realizarán las elecciones parlamentarias para escoger a los Representantes a la Cámara y a los Senadores que compondrán el Congreso de la República hasta 2014. Además, el Partido Conservador y el Partido Verde harán sus consultas internas para determinar a sus candidatos a la Presidencia de la República, elecciones que serán en mayo próximo. Por motivos de los Juegos Suramericanos, dada la cercanía con el día inaugural el 19 de marzo, las mesas de votación del Estadio Atanasio Girardot fueron trasladadas al Colegio San Ignacio, y las de la Biblioteca Pública Piloto movidas al Colegio Jorge Robledo. La recomendación es llegar en Metro a la estación Estadio y no dejar el voto para el último momento. La Registraduría Nacional del Estado Civil invita a consultar en la página www.registraduria.gov.co, ingresando el número de identificación, para conocer con exactitud el sitio de votación y el número de la mesa que corresponde, con el fin de agilizar el proceso y evitar filas y aglomeraciones. Igualmente es posible consultar si es jurado de votación o no. Cualquier duda de los jurados pueden comunicarse con la línea de atención de la Registraduría: 608 5100, y los ciudadanos en general a la línea gratuita 018000 522010. Organícese para votar en El Poblado |
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Viva el jardín / Marzo (quincena 1)
Publicado en la edición 409, Marzo 13 de 2010 | ||
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Naranjo enano
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Planta originaria del Japón, que puede cultivarse en interiores y llega a producir abundantes frutos que en realidad no son comestibles pero sí atractivos y vistosos, revestidos de un detalle original que proviene de su condición de pequeño árbol acomodado en un matero cuya tierra deberá mantenerse húmeda, ya que esta planta necesita de mucha agua. Su floración exhala un delicioso perfume de azahares. Para que nazcan los frutos es necesario provocar una polinización artificial que se logra tocando las flores abiertas con un pincel fino, haciendo que el polen vaya de una flor a otra. No es adecuado rociar la planta durante la floración, pero después debe hacerse diariamente. Es planta de clima moderado que necesita aire fresco. A veces florece por segunda vez, pero en tal caso los frutos tardarán mucho en madurar, de ahí que baste con lograr la primera floración.
Debe abonarse regularmente con un fertilizante usado para plantas de interior. |
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Tu, vos
Por: Olga Clemencia Villegas de Estrada | ||
La ciudad se pondrá de moda nuevamente. Pasada Colombiatex, que por cierto fue todo un éxito de Inexmoda, viene para Medellín el evento deportivo que no solo traerá con ellos a miles de turistas, sino que además nos pondrá en los titulares de toda la prensa, la suramericana naturalmente, y de paso en la de muchos otros países de variadas latitudes. Pensar en que tenemos la oportunidad de conquistar preseas para honra del deporte nacional, aquí en casa, me produce emoción.
Pero más aún me emociona la oportunidad de conquistar a todos esos visitantes como embajadores de oficio: cada uno de los deportistas y sus comitivas, cada uno de los aficionados que nos visiten, se convertirán en los multiplicadores que sin duda nos proporcionarán más eventos y nos seguirán convirtiendo en destino predilecto para otros encuentros. Las críticas que algunos le hacen a las grandes inversiones, necesarias para recibir los Suramericanos, son tan absurdas como pensar que un reencuentro de amigos del alma, no necesita por lo menos un buen vino. Pero, ese es otro tema que trataremos después. Quisiera llamar la atención sobre un asunto que aunque pareciera rebuscado, puede ser tan útil como la infraestructura que lega el certamen: el del trato moderado y cortés, ese que reconoce las distancias y las precedencias, la edad y la formalidad. Esa manera ¨confianzuda¨ que están manejando los jóvenes, con muy poca o con mucha formación. El voseo y el tuteo se han venido apoderando de la cotidianidad. Innegable que los paisas hablamos de vos y de tú. Pero innegable también que son maneras propias del trato entre familiares o amigos. Puede que a los argentinos les luzca, pero a nosotros, pocón, pocón. Pareciera que decir “usted” convierte a los muchachos en seres extravagantes. Y eso no es cierto. Más bien, ese trato respetuoso a la hora de ser la imagen de una institución, a la hora de atender, a la hora de presentarse frente a los de mayor rango o culturas