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La Hora del Planeta 2010: Medellín se unió contra el cambio climático

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La Hora del Planeta 2010: Medellín se unió contra el cambio climático
Más de mil millones de personas de todo el mundo se unieron a esta iniciativa.

El pasado sábado 27 de marzo se llevó a cabo La Hora del Planeta, la mayor campaña ambiental de la historia, liderada por WWF contra el cambio climático, que consistió en apagar las luces y los aparatos eléctricos durante una hora, para demostrar que los ciudadanos podemos tener un impacto positivo en la reducción del consumo mundial de energía y en la lucha frente al cambio climático.
En Medellín el evento central se realizó en el marco de los Días del Aire, actividad que organiza la corriente ciudadana Respira Profundo, en el Parque Lineal Ciudad del Río, en donde aproximadamente 2.000 personas le dijeron sí al planeta y que contó con el apoyo de instituciones como Agenda del Mar, Alcaldía de Medellín, Área Metropolitana del Valle del Aburrá, Offcorss, Bancolombia, Comfama, Comfenalco Antioquia, Emisora Cámara de Comercio de Medellín, Empresas Públicas de Medellín, Punto Caliente Alimentos y la corriente ciudadana Respira Profundo, entre otras.
A las 8:30 p.m. se apagaron las luminarias del alumbrado público junto con las luces del edificio Bancolombia, a los que se sumaron edificios representativos de la ciudad como la Alcaldía de Medellín, Edificio Área Metropolitana, Edificio Inteligente, Biblioteca EPM, Estadio Atanasio Girardot y algunas sedes deportivas, entre otros.
Durante el apagón los asistentes disfrutaron de un concierto, a media luz, de la Orquesta Filarmónica de Medellín, quienes interpretaron su famoso repertorio de rock sinfónico.

En Colombia
Cerca de 13 ciudades se unieron a esta iniciativa y gracias al respaldo de la empresa privada y los medios de comunicación, muchos colombianos se vincularon desde sus hogares. Se contó con la vinculación de más de 80 entidades y organizaciones que apoyaron la campaña y se realizaron eventos en ciudades como Bogotá, en la Plazoleta de Maloka; Manizales, en El Cable; Barranquilla, en el Parque Washington; Mocoa; Puerto Asís; Pereira y Yopal.

En el mundo

La Hora del Planeta 2010 superó todos los récords, implicando a más de 4.000 ciudades de 126 países y alcanzando una participación de millones de personas lo que confirma que esta iniciativa se ha instaurado ya en el mundo como el movimiento ciudadano de referencia y símbolo de la lucha contra cambio climático.
Créditos fotografías: Santiago Arbeláez Arango, Luis Pérez y Agenda del Mar.

Colombia megadiversa:homenaje de las cartillas del Planeta Azul
Desde 1991, cuando publicamos la primera Agenda del Mar, educar para conservar se convirtió en una premisa de Agenda del Mar, por esto en 1997 decidimos dedicar una publicación especial a los herederos del Planeta, los niños. Entendimos que para aquellos que empezaban a educarse era ideal darles a conocer, en su lenguaje y como un juego, la responsabilidad de cuidar y proteger la Tierra. Así nació La Cartilla del Planeta Azul, un cuaderno para colorear que le enseña a los niños sobre el planeta, sus seres vivos y cómo conservarlo.
Para 2010 editamos la cartilla número 13, Colombia Megadiversa, un homenaje al año Internacional de la Diversidad Biológica elaborada con el apoyo de Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, en la que hacemos un recorrido por el país, destacando los principales elementos que nos convierten en un territorio único no sólo por nuestra flora y fauna, sino también por los diversos rasgos sociales y culturales.
Con un tiraje de 50 mil cartillas, queremos llevar este mensaje, de forma gratuita, a instituciones educativas de toda Colombia. Solicitarlas es muy sencillo, si está interesado por favor comuníquese al teléfono 311 1822 o escriba a [email protected]

Únete a los días del aire el próximo 25 de abril
Te invitamos el próximo domingo 25 de abril desde las 10:00 a.m. al Parque Lineal Ciudad del Río, en dónde celebraremos la tercera entrega de los Días del Aire, espacio que se ha consolidado en la ciudad como un referente de sano esparcimiento alrededor del compromiso por trabajar en conjunto por mejorar la calidad del aire del Valle del Aburrá. Este evento hace parte de las estrategias de la corriente ciudadana Respira Profundo que cuenta con el apoyo del Área Metropolitana del Valle de Aburrá. www.respiraprofundo.net

