Publicado en la edición 394, 19 julio de 2009
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Carlos Gardel de fuego
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Por Carlos Arturo Fernández U.
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La apertura del Museo de Arte Moderno de Medellín y sus primeras realizaciones se producen en un contexto cultural y artístico, rico en propuestas y debates estéticos que superan ampliamente los límites nacionales y que, mirados desde la perspectiva de casi tres décadas, aparecen como eventos de trascendental importancia para la definición del arte actual en América Latina.
En 1981, esos debates intensos se desarrollaron alrededor de la IV Bienal de Arte de Medellín, patrocinada por un grupo de importantes empresas locales, y del Primer Coloquio y Muestra Latinoamericana de Arte No Objetual y Arte Urbano, organizado por el MAMM. Sin embargo, en su momento, ni siquiera muchos de sus protagonistas percibían muy claramente lo que estaba en discusión. Es el caso de la artista argentina Marta Minujín quien participa simultáneamente en ambos eventos. En el marco de la IV Bienal realiza su “Carlos Gardel de fuego”, una obra que quedó inscrita en la memoria de la ciudad. El trabajo de Marta Minujín (Buenos Aires, 1943) se mueve entre los ámbitos de la escultura, las acciones artísticas participativas o “happenings”, de las cuales es pionera, y las infinitas posibilidades del arte efímero. Contra la tradición de un arte absoluto, crea uno fugaz que, a pesar de su transitoriedad, tiene una carga conceptual y cultural que asegura su permanencia en el imaginario colectivo. “Carlos Gardel de fuego” era una gran estructura metálica de 17 metros de altura, recubierta de algodón a la que se le prendió fuego y fue consumida en pocos minutos ante la mirada de los espectadores. Por supuesto, no es casual que se tratara de una evocación de Carlos Gardel, ni que la estructura fuera destruida por el fuego, ni que la obra se desarrollara en la ciudad donde el cantante murió quemado en un accidente aéreo en 1935. La obra vivía de la historia y del mito. En este contexto cambian todos los parámetros a partir de los cuales se puede analizar la validez de una obra de arte. No interesa aquí la semejanza aparente que, por supuesto, es imposible encontrar en una estructura metálica recubierta de algodón, ni el trabajo manual del artista, ni la perdurabilidad. Pero, por encima de todo, lo que el “Carlos Gardel de fuego” reivindica es que la cultura depende del poder de la memoria, sin la cual no hay historia: ni pasado, ni presente, ni futuro. |
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Desde el Museo / julio (quincena 2)
Emilia García de Fontán
Emilia García de Fontán: Aliada con la excelencia. Desde que esta alegre y activa española arribó, junto a su esposo Ventura Fontán, a Medellín en 1953, su compromiso con la transformación de la educación de la ciudad ha sido permanente.
Tras ejercer como docente de latín por un par de años, fundó con su esposo el Centro Psicotécnico, lugar en el que durante casi 30 años realizó investigaciones en psicología del aprendizaje. En 1985, el Centro Psicotécnico se convirtió en el Fontán, colegio reconocido por su innovadora propuesta educativa, en la que cada alumno aprende a su ritmo y sólo pasa de grado al alcanzar la excelencia.
En 1999, Carlos Tobón retrató a esta graduada en filosofía y letras de la Universidad de Barcelona, quien reparte su tiempo entre su labor como rectora del Fontán y su otra pasión, el atletismo, disciplina en la que ha conseguido para Colombia una innumerable cantidad de medallas en mundiales y sudamericanos de la categoría Senior Máster.
Pelada te invito al Gril y SOS se me fue la correctora
Pelada te invito al Gril y SOS se me fue la correctora
Este oficio no es tan fácil. Ahora que tanta gente cree que montar restaurante es el mejor negocio del mundo, quiero decir que tienen toda la razón ya que si es por divertido no hay duda, pero que sea fácil o una mina sin fondo, es otra cosa y más en nuestra ciudad que se debate entre un boom de vanguardismo neopaisa divertidísimo (y muy sano para el sector) y la arepa y los frisoles de siempre, triunfando el asadito, la cocina veloz, barata y bastante y por supuesto la de moda de turno. El negocio no es ni cinco de fácil; otra cosa es que aquí se pone de moda montar casinos y ahora somos como Las Vegas pero con más y hoteles y Acapulco nos queda chiquito. Pero la verdad es que en el caso de los restaurantes ganamos todos: el sector que se fortalece, los cocineros nos tenemos que capacitar, los comensales que tienen mejor oferta y “dan más ganas de salir”. Pero montar un restaurante aquí es duro desde la inauguración cuando los invitados que seguro no volverán nunca pagando van con ánimo de buscar el pero y el pelo y enloquecen al pobre soñador con sus sugerencias, recomendaciones y consejos de expertos en otra cosa; definitivamente nos cuesta muchísimo “ver a un pobre con jíquera”.
Muchos restaurantes famosos de Europa y Asia tienen siglos de historia; en América varios célebres clásicos han trascendido por generaciones, aun en varias ciudades colombianas. Por el contrario en nuestra ciudad es un negocio efímero muchas veces, tan difícil que en el mejor de los casos dura lo que su dueño cocinero, ya que cuando el tema es de inversionista, saca la mano mucho antes, apenas se da cuenta de que las avalanchas de clientes del arranque son casi imposibles de mantener y que el negocio culinario es cosa de mucha más pasión, sacrificio y compromiso. En los últimos 35 años desaparecieron muchísimos que alguna vez alcanzaron la gloria, muchos a los que fui y recuerdo con especial cariño: La hostería Las Nieves en la Medellín-Bogotá al lado del túnel se lleva mis mejores evocaciones; Doña María de Robledo, El Noral en la vía a Girardota, El Peñasco deliciosamente oscuro, La Posada de de la Montaña, La Aguacatala, La Bella Época impresionante, La Estación de doña María Estela memorable, La Tranquera con sus chinchulines ricos, La Posada del Contento, La Bella Villa, Monserrat y Los Tambos, La Sombrilla, El Café Café, Le Bourguignon, Piemonte, Salvatore, Zorba, La Res, El Ejecutivo 18, El Club de Ejecutivos del Centro, Cumaná, Bremen, El Balcón, Florida y La Esmeralda.
Antes no solo íbamos a restaurantes, también a estaderos y griles ahora en extinción: Bonanza, La Macarena, Los Cristales, Menqueteba, El Tambo de Aná, Azteca Internacional, Castillo de Chapultepec, El Mirador del Aburrá, La mesa del Rey, Fujiyama, El Dino Rojo, Guadalajara y el Gril de las Estrellas. Entre otras cosas para los pelaos que no saben qué son Griles, es una mezcla de restaurante, bar, discoteca, mesero con linterna, media de guaro con piña y coco y boleros para bailar apretadísimos con peladas bacanas operadas de las que no se pueden mostrar en la casa y todavía huelen rico a Cloé (lo que usaban las niñas bien de los 70 y los 80 cuando un beso era lo único que daba la novia y un trío era de músicos…a mí me va a dar algo). En la época de los griles (¿o grilles?), La 70 era la Zona Rosa, El Poblado quedaba lejísimos e ir a Envigado era paseo de tiro largo.
De los restaurantes de toda la vida sobreviven gracias a Dios El Che que lleva años, Podestá extraordinario, Hatoviejo siempre lleno, y claro, las joyas escondidas de los héroes anónimos de metederos como la Lonchería Maracaibo, los salones de Junín y las cafeterías del edificio Portacomidas. Yo sé que me faltaron muchos y me encantaría seguir la lista con su ayuda en [email protected]
El domingo pasado se me fue mi correctora para el cielo. Mamá, me están haciendo mucha falta tus espaguetis horribles, tu sonrisa y tu llamada de las 7. Te prometo que no voy a criticar mucho, que no voy a decir vulgaridades y que me voy a lavar los dientes al menos tres veces al día. Aunque te hice llorar alguito, menos mal te hice reír siempre y eso sí hasta el final te hice ejercer de mamá. Ahora te llevo adentro y ya sé que siempre vas a estar bien. Ahí está la Virgen.
Apuntes sobre la educación y sus vicios
Por: Juan Sebastián Restrepo Mesa | ||
En esta columna haré algunas reflexiones en torno a la tercera y cuarta etapa del ciclo vital familiar: la familia con hijos preescolares y la familia con hijos escolares respectivamente. En estas etapas se consolidan los procesos de socialización del niño básicamente a través de tres instancias: la familia, la escuela (preescolar incluido) y los medios. Pienso que valdría la pena hacer un par de reflexiones críticas en torno a la forma en que socializamos y educamos a nuestros niños.
Empezaré citando estas palabras que el psiquiatra inglés Ronald Laing dijo hace ya más de 40 años y que siguen manteniendo su vigencia: “Tenemos que haber perdido nuestra cordura. Empezamos con los niños. Es imperativo agarrarlos a tiempo. Sin el más exhaustivo y rápido lavado de cerebro sus mentes verían a través de nuestros trucos sucios. Los niños aún no son tontos, pero debemos volverlos estúpidos como nosotros, con alto coeficiente intelectual de ser posible.” Laing se refiere a la forma en que nuestra sociedad socializa a sus niños. Pero ¿por qué dice que dicha socialización nos vuelve “estúpidos” y “acaba con nuestra cordura”? A mi modo de ver, porque privilegia las "respuestas correctas", sobre las búsquedas humanas; la especialización sobre la integridad; la estandarización sobre la autenticidad y la autonomía; la competencia sobre la cooperación y la empatía; la adquisición ávida sobre la libertad y la generosidad; la agresión sobre el amor; y el desapego de la vida sobre el cuidado atento de la vida. Lo que quiero decir es que hay una brecha entre lo que la educación actual brinda y las necesidades profundas del ser humano. Esto nos lleva a una pregunta de primer orden, que cualquier familia debería hacerse: ¿para qué educar a los hijos? La educación no ha asumido cabalmente los retos que impone un verdadero desarrollo humano. Se educa para la competencia enseñando habilidades específicas desde el dominio intelectual. Pero no se educa para desarrollar las dimensiones emocional e instintiva de los niños. Por eso Laing habla de “imbéciles como nosotros, con alto coeficiente intelectual de ser posible”. Se educa para la efectividad, la inteligencia lógica, la astucia y la desconfianza; pero no para la inteligencia emocional y la sabiduría. Lo anterior tiene, como es de prever, consecuencias en los niños, como en las sociedades: vemos por un lado niños que no están satisfechos con nada, adictos al consumismo, desatentos, hiperactivos, bulímicos, competitivos, intranquilos, estresados, incapaces de aceptarse, deprimidos, sin autenticidad ni espontaneidad. Y por el otro vemos la tragedia de una sociedad global que a pesar de tener, como nunca antes, los medios técnicos y económicos para trabajar por el bienestar humano, se precipita una y otra vez hacia las guerras, la usurpación y la destrucción del planeta. El problema es que aún se cree que nuestros grandes problemas son económicos o materiales y se ignora que nuestra falla radica en la profunda ignorancia de nuestra propia humanidad. Se educa para la obediencia y no para la responsabilidad, para el consumo y no para el servicio, para la inteligencia y no para la sabiduría. Se enseña más no se acompaña a aprender. Y un conocimiento poderoso pero inhumano suplanta generalmente al autoconocimiento que necesita cualquier persona para ser más humana, virtuosa y feliz. ¿Para qué se educa un hijo? Solo una educación que responda a esta pregunta es una educación responsable. Próxima columna: La familia con hijos adolescentes. |
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Onetti y el espagueti
Por: Gustavo Arango | ||
Juan Carlos Onetti es un buen escritor. Léanlo, se los recomiendo. Por estos días se cumplen cien años de su nacimiento, murió hace quince, pero apenas empiezan los homenajes. Tarde o temprano tenía que saberse que era un iluminado, que vio el alma con ojos de místico enlodado de inmundicia, que seguirá diciendo cosas importantes mientras el mundo aloje seres humanos. Léanlo, bajo su propio riesgo, si quieren que les digan la verdad con sobreabundancia de matices. El alma humana es cosa seria, tiene lados oscuros y Onetti estuvo allí, como Teseo, se internó en la oscuridad del laberinto llevando en la mano un espagueti medio cocido, dócil como un cabello, pero fuerte como una soga, en cuyo extremo opuesto se encontraba, esperando su salida, Dorotea Muhr, la mujer-niña que le daría felicidad a la segunda mitad de su vida, el “ignorado perro de la dicha”: una grácil violinista que se quedó encantada al mirar aquella percha de labios desencantados y decidió regalarle su vida.