extranjeras, genera de inmediato credibilidad y, de todas formas, simple educación. Es un asunto tan elemental, pero tan diciente de las buenas maneras, que para nada opaca la juventud o impone reglas. Propongo una campaña interna en cada casa para que inculquemos de nuevo el trato respetuoso del “usted” que sólo puede variar con la autorización del interlocutor. Propongo que volvamos a investir de gracia el trato de ¨don¨ y el de “doctor” a no ser por la insistencia del personaje que otorgue una forma más familiar de llamarle. En negocios y diplomacia, son imperativos los tratamientos. La oportunidad de los juegos es única, como la infraestructura que nos deja, con absoluta seguridad este trato comedido será una bonita manera de generar relaciones que legarán también, después de las justas, una infraestructura de buenas relaciones entre nosotros mismos y como dice el buen slogan, para una Medellín más educada. La labor ya ha comenzado. |
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Asuntos de Mujeres / marzo (quincena 1)
Publicado en la edición 408, Febrero 28 de 2010
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La Enseñanza celebró
La Enseñanza celebró
Un compromiso con las mujeres y el cuidado de la vida
Con la solidaridad como foco de trabajo durante el 2010, se desarrolló en el Colegio La Enseñanza la celebración de su aniversario 111 al cuidado de la vida y los valores. Las 1.200 alumnas hicieron parte de esta celebración que coincidió con al imposición de escudos para las estudiantes de grado once, un símbolo de la protección que les brinda el colegio para la vida a través de la educación. En el evento también se rindió un homenaje a la hermana María Agudelo como mujer ejemplar y se contó con representación de fundaciones como la Asociación de Ex alumnas, Gente Unida, Ximena Rico, Santiago Corazón, Medicáncer entre otras. No faltó en esta jornada lúdica la participación artística de La Polilla. Un día entero para recordar y seguir en la edificación del compromiso con el desarrollo de las mujeres de Medellín y con las labores sociales para los más necesitad
Clic sobre la imagen
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Carlos Pardo Botero
Carlos Pardo Botero: Arquitectura para reencontrarnos.
Lograr recuperar ese esquema de construcciones en las que las personas tienen todo dispuesto para reencontrarse como vecinos; esa es la apuesta. Luego de graduarse en la Universidad Pontificia Bolivariana, llegó en 1999 el primer proyecto de una serie de edificios residenciales conocidos como “los aviñones”, en San Lucas. Gracias a este estilo, varios proyectos de Obranegra Arquitectos, grupo del cual hacer parte Carlos Pardo desde hace 20 años, fueron incluidos en la publicación de la Bienal del año 2000. La idea ha sido, desde entonces, proponer una arquitectura que nos devuelva el encuentro como sociedad en el entorno habitacional.
Esa amalgama de posibilidades que se ven en otros barrios de la ciudad es materia prima para extractar esas ideas de unión a través de las estructuras. Como si se tratara de un manifiesto ya escrito, fue escogido para unir dos edificaciones educativas existentes que derivarían en la Institución educativa Santo Domingo Savio, un trabajo que Carlos Pardo donó a la ciudad y confirmó las capacidades para generar espacios de contacto social, sea cual sea el concepto. Carlos Tobón lo retrató en 2007.
Desde el Museo / Febrero (quincena 2)
Publicado en la edición 408, Febrero 28 de 2010
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Bandada de palomas
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Quizá estamos acostumbrados a pensar que los trabajos artísticos son el producto del ejercicio de la pura libertad de sus creadores. Pero ese es un capricho romántico
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Por Carlos Arturo Fernández U.
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Los procesos de la historia del arte dependen de una enorme cantidad de variables que se entrelazan hasta hacerse casi indistinguibles. Quizá estamos acostumbrados a pensar que los trabajos artísticos son el producto del ejercicio de la pura libertad de sus creadores. Pero ese es un capricho romántico que no da cuenta de los vínculos sociales y culturales de todo tipo que han condicionado siempre su desarrollo; seguramente hoy se presentan de forma distinta, pero no están ausentes. Por eso mismo, la creación no es camino predecible sino que se basa en la capacidad de responder con originalidad a las posibilidades que ofrece la realidad.