La elección más importante

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  Teniendo en cuenta su experiencia como docente y sus conocimientos en la psicología, Gloria Elena Betancur se dio a la tarea de plantear un proyecto para que los jóvenes próximos a entrar a la universidad, elijan con mayor conciencia su futuro académico dejando de lado paradigmas como la presión familiar y un sinnúmero de imaginarios que entorpecen su crecimiento y aumentan el porcentaje de deserción estudiantil.
Ella es psicóloga de la Universidad Javeriana, tiene un posgrado en psicología de la Universidad de Antioquia y actualmente realiza una Maestría en Eafit. Por su conocimiento en orientación profesional y vocacional, quiso explicar los motivos del por qué los jóvenes escogen una profesión equivocada y por qué proyectos como el suyo hacen falta en los colegios. Una guía que puede ser útil a estudiantes y padres de familia.

¿Cómo empezó su trabajo en esto?
Empezó con estudiantes de la Universidad Nacional, porque los escuchaba decir: “yo estudio y me va mal”, “yo no quiero estudiar esto”, “cómo les digo a mis papás, sería perder tiempo y plata”. Eso me pareció grave porque no se puede traicionar el deseo, es un imperativo. Antes no era obligación estudiar, pasadas generaciones no son profesionales, trabajaban rápido y si acaso eran bachilleres. Ahora todos deben ir a las universidades y eso disminuye la potencia, se meten a estudiar sin orientación y hay muchas carreras para escoger.

¿Cuáles son las principales causas de deserción?
Como hay tanta demanda, uno de 15 ó 16 años decidir lo que quiere ser cuando sea grande, suena difícil. En el colegio les dicen que son buenos para español y que no pueden hacer nada de matemáticas, por ejemplo. Los profesores dicen que algo que dé plata, los papás, todo el mundo tiene una posición, entonces el muchacho se imagina que tiene que elegir con base en lo que es bueno, teóricamente. No es lo que dé más plata, la plata no viene sola, es uno el que hace el trabajo y el deseo. Otra cosa grave es que no pueden estudiar lo que quieren porque los papás les dicen que no les pagan.
Hace unos años las causas de deserción eran las dificultades económicas, ahora hay un abanico muy grande para estudiar con becas y auxilios. Por tomar decisiones apresuradas, el principal factor de deserción es la falta de competencia académica.

¿Para qué sirven las pruebas psicotécnicas de los colegios?
Los colegios se guían mucho por las modas. La moda última es que las pruebas psicotécnicas son las que deciden, pero son unas pruebas que dan una posibilidad, una alternativa. Estamos en un momento positivista, piensan que todo debe ser medible y cuantificable, entonces los colegios contratan empresas que hacen las pruebas y entregan los resultados y ya, entregan el perfil al muchacho y ya, cuando en realidad debe ser un proceso completo.

¿También hay tendencia a crear empresa sin entender sus implicaciones?
A la hora de crear empresa se imaginan que todo es muy fácil y gratificante, no se imaginan que cuando uno tiene empresa tiene que trabajar 500 veces más de lo que trabaja normal, no hay vacaciones. Es muy particular cuando uno les pregunta que cómo se ven en 10 años y dicen: con una empresa, casa y carro, pero no estudian. ¿Qué hacen para eso? Es como algo mágico, una fantasía para la que no se trabaja. Lo otro es que ser exitoso significa tener plata; la plata es una consecuencia, creemos que la plata es lo que da el éxito. En la mente del joven dan vueltas frases como “ser alguien en la vida”.

¿Qué propone su proyecto?
Este proyecto lo hemos trabajado dos años con la Secretaría de Educación, hacemos capacitación a los docentes con nuestra cartilla, nuestro manual. El proyecto se llama Formadores porque creemos que los docentes son formadores y han perdido ese lugar en la educación. Trabajamos con profesores y ellos con estudiantes, afianzamos el proyecto y vimos los resultados que daba. A los estudiantes les gustó mucho y quedaron muy motivados. Hicimos convocatoria de docentes de 11 instituciones educativas oficiales, el año pasado fueron 200 y el antepasado 180.