Lean a Onetti antes de que lo vuelvan clásico y sea más ilegible. Porque no es fácil, no es Harry Potter, no es ni siquiera Cien años de soledad. Su prosa es de las más finas que ha habido en esta lengua de abusados y abusivos. Corriendo el riesgo de ser un heraldo del momento en que quede convertido en monumento, me atrevo a sugerir que leyendo al señor del espagueti, ahora mismo, antes de la gloria que todo lo trastorna, hay tiempo todavía para aquellos que quieran leerlo como leyeron a Cervantes sus primeros lectores, libres de toda carga, con palabras aún vivas, palpitantes. Corran al estante o a la tienda de libros. ¿El título? Cualquiera. Cada quien entra al infierno por su propia puerta. Asómense a ese mundo de derrotados donde la dignidad brilla como diamante. Miren a Jacob pelear contra el ángel del fracaso, humillarse humillando. Ausculten los ojos vacíos de Larsen en medio de las ruinas del astillero; acompáñenlo en su loca aventura por encontrar un sitio al que pueda llamar hogar. Denle a Bob la bienvenida al deterioro, véanlo decirle adiós a su arrogancia juvenil. Acompañen a la mujer gorda a morir viendo la realización de un sueño. Vayan con Kirsten al puerto para verla ver partir los barcos imposibles que van para su tierra, ese sitio al que nunca volverá. Convivan unos días con el basquetbolista enfermo al que visitan dos mujeres y compartan la envidia de otros moribundos que ni siquiera tienen eso. Vayan al infierno tan temido en que arde Rizzo mientras recibe las fotos que Gracia César se toma con todos sus amantes. Sientan la tristeza del hombre tan triste como su esposa, la mujer que al suicidarse, al llevarse a la boca la punta del arma, pensó en una remota caricia que le dio cuando eran novios. Acompañen a Brausen a inventar un universo que haga tolerable la existencia. Conozcan a la mujer condenada a enamorarse una y otra vez de un hombre al que detesta. Oigan a Linacero y traten de no cometer el error que cometieron su amigo y la prostituta, esos que no pudieron entender la pureza que brillaba justo en medio de su infierno. Reciban el dinero que les entrega Baldi y crean en sus mentiras, a la vez crueles y piadosas. Acompañen al conspirador que quemó a Santa María a emprender su ataque fallido. Pregúntense dónde está la verdad en las historias gemelas de la mujer muda, violada y asesinada. Pasen una temporada en el falansterio o acompañen a Jorge Malabia a visitar a la novia de su hermano muerto. Escuchen a la mujer flaca y preñada decir sin sobresalto las únicas verdades: “Me parieron y aquí estoy”, asistan a la atroz hermosura de su parto. Entren si quieren por la última novela, la que Onetti escribió después de los ochenta (tras salir del laberinto y quedarse hasta la muerte con la niña del espagueti medio cocido), una síntesis tan luminosa y leve como una levitación. Asistan a los últimos gestos de un Díaz Grey que nació viejo y cansado y se la pasó de libro en libro por más de medio siglo, hasta su papel absurdo de marido vicario, hasta la resolución final de acabar con su vida imaginaria. Usen la puerta que la vida les depare y lean, no con los ojos, ni con los pulmones, ni siquiera con el corazón: léanlo con el alma, como se lee un texto sagrado. En las profundas cavernas del sentido encontrarán las llamas de la purificación. Nueva York, julio de 2009. |
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Cauca Viejo, sólido espejismo
Por: Jose Gabriel Baena | ||
Yendo al suroeste, a mitad de la carretera entre Bolombolo y Puente Iglesias se encuentra el viajero con una portada singular: es la entrada a un territorio fundacional a la manera antigua antioqueña, denominado “Cauca Viejo”. Producto de un sueño absolutamente loco hace poco más de diez años, lo que era por aquellos días un inmenso potrero para cincuenta felices novillos es hoy, sobre una extensión de 33 hectáreas, un verdadero pueblo, el último fundado en nuestro departamento, donde ya se erigen poco más de 150 hermosas casonas en el estilo verdadero y certificado de la arquitectura de la colonización paisa que tuvo su época mayor entre 1880 y 1930 aproximadamente. He aquí el delirio cumplido de Don Rodrigo Restrepo Puerta, sus amigos Ramiro Mejía y Martín Tamayo, y del trabajo esforzado inicial y continuo de sus hijos Camilo y Andrés y familias. Durante mucho tiempo los que transitábamos por la calle 10 de El Poblado veíamos en la esquina de la 43D el gran aviso del proyecto, que parecía prometer algo imposible: un pueblo antiguo… recién fundado. Pero el sueño se volvió realidad: los costos iniciales fueron asumidos del todo por los entusiastas Restrepos y otros reclutados, quienes, como visionarios y racionales arquitectos y constructores tendieron primero bajo tierra toda la estructura de aguas y de electricidad, con los planos hechos para toda la inmensa parcelación, antes de empezar a elevar las casas. La gente fue llegando y asentándose, construyendo sus hogares según los modelos de la antigua arquitectura de hace cien años, previa aprobación de los fundadores, quienes viajaron por más de 80 pueblos de la antigua Antioquia, el Viejo Caldas, el Valle, identificando y registrando cuidadosamente los modelos originales. La fundación se hizo a la manera como se solía en la Colonización: primero un inmenso parque, con su iglesia y su alcaldía, donde funciona hoy la administración: vimos las fotografías de hace diez años, y en lo que era una explanación sin un solo arbusto hoy se puede sentar el viajero a la sombra de palmeras y de árboles nativos que en tan poco tiempo han crecido prodigiosamente. La tierra es generosa y grata y se han sembrado especies por todas partes, que ya parecen como si hubiesen estado allí desde siempre. Aves y otras especies animales han ido repoblando el territorio. Hermosas lagartijas se pasean a su amaño, hay un lago con patos, cisnes, peces. El cielo refulge de azul y sol. Y reina un silencio espléndido.
“Cauca Viejo” se divide en veredas de terreno plano y suaves colinas. Situado en un gran meandro o curva natural del río Cauca, tiene su puertecito desde donde parten las balsas de goma para los gomosos, reiteremos, del canotaje: se organizan paseos por el río desde allí hasta Bolombolo y de regreso, y cuentan los habitantes y huéspedes de las casas y de los dos hoteles del lugar con diversas actividades recreativas y culturales: paseos en bicicletas y vehículos todoterreno, cabalgatas, canchas de fútbol, básket, voleibol, tennis; tres fondas camineras para refrescarse del calor el caminante ecológico, recitales, tertulias y video-cine en el parque, retretas dominicales y la misa, no faltaba más. Los niños de las veredas cercanas a “Cauca Viejo”, muchos de cuyos padres trabajan hoy allí, tenían que recorrer largas distancias para llegar a la escuela. Pues bien, la administración del lugar les puso su propia escuelita, a la que asisten 30 juiciosos y cumplidos alumnos diariamente. Se está pensando en organizar una biblioteca básica de autores antioqueños. En suma, “Cauca Viejo” es un pueblo surgido de la nada por el milagro del trabajo y de la imaginación unidos esforzadamente. Las facultades de arquitectura de Medellín deberían tener en sus programas una materia residencial en el pueblo, para que los futuros profesionales no sigan cometiendo las atrocidades que se ven hoy en fincas de todo oriente: arquitectura presuntamente posmoderna y hasta “bauhaus” y otros salpicones horrendos. Si por lo menos no estamos de acuerdo con mucha de la idealización de los “valores de la raza paisa” que tanto daño nos ha hecho, nos quitamos la cachucha rockera a la sombra acogedora de estas casas de “Cauca Viejo”, donde la medida del hombre ha vuelto a recuperar su respeto. |
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Una buena noticia
Publicado en la edición 394, 19 julio de 2009 | ||
Una buena noticia
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El anuncio hecho hace poco por el Ministerio de la Protección Social en el sentido de que a partir de agosto empleadores y patronos podrán regularizar sus relaciones, probablemente signifique una gran transformación en la incorporación a la vida activa y legal de cientos de miles de personas que hoy en día se ven obligadas, por la necesidad, a permanecer al margen del Estado y por ende a fomentar la evasión y la exclusión que muchas veces los empleadores se ven obligados a alentar por el hecho de que los costos de la contratación simplemente, como están, hacen inviable muchas de las formas convencionales de relación laboral.
Actualmente, cuando no existe una relación laboral permanente, es decir, cuando un empleador requiere los servicios de alguien solo por unos días, está obligado por Ley a reconocerle al empleado todo un mes en parafiscales. Esta manera de relacionarse hace que muchas veces las opciones de contratación temporal, como muchas veces se requieren, se hagan inviables por lo absurdo de los sobrecostos o que se opte por evadir la norma, y a riesgo de uno y por la necesidad del otro, contratar por fuera de la Ley. La nueva norma, que puede consultar en www.vivirenelpoblado.com, podrá garantizarle a esos miles de empleados entrar en los circuitos de la legalidad y le permitirá a los patrones estar tranquilos frente a sus responsabilidades sociales. Esta norma, claro, solo puede aplicarse a aquellas relaciones que sean inferiores a veinte días y que reconozcan, como mínimo el salario mínimo legal vigente. Falta aún que se implementen todos los elementos para que la norma se generalice, pero a partir de agosto, no habrá disculpa para que meseros, empleadas domésticas por días, empleados temporales o esporádicos, no tengan todos los amparos que consagra la ley, inclusive, la misma norma garantiza un sistema de ahorro pensional, proporcional obviamente, pero frente a estar totalmente desprotegido, como ocurre actualmente, la propuesta se ve muy ajustada. En cuanto al amparo de riesgos profesionales, estos sí deben garantizarse por todo el mes, aunque es valedero anotar, que estas tarifas, frente a los beneficios que implica el sistema, asistencia en caso de accidentes o riesgos, es supremamente beneficioso. Una norma que, para algunos, es simplemente regularizar el subempleo y darle estatus a la pobreza. Es esta una manera de ver las cosas y, claro, sería mucho mejor propender porque el Estado le ayudara a los empresarios a generar pleno empleo. Pero una cosa es sentarse a legislar para mundos ideales mientras las personas en la calle viven la realidad lejos de todo amparo y desprotegidas de todo y otra cosa es tratar de encontrar salidas a una realidad tan dura como la que viven muchos colombianos. Habrá que esperar para ver cómo opera el sistema en la práctica, pero desde estas líneas esperamos que en todo, sea un camino para darle dignidad a tantas personas que por su condición, se ven obligadas a vivir en una situación de total indignidad. |
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Respiración de la casa
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El libro de poesía del escritor, investigador de literatura y poesía, ensayista y Director del Instituto de Filosofía de la Universidad de Antioquia, Eufrasio Guzmán Mesa, recorre a través de varios poemas las sensaciones y vivencias que deja la casa o el hogar. Es entender una casa con vida, en la que diferentes situaciones y elementos desapercibidos para sus habitantes, construyen ese espacio único que le da sentido y vida misma de ellos. “Respiración de la casa es un ejercicio de captación del habitar. Habitar con intensidad supone amar y rastrear las huellas que luego le dan sentido al vivir. En esta colección de poemas se intenta captar la luz propia de todo morar y la importancia del permanecer y el sufrimiento de la pérdida, la forma como la casa se teje de ausencias, de partidas y silencios que a veces devoran la morada humana”, comenta el autor.
También se destacan sus libros: “De la navegación”, “Del patio y el Velamen”, “Fernando Vallejo, condición y figura” y “Encuentros con Fernando Pessoa” entre otros. |
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La carrera que eligió
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Un día cualquiera, esta diseñadora de espacios de la Colegiatura Colombiana se fue para el kartódromo en busca de su sueño. Había dado el primer paso para alcanzarlo y allí se encontraba, aferrada a las reja que separaban aquel espacio anhelado del andén; entró e inocentemente preguntó: “si yo quiero montar karts, ¿qué tengo que hacer?”. Así comenzó su historia, encontró su felicidad y el motor que necesitaba. De la mano de su entrenador, Iván D’angelo, Manuela ha logrado en poco tiempo lo que muchos llevan años buscando, con sólo un año y medio en el deporte ya fue tercera a nivel nacional y ajusta dos viajes a Europa, donde ha practicado en las pistas y con los rivales más exigentes.
“Cuando me monto al carro se me olvida todo, es desconectarse y tener concentración absoluta. Llegan momentos como espirituales porque uno esta ahí, sólo con el carro y nada más. Ojalá la vida me permita dedicarme todo el tiempo a los carros y vivir de eso”, dice. No a las oficinas, sí al deporte Desde pequeña se perfilaba, ni siquiera un fuerte accidente cuando manejaba moto a los siete años, que la dejó inconsciente, fue motivo para olvidar su gusto por la velocidad. Al contrario, al graduarse de la universidad y a pesar de que trabaja en una empresa familiar, Manuela sintió que algo le faltaba, que no estaba persiguiendo su verdadera pasión. “No quería seguir con lo de mi carrera. A mi me dicen que estoy viejita para empezar en lo de los carros, pero creo que nunca es tarde y la felicidad se encuentra en hacer lo que a uno le gusta”, afirma. Entrenamiento sin autódromo Desde aquel día que se acercó al antiguo kartódromo, sólo le bastó con dar una vuelta en un kart para entender que es la sensación que más le gusta en la vida. Habló con su familia y el año anterior ya contaba con chasis y motor para comenzar el campeonato nacional. Lastimosamente, ese lugar que fue inicio de su sueño ya no existe, fue demolido para ampliar las piscinas con miras a los Juegos Odesur 2010, por lo que Manuela y sus compañeros deben viajar a otros departamentos para continuar con sus prácticas. “Algo se ha hablado para construir una pista en Bello, que también sirva para conciertos. Toca esperar porque es muy triste que varios amigos tengan el kart guardado”, dijo la piloto. A su entrenamiento personal, le adicionó clases de kickboxing para fortalecer la espalda, los brazos y el cuello, partes fundamentales para resistir horas dentro de un kart. Ganadora en tiempo récord 2008, el año de su debut, fue tercera en el campeonato nacional ganando tres carreras, por encima de muchos hombres aficionados desde niños. En su categoría compite con cerca de 26 pilotos, la mayoría de válidas son en Bogotá y cada uno debe correr con los gastos de traslado y llegar por sus medios. Junto a Daniela Moncada, son las únicas antioqueñas en esta disciplina; este año va segunda en la clasificación general y también fue la primera mujer en hacer podio en una carrera de la Easy Kart en Cartagena, compitiendo con grandes pilotos como Sebastián Saavedra y Martín Sala. “Nunca me había metido de lleno a un deporte así, uno empieza a aprender a perder, que no es fácil cuando uno da lo mejor y lo pasan, eso es muy duro. Hay que aprender a tener persistencia”, comentó. En las grandes ligas Con la falta de kartódromo y apoyo a estos deportistas, Manuela entendió que para trascender en su pasión debe cruzar fronteras, incluso atravesar el océano para sentir su sueño más cerca y posible. Desde principios de este mes se encuentra en Italia por segunda vez, dispuesta a correr dos válidas del Open Italiano, campeonato que corren los mejores kartistas del mundo. Pero la novedad y expectativa más grande será cuando aborde por primera vez un carro de fórmula, 1.600 BMW. Manuela tendrá la oportunidad de correr un día en la pista de Jérez, España, por donde han pasado los mejores pilotos de la Fórmula 1 y donde se corre la Moto GP. De su desempeño en fórmula dependerá si continúa con los karts o participa de una campeonato de carros en 2011, pronostica. Al pensar en su sueño, suspira y dice que quisiera llegar a la Indy Cart, que corrió Juan Pablo Montoya, o en carros la DTM de Alemania, corrida por ex pilotos de Fórmula 1. El punto es que tomó la decisión más importante, que encontró en la velocidad y los motores la felicidad que tanto le interesa conseguir, que la acompaña cuando está a bordo de su vehículo, la larga carrera que escogió para ser feliz. ![]() |
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Escasez de sedes sociales e inseguridad
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Dos de los problemas señalados por la comunidad es la falta de actividad recreativa y deportiva para todas las edades y la deficiente dotación y equipamiento de parques para el disfrute y la sana recreación. Las secretarías del Municipio deberán dar alternativas de solución a los problemas de la Comuna 14, en aras de resolverlos con dineros del Presupuesto Participativo.