La obra de un artista como Aníbal Gil (Donmatías, 1932) se presenta como una constante búsqueda de esas alternativas creativas. Así, aunque se trabajo se había dedicado, sobre todo, a soportes bidimensionales (dibujo, pintura, grabado), las oportunidades que ofrecía el Acuerdo de Obras de Arte, que rigió en la ciudad entre finales de los años setenta y comienzos de los noventa del siglo pasado, lo llevaron a incursionar también en el terreno de la escultura urbana. “Bandada de palomas” es una obra en hierro doblado y oxidado, de 6 por 4 por 2,3 metros, realizada en 1980 y ubicada en el Edificio Torres Blancas 2, en el sector de Patio Bonito, en El Poblado, que muestra la incursión de Aníbal Gil en el campo escultórico y la continuidad de sus desarrollos estéticos básicos. Por una parte, el artista plantea de manera explícita los vínculos entre este trabajo tridimensional y sus investigaciones previas sobre el plano. En efecto, la escultura se crea, literalmente, doblando placas planas de hierro, es decir, creando volúmenes a partir de la manipulación del plano, lo que ubica esta obra en un extraño intermedio formal, como si fuera una especie de origami metálico en serie. Y, por otro lado, sin ser figurativa en sentido estricto, la obra tampoco es propiamente abstracta; puede decirse que es abstracta en sus partes –que no reproducen la apariencia de un ave– pero figurativa en su conjunto, porque la acumulación evoca de inmediato la bandada de palomas que el título nos promete. Cabe anotar que, no pocas veces, el artista fue atacado por esas características propias de sus obras; aunque se predicaba la libertad radical de las vanguardias, en el fondo nos movíamos en paradigmas críticos muy dogmáticos. El pluralismo que define la situación contemporánea nos permite hoy reconocer mucho mejor el sentido de estos trabajos que, casi en silencio, nos ofrecen una experiencia de goce estético. El Museo de Arte Moderno, en su sede de Ciudad del Río, presenta la exposición “Crónica. 1995 – 2005 en la Colección Juan Gallo” que recoge una parte de la amplia colección de uno de los principales galeristas del país. Fundador de Alcuadrado, que más que una simple galería de arte ha sido un proyecto de investigación y promoción estética, Juan Gallo falleció hace pocos meses de manera prematura. Esta muestra de su colección es una oportunidad excepcional de conocer muchas de las mejores producciones del arte colombiano de las últimas dos décadas. Hasta el 25 de abril. |
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Desde el Museo / Febrero (quincena 2)
Publicado en la edición 408, Febrero 28 de 2010
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Bandada de palomas
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Quizá estamos acostumbrados a pensar que los trabajos artísticos son el producto del ejercicio de la pura libertad de sus creadores. Pero ese es un capricho romántico
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Por Carlos Arturo Fernández U.
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Los procesos de la historia del arte dependen de una enorme cantidad de variables que se entrelazan hasta hacerse casi indistinguibles. Quizá estamos acostumbrados a pensar que los trabajos artísticos son el producto del ejercicio de la pura libertad de sus creadores. Pero ese es un capricho romántico que no da cuenta de los vínculos sociales y culturales de todo tipo que han condicionado siempre su desarrollo; seguramente hoy se presentan de forma distinta, pero no están ausentes. Por eso mismo, la creación no es camino predecible sino que se basa en la capacidad de responder con originalidad a las posibilidades que ofrece la realidad.
La obra de un artista como Aníbal Gil (Donmatías, 1932) se presenta como una constante búsqueda de esas alternativas creativas. Así, aunque se trabajo se había dedicado, sobre todo, a soportes bidimensionales (dibujo, pintura, grabado), las oportunidades que ofrecía el Acuerdo de Obras de Arte, que rigió en la ciudad entre finales de los años setenta y comienzos de los noventa del siglo pasado, lo llevaron a incursionar también en el terreno de la escultura urbana. “Bandada de palomas” es una obra en hierro doblado y oxidado, de 6 por 4 por 2,3 metros, realizada en 1980 y ubicada en el Edificio Torres Blancas 2, en el sector de Patio Bonito, en El Poblado, que muestra la incursión de Aníbal Gil en el campo escultórico y la continuidad de sus desarrollos estéticos básicos. Por una parte, el artista plantea de manera explícita los vínculos entre este trabajo tridimensional y sus investigaciones previas sobre el plano. En efecto, la escultura se crea, literalmente, doblando placas planas de hierro, es decir, creando volúmenes a partir de la manipulación del plano, lo que ubica esta obra en un extraño intermedio formal, como si fuera una especie de origami metálico en serie. Y, por otro lado, sin ser figurativa en sentido estricto, la obra tampoco es propiamente abstracta; puede decirse que es abstracta en sus partes –que no reproducen la apariencia de un ave– pero figurativa en su conjunto, porque la acumulación evoca de inmediato la bandada de palomas que el título nos promete. Cabe anotar que, no pocas veces, el artista fue atacado por esas características propias de sus obras; aunque se predicaba la libertad radical de las vanguardias, en el fondo nos movíamos en paradigmas críticos muy dogmáticos. El pluralismo que define la situación contemporánea nos permite hoy reconocer mucho mejor el sentido de estos trabajos que, casi en silencio, nos ofrecen una experiencia de goce estético. El Museo de Arte Moderno, en su sede de Ciudad del Río, presenta la exposición “Crónica. 1995 – 2005 en la Colección Juan Gallo” que recoge una parte de la amplia colección de uno de los principales galeristas del país. Fundador de Alcuadrado, que más que una simple galería de arte ha sido un proyecto de investigación y promoción estética, Juan Gallo falleció hace pocos meses de manera prematura. Esta muestra de su colección es una oportunidad excepcional de conocer muchas de las mejores producciones del arte colombiano de las últimas dos décadas. Hasta el 25 de abril. |
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No todos los caminos llevan a Roma
No todos los caminos llevan a Roma
Hacer el camino es un excelente ejercicio físico, pero también es una manera de elevación espiritual
Nos dice la sabiduría popular en Europa que si uno no sabe dónde se encuentra y sigue el camino que se extiende a sus pies, llegará a Roma. En el siglo décimo esto no era cierto, porque todos los caminos europeos terminaban en Santiago de Compostela, España, cerca del fin de la tierra – Finis Terrae -, puesto que las tierras y caminos del sur del continente y que conducían a Roma y Jerusalén estaban en posesión de los Infieles –los moros como decían en España.
