“Todos los días hay que sembrar”

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  “No creía en los milagros pero los milagros existen”. Con esta frase el profesor estadounidense Bernard Hargadon, quien dictó la primera clase en Eafit, sintetizó la evolución de este centro educativo y de paso arrancó lágrimas a los asistentes a la celebración de los 50 años de su fundación. Estaba sorprendido al ver en lo que se había convertido aquella Escuela primeriza a donde fue invitado a dar clases de Contabilidad en los años sesenta -en una sede bancaria prestada en el Centro de Medellín- y a la cual regresó este 4 de mayo, medio siglo más tarde, como uno de los invitados especiales al cumpleaños.
“Quisimos enmarcar esta conmemoración con una doble vía: mirando hacia un pasado muy rico, exitoso, como una memoria agradecida a quienes nos fundaron, a los profesores y a quienes dirigieron la institución estos 50 años, pero miramos ese pasado como una herencia fecunda para lo que viene, como una plataforma de lo que debe ser el Eafit futuro”, indica el Rector de la Universidad, Juan Luis Mejía Arango, mientras contempla la Cruz de Boyacá que le impuso el presidente Álvaro Uribe durante la celebración. Es el momento indicado para conocer las nuevas metas de esta universidad que hoy tiene cuatro escuelas (Administración, Ingeniería, Derecho, y Ciencias y Humanidades), 17 programas de pregrado, 64 especializaciones en Medellín y otras ciudades, 12 maestrías, 2 doctorados, 10.829 estudiantes y 320 docentes.

¿Cuáles son hoy los retos de Eafit?
Uno, consolidarse como una universidad con investigación, para lo cual debemos seguir formando doctores y fortalecer mucho más la cualificación de nuestros profesores. Dos, ampliar nuestras áreas de conocimiento, posiblemente hacia las biológicas, que serán las ciencias del siglo 21. Tres, tiene que ver con la infraestructura. Si bien estamos muy contentos con el nuevo edificio de ingenierías que inauguraremos en pocos días, para obtener acreditaciones internacionales la universidad requiere un nuevo edificio para posgrados, el cual empezaremos a construir el año entrante en el lote Los Guayabos. Y dentro de la misma infraestructura tenemos que avanzar mucho en la actualización tecnológica, hacer un esfuerzo inmenso para que el profesorado de Eafit esté actualizado en todas las tecnologías de la información y la comunicación porque las nuevas generaciones están absolutamente familiarizadas con ellas y si el profesor no lo está hay una ruptura en ese diálogo pedagógico. Vamos hacia una universidad ubicua, en permanente relación con sus profesores, sus estudiantes, con grupos de investigación de otras latitudes a través de las tecnologías móviles. En una institución de estas todos los días hay que sembrar, porque uno cosecha con lentitud, pero esa es nuestra labor.

¿Cómo se vincula Eafit hoy a la sociedad?
Está claro que una universidad obtiene altos niveles de desarrollo cuando hay un vínculo muy estrecho entre academia y sector productivo, por eso modificamos nuestra misión y hoy no estamos solamente en el campo de la formación o la investigación sino que el papel de Eafit es contribuir de manera decidida al progreso de la región en aspectos sociales, políticos, culturales y económicos. Hay que romper muchas barreras mentales, tanto desde la academia como desde la empresa, por eso somos actores principales de la triada Universidad-Empresa-Estado, participamos activamente en Tecnova; nuestro Centro de Innovación, Consultoría y Empresarismo -Cice- ha avanzado en los últimos tres años de una manera decidida a ese vínculo. El factor determinante es que las necesidades del sector productivo estén en sintonía con la investigación que se esté haciendo en la Universidad para que impacte de manera determinante en el bienestar de los habitantes de Colombia.

 
     
   
     
 
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