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El primer problema identificado por los habitantes de la Comuna 14 en las 12 asambleas barriales realizadas el 7 de junio fue la inexistencia de sedes sociales y el deterioro de las existentes, y el segundo lugar lo ocupó la inseguridad. En tercer término, de acuerdo con el número de votos de los 704 asistentes, se situó la carencia de obras de protección, contención y drenaje para mejorar las calles, andenes, aceras, espacios públicos y quebradas, así como la deficiencia en la señalización, iluminación, vías, senderos y escalas. A estas y otras dificultades priorizadas por los habitantes de El Poblado, se les deberá dar solución mediante el Presupuesto Participativo destinado para la Comuna 14.
Presupuesto para 2010 Para ejecutar en El Poblado en 2010 hay 3.676 millones de pesos de Presupuesto Participativo. Con miras a definir estas inversiones, se reunió por primera vez este 4 de julio el Consejo Comunal elegido en las asambleas barriales y el cual quedó conformado por 654 delegados. La idea en esta reunión era dividirse por comisiones y asignar a cada una de estas el presupuesto con el cual contarán para solucionar las problemáticas. Al cabo de un mes de trabajo se reunirán de nuevo en un Consejo Comunal. El proceso es acompañado por técnicos del Municipio, encargados de administrar los recursos del Presupuesto Participativo. Otras problemáticas Oportunidades para todos |
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El 15 de julio homenajearán a La Bailarina
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“Obviamente tengo rabia por la muerte de mi niña; es algo que nunca voy a superar. Porque no era una brincona como mucha gente dijo, como un taxista que pasó y cuando le pidieron ayuda dijo que no porque “debe ser una loca borracha” y siguió. No era eso, era una niña como cualquiera de 18 años, de clase media, estudiosa y trabajadora, porque entre las dos manteníamos la casa. Esa noche precisamente estaba paseando a su jefa que vino de Bogotá y le dijo que quería un recorrido por Medellín. Eso estaba haciendo mi niña y cuando la jefa la dejó porque le dio sueño la niña se quedó con los compañeros de Bolivariana que la iban a traer hasta la casa.
Estaban en Los Saldarriaga (Parque de El Poblado) cuando llegó un muchacho, la llamó desde la puerta y le dijo “Isa, ven que tengo que contarte algo”. Ese muchacho ni siquiera estudiaba con ella, pero mi hija tenía fama de ser la mamá, la gallina que protege a los pollitos, la que aconseja, escucha, la que seca las lágrimas y obviamente al él decirle “ven que tengo que contarte algo” la niña se paró y se fue a caminar con él y ahí fue cuando… … Eso es algo oscuro que creo que nunca sabremos porque el muchacho se negó a declarar y nunca ha hablado con nosotros. Ni lo conozco, nunca ha aparecido. No sé si es cierto que tenía cuentas pendientes con el asesino pero algunos testigos que estaban en el parque me dijeron que se escudó con el cuerpo de mi niña, por eso la obra artística que hago (cuelga de un árbol en el Parque Astorga) se llama Escudo de tutú para valientes hombres. Luego el muchacho salió corriendo y llegó a Monterrey y allí ni siquiera le dijo a la Policía que mi hija estaba herida en el parque. Ever Johny Vásquez Arboleda, el asesino de mi niña (capturado el 4 de julio de 2008), cuando se vio pillado se acogió a sentencia anticipada y recibió una condena de 18 años. Él no se imaginó que mi hija tenía mamá; ella era demasiado buena, decente y trabajadora como para que yo sintiera vergüenza por lo que la gente se pudiera imaginar. Muchas personas me dijeron “su hija dio papaya… muy bruta” pero es que vivimos en una sociedad que engaña a los jóvenes, les dice salgan y los convence de que nada les va a pasar y cuando les pasa de inmediato dicen “esa muchachita era una brincona” y no saben el trasfondo, no saben qué estaba haciendo, no saben nada. Pero yo me siento orgullosa de mis hijas y por eso hice bulla. No tenía nada que ocultar. La víctima fue mi hija”. El Jardín de Isabel |
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Escudo contra el olvido
Así habla la artista plástica Betty Cárdenas casi 13 meses después del asesinato de su hija Isabel Cristina Restrepo con arma blanca en el Parque Astorga. Isabel, quien alcanzó a llegar con vida pero tardíamente a un centro asistencial, tenía 18 años, cursaba cuarto semestre de arquitectura, hacía parte del Ballet de El Castillo, trabajaba en una empresa publicitaria, tocaba batería y estaba próxima a ingresar a estudiar publicidad. Vivía con su madre y su hermana, amaba a sus dos perros y dejó una huella imborrable en quienes la conocían, los mismos que se empeñan en dignificar su memoria y la de otras mujeres que han sido asesinadas en Medellín ante la indiferencia ciudadana. Para ello, Betty y varios amigos de Isabel Cristina formaron Alas de Mariposa, colectivo que mediante manifestaciones artísticas conmemora el aniversario de su muerte los 15 de cada mes en el parque donde fue agredida. Hoy cumplen su deseo de que se agregue el nombre de La Bailarina al Parque Astorga, pero falta recuperar realmente el espacio para la ciudadanía. |
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Sigue suspenso con la Casa de la Cultura
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Fue a finales del año anterior que el entonces Secretario de Cultura Ciudadana, Jorge Melguizo, le pidió a Lili Córdoba, Directora del Taller de la Música, que devolviera la Casa de la Cultura ya que no cumplía con su real función ni beneficio a la comunidad. Hoy, después de incumplir varios plazos y que el caso lo tenga la Secretaría de Hacienda, sigue aferrada a las dilaciones del debido proceso.
Hasta el 3 de julio tuvo oportunidad de notificarse, ahora el proceso es por edicto (tiene 10 días más). Después de eso, la Alcaldía podrá hacer restitución del inmueble de inmediato. Al cierre de esta edición, Vivir en El Poblado conoció que el Municipio tiene otro proyecto de casa de la cultura para El Poblado, en un inmueble diferente al que ocupa hoy. El anuncio oficial está pendiente desde el viaje del Alcalde a Corea del Sur. Aunque al cierre de esta edición ya Salazar ya había regresado, los funcionarios encargados del anuncio dicen no poder hacer público el proyecto hasta no tener autorización del mandatario. En ese anuncio debería quedar claro qué suerte correrá el predio donde hoy está la Casa de la Cultura y que, igual que la sede de la Estación de Policía, que hace parte del mismo predio, debe estar dedicado a fines educativos, según el acuerdo original entre el donante y el Municipio de Medellín. También por el mismo motivo, el viaje del Alcalde, aún no se sabe cuándo será la visita del gabinete municipal a esta comuna para escuchar a la ciudadanía y ofrecer soluciones a los problemas más apremiantes, tal como lo prometió públicamente Alonso Salazar en el programa de Contacto Ciudadano. |
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Cuidacarros deben vincularse a programa de la Alcaldía
Con el fin de terminar con la informalidad, los abusos, y para mejorar su calidad de vida, las secretarías de Transportes y Tránsito, y de Gobierno, socializan con los conocidos “trapo rojos” sobre su inclusión a un programa con las terminales de transporte, en el que tendrían un salario fijo con las prestaciones sociales que esto implica. Por ahora realizan un estudio para determinar quiénes son aptos, aunque será difícil cambiar su cultura de ganar del día a día. Según el Tránsito “recibieron la medida con alegría”.
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Casa, pero no en el aire
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Ascensores sin mantenimiento y forrados en cartón, números de los apartamentos en papel, shut de basuras y citófonos fuera de servicio, baños sin lavamanos, escaleras y corredores sin luces, plafones sueltos, cuartos útiles con apariencia de barracas, puerta de ingreso de vehículos sin motor pues el que tenía se lo llevó la empresa que lo instaló por falta de pago, zonas comunes sucias y enmontadas. En este ambiente viven 15 de las 60 familias “propietarias” de un edificio que está inconcluso, pese a que debió terminarse a mediados de 2007. Los “propietarios” no pueden vender porque no les han hecho escritura porque el lote está embargado. Por lo mismo, tampoco pueden terminar de pagar el apartamento porque los bancos no les prestan y la constructora, con otros proyectos estancados en la ciudad, dice no tener plata para terminarlos. Un círculo vicioso.
Y es sólo uno de los muchos casos similares que ocurren en Medellín a quienes convencidos de que “tener casa no es riqueza pero no tenerla sí es pobreza”, invierten sus ahorros y se endeudan para comprar una vivienda, sueño que a menudo se convierte en pesadilla. “No son todas las construcciones ni todos los constructores, algunos cumplen pero otros no”, dice el concejal Federico Gutiérrez, quien desde meses atrás se enfrenta a este tema en una comisión accidental del Concejo destinada a encontrar soluciones para los compradores que hoy solo tienen una casa en el aire. Su objetivo es estructurar y sacar adelante un proyecto de acuerdo que permita que en Medellín comprar casa propia sea más seguro. Las irregularidades “Que no paguen justos por pecadores” El caso Torremayor |
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Cosas de hombres / julio (quincena 1)
Publicado en la edición 393, 05 julio de 2009
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Desde el Museo / julio (quincena 1)
Publicado en la edición 393, 05 julio de 2009
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Pedro Justo Berrío
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Como es obvio, una vez que se dio paso a la participación del público los platillos desaparecieron rápidamente, lo que hacía pensar acerca de valores como la permanencia de la obra de arte y sus límites visuales y materiales
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Por Carlos Arturo Fernández U.
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Con frecuencia se piensa que el interés por la ciudad es un problema estético propio de los artistas actuales. Incluso pareciera que en ello radicara una de las características más específicas de lo contemporáneo frente al arte del pasado, en un mundo donde la mayor parte de la población se concentra en centros urbanos más o menos grandes. Y en esa dirección, es claro que, además de la abundante presencia de esculturas e intervenciones plásticas en el espacio público, un amplio número de creadores concibe hoy su trabajo como participación y acción social en el marco de la ciudad y de sus comunidades.
Sin embargo, el problema no puede limitarse sólo a las expresiones y conceptos del arte de hoy. En efecto, a lo largo de toda su historia el arte ha mantenido una estrecha relación con la vida urbana, hasta el punto de que, muchas veces, se identifica la historia del arte con la historia de las ciudades. En esa relación, los monumentos ciudadanos juegan un papel fundamental. Ellos no fueron pensados solamente (ni sobreviven) con la misión de embellecer calles y plazas sino que son manifestación de las ideologías que sustentan los proyectos de ciudad que se van imponiendo a lo largo de la historia urbana. Ese doble carácter, estético y político, les confiere quizá su mayor valor histórico y social. La estatua de Pedro Justo Berrío, en la plaza mayor y centro fundacional de Medellín, tiene un especial poder en la configuración de los ideales cívicos de la ciudad. La escultura, instalada en 1893, es una figura de tamaño natural vaciada bronce y colocada sobre un pedestal de mármol de Carrara. Es obra del escultor italiano Giovanni Anderlini, quien se había especializado en la realización de este tipo de monumentos ciudadanos, que en la segunda mitad del siglo 19 muchas personas consideraban como la más elevada manifestación en el arte de la escultura por ser vigorosos núcleos de pensamiento político. En realidad, la estatua de Pedro Justo Berrío es producto de un taller donde se realizaban obras más o menos en serie para atender una amplia demanda de monumentos en las jóvenes repúblicas americanas, sin que el artista tuviera un conocimiento claro de los personajes representados. A pesar de ello, la obra de Anderlini se destaca por su sobriedad republicana, su contención, la ausencia de retórica y el tratamiento directo del personaje, lo que la convierte en símbolo cívico de los mejores valores de la ciudad en crecimiento. Aquí se alude a la ética del ciudadano que vive el servicio a la patria como un valor supremo, y no a un héroe cuyas gestas gloriosas lo han ubicado por encima de los demás mortales. Por supuesto, las ideologías e intereses pueden hoy ser diferentes. Pero los monumentos ciudadanos no sólo nos recuerdan el pasado sino que también hacen presente la idea de la ciudad como construcción colectiva y la posibilidad de una interpretación estética de los valores que nos constituyen como sociedad. |
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Desde el Museo / julio (quincena 1)
Publicado en la edición 393, 05 julio de 2009
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Pedro Justo Berrío
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Como es obvio, una vez que se dio paso a la participación del público los platillos desaparecieron rápidamente, lo que hacía pensar acerca de valores como la permanencia de la obra de arte y sus límites visuales y materiales
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Por Carlos Arturo Fernández U.
