Más que miedo a una derrota militar le tienen miedo a pasar a la irrelevancia, a dejar de ser divas y a que el país se olvide de ellos
/ Juan Carlos Franco
Hablábamos en la columna anterior sobre cómo piensa y actúa la guerrilla colombiana, tanto Farc estalinista como ELN maoísta. No importa la diferencia, a los desdichados países que les han aplicado estas ideologías les han destruido la sociedad, la propiedad, las familias y han crecido el Estado hasta hacerlo dueño de todo. Incluyendo la libertad. Hablábamos de cómo sus concepciones del mundo no necesitan estar atadas a los hechos ni a la historia, solo cuando les conviene. La única realidad que cuenta es la que ellos inventan, hilando con destreza medias verdades.
¿Qué pasaría, entonces, si el proceso de paz llega a buen término? Es decir, si hay una firma y las armas no vuelven a usarse, las minas no se instalan y los atentados cesan. Los guerrilleros del monte no disparan, posiblemente se concentran y el ejército no los ataca. Y las milicias urbanas encuentran otro oficio. Puede ser que varios o muchos de sus comandantes ingresen a la política y busquen por fin alcanzar objetivos políticos por medios pacíficos. Y que sus tropas se vayan reintegrando a la sociedad civil.
¿Qué puede pensar un mando medio o alto de estos movimientos, acostumbrado a mandar de manera casi monárquica, si de un momento a otro se ve lanzado a la arena política? ¿Se someterá dócilmente a la democracia, que incluye el cumplimiento de unas reglas y una alta probabilidad de no ganar? ¿Será capaz de aceptar y asumir una derrota en las urnas? ¿Esperará otros cuatro años y tratará de hacer mejor la tarea para la próxima vez? Difícil. Eso no está en su ADN. Ellos no se meten a nada que no estén seguros de poder ganar. Si es por las buenas o por las malas, eso es secundario.
Como ellos conservarían un pie en el monte y otro en el pueblo o la ciudad, cualquiera de estas adversidades tan normales en la vida política, para ellos serviría como excusa perfecta para argumentar que el Estado los engañó y deben regresar a filas para continuar su heroica lucha.
Si algunos llegan al Congreso, tratarán de desmontar tratados de libre comercio, de renegociar la explotación petrolera con las multinacionales, de expropiar tierras, industrias y todo lo que puedan, de elevar al máximo los impuestos a “la burguesía” y de buscar alianzas con los países más cerrados y retrógrados del mundo. Bueno, y si en el Congreso no consiguen los votos suficientes para aplicar por las buenas semejantes ideas, si se dan cuenta de que no es tan sencillo, ¿qué van a hacer?
Todo eso que hoy estando afuera les suena tan fácil de hacer, estando adentro no lo lograrán. Y si eventualmente algo logran, pronto se verá que esas medidas solo traerán más ruina y pobreza para el campo y las ciudades colombianas. Pero ellos, que nunca pierden una, rápidamente encontrarán la manera de pasarle la culpa al otro. Párvulos intelectuales.
Por supuesto, todo lo anterior lo sabe cada uno de ellos pero lo guarda en el fondo de su rígido cerebro. Jamás reconocería, ni ante propios ni ante extraños, que su ideología sirve para destruir pero es completamente impracticable para sacar adelante un país moderno.
Por lo pronto, que siga adelante el Gobierno, que firme un tratado de paz. Con todas sus dificultades, alguien tenía que hacerlo algún día. Y que de pronto tengamos unos cuantos meses o años de relativa paz…
Y que después veamos desfilar de nuevo hacia el monte (o hacia la delincuencia, o hacia las Bacrim) a la mayoría de esos combatientes que por su infantilismo mental no serán capaces de interpretar la vida civil ni la política en Colombia. Porque más que miedo a una derrota militar le tienen miedo a pasar a la irrelevancia, a dejar de ser divas y a que el país se olvide de ellos. opinion@vivirenelpoblado
A un año de iniciar la construcción de la nueva sede del canal local, los bloques A y B de la edificación ya cuentan una historia
Vista superior desde la terraza
Por Catalina Peláez
La promesa de la Alcaldía de Medellín de convertir el antiguo vivero municipal en la nueva sede de Telemedellín, y que a su vez fuera un canal parque, al que llamaron Parque Gabriel García Márquez en homenaje al Nobel de literatura, se está cumpliendo. Hoy es posible ver en esos 28.800 metros cuadrados de lote, ubicado en el sector de Villa Carlota, una edificación de más de 4.000 mil metros cuadrados que se compone de dos bloques el A y el B. “Se puede ver que construimos sobre una huella natural que tenía el vivero; había unos claros en el bosque entonces los aprovechamos, por eso el edificio es como una serpiente”, cuenta Henry Horacio Chaves, gerente de Telemedellín. Desde el comienzo, cuando ni siquiera el canal existía en planos, estaba claro que la construcción se ubicaría en el costado norte del lote, aquel que menos árboles tenía. Al hacer el recorrido por la nueva sede, pueden verse en el bloque A los dos estudios de televisión, uno de 400 metros cuadrados y otro de 250 metros cuadrados, este último con una ventana que lo comunica con la sala de noticias. “Yo puedo decidir en cualquier momento, que el backing del estudio durante el noticiero sea la sala de noticias” cuenta el gerente. Tener dos estudios de producción le permitirá al canal hacer producciones una seguida de otra, así, por ejemplo, en el estudio de 250 metros podría en cualquier momento estar produciéndose el noticiero y empatar la programación con lo que se esté produciendo en el estudio de 400 metros. En este bloque, también se ven las salas de edición, de posproducción, el máster de emisión, los espacios para maquillaje, vestuario, camerino y utilería. Las generosas áreas de los estudios de televisión llaman la atención si se tienen en cuenta que el estudio con el que cuenta actualmente el canal, en su sede de Caribe, es de tan solo 90 metros cuadrados. Continuando con el recorrido, un amplio corredor comunica el bloque A con el B, en donde se ubicará la sede administrativa.
Construcción en medio de los árboles
Vista desde la terraza sentido Occidente – Oriente
El avance de obra es del 60 por ciento
Corredor interno que comunica el bloque A y el B
Más que un canal de televisión “¿Se imagina una fábrica de comida, donde le dijeran que puede llegar a cualquier hora a ver como es que hacen las cosas? eso es lo que le vamos a decir a la gente, venga cuando quiera para que vea cómo se hace televisión”, dice entusiasmado Henry Horacio Chaves, quien también asegura que será el primer canal de América Latina en tener una visita guiada.
Estudio de producción de 400 metros cuadrados
Espacios de oficinas en el bloque B
Al fondo, edificios Ciudad del Río
La obra, que cumple con las especificaciones Leed: liderazgo de energía y diseño ambiental, va en un 60 por ciento de su fase constructiva. Una vez finalizada, se adecuarán ambos edificios tecnológicamente; la idea es que la segunda semana de octubre empiecen a trasladar algunos procesos a la nueva sede y en diciembre comenzar con las operaciones. Al finalizar el recorrido, Henry concluye con emoción: “Este es un lugar para hacer televisión pero que le va a entregar espacio publico a la ciudad”.
Hoy, sobre la calle 10, entre el Éxito y el Parque de El Poblado, quedan cinco familias, tres de ellas de las más antiguas de la zona
“Cierras la puerta en la noche y no sientes nada, no se oyen los carros”, asegura Piedad
Por Catalina Peláez
Caminando por el costado sur de la calle 10, desde el Éxito hasta el Parque de El Poblado, nadie se imaginaría que hoy, en medio de semejante barullo, viven cinco familias en cinco casas que, a través de sus espacios cuentan una parte de la larga historia de El Poblado.
Nora Jaramillo
“Con la llegada del Éxito y el metro, El Poblado cambió cien por ciento” Un viernes en la tarde, bastante bochornoso por cierto, visité la casa de Nora Jaramillo Restrepo. Al llegar, me recibieron ella y los campanazos de un reloj de pared de 1962 que me confirmaron que estábamos cumpliendo con la hora acordada para la cita: las tres de la tarde. “Vivimos en esta casa desde 1960, a mí me trajeron aquí de 12 años, entonces ya podés hacer la cuenta de cuántos tengo”, dice Nora, sonriendo. Recuerda, además, de manera vívida, que su papá, su mamá y sus tres hermanos menores se pasaron a esa casa el 27 de octubre de 1960, un miércoles, “al otro día mi hermano cumplía 10 años, nunca se me va a olvidar”, dice. “Hoy, aunque ya no están papá y mamá, sigue siendo la casa de abuelos”, expresa Nora, quien se reconoce a sí misma como la abuela, la tía, la hermana y “la todo”. Aunque a la casa llegaron en 1960, la historia familiar en esa vivienda se remonta a 1935, cuando su abuelo paterno la construyó para vivir ahí, hasta 1956 año en el que murió. En adelante, la casa estuvo alquilada hasta que su papá, Franciso Eladio Jaramillo decidió volver a ella y hasta el día de hoy la familia la conserva. Ahora, en la casa vive Nora y, algunos días, su hermano menor Sergio; sus otros dos hermanos se casaron y viven con sus familias en otras casas. “En El Poblado están sucediendo muchas cosas y, yo te digo, el progreso es muy bonito pero no nos metamos mentiras, con la llegada del Éxito y el metro, El Poblado cambió cien por ciento”, asegura Nora, quien agrega que sobre esa calle también vive otra de las familias más antiguas de la cuadra, los Posada Zea, a quienes no fue posible entrevistar.
Casa de Nora Jaramillo. Al fondo, reloj de pared de 1962
Corredor principal de la casa de Nora Jaramillo
“No nos vamos de acá porque uno siempre quiere lo suyo” Algunos negocios más arriba de la casa de Nora, porque sobre la calle 10 ya no se cuentan viviendas sino locales, está la casa de la familia Uribe Echeverri. “Nosotros somos nueve hijos; mi papá y mi mamá ya fallecieron. Prácticamente todos nacimos aquí, excepto el mayor que nació en una casa de la calle 9. Somos cinco mujeres y cuatro hombres… todos estamos vivos, y aunque mis papás no estén, esta es la casa de los abuelos”, cuenta Susana Uribe Echeverri, quien junto a tres de sus hermanas conservan la casa que, según dice, puede tener más de 72 años y que fue levantada por su papá, un maestro de construcción. Haciendo la interminable lista de las familias que en otra época habitaron sobre la calle 10, los Saldarriaga, los Restrepo, los Penagos, los Orozco, los Montoya, etcétera, llega a la mente de Susana el recuerdo de la casa de don Víctor Restrepo: “El tradicional don Víctor, de El Poblado. Él traía los cuadernos de la Bedout, y todos tenían que ver con ese señor porque era el que nos surtía los útiles para la escuela”. El apego de esta familia por su casa aflora en cada palabra utilizada para referirse a ella. “No nos vamos de acá porque uno siempre quiere lo suyo. Nosotros adoramos la casa. La pintamos, la cuidamos y tratamos de conservarla porque hasta el momento no se nos ha ocurrido pensar que la vamos a vender”, afirma Susana.
Casa de Nora Jaramillo
Como en otra dimensión Desde 1993, Alberto Hugo Restrepo Saldarriaga vive con su hijo Santiago en otra de las viejas casonas de la calle 10. La puerta de entrada a la casa, pintada de blanco inmaculado, no dice nada, pero al cruzarla, recorrer unos cuantos metros y traspasar un segundo portal de entrada, se pasa a otra dimensión. El calor, el ruido, el polvo, los olores, la multitud y el desorden de la concurrida calle quedan atrás. Adentro, los sentidos se despiertan de tal manera que caminar por la casa se vuelve una experiencia absolutamente sensorial. Cuenta Alberto que cuando fue a comprar la casa, esta estaba casi en ruinas, hoy es difícil creerlo. “Antes de que yo comprara la casa, ya llevaba desocupada seis años; a mí me decían que el dueño no la vendía y que ni se me ocurriera ofrecer por ella”. Al final logró convencerlo y hoy no solo disfruta de la casa a la que le construyó un segundo piso, sino también de un gran estudio y un patio, su lugar favorito. “En este momento está florecida la orquídea y estas son yucas, que traje de una finca… ¡mire! ¡acá tengo nabos gigantes! Si no les cambio el agua se me van a podrir. Cuanta semilla vea por ahí me la traigo. Ahora que estuve en Europa me traje unas semillas de baobab y de secuoya, esta semana preparé el semillero porque estamos en menguante”, cuenta Alberto mientras recorre el jardín.
Alberto Hugo Restrepo
Estudio y oficina de Alberto Hugo Restrepo, situado junto al patio trasero
Estudio y oficina de Alberto Hugo Restrepo, situado junto al patio trasero
Casa de Alberto Hugo Restrepo. Al fondo, portal de entrada
Puerta de entrada al estudio de Alberto Hugo Restrepo
La casa de la esquina En toda la esquina de la calle 10 con la carrera 43 C vive Piedad Helena Sosa López, en una antigua casa que también funciona como hotel, solo para colombianos. “Yo no recibo sino colombianos que trabajen o estudien, tengo dos muchachos estudiantes que son residentes del hotel, no me gusta hospedar a extranjeros porque vienen más que todo a tirar vicio al Parque Lleras y son muy complicados. Además, yo no sé inglés ni lo voy a aprender”. Piedad llegó a vivir a la casa en 1989, cuando junto a su esposo la compró. Tardó un año antes de que pudiera ser habitada porque, según dice, la casa estaba “caída”. Hoy, cada espacio de la casa, que con esmero ha cuidado Piedad, cuenta una historia de más de 60 años, y aunque siente que la 10 ya no es lo mismo ni para los pajaritos, asegura que de su casa no se va.
Corredor principal de la casa de Piedad Sosa
Ventana con vista al patio de la casa de Piedad Sosa
Cuenta Piedad Sosa que muchas de las antigüedades de su casa pertenecieron a sus abuelos
Tradición y nostalgia son dos palabras presentes en los antiguos habitantes del barrio Buenos Aires, aquel que le dio el nombre a la comuna 9, en el centroriente de Medellín.
Su poblamiento se inició hacia el año 1874 cuando uno de los primeros urbanizadores de la ciudad empezó a subastar lotes que hasta el momento eran potreros y guayabales. Sin embargo, la urbanización en forma empezó con el siglo 20 y se consolidó a mediados de este, alrededor de la calle 49 (Ayacucho), corredor que aún hoy marca su transformación. Sobre todo ahora, cuando el tranvía está próximo a volverla a recorrer. Buenos Aires, pues, arranca un nuevo ciclo.
El tranvía concentra actualmente la atención en la comuna 9 y genera sentimientos ambivalentes: orgullo y optimismo frente a las consecuencias positivas que tendrá en su área de influencia en cuanto a movilidad, seguridad y dinámica comercial, entre otros aspectos, pero también temor a los costos en términos de memoria, historia y paisaje urbano, por la destrucción de casas y lugares que no figuran como bienes de interés cultural, pero que poseen un inmenso valor para sus habitantes y para la misma arquitectura urbana. La mayor inquietud la genera la ola urbanizadora que, avivada por el tranvía, ya empezó a manifestarse e implica la demolición de viejas casas para dar paso a torres de apartamentos de veinte pisos o más.
Vale considerar las palabras del arquitecto Luis Fernando González, director de la Escuela del Hábitat de la Universidad Nacional, en su texto La transformación urbana de Medellín: el tranvía de Ayacucho: “El problema de la ciudad no es que se transforme sino cómo lo hace. Esa condición fundamental la cualifica o da al traste con ella, pues a la tristeza y las implicaciones históricas de lo que desaparece se suma, muchas de las veces, la pobreza de lo nuevo que se construye. Una acción que siendo una vez podría pasar desapercibida pero repetida con constancia multiplica la desmemoria y la fealdad urbana”.
De ahí que Planeación y las curadurías urbanas deban redoblar su cautela para dar licencias, para no ensombrecer el esplendor del tranvía y la simpatía que despierta. Así mismo, las autoridades locales deberán poner su ojos en otros sectores y vías de Buenos Aires, pues si bien Ayacucho quedará libre de tráfico, es apenas obvio que este se desviará hacía arterias aledañas, con su carga de ruido y contaminación. En últimas, y como lo advierte la sabiduría popular, se trata de no borrar con el codo lo que se hace con la mano.
Ubicación La comuna 9 (Buenos Aires) está ubicada en la zona centroriental de Medellín. Limita por el norte con la comuna 8 (Villa Hermosa); por el oriente con el corregimiento de Santa Elena; por el sur con la comuna 14 (El Poblado) y por el occidente con la comuna 10 (La Candelaria). Extensión: 700,520 hectáreas.
Barrios La comuna 9 está conformada por los barrios Juan Pablo II, Barrios de Jesús, Bomboná No. 2, Los Cerros – El Vergel, Alejandro Echavarría, Caicedo, Buenos Aires, Miraflores, Cataluña, La Milagrosa, Gerona, El Salvador, Loreto, Ocho de Marzo, Asomadera No. 1, Asomadera No. 2 y Asomadera No. 3. Sus habitantes también reconocen otros barrios como Brisas de Oriente, Los Caunces, Las Parcelas, Quinta Linda, Ávila y Medellín sin Tugurios, conocido como barrio Pablo Escobar.
Viviendas De acuerdo con la Encuesta de Calidad de Vida Medellín 2013, Buenos Aires tiene 47.046 viviendas, la mayoría en estrato 3 (28.246); en estrato 2 hay 11.971; en el 4, 4.559; en el 1, 1.483; en el 5, 501, y en el 6, 286.
Población y edades La misma Encuesta indica que en la comuna 9 habitan 136.154 personas, de las cuales 71.913 son mujeres y 64.241 son hombres. De 0 a 14 años hay 22.697 personas; de 15 a 24, 21.279; de 25 a 34 años, 21.415; de 35 a 44, 17.847; de 45 a 64, 39.388 y de 65 años o más, 13.528 personas.
Seguridad Según el Sistema para la Seguridad y la Convivencia (Sisc), entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2015 se registraron en la comuna 9 (Buenos Aires) siete homicidios, cuatro menos que en el mismo periodo de 2014, 12 menos que en igual lapso de 2013 y 18 menos que en 2012. En consonancia con esta reducción, los días sin homicidios entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2015 sumaron 175, cinco días más que el año anterior. En la comuna 9 hay 13 cuadrantes de Policía y 47 cámaras de videovigilancia instaladas.
Ausencia de autoridad, más artimañas de algunos constructores, más poca transparencia de una curaduría, resultado: grave afectación urbanística y 70 denuncias en Fiscalía
Por Fernando Cadavid
Las “agallas” de algunos constructores amenazaban con dejarle a El Poblado mayor densificación urbanística, problemas de legalidad, de convivencia ciudadana, de corrupción abierta y de poderes y mafias absolutas; además, escenarios legales absorbidos por la ilegalidad. La inquietante enumeración es del exedil del barrio Laureles, Carlos Ríos Puerta.
Edificio Oslo, uno de los proyectos VIP en El Poblado
Álvaro Berdugo López, ex vicealcalde de Planeación y Gestión Territorial afirma, al respecto: “Encontramos una ciudad ocupada con muchos intereses económicos detrás de los urbanistas, en zonas como El Poblado. Específicamente encontramos casos aberrantes como el de personas que construían, a su decir, viviendas de interés prioritario, pero que hacían trampa: esto quiere decir que te vendían un coco vacío y cobraban por terminarlo y por los parqueaderos, para evadir los aportes a la ciudad. Eso se atacó de frente…”
Reparando en el proyecto Frontiere (ahora llamado La Frontera), líderes encabezados por Elisa Sánchez, presidenta de Corpoblado, establecieron hace unos cinco años, que había en el sector diez licencias similares para grandes proyectos, como uno de casi 1.800 apartamentos, del mismo constructor. Llevaron la inquietud a la alcaldía de entonces, porque también detectaron que las curadurías tenían culpa: una de ellas parecía trabajar “en manguala” con los edificadores, dice la señora Sánchez.
La actual Administración tomó cartas en el asunto: Álvaro Berdugo, entonces director de Planeación, precisa que gracias a una acción popular la dependencia pudo hacerse parte civil para enderezar la situación. Además, “se expidió un decreto que buscaba aumentar el número de parqueaderos de estos proyectos, para que el costo fuese casi que el real. Eso hacía que se acomoden las cosas”.
Otro impulsor de estos logros en Medellín fue el entonces edil del barrio Laureles, Carlos Ríos, quien por las vías jurídicas logró frenar 38 proyectos de falsas Viviendas de Interés Prioritario y Social VIP. Según sus cálculos, se construyeron en Medellín 1.346 proyectos (entre 15 y 20 mil viviendas).
Frontiere, proyecto VIP en El Poblado, ahora llamado edificio La Frontera
Por fin, un doliente De acuerdo con lo establecido en el Decreto 833 de 2015, el ejercicio de autoridad sobre la urbanización, la construcción y la ilegalidad en usos del suelo compete a la nueva Secretaría de Gestión y Control Territorial. Abarca el control a curadores urbanos, el recibo de obras y otros aspectos de vivienda segura.
En un documento producido para Vivir en El Poblado, el Departamento de Planeación expresó que “Esta Administración regularizó y controló de manera particular a las curadurías, con acciones como: revisión periódica y detallada de los trámites, verificando la radicación en legal y debida forma, de acuerdo con la norma nacional; consolidación de una base de datos unificada, con el fin de estandarizar la información entregada por las curadurías y ejercer un mayor control sobre las licencias otorgadas; informes periódicos de hallazgos en la función de control a las curadurías; reporte al Concejo de Medellín y a las entidades de control y emisión de circulares normativas para la interpretación de asuntos específicos, y precisar procedimientos en el licenciamiento”. Además, con el proyecto de ley denominado “Vivienda Segura” se pretende ejercer un mayor control a los curadores urbanos, a través de la Superintendencia de Notariado y Registro.
También precisa Planeación que “La Administración Municipal ha presentado aproximadamente 70 denuncias ante la Fiscalía General de la Nación por proyectos que presuntamente superaron el precio de venta para VIP”. Señala la importancia de que el ciudadano denuncie, pues como comprador obtiene información de primera mano sobre los precios de venta y las negociaciones de los constructores. Estas pruebas permiten presentar nuevas denuncias. Y advierte: “Quienes compran viviendas en este tipo de edificios, se hacen parte de una propiedad construida en forma irregular”.
Conviene recordar que, mediante circular 043 del 23 de enero de 2013, el Departamento Administrativo de Planeación puso fin a la proliferación de falsas VIP. Esto significa que no se han aprobado nuevos proyectos con las características que se venían desarrollando, es decir, torres de gran altura con altísimas densidades.
Para tipificar el control ejercido sobre estos proyectos se cita el caso de Poblado Bonito (2.925 viviendas y 293 parqueaderos), “en el cual se encontró que la licencia había perdido su vigencia, se informó a la curaduría para que negara un trámite de modificación que no era procedente, y finalmente con las acciones adelantadas no se construirá este proyecto VIP”, revela la Alcaldía.
Luis Guillermo Restrepo, vocero de la Curaduría Urbana Uno, aclara que el nuevo POT identificó sectores donde se puede promover esta figura; ahora es más clara la reglamentación por cuanto se especifican densidades y nuevos topes, según el sector. Agrega que últimamente se presentan pocos proyectos.
A su turno Ríos Puerta explica que “El espíritu de las VIP era bajar el déficit habitacional de los estratos 1, 2 y 3; eso no se cumplió, porque la figura VIP se convirtió en la principal mafia de Medellín. Porque era más rentable construir VIP que tener una plaza de vicio, que extorsionar, que el narcotráfico, por la simple razón de que la rentabilidad es más alta y tiene capacidad de lavado de activos”.
Si, como dice la cultura express, el tiempo es el comodity más valioso, o como lo dice la calle, “el tiempo es oro”, entonces el afán es la experiencia contemporánea de la carencia
/ Juan Sebastián Restrepo
Nacemos con el tiempo medido, sin tiempo, contra el tiempo. Desde la gestación hasta el parto nos controlan la velocidad. La infancia, por ejemplo, se la roba el afán. Padres sin tiempo meten a los niños en guarderías construidas para acelerar la vida con la estimulación temprana, la terapia ocupacional y toda clase de tecnologías para que los niños desarrollen las “competencias” necesarias para su edad. “Que el niño no se vaya a quedar atrás”. “Pero si se adelanta… pues mejor”, ¿para qué?, “pues ni idea”.
