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Acacia Amarilla

Conocida también como Palo Brasil por ser originaria de este país, la Acacia Amarilla se encuentra hoy en día en Centroamérica y en el norte de Suramérica. Pertenece a la familia Caesalpiniaceae y es conocida entre los científicos como Caesalpinia peltophoroides Benth.

Sus llamativas flores amarillas miden unos tres centímetros de diámetro. Se producen en racimos erectos y abundantes. La Acacia florece varias veces al año.

Mide entre 8 y 16 metros de altura y 40 centímetros de diámetro. La copa es aparasolada y cubre unos 10 metros de diámetro con abundante y traslúcido follaje. La corteza es grisácea y las raíces son en general profundas aunque hay algunas superficiales que fácilmente se tratan mediante poda o con la creación de barreras.

La Acacia puede presentar varios troncos desde la base. Crece en climas cálidos secos y semi húmedos. Su valor ornamental es muy alto debido principalmente a su follaje vistoso, su copa aparasolada y sus flores llamativas.

La calidad de su madera -moderadamente pesada y dura y de durabilidad media- la hace apetecida en construcciones civiles y carpintería. También su gran aporte en materia orgánica rica en nitrógeno lo hace apto para mejorar los suelos. En Centroamérica se cultiva para la producción de leña y para las reforestaciones mixtas de recuperación de suelos. Esta Acacia Amarilla está en la Avenida El Poblado.


Obras del Museo Ed.285/Rafael Núñez

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En 1897, Francisco Antonio Cano, quien había nacido en Yarumal en 1865 y desde 1884 se encontraba radicado en Medellín, pudo finalmente cumplir una de sus mayores aspiraciones y viajar a Bogotá, donde quería entrar en contacto con los pintores Epifanio Garay y Ricardo Acevedo Bernal, reconocidos entonces como los mayores exponentes del arte nacional. El viaje de Cano estaba justificado, además, por un encargo que había recibido de la Gobernación de Antioquia para pintar los retratos de los expresidentes Rafael Núñez y Carlos Holguín.

El Rafael Núñez de Cano es una pintura al óleo sobre lienzo, de 250 por 152 centímetros, que representa al Regenerador de la República y cuatro veces presidente en su estudio, con su atuendo más característico, en una actitud similar a la que más tarde Cano utilizará para la escultura del mismo Núñez en el Capitolio Nacional.

Uno puede sentirse inclinado a considerar el Rafael Núñez de Cano como si fuera solamente un retrato académico, con una aproximación muy lograda a la psicología y carácter del personaje, bien conocido en su tiempo. Y en este sentido se nos revelan algunos de los más interesantes valores de Cano como retratista.

Sin embargo, cuando nos damos cuenta de que el cuadro fue efectivamente pintado tres años después de la muerte de Núñez percibimos de inmediato que aquí nos encontramos frente a unos propósitos diferentes. De lo que se trata no es tanto del hombre concreto que, como es evidente, Cano no pudo pintar de manera directa, sino de los ideales políticos que encarnaba, y que quienes encargaron la obra querían mantener presentes. Eso explica también que la imagen se revista de una solemnidad casi teatral que la ubica más allá de los avatares de la vida cotidiana; en efecto, el personaje no nos mira ni parece estar realizando ninguna actividad específica. Sencillamente, es él mismo, con todo su peso ideológico.

Pero es fundamental comprender que lo anterior no cuestiona la calidad artística de la pintura sino que nos permite descubrir la complejidad de los problemas del arte y sus implicaciones sociales y políticas. A lo largo de la historia los artistas no solo han creado obras bellas sino que, a través de sus creaciones, han manifestado los valores de su propio tiempo; en ese sentido, la obra de arte es también un documento de primera mano que revela los más intensos conflictos ideológicos.


Libres, al menos en el computador

Mientras en muchas casas el computador aún ocupa el altar que antiguamente tenían los televisores, y algunas personas aún no se hacen a la idea de su entrada al hogar, el viento de cambio que estas herramientas ha representado para la vida cotidiana en otras sociedades también sopla y duro en estas latitudes tropicales.

 

Hace poco en el Politécnico se realizó una versión más del Gigax Install Fest. Una feria de promoción e instalación de software libre, principalmente del sistema operativo GNU/Linux, pero también de otras herramientas de uso cotidiano en los hogares y las oficinas. (Después de estas líneas, muchos de los lectores que pertenecen al primer grupo -al de los que ve a los computadores como algo mágico- perdieron el hilo, pero ánimo, que este artículo es más para ellos que para los segundos, pues lo que aquí vamos a contar es cacho viejo para ellos).

