El Código Secreto de Chevignon |
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Divertidas misiones con un objetivo: becas para estudiantes |
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Siete estudiantes del grado once y pregrado de diferentes instituciones educativas de la ciudad, se llevarán una de las becas de 2 millones ofrecidas por el Secret Code Chevignon, un emocionante juego virtual promovido por esta marca en su sitio web. En Secret Code Chevignon, los jóvenes deben cumplir diariamente con variadas misiones, ambientadas en una misteriosa ciudad cibernética.
Chevignon cumplió su propia misión y en el campus de Eafit presentó la colección para este fin de año que como la ciberciudad se pueden ver en www.chevignon.com.co ¡Ah! Los siete estudiantes que ganen las pruebas serán dados a conocer en nuestra próxima edición. |
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El Código Secreto de Chevignon
Cinco minutos son suficientes (Primera parte)
Cinco minutos son suficientes
Primera parte de una crónica sobre una visita a Medellín y el consecuente recorrido gastronómico
Hace pocas semanas estuve con mi esposa de visita en Medellín, adonde no veníamos desde el año pasado. Durante el viaje entre Buenos Aires y el José María Córdova, en la revista del avión leí un artículo de un sicólogo que afirmaba, entre otras cosas, que los primeros cinco minutos de la relación entre dos personas definen si esta relación será armoniosa y duradera, o si por el contrario la misma no existirá en un futuro. He estado reflexionando sobre el tema y me parece que la afirmación es válida, y creo que la empezaré a aplicar en mis relaciones de afecto y desafecto con los restaurantes y temas relacionados.
La primera prueba de la veracidad de la afirmación está relacionada con algo que me sucedió hace cerca de 19 años, época en la que vivía en Estados Unidos. Un día en que entré a una exposición en una galería de arte me encontré una muestra de una artista argentina, tuve la oportunidad de conocerla y conversar con ella unos minutos; para hacer corta una historia larga, a los pocos meses estábamos casados y los dos estimamos que estaremos juntos hasta que se cumpla la promesa de “hasta que la muerte nos separe”.
Años después me enteré de que en Medellín había un guía certificado de pesca. En uno de mis viajes a la ciudad, previamente por Internet arreglé con él un día de pesca en El Peñol. El día de la cita pasó a buscarme a las 6 de la mañana; desde las 6 y cinco de ese día hasta hoy, cada vez que nos encontramos tenemos conversaciones interminables acerca de dos temas que nos apasionan: la pesca con mosca y la cocina, en cualquier orden es igual; por si todavía no han adivinado el nombre, se trata de mi vecino de columna Álvaro Molina.
Uno de los motivos para esta vista a la ciudad fue celebrar el cumpleaños de mi cuñada; ella y mi hermano organizaron una fiesta en su casa, para ello contrataron a una empresa familiar dedicada a la organización de eventos. La primera impresión que tuve de ésta fue suficiente para catalogarlos: ella y su brigada amables y eficientes, decoraron la casa en pocos minutos con unos preciosos arreglos florales, las mesas fueron puestas en forma impecable, la atención inmejorable y la calidad de la comida bastante buena, gracias Yiya Vélez por el buen rato que nos proporcionaste, durante el tiempo que estuviste los dueños de casa pudieron disfrutar plenamente de la reunión.
En este viaje he tenido varias oportunidades para comprobar la tesis del artículo: el lunes 13 de agosto estuve de pesca en El Peñol, el capitán Bass había organizado el almuerzo con el personal del Club Náutico, después de cinco horas de estar luchando bajo un sol abrasador, y con alguna suerte con los bass de boca grande, regresamos al club para almorzar; la conversación con la señora del encargado fue amable y a continuación nos sirvió un sancocho de gallina cocinado amorosamente durante varias horas en el fuego de su cocina.
Hace muchos años que no disfrutaba de éste plato, sencillo en su preparación, tan bien hecho.
Sí! el mejor asado del mundo… pero ¿y qué más?