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Con frecuencia se piensa que el interés por la ciudad es un problema estético propio de los artistas actuales. Incluso pareciera que en ello radicara una de las características más específicas de lo contemporáneo frente al arte del pasado, en un mundo donde la mayor parte de la población se concentra en centros urbanos más o menos grandes. Y en esa dirección, es claro que, además de la abundante presencia de esculturas e intervenciones plásticas en el espacio público, un amplio número de creadores concibe hoy su trabajo como participación y acción social en el marco de la ciudad y de sus comunidades.
Sin embargo, el problema no puede limitarse sólo a las expresiones y conceptos del arte de hoy. En efecto, a lo largo de toda su historia el arte ha mantenido una estrecha relación con la vida urbana, hasta el punto de que, muchas veces, se identifica la historia del arte con la historia de las ciudades. En esa relación, los monumentos ciudadanos juegan un papel fundamental. Ellos no fueron pensados solamente (ni sobreviven) con la misión de embellecer calles y plazas sino que son manifestación de las ideologías que sustentan los proyectos de ciudad que se van imponiendo a lo largo de la historia urbana. Ese doble carácter, estético y político, les confiere quizá su mayor valor histórico y social. La estatua de Pedro Justo Berrío, en la plaza mayor y centro fundacional de Medellín, tiene un especial poder en la configuración de los ideales cívicos de la ciudad. La escultura, instalada en 1893, es una figura de tamaño natural vaciada bronce y colocada sobre un pedestal de mármol de Carrara. Es obra del escultor italiano Giovanni Anderlini, quien se había especializado en la realización de este tipo de monumentos ciudadanos, que en la segunda mitad del siglo 19 muchas personas consideraban como la más elevada manifestación en el arte de la escultura por ser vigorosos núcleos de pensamiento político. En realidad, la estatua de Pedro Justo Berrío es producto de un taller donde se realizaban obras más o menos en serie para atender una amplia demanda de monumentos en las jóvenes repúblicas americanas, sin que el artista tuviera un conocimiento claro de los personajes representados. A pesar de ello, la obra de Anderlini se destaca por su sobriedad republicana, su contención, la ausencia de retórica y el tratamiento directo del personaje, lo que la convierte en símbolo cívico de los mejores valores de la ciudad en crecimiento. Aquí se alude a la ética del ciudadano que vive el servicio a la patria como un valor supremo, y no a un héroe cuyas gestas gloriosas lo han ubicado por encima de los demás mortales. Por supuesto, las ideologías e intereses pueden hoy ser diferentes. Pero los monumentos ciudadanos no sólo nos recuerdan el pasado sino que también hacen presente la idea de la ciudad como construcción colectiva y la posibilidad de una interpretación estética de los valores que nos constituyen como sociedad. |
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Sergio Elejalde
Sergio Elejalde: El estudioso de los cortes.
Desde su época escolar cortaba el pelo de amigos y vecinos, por el simple gusto de cultivar su vocación. Las cabelleras de muchas de las grandes personalidades de la ciudad han pasado por su peluquería, aquella que durante 30 años ha funcionado a puerta cerrada, sin aviso alguno en su sede de fachada amarilla, aunque registrada con el nombre de su talentoso creador.
Retratado por Carlos Tobón en 1989, Sergio Elejalde se destaca entre sus colegas por su constante investigación y actualización en las técnicas utilizadas por las grandes escuelas de educación en belleza y peluquería del mundo, como la Pivot Point de Chicago, con la que suele organizar ocasionalmente seminarios, talleres y otras actividades académicas.
La importancia de atreverse
La importancia de atreverse
En la casa de mis padres las ensaladas nunca fueron el fuerte de la dieta familiar
En general, podría decirse, que todos tenemos algunos alimentos que por una u otra razón nos abstenemos de consumir, práctica que mantenemos por años y años, hasta que un día cerrando los ojos, nos vemos obligados a consumirlos o a atrevernos a ello.
Esto bien podría ocurrir el día en que asistamos a un banquete oficial del que seamos el invitado principal y nos toque estar sentado a la derecha del oferente del evento, y de pronto, ¡puf!, por arte de magia, aparece ante nuestros ojos ese odiado plato de muchos años; que en mi caso podría ser una simple ensalada hecha con lechugas y tomate, ¿y entonces que Álvaro?; no se le puede decir al anfitrión: “sabe qué Señor Alcalde, yo de esto no como”; las buenas costumbres indican aceptar que hay que comérsela haciendo de tripas corazón y de pronto descubrir que el preconcepto no era válido y que estamos abriendo una puerta para disfrutar de nuevos sabores.
Tal vez Mafalda sea el personaje más emblemático del odio o rechazo por un plato específico de comida. Ella odiaba la sopa cuando tenía 7 u 8 años y que yo sepa, la sigue odiando 40 años después. Para ella el plato de sopa era la representación en vivo y en directo del potro de tormentos.
Las comidas que a lo largo de mi vida menos me han gustado, además de la susodicha ensalada y, para mencionar solo unas pocas, son: la sopa de arracacha, los sesos, la coliflor hervida y los erizos. A continuación comparto con el lector lo que encontré el día que decidí superar cada uno de estos traumas.
En la casa de mis padres las ensaladas nunca fueron el fuerte de la dieta familiar, pero el día que tocaba hacerlas, invariablemente eran hechas con tomates medio maduros partidos en cascos y lechuga campesina que estaban aderezadas con lo que se conseguía por esos años en Medellín: aceite vegetal de solla y vinagre blanco hecho a base de alcohol. Años después encontré que la odiada ensalada de mi niñez cambiaba sustancialmente si los tomates se pelan, se les sacan las semillas, se parten en pedazos pequeños, se mezclan con dos o tres tipos de lechuga, se entreveran trozos de queso muzzarella o cualquier tipo de queso fresco, se combina todo, se agregan unas hojas de albahaca fresca, un poco de pimienta negra recién molida, y una vinagreta hecha con una mezcla de aceite de oliva y un buen vinagre de vino obteniéndose así la deliciosa ensalada caprese.
El sabor medio dulzón pero desabrido de la sopa de arracacha, me hacía reaccionar como a la Mafalda de la imagen, hasta que en mi última visita a Medellín en un restaurante cercano a El Retiro su dueño me invitó a probar mi enemiga ancestral, y cómo le iba a decir: “Julián, yo de eso no como”, asesinando las buenas costumbres que me enseñaron en casa. La probé y encontré un caldo delicado, lleno de sabores escondidos y de amplias posibilidades sensoriales, digno de ser combinado con otros ingredientes no tradicionales, como por ejemplo costillitas de cerdo o frisoles verdes.
Cuando en casa se mencionaba que habría sesos, todos inmediatamente nos descomponíamos e inventábamos las excusas más inverosímiles para no comerlos: “que me duele el estómago”, “que tengo que ir ya al colegio porque el profesor va a dar una clase especial para explicar lo de la inmortalidad del cangrejo”, etcétera; mi madre a fuerza de bregas nos hacía probar un bocado pequeño, diciendo entonces: “¡Vio lo bueno que es!, además los sesos son muy saludables, etcétera” y uno obedientemente decía: “Sí mamá, tiene razón”, pero comía lo menos posible, aguantando estoicamente las historias de los niños que se morían de hambre en Biafra. Un día en un restaurante de Buenos Aires pedí unos ravioles con relleno de pollo y nueces; el plato llegó, lo probé y me encantó, a los pocos minutos llegó el mozo y me dijo: “Señor ha habido una equivocación de cocina, los ravioles que le servimos estaban rellenos de sesos y nueces, ¿quiere que se los cambiemos por los de pollo que pidió?” Justo es reconocer que a partir de ese día mi pasta rellena favorita es aquella que tiene sesos entre sus ingredientes.
Años ha, el día que al final de la mañana llegaba del colegio y encontraba la casa pasada al olor pungente de la coliflor hervida, yo quería desaparecer o inventar que inopinadamente había sido invitado a almorzar a la casa de un amigo y entonces hacer una dieta imprevista hasta la noche, con tal de no consumir este plato “nauseabundo”. Años después, estudiando cocina encontré que haciendo hervir unos pocos minutos la coliflor en agua abundante, separando luego las pequeñas cabezas o flores, mezclándolas entonces con una buena salsa blanca (bechamel), queso parmesano, nuez moscada, un poco de pimienta negra recién molida y poniendo toda la mezcla en un molde refractario, agregando al final un poco de mantequilla cortada en cubitos y llevándola a un horno bien caliente, obtenía algo muy diferente a la odiosa coliflor de mi niñez. Un día decidí hacer el mismo procedimiento con brócoli o con una mezcla de los dos vegetales y me encontré, en términos de sabores, ¡cerca del cielo!
Hace muchos años, en mi primer viaje a Chile, un amigo me invitó a almorzar al comedor del Hotel Carrera en Santiago, en ese entonces el más elegante y tradicional de la ciudad. Mi amigo me insistió que después del imperdible aperitivo de Pisco Sour, debería consumir como entrada unos erizos al natural; su fuerte olor y penetrante sabor a yodo hicieron que empezara a sudar frío, mirar fijamente a mi amigo, excusarme e ir a descansar unas horas al hotel. Después de esta penosa experiencia nunca volví a verlo y la frustración de no haber sido capaz de disfrutar de los erizos me acompañó por muchos años; pero hace unos pocos meses que nuevamente visité ese país, decidí, y después de pensarlo mucho, que era tiempo de reencontrar los erizos y doy fe de que no me he arrepentido de éste paso trascendental.
Ahora, afortunadamente, ¡me quedan pocos de estos fantasmas gastronómicos!
Buenos Aires, julio de 2009.
La audacia de los tatuados
Por: Marta Lucía Restrepo
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La primera vez que vi en vivo y en directo a una persona tatuada fue hace muchos años, y no fue a una sino a dos, hombres jóvenes y mellizos para más señas, que habían ido haciendo de su piel una especie de mural callejero, en el que de manera arbitraria habían ido buscando lugar, a lo largo y ancho de sus anatomías, para repartirse y acomodar palabras, figuras geométricas, mariposas, sendos ángeles de plumosas alas, dragones y hasta la cabeza de Antínoo ahogado, flotando en las aguas del Nilo, con las pirámides de Egipto como telón de fondo.
Esta forma de relacionarse con sus cuerpos me evocaba la hermosa película Escrito en el cuerpo, de Peter Greenaway (The Pillow Book, Francia-Reino Unido; 1996), que gira alrededor de la piel como papel y lienzo, y que inicia con la historia de una mujer que guarda el recuerdo de la hermosa caligrafía japonesa que durante los años de infancia y adolescencia su padre le dibujaba en el rostro para cada cumpleaños; obsesionada con revivir esta experiencia en su vida adulta, un día encuentra a un amante que logra satisfacer su deseo y que prolonga de manera dramática su historia, en una especie de ritual cargado de drama, sensualidad y poesía. De regreso a la historia de mis amigos, había grandes diferencias entre sus tatuajes y los textos de los personajes de Greenaway. Una de ellas era, precisamente, que mientras los textos escritos en la piel de los protagonistas de la película eran perecederos y se disolvían al entrar en contacto con el agua, los mellizos se iban dejando improntas cada vez más estridentes, que contaminaban su apariencia y que los iban a acompañar hasta que la muerte o una novedosa técnica de borrado los separara. No sospechaba que, en ese entonces, tenía frente a mí a dos de esos personajes que en publicidad se llaman consumidores vanguardistas, que son los que se atreven a pasarse por la faja la tradición y a hacer propuestas que en sus inicios pueden resultar hasta excéntricas o escandalosas, pero que terminan convertidas en moda. En efecto, ahora estoy rodeada de una generación que ha asumido el tatuaje como una forma de expresión, que ha desacralizado la dermis y se la marca con tinta indeleble, que se perfora la lengua, la nariz, las cejas y hasta los lugares más íntimos y ocultos. Para la muestra, en estos últimos días he tenido reuniones de trabajo con tres mujeres de esa generación. Una de ellas, que tiene una apariencia más bien discreta, me hizo sonreír cuando dijo que le estaba rascando mucho la espalda porque se acababa de hacer “otro” tatuaje: era un hermoso dibujo abstracto y multicolor, de gran tamaño; otra se tatuó cinco estrellas en el empeine del pie derecho, y una tercera me dijo que desde hacía varios meses tenía un dragón en su omoplato izquierdo. Pero si antes me desconcertaba (ya no, porque me ha ocurrido lo que a veces les pasa a las bacterias con algunos medicamentos, que de tanto exponerse han desarrollado tolerancia), y aún sigo sin entender muy bien qué puede caber en la mente de quien se arriesga a marcarse la piel en un camino sin retorno, ahora me resulta divertido imaginar a los futuros ejecutivos que en un tiempo no muy lejano serán cincuentones, y que bajo el puño de finas camisas van a dejar entrever la esquina de algún tatuaje desteñido, o la de abuelas octogenarias, de arrugados centauros aferrados temblorosos a sus espaldas. Debo confesar que aunque en cortos pero transitorios ataques de esnobismo contagioso he dicho con euforia que me quiero hace un tatuaje, estos arrojos se han esfumado tan rápido como mis palabras. Prefiero seguir celebrando con admiración la audacia de los tatuados y conservar invicta mi piel blanca, salpicada a lo sumo de una que otra peca o de algún lunar de inofensiva apariencia. |
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Despecho social
Por: Juan Carlos Orrego | ||
Un tío mío, días antes de inscribirme en la universidad, me rogó que no estudiara antropología sino artes. Aparentemente, se trató de un consejo hippie y folclórico, habida cuenta de la convencional idea que se tiene de las libertades y bolsillos vacíos que, a un mismo tiempo, bendicen y agobian la vida del artista. A veces pienso, sin embargo, que la sugerencia de mi pariente fue sabia, pues, al haberme graduado como estudioso de la cultura y todos sus intríngulis, ahora me moja el pantano del desprestigio que buena parte de nuestros compatriotas ha arrojado sobre las ciencias sociales.