 
     
   
     
 

Desde el Museo / Abril (quincena 1)

Documento sin título

 
 
Publicado en la edición 411, abril 11de 2010
 
     
 
 
 
Museo El Castillo
 
 
El Castillo es uno de los mejores testimonios que nos quedan de un momento clave en nuestra historia artística y arquitectónica
 
     
 
 
     
 
Por Carlos Arturo Fernández U.
 
 
El Museo El Castillo impacta por su carácter exótico en medio del paisaje urbano de Medellín, como si hubiese sido trasplantado desde una geografía y una historia totalmente diferentes. Sin embargo, cuando no se mira sólo esa extraña casona sino que se piensa en la ciudad toda, percibimos que viene a sumarse a una amplia serie de arquitecturas inquietantes que definen algunos de los principales hitos urbanos, entre otros, la Catedral, la antigua Gobernación y el Palacio Nacional. Pero, además, hubo otras muchas casas y edificios que no lograron sobrevivir a la idea absurda de que el progreso y la defensa del patrimonio son incompatibles.
El Castillo fue construido entre 1930 y 1940, aproximadamente, por la firma de arquitectos e ingenieros constructores H. M. Rodríguez e hijos, constituida por Horacio Marino Rodríguez y sus hijos Martín y Nel, por encargo del médico José Tobón Uribe. Sin embargo, su dueño murió poco después de terminada la obra que, a partir de 1942, pasó a ser propiedad de don Diego Echavarría Misas y de su esposa, la ciudadana alemana Benedikta Zur Nieden, conocida por todos como doña Dita.
Es evidente que se trata de una arquitectura caprichosa. Se cuenta que para orientar a los arquitectos acerca de sus deseos, el dueño original les entregó una serie de viejas postales que había recogido en sus viajes europeos, con las fotos de los castillos que más le habían gustado. Así, la idea de la casa se inspiraba en los Castillos del Loira, en Francia, que fueron el resultado de una de las más fecundas etapas de la cultura aristocrática en el centro de Europa.
Sin embargo, en la construcción del Castillo ese gesto se producía en un momento histórico en el cual semejante capricho estaba vinculado con una extensa y profunda revisión estética. En efecto, mucho más insólita tuvo que aparecer a finales del siglo XIX la decisión de la entonces pequeña ciudad de Medellín de construir una enorme catedral en el estilo Románico que había estado vigente en los siglos XI y XII, o la sucesiva construcción de una serie de iglesias góticas, o el proyecto nacional de construir el Palacio del Congreso en Bogotá en estilo griego.
En realidad, los aparentes caprichos se repitieron en todo el mundo desde finales del siglo XVIII hasta comienzos del XX en lo que llamamos el eclecticismo histórico. Y más que gestos de esnobismo, esas elecciones marcaron una nueva orientación para el arte y la arquitectura, a partir de la convicción de que el estilo de una obra no es un desarrollo espontáneo sino el resultado de una elección consciente.
En este sentido, El Castillo es uno de los mejores testimonios que nos quedan de un momento clave en nuestra historia artística y arquitectónica. Fue entonces cuando se descubrió el valor superior del arte y del artificio, y la posibilidad de una creación estética que iba más allá de la utilidad y del pragmatismo: valía la pena construir una casa como esta porque en ella se materializaba la belleza.
Después de la trágica desaparición de don Diego Echavarría, doña Dita realizó el sueño compartido de convertir la casa en un museo y centro cultural que, además, recibió las colecciones de pintura, escultura y artes decorativas que habían recogido.
Hoy, cuando se amplía como institución cultural y parque ambiental, El Castillo podría parecer, sobre todo, como una referencia al pasado. Pero esta casa es el testimonio de un momento de especial riqueza artística, planteada, quizá por primera vez, en cierta consonancia con lo que se realizaba en otras latitudes. Fue un momento de consciente globalización y de lucha por el progreso, planteados, de manera insólita, desde las esferas del arte.
 
 

Desde el Museo / Abril (quincena 1)

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Documento sin título

 
 
Publicado en la edición 411, abril 11de 2010
 
     
 
 
 
Museo El Castillo
 
 
El Castillo es uno de los mejores testimonios que nos quedan de un momento clave en nuestra historia artística y arquitectónica
 
     
 
 
     
 
Por Carlos Arturo Fernández U.
 