Se la terminan de robar esos generadores industriales de “competencias” llamados colegios. Y so pretexto de que es esencial para la supervivencia, al niño lo afanan y lo angustian en una experiencia escolar que ha terminado por parecerse al terrible mundo que nos inventamos los adultos. Clases, reuniones, extracurrilares, tareas, exámenes, pruebas de toda clase. Y el niño anda con afán, y llega a la casa con afán, y está con sus padres con afán. Ni decir que lo levantan con afán y le embuten un insípido cereal con afán. “Porque tenemos que verificar que el niño no esté atrasado, porque tenemos que darle a los padres la idea de que el niño está avanzando, y el producto está quedando bien terminado”.
Y ni qué decir de la pobre adolescencia. El folclórico Evo se lo atribuyó al pollo con hormonas –y no descarto que tenga algo de razón– pero yo creo más bien que los niños están obligados a crecer rápido. Y si quiere ver las consecuencias desastrosas del afán en los jóvenes, observe que no son capaces de seguir la coherencia de una conversación larga, que no entienden oraciones prolongadas, que se desesperan con cualquier espera, que su tolerancia a la frustración es muy inferior al 0. A mí me da mucha risa el lema juvenil de “vive el día” de los jóvenes, porque lo único que no viven es el día, porque ese carpe diem lo que expresa es la incapacidad del presente, la avidez enfermiza de un futuro inexistente: el afán.
Pero todo ese afán, esa ansiedad, ese futuro sin presente solo nos sirve para enrutarnos hacia una carrera cada vez más estrecha, ¡una carrera de ratas! No en vano usamos la palabra carrera tanto para la universidad como para el trabajo: “Estoy haciendo tal carrera”, “fulanito puede hacer carrera en tal empresa”. Y sí, el lenguaje no falla. El pobre pelao entra a la carrera y la carrera, ahora sí, nunca termina. Porque siempre estamos en deuda: de plata, de posgrados, de tareas. Y así se vive esta maldición contemporánea del afán. Y una vez salimos al ruedo, sentimos los residuos de adrenalina los domingos en la tarde, pequeñas crisis de pánico nos atacan, las depresiones nos persiguen. Y los terapeutas no entienden que somos sobrevivientes, que vivimos una vida inhumana por afanada y que la ley que nos gobierna es la ansiedad y su correlato la indigestión.
Si, como dice la cultura express, el tiempo es el comodity más valioso, o como lo dice la calle, “el tiempo es oro”, entonces el afán es la experiencia contemporánea de la carencia. Los afanados son los verdaderos pobres del presente. Por eso, cada vez soy más abiertamente admirador de los tiempos del vago, y de esas pequeñas revoluciones de las personas que se mamaron de vivir arriadas.
El afán es una necesidad en nuestra época, pero también una decisión. Y saber distinguir entre ambas es el gran reto que tenemos. Lo es por dos razones fundamentales: la primera, bien importante, es que “no por mucho madrugar amanece más temprano” y la segunda, la más importante, es que el alma anda en burrito, y por eso todos los afanados son desalmados. [email protected]
A pesar de las dificultades y del retraso en esta nueva vía, que conectará la carrera 37 A con la Avenida Las Palmas, algunos vecinos reconocen sus beneficios
Los trabajos sobre las redes de servicios públicos son complejas por el poco espacio
Por Luisa Martínez
Actualmente, en el barrio Castropol se construye una nueva obra por Valorización que se conoce como Prolongación de la carrera 37 A hasta la vía Las Palmas. Esta tendrá como propósito acceder directamente a Castropol desde Las Palmas y conectar el sector con la Avenida de El Poblado.
En el artículo “Quejas por obras viales en Castropol”, publicado el 6 de julio en vivirenelpoblado.com, algunos habitantes del sector expresaron quejas por la deficiencia en los senderos peatonales, por el polvo, el ruido, los trancones y los materiales de construcción que encontraban en la vía. Sin embargo, en un nuevo recorrido por la zona, otros vecinos dan miradas más optimistas y sienten el impacto normal que implica una construcción. Por ejemplo, para Rubiela Isaza, habitante de Altos de la Quince, la obra no ha sido ningún problema: “La verdad es que yo soy muy tranquila. Que la obra moleste es normal, pero yo veo que eso va muy adelantado y que va a quedar muy bueno. Voy a poder ir a pie a Carulla y vamos a tener nuevas entradas y salidas. Pero habrá que esperar a que lo terminen para uno ver bien (…)”. Otra mirada en ese sentido es la de Aura Salazar de Urrego, residente de la urbanización Providencia e integrante del comité ciudadano de obra: “Yo soy una persona muy positiva, entonces me parece normal. En las reuniones un equipo muy completo nos ha informado y veo que todo va muy bien… Sí se presentó algo de retraso por un terreno que no habían entregado, pero eso lo explicaron. Yo tengo la obra aquí al lado y no he tenido problema”, asegura. Además cuenta que desde la unidad residencial hicieron la solicitud de adecuar una zona verde y esta fue aceptada. A su vez, Consuelo Robledo, de Altos de Castropol expresa: “Es lógico que hay traumatismo en el tránsito de los vehículos y que el ruido mortifica, pero esos son cosas que van a beneficiar a toda la comunidad. Vi que ampliaron la calle y que hay más visibilidad para bajar por la 14A, porque antes era muy difícil girar a la izquierda”.
Empiezan labores de excavación cerca al mall Palms Avenue
Esta obra, que se inició en febrero de 2015, incluye dos tramos de ejecución en el corredor vial formado por la diagonal 40 A, la calle 15 A y la carrera 37A. Uno en el extremo sur, cerca al mall Palms Avenue y otro en el extremo norte, entre las calles 13 y 17. Tal como explica el equipo de Fonvalmed, en el sitio de la obra “hay unas labores iniciales que tienen el trabajo más largo y tedioso, y que más molesta a la comunidad, y son las canalizaciones de las redes”. Esa primera labor que inició en el costado oriental del extremo norte, implicó reemplazar una red de aguas lluvias de 25 pulgadas, para lo que llegaron a estar a más de cuatro metros de profundidad. Además esta vía en particular “era muy estrecha”, tenía 4,50 metros de ancho y con las nuevas ampliaciones quedará de 11 metros –7 m para la vía y 4 m para los andenes–. Esa condición implica que no se pueda trabajar en todos los tramos al mismo tiempo y que haya que “tapar y volver abrir”. Además, una retroexcavadora, una volqueta y un carro no caben al mismo tiempo y eso genera dificultades en el flujo vehicular. “Nos ha tocado cargar tres o cuatro paladas y dar paso, otra vez paladas y dar paso, por ambos extremos, con ayuda de controladores viales”, narra el ingeniero y director de la obra, Humberto Serna. Y aunque aún se presentan dificultades por el espacio, “esa parte la hemos superado”. Por las condiciones de la obra, también es complicado que los senderos peatonales tengan continuidad, sin embargo están señalizados, asegura Fonvalmed.
Adecuación de andenes y redes, frente a la unidad residencial Altos de la Quince
A la fecha la obra cuenta con un avance de ejecución del 34 por ciento. En el primer frente de trabajo se han repuesto redes de alcantarillado y telefonía, se complementó un muro sobre la unidad residencial Altos de la Quince y se construyó un nuevo andén en el costado occidental. Hace 15 días, comenzaron labores de excavación en el extremo norte, para hacer el lleno estructural y poner la base granulada, que es la obra principal para conectar con la vía Las Palmas.
El proyecto, ejecutado por el consorcio Prolongación 37 A (Vías S.A, 75 %, y Engico Ltda, 25 %) tenía un costo inicial de cerca de 6 mil 515 millones de pesos, al que se adicionaron 247 millones de pesos, por ajustes en el diseño de redes de telecomunicaciones y energía. Según Fonvalmed, el plazo de entrega de la obra, que estaba programada para julio de 2015, se ampliará hasta octubre “por el retraso en la entrega del lote en la zona más cercana a Las Palmas, cuya situación ya fue solucionada”.
La palabra desaparecido se ha convertido en la explicación de lo inexplicable
Cuando las mujeres no son el objeto directo de secuestros y desapariciones, son ellas –madres, esposas e hijas de los desaparecidos– las que se enfrentan a las dificultades sociales y económicas: dedicarse a reconstruir su vida, a cuidar de su familia y a padecer el trauma emocional de haber perdido un ser querido, todo dentro de un limbo paralizante de incertidumbre sobre el paradero de esa persona. Para ellas, la palabra desaparecido se ha convertido en la explicación de lo inexplicable.
Este es el drama para las familias de los más de 61,604 casos de desapariciones forzadas en Colombia, según Amnistía Internacional, durante más de 50 años de conflicto interno. Eso equivale al Estadio Atanasio Giradot lleno de personas, una vez y medio. La cifra es más difícil de digerir cuando se miran los números de las conocidas dictaduras de Pinochet en Chile o de Videla en Argentina, que si bien no duraron tantos años como ha durado nuestra tragedia, impactan con sus 3.065 y 30.000 víctimas que respectivamente agregan al conteo mundial de desaparecidos.
Medellín sigue sumando a las cifras, pero el informe Medellín Cómo Vamos 2014 asegura que los índices han mejorado. “La Alcaldía de Medellín no reporta casos de desaparición forzada sino de tres tipologías de desaparición”, explica el texto y enumera los siguientes tipos: 1. Continúa desaparecido. 2. Apareció vivo. 3. Apareció muerto. En 2014 se registraron en la ciudad 651 casos de desapariciones, de los cuales 453 resultaron en que la persona apareció viva, 24 personas aparecieron muertas y 174 siguen desaparecidas. En 2013 las mismas tres tipologías se registraron así: de 658 casos, 400 personas aparecieron vivas, 36 personas aparecieron muertas y 222 siguieron desaparecidas. Según el informe, “el contraste de las series de homicidios y de continúa desaparecido no sustenta la afirmación de que conforme bajan los homicidios crecen las desapariciones forzadas (…) de hecho, a partir de 2012 se puede observar un descenso importante en la serie de continúa desaparecido”. Sin embargo, esos datos no son consuelo para un pasado tan fuerte como el de esta ciudad, pasado que aún no nos acercamos a comprender completamente. La próxima semana, por ejemplo, entre el 27 y el 29 de julio, a raíz de los testimonios de exparamilitares, arrancarán las labores de exhumación en La Escombrera (La Arenera), en la comuna 13, considerada como la fosa común en zona urbana más grande del país.
Esas noticias, esos hechos, esas cifras, esas caras de los desaparecidos, esas mujeres detrás de las fotografías, poco resuenan en la comuna 14. En el sector más privilegiado de Medellín se acostumbra la suma discreción ante la noticia de un secuestro, y una mínima expresión de compasión ante el reporte de desaparecidos en otros barrios. Pareciera que no hiciéramos parte de ese dolor, que la empatía no residiera en nuestros espacios.
Por eso resaltamos una buena oportunidad que surge en nuestra comuna para acercarse a las víctimas de estos crímenes, a través de la exposición Des Apariciones, de la fotógrafa Natalia Botero, en la Casa Teatro El Poblado. Allí también se realizarán los próximos talleres de memoria, el próximo 28 de julio y 25 de agosto. En ellos se producirán páginas colectivas de álbumes familiares que servirán como herramientas de sensibilización para todos los asistentes. Después de estar en la Casa Teatro El Poblado, la muestra irá al Salón de Nunca Más, en el municipio antioqueño de Granada, así como al stand que tendrá el Centro Nacional de Memoria Histórica, durante la Fiesta del Libro y la Cultura, en el mes de septiembre.
Como Puente de Bocaná, Quebrada Arriba o El Cuchillón se conoció este sector del Valle de Aburrá que después,por sus aires diáfanos y situación privilegiada, se llamó Buenos Aires
“En Buenos Aires no hay parque”, me sorprende Eduardo Valencia, músico y antiguo habitante de este sector. La falta de un espacio verde y arborizado, como existe en otros barrios de la ciudad, me abrió las puertas de un mundo: el de la calle que desde sus primeros días fue puerta de entrada, polo de desarrollo, ruta de tranvías, inspiración de poetas y escritores, columna vertebral y también parque, a su manera. La calle Ayacucho se convirtió en personaje. Si hablara, cuántas historias contaría. Agreste e inesperada en sus primeros años; bulliciosa y plena de energía en el tránsito a la modernidad y, ahora, entrado el siglo 21 y en vísperas de que el tranvía la recorra de nuevo, es otra vez la calle joven, inesperada y excitante de la comuna 9.
Calle Ayacucho, sector Buenos Aires, en 1903. Fotografía Rodríguez (1889-1995). Cortesía Archivo Fotográfico de la Biblioteca Pública Piloto
Antes que Prado y Laureles, Buenos Aires fue el barrio por excelencia de Medellín. La calle Ayacucho, su eje, se hizo inevitable porque todo —alegrías, tristezas y bullicio— pasó por ella; sus vías afluentes hicieron las veces de parque donde la vida de barrio, con sus celebraciones, bazares y procesiones, transcurrió en el buen aire que se respiraba en sus alturas… “En lugar de andar ‘juniniando’, nosotros íbamos Ayacucho arriba y Ayacucho abajo”, recuerda Valencia.
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En 1919 don Tomás Carrasquilla escribió en su libro Medellín: “… se prolongó hacia arriba, obra de cuadra y media y todavía extramuros, la calle Ayacucho. Un ciudadano Rave levantó por ahí una venta con billares. ‘Buenos Aires’ rezaba su letrero enorme. ¡Y tú que lo dijiste! ¡Eso fue como un sortilegio ineludible! Vecinos y no vecinos acudieron. Quiénes, solar; quiénes, casa; éste, quinta; aquél, ventorro; arbolado del Municipio, iglesia los fieles, pronto cuajó aquello como por arte de encantamiento.
Paseo Buenos Aires en 1914. Fotografía de Benjamín De la Calle Muñoz (1869-1934). Cortesía Archivo Fotográfico de la Biblioteca Pública Piloto
‘Buenos Aires’ por sus alturas y sus vistas, con su rambla y sus calles adyacentes y sus vertientes al Santa Elena; ‘Buenos Aires’ con su éter, su Gerona y su Basílica, será siempre, en este suelo andino, el paseo sin rival.
Otros camellones han surgido; muchos surgirán todavía; ¡pero tú Buenos Aires, hermoso y saludable, dominarás siempre, imponente y soberano…!”.
A mediados del siglo 19 el doctor Ignacio Uribe Mejía, dueño de las tierras conocidas hoy como Plazuela de San Ignacio, camino obligado hacia el Oriente, impedía el paso por sus predios. La gente debía seguir el cauce de la quebrada Santa Elena o atravesar la hacienda El Pantano, hoy Guayaquil, propiedad de don José Santamaría. Esa calle se llamó Pepe Santamaría; sin embargo, con la construcción del llamado “cementerio de los pobres”, en San Lorenzo, y el consecuente recorrido de los cortejos fúnebres, fue más conocida como Calle de la Amargura. Cuando los herederos del doctor Uribe Mejía autorizaron el paso, el camino, apenas apto para transitar a pie o en mula, se llamó Camellón de Ayacucho en honor a los patriotas que, bajo mando del general Antonio José de Sucre, vencieron en la batalla del mismo nombre. Cuando el Camellón pasó a llamarse Paseo de Ayacucho, permitió el paso de vehículos. El siglo 20 convirtió el Paseo en Calle Ayacucho y la modernidad con su nomenclatura la convirtió en Calle 49.
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Los enemigos de Carlos Coriolano Amador lo llamaban El burro de oro porque cada empresa que se le venía a la cabeza era un éxito que contribuía a aumentar su fortuna. Potentado excéntrico en una época en que la burguesía local tenía como faro la cultura europea, Coriolano Amador trajo a Medellín el primer automóvil, con conductor francés incluido; hizo instalar ascensor en su Palacio de la Plaza Berrío y mandó a fabricar, en Inglaterra, una réplica del portón en hierro forjado del Palacio de Buckingham para que sirviera de puerta de entrada de su finca Miraflores, en la parte alta del Paseo de Ayacucho, al inicio de la falda de Miraflores (hay quien asegura que Coriolano Amador compró el título de Marqués de Miraflores en la Corte española, por el nombre con el cual eran conocidas sus tierras). La réplica se hizo popular como La Puerta Inglesa. Años más tarde, en el mismo lugar nacería una doble vía arborizada y empinada como ninguna, conocida como Las Mellizas. Ayacucho, que entonces tenía diecinueve cuadras, subía desde la carrera Cundinamarca hasta La Puerta Inglesa, punto de referencia ineludible en la historia de la calle y del barrio.
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Desde 1874, Ayacucho fue la principal conexión con el centro del barrio y el oriente del departamento. Con la aparición del tranvía, la calle evolucionó. Cuando se inauguró su primer tramo, tirado por mulas desde la Plazuela de La Veracruz hasta el bosque de El Edén, hoy Jardín Botánico, y, luego, al extenderse por la Avenida Bolívar y la Calle Ayacucho, la expansión urbana tomó la dirección de Buenos Aires. En los primeros años del siglo 20 existían sobre el Paseo de Ayacucho algunas casas fincas y bosques concurridos por su belleza y buen clima. Fue por estos años cuando el señor Julián Rave abrió en Nariño con Ayacucho la tienda de abasto que llamó “Buenos Aires”, como cita don Tomás Carrasquilla, y de la que el barrio tomó el nombre.
Calle Ayacucho, por donde en pocos meses rodará el tranvía. A la derecha, la iglesia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón. Foto Róbinson Henao, tomada el 14 de julio de 2015
El tranvía subía hasta el lugar donde los habitantes de Quebrada Arriba y El Cuchillón solicitaron permiso para construir un templo. El arzobispo de entonces concedió el permiso pero con cuatro condiciones. “Primera: como quienes piden el templo dicen tener el terreno, que se haga la cesión con escritura. Segunda: que sea un lote con área suficiente para un templo grande. Tercera: que el párroco de la Catedral pueda participar en las decisiones. Cuarta: que las limosnas continúen y sean suficientes para la parroquia y para costear al capellán”.
De La Puerta Inglesa para arriba, la carretera de Santa Elena, donde se batieron récords y también se vivieron tragedias. Y de La Puerta Inglesa para abajo, Ayacucho, la calle donde los lugares y las gentes hicieron su historia.
En el año 1902, doña Mercedes Saldarriaga de Botero cedió el terreno y el diseño se encomendó al arquitecto Francisco Navech -el mismo que diseñó la célebre Casa Botero unos metros más abajo de la iglesia-, quien concibió un templo de estilo neogótico. Durante los años siguientes y hasta su terminación en 1931 los sacerdotes encargados de administrar la construcción pidieron limosnas en la plaza de mercado, dos días por semana, para terminar la iglesia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Buenos Aires. No se les ocurrió, como años más tarde en San Joaquín, que el templo lo podían construir con el producido de la venta de empanadas.
Inicio de las llamadas “Mellizas”, donde antes quedaba la Puerta Inglesa. Foto tomada por Róbinson Henao el 14 de julio de 2015
La demanda de vivienda aumentó, en general por gentes venidas del oriente de Antioquia, y el desarrollo de la ciudad se dirigió hacia la ladera de la montaña en forma rápida y desordenada. En 1921, cuando empezó a funcionar el tranvía eléctrico, el crecimiento se incrementó; para 1922 el tranvía, con doce coches a disposición del público, movilizaba a más de nueve mil personas cada día.
“… El tranvía aceleró la urbanización de las laderas, en especial Buenos Aires, Sucre, Villa Hermosa y Manrique, así como zonas más planas y remotas como Aranjuez y eventualmente Berlín, con lo que la ciudad adquirió el perfil alargado en dirección sur a norte que todavía hoy conserva…”, escribiría Jorge Orlando Melo en Espacio e Historia en Medellín en el año 1997.
Pero con el aumento de automóviles y buses de transporte público a gasolina, las operaciones del tranvía disminuyeron y la ruta de Aranjuez fue la última en prestar el servicio en 1951.
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Y Ayacucho cambió. Aunque en la nomenclatura oficial era la calle 49, para todos seguía siendo Ayacucho, la calle empinada que llegaba hasta La Puerta Inglesa, el lugar donde nacen Las Mellizas, paso obligado para ir a Rionegro. Por allí subían los buses de escalera, los paseos, las carreras de bicicletas, por allí iniciaba o terminaba la famosa “vuelta a oriente”. En las diecisiete curvas en subida desde Miraflores hasta el alto de Santa Elena, Ramón Hoyos Vallejo ganó en 1951 su primera carrera en una bicicleta destartalada. Nadie creyó, los jueces en la meta pensaron que los cronómetros se habían dañado. Ramón Hoyos subió al alto cinco minutos más rápido que Pedro Nel Gil, dueño del récord.
Barrios El Salvador y La Milagrosa, de la comuna 9 (Buenos Aires). Fotografía tomada por Róbinson Henao el 14 de julio de 2015.
De La Puerta Inglesa para arriba, seguía la carretera de Santa Elena, donde se batieron récords y también se vivieron tragedias como el derrumbe a la altura de Media Luna que sepultó a la mamá del campeón que dos años antes había pulverizado el tiempo en esa carretera de curvas empinadas. Y de La Puerta Inglesa para abajo, Ayacucho, la calle donde los lugares y las gentes hicieron su historia, aparecieron y desaparecieron y volvieron a aparecer.
Panorámica del barrio Buenos Aires, en Medellín, tomada por Gonzalo Escovar en 192(?). Cortesía Archivo Fotográfico de la Biblioteca Pública Piloto
Las calles narran las ciudades y sus habitantes narran las calles. A pesar de los trabajos de construcción del nuevo tranvía que volteó patasarriba la Ayacucho de hoy, Juan Alberto Gaviria y Eduardo Valencia, mis anfitriones en la comuna 9, la recorren con los recuerdos a flor de piel. Subimos desde Girardot rumbo a Las Mellizas y a medida que avanzamos la historia hace presencia. Un día de 1953, el mismo año de la doble tragedia de Media Luna, el señor Rafael Flórez —propietario de una casa que fue orfelinato y luego plaza de mercado sobre la calle 50, Colombia, entre Berrío y Giraldo, a una cuadra de Ayacucho—, decidió donar el terreno a las Empresas Varias para construir allí una plaza de verdad. El nuevo sitio se convirtió en la Placita de Flórez, en honor al donante. Muchos creyeron y creen aún que el nombre tiene origen en la cercanía con Santa Elena y sus flores. “… Aquí en la Placita de Flórez —dice Luis Rodrigo, un hombre colorado como la gente de tierra fría, que hace treinta y cinco años atiende un puesto que heredó de su papá— se encuentran las más bellas flores de Santa Elena y San Cristóbal y se come la mejor arepa de chócolo de los alrededores…”.
El Granero Imperio, lugar tradicional en Buenos Aires. Fotografía tomada por Róbinson Henao el 14 de julio de 2015
Frente a la Casa Botero, que algunos llaman palacio, otros castillo y fue una clínica, mis guías se preocupan por su futuro incierto. Pocos pasos más arriba, por la misma acera y bordeando un muro de piedra que recuerda el de Las Lamentaciones, encontramos la iglesia del Sagrado Corazón. Dos años antes de su inauguración fueron instalados los catorce pasos del viacrucis que pintó el artista belga Georges Brasseur en 1926. No se sabe cómo logró terminarlos pues no le gustaba Colombia y no veía la hora de dejar el país. Diagonal a la iglesia, quedaba la farmacia Santa Elena, de don Alberto Gaviria Vélez, donde acudía gente hasta de la América para que les aplicaran inyecciones intravenosas; la farmacia era, además, punto de encuentro de los campesinos ricos del oriente en su paso hacia Medellín. Allí paraban a conversar, a solucionar la situación del país o a recordar.