¡Sí! el mejor asado del mundo… pero ¿y qué más? |
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Durante mi infancia -lejana aun de avatares políticos y gastronómicos- estuve por años embrujada por la arrolladora personalidad de Evita Perón y por la presencia esporádica de alfajores gauchos en el comedor de mi casa. |
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Argentina la tuve en mi morral de ilusiones desde que tengo pasaporte de aventurera, es decir, casi un cuarto de siglo soñando con visitarla, y por fin lo logré. Acabo de pasar 10 gloriosos días en Buenos Aires los cuales resumo con dos adjetivos para aplicar a mis impresiones uno tras de otro: quedé absolutamente anonadada… descrestada; mejor dicho: visto lo visto, vivido lo vivido y comido lo comido, son dos las conclusiones que a continuación resumo:
1) La fama de creídos de los argentinos está más que justificada. 2) En Argentina, o mejor, en Buenos Aires se come muy bien; pero si no es vaca asada, la comida típicamente porteña no está para la venta. Vamos por partes. En lo que respecta a mi primera conclusión, más o menos conozco la historia política de este país; algo me he enterado de sus genocidios a las comunidades aborígenes y a las minorías africanas que de alguna manera hicieron presencia hasta finales del siglo 19 y principios del siglo 20; bastante he escuchado de la prodigiosa migración proveniente de diversos países europeos con todas sus consecuencias culturales; ante la magnitud y calidad de su literatura y sus autores, mis lecturas las clasifico de tímidas y escasas; por lo tanto, debo reconocer que es solo con este débil bagaje de conocimiento que me atrevo a aceptar mi fascinación ante esta ciudad y sus gentes, por su admirable arquitectura tanto la de época como la contemporánea, por su impecable trazo urbanístico, por la espontánea amabilidad de sus habitantes sean estos rubios, morenos o mestizos y finalmente por su bien ganada fama de ciudad cosmopolita en la cual su visitante -ante la necesidad de un mínimo descanso dada la magnitud geográfica de la urbe- duda si vivirla en la noche o en el día. En cuanto a la segunda conclusión, éstos son mis argumentos. Buenos Aires es una ciudad como pocas en el mundo donde el gusto por la mesa y la conversación hace parte de su cultura cotidiana. En B.A. no hay bares, cafés y restaurantes… hay miles de bares, miles de cafés y miles de restaurantes, pero no es por la cantidad que justifico mi argumento, es porque todos absolutamente todos son lugares bien diseñados, bien dotados, bien atendidos y por consiguiente bien frecuentados. En términos de servicio y de atmósfera, da gusto entrar a cualquier sitio en esta ciudad. Y lo mismo pasa con las panaderías, las heladerías, las confiterías y todos aquellos lugares que de una u otra forma se relacionan con la comida y cuya calidad es casi siempre más que buena. Sin embargo, para quienes nos gusta aventurarnos en esculcar las cocinas vernáculas o mejor llamadas cocinas populares, entonces el asunto es diferente. Entiendo perfectamente que la cocina de B.A. es ante todo una cocina derivada de los recetarios italianos, españoles, franceses y otros más, pero jamás me imaginé que solo la empanada fuese “lo de mostrar” en términos de cocina popular, pues de resto nada, léase bien, nada de la cocina popular se encuentra para la venta. Probé media docena de empanadas diferentes, todas deliciosas, probé pizzas a diestra y siniestra, probé milanesas y pastas por doquier, degusté lomos, cuadriles y asaduras hasta el tope de mis ansias; me invitaron a restaurantes de cocina francesa con reconocimiento internacional en el cotizado Palermo Hollywood y también fui invitada a Puerto Madero a un restaurante de gran categoría donde comprobé que ellos (los argentinos) son los maestros del asado; pero sinceramente me quedé con el sueño de una sopa casera, de un arroz familiar, de un estofado hogareño. Y no son invenciones mías, pues en la despampanante librería de El Ateneo (Av. Santa Fe con Av. Callao) estuve mirando con detenimiento dos libros clásicos de la cocina popular Argentina (El Libro de Cocina de Doña Petronia y Recetas de Doña Lola) plenos de sopas, caldos, potajes, guisos y pucheros originarios de diferentes regiones del país; a las cuales algún día les llegará su turno. Me fascinó Buenos Aires, me fascinaron los argentinos, me encantó la manera como preparan las cocinas de sus antepasados europeos de principios del siglo 20; me quito el sombrero con el profesionalismo de sus barrilleros y la calidad de sus parrillas; pero me desconchinfló el comprobar que la cocina popular no está para la venta. |
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Sonrisa de cocodrilo
Nada tan obvio y trillado como decir que los políticos son la peste del disimulo, el incumplimiento y otras lacras humanas. Tanto es así que una trajinada dama de ese mundillo manifestó alguna vez que, en consideración de la seriedad de la política, ésta debía ser puesta a salvo de los políticos. Ingeniosa fórmula, aunque hace las veces de licencia para que los cargos de la más grave responsabilidad civil sean ocupados por actrices, ciclistas, boxeadores y malabaristas que, muchas veces, ven en el desempeño público nada más que una nueva modalidad de su popularidad egoísta. Es inútil, sin embargo, darle muchas vueltas al asunto: ante la urna, nuestro pueblo elige según si le han sobornado con un calendario, una promesa inverosímil, un eslogan de bazar o, peor, con una amenaza laboral.