 
El Museo El Castillo impacta por su carácter exótico en medio del paisaje urbano de Medellín, como si hubiese sido trasplantado desde una geografía y una historia totalmente diferentes. Sin embargo, cuando no se mira sólo esa extraña casona sino que se piensa en la ciudad toda, percibimos que viene a sumarse a una amplia serie de arquitecturas inquietantes que definen algunos de los principales hitos urbanos, entre otros, la Catedral, la antigua Gobernación y el Palacio Nacional. Pero, además, hubo otras muchas casas y edificios que no lograron sobrevivir a la idea absurda de que el progreso y la defensa del patrimonio son incompatibles.
El Castillo fue construido entre 1930 y 1940, aproximadamente, por la firma de arquitectos e ingenieros constructores H. M. Rodríguez e hijos, constituida por Horacio Marino Rodríguez y sus hijos Martín y Nel, por encargo del médico José Tobón Uribe. Sin embargo, su dueño murió poco después de terminada la obra que, a partir de 1942, pasó a ser propiedad de don Diego Echavarría Misas y de su esposa, la ciudadana alemana Benedikta Zur Nieden, conocida por todos como doña Dita.
Es evidente que se trata de una arquitectura caprichosa. Se cuenta que para orientar a los arquitectos acerca de sus deseos, el dueño original les entregó una serie de viejas postales que había recogido en sus viajes europeos, con las fotos de los castillos que más le habían gustado. Así, la idea de la casa se inspiraba en los Castillos del Loira, en Francia, que fueron el resultado de una de las más fecundas etapas de la cultura aristocrática en el centro de Europa.
Sin embargo, en la construcción del Castillo ese gesto se producía en un momento histórico en el cual semejante capricho estaba vinculado con una extensa y profunda revisión estética. En efecto, mucho más insólita tuvo que aparecer a finales del siglo XIX la decisión de la entonces pequeña ciudad de Medellín de construir una enorme catedral en el estilo Románico que había estado vigente en los siglos XI y XII, o la sucesiva construcción de una serie de iglesias góticas, o el proyecto nacional de construir el Palacio del Congreso en Bogotá en estilo griego.
En realidad, los aparentes caprichos se repitieron en todo el mundo desde finales del siglo XVIII hasta comienzos del XX en lo que llamamos el eclecticismo histórico. Y más que gestos de esnobismo, esas elecciones marcaron una nueva orientación para el arte y la arquitectura, a partir de la convicción de que el estilo de una obra no es un desarrollo espontáneo sino el resultado de una elección consciente.
En este sentido, El Castillo es uno de los mejores testimonios que nos quedan de un momento clave en nuestra historia artística y arquitectónica. Fue entonces cuando se descubrió el valor superior del arte y del artificio, y la posibilidad de una creación estética que iba más allá de la utilidad y del pragmatismo: valía la pena construir una casa como esta porque en ella se materializaba la belleza.
Después de la trágica desaparición de don Diego Echavarría, doña Dita realizó el sueño compartido de convertir la casa en un museo y centro cultural que, además, recibió las colecciones de pintura, escultura y artes decorativas que habían recogido.
Hoy, cuando se amplía como institución cultural y parque ambiental, El Castillo podría parecer, sobre todo, como una referencia al pasado. Pero esta casa es el testimonio de un momento de especial riqueza artística, planteada, quizá por primera vez, en cierta consonancia con lo que se realizaba en otras latitudes. Fue un momento de consciente globalización y de lucha por el progreso, planteados, de manera insólita, desde las esferas del arte.
 
 

