16 años de desarrollo
La respuesta a la pregunta obvia, de bulto, que se puede hacer al conocer el tema del informe es sí, Medellín sí ha mejorado en estos 16 años
La Veeduría Ciudadana al Plan de Desarrollo de Medellín publicó el pasado 6 de diciembre un informe sobre la evaluación que ha hecho de los cinco últimos períodos de gobierno, es decir, lo que hicieron o dejaron de hacer los alcaldes desde 1995 hasta 2011. Para poner las cosas en perspectiva, tengamos en cuenta que hablamos de los gobiernos de Sergio Naranjo (1995-1997); Juan Gómez (1998-2000); Luis Pérez (2001-2003); Sergio Fajardo (2004-2007); y Alonso Salazar (2008-2011).
La respuesta a la pregunta obvia, de bulto, que se puede hacer al conocer el tema del informe es sí, Medellín sí ha mejorado en estos 16 años. Pero las cosas no son así, absolutas como una respuesta corta de sí o no. Ya lo dice el viejo y conocido refrán: el diablo está en los detalles.
Por ejemplo, el informe no se centra en discusiones sobre qué es el desarrollo (para saber si lo hemos alcanzado o no) sino que se asume que lo que los alcaldes ponen en los planes de desarrollo que aprueban los concejos municipales, es lo que deben hacer, y se les evalúa por el cumplimiento de los mismos. La Veeduría hizo énfasis en su informe en los que denomina temas críticos desde 1995: Desarrollo y Equidad; Cultura, Convivencia y Seguridad; y Hábitat y Movilidad.
Para explicar lo sucedido en estos años recurre a las herramientas que hay disponibles para hacer este tipo de evaluaciones, los indicadores de gestión: cifras, tablas y cuadros que tratan de mostrar lo hecho y lo dejado de hacer. En esos números se ve que hay ganancias en unos aspectos, subidas y bajadas en otros -es un período de tiempo relativamente largo- y si no se ve progreso, al menos se ve cambio.
Pero esas herramientas son limitadas, en su lectura queda un marco muy amplio para la discusión, y en ese marco están los detalles. En Desarrollo y Equidad se analiza lo sucedido en empleo, pobreza, salud y educación, campos en los que los números indican mejoría en la ciudad de 2011 frente a la de 1995, pero hay detalles: la ciudad ha hecho un gran esfuerzo por mejorar el empleo, pero no lo ha logrado. El desempleo en Medellín en este período siempre fue mayor que en el resto del país. El informe es claro: este problema es “poco susceptible de ser cambiado estructuralmente por la administración municipal”. La pobreza ha disminuido mucho -pasó del 36,1% en 2002 al 22% en 2010- pero la inequidad sigue siendo una tarea pendiente para la ciudad. Las cifras de mortalidad infantil vienen en descenso desde hace varios años, pero según la Veeduría esos números no están al nivel del dinero que la ciudad ha invertido en este campo.
Y así podríamos pasar por todos los puntos del informe para darnos cuenta de que los detalles dicen más que los indicadores, que en Medellín sigue existiendo la misma ciudad de los 90, al lado de otra que trata de ser diferente, que los planes de desarrollo se han cumplido, pero que el progreso sigue siendo una promesa, un sueño por alcanzar.