Hace un par de meses, cuando fue arrestado -entre evidentes irregularidades- el sociólogo Miguel Ángel Beltrán, los comentaristas virtuales de las diversas publicaciones electrónicas que trataron la noticia se despacharon con toda clase de opiniones sobre el asunto. Hubo de todo en tales foros, pero, como siempre pasa -ya sea porque los golpes pesan más que los besos o porque en todos nosotros gana el ánimo pendenciero-, las necedades parecieron ganar, al bulto, la partida. Y hay qué ver en qué se resumen las barbaridades que conformaron esa “última palabra”: los científicos sociales son delincuentes sin que sea necesario probar ninguna fechoría adicional a la registrada en sus diplomas, y si bien no es posible atenuar su historial, se puede agravarlo si se demuestra que dichos canallas se ganan el pan en las universidades públicas. Algún lector podrá decir, a esta altura de la columna, que me anima el despecho: acertará. La opinión pública despertada con motivo del “affaire” Beltrán me ha hecho sumamente infeliz. Y, para colmo, hará cosa de dos semanas leí un artículo que, en pocas palabras, proclamaba que las revistas editadas por los profesores de ciencias sociales de las universidades públicas -es decir, lo más malo dentro de lo peor- no eran más que un descarado sartal de sandeces, urdidas solo con la corrupta idea de aumentar el sueldo y ganar vanidoso prestigio académico. No faltaba más; o sí, faltará algo: no me sorprendería que en los próximos días cayera, desde quién sabe dónde, un nuevo mandoble. Todo esto me hace pensar en la hipocresía de buena parte de mis conciudadanos: aquellos que me mostraron caras de simpatía cuando di clases de antropología en las universidades de la “buena” sociedad y que hoy en día -lo sé con certeza que ahora no voy a explicar- son, en buena parte, los suscriptores de aquel desprecio público. Francamente, ahora agradezco el gesto -que entonces me pareció ruin- de quienes me escupieron, de frente, que mi asignatura era un relleno inservible. Y pienso también en los cuarenta mil parroquianos -y en sus padres, claro- que cada semestre tocan a las puertas de la Universidad de Antioquia: ¿qué pasa después de que solo cuatro mil consiguen el botín? ¿Los otros se matriculan inmediatamente en una odiosa desconfianza contra el Alma Máter? Parece ser que yo no soy el único despechado. En el fondo, poco importan los delgados hilos de las sensibilidades golpeadas en esta y similares coyunturas. Realmente grave es lo que se insinúa como razón general para esa gratuita animadversión contra las ciencias sociales y lo público: el desinterés ante la posibilidad de cobrar conciencia de lo que somos, conocimiento posible tanto cuando se escarba la vida con adecuadas herramientas científicas como cuando se convive con los que no son como uno. Pero, qué demonios: aquí solo se trata de conectarse el iPod en las orejas, jugar póker por Internet y ponerse a punto para aparecer ante el mundo como el humano más delicioso y original. |
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¡6 años y siguen resonando!
Por: Juan Carlos Franco
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Esta columna mantiene desde hace casi cuatro años una campaña en contra de la estupidez. Especialmente la que tiene que ver con obras públicas en la comuna de El Poblado. Con dos simples objetivos: Que se hagan las cosas bien, no de manera torpe e improvisada; y que se respete a los usuarios, que son quienes finalmente las pagan y –valga la redundancia- las usan.
Al menos una vez al año me siento obligado a referirme a los famosísimos 19 resonadores de la Loma de Los Balsos, arriba de la Superior. Dizque reductores de velocidad, ¡qué buen chiste! Llevamos ya 6 años sufriendo las consecuencias de esta “obra”, ideada y construida durante la administración de Luis Pérez. 6 años de dañar vehículos, 6 años de generar ruido insoportable para los vecinos, 6 años de no reducir la velocidad de casi nadie… y 6 años de total y absoluta indiferencia de las distintas administraciones municipales (y de concejos y juntas administradoras locales) para enfrentar este problema como se debe y resolverlo. He visto con interés y curiosidad que en días recientes se están recogiendo firmas de ciudadanos -vecinos y usuarios en general- para pedirle, suplicarle a la administración que los elimine. Me informan que esperan recoger más de 2.000 firmas, con lo cual probablemente la Alcaldía se dé por aludida y proceda a hacer algo. Excelente que esto ocurra, pero se basa en una lógica perversa: “Si no se nos queja una cantidad suficiente de personas (incluyendo nombre, firma y cédula, cosa no tan fácil en esta época), debe ser que la obra es buena y entonces no es obligación hacer nada”. ¿Se necesitará un referendo a nivel nacional, acaso, con participación mínima del 25% del censo electoral? Como si no fuera suficientemente obvio que la “obra” es un adefesio y que afecta de forma muy negativa a la comunidad… como si los funcionarios de la Alcaldía no tuvieran criterio propio o autoridad para corregir errores, incluso si fueron hechos por una administración anterior. No deja de ser frustrante, a propósito, que las muy prestigiosas empresas situadas a lo largo de la loma parecen ser indiferentes frente al tema. Cuesta creer (¿o tal vez no?) que los funcionarios y gerentes de Isa y Une, que suben y bajan por ahí todos los días, se hayan acostumbrado a este monumento a la mediocridad y la vean como parte del paisaje. Bueno, tampoco parecen haber asumido liderazgo alguno en el tema de las aceras de esta loma, que son las peores de todo El Poblado: Estrechísimas, discontinuas y llenas de obstáculos (postes, cables, huecos, ¡lo que quiera!). Los empleados, clientes y prestadores de servicios de estas empresas que no llegan en carro se ven obligados a subir o bajar por la propia vía, teniendo que esquivar a los vehículos, que circulan no propiamente a baja velocidad. Señores de Isa y Une, ustedes que se precian de su total orientación al cliente, ¿no piensan ustedes que es parte elemental de un buen servicio hacer lo posible para que el acceso a sus propias instalaciones sea fácil y seguro? Tal vez con unos aportes monetarios muy pequeños, en total coordinación con el Municipio (dueño de una de ellas), ¿no será que se puede lograr el milagro? ¿O nos tocará a los ciudadanos particulares seguirnos quejando, solos como para variar? |
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Mirar con otros ojos
Publicado en la edición 393, 05 julio de 2009 | ||
Mirar con otros ojos
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Muchas veces las quinientas palabras de esta nota han sido dedicadas a reclamar airadamente, con desconsuelo otras y en la desesperanza algunas tantas, el por qué si soñamos con un país nuevo, una sociedad diferente, una ciudad ejemplar, no la construimos todos, aportando cada uno su mejor esfuerzo para alcanzar ese objetivo.
Igualmente a como nos llegan voces quejándose por todo lo habido y por haber. Así como nuestros teléfonos se llenan de llamadas de quienes ven en todo lo que se refiere al Estado a un enemigo que no espera sino a que los ciudadanos se replieguen para atacarlos, también es justo hacer mención de aquellas voces que nos demuestran con ejemplos cómo la generalización no es más que otro error en el que caemos con frecuencia. Basten dos de ejemplos que nos demuestran que mientras muchos están buscando la manera de apoderarse de los dineros públicos, de no hacer su tarea en concordancia con lo que se espera de ellos, también existen quienes sí lo hacen y con su trabajo callan a los que miran al Estado como contraparte de la ciudadanía. El primer ejemplo sale de una llamada de un lector de Vivir en El Poblado, quien nos relató cómo en las oficinas del gas de Empresas Públicas se apersonaron de su caso que no había logrado resolver por ningún medio. Solo y sin ayuda de funcionarios de alto rango, este ciudadano simplemente fue atendido y comprendido por los empleados de EPM, quienes le resolvieron de manera ágil y certera su situación. Igualmente, otro lector, llamó a nuestra redacción para relatarnos cómo en el Das, a pesar de lo cuestionado y emproblemado que se encuentra, le ayudaron amablemente, también sin tener que recurrir a nadie y solo usando los instrumentos más elementales de todos, la paciencia, la amabilidad y un teléfono. Nos contó el lector que en esa interminable cola para llegar a las oficinas del Das, hay quienes se desesperan y tratan con grosería y altanería a los funcionarios que están tratando de hacer su trabajo. Olvidamos muchas veces, que todas las instituciones o empresas, sin importar si se trata del sector público o privado, están conformadas por personas que en su mayoría son buenos ciudadanos. Pensar antes de hablar, callar antes de injuriar, medir el efecto de las palabras, estar seguros de que toda generalización no conduce más que a discriminaciones y al fomento de prejuicios que en nada ayudan a cambiar este mundo, sería el consejo que podríamos dar. Siempre es más fácil ser voceros del apocalipsis, mirar el lado oscuro de la vida, ver cómo el fracaso ronda toda empresa que se inicie, añorar tiempos pasados y pensar que el futuro de los hijos será peor que el presente de los padres, que buscar, aunque sea con la linterna de Diógenes, aquellas acciones que lo reconforten a uno con la vida, que den esperanzas por nuevos tiempos. Solo hay que tener ojos para ver. |
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El momento de actuar
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La fertilidad en los hombres según la edad
Aunque está comprobado que en el hombre la influencia de la edad en la fertilidad es menor que en la mujer, recientes estudios médicos muestran que sí existe en ellos un deterioro en la producción de espermatozoides con el paso del tiempo. |
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Cuadro tomado del Journal of Assisted Reproduction and Genetics, 2008.
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* El espermograma es un examen que permite evaluar la calidad del semen y medir la capacidad reproductiva de los hombres.
El momento de actuar contra la infertilidad es ahora, visitando CONCEVIDAS. Edificio Colmena. Consultorio 204 Carrera 43A No.1A Sur – 29. Teléfonos: 312 2020 / 268 1900. Fax: 352 2960. Medellín- Colombia. www.concevidas.com |
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Una sabrosa noticia
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Lo que empezó como una afición para atender en la casa, se convirtió en una deliciosa oferta que incluye pasteles dulces de pera chilena y nueces; ochuvas; agraz; guayaba y ricotta; papayuela y coco y los exquisitos pasteles de pollo que ahora están también acompañados por los riquísimos y delicados pasteles de salmón.
La calidad de los pasteles, que se puede apreciar en su delicada masa hojaldrada y en los fresquísimos y naturales ingredientes, hacen que Guayaba y Ricotta se haya convertido en referente de calidad y buen gusto en Medellín. Para llevar a una visita formal, una reunión de amigos, como una atención especial, o simplemente para darse gusto en casa, las ocasiones no faltarán para deleitarse con los exquisitos pasteles de Guayaba y Ricotta que puede encargarlos para 6, 8, 10 ó 12 porciones en los teléfonos 311 3955 ó en el 311 4067, arriba del Park 10, en la Transversal 12A N. 32 – 116 |
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El karateca del Poli
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Su mirada proyecta una transparencia, seguridad y serenidad poco comunes. Su voz, recia pero suave, y su figura, aunque baja, infunden respeto, ese mismo respeto conque trata a los demás, incluso en el combate. No es casual, estos distintivos tienen que ver con la disciplina oriental que practica hace 21 años y en la que se ha destacado internacionalmente: Karate Do.
A sus 25 años, Jose Guillermo Ramírez Gutiérrez, estudiante de noveno semestre de Ingeniería de Productividad y Calidad en el Politécnico Jaime Isaza Cadavid, es uno de los karatecas más destacados del continente. Acaba de coronarse como Campeón Panamericano de Karate Do, en Curazao, Venezuela, donde compitió con representantes de 14 países, y por estos días se prepara para alcanzar el oro en los XIX Juegos Suramericanos que se realizarán en Medellín del 28 de junio al 5 de julio. “Para mí es importante porque he ganado el Campeonato Centroamericano y del Caribe, el Panamericano y torneos abiertos en otros países, pero no la medalla suramericana”. Sin embargo, su gran meta se sitúa en 2010, cuando pretende convertirse en campeón mundial de Karate Do en Belgrado y de paso en el primer colombiano en obtener esta distinción. “He quedado entre los 16 primeros en los mundiales de Finlandia y Japón pero no tenía la preparación y el fogueo que he tenido este año y que tendré el otro. Ese objetivo de ser campeón mundial lo tengo muy claro”. Así mismo sueña conque en octubre en Copenhague el karate sea incluido como disciplina olímpica: ese sería otro reto. De viaje por el mundo |
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En medio de temblores
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Ricardo Taborda se concentra hoy en terminar su trabajo de tesis y en cuidar de su esposa y su hija de 10 meses. En sus ratos libres escribe para un blog columnas de opinión. | ||
Tiene 31 años y da la impresión de que no ha perdido el tiempo. Ricardo Taborda es ingeniero civil de Eafit, donde en el año 2000 se graduó con honores; allí mismo se había desempeñado como Vicepresidente de la Organización Estudiantil y como Representante Estudiantil ante el Consejo Académico.
Durante el último año de pregrado y con la ayuda de sus profesores de ingeniería, logró un cupo para estudiar en la división de postgrado de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México y una beca como asistente de investigación en el Instituto de Ingeniería de la misma universidad. Fue así como al finalizar 2003 obtuvo una Maestría en Ingeniería Estructural. Al terminar, la Universidad del Sur de California, en Los Ángeles, le ofreció continuar sus estudios de postgrado y trabajar al mismo tiempo como asistente de docencia e investigación. Al cabo de año y medio obtuvo una Maestría en Mecánica Estructural en el Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental. Sismos: mejor simularlos que vivirlos Reconocimiento Proyección a Medellín |
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Lo que se debe saber sobre servicios públicos
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Ante eternas dudas y quejas por parte de los ciudadanos, Empresas Públicas de Medellín desea intensificar la pedagogía para mejorar el uso de los servicios públicos en los hogares. Beatriz Loaiza, Profesional de Educación al Cliente de Epm, aclaró algunas particularidades.