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La esquina de Uribe Ángel con Ayacucho es el centro de los acontecimientos para los habitantes del barrio. El bar de Pompilio, a mitad de camino entre Girardot y La Puerta Inglesa, es parada obligada desde hace casi siete décadas. Aunque Pompilio murió hace quince años, sus hijos heredaron el bar y hace algunos meses lo cedieron a Fernando, un hombre de voz ronca que piensa que el nuevo tranvía traerá grandes beneficios. A pesar del tiempo, el bar sigue igual. Solo el mostrador, que antes estaba sobre un costado, ahora se encuentra al fondo del local, y el letrero en la fachada, repintado, parece nuevo. La música a toda hora y desde siempre es la misma: Gardel, Daniel Santos, Felipe Pirela, Alci Acosta, Julio Jaramillo, Nino Bravo.
El bar Pompilio (en Ayacucho), lugar tradicional en Buenos Aires. Fotografía tomada por Róbinson Henao el 14 de julio de 2015
Al frente del bar de Pompilio, en el costado sur de Ayacucho, está la panadería Buenos Aires, famosa por los hojaldres. Y de allí hasta La Puerta Inglesa, en el tramo menos empinado de la calle, donde estaban el Jardín Clarita y el bar Astral, no queda nada; las fachadas, las mesas de billar y los selladeros del 5 y 6 y del Totogol, desaparecieron. En lo que fue la casa de don Efe Gómez, donde su viuda vivió después de la muerte del maestro, hay un parqueadero. Don Efe no vivió en esa casa pero siempre tuvo un apego especial por Buenos Aires. El personaje de su cuento El paisano Álvarez Gaviria nació en cercanías del puente de La Toma, que une a Buenos Aires con Enciso, y como coincidencia última, don Efe murió en 1938 en la carrera Córdoba a una cuadra de Ayacucho, donde vivió sus últimos años.
Bar Sol de Oriente, lugar tradicional en Buenos Aires. Fotografía tomada por Róbinson Henao el 14 de julio de 2015
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Estamos en verano, el sol inclemente no permite sombras. Por los trabajos del nuevo tranvía, escasean los aleros o espacios para evadir el sol; la calle, congestionada por la maquinaria y los trabajadores, no es como aquella donde Juan Alberto y Eduardo pasaron su niñez, su juventud y buena parte de sus vidas. Sin embargo la memoria fluye. Recuerdan las fachadas de las casas de antes, quiénes vivían aquí y quiénes más allá. Frente a la casa de Efe Gómez vivía don Alfonso Montoya, especialista en mecanismos monumentales y reparador de relojes de iglesia; y más arriba estaba la casa de doña Rosa, donde ensayaban “Los Jupers”, uno de los grupos de música gogó y yeyé del barrio. Por la otra acera estaba la tienda de Marcos y más arriba, antes de llegar al bar Sol de Oriente (en la esquina con Alemania), donde también había billares, quedaba la barbería de Horacio Castaño, quien para señalar que estaba abierto sacaba un sinsonte a la puerta. Todo el barrio pasó por la barbería de Horacio. Los lunes cerraba a las doce, pasaba la tarde con los amigos en el Jardín Clarita, entonces el sinsonte desaparecía de su puerta. José Rubén Orozco, otro barbero, más conocido como Lindbergh por ser el nombre de moda al momento de nacer —recién había desaparecido el hijo del célebre aviador— , asegura que “un buen barbero le lleva la corriente a los clientes: es liberal, conservador, comunista, ateo, católico, protestante. Es lo que sus clientes sean…”. Desde hace sesenta años (tiene ochenta), Lindbergh es barbero en Buenos Aires: “Nosotros sí motilábamos bien —dice—, ahora hay un salón cada diez metros y la moda es el trasquilado. Éramos cuatro los barberos del barrio: Horacio Castaño, Elías Agudelo, Raúl Henao y yo… pero ellos ya murieron”.
En el cruce de Suiza con Ayacucho empiezan Las Mellizas. En lugar de La Puerta Inglesa hay una estación de gasolina y al otro lado de la doble calzada está el mercado Puerta Inglesa. En 1946, allí terminaba el recorrido del tranvía. El nuevo tranvía de Ayacucho volteará a la izquierda en la esquina de Suiza y seguirá hacia Miraflores y Oriente, estaciones del metrocable más arriba…
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… Carlos Coriolano Amador murió el 13 de octubre de 1919 y su fortuna se repartió entre los herederos. La Puerta Inglesa, o una copia, fue a parar a Loyola, la casa de ejercicios de los Jesuitas. La parcelación de la finca Miraflores dio lugar a los barrios de Las Mellizas para arriba: el Alejandro Echavarría para trabajadores de Coltejer; el Vergel y Cataluña, antes mangas donde se jugaba fútbol; por allí quedaba el Club del Comercio y más tarde, en las mismas instalaciones, el Templo de Regina Once; La Asomadera, tres barrios llamados igual; los Barrios de Jesús y también Gerona, La Milagrosa y Loreto. La calle 45, Cuchillón, un eje de estos barrios, subía hasta El Cambray, bar de camajanes y malevos. Pero fue en Miraflores y Restrepo donde tuvieron asiento mansiones, algunas de las cuales se conservan; por allí, entre calles empinadas y caserones de otros tiempos vivieron los Sierra, los Mejía, los Saldarriaga, los Noreña, los Jaramillo, los Gaviria y, más arriba del Consulado de Suiza, los Delgado.
Barrio El Salvador. Fotografía tomada por Róbinson Henao el 14 de julio de 2015
La casa de los Gaviria, en el barrio Restrepo, era el punto de encuentro. Como un recuerdo imborrable, Juan Alberto y Eduardo hablan de “El helechal” un espacio entre helechos en la casa de los Gaviria, donde se hacían todas las celebraciones, fiestas de cumpleaños, grados, empanadas bailables y compromisos; allí surgieron amistades que hoy perduran y se consolidaron vocaciones musicales interminables. Recuerda Eduardo Valencia que había noches en que se reunían allí hasta veinte guitarras y a cada una se le adjudicaba un turno para ejecutar su música. Casi siempre terminaban como una estudiantina interpretando música colombiana o, con el tiempo, las baladas yeyé y gogó de moda…
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… No se puede decir que Eduardo Valencia se hizo músico en El helechal… o quizá sí; allí cultivó compañeros musicales con los que recorrió las calles de Buenos Aires y los barrios aledaños, o incluso los del otro lado del río, llevando serenatas a las muchachas bonitas. Eduardo Valencia nació y vivió en Buenos Aires, en el cruce llamado “cuatro esquinas”, que en realidad son siete, donde desembocan las vías El Salvador, Cuchillón, Bomboná, Nariño, el Callejón de la Palencia y la vía hacía La Milagrosa por la manga del Mosco, donde llegaban los circos. Eduardo dice que su pasión por la música comenzó cuando iba a la casa donde ensayaba la Banda Municipal —en cuatro esquinas—, después la Banda Sinfónica mientras él escuchaba por las ventanas. Pero su vocación comenzó en forma cuando su papá le regaló una guitarra. La primera canción que aprendió fue Pueblito Viejo. Después, con Jorge Cardona y Raúl Ramírez conformó el Trío Quitasueño y empezaron a dar serenatas. “Nos aprendimos los boleros de Los Panchos y de Los Tres Reyes y dábamos las serenatas a pie porque en esos años 60 no había plata para el taxi y nadie tenía carro. A veces las muchachas salían a la ventana y cuando no salían metíamos la tarjeta por debajo de la puerta hasta la mitad, cuando la jalaban sabíamos que estaban despiertas. Muchas veces, de regreso para Buenos Aires, pasábamos por el puente de La Toma y nos encontrábamos con los camajanes.
Calle Ayacucho. Fotografía tomada por Róbinson Henao el 14 de julio de 2015
Eran unos bacanes, nos invitaban a un trago y nosotros cantábamos una o dos canciones. Nunca nos pasó nada, había noches que íbamos hasta Enciso y volvíamos a las dos o tres de la mañana. Otros días, al final de la noche, nos encontrábamos con los demás grupos que también venían de dar serenatas y nos juntábamos a cantar.”
Estamos en verano, el sol inclemente no permite sombras. Por los trabajos del nuevo tranvía,escasean los aleros o espacios para evadir el sol
Y así, poco a poco, descubro la memoria asombrosa de Eduardo para los lugares y los nombres de quienes vivieron en el barrio durante aquellos años felices. En la calle Honduras, detrás de la iglesia, vivían los Macías, los González, los Lotero y los Aristizábal que enseñaban a manejar carro. En la misma calle, las Tortas Doña Teresa en el primer piso, y en el segundo Gustavo Quintero, el vocalista de Los Graduados, quien cantaba la misa en latín. Y los Domínguez, también músicos; los Ramírez, los Díaz, los González, los Villegas, los Soto, las Eusse, los Álvarez —dos hermanos músicos y famosos—, los Cardona, los Ochoa, los Arango, los Ossa, los Cañas, los Ríos; los Uribe, que vivieron cerca de cuatro esquinas; los Vieco —en Bélgica con Pichincha—; los Palacio, los Serrate, los Toro. La lista es larga… Hugo Macías, Norman Bravo y Fausto, voces inolvidables; Los Black Stars, Los Médicos, Los Hispanos, Los Cardenales, Los Golden Boys, Los Allegro, Los Éxitos y los Echeverri, pioneros del perifoneo en Medellín. Músicos por todas partes.
Cuando no se encontraban en el bar de Pompilio, se encontraban en el Buenaventura o donde Ismael, el del Granero Imperio, en la calle Honduras, el mismo que conservó un vale dejado por unos vecinos, estudiantes y sin plata, hasta que volvieron veinte años después a cancelar la deuda.
Placita de Flórez. Fotografía tomada por Róbinson Henao el 14 de julio de 2015
Y, de repente, todo se acabó. Entre los 70 y los 80, con la llegada de la cultura mafiosa, barras de amigos desaparecieron. Algunos vecinos, conocidos, compañeros, hijos de familias del barrio se metieron en “la pomada” y se volvieron choferes, guardaespaldas, capos o mulas del narcotráfico. La plata fácil apareció con las motos ruidosas, los carros deslumbrantes, los desconocidos. A unos los mataron, a otros los encanaron… y Buenos Aires cambió.
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Hoy, más de sesenta años después de haberse ido, vuelve el tranvía. Son sesenta años de historias imposibles de narrar en estas páginas. El tranvía será un revivir para la calle Ayacucho y la comuna 9 donde sus habitantes esperan los buenos aires que desde septiembre soplarán con él.
El cronista
Saul Álvarez Lara
Nació en Bogotá y reside en Medellín. Es escritor, editor, pintor, ilustrador y diseñador. Estudió Pintura Monumental en La Cambre, en Bruselas (Bélgica).
Entre sus obras publicadas están los libros de cuentos Recuentos (primer premio del Concurso de la Cámara de Comercio de Medellín en 2001), El teatro leve, El sótano del cielo, y las novelas La silla del otro y ¡Otra vez!
También es autor de Las musas del teatro leve, publicación digital de BCN Base de Barcelona, y de Tres cuadernos: 1. Testigos urbanos. 2. Pasajeros de bus. 3. Signos de ciudad (ficciones y fotografías).
En 2014 presentó en la Galería Banasta, en el Complex de Llanogrande, Sensibilidad nómada. Lo inesperado va por mi cuenta, exposición de ficciones y fotografías.
Entre la nostalgia por los tiempos idos y la expectativa por los cambios que se avecinan, habitantes antiguos o actuales de la comuna 9 opinan sobre este sector del centroriente de Medellín
Eduardo Valencia. Fotografía tomada por Róbinson Henao
Eduardo Valencia Músico. Vivió en el barrio Buenos Aires. “Buenos Aires va a tener un cambio muy bueno, lo que pasa es que como por ahí vivían tantas familias de tradición y algunas todavía habitan allí, no captan las ventajas de la transformación. Les parece aburrido por las obras pero apenas las terminen y empiece a funcionar el tranvía, van a ver que que le va a dar una inyección de vida al barrio y lo va a mejorar. La movilidad va a ser mejor porque Ayacucho se había saturado, era la arteria principal y pasaban toda clase de vehículos, desde motos hasta volquetas y jaulas. El ruido se ha mermado en un 80 por ciento; ya no pasan ni van a volver a pasar vehículos, y como el tranvía va a ser eléctrico, esto será una maravilla. La gente lo va a ir aceptando. Como el metro, el tranvía también va a ser una solución, más cuando terminen los dos cables.
La mayoría de familias tradicionales que vivían en Buenos Aires cuando yo estaba niño (años 60) se fue a otros barrios. Influyó la violencia de la mafia porque, al igual que otros sectores, Buenos Aires se fue llenando de grupos de sicariato, se deterioró y la gente empezó a irse. A unos bares que había en esa época empezaron a entrar los mafiosos y ya uno no se arrimaba, pues se veía el ambiente caliente. Nos tocó ver cómo se torcieron personas de buenas familias. ¿Qué caracterizaba al Buenos Aires de los años 60? Era muy amigable, demasiado sano, todas las familias se conocían…”.
Carolina Restrepo. Fotografía tomada por Karin Richter
Carolina Restrepo Contadora. Vive en La Milagrosa y trabaja en El Poblado. “Mi niñez la pasé en La Milagrosa, de los 15 a los 20 viví en Buenos Aires y luego volví a La Milagrosa. Este sector me ha gustado muchísimo, y aunque tiene problemas como todos los barrios, nunca he sido víctima de robos ni actos violentos. Es muy tranquilo, a pesar de que hay barrios aledaños que tienen muchos conflictos. Me gusta, además, que es muy cercano al Centro, en un bus se llega en cinco minutos. Hay muchas cosas a la mano: la Placita de Flórez, supermercados, bancos…
La comuna ha cambiado mucho desde que yo era niña, y con el tranvía el vuelco es total. El servicio de transporte también ha cambiado, es mucho mejor ahora cuando lo cubre el metroplús; antes eran buses viejos que iban a mil, y ya no. Los trabajos del tranvía están quedando espectaculares, Ayacucho se ve gigante, superamplia, bonita y están arreglando los frentes de las casas.
Pienso que a Buenos Aires le hace falta más Policía, más presencia de las autoridades. En Buenos Aires como tal, tampoco hay parque, como sí hay en otros barrios de la misma comuna, por ejemplo en La Milagrosa, lleno de árboles gigantes y lugares para sentarse. Incluso la iglesia de Buenos Aires esta sola, sin zonas verdes”.
Álvaro Perez. Fotografía tomada por Karin Richter
Álvaro Perez Periodista. Habita en Miraflores y trabaja en El Poblado. “Miraflores es un barrio tranquilo, donde reside mucha gente adulta, muy buen vividero. La comuna 9 tiene una centralidad muy marcada en el barrio Buenos Aires, sobre todo ahora con las obras del tranvía de Ayacucho, las cuales han potenciado su vocación comercial. Están apareciendo muchos negocios nuevos a lo largo de la 49 (Ayacucho), que se combinan con los usos residenciales del suelo y algunos servicios en los costados. Pero todavía es un sector residencial. Uno se interna por las manzanas del barrio y sigue encontrando casas de familia, con una tendencia incipiente a la construcción en altura.
Es una comuna con muchas condiciones favorables por la cercanía que tiene con el Centro, y esa accesibilidad impulsa al comercio y a la gente. Igual, la 49 fue durante muchos años el lugar de tránsito obligado para salir de Medellín hacia el oriente. Ahí hay una potencialidad dormida porque, aunque la vía está en malas condiciones y tiene fallas geológicas, todavía es una alternativa para conectar al Centro con el oriente, donde hay sitios tan estratégicos como el aeropuerto, zonas francas y demás.
Desde que lo conozco, hace 17 años, Buenos Aires se ha transformado mucho. Ayacucho era una calle de circulación de automóviles —con el tranvía nunca más van a circular—, de muchas ventas ambulantes, muy movida, y eso por el momento está en stand by. Es la intervención urbanística que ha generado un impacto más fuerte porque cambia las dinámicas del barrio”.
Horacio Arango. Fotografía tomada por Róbinson Henao
Horacio Arango Asesor de la Secretaría de Educación de Antioquia. “Viví en Buenos Aires toda mi infancia, del 55 al 65. Era un barrio de clase media, sano, muy tranquilo, alegre, de gente muy trabajadora, casi toda proveniente del oriente de Antioquia. Era encantador para jugar, en todas las calles había partidos de fútbol, carreras; los niños teníamos que hacer los juegos, globos y trompos, manualmente. Los paseos en diciembre eran ir arriba de la Santa Elena a conseguir las varillas para hacer las cometas; caminábamos mucho, íbamos a la Placita de Flórez a comprar las frutas. La gente se congregaba alrededor de la Semana Santa. El padre Fernando Gómez hacía unas semanas santas muy pomposas, con muy buenos músicos, como la familia Paniagua, que todavía existe. También íbamos a cine. En el barrio había tres teatros, el Colombia, el Buenos Aires y el Ayacucho y a veces bajábamos al Teatro Junín, antes de que lo tumbaran. En las vacaciones caminábamos por todas esas mangas. La zona de Las Mellizas era de casas fincas muy lujosas.
Todo Ayacucho hacia arriba, hasta el bar Sol de Oriente, era un barrio de tango. La gente jugaba muy bien al billar y cantaba bastante. Había un bar que se llamaba el Jardín Clarita, donde viernes y sábado iban las señoritas, las mamás y había venta de empanadas, cervezas y cantantes muy buenos, como Óscar Gaviria —de Los Médicos—, Fausto y Gustavo Quintero. Se oía música en todas partes y la gente iba a pie hasta el estadio para ver al Medellín y al Nacional. Cuando se fue complicando la vida en Medellín, en los 70, empezaron los problemas de los muchachos con las drogas, los atracos, el desempleo, los jóvenes no pasaban a la universidad, Buenos Aires cambió, se fue llenando de bares y se fue perdiendo la idea de zona residencial. Al barrio se lo consumió la otra sociedad, la del vicio, el trago, el rebusque. Yo voy ahora allá y no conozco, ya se perdió el encanto de lo que uno llama ‘el barrio’”.
Juan Alberto Gaviria. Fotografía tomada por Róbinson Henao
Juan Alberto Gaviria Director Galería de Arte Colombo Americano. “Con la construcción del tranvía se está haciendo una obra magistral en cuanto a recuperación de lo que queda de patrimonio y de un barrio que fue muy tradicional pero que por motivo de ese progreso agresivo, se perdió por muchas décadas. Hasta mediados de los 80 todavía tenía una estructura muy de barrio y luego se abandonó por todos los conflictos de violencia. Las oficinas de urbanismo deben ser muy cautelosas y estrictas para dar licencias de construcción, pues se están demoliendo las casas, cuadras con solares, por estar construyendo unas torres absolutamente absurdas dentro de una estructura patrimonial. No hay control de nada y a uno le da nostalgia. Por ejemplo en La Milagrosa, todos estos urbanistas agresivos compran todos los solares subiendo por la 45 y por Ayacucho y hacen unas torres deshumanizantes.
Buenos Aires está en recuperación y esa es de las cosas importantes que se siente al volver a caminar por Ayacucho, el proceso de educar a la comunidad con el tranvía; educar es hacer comunidad, es algo muy novedoso.
El Buenos Aires que viví de niño significa los tiempos felices, los tiempos de oro de mi familia, como hijo del farmaceuta Alberto Gaviria. La farmacia Santa Elena quedaba diagonal a la iglesia de Buenos Aires. Conocían a mi papá en todo el barrio y venían hasta de La América. Recuerdo que yendo al atrio de la iglesia, los señores jubilados se reunían a hablar y los campesinos le contaban a uno en la banca de la farmacia cómo traían la mercancía desde Marinilla y cómo trabajaban en época de luna llena toda la noche.
Era un barrio al que llegaba gente del oriente a vivir en las casonas y uno podía moverse por todas las calles con mucha seguridad. Disfrutábamos mucho de las semanas santas y del patrimonio de la iglesia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, donde hay unas pinturas al óleo de un artista belga que son exquisitas…”.
Ricardo Montoya. Fotografía tomada por Róbinson Henao
Ricardo Montoya Jubilado. “Aún vivo en la casa de mis abuelos, que fue construida en 1896 y tuvo un costo de 800 pesos. Queda en Ayacucho, que cuando eso se llamaba la vía a Rionegro, a una cuadra y media de la iglesia. Este fue un sitio muy tranquilo y por eso se llama Buenos Aires, el mejor vividero que había en Medellín. Con el tiempo, el progreso y la urbanización que ha habido con el cambio de uso de las casas, prácticamente toda la vía es comercio. Solo mi casa y otra que está al frente no tienen local, se conservan tal cual. En esa época (mediados del siglo 20) casi todas estas casas tenían corredor. Cuando a Ayacucho la ampliaron, los corredores desaparecieron pero uno podía montar en bicicleta, jugar fútbol. Era una vida muy diferente a la de ahora. Tal vez es mejor para las nuevas generaciones pero muy mala para las anteriores. Uno salía en esa época a las mangas y guayabales que había por el oriente, por donde queda el barrio Loyola.
Vivir en Buenos Aires es muy bueno por la cercanía al Centro, aunque aquí se consigue de todo. En cuanto a tranquilidad, nos desvelan mucho las fiestas que hacen en los bares. En las cuatro cuadras de la carrera 33 a la bomba hay 22 bares. Inclusive enseguida tenemos una casa que empezó con una licorera, después con un barcito y ahora es una discoteca. Me ha anclado aquí el arraigo familiar, pero tuve que cambiar mi sitio de habitación —la segunda alcoba que había de la calle hacia adentro— e irme a la última pieza, en el solar de la casa, para no sentir la bulla. El tranvía va a mejorar la zona comercialmente, va a disminuir la contaminación, y la seguridad puede mejorar porque va a haber más gente”.
La temporada de cine de corta duración se extenderá hasta el domingo 19, con Francia como país invitado
La cinemateca de la Biblioteca EPM fue escenario de la inauguración del Festival Internacional de Cortos de Medellín, Ficme, evento que cada año es organizado por la Biblioteca EPM y la Corporación Cinefilia.
En esta, su cuarta versión, el Ficme cuenta con una selección oficial de 29 cortometrajes en competencia. De esa cifra, dieciocho pertenecen a la ficción, mientras que los once restantes son documentales.
Del jurado hace parte el director y guionista colombiano Carlos César Arbeláez, cuya filmografía incluye títulos como Eso que llaman amor (2015), Los colores de la montaña (2011), La Serenata (2008) y Negro profundo, historias de mineros (2002).
Junto a Arbeláez, los encargados de dar el veredicto son Orlando Mora, quien es crítico de cine y programador del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias, y Juan Carlos González, editor de la Revista Kinetoscopio, publicación especializada en crítica cinematográfica.
El Ficme fue uno de los proyectos ganadores de apoyos concertados en la Convocatoria Pública 2015: Arte y Cultura para la Vida, organizada por la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín
Gracias al Festival Internacional de Cortos de Medellín, los aficionados al séptimo arte podrán asistir, durante todo el fin de semana, a la proyección de cortometrajes de excelente factura, en diferentes sitios estratégicos de la ciudad.
Los espacios elegidos por los organizadores son la Biblioteca EPM, el Parque de Los Deseos, el Teatro Lido, el Cine Andariego de la Biblioteca Pública Piloto y la Alianza Francesa de Medellín.
Los invitados Para la presente edición, los organizadores eligieron a Francia como país invitado. Además, este año el Festival contará con la presencia de Rubén Mendoza, director y guionista de producciones como Memorias del calavero (2014), Tierra en la lengua (2014) y La sociedad del semáforo (2010); quien impartió, el miércoles 15 de julio, un seminario de dirección cinematográfica.
Por su parte, Adriana Bernal, quien fue directora de fotografía del largometraje El ángel del acordeón (2008) y del documental Cantamos para no morir (2007), dicta un taller de fotografía el jueves 16 de julio.
El viernes 17 de julio, el turno es para Oscar Campo, uno de los documentalistas más reconocidos del país, gracias a producciones como Garras de oro: Mudo testigo de una injusticia (2009), Noticias de guerra en Colombia (2002), Retratos tras las rejas (1989), La casa de las penas (1988) y Pacífico negro (1988). Campo será el encargado de dictar una clase magistral sobre el documental.