Dando por descontada la impenitente incapacidad —por torpeza o abulia— de la clase política, lo que enseguida causa la mayor indignación es la teatralidad electoral. Las sonrisas bienintencionadas son insoportables en las vallas que “adornan” la ciudad por los tiempos del sainete democrático (nada más que “palabras, palabras, palabras”, como dijera Shakespeare). Los días que corren no dejan ninguna duda con los ejemplos de cada esquina: en los avisos de campaña, muchos haraganes redomados ríen con la inocencia de los ángeles de Zurbarán, mientras ávidos malversadores tienden al cielo manos sonrosadas que acaban de confiar a los servicios de su manicurista privada. Cada valla exhibe a un hombre o mujer abierto en florido semblante, brindándose al espectador como el amigo que nunca había tenido y que ahora le ha caído del cielo solo por su inaudita buena suerte. Sin embargo, los amigos genuinos no se adquieren en concurso público, y alguna sentencia sabia aconseja sobre las inconveniencias de una amistad desbordada: “Tu amigo tiene un amigo, y el amigo de tu amigo tiene otro amigo; por consiguiente, sé discreto”. El segundo acto de la farsa son los alardes de fresca informalidad a los que se pliega la mayoría de los candidatos. Llama la atención el número de camisetas, bluyines y sacos amarrados al cuello que se ven en las imágenes de la “publicidad política pagada”. A juicio de cualquier incauto, los funcionarios en oferta son la gente más activa y pragmática que quepa imaginar, y de seguro acarrearán ladrillos y organizarán reuniones comunitarias al otro día de su triunfo electoral. Pero otra cosa es lo que ocurre: elegidos, estos obreros en potencia se forran en trajes ejecutivos con todo y mancornas, y se rodean de esbirros y secretarias de tal manera que se hace imposible concertar una cita con ellos (salvo, claro, si se trata de coordinar un cóctel). En ese sentido, más franco resulta el candidato que, prometiendo mucho trabajo, se presenta en las vallas con las manos cruzadas. Con la propaganda política se pugna por mostrar quién puede ser más estúpido: el candidato —quien cree que su foto retocada logra hacer olvidar, en la cabeza del elector, una interminable historia de hipocresía y rapiña— o el ciudadano que va a las urnas —en riesgo de dar su voto a cambio de un truco de pacotilla—. Por mi parte, espero sortear la prueba marcando un par de equis a favor de quienes me probaron su amistad hace mucho tiempo, lejos de la lid política, y prefiriendo la casilla blanca en las demás opciones. Sin embargo, dado que la necesidad de legitimación de que adolece la politiquería ha sugerido que los votos blancos son de conformidad antes que de insatisfacción, a ratos me asalta la tentación de no presentarme en el cubículo. Me quedaría en casa viendo televisión, resignado a entretenerme con los actores de la pantalla, menos duchos en actuación que las estrellas de pancarta. No siempre se gana. |
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Pop Corn directo a Mtv
Pop Corn directo a Mtv
Pop Corn se perfila como una de las bandas que quiere hacer historia a través de su compromiso y sentimiento con la música que crean. Están nominados a los premios Mtv Latinoamérica
Pop Corn nació como un parche de amigos, así lo definen Juan Luis Gómez, bajo y coros; Andrés Gutiérrez, batería; y Alejandro Arango, vocalista y guitarra. Todos graduados del Colegio San Ignacio. El nombre del grupo salió del mismo ambiente de amigos que los indujo a hacer música, ensayando en la casa de uno de estos tres apasionados, soñadores y trabajadores por la música.
Dercargar canción Te equivocas
Pop Corn a finales del año hará un desconectado en la ciudad. Ya se encuentran preparando el nuevo disco para sacarlo al público el próximo año.