Esas épocas lejanas eran de peregrinación hacia los lugares sagrados, donde se iba en busca de la redención de los pecados cometidos en esta vida, para llegar así -a la hora de la muerte- lo más limpio posible a su rendición de cuentas con el creador. Anualmente llegaban a Santiago miles de peregrinos provenientes de todos los rincones de Europa, buscando con la peregrinación la salvación de su alma. Cada viaje de ida y regreso era toda una empresa personal o familiar que fácilmente se tomaba varios meses.
Están documentados caminos hacia Santiago que provenían de Francia, Bélgica, Holanda, Suiza, Austria, Hungría, Italia, Alemania, Polonia, Dinamarca, Suecia, Inglaterra, etc. Confluían todos en dos o tres puntos de entrada a España: Somport –cerca a Huesca-, Roncesvalles -próxima a Pamplona-, y San Sebastián -en la costa cantábrica; también llegaban a Santiago caminos desde Portugal y de cada rincón de la península. El más conocido hoy es el llamado Camino Francés, que cruza los Pirineos desde Saint Jean Pied de Port en Francia y entra en España por Valcarlos (Roncesvalles); en total desde allí hasta Santiago son 774 kilómetros pletóricos de variados y contrastantes paisajes, y que a pie se completan en aproximadamente un mes.
El camino perdió importancia a partir del siglo 15 –cuando los moros salieron de España-, pero que ha recuperado su popularidad a partir de la década de los 80 del siglo pasado; ya no solo como ruta de peregrinación, sino también como ruta vacacional familiar o de amigos, especialmente en los meses de verano, pero usada durante todo el año por miles de peregrinos de todas las nacionalidades.
Hacer el camino es un excelente ejercicio físico, pero también es una manera de elevación espiritual, donde el peregrino en contacto consigo mismo tiene la oportunidad de meditar sobre su vida, su pasado, su futuro, decisiones pendientes, etc., dando también la oportunidad de encontrar y conocer personas de diferentes nacionalidades y orígenes, y que serán las que compartirán su camino en ese lapso, y en algunos casos durante el resto de sus vidas.
Además, permite al peregrino entrar en contacto íntimo con la rica cultura e historia del norte de España, a través de sus gentes, tradiciones, ciudades, iglesias y monasterios, edificios históricos, gastronomía, etc. Con justa razón la Unesco declaró al camino como patrimonio cultural de la humanidad.
Estos casi 800 kilómetros llevan cada día al peregrino hacia diferentes cocinas regionales, las que se han adaptado durante centurias a los productos específicos de cada comarca, a su clima y también a los alimentos que llegaron a ellas desde las colonias españolas de ultramar, especialmente desde América.
Por tratarse de poblaciones tan antiguas, existentes hace más de 1.000 años, las distancias entre ellas son cortas, entre 10 y 20 kilómetros, lo que facilita el desplazamiento sin constituirse en un esfuerzo sobre humano. Las comunidades conservan y mantienen las fiestas, costumbres y platos regionales o familiares, y que serán los que el peregrino va a encontrar cada noche, cuando solicite en cada restaurante el conocido como “el menú del peregrino” compuesto por tres suculentos platos: entrada, principal y postre, acompañado por un buen vino de la región, bien sea blanco o tinto, todo ello por un precio más que razonable.
Algunos pocos ejemplos de lo que el peregrino encontrará en su devenir (además de la calidez humana de los bares, tabernas y restaurantes) serán las alubias rojas con manitas de cerdo y las chistorras en las cercanías de Pamplona; los pinchos o tapas de los bares de esta ciudad, Burgos, León y Santiago; los pescados, corderos, codornices, mariscos, etc., cocidos a la manera de cada comunidad –no es lo mismo ni saben igual una merluza a la Navarra que una merluza a la Gallega–; la posibilidad de disfrutar de un buen trozo de bacalao cocido a la perfección cerca de Santo Domingo de la Calzada; y casi al final, en Melide (Galicia), conocer la gloria en la pulpería Ezequiel disfrutando de un exquisito Pulpo a la Gallega; el peregrino encontrará además, a lo largo de su recorrido, embutidos, tortillas, postres, quesos y dulces variados, emblemáticos de cada región, que recordará por muchos años y que podrán satisfacer al paladar más exigente.