El director del Festival de Cortos de Bogotá, Bogotshorts, Jaime E. Manrique, quien además es fundador y director de Laboratorios Black Velvet, participará como invitado en el llamado Encuentro de Festivales, que reunirá a los directores de varias muestras cinematográficas del ámbito nacional.
También Pedro Adrián Zuluaga, periodista, curador de festivales y crítico de cine estará presente en el Ficme. La programación del evento incluye una muestra con más de treinta cortometrajes, incluyendo los primeros proyectos de algunos de los grandes directores del cine, así como producciones para el público infantil y juvenil. Encuéntrela en www.grupo-epm.com
Tuve el privilegio de vivir varios años en Bélgica y jamás podré olvidar los aromas callejeros de sus waffles, hoy famosos en el mundo entero
/ Julián Estrada
No se trata de una película. Voy a referirme al proceso de aceptación que han tenido en nuestra ciudad los legendarios waffles. Seguramente para los niños y los jóvenes de clase media y alta, este amasijo de origen anglosajón, es para ellos algo tan común como la arepa; sin embargo, con permiso de los historiadores de nuestra vida cotidiana, me atreveré a relatar aquello que considero “los orígenes del waffle en la cultura paisa”. Su nombre con múltiples acepciones (gofre, wafle, goufre, wafer, wafl), deriva de la forma cuadrada que durante la Edad Media, en el oficio de herrería, tomaban unas placas para hacer galletas y cuyo nombre variaba de país en país. Hay quienes sostienen que su cuna es británica; pero su “renacimiento” obedece al boom del turismo yankee hacia Europa, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, turismo que motivó a mesones, hostales y hoteles para que incluyeran en su oferta aquellas dos masas “íconos” del breakfast norteamericano: waffle y pancakes… los cuales terminan re–popularizándose en Bélgica, Holanda y Alemania.
El nombre de waffle se conoce y se pronuncia en Antioquia y en todo el país, desde mediados del siglo pasado (finales de los años 50) debido a la aparición en tiendas y supermercados de unas galletas dulces con dicho nombre (aún vigentes) y además con una presentación que en miniatura simulaba las cuadriculas que caracterizan su versión original. De igual manera, es a finales de los años 50 que se instalan en Colombia (Medellín, Bogotá y Barranquilla) los almacenes Sears, en cuya oferta especial de electrodomésticos, la wafflera se destacaba entre licuadoras, tostadoras, grilles, sanducheras y termos, como un equipo absolutamente suntuario. En otras palabras, escasas eran las familias antioqueñas en donde la gerente del hogar, en un gesto de vanguardismo culinario, reemplazaba al desayuno la tradicional arepa por el moderno waffle.
Actualmente, en Medellín existen tres empresas diferentes que tienen sitios de venta en distintos lugares de la ciudad, es decir, si no todo el mundo los ha probado, al menos la gran mayoría los ha visto. No voy a tomar partido por uno u otro, me limitaré a decir que me encanta constatar una oferta variada en masas y recetas, otorgándole cada una su toque de diferencia. Siempre degusté esta preparación como un representante de la cocina dulce; sin embargo, hoy veo que numerosas y reconocidas salsas y aderezos de la cocina de sal, hacen maridaje con su masa. No soy un experto en este amasijo; por asuntos del destino tuve el privilegio de vivir varios años en Bélgica y jamás podré olvidar los aromas callejeros de sus waffles, hoy famosos en el mundo entero tanto o más que su cerveza. Quien llega por primera vez a este país y se pasea por las calles de Amberes, Brujas, Lieja o Bruselas, se demora en entender porqué en algunos sectores de dichas ciudades el aire de su atmósfera es delicadamente perfumado: la causa es la contundente volatilidad de los aromas que exhala la receta del auténtico waffle belga… no en vano el más famoso del mundo. [email protected]
Una exposición itinerante busca recordar a la sociedad sus responsabilidades adquiridas, directa o indirectamente, con las víctimas del conflicto
De izquierda a derecha: Oscar Muñiz, Natalia Botero, Amparo Cano, Luz Helena Galeano, Silvia Quintero, Alejandra Laverde, Elizabeth Laverde y María Gloria Holguín
Con un conversatorio organizado por el Museo Casa de la Memoria y liderado por la foto documentalista Natalia Botero, se dio inicio a la itinerancia de la exposición Des Apariciones.
Des Apariciones es el producto de un proceso de seis meses, en el cual participaron diez mujeres que han vivido la tragedia de perder a sus familiares y no tener noticias sobre su suerte, o su paradero.
Así, la muestra se ha convertido en un espacio para hablar y reflexionar sobre el pasado, la guerra, la ausencia, la búsqueda incansable y la preservación del recuerdo de los seres queridos que ya no están con los suyos.
Según los organizadores, la idea es que cada vez más ciudadanos se involucren con este tipo de iniciativas y que se produzca un verdadero acompañamiento de las víctimas, quienes en reiteradas ocasiones han denunciado la apatía con la que muchas personas, e incluso el Gobierno, reaccionan ante sus casos.
“Siento que hay mucha insolidaridad de la gente que asume con frecuencia que nuestros familiares fueron desaparecidos porque hicieron algo malo, así como de las autoridades, para quienes las cifras de desaparecidos bajan las de los homicidios”, sostiene Silvia Quintero, quien perdió a su padre Carlos Enrique y a sus hermanos Luis Fernando y Jaime Enrique.
Por su parte, Natalia Botero explica que “el proyecto hace un llamado a quienes no han sido víctimas directas, para que sean partícipes de la restauración del tejido social y de la construcción de memoria histórica. Es importante visibilizar la desaparición forzada porque si no hablamos, ni entendemos el tema, dejamos a las víctimas en los mismos escenarios, hablando solas y volviéndolas a victimizar”.
Actualmente, la exposición Des Apariciones se encuentra en la Casa Teatro El Poblado. En dicho lugar tendrán lugar dos talleres de memoria, el próximo 28 de julio y el 25 de agosto, entre las 2:30 pm. y las 5:30 pm.
La convocatoria para participar en los talleres de memoria está abierta a todo el público y, durante los mismos, se producirán páginas colectivas de álbumes familiares que servirán como herramientas de sensibilización para todos los asistentes.
Después de estar en la Casa Teatro El Poblado, la muestra irá al Salón de Nunca Más, en el municipio antioqueño de Granada, así como al stand que tendrá el Centro Nacional de Memoria Histórica, durante la Fiesta del Libro y la Cultura, en el mes de septiembre.
Adicionalmente, se planea que pase por las universidades y parques biblioteca de Medellín.
En busca de atención colectiva a un problema que es de todos
Existe una creencia, ampliamente extendida, según la cual la desaparición forzada es un fenómeno que se produce únicamente en estratos socio económicos bajos o en entornos rurales.
Sin embargo, las familiares de desaparecidos que participan en Des Apariciones sostienen lo contrario.
Ellas, mejor que nadie, saben que cualquier familia puede ser golpeada por dicha manifestación de la violencia que vive el país, en el momento menos esperado.
De ello da cuenta Luz Mery Velásquez, cuyo esposo, el ingeniero civil Julián Emilio Cataño Carmona, desapareció en Norcasia, Caldas, en el año 2001, cuando trabaja en la construcción de la hidroeléctrica La Miel.
“Cuando escuchamos hablar de desapariciones, creemos que es un fenómeno ajeno, que no nos tocará nunca a nosotros. Pero al ingeniero, quien trabajó en 5 hidroeléctricas, en la última de ellas le tocó. A mí solo me quedó la exigencia de la verdad, a la que no renuncio; la exigencia de justicia, a la que tampoco renuncio. También me quedó la rabia… hasta que llegué a este taller a reencontrarme con lo bueno y lo malo que viví con Julián, a recordar que nos amábamos y el hogar que perdimos”, relata.
Como Luz Mery, las demás mujeres que participan en el proyecto han vivido un proceso que les ha ayudado a sobrellevar su situación, reconstruyendo, en lo posible, sus vidas, sin dejar de mantener viva la memoria de sus ausentes.
“No sé qué pasó con los míos, dónde están o por qué se los llevaron. Estos talleres nos ayudan a no olvidarlos, a tenerlos muy presentes, a la vez que nos animan para seguir adelante, hasta encontrarlos”, manifiesta Amparo Cano, quien busca a su esposo Hernando Balvín y a su hijastro Adonis Balvín, desaparecidos en La Caucana, corregimiento de Tarazá.
Des Apariciones pretende hacer posible “encontrar parte del ser querido y volver la ausencia del desaparecido un poco presente. Es recordarlo, conmemorarlo y reconstruirlo a partir de relatos visuales”, según Natalia Botero
Comienza la búsqueda en la Comuna 13
El final de la espera podría estar cerca para decenas de familias que por años han escudriñado por todas partes, en búsqueda de algún rastro del esposo, el hermano o el hijo que se fue y nunca más regresó.
Esto sería posible gracias a que las autoridades anunciaron que comenzarán a excavar en el sector de La Arenera, en el barrio San Javier, el próximo 27 de julio.
La determinación de comenzar a explorar la zona en búsqueda de cuerpos tiene como precedente la confesión de Carlos Villa, alias “Móvil Ocho”, que permitió delimitar tres polígonos en La Arenera, en los cuales estarían enterradas alrededor de setenta personas.
Inicialmente, las excavaciones tendrán lugar en el polígono número 1, quedando pendiente la exploración de los dos restantes polígonos y del sector conocido como La Escombrera, donde se presume que está el mayor número de fosas comunes.
“Algunos desmovilizados han confesado que enterraron personas en La Escombrera y tal vez ahí puedan estar nuestros familiares. Aunque lo que nos van a entregar son unos restos y no va a ser lo mismo que cuando él salió de la casa, al menos vamos a tener la satisfacción de darles cristiana sepultura”, declara María Gloria Holguín, quien busca a su hijo Carlos Emilio Torres Holguín.
Registro fotográfico de María Gloria Holguín y su hijo Carlos Emilio Torres Holguín
La comuna 14 cuenta, a partir de ahora, con un nuevo documento guía que le permite planificar su futuro de manera estratégica.
22 barrios hacen parte de la comuna 14, en la foto.
La socialización de los resultados del proceso de revisión y ajuste al Plan de Desarrollo Local de la comuna 14 tendrá lugar en la sede social de Manila, en la carrera 43D # 11 – 73 (Al frente del Cerca y al lado de las canchas del barrio).
La cita es el martes 14 de julio, a las 6 pm., y las autoridades esperan una nutrida participación de los habitantes de El Poblado, dada la relevancia que tiene el instrumento para la zona.
El Plan de Desarrollo Local de la comuna 14 es el resultado de el trabajo conjunto del Departamento Administrativo de Planeación de la Alcaldía de Medellín, el Comitato Internazionale per lo Sviluppo del Popoli -CISP, y la comunidad, que participó activamente durante el proceso.
Entre la noche del martes y el amanecer del miércoles habrá interrupción del servicio de acueducto en varios sectores de la comuna 14
Mediante un comunicado, EPM presentó excusas a sus usuarios por las incomodidades que puedan generar esta situación.
Debido a labores de reparación en la red de acueducto, Empresas Públicas de Medellín anunció que interrumpirá el servicio de acueducto entre las 11 pm. del martes 14 de julio y las 8 am. del miércoles 15 de julio.
Los sectores donde no habrá agua son:
De las carreras 43 a 35 por las calles 36 y 16DE.
De las carreras 43A a 29C entre las calles 16 y 5 Sur.
De las carreras 43A a 32 entre las calles 5 Sur y 16A Sur.
De las carreras 44 a 34 entre las calles 16A Sur y 24 Sur.
El servicio dejara de prestarse temporalmente en alrededor de 25.831 instalaciones, ubicadas en los barrios El Diamante No. 2, Zúñiga, El Castillo, Los Balsos No 1 y No. 2, Alejandría, Las Lomas No. 1 y No. 2, El Poblado, La Florida (Medellín), Lalinde; El Tesoro, Los Naranjos (Medellín), La Asomadera No. 1 y No. 2, Castropol, San Lucas, San Diego, Barrio Colombia y Villa Carlota.
Tampoco habrá suministro de agua en los siguientes edificios: Campestre (Cl 16A Sur 34-950), Dann Carlton Belfort (Cl 17 No. 40B 300), Novatempo (Cr 43A, Cl 14-109), Park Hotels (Cr 36B, Cl 11-12), Hotel Medellín Royal (Cr 42, Cl 5 Sur -110), Colegio Palermo De San José (Cl 9 Cr 39-97), Poblado Plaza (Cr 36 Cl 2 Sur -60), Clínica Medellín (Cl 7 Cr 39-290), Colegio Palermo De San José (Cl 9 Cr 39-161), Suramericana (Cr 30 10-81), Mimos (Cr 43 A Cl 25 A-27), Bancolombia (Cr 32 No. 1 B Sur 79 ), Bancolombia (Cr 36 No. 10b 100), Bancolombia (Cl 10 No. 38-63), Bancolombia (Cl 7 Sur No. 42-70), Éxito (Cl (Cl 16 A Sur Cr 34-950), Colegio La Enseñanza (Cl 9 Sur Cr 37-345), Congregación Hermanas Franciscanas (Cl 9 Cr 39-97), Dann Carlton (Cr 43 A Cl 7-50), Edificios Colmena (Cr 43A Cl 1 A Sur-29) y Hotel Alejandría (Cr 36 Cl 2 Sur-60).
El candidato sostuvo un encuentro con residentes de la comuna 14, quienes tuvieron la oportunidad de conocer sus posiciones sobre las principales problemáticas de El Poblado y el resto de la ciudad
Federico Gutiérrez, candidato del movimiento Creemos, durante el conversatorio
El cobro de la valorización, la seguridad ciudadana y los Parques del Río continúan haciendo parte de los temas que más interés generan entre la comunidad de El Poblado.
Así quedó evidenciado durante el más reciente diálogo entre Federico Gutiérrez, aspirante a la Alcaldía por el movimiento Creemos, y los vecinos de la zona, quienes semanalmente se reúnen para escuchar las propuestas de los diferentes candidatos, a razón de uno por semana.
Preguntado sobre la situación general actual de la ciudad, el candidato se refirió a la necesidad de priorizar los aspectos sociales y criticó la estructura administrativa que tiene la Alcaldía.
“Hoy son más importantes las fachadas que las personas. Hemos avanzado en la construcción de imagen de ciudad, pero queda mucho por resolver en lo social. Hay un gran problema de burocracia, la Administración está parcelada entre los concejales, quienes, salvo tres o cuatro, tienen todos un pedacito a su nombre. Los problemas de Medellín no se resuelven con burocracia sino con liderazgo”, respondió.
Gutiérrez puntualizó que, de ser elegido, eliminará todas las vicealcaldías creadas durante la actual Administración y asumirá él, personalmente, las riendas de la ciudad.
Valorización: revisar el modelo “No voy a prometer que voy a eliminar la valorización, ni que voy a revertir el cobro en su totalidad, porque me parece que serían promesas populistas”. Con estas palabras, el candidato del movimiento Creemos descartó la desaparición del modelo de recaudo.
Sin embargo, Gutiérrez se mostró de acuerdo en revisar la metodología porque, según él, ésta no genera condiciones de equidad tributaria. En ese sentido, consideró que la plusvalía es una figura más adecuada que la de la valorización.
“Si se demuestra que no hay valorización, que no hay hecho generador, no se puede cobrar valorización. Me parece que la plusvalía es una herramienta más justa. Considero, además, que las fajas para un futuro tranvía y la doble calzada, ambas por la carrera 34, no deben hacer parte del paquete de obras financiadas por valorización, porque no corresponden exclusivamente a El Poblado, sino que son proyectos de ciudad que deben ser asumidos por el Municipio”, expresó.
“La seguridad es prioridad” Para Federico Gutiérrez, la clave para contrarrestar la inseguridad radica en articular mejor el trabajo de la Alcaldía y la Fuerza Pública, a la vez que se aplican estrategias específicas para cada sector de la ciudad.
“Así haya una percepción general de inseguridad, es muy diferente lo que ocurre en El Poblado a lo que ocurre en otros sectores. En términos de seguridad, El Poblado se comporta igual que una ciudad como Buenos Aires, aunque se han disparado los hurtos. No quiero generalizar, pero Medellín necesita una Policía sin corruptos y si es necesario pediremos una depuración”, manifestó.
Asimismo, aseguró que el hurto a peatones, a conductores de vehículos, a residencias y a oficinas son los delitos más frecuentes en la comuna 14.
Parques del Río No faltaron las preguntas de los ciudadanos sobre el megaproyecto conocido como Parques del Río. La prioridad y futuro de esta obra han sido un tema recurrente en los discursos de Gutiérrez, quien ha manifestado varias veces que hay asuntos más urgentes para resolver desde la Alcaldía.
“Estoy seguro que la primera fase ni se ejecuta en once meses, ni cuesta la plata que se dijo. Sin embargo, lo que encontremos contratado, se ejecuta. Un alcalde tiene que cumplir con la Ley”, comentó y agregó que “en repetidas ocasiones le hemos solicitado al Alcalde que replantee la idea porque, en todo caso, la obra tendría que haber empezado por el norte, que es donde están las grandes problemáticas sociales de la ciudad”.
Quién es Federico Gutiérrez Federico Gutiérrez es ingeniero civil y especialista en alta gerencia y ciencias políticas. Entre 2004 y 2011 hizo parte del Concejo de Medellín, Corporación de la que fue presidente en el año 2008.
En 2011 fue candidato a la Alcaldía de Medellín, obteniendo 120.278 votos.
Actualmente lidera la fundación Medellín a la Cabeza y se desempeña como con consultor en Seguridad Urbana Integral del Ministerio de Seguridad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en Argentina, y la Ciudad de Celaya, en México.
Vivir en El Poblado lamenta profundamente el fallecimiento de su columnista José Gabriel Baena, ocurrido en la mañana del viernes 10 de julio de 2015
José Gabriel Baena Gaviria (1953 – 2015)
El filósofo y escritor de 62 años se desempeñó como periodista en el periódico El Mundo y como director cultural en la Biblioteca Pública Piloto. Desde hace diez años era colaborador de Vivir en El Poblado.
Atrás deja un legado literario que incluye títulos como El amor eterno es un sándwich express, La Virgen Luna, Los Siete de Urantia y El Dragón Láser, El Libro del Desapego de Beremundo Transz, O sea, y Florecillas de Merlín de Asís, entre otros.
José Gabriel, quien solía describirse como un “rockero a morir de la vieja guardia”, fue, además, editor de libros y autor de la columna Humo Veloz, publicada quincenalmente en Vivir en El Poblado.
Su última columna fue publicada el pasado 2 de julio, en nuestra edición 625, con el título Evocación Comunión. En ella, el autor rememoraba algunos episodios de su infancia.
“Me pregunto, ¿a dónde se fue ese niño que nunca fue iluminado por la fatal revelación, quizás, citando a Jean Genet, ‘el niño melodioso muerto en mí, mucho antes de que me cortara el hacha’?”, escribió.
A su esposa e hijos, a sus amigos y allegados, expresamos nuestras más sentidas condolencias.
Ahora me importa un pito que los vecinos de mesa en la buñuelería se enteren de lo que leo
/ Esteban Carlos Mejía
Confieso que he vivido, según dijo Neruda. No me gusta que nadie se asome por encima de mi hombro a leer lo que estoy leyendo. Me da ira mala. Es como si un intruso metiera su cuchara en mi plato, aunque sea de lentejas. Durante años tuve la precaución de forrar los libros con papel de Manila para que no se pudieran ver ni el título ni el autor, manía propicia a equívocos. ¿Cómo saber que cogí Historia del ojo, de Georges Bataille, y no Las palabras, autobiografía de Jean Paul Sartre? Muchas veces me confundí y me llevé a la playa un libro que debería haberse quedado en la mesita de noche, Los bienes terrenales del hombre, de Leo Huberman, o Historia de la revolución rusa, de León Trostky, por ejemplo. Todo para que ningún fisgón se entrometiera en mis lecturas.
Por fortuna ya se me pasó el vicio de ponerle forro a los libros. Ahora me importa un pito que los vecinos de mesa en la buñuelería se enteren de lo que leo. Pero, ¡ay si alguien se inclina por encima de mi hombro y se mete con mi texto! No lo increpo ni lo confronto, por favor. Tampoco le hago mala cara. Simplemente me volteo y le cierro el libro en las narices. Porque la lectura como la escritura, no me cansaré de insistir, son actos íntimos, solitarios, casi autoeróticos, sobre los que solo el lector o el escritor tienen albedrío. Al fin y al cabo, cada cual lee el libro que se merece.
* Día tras día. ¿La efeméride de esta semana? Un día que debería ser festivo en todas las lenguas. El 10 de julio de 1871, en Auteuil, al suroccidente de París, nació un niño tan escuálido y tan frágil que sus padres se vieron a gatas para salvarlo con mimos y cuidados: Valentin Louis Georges Eugène Marcel Proust Weil. Proust, a secas, para quienes amamos la buena literatura y creemos a pie juntillas en el milagro de la transmigración artística.
Lecram –o sea, Marcel al vesre, digo, al revés– era zalamero, obsequioso, histérico y adulador. Con perspicacia y agudeza incomparables, adivinaba lo que no veía. “Nada ponía fin a su clarividencia, ni aun el que no hubiera nada que ver”, según afirmó uno de sus amigos. Enfermizo o hipocondríaco, frígido o perverso, meticuloso o desbordado, Proust vivió dos o tres vidas en una sola, suficiente para escribir los siete volúmenes de una obra sin medida, En busca del tiempo perdido (1913 – 1927), con la que entró como dios de dioses al panteón de los politeístas literarios que pululamos en este planeta monoteísta. A mi juicio, sin Proust las bibliotecas no tendrían sentido ni los bibliotecarios tendrían oficio. Y ahí perdonen mi audacia los antiproustianos, que los hay, los hay. Como las brujas.
* * Body copy. “Sed prudentes, muchachas, y antes de comprometeros pensadlo bien. No os abandonéis a un amor demasiado sincero. No digáis nunca todo lo que sentís, y aún será mejor que no sintáis mucho. Ved adónde conduce un amor demasiado leal y confiado, y no os fiéis de nadie. Casaos como hacen en Francia, donde los abogados son los padrinos y confidentes. No tengáis ningún sentimiento que pueda ser para vosotras fuente de amargura. No hagáis promesas que no podríais retirar en caso necesario sin que os cueste un disgusto. Esta es la única manera de salir adelante, de hacerse respetar y de pasar por mujer de carácter en la Feria de las Vanidades.”
William M. Thackeray. La feria de las vanidades. 1848. * * * Vademécum. ¿A pie juntillas? “Sin discusión”. ¿Fisgón? “Que hace burla. Aficionado a husmear.” ¿Albedrío? “Voluntad no gobernada por la razón, sino por el apetito, antojo o capricho.” [email protected]
En una amplia casa del barrio Astorga, tuvo lugar la inauguración oficial del restaurante Paralelo Diecisiete, sitio donde el chef Rodrigo Isaza, inspirado en la cocina del sudeste asiático, gesta provocativas creaciones gastronómicas.
Esteban Rivera, Sarita Sánchez
Ignacio Asin, Luis De Benito
Jaime Andrés Bedoya, Catalina Jaramillo
Jaime Villegas, Andrés Sánchez, Jorge Mario Correa
Juan Carlos Vega, María consuelo Garcías
Juan Pablo Córdoba, Carolina Arbeláez
Luisa Aristizábal, Juan Sarra
Marcela Pérez, Alejandro Suárez
María del Mar González, Martín Rippens, Rob Rippens, Sergio Rodríguez, Andrea Uribe
Paola Betancur, Luz Celeste Lopera
Rodrigo Isaza, Carlos Estrada, Carlos Estrada
Sofía Aristizábal, Rodrigo Callejas
Adriana Betancur, Alejandra Cárdenas
Alejandro Restrepo, Verónica Ramírez, Juan David Pérez
Camilo Ángel, Andrea Arbeláez
Emerson Marín
Carlos Estrada, Claudia Restrepo, Javier Ramírez
Carlos Estrada, Rodrigo Isaza, Carlos Estrada
Carlos García, Verónica Álvarez
Carlos Jota Roldán, María Teresa Mesa
Carlos Restrepo, Juan Guillermo Ortega, Harold Freydell
El Ensamble de Percusión de la Orquesta Sinfónica de Antioquia, en compañía del narrador Raúl Ávalos, fueron los protagonistas de Percusión en la Jungla, una aventura musical presentada en el Teatro Pablo Tobón. Más imágenes en vivirenelpoblado.com
Verónica Ospina, Susana Ospina
William Aristizábal, Jacobo Aristizábal, Diana Alzate
Bryan Naranjo, Laura Ramírez, Geovany Cardona
Gregorio Martinez, Cristobal Martínez, Luis Felipe Martínez, Claudia Restre
Durante el mes de julio estará exhibida Vestigios, exposición de 10 obras recientes, de gran formato, del artista David Arias. La muestra se encuentra en la Galería de La Oficina.