“Jota” y Andrés Gutiérrez, “Tache”, viven en El Poblado, el primero por Vizcaya y el segundo en Manila, Alejandro Arango, radicado en Bogotá, vivía en Laureles, él es conocido como
“Lelo”. El primer “toque” del grupo fue por invitación, “Tache” que en ese entonces no pertenecía al grupo, pues el baterista en ese entonces era un hermano de “Jota”, organizaba un concierto en Templo Antonia, él los invito a tocar para que abrieran la jornada. “Ni siquiera aparecíamos en el afiche del concierto, cuando salimos al escenario había poca gente, pero en la medida que íbamos tocando las diferentes canciones, el público demostraba que les gustaba la música, inclusive había gente, no sé por qué, que conocía las canciones, al bajar del escenario las personas nos felicitaban y uno como que se asustaba, fue una sensación bacana, porque nosotros apenas comenzábamos” cuenta “Jota”.
Desde ese día, septiembre 20 de 2000 estos tres amigos dedicados también a la ingeniería, se miraron a los ojos más de lo normal y decidieron tomarse la música de una manera más formal. “Nos dijimos que había que transcurrir del parche a un sentido más serio, buscar hacer más “toques”, pensamos que si éramos más serios podíamos permitirnos soñar,” comenta “Jota”, que junto a “Tache”, son ingenieros de sistemas, y “Lelo” es ingeniero eléctrico.
Próxima canción:
septiembre …
Tal vez “Lelo”, el encargado normalmente de componer, debe estar pensando en una canción dedicada a septiembre, mes en el que dieron su primer concierto, el “toque” que más recuerda “Jota” junto al día que compartieron escenario con Molotov, “una experiencia inolvidable también, sensaciones muy bacanas de nuevo, además para nada el mito de que las estrellas tratan mal y no les importa quien les abra, con ellos hablamos un rato y fueron muy amables.”
En septiembre también, más exactamente el 12, son nominados a los premios Mtv Latinoamérica 2007, categorías Artista Revelación y Mejor Artista Nuevo Central, lo que los convierte en el único nominado por Colombia en dos categorías diferentes, y los primeros en Medellín en obtener el mismo logro. Para votar por Pop Corn, pues el premio lo elige el público, deben entrar a www.mtvla.com, o a www.popcornmusica.com
Hacemos Rock
“Nosotros hacemos Rock, el público en el que nos movemos es la escena del Neo Punk, pero para mí es más Punk Pop,” opina “Jota”. Por lo general sus letras están cargadas de historias de amor. No somos perfectos, el último sencillo está a la espera de llevarse al video tal cual se hizo con Te equivocas sino crees, y así llegar a México con buenas noticias. “Vamos para México el 16 de octubre, tenemos uno o dos conciertos allá, en el D.F., y algunas citas en emisoras, buscamos en qué otras ciudades podemos tocar, abrir puertas, uno cuando va a México debe aprovechar, y la idea es que se sepa quién es Pop Corn, no es solo que nos mencionen en unos premios ganemos o perdamos, que sepan a que suena Pop Corn y que se les quede grabado es el objetivo,” dice “Tache”.
Más espacios para recreación
Desde hace muchos años la comunidad de El Poblado ha venido reclamando de más espacios para la recreación, para el esparcimiento, para el deporte, que ofrezcan a sus habitantes alternativas para una mejor utilización del tiempo libre.
En algo se ha avanzado. Hoy el sector cuenta con mejores andenes en la Avenida El Poblado y La 10, con la terminación de los mismos en las transversales y en las lomas, e indudablemente uno de los mayores avances se dio con la construcción del sendero peatonal de la quebrada La Presidenta recientemente inaugurado. Si bien se ha invertido en materia de mejoramiento de estos espacios públicos, a la hora de la verdad las inversiones resultan ínfimas si se tiene en cuenta el número de población de la comuna 14. Proyectos como el del Parque del Club Campestre y reservar más espacios para zonas verdes y parques públicos en El Poblado, no se vieron en los cuatro años de la administración de Fajardo. Qué pena señor Alcalde, pero nos quedamos cortitos con El Poblado. Ojalá que la próxima administración municipal tenga presente la necesidad de estos espacios públicos para recreación y esparcimiento que tanto requiere esta comuna, pues es indudable que la inmensa mayoría de habitantes del sector no es socio de alguno de los clubes sociales de la ciudad ni cuenta en su unidad residencial con excelentes zonas verdes, piscinas y canchas deportivas que suplan las necesidades de uso de su tiempo libre. Pensemos en mejorar los espacios de recreación para quienes viven en este sector de Medellín y pagan los impuestos más altos de la ciudad, o bien en políticas de recreación y uso del espacio público que contribuyan con este propósito. Ciclovía para la Avenida El Poblado Programa de recreación que además se pueda extender a otros sectores de la ciudad en las mañanas de los domingos, tal como funciona en otras ciudades donde las ciclovías son todo un éxito y aquí solamente contamos con la ciclovía de la Autopista a donde es difícil acceder por estar distante respecto a algunos sectores de la ciudad. |
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¿Cómo cambiamos esos taxis?