¿Qué hace el equipo de educación al cliente de Epm? ¿Cuáles son las falsas creencias más comunes en el usuario? ¿Qué electrodomésticos consumen más energía en los hogares? ¿Cómo concientizar sobre el consumo racional del agua? ¿Cómo varían las tarifas de los servicios públicos según el estrato? |
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Solo el año entrante tendrán cerramiento
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El ingeniero Alberto Medina, habitante de la urbanización El Remanso, se comunicó con nuestro periódico para protestar por el estado de los jardines de la Avenida El Poblado, sobre todo los que no tienen cerramiento, y por el descuido del Parque La Presidenta que, según él, “debería llamarse rastrojo lineal La Presidenta”. Agregó que “no hay derecho a que la Milla de Oro, con ese catastro y esos impuestos tan altos tenga unos jardines tan feos y descuidados. Están sembrados sobre escombros y en ese cascajero qué planta va a crecer”.
Propuso entonces que para que Medellín merezca su nombre de Ciudad de las Flores y genere empleo, el Municipio contrate el arreglo de los jardines, su siembra y mantenimiento con cooperativas de viveros de barrios de estratos bajos. “Que contraten con ellos mediante el Jardín Botánico, que los capaciten, enseñen a hacer abono o busquen asesoría con las universidades porque nos estamos durmiendo, se nos acabó el liderazgo. Los que tributamos queremos que con nuestro dinero se genere empleo y se ponga la ciudad bien bonita”. Por último sugirió sembrar la Avenida Las Palmas hasta el aeropuerto internacional José María Córdova con jardines centrales y dar así trabajo a familias campesinas. Convenio con el Jardín Mantenimiento a La Presidenta Cerramientos: una prioridad |
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El origen del vino tinto del fruto a la botella
Publicado en la edición 392, 21 junio de 2009
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La decisión del día exacto de la recolección de las uvas es fundamental en la determinación del tipo de vino que se desea elaborar
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La creación de cualquier vino comienza desde la maduración del fruto. Durante el ciclo de formación de la uva, las condiciones climáticas y el trabajo del hombre determinan la calidad intrínseca del fruto. La materia prima será entonces determinante en la elección del método de elaboración del vino, de acuerdo, obviamente, con el estilo que el enólogo desea crear. Si la variedad de uva tiene como característica genética ser delicada, de intensidad colorante baja y ser muy sensible a la oxidación, seguramente se trata de la uva Pinot Noir. Así que la maceración, fermentación y conservación del vino en el barril serán controladas de manera tal que el vino se convierta en una transformación respetuosa de la variedad como tal.
Etapas fundamentales en la elaboración de vinos tintos El momento de la recolección (la vendimia) La decisión del día exacto de la recolección de las uvas es fundamental en la determinación del tipo de vino que se desea elaborar. Durante la maduración del fruto, la concentración en azúcares aumenta y la acidez disminuye, mientras que el color y los taninos se concentran en la piel de la uva. Los aromas y gustos del fruto varían dependiendo del tiempo de maduración y del lugar donde las uvas se producen. La recepción La fermentación alcohólica La fermentación maloláctica El envejecimiento La calidad final y el valor |
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Tarea
Identificar la escala de valores de los vinos tintos alrededor del mundo Determine su propia escala de valores y el nivel al cual su presupuesto puede adaptarse comprando vinos para todos los días y vinos para ocasiones especiales. Organice una pequeña cata de vinos entre amigos (lo cual ayudará favorablemente a disminuir el costo total de este ejercicio), seleccione las siguientes calidades de vino de su variedad preferida: vino de mesa, vino de la denominación de origen en Francia donde esta variedad es plantada, vino de una bodega reconocida en ranking dentro de esta denominación de origen y otras dos botellas de la misma variedad pero de países productores diferentes. Compare opiniones y notas de cata entre amigos, analizando siempre la relación calidad precio de cada una de las botellas. |
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Enlace Naranjo Saldarriaga
Enlace Naranjo Saldarriaga
Los novios Catalina Naranjo Bustamante
y Juan Felipe Saldarriaga Piedrahíta. Fotografía John Gil.
En una sentida ceremonia celebrada en la Parroquia del Padre Marianito, el pasado 6 de junio, el capellán de la UPB, Carlos Alberto Agudelo, ofició el matrimonio de Catalina Naranjo Bustamante, hija de Leda María Bustamante Escobar y Fernando Mejía Ortega; y Juan Felipe Saldarriaga Piedrahíta, hijo de Nelly Piedrahíta de Saldarriaga y de Óscar Saldarriaga Parra, fallecido.
Los acordes de los violines del grupo DVL llenaron la iglesia de emoción mientras los niños Santiago y Simón Mejía Ospina y María Antonia González Ramírez acompañaron la entrada de la novia al templo. La iglesia estuvo decorada por Gladys de Duque, de la Floristería Racha, en brillantes y hermosas rosas blancas que hicieron contraste con la belleza de la novia, quien lució un espectacular diseño de Héctor Ruiz.
Luego de la ceremonia, ofrecieron una inolvidable recepción en el Gran Chablis del Hotel Dann, donde casi todos los invitados –entre quienes se encontraba un nutrido grupo de amigos que viajó desde Miami para esta ocasión– pudieron acompañar en su alegría a la nueva pareja hasta las 6 de la mañana.
Los novios, quienes viven en Estados Unidos, preparan su viaje de bodas para el próximo otoño a un destino que es una sorpresa que Juan Felipe le tiene celosamente guardada a Catalina.
La fiesta en el Gran Chablis del Hotel Dann se prolongó hasta las 6 de la mañana. El salón estuvo decorado por Patricia Fernández y Backstage. Fotografía John Gil.
Santorini en Oviedo
Publicado en la edición 392, 21 junio de 2009
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Santorini en Oviedo
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Santorini Diferente, marca colombiana de zapatos, botas y otros accesorios con más de 23 años en el mercado, inauguró hace poco en Oviedo una nueva tienda, la cual se suma a las otras 13 que tiene en algunos de los centros comerciales más importantes de Bogotá. Santorini cuenta con tres líneas (Trabajo, Cotidiano y Noche), compuestas por productos vanguardistas fabricados con las mejores pieles curtidas bajo procesos ecológicos y pensados para las mujeres modernas, jóvenes y sofisticadas. En su local (3300) en Oviedo o en su tienda virtual (www.santorini.com.co/eshop), pueden encontrarse además de botas, botines y baletas, una gran variedad de accesorios como cinturones, carteras, porta celulares, medias y productos para la conservación y cuidado del cuero.
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Zimmer abre en El Tesoro
Publicado en la edición 392, 21 junio de 2009
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Zimmer abre en El Tesoro | ||
Con los nuevos pasteles de salmón, se completa la amplísima oferta de dulce y de sal de la Repostería Guayaba y Ricotta
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Marta Moreno y Ricardo Espinal. |
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En presencia de sus clientes y un conjunto de personalidades de distintos ámbitos de la ciudad, Zimmer celebró la inauguración oficial de su local en El Tesoro. En el cóctel, realizado en la nueva tienda, los invitados se maravillaron con los modernos, contemporáneos y originales diseños del mobiliario importado (de países como Estados Unidos, España, Brasil y China) y las líneas de decoración e iluminación de la marca, la cual se ha caracterizado durante sus 5 años de existencia por ofrecer revolucionarios productos que transforman y dan un toque distintivo a los espacios interiores y exteriores de negocios y hogares. Visite Zimmer en el Centro Comercial El Tesoro, local 9293. Teléfonos: 321 0883 – 321 1440. www.zimmer.com.co
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Cosas de Mujeres / junio (quincena 2)
Publicado en la edición 392, 21 junio de 2009
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Ballenas a la vista en el Pacífico colombiano
Ballenas a la vista en el Pacífico colombiano
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Por: Agenda del Mar | ||
Las ballenas yubartas hacen parte del patrimonio cultural étnico, integrado dentro de la iconografía y cosmovisión de los pueblos indígenas y afrodescendientes del Pacífico
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En los primeros días de junio comenzó la visita de las ballenas yubarta o jorobadas (Megaptera novaeangliae) a nuestro mar Pacífico. El avistamiento de ballenas es un acontecimiento esperado por los habitantes de la región, los hoteleros, la comunidad científica y los ecoturistas que buscan unas vacaciones diferentes en el mundo de la megadiversidad. Se inicia un espectáculo natural que se repite anualmente, entre junio y noviembre cuando llegan desde el Ártico donde se alimentan, hasta las aguas cálidas del trópico donde cumplen sus funciones reproductivas, en una migración de más de 17mil kilómetros, una de las mayores entre los mamíferos.
Estos gigantes llegan a medir 18 metros de longitud y alcanzan 40 toneladas de peso. La forma como saltan y se elevan sobre la superficie del agua y contorsionan su cuerpo, sus enigmáticos y rítmicos cantos que renuevan periódicamente; y su curiosidad por la que se acercan a las embarcaciones las hace ideales para su observación. Las ballenas yubartas hacen parte del patrimonio cultural étnico, integrado dentro de la iconografía y cosmovisión de los pueblos indígenas y afrodescendientes del Pacífico. A su significado debemos agregar los ingresos que genera la observación, que superan los 8 millones de dólares. Necesitan el voto de Colombia en la reunión de la Comisión Ballenera que se reunirá en Portugal a finales de junio, para que el espectáculo pueda continuar. |
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Los campesinos, fundamentales para el cuidado de la tierra
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El pasado 7 de junio se celebró el día del campesino y para rendirles un homenaje la Alcaldía de Medellín programó una serie de actividades en los corregimientos del municipio durante todo el mes de junio.
Esta celebración es una excelente razón para destacar la importante labor que cumplen los campesinos y agricultores en la protección del planeta. Además de cuidar las riquezas naturales en los rincones apartados y trabajar para alimentar a la población mundial; juegan un papel fundamental en la mitigación de los efectos del cambio climático, pues según informe de la FAO, la agricultura tiene un rol fundamental como “sumidero”, ya que retiene y almacena los gases responsables del efecto invernadero, en forma de carbono, en el suelo, plantas y árboles. Históricamente marginados, tanto cultural como social y económicamente, los campesinos han sido llevados a condiciones de desigualdad y pobreza, originando su desplazamiento a las ciudades. Su labor es la base de la economía mundial y son indispensables para mantener el equilibro en los campos, te invitamos a valorarlos y a reconocerlos como parte importante de la sociedad. |
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Fotos, Juan Fernando Ospina.
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La Agenda del Mar renovó su sitio electrónico
Para ofrecer a los amantes del mar, los deportes náuticos y la naturaleza, información novedosa y actualizada sobre los temas que los apasionan, la Agenda del Mar renovó su sitio electrónico agendadelmar.com. Encuentre noticias, tips con desarrollos tecnológicos, información sobre destinos maravillosos, buceo, navegación, pesca y surf; una completa guía de especies y recetas fáciles de preparar. Haga parte de nuestra comunidad, descargue las fases de la luna en su computador y viste nuestro blog. Navegue en agendadelmar.com y haga parte de nuestro compromiso con el medio ambiente. |
Rosa Ángel
Dotada de una lucidez y una memoria infalible, Rosa Ángel o “Rose” -como la solía llamar su padre el legendario empresario antioqueño Alejandro Ángel Londoño- ha vivido casi un siglo de incontables viajes, experiencias y momentos memorables que aún hoy recuerda y relata con una elocuencia asombrosa. Trilingüe, experta en temas de decoración, alguna vez amante de la ganadería, esta neoyorquina de nacimiento sorprende a propios y extraños por su delicadeza, su amabilidad, su buen gusto y sentido del humor.
Después de vivir por varias décadas en Bogotá, desde hace dos años reside en Medellín, ciudad a la que se trasladó para estar más cerca de sus familiares, quienes consideran que gracias a ella se han fortalecido los lazos y las relaciones entre las distintas generaciones de la familia Ángel. Retratada en marzo de 2009 por Carlos Tobón.
Desde el Museo / junio (quincena 2)
Publicado en la edición 392, 21 junio de 2009
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Parque de las Esculturas del Cerro Nutibara
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El reto del MAMM fue responder a las exigencias del arte contemporáneo y, simultáneamente, cumplir la función social de posibilitar el acercamiento, análisis e interpretación de las obras
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Por Carlos Arturo Fernández U.
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La fundación del Museo de Arte Moderno de Medellín en 1978 y su apertura en 1980 se producen en el marco de una crisis universal de los museos, que en el fondo es consecuencia de los desarrollos del arte. Parecía que las manifestaciones estéticas más avanzadas de las vanguardias del siglo 20 no tuvieran nada que ver con la valoración, conservación y consagración que pretendían los museos tradicionales, ni cupieran en ellos. Se les criticaba como mausoleos destinados a guardar sólo los restos de un pasado glorioso pero que poco o nada tenían para aportar al presente.