La isla y el abismo

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  Por: Gustavo Arango  
 
Soñé la isla, no he dejado de soñarla. Soñé a Marilla en su cuarto del hotel Hudson, mirando el río desde su escritorio, bella y octogenaria, aferrada con rabiosa placidez a su ideal, imaginando un avión que sobrevuela las aguas, una ventana precisa, una mirada que la busca y que la encuentra sin saber que la encuentra. Soñé a la niña de la ferretería, leyendo una carta escrita en las márgenes de un libro, ensayando unas alas que sólo van a durarle algunos días. Soñé a Nereo, apoyado en las paredes, convenciéndose a sí mismo de que la danza celestial que acababa de mirar era verdad, que era verdad también aquella ancianidad desaforada. Soñé contigo, soñé que me despertaba. Soñé un llanto en la platea y una obscenidad en el oído. Soñé con la condesa, perdida y temblando bajo un puente de piedra, preguntándose quién es, qué hace allí, qué es aquella criatura enardecida y sedienta de rostros que la mira, dónde podrá correr a refugiarse de la incertidumbre y la derrota. Soñé un cheque gigante y un apretón de manos, un discurso sin testigos. Soñé con una niña de cinco años llamada Maripaz, diciendo que las cosas también hay que cuidarlas recordándolas. Soñé con un par de viejos amigos que volvieron a encontrarse después de muchos años, viendo caer la noche en la cima del mundo, poco antes de que la cima del mundo se volviera polvo y nada. Soñé con Carlos, cuidando un par de niños en un hotel de lujo. Soñé a Aliyyah, defendiéndose con risas, aprendiendo el raro arte de confiar. Soñé a Mateo tratando de entender puentes y túneles. Soñé con Nubia y Félix en el ringside del Madison, mirando distraídos la pelea de algún siglo. Soñé con Daniela y Margarita nadando en las multitudes navideñas de Macy’s, llegando hasta la esfera de los tiempos. Soñé con Héctor, a la entrada de su hotel en Gramercy Park, enseñándome a soñar. Soñé con Diego, preguntándose cómo hacerse dueño de su vida. Soñé que Judit tomaba mi mano y me conducía a la isla y me enseñaba que podía hacerla mía. Volví a soñarla diciendo en una lengua que ignoro las palabras más dulces que he escuchado. Soñé que Channell y Valentina hacían de la isla su playground. Soñé un libro mío en un estante de la biblioteca más hermosa de la tierra. Soñé una letra de mujer salvajes. Soñé que me soñabas. Soñé a Miguel llevando un manuscrito como si llevara el alma. Soñé que yo mismo llevaba el alma en un bolsillo. Soñé con Aura y con Ofelia, las reinas del West Side, organizando fiestas inmensas en apartamentos diminutos, haciendo de la isla un Aranjuez de carcajadas. Soñé la voz de Björk entrando por mis poros. Soñé que mi voz se perdía entre las ramas y los arcos de Washington Square. Soñé con una vendedora de muñecas que escribía mi destino. Soñé el terremoto y el eclipse. Soñé un acercamiento en el balcón de un teatro, el dolor y la dicha buscando palabras para poder tocarme. Soñé la ternura de una nube avellana. Soñé con Jacqueline en su carruaje, prodigando milagros, publicando este libro que no puede ser comprado. Soñé multitudes que reían, que aceptaban unánimes. Soñé un encuentro de infieles en una cama muy frágil; el color de un umbral hacia el pasado. Soñé con un libro abandonado en la calle, una miniatura en un museo, un esqueleto y una roca, una mujer de pelo negro. Soñé una despedida en un escarabajo y un reencuentro a la orilla del abismo. Soñé que te besaba, que aprovechaba un descuido de tu blusa para besar tu seno izquierdo, que reptábamos buscándonos y huyéndonos entre cobijas y sábanas, cubiertos a veces, hablando, buscando la entrega y huyendo de la entrega. Soñé que te acariciaba, que recorría tu sexo con dedos humedecidos, que me mirabas con ojos inmensos, cercanos, de pupilas dilatadas casi hasta ocupar el iris. Soñé que eras el abismo y que por fin yo me arrojaba.

* Capítulo del libro Impromptus en la isla, publicado por Book Prees NY, que será presentado este 15 de abril en el Queens Museum of Arts, de Nueva York.

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Subasta de Arte Contemporáneo 2010