Al menos ya hay señales de preocupación por el tema, ya se habla de licitaciones para reformas profundas. Se espera que al cabo de unos pocos años mucho habrá cambiado al interior del JMC como para que al menos esté al nivel de aeropuertos de ciudades comparables en Colombia y en países vecinos. Claro que al estar en un paquete con otros 5 aeropuertos totalmente diferentes, no será fácil para el JMC obtener las reformas que realmente necesita.
También hay cosas fundamentales para el eficaz funcionamiento que no tienen relación directa con las instalaciones propiamente dichas del aeropuerto: Las vías de acceso y el servicio de transporte público. Es increíble la mala calidad de los taxis que hoy prestan servicio de transporte desde y hacia el aeropuerto. La mayoría son vehículos viejos que hace tiempo deberían estar fuera de servicio. Claro, hay algunos nuevos. Pero son el modelo más pequeño que se puede conseguir en el mercado. O sea, exactamente lo contrario de lo que requieren sus clientes. Por definición, el pasajero que llega o sale del aeropuerto va con equipaje. No es un pasajero simple de ciudad que va del Centro a Laureles, necesita más espacio. Y además en nuestro caso es un viaje de al menos 40 minutos por carreteras de alta pendiente, lo cual exige un motor mucho más potente. Puede que el dueño y el conductor ahorren combustible usando un vehículo pequeño. Pero si se trata de recoger a una pareja que llega del exterior, cada una con dos maletas de tamaño medio, tal como lo permiten las aerolíneas, olvídate. Toca estrecharse, montar al menos una en las rodillas, y aguantar. O tomar dos taxis, lo cual es igualmente ridículo. Es irónico que en una ciudad repleta de ostentosas camionetas y burbujas no haya una sola que preste servicio público llevando y trayendo pasajeros. Trabajando duro, que para eso fueron diseñadas. Y con las buseticas la situación no es muy diferente. Es evidente que no son diseñadas para llevar gente con equipaje. Son incómodas e inseguras, a lo sumo apropiadas para circular por la ciudad. Y como siempre ocurre en Antioquia, en su momento fueron lo más barato que se podía conseguir para más o menos cumplir con las especificaciones. Y llenarlas con el máximo posible de sillas pensando solo en sacarles más rendimiento económico. Sería interesante que el próximo alcalde, a diferencia de todos sus antecesores, asumiera un verdadero liderazgo frente al tema del aeropuerto. Que reconozca su importancia vital como puerta de entrada a Medellín, como primera impresión para viajeros e inversionistas. Ya no es hora de seguir lamentando que está en terrenos de Rionegro o que es administrado (es un decir) por la Aerocivil. ¡Que se note el liderazgo, por favor! |
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Bebé a bordo, persona a bordo
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Las normas existen “Todos los vehículos de transporte escolar deben acondicionar los cinturones de seguridad en los asientos traseros”, informa Dairo Correa, Supervisor de Agentes de Tránsito del Simpad, y agrega: “La norma del Código Nacional de Transito dice que a todos los automóviles fabricados a partir de 2004, se les exigirá tener los cinturones de seguridad en la parte trasera; si una persona que viaja en la parte trasera de un carro fabricado a partir de 2004, no hace uso del cinturón de seguridad, la sanción es para la persona que va manejando.” Con lo anterior se pretende que el propietario del carro intervenga para que sus acompañantes usen el cinturón de seguridad, además de buscar que los dueños de los carros ensamblados antes de 2004 adquieran conciencia de la importancia de instalar el cinturón de seguridad en los asientos traseros. La multa por no llevar puesto el cinturón de seguridad está estipulada en 238 mil pesos. “Más o menos un 3% de los problemas de salud por accidentes de tránsito en Medellín, se deben al no uso del cinturón de seguridad, también un importante porcentaje de personas que usaban el cinturón de seguridad al momento de sufrir un accidente, sobre todo un impacto de frente por exceso de velocidad, quedarse dormido o manejar bajo el efecto del alcohol, han evitado consecuencias serias por hacer uso de esta herramienta que salva vidas,” explica Ilario Vélez, Supervisor de Tránsito. “Yo me salvé junto a mi papá, estamos vivos por llevar puesto el cinturón de seguridad. Una vez sufrimos un accidente de tránsito al chocar con un taxi de frente y si yo no hubiera llevado el cinturón no estaría aquí contando esto; qué pereza tener que decir: nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde,” dice Mariana Uribe. Transporte escolar Más normas del Código Nacional de Tránsito, que aplican no solo para los automóviles privados, sino también para los carros de transporte escolar: Los menores de 10 años no podrán viajar en el asiento delantero del vehículo. Por razones de seguridad, los menores de 2 años solo podrán viajar en el asiento posterior haciendo uso de una silla que garantice su seguridad y que permita su fijación a él, siempre y cuando el menor viaje únicamente en compañía del conductor. Campaña nacional Lastimosamente es solo observar la salida de los colegios para darse cuenta de que la gran mayoría de los vehículos que transportan estudiantes no cumplen con tener instalados los cinturones de seguridad. El transporte escolar particular también debe cumplir con unas normas, para mayor información de toda la normatividad en el tema de la movilización de estudiantes, pude bajar el documento Click |
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Meros paños de agua tibia
Meros paños de agua tibia |
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Está en boca de casi todos los asiduos contertulios del Parque de El Poblado el tema del pacto ciudadano que se pretende firmar en estos días. Un pacto idéntico a los que ya se firmaron en otras latitudes, como en el Parque Bolívar, para solo mencionar uno.