En la carrera 36, diagonal al Hotel Park 10, sobre un creciente corredor gastronómico en El Poblado, se encuentra La Condesa, un lugar mágico que encanta con su diseño árabe–europeo, con fuerte influencia de la estética mediterránea y una depurada selección de veinte platos frescos, desarrollados con ingredientes de primera categoría y una presentación que aviva los sentidos.
Equipo de cocina de La Condesa
Desde su terraza hasta el mural realizado por la ilustradora Sara Hoyos, cada detalle en La Condesa ha sido visualizado para entregar a sus comensales una experiencia indeleble. Para compartir en una tarde y noche de originales sangrías y gin tonics (macerados en romero; albahaca; tomillo), los sugeridos de la casa son la tabla La Condesa (una exquisita variedad de quesos y carnes maduradas), las Artesanas (flatbread de pepperoni, de chorizo y morrón, y capresse de rúgula fresca) y el Jardín de Mar (tartar de salmón, aguacate y crocante con alcaparras, acompañado de patacones).
Para los que buscan platos fuertes contundentes, los recomendados son La Armadura (costillas deshuesadas, con bbq a base de cerveza Budweiser, con crocante de puerro), El Conde (sándwich de roast beef, jamón york, queso provolone y berenjenas escabechadas) y Calle de La Condesa (solomito en reducción de vino, con hongos profundos, sobre un puré de arveja).
La carta de postres está en continuo movimiento para así dar nuevas sorpresas a los comensales. De las actuales opciones, se destacan el cheesecake de maracuyá, la torta de manzana y el derroche de chocolate.
La Condesa, charcutería bar que también ofrece en semana menús de almuerzo tan refinados y llamativos como las alternativas fijas de su carta, está en la Carrera 36 No.10 B–78. Su horario es de lunes a miércoles de 12 m a 10 pm, y jueves a sábado de 12 m hasta la medianoche. Informes: 266 9235.
Jardín de Mar
(Para una persona o como entrada para compartir)
Ingredientes
• 50 gramos de salmón.
• 50 gramos de aguacate.
• 5 gramos de cebolla.
• 7 gramos de aceituna.
• 10 gramos de mostaza dijón.
• 20 centímetros cúbicos de zumo de limón.
• 1 gramo de sal.
• 1 gramo de pimienta.
Para el emplatado:
• 10 gramos de ajonjolí tostado.
• 20 gramos de mezclum.
• 10 centímetros cúbicos de vinagre de vino.
• 10 centímetros cúbicos de aceite oliva.
• 10 gramos de alcaparras.
• 5 gramos de piel de salmón.
Preparación
Cortar el salmón y el aguacate en cubos de 1 centímetro x 1 centímetro. Cortar la cebolla en brunoise y la aceituna en cubos muy pequeños.
Colocar todos estos ingredientes en un bowl (recipiente hondo), agregar sal, pimienta y mostaza dijón. Mezclar bien. Sofreír la piel de salmón, en su propia grasa, hasta que esté crocante.
En un bowl aparte, agregar el mezclum, el vinagre de vino, el aceite y mezclar.
Emplatado
Poner la mezcla de salmón y aguacate en un plato, adicionar el ajonjolí, acompañar con los patacones, agregar la ensalada de mezclum y vinagre, colocar alcaparras fritas por encima y adicionar piel del salmón para darle un toque crocante al plato.
Pakita es una marca querida y añorada por varias generaciones de antioqueños que recuerdan haber comido fresas con crema, tomado yogur de mandarina o leche achocolatada en sus puntos de encuentro en La Ceja, Amagá, San Jerónimo y Guarne.
Por Juan Sebastián Mora
Pakita es una marca querida y añorada por varias generaciones de antioqueños que recuerdan haber comido fresas con crema, tomado yogur de mandarina o leche achocolatada en sus puntos de encuentro en La Ceja, Amagá, San Jerónimo y Guarne.
En el año 2000, Pakita decidió “irse de viaje”. Hace poco regresó renovada, con un proyecto en el que es la marca anfitriona de un grupo de negocios amigos (restaurantes, productores artesanales, tiendas de decoración e incluso una librería café), que conviven en un gran mercado: Plaza Pakita.
Ubicada en el kilómetro 16 de la vía Las Palmas (antes del peaje hacia El Retiro), Plaza Pakita tiene como promesa “ofrecer a las familias un espacio en el que todos sus miembros encuentren una opción para divertirse”, sostiene Daniela Gómez, gerente del proyecto, cuyo diseño está inspirado en distintas plazas de mercado del Viejo Continente.
La nueva Pakita cuenta en la Plaza con un punto de venta (además de tener allí su planta de producción) que integra delicias de antaño con llamativas novedades. Yogures artesanales (incluido, por supuesto, el más célebre: mandarina), buenos quesos, y, especialmente, gelatos italianos, helados soft y yogur griego, son algunos de los productos estrella de la remozada Pakita.
Restaurantes de cocina mexicana, argentina, caribeña, árabe, de parrilla, charcutería bar, una panadería artesanal y una hamburguesería son una muestra de lo que los comensales hallarán en el nuevo hogar de Pakita y sus vecinos, una plaza que apuesta al disfrute en familia.
Del 9 al 12 de julio, en el Museo El Castillo se llevará a cabo una nueva versión de Mercado de Sabores Artesanales, festival al aire libre que reúne pequeñas y medianas empresas gastronómicas.
Durante tres días, 40 microempresarios deleitarán a los visitantes del Mercado de Sabores, con productos de panadería y repostería, encurtidos, hamburguesas, sándwiches gourmet, pastas, ensaladas, helados, chocolates y muchos otros antojos artesanales.
Esta edición contará con la participación especial de Mercados Campesinos, la Corporación Mundial de la Mujer y los Eccotuk, y tendrá una zona de picnic y música en vivo.
Por este evento y la inauguración del decimoséptimo Salón de las Artes Decorativas, Decorarte, el Museo El Castillo tendrá un horario extendido del 9 al 12 de julio: el jueves y viernes de 5 pm a 10 pm; el sábado de 11 am a 9 pm; y el domingo de 11 am a 8 pm. Informes en el 266 0900.
Es así como se sientan precedentes que muestran cómo los frutos de un trabajo disciplinado y constante, traen para la ciudad y sus habitantes promesas de futuro diferentes
/ Sebastián Mejía
Dentro del institucionalizado orden de la música sinfónica de la ciudad, se llevó a cabo en días pasados un concierto donde se supo cuestionar el futuro musical de Medellín y del país.
La presentación de la Orquesta Filarmónica Joven de Colombia, que reúne jóvenes profesionales o en formación, guiados por figuras ya consagradas del ámbito internacional, ratificó su intención de convertirse en una de las agrupaciones más importantes de su tipo.
El concierto sobresalió por el numeroso y heterogéneo público que colmó el teatro, el cual reafirma la existencia de un grupo que integra y participa de forma activa de este tipo de eventos.
La presencia de Andrés Orozco Estrada –uno de los músicos nacionales más destacados en la escena musical extranjera–, hizo ver de nuevo un director noble y comprometido con devolver a los jóvenes intérpretes del país y a su público, lo mejor de su experiencia.
Es de resaltar la completa y abundante dotación de la Orquesta Filarmónica Joven, que puso en escena instrumentos poco comunes en este tipo de agrupaciones: dos arpas, marimba, celesta y dos juegos de timbales.
El programa incluyó obras poco ejecutadas en nuestro contexto. La inclusión de Escaramuza, de la norteamericana Gabriela Lena Frank, pone en primera línea el trabajo de mujeres compositoras.
El Concierto para Cello Op. 107, de Shostakovich, ejecutado por el canadiense Johannes Moser, dio muestra del aguante y concentración de la orquesta acompañante. Moser regaló, adicionalmente, un aparte de la Suite No. 1 para Violonchelo, de Bach, demostrando un sorprendente dominio de los diferentes estilos y técnicas de su instrumento.
Para cerrar el programa, La Consagración de la Primavera, de Igor Stravinsky, se ejecutó como pocas veces se había visto en la ciudad. En el transcurso de la obra, los músicos realizaron un performance que cautivó la atención de los asistentes. Sus gestos, salidos de todo contexto tradicional, se ganaron la atención de un público que percibió la asistencia a un concierto de música académica, como un espectáculo que asalta todos los sentidos, alejándolo de la segregante frialdad de la “escucha racional”.
Por fuera del programa, se escuchó la novena variación, “Nimrod”, de las catorce que componen las variaciones sobre un tema original Op. 36 del compositor inglés Edward Elgar. El acople de su interpretación, supo demostrar un agradable poder evocador.
Se augura a estas jóvenes promesas un honroso recorrido por las ciudades norteamericanas de Fort Worth, Dallas y Houston, por donde continuarán una gira internacional que hablará muy bien del talento nacional y del estado en que se encuentran algunas de las iniciativas de formación musical del país.
La atenta y ordenada producción logística del concierto, lograda gracias a una generosa financiación, invita a considerar una mayor inversión y administración del presupuesto para empresas culturales similares. Es así como se sientan precedentes que muestran cómo los frutos de un trabajo disciplinado y constante, traen para la ciudad y sus habitantes promesas de futuro diferentes a las que sugieren otras esferas de nuestra cotidianidad.
Si usted no pudo hacer parte del concierto reseñado, preste atención y no deje pasar próximas oportunidades.
*Sebastián Mejía es docente e investigador de Eafit, egresado como músico percusionista y musicólogo de la misma universidad. Apasionado estudioso, libera su discurso de las aulas del mundo académico para comunicar personalmente experiencias musicales de ciudad. Espera contribuir con su opinión a la construcción de un ambiente musical de la ciudad cada vez más amplio y abierto.
Una oportunidad para hablar de arquitectura en el Congreso Internacional Arquitectura: Territorio y Ciudad
Camilo Restrepo, arquitecto y fundador de Agenda
Por Luisa Martínez
Arquitectos, expertos, estudiantes y curiosos llegarán al Museo de Arte Moderno –Mamm–, ese espacio que evoca temas como la industria, la transformación urbana, el arte y la creación, y estarán allí durante dos días –el 16 y 17 de julio– para dialogar en el Congreso Internacional Arquitectura: Territorio y Ciudad, realizado por Arquine, en asocio con el Centro de Estudios Urbanos y Ambientales Urbam– Eafit.
Central de Beneficio Farallones, en el municipio Ciudad Bolívar. Diseño y construcción de Agenda, agencia de arquitectura
Arquine, de México, “es la mayor gestora de contenidos de arquitectura y urbanismo en Latinoamérica”, según el arquitecto y coordinador académico del congreso en Medellín, Camilo Restrepo. Desde el año 2000, realiza el Congreso Arquine en ese país para concentrarse en dichos temas. Hoy se conoce como Mextrópoli, Festival Internacional de Arquitectura y Ciudad, un evento en el que participan personalidades destacadas en el campo de la arquitectura nacional e internacional. En 2014 migra a Chile para construir contenidos, difundir e intercambiar ideas en otros contextos, y ahora llega a Medellín. Esta será la primera edición en la ciudad, donde se espera realizarlo cada dos años.
Las transformaciones urbanas y sociales que ha tenido Medellín en las administraciones recientes han hecho eco. “Medellín se eligió como sede por las experiencias que se han construido en Antioquia, que van desde lo que se ha hecho hasta lo que se hace hoy, por medio de políticas públicas, como, por ejemplo, los parques educativos. Es un modelo donde se utiliza la arquitectura para trabajar, no solo en los centros urbanos, sino también por fuera de ellos”, comenta Camilo Restrepo.
¿Qué van a encontrar? La mirada a la ciudad y al territorio será desde diferentes puntos de vista, procedentes de Venezuela, España, México, Chile y Colombia, países que actualmente, según Restrepo, “son los referentes latinoamericanos más interesantes en arquitectura”. Desde 2010, cuando se realizó el evento Ciudad Abierta, no se realizaba un encuentro dedicado exclusivamente a este arte y técnica. En compañía de 17 arquitectos, reconocidos por sus propuestas en sus lugares de origen y en el escenario mundial, se hablará de arquitectura en relación con otras disciplinas y fenómenos: el arte, la vivienda, la pedagogía, la geografía, el paisaje, las construcciones informales, la ciudad latinoamericana, las infraestructuras sociales en zonas marginales. Frida Escobedo, Jorge Ambrosi y Gabriela Etchegaray, de Ciudad de México; Miquel Adrià y Josep Bohigas, de Barcelona; Alejandro Haiek, de Caracas; Juan Román, de Talca, Antonio Yemail, de Bogotá, y Alejandro Echeverri y Camilo Restrepo, de Medellín, son algunos de los invitados.
Instalación Maqueta para el Dante, en el Monumento a los Héroes de Bogotá, del artista Alejandro Restrepo. Diseño y construcción de la estructura, por Oficina Informal y Antonio Yemail
Arquitectura en los territorios Camilo Restrepo es fundador y director de AGENdA, agencia de arquitectura, y miembro de Urbam de la Universidad Eafit. Además de ser el coordinador académico del congreso, será uno de los exponentes. En esta oportunidad presentará la Central de Beneficio Farallones, un proyecto que AGENdA construye desde hace poco en Ciudad Bolívar para la Cooperativa de Caficultores de Andes y Colcafé, para entregarse en octubre de 2015. Ese lugar es donde sucederá todo el proceso que tiene el café desde que es recolectado hasta que es secado. Según el arquitecto, este proyecto es una muestra de los beneficios que puede generar la arquitectura cuando se articula en una serie de procesos económicos, sociales, ambientales, técnicos y tecnológicos, para fortalecer una serie de situaciones que se desarrollan en un lugar. Allí, explica, hay un gran trabajo ambiental, pues se reducirá el consumo de agua, y en cuanto a lo social, 657 familias caficultoras de la región podrán tener mayores posibilidades de calidad y precio para su producto, entre otros beneficios, como mayor tiempo para sus actividades personales. El edificio, que incluye en su diseño la historia de los municipios antioqueños, “va a ser uno de los más grandes de concreto prefabricado de Colombia –de 60 x 35 metros y con una área de 2 mil metros cuadrados–”, afirma Restrepo.
Una mirada a la ciudad: volver a los barrios La reflexión sobre la ciudad y el territorio llevará de manera inevitable a preguntarse sobre la Medellín que se construye hoy. En aras de la discusión, este es apenas un fragmento de la mirada del arquitecto Camilo Restrepo sobre la pregunta ¿cree que Medellín es modelo de transformación urbana? “Creo que en algún momento se utilizó la arquitectura como instrumento de transformación de la ciudad y eso generó un interés por cierto tipo de acercamiento, que ya no está pasando porque se cambió el modelo de intervención local a un modelo de intervención metropolitana, con proyectos como Parques del Río y el Jardín Circunvalar. En anteriores administraciones había proyectos específicos para comunidades específicas, lo que permite un impacto más localizado y tener más indicadores claros de beneficios”, expresa. Aclara que no está en contra de Parques del Río –de hecho se presentó al concurso de licitación–, pero piensa que por ahora “es más importante intervenir en un barrio con unos indicadores bajos en inversión social, educación, infraestructura, espacio público… que intervenir en un proyecto macro que posiblemente no es necesario en este momento”.
En síntesis, sobre Medellín, Restrepo ve que “se han hecho avances pero no nos podemos creer el cuento de que la ciudad es la más innovadora del mundo. Hay cosas por hacer y creo que hay que volver a intervenir los barrios (…) así como repensar las oficinas de gestión urbana de la Alcaldía de Medellín, como la EDU, la cual debe generar diversidad en quienes piensan, hacen y construyen los proyectos. Estos están siendo mirados desde la misma perspectiva y eso no es bueno para una ciudad”.
La educación tiene el deber y la posibilidad de corregir muchos males de la sociedad, y de salvarla de tanta angustia y confusión, pero tiene que comprometer a toda la comunidad, no solo a la escuela
/ Jorge Vega Bravo
¿Qué es la vida? ¿Qué significa vivir con dignidad y salud? Estas preguntas nos ubican en la biología, la filosofía y la medicina, y están cerca de la respuesta los sabios y los poetas. Vivir en Medellín, en Colombia, es un reto, una oportunidad y un riesgo. En la geografía del planeta, estamos cerca al trópico, sin estaciones definidas; es un lugar que se corresponde con el centro, con el sistema rítmico de la tierra. El norte tiene una vocación neurosensorial, pensante, ordenada. El sur se acerca al fuego, al movimiento, a los cambios. En el centro tenemos la misión de encontrar el punto de equilibrio. ¡Y cuánto nos cuesta! Qué difícil ponernos de acuerdo, por ejemplo, en la conducción del país; en qué carrera extraña estamos con el tema de la paz. Y aunque muchos deseamos llegar a una salida negociada del conflicto, el panorama está lleno de egoísmo, de desencuentros e incoherencias.
Estuve viendo el documental sobre la vida y la obra del médico salubrista Héctor Abad Gómez: Carta a una sombra. Es un trabajo hecho con gran sensibilidad por su nieta, Daniela Abad y por Miguel Salazar, y se nos pone de presente el nivel de intolerancia e irrespeto por la vida al que llegó nuestra sociedad. Salí lleno de preguntas, como las que nos hacía en clase el Dr. Abad. Y pienso que una gran puerta para encontrar respuestas coherentes es la educación: esa por la que luchó tanto el colega. La educación, como la salud, está gravemente enferma en este país. Y el problema no es de los maestros, el problema es de los políticos y los dirigentes. La profesión de maestro ha sido mal pagada, subestimada. La educación tiene el deber y la posibilidad de corregir muchos males de la sociedad, y de salvarla de tanta angustia y confusión, pero tiene que comprometer a toda la comunidad, no solo a la escuela. Así lo plantea el escritor William Ospina en Carta a un maestro desconocido, uno de los cuatro ensayos sobre la educación que hacen parte de La Lámpara Maravillosa.
Y en medio del desierto, hay oasis. Uno de ellos actúa de manera silenciosa y contundente. Es la Fundación Secretos para Contar, entre cuyos objetivos están: mejorar la calidad de vida de la población rural colombiana; promocionar la lectura en los habitantes del campo; generar estrategias que contribuyan a la permanencia de las familias en el campo; mejorar los niveles de enseñanza en las escuelas rurales y acompañar el trabajo de los maestros y resaltar en las comunidades rurales sus saberes, conocimientos e historias. Con el apoyo de la Pedagogía Waldorf y evitando los procesos de intelectualización precoz, los talleristas de la Fundación apoyan de manera directa a padres y maestros de las escuelas rurales y retoman el saber tradicional, para retornarlo en forma de libros. Han editado 16, ilustrados, que contienen formación científica, actividades prácticas y cuentos tradicionales.
Debemos volver a tener la certeza de que los cuentos y los cantos sigan acompañando desde temprano a los seres humanos. Dudo, con W. Ospina, “que las pantallas logren introducirnos en los secretos del lenguaje, que son también los secretos del sonido, del ritmo, del afecto”, de la identidad cultural. Aprendemos a andar, a hablar y a pensar solo por imitación y en contacto con otros seres humanos. No privemos a nuestros niños de estas maravillas; volvamos a contarles cuentos, a cantarles; dejémoslos jugar y vivir y tendrán la opción de llegar a ser humanos libres.
El drama de las familias de víctimas de desaparición forzada no tiene orillas: ante los cuerpos ausentes, historias presentes que testimonian un horror incesante
El grupo de integrantes del taller, que pudo sensibilizarse para enseñar cómo sienten el dolor, tras la desaparición de 19 de sus seres queridos. Foto cortesía Natalia Botero
Por Fernando Cadavid
“Ya no sé qué más hacer para encontrarte”, reza un aparte de un texto en la cuenta de Facebook de la esposa del ingeniero Alejandro Ramírez, publicada el 2 de julio de 2015, a los cuatro meses de la desaparición de este profesional, en Barbosa (Antioquia).
¿Qué puede hacer una mujer desesperada por la ausencia infinita de un ser querido? ¿Qué, para encontrar la verdad? Irse por las zonas rojas de pueblos y ciudades; contabilizar hasta cuatro encuentros con un legendario jefe paramilitar; reclamar ante la negligente empresa a la que servía la víctima; trasegar por despachos oficiales, por cuarteles de policía, por estrados judiciales; visitar brujos para escucharles lo que se quiere oír y hasta tocar puertas en la Presidencia de la República y también en La Picota…
Eso fue lo que hizo Luz Mery Velásquez en la desaforada búsqueda de su esposo Julián Emilio Cataño Carmona, desaparecido en el municipio de Norcasia, Caldas, en 2001. Un ingeniero civil especializado en suelos y en presas de tierra, atraído por los diversos proyectos hidroeléctricos debido a la escasez de este tipo de profesionales. Estaba al servicio de la empresa que construía La Miel I, después de haber pasado por proyectos como Betania, Troneras y Porce II, y a quien ya buscaban para Hidroituango.
¿Qué pasó en el amanecer de ese domingo 25 de febrero en Norcasia? Para ser breves y crudos: un falso empresario entregó a Julián al hijo de Ramón Isaza, Ovidio (alias Roque o Terror), el comandante paramilitar de la zona, quien los esperaba en el prostíbulo del pueblo. De inmediato ordenó: “Guarden a ese señor”: un santo y seña que significaba “lleve, pique y tire al río”.
Con las fotografías evidencian el pasado, la ausencia, la búsqueda y la resistencia. Foto cortesía Natalia Botero
Con esa orden nació la zozobra infinita en que se hundió desde entonces la familia del ingeniero, empezando por Luz Mery su esposa y Carolina, la hija. Lo que siguió fue conjugar los verbos que connotan infortunio: llorar, buscar, recorrer, llamar, suplicar… Y otros más prosaicos: vender el carro para asegurar que Carolina terminara su carrera profesional; recogerse en la casa materna, en El Poblado; dejarse estafar por mercaderes que le pidieron plata a cambio de supuestas certezas sobre el paradero de Julián; enfrentar el riesgo de perder el apartamento; lidiar con la liquidación del esposo ausente (consignada por la empresa y luego, ¿con qué papeles se reclama?); luchar por el seguro de vida que se perdió porque cuando se hizo “oficial” su muerte, ya habían vencido los términos sin alma de la aseguradora.
Con las fotografías evidencian el pasado, la ausencia, la búsqueda y la resistencia. Foto cortesía Natalia Botero
¿Quién y por qué? Muchos esfuerzos y muchos viajes le hizo la señora Luz Mery a alias Terror en busca de la verdad. Quería confrontarlo y preguntarle directamente tres cosas, por tenaces que resultaran las respuestas: ¿Quién lo hizo? ¿Por qué lo hizo? ¿Cómo lo hizo? Son los interrogantes que desvelan a las familias de una víctima de desaparición forzada. Pero pareciera que a Terror le dio miedo darle la cara. Por eso ella buscó y se entrevistó con el padre de éste, Ramón Isaza, implorando su mediación. La primera entrevista con el viejo paramilitar se frustró porque estaba dedicado a organizar la procesión de la Virgen del Carmen, por el río Magdalena: era un 16 de julio y la embarcación de Isaza era la más fastuosa y la más devotamente arreglada. Pocos años después, la Fiscalía General de la Nación le imputaría más de 620 hechos de violencia, según el portal Verdadabierta.com.