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  Cerca de 70 obras de reconocidos artistas contemporáneos de Colombia harán parte de la subasta de arte que adelantará la Fundación Infantil Santiago Corazón el próximo miércoles 21 de abril en las antiguas bodegas del Idema, en la Avenida Las Vegas, a partir de las 7 de la noche.
Los artistas, entre quienes se encuentran Aníbal Vallejo, Ronny Vayda, Cristina Castagna, Fredy Alzate, Hugo Zapata, Nadir Figueroa, Mauricio Gómez, Camilo Echavarría, Pablo Guzmán, Marco Mojica, Edwin Monsalve, Carlos Montoya, Víctor Muñoz, Nicolás París, Luis Fernando Peláez, David Arias, Ethel Gilmour, Marta Elena Vélez, Camilo Restrepo, María Adelaida López, Ernesto Restrepo, Patricia Bravo, Jorge Gómez, Freddy Alzate, John Castles, Wilger Sotelo y Johan Barrios donarán el 50% y más del valor de las obras a la Fundación Santiago Corazón, entidad que desde hace 22 años contribuye a salvar la vida de niños de bajos recursos económicos que padecen enfermedades cardíacas.
En este lapso, con los aportes de quienes han contribuido con Santiago Corazón, se construyó un Pabellón en la Clínica Cardiovascular de Medellín y se han atendido más de 50 mil niños. Según indicó Inés Elena Madrid, Directora Ejecutiva de la Fundación, “ahora la meta es continuar con la construcción y dotación de una nueva Unidad de Cuidados Intensivos Cardiovasculares Pediátricos en el Hospital Manuel Uribe Ángel, en asocio con el Instituto Cardio-Neuro-Vascular Corbic”.

¡Qué subasta!
¡Qué subasta! es el nombre de ésta, la quinta de las subastas de arte que realiza la Fundación Santiago Corazón. Los artistas fueron seleccionados por un comité de expertos curadores integrado por Julián Posada, Conrado Uribe, Óscar Roldán y Elvira Casas. Aparte del fin altruista del evento, el objetivo es también “que la gente aprenda de arte, empiece a ser coleccionista y tenga la oportunidad de adquirir obras de muy buena calidad y a muy buenos precios”, expresó Inés Elena Madrid. Es por esto que el martes 20 de abril, víspera de la subasta, entre las 5 de la tarde y las 8 de la noche, habrá una exposición previa y un conversatorio sobre las obras y los artistas con los curadores Conrado Uribe y Óscar Roldán.
La Directora Ejecutiva de Santiago Corazón resaltó la generosidad conque se vincularon los artistas a esta causa de conseguir recursos para atender a menores con cardiopatías. “Todos dijeron: yo quiero ayudarle a Santiago Corazón y algunos manifestaron que lo primordial no es vender sus obras sino que la Fundación obtenga los mayores beneficios”.

 
     
   
     
 

Bye bye, resonadores… ¡sí se pudo!

 
Por: Juan Carlos Franco
Señor, señora, señorita, ¿ha conocido usted pavimento más suave, más exquisito que el de la Loma de ISA luego de que los resonadores fueran eliminados? Caramba, subir o bajar por esta loma se volvió un placer casi sensual… Bueno, no es para menos, luego de años y años de soportar la obra más estúpida que haya conocido Medellín, ejemplo nacional de ignorancia, despilfarro y mediocridad administrativa.

En esta columna estamos de fiesta, pues era uno de nuestros principales caballitos de batalla. También lo estarán, seguramente, los cientos de habitantes y trabajadores que 24 horas al día tenían que aguantar ese ruido sin sentido, superior en decibeles y en capacidad de molestia a cualquier otro que las autoridades controlan con ahínco en diferentes zonas de la ciudad.
Sin duda, de un momento a otro les aumentó la calidad de vida y, por qué no, les devolvió valorización a sus propiedades. Falta ver si los resaltos que van a instalar sí cumplen la función de rebajar las velocidades de subida y bajada de los vehículos.
Y, estimado Secretario de Tránsito, si lo que se pretende es rebajar el riesgo de vehículos perdiendo los frenos al bajar y causando accidentes lamentables, empecemos por limitar o prohibir la circulación de camiones y volquetas (y posiblemente buses grandes): Que sólo puedan subir por ahí, pero que no puedan bajar, que den la vuelta por la Loma del Tesoro, de pendiente mucho más suave.
Es evidente que la probabilidad de que un vehículo pesado pierda los frenos es mayor que la de un vehículo liviano. Y las consecuencias de un accidente serían muchísimo más graves. En fin, temas de reflexión para las autoridades de tránsito, a ver si con este impulso se nos van volviendo coherentes.
Ahora, no hay que olvidar que este tema se resolvió más por la insistencia de la comunidad, que por el sentido común y benevolencia de la administración. Hubo que reunir miles de firmas exigiendo una solución, como si la simple observación del pésimo funcionamiento de la “obra” no fuera suficiente evidencia. Pero esos ya son detalles, lo importante es que se logró.
De manera similar hay otros casos en los que debemos seguir insistiendo, ojalá desde el mismo diseño de las obras, para evitar que nos metan gato por liebre y terminemos pagando mucho más (en dinero, incomodidad y riesgos) por una obra barata que por una más costosa pero bien hecha. Es que un mandatario urgido de obras fácilmente sacrifica calidad por cantidad, creando costosos problemas para que sus sucesores resuelvan y sus gobernados padezcan.
Así ocurrió con la doble calzada de Las Palmas: Desoyendo los consejos y la opinión experta, el Gobernador anterior apretó el acelerador, ahorró dinero en diseño y ejecución y alcanzó a inaugurar para luego proseguir su carrera política. Y el actual ha tenido que invertirle cantidades enormes simplemente para que la obra deje de ser peligro de muerte para los resignados usuarios.
Pero sí estamos a tiempo para influir de alguna manera positiva en las importantes obras que se adelantarán por valorización en El Poblado. Confiamos en la Junta de Representantes de la Comunidad para aumentar la probabilidad de que sí se hagan las obras prioritarias, de que sí se diseñen y ejecuten bien (sin falsos ahorros) y, por supuesto, ¡de que sí valoricen los predios!