 

En esas ferias lo que hacen es promocionar programas (software) de computador e instalarlos, todo gratis o casi gratis ¿Cómo así?, se preguntan los legos, sí los programas son carísimos. Sí, los programas que usa la mayoría de la gente son muy caros, en muchos computadores están instalados de manera fraudulenta (sin pagarle los derechos a sus propietarios intelectuales, conseguidos en CD quemados clandestinamente, etcétera) y en muchos casos no son de la mejor calidad.

 

En estas ferias promocionan programas que, al menos en el discurso, son de mejor calidad, mucho más baratos o incluso gratuitos, y con los que no se violan las leyes de propiedad intelectual ni se favorece a los grandes monopolios americanos.

 

Esas ferias son realizadas por muchachos de aquí que aunque comparten el mismo suelo con los demás habitantes de Medellín, viven más en el primer mundo que en el tercero (al menos conceptualmente). Ellos son algo así como apóstoles de un movimiento denominado del software libre. En sus convocatorias llenan teatros y auditorios y de ellas salen muchos conversos dispuestos a predicar su mensaje y llevar la luz a quienes permanecen en la oscuridad.

 

Vivir en El Poblado, habló con uno de ellos, Eder Acevedo, estudiante de ingeniería de sistemas y empleado de un café internet, sobre estas ferias y el movimiento del software libre:

 

 

¿Qué es el software libre? Son programas de computador que cumplen con una filosofía básica relacionada con la forma en que se crean, se usan y se distribuyen (ver nota adjunta El software libre).

 

¿Qué gracia tienen? Que son de mejor calidad y más seguros que los otros. Son desarrollados por una comunidad mundial de programadores que constantemente está trabajando en mejorarlos y están disponibles para cualquier persona que los quiera usar, y son infinitamente más baratos que los otros.

 

 

¿A quién le llevan ustedes su mensaje? Principalmente a los jóvenes y a los usuarios nuevos de computador, para que ellos lleven la idea a sus casas y colegios. Ya estamos en muchos hogares, colegios, empresas y entidades de todo tipo. El software libre apenas está entrando a Colombia. Hay algunos grupos en varias universidades, pero es mucho lo que queda por hacer. Un computador con software libre es mucho mejor que uno que viene lleno de software pirata preinstalado.

 

 

 

 


El software libre

 

 

La expresión software libre se refiere a la libertad de los usuarios para ejecutar, copiar, distribuir, estudiar, cambiar y mejorar el software. Su fundamento filosófico se basa en cuatro principios:

 

  • La libertad de usar el programa, con cualquier propósito.
  • La libertad de estudiar cómo funciona el software, y adaptarlo a las necesidades propias.
  • La libertad de distribuir copias,del software.
  • La libertad de mejorar el software y hacer públicas las mejoras a los demás, de modo que toda la comunidad se beneficie.
  • La libertad para usar un programa significa libertad para cualquier persona u organización de usarlo en cualquier tipo de sistema informático, para cualquier clase de trabajo, y sin tener obligación de comunicárselo al desarrollador o a alguna otra entidad específica.

 

En el mundo Muchos creen que el software libre es más fácil de instalar y de operar y que además podría ser más seguro pues como su funcionamiento interno es público, las fallas pueden ser descubiertas y solucionadas más rápido. Además algunos gobiernos empiezan a mostrar su voluntad de no depender de compañías americanas en un asunto considerado de seguridad nacional.

 

Los gobiernos de países como Francia, China y Alemania, por GNU/Linux (la contraparte de Windows). Gran Bretaña, Brasil, Rusia y Venezuela también lo están explorando. Y a pesar del lobby continuado de Microsoft, la empresa creadora y propietaria de Windows, un reporte oficial del Pentágono concluyó que el software libre es en muchas ocasiones más barato y seguro y que su uso, cuando menos, se debe expandir.

 

Desde un punto de vista práctico, los proponentes de esta idea aseguran que los gobiernos se pueden ahorrar miles de millones de dólares que hoy en día se gastan en licencias de software propietario (el que no es libre, como Windows o Word). En Brasil afirman que nada más en licencias pagadas a compañías americanas han enviado a Estados Unidos 1.200 millones de dólares en los últimos años.

 

Desde un punto de vista más soñador, muchos ven el software libre como la clave para el futuro tecnológico local y su diseminación es considerada un asunto de orgullo nacional y de autonomía. Esa es una razón para que existan versiones nacionales de muchos programas libres. No solo hay versiones chinas, francesas, alemanas, brasileñas, chilenas, y un largo etcétera, sino que hay en preparación al menos una colombiana de GNU/Linux. Según esta lógica la adopción del software libre por parte de los gobiernos daría pie al desarrollo de industrias nacionales de software que puedan competir con los gigantes americanos como Microsoft.