Luz Mery Velásquez
Con las fotografías evidencian el pasado, la ausencia, la búsqueda y la resistencia. Foto cortesía Natalia Botero
Luz Mery canaliza la voz de madres, hijas y hermanas que reclaman ser reconocidas como víctimas. Asegura que saber la verdad es más reparador. Verdad envuelta en arrepentimiento, no como le tocó ver a Isaza en las audiencias, excitado y como “complacido”, asegura, cuando describía cómo mataba, cómo descuartizaba, cómo vaciaba los vientres de las víctimas. Sin gota de arrepentimiento.
La señora Velásquez coincidió más tarde con un puñado de mujeres en similar condición, en el Taller Des Apariciones, que les permitió transformar el dolor, sanar y solidarizarse entre ellas. Pudieron entonces construir un ejercicio de memoria, para que a partir del relato familiar trataran de entender los hechos, y de rendir homenaje a esos ausentes siempre presentes en la cotidianidad, para memorarlos y devolverles su dignidad, al igual que a ellas. La explicación es de la fotodocumentalista Natalia Botero, líder del proyecto. Once mujeres participaron en el programa para cerrar un capítulo de sus vidas y empezar a escribir otro sin tanto dolor; no con resignación, sí con valentía y aceptando los hechos: entre ellas contabilizan 19 seres queridos desaparecidos.
¿Por qué todas mujeres? Porque son ellas las que se encargan de hacer visible la tragedia, de marchar, de deambular de oficina en oficina buscando respuestas. Porque se han ido al monte, han enfrentado a guerrilleros, a militares y a paramilitares exigiendo una explicación, aclara Botero. Además, porque a ellas se les facilita hablar del ausente, porque son dadas a guardar objetos y simbologías que hacen recordar; es más fácil hacerse a la idea del otro con ellas.
En el proceso de “sanación” se pretende que se recuperen como personas y para ello trabajan el cuerpo, se masajean, se descalzan antes de ingresar a la sala taller para dejar afuera suciedad y estorbos; se describen a sí mismas, caminan descalzas, se hacen fotos… Así recuperan su identidad, porque el desaparecido parece que se la toma, al tiempo que gana prevalencia sobre la familia. “Cuando miras a una madre, o hermana, o hija que porta una imagen del ausente, no la ves a ella detrás”, advierte Natalia. Añade que olvidan su rol en la familia por dedicarse a una búsqueda perenne y perfilar en el núcleo familiar una segunda pérdida. El taller pretende que sus vidas se conserven paralelas al desaparecido. Para ello abren heridas que puede que no cierren, pero eso ayuda a sanar; es difícil, es duro volver al pasado.
Un relicario, por favor Ellas buscan un espacio para darle rienda suelta al sentimiento que las acoyunda. Un lugar para el encuentro, para entronizar su dolor, para el duelo y el llanto. El Museo Casa de la Memoria, en Medellín, fue ese ámbito, pero también lo fue el hogar de cada una, porque hasta allá llegaron los talleres. Se reunían un día entero a exorcizar el sufrimiento. “Es que la sala de la casa es el lugar del mausoleo, para llorar en ella a sus ausentes, porque no hay dónde más”, dice Natalia. De allí la idea de la sala itinerante Des Apariciones. Otro lugar de memoria es el álbum, una especie de relicario, para que haga las veces de lugar de representación en una fotografía del ser perdido. Las fotografías, como tales, son una prueba. Lo que no está en una imagen está en una idea, en el imaginario. La foto objetiva esa idea y vuelve real el hecho, porque se convierte en un fragmento de historia, asegura la fotógrafa Botero. Entonces es más fácil evocar lo vivido con el otro: los paseos, los detalles, los gestos y, por qué no, los desencuentros.
Ponerlas a colorear una imagen del ausente, en blanco y negro, era como darle vida. También convocaron recuerdos con cartas, con tarjetas, con bitácoras que ellas hicieron, con maquetas que recreaban espacios de la vida pasada, de ambientes en fuga. Era combinar varias actividades narrativas desde todos los puntos de vista, que ayudaran a entender qué significa la desaparición violenta, y ayudar a reconciliarse entre ellas con su pasado y su presente. Porque, por añadidura, cargan con un sentimiento de culpa: “Si yo hubiese estado con él; si no lo hubiera dejado salir ese día”, se recriminan.
Pero eso sí, mantienen una fe que no desaparece: “Solo de una cosa estoy convencida: Dios sigue siendo Dios”. Con esta expresión cerraba su mensaje Natalia Bolívar, la esposa de Alejandro, en los cuatro meses de su desaparición en inmediaciones de Barbosa.
Des Apariciones en El Poblado
Como producto del taller Des Apariciones quedó una exposición itinerante, que este jueves 9 de junio abre sus puertas en la Casa Teatro de El Poblado, a las 5:30 pm. El sicólogo Óscar Muñiz y la fotodocumentalista Natalia Botero orientarán un conversatorio sobre trabajo social con víctimas. Tres de éstas guiarán un taller – reflexión sobre el tema.
El Poblado no escapa a las historias que emergen del conflicto, pero han sido mal contadas, tal vez por alguna falsa creencia de que las únicas víctimas proceden del sector rural o de los estratos socioeconómicos bajos. También es una comuna golpeada, solo que aquí la respuesta es diferente, en concepto de la profesora Botero. Igual, la idea es recuperar la dignidad de las víctimas y descartar el sofisma de que los problemas son diferentes, cuando son comunes a todo el país y como tal se deben resolver colectivamente.
Una rápida mirada al fenómeno da cuenta de que entre 2010 y 2013, en Medellín, desaparecieron 2.526 personas. De éstas, según la Personería, aparecieron vivas 1.017, muertas 147 y siguen en condición de desaparecidas 1.272. En 2014 el registro fue de 644 víctimas. La comuna en donde es más alta la cifra de casos reportada es la 13 (San Javier), le siguen la 7 (Robledo), la 4 (Aranjuez) y la 3 (Manrique). Según la misma fuente, cada día desaparecen en la ciudad a 1.4 personas; el 24 % de los casos registrados en Colombia se producen en Antioquia.
Un colectivo de ciudadanos presentó una acción popular para tumbar los cobros; ahora están a la espera de que un juez la admita
Obras para la ampliación de la loma del Escobero
Por Catalina Peláez
En el plan de desarrollo de la actual administración de Envigado, se incluyó lo que denominaron megaplán vial, que contempla 25 obras viales para ejecutar con un plazo máximo de 4 años (2019). Mediante el cobro de valorización se financiarán 11 de ellas, de las cuales tres ya están en marcha: la construcción de la paralela de La Ayurá entre las avenidas Las Vegas y Regional, la ampliación de la loma del Escobero y cuatro puentes de retorno en el sector de La Salle. 135 mil propietarios de 102 mil predios ubicados en ese municipio contribuirán al recaudo de 205 mil 602 millones de pesos para la construcción de las 11 obras.
< Santiago Molina, vocero del colectivo ciudadano AVE
Vientos huracanados “Presentamos una acción popular argumentando que tres derechos fueron violentados: el debido proceso, la participación ciudadana y moralidad administrativa. Decimos que moralidad administrativa porque algunas de estas obras fueron contempladas desde el POT (Plan de Ordenamiento Territorial) de 2001, y no se han dado a la tarea de ejecutarlas (…) y al final del cuarto mandato del alcalde Héctor Londoño nos vienen a decir que si no se ejecutan estas obras, se va a generar un caos vial”, asegura Santiago Molina, vocero del colectivo ciudadano AVE (Afectados Valorización Envigado), que el 22 de junio adelantó dicha acción judicial, respaldada por 20 mil 135 firmas, y que hoy se encuentra en el Tribunal Administrativo de Antioquia, a la espera de que un juez la admita. “Una vez sea admitida, esperamos que el juez suspenda el cobro como medida cautelar, hasta que no se produzca un fallo de fondo” manifiesta el vocero.
El colectivo afirma que las obras que se adelantarán por valorización solo van a beneficiar ciertos sectores de Envigado: la loma del Escobero, la del Chocho y Santa Catalina. “Han sido administraciones laxas con los constructores; es sabido que Envigado tiene una vocación constructora y toda esa zona se decretó de expansión urbanística”, comenta Santiago Molina. También asegura que con el grupo de abogados e ingenieros que asesoraron la demanda pudieron llegar a la conclusión de que las obras solo beneficiarán a esa zona de expansión, “porque fueron pensadas para servir de desfogue vehicular para ese sector”.
< Director del Departamento de Planeación de Envigado, Juan Carlos Montoya
Planeación responde “Nos enteramos de la acción popular, pero no hemos sido notificados formalmente. No sabemos cuántas de esas firmas que la respaldan son de propietarios o por lo menos de habitantes de Envigado”, expresa el director del Departamento de Planeación de Envigado, Juan Carlos Montoya, quién también comenta que a la fecha el Municipio solo tiene conocimiento de una demanda interpuesta por un particular, y sobre la cual ya fueron notificados formalmente y fue respondida.
El funcionario dice, además, que al 7 de julio el Municipio ha recaudado, por el concepto de valorización, 31 mil 23 millones de pesos, de una meta para este año de 45 mil millones de pesos. El 31 de julio vence el plazo para que los contribuyentes paguen la primera cuota de lo estipulado por valorización o el total de lo adeudado.
En relación con los casos calamitosos, el funcionario asegura que alrededor de 330 propietarios solicitaron a esta dependencia que fuera revisada su situación socioeconómica. “A mi juicio fueron muy poquitos casos. Haremos un estudio socioeconómico para evaluar la capacidad de pago de cada reclamante, porque también, hemos encontrado personas que dicen no tener con qué (pagar), y tienen más propiedades en otras partes o hasta por fuera del país… no todo el que dice que es pobre lo es”.
Las 11 obras vialesque se construirán
Mediante la Resolución número 5496 de noviembre 27 de 2014, Envigado decretó el cobro por valorización de estas obras.
1. Paralela quebrada La Ayurá. 2. Ampliación Av. Las Vegas. 3. Intercambio vial sector La Salle – Etapa I. 4. Intercambio vial sector Benedictinos. 5. Ampliación de la diagonal 29. 6. Intercambio vial Sector Esmeraldal. 7. Intercambio vial cruce Transversal Intermedia con la loma del Esmeraldal. 8. Intercambio vial cruce Transversal Intermedia con la loma del Chocho. 9. Ampliación de la loma del Escobero. 10. Intercambio vial sector Piedra de la Ayurá. 11. Eje vial Las Antillas.
Si quieres vivir tu máximo potencial, adopta una mentalidad de crecimiento y aplícala a todas las áreas de tu vida
/ Carolina Zuleta
Cuando alguien nos dice que tiene una crítica constructiva o quiere hablar de algo que le molestó, la mayoría de nosotros nos ponemos nerviosos por lo que nos van a decir. Muchas veces, cuando nos están expresando una opinión, nos molestamos e inclusive nos ponemos a la defensiva, justificamos nuestro comportamiento, culpamos a otros o a las circunstancias por los resultados, o nos sentimos tan mal que pareciera que quisiéramos desaparecer. ¿Por qué a veces es tan difícil recibir retroalimentación? La respuesta puede ser el tipo de mentalidad que tenemos.
La Dra. Carol Dweck, de la Universidad de Stanford, explica que hay dos clases de mentalidades. La primera es la fija. Quienes tienen una mentalidad fija creen que sus capacidades son estáticas y se enfocan en tratar de probar que son suficientemente buenos. Este tipo de personas evitan los retos, se rinden cuando hay obstáculos y se sienten amenazados por el éxito de otros. El resultado es que no viven su máximo potencial y se quedan estancados.
El segundo tipo de mentalidad es la de crecimiento. Aquellos que la poseen, creen que sus capacidades pueden ser desarrolladas y por lo tanto ponen todo su enfoque en el esfuerzo por aprender. Este tipo de personas adoptan los retos, persisten cuando se enfrentan a obstáculos y ven a quienes son exitosos como una inspiración para alcanzar lo que desean. El resultado es que obtienen mayores logros y descubren su potencial.
El impacto de estas mentalidades lo veo todos los días con mis clientes y mis estudiantes. Aquellos que tienen mentalidad de crecimiento toman más riesgos, sueñan más grande y viven la vida más plenamente. En mi experiencia no he conocido personas que tengan un 100 por ciento de mentalidad fija o un 100 por ciento de mentalidad de crecimiento. Lo que he encontrado es que tienen la de crecimiento en unas áreas y en otras no. Por ejemplo, creen que pueden mejorar en su trabajo pero no en sus relaciones sociales.
¿Qué tipo de mentalidad tienes tú? ¿En qué áreas de tu vida tienes mentalidad fija y en cuáles tienes mentalidad de crecimiento? Observa tu reacción a la crítica constructiva en las diferentes áreas de tu vida. ¿Qué tan abierto estás a recibir retroalimentación sobre tu trabajo? ¿Sobre tu relación con tu parejas, hijos o amigos? ¿Sobre sexo? ¿Sobre tu apariencia física? Es probable que notes que en las áreas donde no quieres recibir retroalimentación, es donde te sientes más estancado y donde tienes mentalidad fija.
La mentalidad de crecimiento es una elección. Los estudios de la Dra. Dweck muestran que los seres humanos podemos aprender y mejorar nuestras capacidades en todas las áreas de la vida. Si quieres vivir tu máximo potencial, adopta una mentalidad de crecimiento y aplícala a todas las áreas de tu vida. [email protected]
La directora de transporte de Metroplús S.A habla sobre la construcción del deprimido, la afectación a los vecinos, las franjas que deberán aportar y los estudios hidrogeológicos
Loma del Campestre con la Avenida de El Poblado, sector donde se construirá el deprimido
Por Catalina Peláez
El deprimido de uno de los tramos de Metroplús, que se piensa construir para 2020 en la Avenida de El Poblado entre las calles 21 Sur y 12 Sur, con un giro sobre la loma de El Campestre, desde ya causa malestar en los vecinos del sector, en especial en los copropietarios del edificio Danzas PH, como lo reportamos en la edición 625 de Vivir en El Poblado.
< Aura Estrada, directora de transporte de Metroplús S.A
Al respecto, Aura Estrada, directora de transporte de Metroplús S.A., argumenta la necesidad de su construcción: “Este es un punto que, dentro del corredor Pretroncal Sur Medellín de Metroplús, fue considerado como neurálgico en materia de movilidad. En este momento hay un giro a la izquierda sobre la carrera 43A con la Calle 16 Sur (loma de El Campestre) en sentido Norte–Sur, y que tiene incidencia negativa en la movilidad”. La directora explica que en materia de urbanismo, el Departamento Administrativo de Planeación emitió un concepto en el que dice que la Avenida El Poblado es una vía arteria, y que sobre estas se debe evitar, en lo posible, infraestructuras a desnivel por el impacto urbanístico que representan, y porque cualquier intervención sobre la Avenida de El Poblado se convertiría en una barrera que segregaría el costado Occidental del costado Oriental. Una intervención así, según ese mismo concepto de Planeación, tendría otros inconvenientes como que el peatón hiciera “un sobrerecorrido para cruzar la avenida”. Siguiendo esos lineamientos, en el trazo vial definitivo y aprobado se contempló el deprimido que consiste en mantener el nivel actual de la carrera 43 A y soterrar bajo esta la conectante Norte–Oriente desde la Avenida El Poblado hacia la calle 16 A Sur, en un giro en L invertida.
El corredor Pretroncal Sur Medellín de Metroplús, del cual hace parte el deprimido, está conformado por tres tramos: 1. Avenida El Poblado (carrera 43A) entre calles 21 Sur y 12 Sur con 1,1 kilómetros de longitud, dos estaciones centrales y el deprimido sobre la loma de El Campestre.
2. Calle 12 Sur, entre la Avenida El Poblado (carrera 43A) y la Avenida Guayabal (carrera 52) con 1,8 kilómetros de longitud y dos estaciones centrales. En relación con el espacio público, este tramo es igual al anterior. Una de las principales características es que su estación en La Aguacatala permitirá la integración con el Metro y el futuro Tranvía de la 80.
3. Avenida Guayabal (carrera 52) entre calles 12 Sur y 15C Sur, en límites con el municipio de Itagüí, con seis kilómetros de longitud y una estación central.
Sobre las aguas En relación con los estudios hidrogeológicos, que según la copropiedad del edificio Danzas PH no existen, la funcionaria aclara: “Ese estudio se va a adelantar, previo al proceso constructivo, pues no estaba dentro del alcance del contrato. El estudio también será un insumo que nos permitirá decir qué estructuras complementarias se deben construir para mantener esos flujos de aguas y, además, si estas tienen incidencia en la parte estructural del edifico Danzas y otros del sector”. También asegura que a finales de junio, Metroplús S.A. recibió por parte de EPM la aprobación del diseño de redes de acueducto y alcantarillado.
No se afectará estructuralmente el edificio Danzas PH Una de las principales inquietudes expresadas por los vecinos del edificio Danzas PH son las fajas de terreno que deberán ser intervenidas, tanto en esta propiedad (según los copropietarios, la entrada principal vehicular del edificio desaparecería, al igual que la zona de antejardín sobre la calle 16 A Sur y parte del trazo del antejardín sobre la carrera 43 A) como en el Club Campestre (predio que los vecinos consideran tiene mayor capacidad para aportar terreno a la obra). Al respecto, Aura Estrada asegura que lo que se buscó con el proyecto fue tener una afectación equitativa y proporcional en cada uno de los predios. “El Club Campestre no solo tiene afectación por el deprimido, sino también sobre la sección vial de lo que le corresponde sobre la Avenida de El Poblado y también por la calle 16 sur”.
A la copropiedad Edificio Danzas PH también le preocupan los daños estructurales que pueda sufrir el edificio una vez comiencen los movimientos de tierra para la construcción de la obra. La funcionaria aseguró que la metodología constructiva, mediante la cual se ejecutará el deprimido, no afectará estructuralmente el edificio.
Con el agobiante tráfico que enfrentamos hoy, cooperar y buscar la mitigación del impacto vehicular con medidas reales es una obligación social
El Informe de Calidad de Vida 2014, del programa Medellín Cómo Vamos, revela que la inversión en transporte el año pasado correspondió al 15,7 por ciento del total destinado a la ciudad, es decir, 735.824 millones de los 4,7 billones invertidos. Después de Barranquilla, Medellín es la capital que más proporción de su inversión total dedicó al transporte. Después de la educación, el transporte es el campo al que más se destinaron recursos, y dentro de este, las áreas a las que más dinero se les asignó fueron: sistemas de transporte masivo (217.887 millones), seguido por estudios y preinversión en infraestructura (30.412 millones) y construcción de vías (21.289 millones). Se construyeron 10,9 kilómetros carril de vías, frente a los 1,3 kilómetros carril en 2013.
El mismo informe reporta 1.234.946 vehículos nuevos (614.334 carros y 620.612 motos). Entre 2013 y 2014, el crecimiento del parque automotor fue del 4,5%, (más de 53.000 vehículos). Finalmente, informa que en 2014 se redujo en 60 el número de agentes de tránsito al pasar de 514 a 454.
Con las cifras del informe es evidente que la ciudad necesita más agentes de tránsito que refuercen el cumplimiento de las normas viales, que impidan el uso de las vías como parqueadero, que estén en capacidad de afrontar el crecimiento del parque automotor y de la infraestructura vial; que estén a la par de los recursos públicos invertidos durante 2014. Pero, como siempre, también es necesario hacer responsable al sector privado, a los ciudadanos, para que los resultados de la inversión se intensifiquen. De poco sirve la basta inversión municipal en vías, o en transporte público, si no optamos por contribuir.
En las ediciones 621, 622 y 625 publicamos la serie de tres artículos sobre movilidad y transporte, titulados “Movilidad sostenible: del discurso a las acciones puntuales (1)”, “Movilidad sostenible: del discurso a las acciones puntuales (2)” y “Movilidad sostenible: del dicho al hecho hay mucho trecho (3)”. Estos estuvieron enfocados al aporte que algunas empresas hacen al transporte de la ciudad a través de políticas y medidas con su planta de empleados, proveedores y/o clientes, o por el contrario, si entorpecen la movilidad.
En la mayoría de la empresas existe una buena dosis de voluntad y disposición, o por lo menos un discurso a favor de la movilidad sostenible. Muchas de ellas aseguran que implementan la flexibilidad en los horarios de trabajo y el teletrabajo, incentivan el carpooling y los vehículos eficientes, ofrecen rutas de transporte colectivo y espacios para las bicicletas, y establecen sus sedes en inmediaciones de estaciones del metro o con buenos accesos a otras formas de transporte público. Si estas medidas son tomadas en serio por los empleados o, mejor aún, si se hacen cumplir por sus directivos, las aplaudimos. De lo contrario, no tienen sentido ni valor, no tendrán resultados que sumen a la calidad de vida de la ciudad. Como se sabe desde tiempos ancestrales, el camino al infierno está pavimentado con buenas intenciones.
Es sorprendente ver los casos de los centros comerciales. Sus estrategias para reducir el impacto en la movilidad –teniendo en cuenta su gran incidencia en la congestión de las zonas donde están ubicados– son pocas y en ocasiones inexistentes. Lo mismo sucede con las Tiendas D1, un modelo de negocio de reducción de costos, en gran medida, a costillas del espacio público al no tener parqueaderos para clientes y proveedores. Estas decisiones lucrativas para ellos, dificultan –hasta paralizan– la movilidad de las zonas donde se ubican.
Con el agobiante tráfico que enfrentamos hoy, cooperar y buscar la mitigación del impacto vehicular con medidas reales es una obligación social.
Tres artistas de la Academia Filarmónica de Medellín participarán en el Verbier Festival, entre el 17 de julio y el 2 de agosto
Santiago Bernal, (primero de izquierda a derecha) durante uno de los ensayos.
Santiago Bernal, Nicolás Bernal y David Espinosa son tres jóvenes músicos de nuestro país que por estos días se encuentran en Suiza, preparándose para participar en el Verbier Festival.
Creado en 1994, este festival internacional de música clásica es realizado cada año en Verbier, localidad del Cantón del Valais, y está considerado como uno de los más importantes de Europa.
El inmenso prestigio del Festival es rúbrica del talento de los artistas colombianos, quienes cumplirán una apretada agenda que incluye clases maestras, audiciones y conciertos.
Una participación de lujo Esta semana, David Espinosa (percusión) y Nicolás Bernal (violín) se encuentran participando en el campamento de verano del Festival, que se realiza de manera paralela al evento y comenzó el pasado 5 de julio.
Ellos harán parte de la Verbier Festival Music Camp Orchestra, formación que se presentará en la Salle des Combins, recinto festival del Festival, el domingo 19 de julio. La dirección correrá a cargo de la mexicana Alondra de La Parra y el programa incluye obras de A. Copland, B. Britten, S. Prokofiev y A. Márquez
David y Nicolás volverán a esta sala de conciertos el sábado 25 de julio, nuevamente con la Verbier Festival Music Camp Orchestra, bajo la dirección, esta vez, del ruso Dima Slobodeniouk. El programa incluye obras de F. Schubert y J. Brahms.
Adicionalmente, ambos artistas asistirán a clases maestras y jornadas de estudio, bajo la dirección de coachs de renombre en la escena mundial, como Roberto González Monjas, David Ballesteros y Jacob Nissly.
Por su parte, Santiago Bernal (violonchelo) será uno de los integrantes de la Verbier Festival Orchestra, la orquesta principal del Festival, con funciones en la Salle des Combins, los días 17 y 20 de julio. En estos programas se interpretarán obras de G. Verdi, S. Rachmaninoff, R. Strauss, H. Berlioz y F. Schubert.
Santiago Bernal (violonchelo) cuenta con un recorrido musical bastante amplio: nació en Bogotá, tiene 23 años y toca el violonchelo desde los 10. Es egresado de la Universidad Eafit y participó en el campamento de verano Interlochen (Estados Unidos); en Festichelo; en Femusc (Brasil) y se presentó con la Harmonia Symphony Orchestra, en las Naciones Unidas, en Ginebra. Santiago repite participación después de 2014, pero esta vez ingresa a la Verbier Festival Orchestra.
Nicolás Bernal
Su hermano Nicolás (violín)
, nació en Medellín, en 1998. Interpreta el violín desde los 7 años y actualmente estudia bachillerato en el Instituto Musical Diego Echavarría. Participó del IX Encuentro de Orquestas de Cámara Infantiles y Juveniles de la Universidad Javeriana y en el VI Festival Internacional de Música de Medellín.