Hacer el camino es fácil, se empieza y se termina donde quiera el peregrino, los albergues al final de cada etapa dan alojamiento por una noche a un precio módico, no hay horarios para cumplir, ni etapas definidas. Hay cierto orden preestablecido pero cada cual es libre de hacerlo de acuerdo con sus propios requerimientos y deseos. Hacerlo este año, tiene el “bono especial de ser un año santo”: los que caminen un mínimo de 100 kilómetros –esto es desde León hasta Santiago-, lo registren en “La Credencial”, asistan a la misa de los peregrinos, abracen al santo, lo visiten en la cripta y reciban los sacramentos de la penitencia y la comunión, recibirán la indulgencia plenaria, tal cual está establecido por la Iglesia Católica.
Internet tiene abundante información sobre el tema; especialmente útiles son las de las Asociaciones de Amigos del Camino (http://www.caminosantiago.org), o pueden escribirme al periódico o a mi dirección personal [email protected], donde gustosamente trataré de dar respuesta a eventuales preguntas o inquietudes.
Espero que algunos se decidan, que tengan un buen camino y un recuerdo imborrable para sus vidas.
Buenos Aires, marzo de 2010.
[email protected]
El Valle del Aburrá ahora Respira Profundo
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Respira Profundo es una corriente ciudadana comprometida con la generación de conciencia sobre la necesidad de trabajar unidos para mejorar la calidad del aire del Valle del Aburrá, que nace de la responsabilidad de un grupo de pioneros, conscientes del grave problema que significa la contaminación atmosférica y que se han unido para contribuir de forma creativa a la solución del problema. Este grupo de pioneros, encabezado por María José Ospina, directora de la Agenda del Mar, está con formado por 15 representantes de diferentes sectores de la sociedad entre los que se encuentran la Sociedad Antioqueña de Ornitología, el Museo de Arte Moderno de Medellín, la Fundación Sentir, Camacol, Fedecon, la Reserva Natural Montevivo y la Corporación Canto Alegre, entre otros, y que cuenta con el apoyo del Área Metropolitana del Valle de Aburrá. Esta corriente ciudadana busca, por medio de varias estrategias, crear una cultura alrededor del cuidado del aire y que los ciudadanos se sensibilicen y participen tomando acciones que ayuden a la solución. Una de estas estrategias es el lanzamiento del portal web www.respiraprofundo.net que se convertirá en una gran red social en donde los usuarios podrán vincularse desde diferentes actividades. Otra estrategia es la creación de los Días del Aire, espacios lúdicos de reflexión, socialización e interacción con la ciudadanía, que se realizarán los últimos domingos de cada mes en el Parque lineal Ciudad del Río, contiguo al MAMM, donde se ofrecerá una variada programación para toda la familia. El lanzamiento del esta actividad será el 28 de febrero y contará con actividades como clase de yoga, taller artístico, un campeonato Street Ultimate, mercado ecológico, el Explora Móvil, Medellín Digital y finalizando la tarde un concierto con el grupo Parlantes. Los esperamos el último fin de semana de marzo para que respiren profundo con el próximo Día del Aire. |
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Para salvar la Tierra: los días ambientales Frente al alarmante nivel de deterioro del medio ambiente, tenemos que actuar si queremos que la Tierra sea un lugar donde podamos vivir en armonía con la naturaleza. La suma de las grandes decisiones gubernamentales, el aporte de la ciencia y la tecnología, la educación, los pequeños aportes individuales y una conciencia ecológica, nos conducirán hacia el anhelado desarrollo sostenible. Todavía estamos a tiempo. Para recordarnos algunos de los problemas más apremiantes y cómo debe de ser nuestro comportamiento ante ellos, numerosos organismos ambientales instituyeron los días ambientales, un pequeño espacio de reflexión que nos invita a comprometernos a cuidar el hogar de todos: La Tierra. Veamos algunos ejemplos: 22 de marzo, Día Mundial del Agua. 28 de marzo, La Hora del Planeta WWF. 22 de abril, Día de la Tierra. 22 de mayo, Día Internacional de la Diversidad Biológica. 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente. 8 de junio, Día de los Océanos. 17 de junio, Día Mundial Contra la Desertificación y la Sequía. 16 de septiembre, Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono. Si recordamos cada uno de estos días y actuamos de manera consecuente, haremos parte de quienes buscan un mundo mejor. |
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Máxima adrenalina entre las montañas