 


 

El caso Manizales

 

Vivir en El Poblado habló con Lorena Giraldo, ingeniera de la Secretaría de Organización y Sistemas de la Alcaldía de Manizales sobre un proyecto que hay en ese municipio para desarrollar un sistema de información para la administración pública, todo con software libre. Un primer paso, relacionado más con lo del software libre que con el proyecto, es que “en la mayoría si no es en todos los equipos del edificio ahora se tiene OpenOffice ya que el Office de Microsoft es con licencias… entonces para evitar el gasto innecesario se optó por OpenOffice que además que es una herramienta de oficina de las mejores que hay en el momento”.

 

¿Cuál es el alcance de este proyecto? El sistema de información se llama Ventanilla Única y lo que se pretende con el es sistematizar y simplificar todos los trámites que debe de diligenciar un contribuyente a la hora de hacer la apertura de un establecimiento de comercio. El alcance es llegar a su completo desarrollo y montaje en la oficina de Ventanilla Única que esta ubicada en la Cámara de Comercio de Manizales.

 

Tanto la junta directiva de Ventanilla Única como la Cámara de Comercio y la Alcaldía de Manizales están muy motivados y con mucha expectativa frente al proyecto ya que este es nuevo, con herramientas de software libre y porque además es un avance tecnológico para la región.

 

 

¿Cuáles son sus objetivos? Como objetivo general, desarrollar un sistema de información con herramientas libres que de soporte al proyecto “Ventanilla Única” en la ciudad de Manizales, de tal forma que permita centralizar en la Cámara de Comercio todos los trámites legales que el empresario debe realizar al momento de constituir una empresa o establecimiento de comercio.


 

15 años de Vivir en El Poblado

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La memoria tiene la facultad de borrar y limar las asperezas de los malos ratos. Sin embargo, pensar en esa ciudad en toque de queda y en que en medio de esa ciudad sin esperanzas, que caminaba de tumbo en tumbo haríamos un periódico con el formato y las características de Vivir en El Poblado no puede más que darnos un tremendo orgullo. Nacimos de la comunidad y de ella nutrimos nuestra opinión y nuestros contenidos. Sentimos la gratitud de los lectores y de igual manera los lectores de Vivir en El Poblado sienten en cada palabra, en cada página que publicamos el gusto y el placer que nos produce nuestro trabajo.

El periódico que entregamos cada quince días, cumple a cabalidad con varias de las premisas que esbozamos desde la primera edición y que se pueden resumir como la pertinencia y la cercanía a una comunidad. Vivir en El Poblado es el primer periódico sectorizado que se edita en Colombia de manera continua y con el interés centrado en el acontecer de una comunidad. Desde su fundación, Vivir en El Poblado se ha caracterizado por su sentido crítico e independiente lo que hace de su contenido punto de referencia para la comunidad entregándole a los ciudadanos la información necesaria para la toma de decisiones concientes, para que como miembros de una comunidad hagamos de la participación una forma de vida.

Por su periodicidad quincenal la información que publica Vivir en El Poblado tiene el tiempo para el reposo y la mesura. Para la búsqueda de otras voces que le aporten a los contenidos haciendo de la manera de escribir de Vivir en El Poblado un estilo que puede resumirse claramente en la frase ?Periodismo útil para la gente?. Esto necesariamente obliga a los periodistas de Vivir en El Poblado a pensar cada una de sus palabras en función del servicio, la cercanía, pertinencia y utilidad dependiendo de los públicos a los que se orienta cada una de las informaciones que aparecen en las páginas del periódico.

En cuanto a su agenda informativa, el periódico se ha caracterizado por hacer del seguimiento y la memoria una tarea cotidiana que le permita a los lectores enterarse de la información de actualidad en contexto, esto es, sabiendo de donde viene y para donde van las cosas. Retomar, recordar y buscar otros protagonistas no solo las fuentes oficiales. Igualmente y aunque parezca extraño, proponer temas, estar atentos a encontrar otros temas, a hacer de la cultura una preocupación constante, así como en la búsqueda permanente de nuevos escritores que tengan en las páginas de Vivir en El Poblado un espacio propicio para enfrentarse de manera real a un público exigente.

Vivir en El Poblado durante estos 15 años de trabajo constante ha creado también un espacio para que el mensaje de beneficio social, la creatividad de servicio y las propuestas para la vida se hagan realidad. Más de 15 campañas de gran impacto y recordación pública han caracterizado el trabajo del periódico atendiendo la idea de que en muchas ocasiones un mensaje requiere la redundancia y la metáfora de la creatividad publicitaria para alcanzar los objetivos de comunicación.

Especial mención debe hacerse al efecto de diálogo que muchos de los trabajos informativos que hemos hecho y que le han dado a los habitantes de El Poblado la oportunidad para conocer otras opiniones, las que muchas veces se desconocen simplemente por el prejuicio de provenir de un determinado sector de la sociedad y que en la neutralidad del espacio del periódico encuentran la oportunidad para ser oídas o ser tenidas en cuenta.