David Espinosa
David Espinosa (percusión)
, con 18 años recién cumplidos, estudia Música en la Universidad de Antioquia. Ha participado en conciertos con la Orquesta Filarmónica de Medellín como invitado Afmed. En diciembre de 2014 tocó con la recién creada Harmonia Symphony Orchestra, con ocasión del aniversario del Día para los Derechos Humanos, en las Naciones Unidas, en Ginebra, Suiza.
Ese cuadro “postpictórico” ofrece solo elementos formales y no tiene sentido avanzar en la interpretación de contenidos: un cuadro es solo lo que se ve en él
Por Carlos Arturo Fernández
Los artistas de las vanguardias del siglo 20 lucharon con mucha fuerza para reivindicar la autonomía de la obra de arte. Un arte que no estaba al servicio de la religión, ni de las ideologías políticas, ni de los poderes económicos, encontró que solo podía estar al servicio de sí mismo. Arte por el arte; arte como análisis de las condiciones propias de la obra: estructura, composición, relaciones formales.
Este tipo de estética llega a su más plena manifestación con los movimientos del Minimalismo y de la Nueva Pintura (o Abstracción Postpictórica) en la década de 1960 y Frank Stella va a ser uno de sus más radicales defensores. Con poco más de veinte años se atreve a afirmar que un cuadro es solamente una superficie plana con pintura sobre ella y nada más. Por tanto, ese cuadro “postpictórico” ofrece solo elementos formales y no tiene sentido avanzar en la interpretación de contenidos: un cuadro es solo lo que se ve en él.
Doble desmodulador gris, 1968, realizada por Frank Stella: • Es una pintura de gran formato, de 176 por 351 centímetros, lo que equivale a dos cuadrados exactos de 176 centímetros de lado, con un centímetro compartido en el costado común.
• Stella abandona la tradicional estructura rectangular del cuadro y hace que el formato responda a las formas que hay en la pintura. Aquí, aparentemente, esa idea no se aplica porque esta pintura sigue siendo rectangular. Pero cuando miramos lo que aparece sobre la tela y analizamos sus proporciones, entendemos que esta forma rectangular tiene aquella estructura especial de dos cuadrados exactamente iguales que comparten un centímetro en su lado común.
• Tiene en cada uno de los dos cuadrados doce cuadrados concéntricos, separados siempre por una línea blanca de un centímetro de ancho (al encontrarse en el lado común los dos cuadrados mayores se elimina una de las líneas blancas y por eso las proporciones resultan perfectas).
• El efecto de la parte derecha del cuadro es el contrario que produce la izquierda. Con esa especie de juego óptico tenemos la sensación de que a la izquierda se enrollan los cuadrados concéntricos y a la derecha se desenrollan; o, mejor quizá, que estamos ante una especie de pulsación porque el proceso no es plano sino esférico: lo que está en el centro pasa al borde externo, y eso de manera continua y repetida a medida que dirigimos la mirada de un lado a otro.
• De lo anterior también surge el título de la pintura: son como los dos extremos de una comunicación radial: el emisor modula y el receptor desmodula el mensaje. Podría creerse que este tipo de arte no tiene nada que decir. Sin embargo, este es un momento fundamental: cuando el arte entendió que no estaba al servicio del poder, pudo comprender también que podía poner su creatividad para impulsarnos a pensar y a expandir nuestra capacidad perceptiva, tanto en el ámbito privado como en el espacio social.
Obra del Mes
A partir de esta edición el Museo de Antioquia y Vivir en El Poblado retoman los recorridos por las obras de la colección del Museo, con imágenes y textos que narran la historia y el contexto del que son protagonistas
Voces de afuera y propias interpretarán y compartirán diversos estilos, en el XIV Festival de Música Coral José María Bravo Márquez
Por Luisa Martínez
En la noche del 7 de julio, el templo El Verbo Divino, en el barrio Conquistadores de Medellín, tembló. Tembló con el vozarrón que soltaron coristas al aire y estremeció a los asistentes que, por gusto o casualidad, estaban presentes. La iglesia estaba a reventar –había más de 600 personas–; era la inauguración de XIV Festival Coral de Medellín José María Bravo Márquez. Los grupos anfitriones, Ensamble Vocal de Medellín y Capella Nova, dirigidos por Jorge Hernán Arango, dieron la apertura y los coros invitados de Venezuela, Chile, México, Argentina y Estados Unidos estaban expectantes. De pronto, algunos coristas que estaban en las bancas se sobresaltaron, cuando de improviso, Jorge Hernán, también director del festival, los presentó al público y les pidió cantar. Valga decir que “los cogió fuera de tono” y así, confundidos y sorprendidos, tuvieron su primera presentación en la ciudad.
Hasta el 11 de julio, en diferentes escenarios de la ciudad, se oirá música coral en 19 conciertos gratuitos con coros locales. Tal como dice su director, “el coro no es un estilo de música, sino un instrumento musical que puede cantar lo que desea”. Es especial, porque es “el instrumento más íntimo de todos… Puedes dominar un piano, un violonchelo o una guitarra, pero nunca alcanzas a tocar lo que verdaderamente siente tu alma, en cambio sí puedes cantar lo que está en tu alma”, agrega.
En El Poblado se presentarán, el 9 de julio, Capella Nova y el coro de la Universidad de La Florida, en la iglesia San José a las 7 pm. El 10 julio, la Coral Alianza Francesa de Medellín y Vox Lumini, estarán en la Casa Teatro El Poblado, a las 8 pm. La clausura será el 11 de julio, en el Teatro Metropolitano, a las 4 pm, con los cuatro coros invitados, el Ensamble Vocal de Medellín, en compañía de la Orquesta Sinfónica Juvenil Red de Escuelas de Música de Medellín.
Ensamble Vocal de Medellín: el coro en la ciudad
Coro Ensamble Vocal de Medellín. Foto cortesía
< Jorge Hernán Arango. Foto cortesía
Con un trabajo intenso desde 2002, cada año el festival le da un espacio a esta música del alma para mantenerla y conservarla. Para eso, Jorge Hernán Arango tiene claro que lo más importante cuando se es director, es la comunicación, pues esta es “la relación exacta entre lo que quiere el compositor y lo que el público entiende”. Cuando esto no sucede, “es que el público se va alejando y es lo que hace creer que la música coral es solo para las iglesias”. Con la Corporación Ensamble Vocal, que en 2015 cumple 20 años, Jorge ha llevado este arte a diferentes públicos de la ciudad. Hace poco creó un nuevo coro con jóvenes de las comunas 1, 2 y 3 y está seguro que a donde llegue, con esta iniciativa, siempre habrá quienes querrán formar un grupo. En este ejercicio musical, dice, se aprenden cinco valores fundamentales: tolerancia, disciplina, mística, confianza y respeto. “Todos ellos forman el único valor del ser humano que es la ética”, agrega.
Durante el festival, Ensamble de Música de Medellín presenta un repertorio diverso, y cada pieza, sea colombiana, latinoamericana, clásica o espiritual, la cantan con cariño. El repertorio está vigente en la memoria, pues acaban de presentarlo en el Festival Internacional de Coros Sine Musica Nulla Vita, en la ciudad de Egeln, Alemania, que se realizó a finales de mayo. Por ahora, hay dos obras con las que el coro vibra: Laudate domini –se las dedicó el director catalán Josep Vila i Casañas, y “cuando cantamos es como si tomáramos agua fresa”, dice Jorge–. La otra, un arreglo de Lucía, de Joan Manuel Serrat, que hizo Arango junto al director venezolano Gregory Pino. “El problema es que cuando la cantamos, lloramos”, expresa emocionado.
En los próximos días, antes de salir al escenario, Jorge hará con el coro la rutina acostumbrada: respirar cinco o 10 minutos, vocalizar y resonar para alertar al cuerpo de que va a entrar en sintonía. Luego dejará al coro tranquilo y, antes de dirigirse por primera vez al público –que es cuando tiene la voz quebrada, con una mezcla de alegría y debilidad–, les dirá: “Muchachos, solo el amor logra que uno cante bien. Vamos”.
El canto lírico Vox Lumini, de Chile
Coro Vox Lumini, de Chile. Foto cortesía
< María Isabel Fredes
Antes de venir a Medellín, los integrantes de Vox Lumini se prepararon durante un mes, tres horas diarias. Aun cuando había partido de Chile en la Copa América, su joven directora, de 30 años, María Isabel Fredes, convocó a ensayo. Para ella, lo más importante en el grupo es la solidaridad: “Cuando se falta a un ensayo o cuando se quiere cantar más fuerte para sobresalir, no eres solidario”. Y es que “la gracia del coro no es que sobresalga alguien, la virtud está en ensamblar y formar esto que se llama instrumento coral”.
Los integrantes de Vox Lumini son estudiantes o egresados de licenciatura en música, con especialización en canto y dirección coral, y hacen parte del Teatro Regional del Maule, en la ciudad de Talca. Su repertorio busca la complejidad y va desde el Renacimiento hasta la música contemporánea. En esta ocasión, su estilo lírico hará vibrar con Gracias a la vida, de Violeta Parra, entre otras canciones.
Hominis Urbi: Voces masculinas
Coro Hominis Urbi, de Venezuela. Foto cortesía
< Henry José Quintero
“Después de que cantas en un coro una vez, cantas toda la vida”, expresa Henry José Quintero, director del coro Hominis Urbi, de Venezuela. Quintero lo creó en 2006 con un grupo de amigos suyos de coros anteriores que lo apoyaron. Todos ellos, hombres, son los que ahora abarcan composiciones de diferentes géneros –boleros, tango, espiritual, sacra– y la música venezolana –joropo, gaita, pases, merengue venezolano– que es lo que quieren compartir en Medellín.
El proyecto busca fortalecer y estimular las capacidades de las mujeres, además de propiciar el ejercicio de sus derechos en Antioquia
Hasta ahora, 125 mentoras voluntarias han utilizado los contenidos del portal para trabajar temas de equidad de género con 3.665 mujeres de sus comunidades (FOTO: CORTESÍA SECRETARÍA DE EQUIDAD DE GÉNERO)
La sexualidad, la relación con el cuerpo, la educación y la manera como se representa a lo femenino son los temas más leídos y comentados en este espacio virtual, descrito como “de mujeres para mujeres”.
La iniciativa de crear Mujeres Digitales es de la Secretaría Departamental de Equidad de Género, dependencia que realizó todo un trabajo de investigación y conceptualización, previo al lanzamiento del portal.
“Hicimos una búsqueda de portales similares y encontramos que la mayoría se enfocan en temas como la belleza, el bienestar, el hogar y la cocina. Estos son portales dirigidos a lo que históricamente ha sido el estereotipo de la mujer y perpetúan una idea errónea de lo femenino”, sostiene Natalia Zapata Vásquez, directora de contenidos del proyecto.
En contraste, Mujeres Digitales aborda siete ejes temáticos, a saber: salud, paz, educación, autonomía económica, corresponsabilidad doméstica, violencias y participación política.
“Estos ejes apuntan al desarrollo y empoderamiento de la mujer, reivindicando sus derechos. Hasta ahora, nuestro principal logro ha sido hablar con las mujeres, y de las mujeres, como nunca se había hecho: sin tapujos ni estereotipos, y siempre apuntando a promover una sociedad igualitaria”, agrega la funcionaria.
Alrededor de 2.620 usuarias se encuentran registrados en Mujeres Digitales, portal que registra un promedio de 3.000 lecturas mensuales e interacciones desde más de 6.200 perfiles de redes sociales.
Adicionalmente, con motivo del primer aniversario del portal, se pondrá en funcionamiento una aplicación móvil del mismo, que permitirá aumentar el alcance de los contenidos al público.
Corren los plazos para realizar estos trámites y las autoridades recomiendan no dejar todo para el último momento. Vivir en El Poblado le recuerda en qué consiste cada procedimiento
Las filas son frecuentes durante los últimos días de los plazos establecidos para realizar esta clase de trámites
Inscribir la cédula para las votaciones de octubre, pagar los impuestos del carro y renovar el pasaporte son algunos de los asuntos pendientes que tienen muchos ciudadanos por esta época.
Sin duda, la mejor manera de hacerle el quite a las congestiones de última hora, y de evitar percances y sanciones, es realizar con suficiente anticipación tales diligencias.
Inscripción de cédulas Hasta el próximo 12 de julio podrán acercarse al punto de votación más cercano a su lugar de residencia, quienes deseen inscribir su cédula y ejercer su derecho al voto en las próximas elecciones de alcaldes, gobernadores, diputados, concejales y ediles, programadas para octubre.
La Registraduría Nacional del Estado Civil tiene habilitados los puestos de votación, en toda la ciudad, para que los ciudadanos puedan realizar en ellos la inscripción de sus cédulas, de manera fácil y rápida.
El horario de atención es de 10 am. a 6 pm.
Con esta medida, el organismo busca facilitar el proceso previo a los próximos comicios.
Entretanto, en las registradurías se atenderá la inscripción de cédulas de 8 am. a 4 pm. hasta el próximo 25 de agosto.
Recaudo del impuesto de vehículos El 17 de julio de 2015 es la fecha límite para el pago del Impuesto sobre Vehículos Automotores. Después de esa fecha, los contribuyentes que no hayan cumplido con esta obligación tributaria incurrirán en sanciones y tendrán que pagar intereses de mora.
La sanción mínima por extemporaneidad es de $141.000.
Renovación de pasaportes El nuevo pasaporte de lectura mecánica comenzará a ser exigido en los aeropuertos el próximo 24 de noviembre. De esta manera, si usted planea salir del país por esas fechas, es conveniente que renueve su viejo pasaporte para que no sufra contratiempos en el viaje.
Una vez que la medida entre en vigor, los viajeros que no hayan renovado su pasaporte no podrán salir de Colombia.
Relatos de la urbe y periodismo Gonzo es lo que trae Juan David Restrepo en su nueva bitácora digital
Juan David Restrepo, autor de Crónicas de La Eterna
Las historias de ciudad tienen, a partir de hoy, un espacio propio en Crónicas de La Eterna, el más reciente blog de Juan David Restrepo.
“Será un blog de crónicas urbanas; de las cosas que la gente hace y que, frecuentemente, pasan desapercibidas para los demás. Hay muchas cosas que nos parecen diminutas y que son grandes en sí, por las historias que suele haber detrás”, expresa el autor.
En Crónicas de La Eterna el lector podrá encontrar textos que se encuadran en el llamado periodismo Gonzo, un estilo de reportaje que es subgénero del Nuevo Periodismo y que fue creado por el periodista y escritor estadounidense Hunter S. Thompson, famoso por ser el autor de la novela y obra de culto Miedo y Asco en Las Vegas.
“Quiero seguir esa línea narrativa y que mis crónicas tengan eso mórbido, eso grotesco que caracteriza al Gonzo; que la gente sienta y vea eso, pero siempre con un sentido, con un fin. Que no sean textos para simplemente pasar el tiempo libre, sino que motiven una reflexión”, precisa Juan David.
Sobre Juan David Restrepo Juan David Restrepo es estudiante de noveno semestre de Filosofía y tercero de Literatura en la Universidad Pontificia Bolivariana.
El bloguero, quien previamente ha producido contenidos para su bitácora Realidades Efímeras, es aficionado a la lectura, la escritura y la fotografía; pasiones que combina con sus actividades como DJ y grafitero.
“Hago muchas cosas, soy una persona más bien inquieta con el arte y por ello me gusta incursionar en diversas áreas”, sostiene.
Habitantes del barrio dicen “estar cansados” de las dificultades que les ocasionan los trabajos de mejoramiento y prolongación de la carrera 37A, ejecutados por Fonvalmed
Maquinaria pesada, vehículos y peatones deben compartir la vía, en la que además hay excavaciones y materiales de construcción
Irritados se declaran algunos residentes de Castropol y los barrios aledaños, debido a los inconvenientes que ocasionan los trabajos en el corredor vial formado por la diagonal 40A, la calle 15 y la carrera 37A.
Además de quejarse por el ruido y el polvo, factores prácticamente inevitables durante la construcción de este tipo de proyectos, los vecinos expresan indignación por los trancones generados y, sobre todo, por la precariedad de los senderos que han sido dispuestos para la circulación de peatones, a lo largo de las vías intervenidas.
Tal es el caso de Carolina Vélez, quien transita diariamente por el lugar y sostiene haber solicitado varias veces la adecuación de un corredor más seguro para las personas.
“No piensan en el peatón y no hay una acera por la que se pueda andar con tranquilidad. Uno se queja con la persona que está a cargo y siempre promete solucionarlo al día siguiente, pero cada vez es peor. Salgo con mi perra a caminar y hemos estado a punto de ser atropelladas por los carros, de caer a un hueco e, incluso, una vez, me cayó tierra en la cara”, expresa visiblemente molesta.
En el mismo sentido se pronuncia Camilo Andrés Betancourt, residente de Castropol, quien utiliza la bicicleta para sus desplazamientos cotidianos.
“Lo más incómodo no es la maquinaria en la vía, sino que no recogen bien los materiales (de construcción). Andar en bicicleta ya es difícil como para que encima las calles estén llenas de piedras y polvo que pueden provocar que se me pinche la llanta, que me caiga, o un accidente”, manifiesta.
Hasta octubre habría trabajos en la vía Otra de las quejas expresadas por la comunidad tiene que ver con la falta de información sobre aspectos clave del proyecto, como el calendario de construcción y la fecha de entrega de la vía.
No son pocos los vecinos que se preguntan por qué la obra se encuentra lejos de estar lista, teniendo en cuenta que Fonvalmed había anunciado su culminación para el mes de julio.
Tal es el caso de Iván Zuloaga Posada, quien reside, hace muchos años, en una de las pocas viviendas unifamiliares que quedan en el barrio.
“No han dicho nada. Solo sabemos que empezaron a trabajar hace como cinco meses, pero nadie dice cuándo van a terminar. Mientras tanto, entrar y salir de aquí se ha vuelto una cosa horrible por los trancones que se forman”, comenta.
Lo cierto es que Fonvalmed realiza comités ciudadanos mensuales para resolver las inquietudes de la ciudadanía, y actualiza regularmente su página web con información sobre los avances de la obra.
En su circular más reciente, (la número 21, fechada el pasado 1 de julio) la entidad da a conocer el motivo por el cual se extendió el plazo de ejecución de los trabajos.
“La obra tenía como fecha de finalización en julio (sic). No obstante, debido al retraso en la entrega del lote en la zona más cercana a Las Palmas, y cuya situación ya fue solucionada, se ampliará tres meses más para finalizar en octubre”, reza el documento.
Sobre el mapa, en naranjado, se aprecia la zona donde actualmente se ejecutan los trabajos (MAPA: CORTESÍA FONVALMED)
Características del proyecto El proyecto comprende la construcción de un nuevo tramo de la carrera 37A, con lo cual se busca favorecer la accesibilidad al sector desde la avenida Las Palmas y viceversa.
Asimismo, Fonvalmed está trabajando sobre la vía existente, entre las calles 13 y 17, mediante el aumento de la sección, la construcción de andenes y la adecuación de zonas verdes.
Con estas obras, las autoridades esperan mejorar la movilidad en Castropol, barrio que ha experimentado un auge importante de la construcción en altura, con el consecuente crecimiento del número de habitantes y el inevitable aumento de los automotores que circulan por sus vías.
Inicialmente, el costo del proyecto se estimó en alrededor de $6.515 millones (incluyendo diseños, predios, construcción e interventoría).
Sin embargo, al presupuesto inicial se adicionaron $247 millones, debido a ajustes en el diseño de redes de telecomunicaciones y energía, y a cambios en la construcción de las redes hidrosanitarias, principalmente.
Así, el valor total de la obra es, al día de hoy, del orden de los 6.762 millones de pesos.
El Colegio Palermo de San José y la Escuela de Artes Cinco Sentidos realizarán sendos bazares con programación para todos los gustos
El bazar del Colegio Palermo de San José ha contado con una nutrida concurrencia en sus versiones anteriores. El evento está abierto al público y se espera que este año no sea la excepción
Con gran expectativa, la comunidad del Colegio Palermo de San José se dispone a participar en el Gran Bazar de la Familia Palermista, evento que la institución educativa organiza cada año, por estas fechas.
Todo está listo para la realización del evento el 4 de julio, a partir de las 10 a.m. Este año, los asistentes podrán participar en una amplia variedad de actividades; habrá eucaristía, fonda, karaoke, casa embrujada, laboratorio loco, pesca milagrosa, peluquería infantil, show de la escuadra canina, bingo, rifas y concursos.
Durante el bazar se proyectará la final de la Copa América en pantalla gigante. Asimismo, habrá zonas de juego con barco pirata, pista de carros de control remoto, camión de pelotas, inflables infantiles, toro mecánico y tiro al blanco con paintball.
“Este año, el bazar tiene una temática encaminada a exaltar los valores de nuestra institución, a través de los valores de las Fuerzas Armadas. La invitación está abierta a todas las familias que deseen asistir a un espacio propicio para la diversión, donde podamos compartir todos juntos los elementos de un bazar tradicional”, señala Andrea Álvarez Gómez, coordinadora de Comunicaciones y Mercadeo del plantel.
Los artistas invitados al evento son Embrujo Vallenato (Jhony Acevedo), Darío Gómez (de Yo me llamo), Jordan y Wayk (Tributo a Cuentos de La Cripta) y la Orquesta de la Policía.
La Escuela de Artes Cinco Sentidos invita a una tarde de música, arte y gastronomía
Este sábado, la Sanduchería Frankfurt, ubicada en la carrera 43F #10 – 38, acogerá en sus espacios a El Bazar, evento con una variada oferta cultural, que es organizado por la Escuela de Artes Cinco Sentidos.
En la mañana, desde las 10 a.m., habrá una muestra comercial en la que el público podrá encontrar prendas de vestir, zapatos, accesorios, antigüedades, postres, dulces y trueques. En paralelo, se expondrán piezas de arte de pequeño formato.
En la noche el turno es para la música y habrá un concierto colectivo con artistas como Átomos, Alejo Ochoa y su Rela House, Bass Calle y Cuchara Jaramillo.
El sujeto se desplazaba en una moto y portaba un arma de fuego sin salvoconducto
Vista de Manila, barrio donde ocurrieron los hechos
Sucedió ayer al mediodía. Una alerta ciudadana permitió la interceptación de un hombre de 25 años, quien merodeaba por el barrio Manila, a bordo de una motocicleta Pulsar 200 de color azul.
A eso de las 12:40 p.m., varios vecinos notaron la presencia del sujeto y, pareciéndoles sospechosa su actitud, avisaron a la patrulla del cuadrante.
Los agentes de Policía, quienes lograron ubicar al hombre en la intersección de la carrera 48 con la calle 10, procedieron a requisarlo y, durante el registro, le encontraron un revólver Smith and Wesson, calibre 38, además de 6 cartuchos, todo ello sin permiso para porte o tenencia.
Interrogado, el sujeto no pudo justificar su presencia en el sector, ni el origen del arma de fuego. Así, los agentes efectuaron la captura, inmovilizaron la motocicleta e incautaron el revolver.
El detenido se encuentra ahora a disposición del Fiscal 86 Seccional.
Me tienen hasta la coronilla las redes sociales y los militantes del teclado: que los derechos de las lechugas a morir dignamente, que los videos virales, que el virus que acabará con la humanidad…
/ Gustavo Arango
Ya estoy cansado del 2018. Me agotaron la paciencia sus elecciones y su mundial de fútbol, su crueldad y sus trivialidades, sus chisgarabises, sus zurriburris y sus pendejadas. El 2018 tiene más de lo que un ser humano puede soportar. Si alguien tuviera en cuenta mi opinión, sugeriría que nos lo saltáramos.
Me tiene hasta aquí la discusión interminable sobre asuntos de pelotas: que si Falcao llegará “acabao”, que si James es o no Cristiano, que si a Bacca lo están esperando para enderezarlo, que si Teo, que si a Jackson lo vieron sonreír, que si los atorrantes del micrófono, que los tejemanejes de los dirigentes, que los niños vendidos como esclavos por sus padres, que si a la Fifa la llamarán la Fufa, que Pekerman y sus favoritismos, que el grupo que nos tocó, que la estrategia para derrotar a Alemania, que si Messi, que si Pelé, que si Maradona, que si los dientes de Suárez y el manicure de Ospina, que si esto y aquello y lo de más allá.
