No podría ser más adecuado el ambiente del que se rodea Juliana Estrada Londoño para dar rienda suelta a su imaginación: la encantadora casona de Envigado, que atesora las obras y efectos personales de la Maestra Débora Arango, es sin duda un escenario propicio que carga con todo el espíritu vanguardista de la artista y en el cual, bajo su manto y su halo, se crean y recrean las versátiles piezas de orfebrería artesanal de la recién egresada diseñadora industrial, quien a pesar de su corta edad ya da muestras de su talento, natural.
Talento, al que no le han resultado esquivas ni extrañas las mezclas de semillas y frutos secos con las piedras semipreciosas, selectamente recogidas, y la laboriosidad de la plata y la madera que las engastan, para dar forma a sutiles y atractivas piezas; esas que bien llevan muchas mujeres de Medellín y que han encontrado en su armonioso show room de la ya conocida callecita de la moda, la de la 8A con la 37, en donde es posible encontrarse con las originales colecciones y en donde, más allá de la relación efímera surgida de la compra ocasional, se establece un misterioso encuentro con Juliana que, seducida por su propio mundo, el de la joyería, termina por seducir también a sus cada vez más fieles seguidoras.
El camino de Juliana Estrada Londoño apenas empieza, ya es reconocido y se proyecta como uno de esos nuevos signos creadores que nos darán mucho de qué hablar, desde Fenn, el nombre místico traído desde un lenguaje indígena mexicano y que no podría tener otra traducción, Pieza Exótica.
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