Resumir estos quince años de trabajo no es tarea fácil y menos en estos pocos renglones. Nuestro ejemplo ha ayudado y abierto el camino para que muchas otras publicaciones encuentren su propio sendero, nos sentimos sumamente halagados y orgullosos de poder presentar nuestros proyectos y nuestras ideas como una manera de hacer periodismo y de hacer comunicación con sentido de pertinencia y de cercanía, de hacer periodismo útil para la gente.


Recetario de frijoles con heráldica

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Seguramente esa es la razón por la cual hoy mantengo un apetito desaforado por estos granos, los cuales recibo en cualquier momento y bajo la versión que me los ofrezcan. Me gustan trasnochados, recién hechos, fríos, espesos, simples, salados, chorotos, caldudos? y conste que estoy comentando sobre su consistencia, y nada he dicho de sus recetas.

Pues bien, lo que más me llama la atención de los frijoles es que sea donde sea, y sean de quien sean, siempre me saben diferentes. No es un galimatías. El asunto lo tengo pillado desde mi infancia y lo he comprobado hasta mis días presentes.

Era y es un hecho, cada vez que probaba frijoles en casa de un pariente, o en casa de una amiga, o en un restaurante de carretera o en Manizales o en Cartagena o en una finca de Támesis, los benditos me saben deliciosos, pero en cada lugar y en cada punto, aunque me saben a frijoles, me saben de manera diferente. Eso sí, cada vez que voy a la casa de mi tía Gabriela, los frijoles de su casa tienen siempre el mismo sabor, lo mismo me pasa con los del Restaurante Gloria en Envigado, y con aquellos de Pica-Pica en el Suroeste y así sucesivamente, queriendo decir que cada vez que como frijoles en estos sitios, compruebo que sus recetas son diferentes y bastante diferentes.

Hechas estas enredadas precisiones, vuelvo al asunto de mi libro: me siguen pasando los años por encima y permanentemente escucho a diestra y siniestra que en todas partes hacen frijoles, pero a la hora de la verdad en cada parte tienen en su receta una mínima diferencia. El asunto me llegó hasta el fondo, cuando en estos días tomándome un tinto en un lugar público, a mi lado se encontraban tres señoras tomando perico y hablando de frijoles. Obviamente se quitaban la palabra y sin entender lo que una le decía a la otra, logré sacar en claro que las tres hacían los frijoles casi igualito; pero al final de cuentas, resultaron completamente diferentes.

Por todo lo anterior, cada día que pasa constato más que en esto de recetas sobre frijoles no hay nada dicho y mucho menos escrito, razón por la cual tengo entre ceja y ceja un proyecto (ya tengo borradores) para recopilar en un solo libro una cantidad de recetas las cuales dividiré en tres capítulos a saber:

  • Recetas de frijoles de familias de supuesta alcurnia.
  • Recetas de frijoles de incógnitas mujeres de la ciudad y el campo.
  • Recetas de frijoles de restaurantes urbanos y de carretera con reconocida reputación frijolera.

Se trata pues de verificar la cantidad de mañas y secretos utilizados tradicionalmente por cocineras de todas las clases sociales en la elaboración de nuestra más apreciada receta. No sé si este libro tenga éxito, y debo reconocer que más de una vez me he equivocado en aventuras editoriales; sin embargo, tengo el pálpito de su buena acogida al menos entre quienes al igual que yo somos fanáticos comilones de esta papilionácea. Quede claro: se trata de la receta escueta de los frijoles y no de sus múltiples y variadas posibilidades de acompañamientos.

Permítaseme finalizar esta crónica haciendo referencia de algunas recetas que en mi periplo de catadora frijolera aún tengo en mi memoria: recuerdo con nostalgia los frijoles de la humilde ventana de Doña Martina (carretera vieja de Guarne) calados con coles y cáscaras de papa; igualmente, aquellos aromáticos de mi ya mencionada tía Gabriela, calados con sidra; más remotos son aquellos que probé cuando tenía 6 años en Angelópolis, calados con yuca; jamás olvidaré los de la casa de las Botero en el Barrio Prado, preparados con zanahoria y salsa de tomate; de antología eran los de las fincas ganaderas de los Fernández en Caucasia, calados con exuberante plátano verde y lujuriosa garra; y por encima de todos recuerdo con mayor nostalgia aquellos de Carmen Rosa, la señora que durante medio siglo trabajó en casa de mi abuela materna, y quien semanalmente los calaba con auyama.

Si algún lector quiere apoyarme en este proyecto, recibo información y datos en las oficinas del periódico y desde ya le anticipo, mis más afrijoladas gracias.