Consciente de esa crisis, el reto del MAMM fue responder a las exigencias del arte contemporáneo y, simultáneamente, cumplir la función social de posibilitar el acercamiento, análisis e interpretación de las obras por parte del público. Desde del Renacimiento del siglo 15 hasta mediados del siglo pasado el arte tuvo un carácter predominantemente privado; en la mayoría de los casos, se realizaba para ser exhibido y disfrutado en los espacios interiores y cerrados de los palacios, los edificios y casas de la época. Por el contrario, en las últimas décadas los artistas asumen de manera radical su compromiso con la cultura urbana, centran sus preocupaciones en la ciudad y hacen de ella su campo de trabajo. En esa orden de ideas, el MAMM estuvo siempre interesado por los asuntos de la ciudad, a partir del presupuesto de que el arte contemporáneo se despliega en una perspectiva urbana, determinada por condiciones espacio temporales, tecnológicas y conceptuales en vertiginoso proceso de transformación. La condición del MAMM como un museo centrado en la vida de la ciudad se expresa de manera sobresaliente en una serie de grandes proyectos de intervención urbana que realiza en la década de los 80. En primero de ellos es el Parque de las Esculturas, en el Cerro Nutibara. En 1983, contando con el respaldo de la Alcaldía, se crea este espacio, que posibilita la construcción de obras de algunos de los más importantes escultores de la ciudad (Ronny Vayda, Alberto Uribe, John Castles), del país (Edgar Negret, Carlos Rojas) y de América Latina (Julio Le Parc, Manuel Felguérez, Sergio de Camargo, Carlos Cruz Díez; no pudo ser realizado un proyecto de Jesús Rafael Soto). El Parque de las Esculturas marcó el punto de partida de la recuperación del Cerro Nutibara como un espacio para el disfrute de los habitantes de Medellín y, a lo largo de los años, ha posibilitado a todos el acercarse y disfrutar de una amplia serie de trabajos artísticos que se han convertido en un hito de nuestra cultura urbana. |
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Desde el Museo / junio (quincena 2)
Publicado en la edición 392, 21 junio de 2009
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Parque de las Esculturas del Cerro Nutibara
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El reto del MAMM fue responder a las exigencias del arte contemporáneo y, simultáneamente, cumplir la función social de posibilitar el acercamiento, análisis e interpretación de las obras
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Por Carlos Arturo Fernández U.
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La fundación del Museo de Arte Moderno de Medellín en 1978 y su apertura en 1980 se producen en el marco de una crisis universal de los museos, que en el fondo es consecuencia de los desarrollos del arte. Parecía que las manifestaciones estéticas más avanzadas de las vanguardias del siglo 20 no tuvieran nada que ver con la valoración, conservación y consagración que pretendían los museos tradicionales, ni cupieran en ellos. Se les criticaba como mausoleos destinados a guardar sólo los restos de un pasado glorioso pero que poco o nada tenían para aportar al presente.
Consciente de esa crisis, el reto del MAMM fue responder a las exigencias del arte contemporáneo y, simultáneamente, cumplir la función social de posibilitar el acercamiento, análisis e interpretación de las obras por parte del público. Desde del Renacimiento del siglo 15 hasta mediados del siglo pasado el arte tuvo un carácter predominantemente privado; en la mayoría de los casos, se realizaba para ser exhibido y disfrutado en los espacios interiores y cerrados de los palacios, los edificios y casas de la época. Por el contrario, en las últimas décadas los artistas asumen de manera radical su compromiso con la cultura urbana, centran sus preocupaciones en la ciudad y hacen de ella su campo de trabajo. En esa orden de ideas, el MAMM estuvo siempre interesado por los asuntos de la ciudad, a partir del presupuesto de que el arte contemporáneo se despliega en una perspectiva urbana, determinada por condiciones espacio temporales, tecnológicas y conceptuales en vertiginoso proceso de transformación. La condición del MAMM como un museo centrado en la vida de la ciudad se expresa de manera sobresaliente en una serie de grandes proyectos de intervención urbana que realiza en la década de los 80. En primero de ellos es el Parque de las Esculturas, en el Cerro Nutibara. En 1983, contando con el respaldo de la Alcaldía, se crea este espacio, que posibilita la construcción de obras de algunos de los más importantes escultores de la ciudad (Ronny Vayda, Alberto Uribe, John Castles), del país (Edgar Negret, Carlos Rojas) y de América Latina (Julio Le Parc, Manuel Felguérez, Sergio de Camargo, Carlos Cruz Díez; no pudo ser realizado un proyecto de Jesús Rafael Soto). El Parque de las Esculturas marcó el punto de partida de la recuperación del Cerro Nutibara como un espacio para el disfrute de los habitantes de Medellín y, a lo largo de los años, ha posibilitado a todos el acercarse y disfrutar de una amplia serie de trabajos artísticos que se han convertido en un hito de nuestra cultura urbana. |
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Un imperio amenazado
Por: Gustavo Arango | ||
Hace un par de columnas, cuando hablaba del Enquiridión de Epicteto, concluía que cada uno de nosotros, a pesar de ser esclavos, somos los soberanos del pequeño y vasto reino de lo que aceptamos y lo que rechazamos. Montones de cosas se escapan a nuestro control, y las frustraciones y tristezas proceden de esa impotencia, pero aún nos queda un amplio margen de libertad en la actitud que asumimos frente al mundo.
Epicteto es claro: ni nuestra reputación, ni nuestras propiedades, ni nuestra familia y ni siquiera nuestro cuerpo podemos controlarlos. Es imposible andar detrás de las personas para convencerlas de que somos maravillosos. Es un error creer que somos lo que poseemos, que esa casa, ese auto, esa joya, esa reliquia o ese libro constituyen lo que somos. Es un tiquete de ida a la tristeza pensar que los seres queridos pueden permanecer a nuestro antojo. Es un delirio pensar que una suma de cremas, dietas, cirugías y horas de gimnasio detendrá el deterioro paradójico que es la sal de la vida. La cosa, en principio, parece deprimente. Para aquellos que viven con el credo de que no hay meta inalcanzable, que al que fracasa le faltó coraje, las palabras de Epicteto pueden sonar como una invitación a la pasividad, a resignación pendeja. Pero aquel remoto esclavo señaló con precisión el lugar donde reside nuestra libertad y a cada uno le toca protegerlo y cultivarlo. Epicteto hablaba de su cuerpo como un juguete frágil y tierno. Lo llamaba “mi pobrecito cuerpo”. Invitaba a sus discípulos a pensar que el dolor o la muerte sólo eran avatares del pobrecito cuerpo, pero que nadie podía destruirnos. Su Enquiridión termina con las palabras de Sócrates cuando lo condenaron. Lo cito de la hermosa traducción de Quevedo: "Amigo querido; si los dioses amenazan mi vida con las funestas señales de una horrible tempestad y si han resuelto la sentencia de mi muerte, mi espíritu se somete sin resistir. No pretendo, no (a pesar del Destino), prolongar mis años. Mis dos fieros enemigos, Anito y Melito, son dueños de mi vida y me la pueden quitar. Mi cuerpo, flaco y mortal, les obedece; pero mi espíritu, ¡oh Critón!, está libre de su poder, y aunque su vano furor se vuelve contra mí, no me podrán privar de mi fe ni de mi virtud." El espíritu es la esencia de nuestra libertad. La fe y la virtud son las murallas que salvaguardan nuestro imperio. Por eso no es casual que sean justamente esos valores los que más están amenazados cuando se quiere destruir la esencia de nuestra libertad. Basta mirar alrededor para entender que la destrucción de lo espiritual está representada por el culto a la materia. Busquen, en esas voces tiránicas de los medios, y verán que encontrar vestigios de lo espiritual es más difícil que hallar una paja en un pajar. Encontrarán remedos: velas de colores, posiciones de los astros, meditaciones intrascendentales. Pero en todos esos casos la aspiración material, el beneficio concreto, la espiritualidad expresada en lenguaje de electricistas, revelan pronto la farsa. Busquen fe y verán iglesias corrompidas, sectas que prometen éxito en los negocios y líneas directas con el altísimo. Busquen virtud y verán multitudes dispuestas “pa’ las que sea”, almas que se venden muy barato, bondades cada vez más desalentadas. El imperio de nuestra libertad se encuentra amenazado. Es natural que al invasor no le interese que sepamos gobernarlo. Nos llena de miedo, nos convence de nuestra incapacidad para tomar decisiones sobre nuestras vidas, nos seduce con promesas protectoras. La inminente derrota se debe a que olvidamos lo que somos y empezamos a creer que nuestra esencia está en las cosas, en lo ajeno, en nuestro pobrecito cuerpo, adolorido y asustado. Medellín, junio de 2009 |
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Dulce Epifanio
Por: Jose Gabriel Baena | ||
Por estos días se exhibe en la Biblioteca Pública Piloto una muestra documental organizada por el Metro de Medellín –que se abrió en abril en la Estación Niquía, acompañando la publicación de un librito de la colección “Palabras Rodantes” que la empresa adelanta con Comfama- sobre el poeta Epifanio Mejía. La muestra estará circulando todo el año por entidades culturales. A duras penas es conocido Epifanio por los jóvenes, como el autor de las estrofas que se extrajeron para el Himno Antioqueño, y esta exhibición es oportunidad para que se produzca un acercamiento a este juglar infortunado que junto con Gregorio Gutiérrez Gónzalez produjo la mejor lírica regional nuestra del siglo 19.
Lo que podríamos llamar la vida “racional” de Epifanio duró apenas unos cuarenta años, cuando es internado en el primer manicomio de Medellín y luego en el de Aranjuez. Campesino nacido en una vereda de Yarumal, de numerosa familia, muere su padre cuando el joven apenas tiene diecisiete años y le toca afrontar el ganarse la vida para todos, en oficios agrícolas y luego como vendedor de misceláneas en almacenes del centro de la Bella Villa, casado muy pronto y con 12 hijos uno tras otro. Unos veinte años de su vida los pasa entre Medellín y su pueblo natal hasta que es tocado por las tinieblas de la locura, una especie de melancolía profunda en la que se sume para siempre. Contaban los campesinos que Epifanio fue embrujado por las sirenas del río Caunce en su tierra natal, con quienes bajaba a conversar en largas noches, hasta la madrugada. Era esto por 1878. Pero ya había publicado en revistas algunos poemas y escasas prosas, que le habían merecido el cariño de sus lectores, entre ellos el célebre “Canto del Antioqueño”, un verdadero himno de batalla en aquella época de guerras civiles sucesivas, y cuyas estrofas más delicadas fueron las escogidas para el Himno, hecho oficial apenas a principios de los años sesenta. En 1913, cuando murió Epifanio, escribía Tomás Carrasquilla: “… Mejía acaba de morir en las tristezas de un manicomio. Digno proscenio para el adiós eterno de esta alma tan melancólica, tan tierna y tan bondadosa, en ese lugar apartado, de aires puros, de perfumes campesinos, entre el rumor de seres apagados, entre flores conventuales, entre las toscas albas de las hijas de San Vicente… Amante, como Gregorio, de la naturaleza y de su tierra, trabajó miniaturas de asuntos campesinos, llenas de belleza, de frescura y de color local. ¡Qué delicadeza la de aquel pincel: ¡Qué piedad la de ese corazón de poeta! Después del “Himno”, son estos cuadros lo más granado de su mies poética. Al leerlos, se respira el éter de nuestras cumbres, henchido de fragancias memorosas; se contempla la escena ingenua de nuestros montañeses. ¡Qué hermosa la sencillez de lo cotidiano al través de un alma blasonada por el ensueño! ¡Qué dulce saber sentir la vida y hacérsela sentir a los demás!…” Carrasquilla se dolía del desconocimiento del poeta entre los jóvenes de la época, europeizados, y regañaba así: “Es de lamentarse que esta juventud actual, que traduce poetas del italiano, del inglés, del alemán, no haya traducido a cualquiera de esas lenguas algunos de estos delicados poemas. Vosotros los Latorres, los Ospinas, los Canos; vosotros los Bernardos Jaramillos, los Tomases Márquez, los Jesuses Uribes, los Abeles Farinas, ¿no sois, por ventura, hijos de estas montañas? Y tú, Carlos É. Restrepo, que presides la República, que viertes a nuestra lengua las sutilezas de Rostand, ¿no lo eres, tampoco?” La última gran crítica estudiosa que se hizo sobre Epifanio fue la del padre Félix Restrepo en 1938, con ocasión de su centenario. Allí apuntaba: … “Así acabó hacia 1878 la corta vida del poeta; lo demás fue un largo y melancólico crepúsculo de más de treinta años que pasó él recluído en una celda de nuestro manicomio. Rodaban allí tras los caritativos muros los meses y los años, y el poeta se imaginaba vivir en el mejor de los mundos. Así, aun en su desgracia, era Epifanio todo generosidad y todo corazón. Y así, aun en su locura, pasó tranquilos sus años, mecido por las doradas ilusiones y acompañado por los hijos de su fantasía”. Epifanio en griego significa “revelación” y ésta en español es también “epifanía”. Pásense los lectores por la muestra en la Piloto para que les sea revelado, así sea en rápida visión, el espíritu de este vate cuyos versos sencillos y profundos nos vuelven a una época pletórica de mariposas y de avecillas, de riachuelos y de montañas y cielos esplendorosos, de las hojas de su selva, de huracanes terribles y silencios de lujo, del trabajo titánico, todo en un fondo palpitante de belleza, de serenatas y dulces despertares. Todo eso que ya nunca tendremos: el hogar del poeta de la tierra. |
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La mejor esquinade América
Por: Juan Carlos Velez | ||
En días recientes tuve la oportunidad de conversar con el Director del periódico el Heraldo de Barranquilla, el doctor Gustavo Bell Lemus, con respecto al proyecto regional que ha venido impulsando, en concurso de una serie de dirigentes costeños, que buscan obtener una cierta autonomía para la región Caribe del país. Le decía yo que para todo proyecto regional de esa índole también debería contar con nosotros los antioqueños, porque aunque muchos colombianos no lo vean así, también somos costeños. |
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Comprarle a Colombia
Publicado en la edición 392, 21 junio de 2009 | ||
Comprarle a Colombia
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Iniciamos en esta edición una nueva campaña de reflexión en la que invitamos a nuestros lectores a tomar conciencia de la necesidad de que le compremos a Colombia. Nuestras empresas, en todas las áreas de la producción, pasan por momentos difíciles. A pesar de que se vislumbren algunos síntomas de mejora, este no ha sido propiamente un año fácil para nadie y lo que se augura son otros meses duros para la economía.