Nos hemos cuestionada mucho el valor de estos pactos, especialmente cuando los temas de los que trata son las normas ya consagradas en el Código de Policía y que regulan las relaciones entre vecinos. No beber en espacios públicos, no orinar en la calle, no hacer escándalos, no parquearse en las aceras, no molestar con bulla inclemente a los vecinos que tratan de dormir, en otras palabras tratar de llevar una vida medianamente civilizada. No cabe en la cabeza de nadie que el barrio se haya tenido que llenar de letreros pidiendo respeto por los muros para que los transeúntes no orinen en las puertas de las casas. Es claro que hay que hacer algo, el Pacto Ciudadano es un camino, tal vez el único que encontraron las autoridades para remplazar la educación que debe provenir de casas y colegios y que ahora pareciera ser vista como un modelo arcaico. Tenemos la ciudad que hacemos todos. Nadie de afuera va a venir a arreglar nuestros desórdenes, es a nosotros mismos a quienes nos toca la tarea de hacer mejor lugar de vida la ciudad que tenemos. No hay en Medellín un solo ciudadano que no se sienta profundamente orgulloso de su ciudad, pero son pocos los que no se aburren de esperar ante un semáforo en rojo, o desesperan si tienen que aguardar el bus en los paraderos establecidos, o si parquean donde está permitido. Baste mirar un poco más arriba del parque, en la nueva calle 10, aun no entregada oficialmente, pero desde ya convertida en parqueadero público. Si antes transitar por La 10 era difícil, ahora está siendo imposible con la doble línea de parqueados en ambos costados de la nueva vía. ¿Habrá que explicarle a alguien que una vía arteria no es lugar para parquear? ¿Deberá explicársele a los agentes de tránsito que ese parqueo es irregular? Creemos que no, que es solo cuestión de tener en cuenta que además de cada chofer en la ciudad, de la que tanto estamos orgullosos, viven otro par de millones de seres humanos que también merecen respeto. Por eso estos Pactos Ciudadanos son aplaudidos, pero son apenas meros paños de agua tibia. |
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Todos por el Parque El Poblado
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Para los comerciantes esto representa importantes pérdidas en sus ingresos, y para los visitantes es una medida injusta, pues dicen que por culpa de unos pocos, pagan los platos rotos todos. Por este motivo se encuentra en construcción un Pacto Ciudadano, herramienta que permite que entre ciudadanía y Alcaldía se haga un uso consciente del espacio público.
Educación y consumo equilibrado Baños públicos, más canecas de basuras y de mayor tamaño, campañas encaminadas a generar cultura ciudadana de la noche, y otras iniciativas, son algunas de las acciones planteadas en el borrador del Pacto Ciudadano que construyen comerciantes, visitantes y Alcaldía, con el propósito de devolver al parque, su tradicional ambiente colmado de personas de todas las edades y barrios de la ciudad. La invitación es para que la ciudadanía que disfruta del Parque El Poblado, sea consciente y preste la ayuda necesaria, por ejemplo haciéndole ver a una persona que orinar una pared es un acto desagradable y que deja mucho que desear, poner en conocimiento a las autoridades de esta y otras acciones negativas, es un buen camino para hacer del Parque El Poblado un lugar de encuentro amable. |
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