Decía un tango, que aún se canta, que el mundo fue y será una porquería; pero en el 2018 parece decidido a ser más porquería todavía. Que el crimen organizado, que los secuestros, que los atentados terroristas, que los robos a la salida de los bancos, que el toque de queda dictado por el crimen organizado, que si masacres, que si tragedias anunciadas en barrios populares y pueblos abandonados, que si criminales moviéndose y campeando como Pedro por su casa.
Y de las elecciones ni me digan: que si Santos y Uribe fueron siempre amigos secretos, que la paz, que la guerra, que los diálogos eran sólo por charlar, que los micos, que los candidatos negociando lealtades, que la esperanza, que las chuzadas, que los chuzados, que el mesías y los doce apóstoles, que el parque natural “los que estorbaban”, que el futuro, que el candidato asesinado, que el partido diezmado, que el reyecito con ganas de volver a sentarse en el trono y las hordas llevándolo en hombros “porque hay que ver lo verracos que somos”.
Me tienen hasta la coronilla las redes sociales y los militantes del teclado: que los derechos de las lechugas a morir dignamente, que los videos virales, que el virus que acabará con la humanidad, que el meteorito que hará con nosotros lo que un pariente suyo hizo con los dinosaurios, que los desnudos filtrados, que los videos de policías cazando negros, que los gatos bailando el serrucho, que el fin de Facebook y el surgimiento de Arsebook.
El 2018 aún no llega y mi paciencia con ese año ya llega al límite con las tonterías de los medios: que los sobrevivientes en Desafío Marte, que las escandalosas revelaciones de Pirry y de Séptimo día, que las listas de recomendados, que la campaña de Soho para empelotar al país, que el turismo sexual, que la legalización de la marihuana, que los impuestos, que los metros, que las tarifas.
Pero lo que más me cansa de este año maldito son las alegrías tan pendejas con que quieren embobarnos: que es que somos el país más feliz del mundo, que la fauna y las riquezas naturales, que el alumbrado más alumbrador, que el triunfo que logramos en la vuelta a Nepal, que la racha de Miss Universos, que Donald Trump reconoció que Colombia existe y hasta dijo que queda en Sudamérica, que el Nobel de Medicina para Patarroyo y el de literatura para Héctor Abad o Juan Gabriel Vásquez –y que los dos han prometido aprender a escribir si se lo ganan–.
Les juró que no sé cómo voy a soportarlo. No puedo más con el 2018. Cuándo será que se acaba. Oneonta, junio de 2015. [email protected]
Creo que sobreviví merced a la lectura y la escritura. Y a una frase de mi profesor de literatura secundaria: “Todos podemos ser literatos”
/ José Gabriel Baena
El pasado 29 de junio el mundo católico celebró con pompa y circunstancia la fiesta de San Pedro y San Pablo, mártires de esta religión: uno crucificado, uno decapitado: por tener la ingenuidad de irse a predicar a Roma, en la boca del lobo.
Pero lo que yo siempre recuerdo en esta fecha, cada año cumplido, es porque justamente en ese día magnífico hice mi Primera Comunión, el 29 de junio de 1960. En aquellos tiempos lejanos la Iglesia predicaba como dogma que solamente los niños pobres adquirían el Uso de Razón cuando hicieran la Primera Comunión a los siete años. Los niños ricos no necesitaban hacerla en el país porque los papás los llevaban a Europa, a París, etcétera, de donde venían supremamente inteligentes, pensando en cómo hacer dinero –a costa de los pobres–. Cuando uno no piensa en cómo hacer dinero a los siete años se jodió para siempre.
La víspera de la ceremonia era obligatorio un ayuno de por lo menos 10 a 12 horas, algo impensable, y entonces mi mamá, doña Gabriela, me dio a las ocho de la noche una gran taza de aguapanela con leche, con una velita de coco. Y entonces me fui a dormir pero no dormí nada pensando en el gran día. La ceremonia era a las ocho pero como éramos tantos niños se demoró hasta las diez, todos boquiando del hambre pero esperando con ansias el desayunito que ofrecía don Bernal, el adinerado de las máquinas de coser Singer, con franquicia para toda Antioquia. Bendito sea, porque desde una de sus camionetas vi la primera película de mi vida, proyectada contra el gran muro del único “edificio” que había en San Javier: El hijo de la choza, sobre Marco Fidel Suárez.
Ahora debo contarles que cuando recibí la Sagrada Forma, no sentí nada, ninguna iluminación beatífica, nada parecido a los rayos ardientes que calcinaban a los profetas del Antiguo Testamento. Sentí una inmensa decepción, es posible, porque a mi tierna edad esa palabra no figuraba en mi diccionario, aunque ya había leído “La metamorfosis” de Kafka en traducción de Borges, que debería prohibirse.
Mi mamá me llevó hacia el mediodía a tomarme una foto al estudio del insigne Francisco Mejía, foto que nunca vi, quizá porque aparecía muy dientón, pero don Guillermo Posada, artista pleno, me hizo otra más tardecito, que conservo con amor. Mi mamá aprovechó para comprarse en El Astor un litro de crema de ron con pasas, de donde me quedó una gran adicción
Lo demás fueron las fiestas, el gran bizcocho envinado, y lo mejor los numerosos regalos, un dominó, un juego de tute, un parqués de pura madera, un monopolio, que sé yo, ya la memoria no me asiste tanto como en esos tiempos remotos, pero recuerdo con fascinación una Vuelta Colombia en Bicicleta, un juego hermosamente colorido producido por la editorial Bedout, oloroso a nuevo en su gran caja, del cual aprendí mis primeros rudimentos sobre la geografía nacional, acaballado en las primorosas bicicletitas de caucho, verdes, rojas, amarillas, blancas.
Después del gran día todo volvió a la normalidad, a jugar el fútbol en canchitas barriales, mi calle no estaba aún pavimentada, y a corretear por esos montes de Dios, con sus inmensas quebradas, con sus guayabales, lulos, fresas morichales, pomas. Hasta muy arriba íbamos los niños, hasta al filo desde donde veíamos a Robledo y las fronteras y arreboles del Cauca… Me pregunto, ¿a dónde se fue ese niño que nunca fue iluminado por la fatal revelación, quizás, citando a Jean Genet, “el niño melodioso muerto en mí, mucho antes de que me cortara el hacha”? Creo que sobreviví merced a la lectura y la escritura. Y a una frase de mi profesor de literatura secundaria: “Todos podemos ser literatos”. [email protected]
En Cine Colombia del Centro Comercial Oviedo se llevó a cabo la presentación de la película Carta a una Sombra, documental sobre la vida del médico, docente y defensor de los derechos humanos Héctor Abad Gómez. Carta a una Sombra es dirigido por su nieta Daniela Abad y Miguel Salazar, y está inspirado en el libro El Olvido que Seremos, de Héctor Abad Faciolince.
Los lazos de fraternidad y prosperidad entre Francia y Colombia se fortalecen con la reciente inauguración del Liceo Francés, institución educativa que inicia actividades el 1 de septiembre en su sede en El Retiro.
Alain Villechalane, Pierre Astier, Carlos Mazo y Juan Fernando Mazo
Alain Villechalane, Pierre Astier y José Delcroix
Ana Maria Calle, Isabel Calle, Gabriel Jaime Calle y Lina María Gómez
Carlos Mazo y Alexandra Peláez
Carlos Mazo y Juan Fernando Mazo.
Clara Pérez, Camilo Restrepo Y Ana Patricia González.
Claudia Llach y Guillermo Rodríguez.
Claudia Restrepo, Carlos Restrepo Y Cristina Restrepo.
Hugues Bergon y Carlos Restrepo
Job Castañeda y Karen Velásquez.
Jorge Marín y Andrea Moná
Natalia Corredor y Santiago Henao
Laura Estrada y Ricardo Peláez
Luisa Nicholls y Angélica Gallo
Juan Fernando Vasquez y Nazly Calderón.
Pablo Urrego y Juan Carlos Yépez
Pedro Botero Velásquez (primer niño matriculado) Juan Carlos Botero, Luz María Velásquez.
Pedro Botero Velásquez (primer niño matriculado) Juan Carlos Botero, Luz María Velásquez y Pierre Astier
Al Museo de Antioquia ha llegado la exposición Piso Piloto. Esta muestra realizada con la participación de la Alcaldía de Medellín, el Ayuntamiento de Barcelona y el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, tiene como objetivo promover el debate y presentar una serie de propuestas que contribuyan a dar respuesta a problemáticas a las que se enfrentan ambas ciudades en torno al tema de la vivienda y su relación con el espacio público.
Vicens Villatoro, Ana Piedad Jaramillo
Amalia Ramírez, Santiago Cadavid, David del Valle
Beatriz Pérez
Carlos Daniel Montoya, Camila Ángel
Carolina Correa, Santiago Arenas
Carolina Muñoz, Dori Vargas, Carlos Bueno
Carolina Rendón, Ana Arbeláez, María Paula Vallejo, Ximena Covaleda
Daniela Valdéz, Luis Fernando Trujillo
Daniel Bohórquez, María Isabel Prada, Alejandra Arias, Bryan Castaño
David Bravo, Nydia Gutiérrez, Alex Giménez
Edison Londoño, Lina Upegui, Juan Esteban Parra
Jorge Pérez
Elisa Jaramillo, Pablo Naranjo
Jonathan Carvajal
Julián Molina, Juanita Montes
Juan Pablo Giraldo, María Alejandra Saleme, Diego Vélez
Julián Artacho, María Luisa Zapata
Luis David Ocampo, Marco Aurelio Montes, Inés Giraldo
Manuel Palacio, Leila Bentifallah
María Margarita Alviar, Valeria Bernal, Luisa Gutiérrez
Rocoto, ají muy utilizado en la cocina peruana, es el nombre de un nuevo restaurante en el barrio Provenza (en la carrera 33 # 8A-14). Con Andrés Revueltas a la cabeza, chef costeño con una larga experiencia en restaurantes de gastronomía del país inca, Rocoto ofrece además de los platos archifamosos del Perú (ceviche clásico, el lomo saltado…), otros menos conocidos y varias creaciones propias a partir de ingredientes y sabores tradicionales de la cocina de esa nación.
Andrés Revueltas
De las delicias “para comenzar”, los recomendados son los chicharroncitos acevichados y el pulpo saltado. Entre los tiraditos, nuestro seleccionado es el de atún con salsa ponzu y salsa criolla. El ceviche estrella, es el rocoto. El pescado macho rojo, el arroz negro, el aguadito (una sopa a base de pasta de cilantro, con arroz, maíz, pescado y mariscos) y la ensalada limeña, son algunos de los ricos fuertes de Rocoto.
El postre más solicitado, es una invención de Andrés Revueltas, se trata de un gelato artesanal de camote, tubérculo dulce muy popular para acompañar comidas en Perú.
Otra de la especialidades de Rocoto son los cocteles a base de pisco. Los tres elegidos son el tradicional, el de lychee y el de frutos rojos. La sangría de la casa es otro imperdible del restaurante, contiene vino blanco, pisco, kiwi, mango biche, yerbabuena y manzana verde.
Rocoto abre todos los días a las 12 m. De lunes a miércoles cierra a las 10 pm, de jueves a sábado a las 11:30 pm, y los domingos a las 4 pm. Informes en el teléfono 311 8979.
Ceviche Rocoto
(para dos personas)
Ingredientes
• 60 gramos de pescado blanco fresco.
• 40 gramos de pulpo en lonjas.
• 10 unidades de camarón pre-cocido.
• 10 gramos de mix de cebolla blanca y morada .
• 1 gramo de cilantro finamente picado.
• 20 gramos de mayonesa.
• 2 cucharadas de salsa de ají rocoto.
• 10 gramos de aguacate
• Sal y pimienta al gusto.
• Un tomate pera amarillo.
• Un langostino.
• Zumo de limón al gusto.
• Panko.
• Brotes. Paso a paso:
Cortar el pescado en cubos. Cocer el pulpo en agua hirviendo con sal hasta darle la textura adecuada (que esté tierno). Cortarlo en finas lonjas y reservar.
Descongelar los camarones y reservarlos. En un bowl, mezclar el pescado y los mariscos. Salpimentar al gusto y revolver. Agregar las cebollas (cortadas en julianas), el cilantro y el zumo de limón al gusto; revolver todos los ingredientes.
Adicionar la mayonesa y la salsa de rocoto*. Revolver la preparación hasta homogeneizar la salsa y que tome un color rosado.
Servir el ceviche en un plato hondo. Decorar en la parte superior con un poco de brotes y finalizar con un tomate pera en corte en cruz.
Limpiar un langostino, pasarlo por clara de huevo y rebozarlo con panko. Freírlo hasta que tome un color dorado y esté crocante. Cortar el aguacate en dados.
Ubicar en uno de los costados del ceviche, el aguacate y el langostino crocante.
*Para la salsa rocoto
Cortar 5 unidades de ají rocoto, desechar las venas y las semillas de la parte interior.
Poner el ají en agua y dejarla hervir. Realizar de 5 a 6 cambios de agua (llevando a hervor), para que el ají disminuya su picor. Licuar el ají y tamizar. Refrigerar. Podrá usar esta salsa hasta por 10 días en refrigeración.
Como parte de las actividades oficiales de expectativa de la segunda edición de Cine a la Mesa, festival de cine gastronómico que tendrá lugar en noviembre en Medellín, la Fundación Imaginar realizará el miércoles 8 de julio a las 6:30 pm un evento que enlaza al buen comer y el séptimo arte.
Se trata de Cine al Gusto, una velada dividida en dos momentos: la proyección de la película Soul Kitchen, en el teatro del Centro Cultural Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia; y, a solo unos pasos de distancia, un conversatorio-cena en el restaurante La Comedia (localizado en el Barrio Carlos E. Restrepo).
< Póster de la película Soul Kitchen
El menú es mexicano, está compuesto por una sopa mexicana (entrada) y fajitas de pollo con mole y de carne en salsa roja (fuerte), la bebida es agua de flor de Jamaica. El costo por persona es de 26 mil pesos.
Soul Kitchen es una comedia alemana del director Fatih Akin, que narra la historia de Zinos, un chef griego propietario de un restaurante en Hamburgo, cuya clientela comienza a espantarse cuando este contrata a un nuevo chef.
Requiere reserva, a través de la compra de una boleta que incluye la película y la cena-conversatorio. Informes en el 304 611 2301.
“… Cuando vine en el 2011 me pareció que Medellín era una ciudad al borde de algo, como si algo estuviera a punto de suceder…” dice Emiliano Valdés
Por Saúl Álvarez Lara
Según el diccionario de la Real Academia “Curador” significa: que tiene cuidado de algo. En ese sentido, ser Curador de una Institución como el Museo de Arte Moderno de Medellín significa que quien ejerce el cargo tendrá cuidado del museo. Emiliano Valdés es un hombre joven nacido en Ciudad de Guatemala que ha recorrido medio mundo estudiando, aprendiendo el oficio de curador y ejerciéndolo en lugares tan distantes como Gwangju, una ciudad de Corea del Sur donde hizo parte del equipo de curadores de la Bienal de Arte Contemporáneo. Es posible que no sea muy preciso cuando digo que ser curador es un oficio. Conversando con Emiliano sobre sus estudios, su experiencia y sus viajes me parece que ser curador es más una manera de vivir.
Empezaré por el final, cuando le pregunté cuáles eran los objetivos que se había planteado como curador del Mamm y es posible que así podamos entender el por qué su trabajo tiene el significado de una manera de vivir. “Si pensamos el arte -dice Emiliano-, como una arena de experimentación los museos deberían promover las ideas que empujen a la sociedad hacia un mejor momento, hacia mayor igualdad, hacia una sociedad más justa, más sana, más feliz…” Más adelante dice: “… Es importante que el museo albergue algunas de las prácticas más actuales, no por el hecho de la novedad, sino porque un museo es el espacio para aquello que no necesita haber sido probado antes. El museo debe tener la capacidad de abrirse a lo desconocido…” Y de nuevo agrega: “… La investigación es esencial tanto sobre la colección como sobre otros temas. La curaduría debe ser un espacio donde se generan ideas y exposiciones, pero también publicaciones, textos, proyectos, y en ese sentido el museo debería recibir menos exposiciones itinerantes y producir más exposiciones propias que también puedan itinerar…” Experimentar, investigar, abrirse a lo desconocido, son parámetros esenciales del arte y la práctica del arte no es un trabajo, es una manera de vivir. Le pregunto entonces si el curador es un teórico del arte: “…El curador, me dice, se mueve entre la teoría y la vivencia del arte. Me parece que la función de un curador es soportar, ayudar, impulsar las prácticas artísticas. Me interesa la Historia del Arte en América Latina, y por eso me gusta estar en Medellín. El tema de lo geográfico, quizá porque me ha tocado moverme por distintos lugares del mundo, me atrae para entender qué papel ha jugado en el pensamiento, en la práctica artística…”
Emiliano Valdés
Emiliano Valdés estuvo en Medellín durante un mes entre octubre y noviembre de 2011 cuando su grupo Proyectos Ultravioleta fue invitado al MDE11 en un programa de intercambio de residencias de artista. “…Vivimos en Prado Centro y durante ese tiempo desarrollamos proyectos de exposiciones y de investigación…” Sin embargo Emiliano insiste en que no se siente artista, lo que me gusta es entender qué está pasando con el arte, y agrega que en ese proyecto, su función era la de curador. “Cuando empecé mi vida como curador hace doce años, después de hacer una maestría en Historia del Arte y Literatura hispanoamericana, la práctica curatorial apareció un poco empíricamente. Después de terminar mis estudios trabajé con la Municipalidad en Ciudad de Guatemala en un proyecto de recuperación del centro histórico, pero pronto vi que se trataba de algo más político que arquitectónico y me retiré. A la vez había comenzado una revista de cultura urbana, arte, arquitectura, diseño, gastronomía y estilo de vida; hacíamos perfiles de artistas, artículos sobre su producción y luego pasamos a un formato en el que invitamos a a los artistas a hacer obras con la revista o dentro de ella. Al final montamos una exposición con las obras que participaron en el proyecto. Me di cuenta de que las exposiciones eran un buen medio para comunicar una experiencia, una idea, un inquietud o una situación y me gustó. En ese momento la palabra curador era un poco ajena. Entonces una galería me contrata para curar las muestras que hace. Luego paso al Centro Cultural de España en Guatemala y de allí me mudo a Madrid a trabajar en el Museo Reina Sofía y a hacer la maestría en Historia del Arte y Literatura Hispanoamericana. Confirmo que la producción artística y sobre todo la producción de exposiciones me gusta. Me mudo a Madrid en el 2006 y esas dos situaciones: estudios y práctica curatorial se dan simultáneamente. Luego tengo la posibilidad de ser editor de una revista de arte contemporáneo en Londres, la revista quiere publicar en español y abre una oficina en Panamá. Como llevaba tanto tiempo lejos de Guatemala quería volver y regreso como curador del Centro Cultural de España en Ciudad de Guatemala. Luego vino la posibilidad de regresar a Londres para hacer la curaduría en la Bienal de Gwangju”.
Y así con palabras cortas y rápidas Emiliano me cuenta que un día llegó el correo de la Directora del Museo de Arte Moderno de Medellín invitándolo a participar en la convocatoria para Curador Jefe del Museo. La propuesta coincidió con su deseo permanente de no alejarse por mucho tiempo de América Latina. Pasó todos los parámetros propuestos para la elección del curador y aquí está. “… Empecé a llegar en octubre del año pasado. Vine dos semanas, me fui, volví tres semanas. Fue una especie de inducción, aclimatación, reconocimiento del terreno y el 15 de enero de este año me incorporé formalmente al día a día del Mamm…”
Terminamos con una frase que Emiliano dijo al comienzo de la conversación: “… Cuando vine en el 2011, al MDE11, me pareció que Medellín era una ciudad al borde de algo, como si algo estuviera a punto de suceder…”
Me gustó pensar que vivimos en una ciudad donde algo está a punto de suceder. Me gusta pensar que en el Mamm algo está a punto de suceder. Que muchas cosas van a suceder…
La incoherencia es su bandera pero, ¿acaso les importa si poseen un arsenal infinito de excusas y huecas justificaciones?
/ Juan Carlos Franco
No es usual para esta columna tratar el tema de la guerrilla colombiana ni del proceso de paz. Raro para un columnista de temas urbanos aventurarse en semejantes profundidades. Pero caramba, lo que estamos viendo y viviendo en meses recientes lo hace inevitable. Hay que pronunciarse.
Hemos visto de manera contundente, ahora que andan tan visibles y mojando tanta prensa, cómo piensan y reaccionan estos personajes ante diversas situaciones. Es realmente sorprendente –o mejor, despreciable– su astucia y originalidad para manipular la información y retorcer los hechos hasta hacerlos coincidir con su angosta manera de entender la vida. Sin titubear ni ruborizarse. Veamos.
Un comunista puro y duro jamás pierde una, jamás le concede ni un ápice a su oponente. Sería degradante y en contra de su doctrina. La derrota y la equivocación no existen en su diccionario, se consideran categóricamente infalibles. Y si alguna vez llegan a insinuar alguna falla, seguro no fue por culpa suya sino del establecimiento. Son impermeables a los hechos. Que el comunismo haya fracasado de manera funesta e irreversible en todos los países y épocas en que se ha intentado, ¿acaso es tomado como señal de que ese camino está equivocado? No, su lógica es exactamente al contrario. Para ellos, dichas sociedades no han colapsado por comunistas sino porque les quedó faltando comunismo. Y a pesar de toda la evidencia en contra, nada los hace dudar de que si ellos llegan al poder sí lo harían perfectamente. Basta con derrotar (¿destruir?) a la burguesía y en breve habría prosperidad para todos.
Todo esto denota básicamente gran inmadurez e ingenuidad. Diríase un infantilismo simplón para entender la vida, la sociedad, la economía. Si no es como ellos dicen, entonces no es. Párvulos intelectuales.
Atacan la infraestructura del país porque, dicen ellos, es propiedad de las clases burguesas y por tanto válida como objetivo militar. Que le sirva a todos los segmentos de la población, que sea la base del sustento de tantas personas de escasísimos recursos, ¿eso qué importa? Que si vuelan un oleoducto y destruyen el medio ambiente para siempre, ¿eso qué importa? Todo vale con tal de golpear a su enemigo. Destruir la vida de 100 pobres es aceptable si con ese acto criminal consiguen dañar a un “burgués”. Y si ocasionan horrendos daños ecológicos, lo máximo que atinan a decir, con su petulancia típica, es que son “consecuencias indeseadas”. Como si volar el oleoducto fuera ineludible. Como si no supieran lo que iba a pasar. Como si fueran ellos los que ayudaran a limpiar. Jamás aceptarán que fue un error.
Y si de pronto Colombia llegara a ser azotada con la monstruosa desgracia de un gobierno de esta gente, ¿cómo cambiarían los papeles? Esa infraestructura que hoy, según dicen, es burguesa y debe destruirse, ¿pasaría al otro día a ser del pueblo, o mejor dicho, de ellos? ¿Creerán que no van a tener su contra-guerrilla que los joda todos los días, ya que ellos se convertirían en el nuevo “establecimiento”? ¿Y creerán que entonces nadie les va a volar “sus” torres de energía ni “sus” oleoductos? ¿Qué declaraciones pueriles y contraevidentes darían si acaso algún día son ellos los responsables del orden público y el bienestar de la población? La incoherencia es su bandera pero, ¿acaso les importa si poseen un arsenal infinito de excusas y huecas justificaciones? Finalmente, por más que critiquen y quieran destruir el capitalismo y sus élites, ellos difícilmente podrían ser más elitistas y burgueses. Mantienen inversiones de todo tipo, incluyendo preferentemente la droga. Son más capitalistas que sus enemigos.
Qué porrazo van a darse –pero que jamás llegue el infausto día– cuando se den cuenta que el mundo real, que obviamente no conocen, ¡no funciona a punta de fusil! opinion@vivirenelpoblado
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