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En el municipio de La Ceja, en un ambiente campestre, tranquilo y amplio, Emiliano Toro disfruta de su pasatiempo preferido: los deportes. Juega fútbol, monta en cuatrimoto y practica el esquí cuando va a la represa de El Peñol. Pero desde hace seis meses, este joven de 14 años conoció un deporte que lo dejaría “flechado”, una actividad que encierra lo que le gusta, velocidad, vértigo y mucha habilidad. Se trata del mountainboarding, el cual conoció por la influencia de un amigo que se lo mostró a través de Youtube, donde pudo ver cómo se practica y el auge que tiene en Estados Unidos. “Yo no conozco a nadie más que lo practique en Medellín o por aquí, desde que vi los videos tomé la decisión de practicarlo y por eso tocó mandar a traer la tabla”, dijo Emiliano. En su casa, él y su hermano Gregorio construyen rampas improvisadas para que Emiliano sea impulsado desde una cuatrimoto y entrene saltos y demás trucos. Así, con su tabla especial y en un ambiente propicio en su hogar, Emiliano espera mejorar su técnica para que sea invitado a eventos importantes, haciendo lo que le gusta, bajar por pendientes con terreno destapado, saltar, girar, caerse, su máxima representación de libertad. Sus modalidades Mountainboard Colombia |
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El silencio de Salinger
Por: Gustavo Arango
Algo le falta al mundo desde que murió Salinger. Le falta el muerto, claro. A dos o tres mascotas, y a sirvientes discretos, les faltará el anciano que se iba cada día a una cabaña sin ventanas –muy cerca de la casa principal– a escribir o dormir, a pensar y callar. Pero al mundo que queda más allá de esa obstinada fortaleza en las montañas de New Hampshire le hará falta el silencio sobre todo. El mundo no es el mismo sin el silencio de Salinger. Alguien dijo que J. D. Salinger se había hecho famoso por no querer ser famoso. Sería más preciso decir que quiso ser famoso, que empezó a conseguirlo, y que cuando pudo entender el carácter infernal de la fama decidió darle la espalda de por vida. El asunto pudo haber pasado inadvertido –hay muchos escritores que dejan de escribir o publicar– si los libros de Salinger no fueran tan importantes y si él mismo no hubiera defendido con tanta fiereza su silencio y su soledad. Su novela, The Catcher in the Rye, es algo así como la biblia de los incomprendidos. La historia de Holden Caulfield modeló para siempre a los rebeldes sin causa en el país del sueño. Es uno de los libros más robados en las bibliotecas. El asesino de Lennon y el hombre que intentó matar a Reagan son parte de la multitud obsesionada con esa historia. En vista de que todos somos incomprendidos, El guardián entre el centeno (como la tradujo Aurora Bernárdez) es legendaria como una canción de rock. Cuando el título aparece aquí en una conversación, alguien exclama emocionado: “Es un clásico”. Y es cierto, The Catcher in the Rye es y ha sido siempre un clásico. Pero no fue el único libro importante de Salinger. Holden Caulfield no es ni siquiera su personaje más interesante. Como cuentista, Salinger llevó el género a dimensiones nuevas. Es un maestro de los gestos, de los pequeños detalles; sus historias parecen vistas con lentes de aumento y transcurrir en cámara lenta. Su libro Nine Stories es otro clásico. Seymour Glass, el personaje que se suicida en el primer cuento, es más interesante que su propio creador. Antes de darle la espalda al mundo y a la fama, Salinger publicó un par de libros más, sobre Seymour Glass y su familia. Luego se dedicó a defender, con abogados y escopetas, cualquier intento de invadir su privacidad. Se tejieron muchas conjeturas sobre el silencio de Salinger. Su empeño por pasar desapercibido generó una curiosidad morbosa sobre su vida personal. Hay quienes afirman que disfrazó de renuncia el hecho de haber agotado su energía creativa. Lo cierto es que Salinger permaneció casi medio siglo combatiendo el ruido de los medios, negándose a conceder entrevistas (salvo una, que les concedió a unos estudiantes de colegio), negándose a publicar, y tal vez escribiendo una obra literaria que ahora tenemos la esperanza de conocer. Yo mismo tengo mis propias conjeturas sobre el silencio de Salinger. Sus últimos textos conocidos están permeados por un sentimiento religioso que el mundo moderno descalifica y desacredita. Es de esperar que la obra que decidió que fuera póstuma tenga una fuerte presencia de ese sentimiento religioso. Es natural que no haya querido exponerla y exponerse a las burlas, al descrédito, en un mundo envenenado por la vanidad y el materialismo. Pero ahora lo escrito es inapelable; el creador no puede ser atacado. De ese modo, eligiendo el camino de los místicos, J. D. Salinger habrá creado otro clásico. Sólo falta que alguien venga a remplazar ese silencio que era tan necesario. Oneonta (NY), febrero de 2010. |
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Girardot y Obando
Por: José Gabriel Baena