Como un buen negocio para todos, la idea de comprar es invitar a que participemos de la reactivación, por lo menos eliminando de nuestro lenguaje frases apocalípticas, que de tanto repetirlas terminan por convertirse en verdad. Es sabido que en economía uno de los principales factores que se tienen en cuenta es el de la confianza y esta se puede ayudar a construir. No se trata de negar la realidad, pero tampoco se trata de imaginarnos que estamos al borde de un precipicio sin posibilidades. Poner entre todos el hombro y ayudar a cargar el fardo. De eso se trata. Comprar algo, preferencialmente algo hecho en Colombia, es ayudar a preservar puestos de trabajo, a generar riqueza y a apoyar a quienes están tratando de hacer las cosas bien. ¿Cómo imaginar que la economía del país saldrá adelante si cada vez que tenemos la oportunidad de mover un peso preferimos guardarlo porque se avecinan las épocas de vacas flacas? Este sí es el camino para llegar a la crisis, rompiendo la cadena del consumo, que a su vez rompe la cadena de la producción y el crecimiento. Igualmente, comprarle a empresas legales, es también la manera de apoyar al país. Así sus productos no sean hechos aquí, sí pagan impuestos, sí generan valor y sí se traducen en empleo. Piense por un momento que ese gusto que usted se deja de dar, pudiéndoselo dar, significa que en esa tienda donde lo esperaban no tendrán con qué pagarle a los proveedores, se les demorará el salario a los empleados y finalmente tendrán que cerrar. Una cadena que de verdad sí nos lleva a la crisis que presagian quienes sólo saben hablar en pesimismo, como si siendo pitonisas del desastre se ganara algo. Nuestra invitación por tanto es a que compremos hoy algo. Enviar unas flores, comprar un pastel, comprar una camiseta, ir a cine, probar un restaurante nuevo, cambiar un mueble, renovar la vajilla o las ollas, cambiar un mantel o comprar unas sábanas, en fin, darse un gusto. Imagínese lo que esto significaría si en cada una de las casas de Medellín hiciéramos lo mismo, calcule la inmensa fuerza que se desataría. Por eso, en esta nueva campaña que presentamos hoy, La Tienda Creativa y Vivir en El Poblado quieren invitarlos a que no se dejen llenar de cuentos chinos. A no creerle a todos aquellos que nos muestran que estamos en el umbral del desastre. Al contrario, al comprarle hoy a Colombia estamos asegurando que las cosas no se detengan y cambien… para el bien de todos. |
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Antioquia Mía
Antioquia Mía
Una cena por la niñez.
Luis Alfredo Ramos y María Eugenia Maya
Rotundo fue el éxito de la Cena Antioquia Mía, evento que recibió el respaldo de 41 empresas y al que asistieron 400 personas interesadas en apoyar la financiación de los múltiples programas de salud, recreación y educación que la Corporación liderada por María Eugenia Maya de Ramos brinda a los niños del Departamento.
A la suculenta cena preparada por La Fragata y dos actos musicales acompañados de efectos especiales que sorprendieron a más de uno, les siguió una explosión de juegos pirotécnicos que invadieron el cielo, brillaron en la fachada del Park 10 y llenaron de satisfacción y júbilo tanto a los organizadores como los generosos benefactores.
Cosas de hombres / junio (quincena 1)
Publicado en la edición 391, 07 junio de 2009
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Ingenio y Creatividad
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El Museo El Castillo tendrá exhibida en el Salón de los Cipreses hasta el 20 de junio, Ingenio y Creatividad, exposición integrada por obras pictóricas, caricaturas y esculturas de los alumnos de la Escuela de Artes; los trabajos artísticos de los ganadores del concurso infantil “Pintando en el Jardín”; y la muestra temática “Otro Cuento de Hadas”, del profesor Juan Manuel Gaviria.
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Estrategias contra la ansiedad
– Ante la dificultad para concebir un hijo, la pareja no debe buscar culpables. Lo importante son las soluciones y para encontrarlas se necesita la unión y el compromiso de los dos.
– La comunicación es vital para que la pareja afronte con tranquilidad el reto de concebir. El diálogo permanente posibilita superar y sobrellevar los momentos de crisis. – Ciertas técnicas de relajación y el ejercicio físico son muy útiles para tranquilizar a las parejas con altos niveles de ansiedad. – Si el problema se les sale de las manos, es mejor que la pareja acuda a un psicólogo, que les ayude a hallar y solucionar las causas reales de su estrés o ansiedad desmedida. Combata la ansiedad de concebir en Concevidas. Edificio Colmena. Consultorio 204 Carrera 43A No.1A Sur – 29. Teléfonos: 312 2020 / 268 1900. Fax: 352 2960. www.concevidas.com |
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Los beneficios de amar
Un simple beso
De acuerdo con un estudio publicado por el periódico ruso Pravda, con un beso apasionado pueden quemarse hasta 12 calorías. El mismo trabajo investigativo señala que los besos previenen las caries, reducen el colesterol, mejoran la circulación sanguínea y “aceitan” el sistema cardiovascular en general. Según la organización Relate, principal agencia de terapia sexual en el Reino Unido, al besar a otra persona se estimula la parte del cerebro que libera oxitocina en el torrente sanguíneo, creando una sensación de bienestar. La oxitocina es una hormona que influye en funciones básicas como el enamoramiento, orgasmo, parto y amamantamiento, está asociada con la afectividad, la ternura y el acto de tocar. El juego de las caricias El sexo ¿la cura para todos los males? Para tener en cuenta |
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Revelados los Misterios de El Otro Lao La Casa de las Piedritas
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Probablemente este fin de semana ya esté abierto un restaurante que se empezó a gestar hace 33 años cuando el artista bohemio Santiago Rojas le prometió a Gloria su novia, que todos los días le iba a regalar una rosa y que le iba a hacer una casa con piedritas. Un restaurante que es una obra de arte gigante. La constituyen una casa indescriptible construida con piedritas, un gran parqueadero privado y el restaurante El Otro Lao. La casa en si es un museo que el artista muestra auténticamente mientras narra su historia de amor “tirándole piedritas a una negra hermosa” camino a la casa de su novia oficial, que era prima… en fin una novela tan apasionante como esta casa con camas y baños de piedra, comedores con reverberos, fuentes con peces que saltan, árboles con arañas intocables, grutas, cascadas, puertas, escaleras imposibles, corredores y cuartos construidos a mano por el artista con materiales antiguos y claro, con piedritas.
Pero si la casa es de locos, al llegar al restaurante la cosa se pone mejor, pues el paisaje de esta parte de la obra al aire libre se complementa maravillosamente con la naturaleza, ya que está lleno de frutales gigantes que salen entre las mesas y miles de plantas y flores nativas que crecen entre cascadas que brotan de garrafas de aguardiente; describirlo es imposible, pero todos asocian el sito con las obras de Gaudí, como la mismísima Pilar Velilla que fue de sus primeras visitantes. Son varios ambientes, todos muy distintos, construidos con materiales de las estaciones del ferrocarril de Antioquia, casas viejas, iglesias y edificios públicos que el artista consiguió en gran parte regalados, a cambio de llevarse los escombros. La iluminación es con atanores del siglo IXX tallados y casi todos los muebles son distintos. La música seleccionada canción por canción la van a poner suave para que no compita con el ruido de las aguas. Un lugar que será destino obligado de visitantes a nuestra ciudad, tenía que ofrecer cocina colombiana, pero no típica, tan elaborada y auténtica como el sitio. La carta diseñada por los cocineros de la Casa Molina tiene tres entradas, “las 3 Glorias”, luego pocos platos fuertes, “Los duros con la arepa”, con nombres inusitados, clásicos en concepto culinario pero con aplicación de nuevas técnicas en su elaboración; la morcilla sacada de su envoltura y guisada va en una empanada de maíz delgada; el chorizo va directamente dentro de una arepa y el chicharrón “al disco con liposucción” lleva un proceso en el que pierde casi toda su grasa. Además un pollo con guaro, varias carnes con cortes poco comunes, un arroz, una trucha y unos langostinos. Los precios van de 8.500 hasta 35 mil pero el promedio es de unos 22.mil en los fuertes. La carta de postres, La Sobremesa, es extensa y su creador es feliz por no tener titamisú, cheesecake ni ninguno de sus parecidos “neopaisas” y más bien, puros clásicos en extinción con recetas renovadas, además incluye la leche si la pide”. El plato del día de martes a viernes al almuerzo será servido en legítimo portacomidas de peltre. El sitio tiene una carta bien larga de bebidas con muchísimos guaros inventados, malteadas con ron y todos los clásicos. La cerveza es de 3 Cordilleras artesanal paisa. Los vinos no son muchos pero si muy escogidos y con precios para todos los gustos. Las arepas son a la minuta, como todos los platos, así que no espere un servicio rápido de restaurante típico porque este de típico no tiene nada, por el contrario. La vajilla, cristalería, utilería y casi todo es colombiano y paisa. Tanto bebidas y comidas atienden a un ejercicio culinario de creatividad que ofrece una alternativa nueva y que está expresado en su slogan que aparece por todas partes: “La cocina de este restaurante no es mejor ni peor, sino distinta.” “Por supuesto que mi Casa Molina sigue siendo como mi mujer y la mantengo dominando mi corazón, además espero no cerrarla nunca, pero la verdad es que El Otro lao – LA CASA DE LAS PIEDRITAS ha sido como esa amante que me tiene desvelado y puede ser el examen final de mi carrera… aunque espero que no el último”… terminó contándonos su sueño el cocinero Álvaro Molina. El restaurante pertenece a la cuarta generación de artistas e imagineros de la familia Rojas y para sus dueños, especialmente para el artista, es sólo el principio. Envigado, Cra. 40 Sur Nº 30 – 65 ] Informes: 331 3111 |
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El viaje de Ciro Guerra
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El sonido natural del Caribe colombiano y sus paisajes, el encuentro con culturas indígenas durante la travesía realizada por dos seres unidos por lo mismo, bajo las melodías del vallenato tradicional, fueron elementos que los más expertos cinéfilos apreciaron en el festival de cine francés.
El creador de esta idea es Ciro Guerra, un joven director nacido en Río de Oro, Cesar, lugar que lo inspiró para pensar y desarrollar la película. Vivir en El Poblado habló con él para conocer sus principales sensaciones. ¿Por qué hacer una película de este tipo, sin pensar en el contenido comercial para venderlas internacionalmente? La idea con esta película era abrir el camino de conocer ese país que está oculto, que esta ahí latente y las historias no han sido suficientemente contadas, o son desconocidas para la mayoría de colombianos. Yo creo que entre más local, más universal es una película. Nos dimos cuenta de que cualquier persona la puede entender; la presentamos a públicos de Japón, Pakistán, India, Sudáfrica, Medio Oriente, y todos la entendieron porque está contando una historia basada en un mito universal. ¿Cree que se abre un espacio para hacer cine en Colombia con otras temáticas? No es que yo me haya inventado algo, sino que soy el primero que tiene la posibilidad de estrenar una película de este tipo. Por ejemplo, va a salir El hueco del cangrejo, de Óscar Ruiz, que será la primera que se filma en el Pacífico y que cuenta esa cultura. Muchos realizadores siempre han querido contar las historias del país profundo, pero por cuestiones de producción y financiación es difícil. Espero que Los Viajes del Viento incite y estimule a otras personas para crear este tipo de cine, aunque la violencia y el narcotráfico son dos temas que todavía tienen mucho que contar. ¿Cómo fue el proceso de casting? Pensamos que era un reto encontrarlos pero al mismo tiempo son comunes en la región, hay músicos muy talentosos. Se hizo un llamado de casting abierto en ciudades al norte de Colombia, al que asistieron más de 2 mil personas. Queríamos personas con una historia que contar, que tuvieran algo interesante y aportaran a lo escrito en el guión. Fue un trabajo de año y medio con el elenco, para que ellos le aportaran a sus personajes. Eso sí, era gente sin experiencia en la actuación. Marciano Martínez, el coprotagonista, es compositor de más de 300 canciones, él ha compuesto algunos de los grandes éxitos como Amarte más no pude, de Diomedes Díaz, es juglar, toca el acordeón y está todo el tiempo moviéndose de un lado a otro con su música. Fermín es aficionado a la guitarra y a la percusión y también tiene mucha actitud musical. ¿Cómo se construyó musicalmente? Si bien el hilo conector era la música vallenata, esta sólo es una pequeña muestra de la música del Caribe. También incluimos la manera africana del tambor y la música indígena que casi nunca se escucha. Lo otro es que no es el vallenato comercial que se entiende en las emisoras, sino el vallenato antiguo, por eso trabajamos con músicos de la vieja guardia, que no son las grandes estrellas de hoy pero que tienen la tradición a flor de piel. La idea era que la música de la película le pudiera gustar a alguien que ame el vallenato y también al que lo odia, que aprecie la cinta y entienda que es una música que tiene mucha historia y tradición, que expresa cosas más profundas que la idea que mucha gente tiene como superficial. ¿Cómo fue la experiencia en Cannes? Estábamos un poco nerviosos porque en ese festival cuando una película no gusta la abuchean, o los aplausos son muy escasos y fríos. Cuando se terminó la película hubo cuatro oleadas de aplausos sin interrupción; normalmente cuando empiezan a salir los créditos la gente se va, en este caso se quedaron aplaudiendo durante todos los créditos, casi 10 minutos de ovación. Yo estaba con Marciano y mirábamos al segundo piso del teatro, y estaba todo el palco volcado hacia adelante aplaudiendo y gritando. Es algo muy emocionante, en ese momento supimos que la película se había comunicado con la gente y fue un momento muy emotivo para todos. ¿Qué aprendizaje en lo personal le dejó Los Viajes del Viento? Fue una experiencia tan definitiva para todos que es difícil ponerlo en palabras. Todo el equipo de trabajo estaba yendo a estos lugares por primera vez, eso hizo que nos convirtiéramos en una familia que fue muy difícil de separar. Ese contacto con la gente de los pueblos de esta Colombia como tan alejada, es algo que le enseña a uno mucho. Es un aprendizaje de muchas cosas que son para la vida de uno, pero eso lo nota y lo siente el espectador cuando ve la película. ![]() |
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