Hace unas semanas, la sección deportiva de “El Colombiano” publicó dizque una idea originalísima: cambiarle el nombre al Estadio y en general a toda la unidad deportiva que lo rodea, ahora acrecentada en tamaño por las obras de los Juegos Suramericanos. (Cabe decir que el diseño de los lugares es horrorosamente feo: en las fotos aéreas los techos se ven como enormes sujeciones metálicas, de esas con las que amarran postes indómitos a las paredes). Al Estadio, que se llama “Atanasio Girardot”, junto con la Unidad Deportiva, dicen que al ex alcalde Gómez Martínez se le ocurrió que debería llamarse “Jacques de Bedout Villa”, con el argumento de que el nombre de Atanasio “no aparece registrado en ningún acta del Concejo ni su designación en documento municipal ninguno”. Una tontería. En la edición 347 de “Vivir en El Poblado” (junio de 2007) el crítico y Doctor en Artes Carlos Arturo Fernández escribía sobre la foto abrumadora que hizo Jorge Obando Cardona para la inauguración de Estadio en marzo del 53. Decía, en breve: “Obando (Caramanta 1892 – Medellín 1982) trabajó la fotografía durante toda su vida, casi siempre en el campo del retrato; también durante un largo período hizo reportería gráfica de la vida social de Medellín para el periódico “El Colombiano”. Pero, además, se especializó en fotografías panorámicas, gracias a un equipo que le permitía el uso de negativos gigantescos y de lentes con una amplitud de casi 360 grados. Una de esas panorámicas de Obando corresponde a la Inauguración del Estadio Atanasio Girardot, realizada en marzo de 1953, de 27 por 150,5 centímetros. Lo que hoy vemos aquí es una mirada particular que, a través de esos recursos técnicos, logra plasmar unos hitos fundamentales en la vida de la comunidad. En este caso es muy significativa la toma completa del óvalo del estadio, porque no se trata de una experiencia más o menos privada sino de la reunión de toda la comunidad alrededor de un proyecto común. Así, la mirada de Obando crea un sentido que plasma en su foto y que nosotros podemos descubrir con sus valores estéticos, es decir, juzgarla como arte”… Doquiera se halle la mencionada foto, aparece con el título de “Inauguración del Estadio Atanasio Girardot, marzo, 1953”, como ya se vió. Afuera del Estadio hay un “busto” metálico-expresionista de Atanasio, lástima que produce terror físico, por José Horacio Betancur. Pero hoy y para siempre el nombre de Atanasio debe permanecer. No soy partidario de ponerles nombres humanos a los edificios, pero ésta parece ser “la tarea más pensadora y fatigosa” de los políticos de baja estofa. Hay un puente peatonal con el nombre del alcalde asesinado “Pablo Peláez González” y nadie pasa por allí. El puente de La Aguacatala se llama “Miguel Zapata Restrepo”, un radio-periodista famoso en los años 50. La Avenida Oriental se llama “Jorge Eliécer Gaitán”. Un sector de la autopista paralelo a la Biblioteca Piloto es de la “Cacica Agrazaba”. ¡Carajo! Idea de un honorable Concejal. A la misma Biblioteca intentaron cambiarle nombre hace algunos años por el de un congresistucho y toda la comunidad se levantó contra la idea. La revolucionaria ingenua María Cano tiene su nombre no sé en cuál callejón. Tal vez La 33. Y nadie sabe. Como tampoco nadie sabe quién carajos es “Jacques de Bedout”, excepto los de “El Colombiano”. Decidme una sola frase inmortal del señor Jacques y entonces bajaré la cabeza. Escuchad: según Gómez Martínez, el señor De Bedout Villa era “un visionario que veía más allá del resto”. Un super-hombre. Pero fue simplemente un secretario de Hacienda del Municipio, el que sugirió hacer la Unidad Deportiva allí donde está, y Alcalde de Medellín por decreto de abril 24 del 59. Otro de los centenares de secretarios y alcaldes de pueblo que hemos tenido. Imagínense ustedes a un extranjero diciéndole al taxista: “¿Por favor me conduce a la Unidad Deportiva Jacques de Bedout? La gente dice hoy: “Lleváme al Estadio” y el taxista sabe. En cambio, Atanasio Girardot fue el primer mártir antioqueño de las batallas por la llamada Independencia de España, cuyo bicentenario del “Grito del 20 de Julio” celebran los colombianos. Recordemos que Girardot murió coronando la cumbre de una montañita en la hacienda “Bárbula” en Venezuela, en 1813. Era paisa, de San Jerónimo, y sucumbió a los 22 años. En Venezuela veneran su nombre: dicen: “Girardot. Oficial colombiano que luchó por la libertad de Venezuela en la guerra de independencia. Su valentía y arrojo quedaron evidenciados en la batalla de Bárbula, donde brindó su vida en nombre de la gesta emancipadora. Sus padres fueron el comerciante francés Juan Luis Girardot y la antioqueña María Josefa Díaz Hoyos”. Atanasio, en griego, significa “sin muerte”, “o inmortal”. Dejémoslo que siga siendo, aunque sea con el nombre de un estadio futbolero. |
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Divisiones, cintas naranjas y plásticos verdes
Por: Juan Carlos Franco
Qué bueno va a quedar el remozado José María Córdova. Al fin Medellín contará con una terminal medianamente decente y moderna, corrigiendo muchas de las vergonzosas fallas de diseño de que adolecía desde su inauguración hace un cuarto de siglo. Pero qué mal la etapa de construcción. Está usted sentado esperando su vuelo en una sala de espera transitoria y al lado suyo circulan, sin la más mínima protección ni separación, trabajadores llevando y trayendo materiales. Hay uno que va empujando un carro repleto de tablones (canes, en el argot constructivo) pidiendo permiso, ¡permiso!, ¡ojo! Y allí va otro con arena y otro con partes del cielo raso… Y al lado suyo, sin más separación que una lánguida y pisoteada cinta naranja, otros más martillan, sueldan, barren, unen o cortan cables eléctricos… parecen empeñados en demostrarle a pasajeros y funcionarios de aerolíneas que sólo ellos -constructores y contratistas- son los dueños de ese espacio. Y si a alguien le molesta, de malas, ¿es que no ve que estamos remodelando? Eso de respetar y proteger a los usuarios mientras se ejecutan obras en un edificio público por medio de unas divisiones reales, bien hechas y limpias, parece que es para otros países, no nos tocó en suerte. A pesar de ser tan fácil y de tanto sentido común. Algo similar ocurre en las vías de Medellín. Poner unas cuantas cintas pareciera autorizar al contratista a hacer lo que le da la gana con su obra. Hacen un hueco o atraviesan unos montones de arena en cualquier parte de la vía, los rodean con la cinta y… ¡voilá! Quedó resuelto. Que nadie reclame si esa noche cae al hueco. Y claro, en este breve inventario de nuestros métodos criollos de separación y protección de obras, no pueden faltar las omnipresentes cortinas de plástico verde. Realmente, están en todas partes. ¿Cuál es el problema? Sencillamente, que no las instalan bien en la mayoría de casos. O si lo hacen bien el primer día, tras una semana ya están completamente destempladas, sucias y rotas. Y no las botan, las van reciclando y reinstalando cada vez peores. Como ocurrió en el flamante y próximo a abrir Centro Comercial Santa Fe. Durante meses mantuvieron una especie de cerco de plástico verde de frente a Los Balsos y a la Avenida, con todos los pecados mencionados. A nadie pareció importarle: ni a los experimentados contratistas, ni a los dueños, ni mucho menos a las autoridades locales ni municipales. Todos miraron pero nadie vio. El suscrito reclamó por teléfono y por email pero no obtuvo respuesta ni reacción. Afortunadamente, un mes más tarde, alguien recapacitó y ordenó su reemplazo. ¡Enhorabuena! O como ocurre hoy, y desde hace muchos meses, con ese famoso elefante blanco al frente de Oviedo en proceso de resurrección. ¡Qué vergüenza de “cerramiento”! En plena Milla de Oro, en plena época dizque de mostrar nuestra ciudad tan bonita y tan moderna y lo que tenemos es un macro-tugurio que se volvió parte del paisaje. ¿Es que nadie en esta ciudad tiene el criterio o la autoridad para hacer desmontar ese y otros adefesios? Y también, rodeando urbanizaciones, guarderías y lotes, se ven cortinas verdes que, lamentable e impunemente, parecieran querer dejar de manera indefinida. Divisiones, cintas naranjas, plásticos verdes… cosas tan sencillas pero que dicen tanto sobre los que promueven, contratan y ejecutan una obra, así como sobre quién manda (o no manda) en una ciudad… Fantástico sería poder suspender o cancelar licencias de construcción o remodelación a quienes descuiden la apariencia externa de su obra o no demuestren un mínimo de respeto a los otros habitantes de la ciudad. |
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“Don Miguel de Aguinaga fue un de buenas”
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Este 2 de marzo de 2010 se cumplen 394 del nacimiento de Medellín en lo que es hoy el Parque El Poblado, razón por la cual la Comuna 14 debe empezar a preparar la celebración de los 400 años de fundación de la ciudad. Al menos eso es lo que afirma con pasión el geógrafo, cartógrafo e historiador Germán Suárez, miembro de número de la Academia Antioqueña de Historia. No obstante, su opinión no es compartida por la totalidad de sus colegas, que de tiempo atrás están divididos en dos bandos: los que insisten, como Germán, que Medellín se fundó en el hoy barrio El Poblado el 2 de marzo de 1616, y los que con igual énfasis y oficialmente aseguran que la ciudad nació en el Sitio de Aná, hoy Parque Berrío, en 1675 y, por tanto, este año debe celebrar sus 335 años.
De El Poblado: hasta la Virgen Por estos y otros motivos es que este afiebrado por la historia de la ciudad insiste en que El Poblado debe apropiarse de la celebración del 2 de marzo de 2016, cuando se cumplan los 400 años de El poblado de San Lorenzo, es decir, para él, de Medellín. |
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