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A la fuerza sacaron a las garzas

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  Así luce hoy el lago de Sierra Blanca, de donde fueron desplazadas 1.500 garzas. Foto cortesía.  
     
  Fue uno de los mismos habitantes del Condominio Campestre Sierra Blanca quien hizo la denuncia del que denomina “un crimen ecológico que jamás hubiera podido imaginar”, una evidencia dolorosa de “hasta dónde llega la intolerancia humana”.
En carta a Vivir en El Poblado, Luis Eduardo Sánchez se refirió a la manera “despiadada” como fueron desplazadas cientos de garzas “que adoptaron como hospedaje nocturno y al mismo tiempo como sitio para procrear, las ramas de tres hermosos árboles que igualmente adornaban el islote en medio del lago que embellece el condominio en mención”.

La ceremonia del adiós
Destacó Luis Eduardo, entre otros aspectos, que “por razones que no acabo de comprender y con la complicidad de muchos de los propietarios, la administración y posteriormente con la de algunas autoridades locales, se inició el desplazamiento más despiadado que alguien pueda imaginar (…) Lo primero que pude apreciar fue la tortura sicológica a que fueron sometidas las indefensas aves: les cortaron las ramas al árbol donde fabricaban sus nidos y le daban vida a sus polluelos; no siendo esto suficiente se ordenó mediante circular de la administración producir toda clase de ruidos, utilizando para ello cualquier clase de objetos como tambores, garrotes de madera, trozos de lamina de zinc que debían ser golpeados por el rondero de turno o cualquiera de los enemigos de la naturaleza; hasta bombas de las que usamos para las piñatas usaron para acabar con la tranquilidad del sueño no solo de las pobres aves sino de los habitantes amantes de acostarnos temprano o de hacer la siesta; también se utilizaron reflectores con luz de alta intensidad y, como si fuera poco, y según consta en circular 003 del día 11 de febrero del presente, firmada por la Administradora, se ordenó quemar papeletas y voladores dos o tres veces en la noche hasta lograr su completo desplazamiento (adjunta circular). Por fortuna, esta última metodología no se llevó a cabo ante la protesta de algunos de los verdaderos defensores del medio ambiente o defensores del dormir tranquilo. Después de todo el tipo de torturas sicológicas y físicas ya descritas y no pudiendo lograr el desplazamiento total, la última opción fue seguir el ejemplo de los paramilitares: la motosierra. Con esta por fin lograron destruir los tres bellos árboles que servían de hospedaje nocturno a nuestras indefensas visitantes (…)”

Por territoriales
La Administradora de Sierra Blanca, Marta Nelly Palacio, afirmó que el desalojo de las 1.500 garzas que fueron contabilizadas en Sierra Blanca fue autorizado por Cornare, entidad que en varias oportunidades recomendó hacer control biológico, mediante la toma de sus nidos con sus huevos y polluelos. Agregó que el desalojo de estas aves blancas migratorias fue aprobado por la mayoría de copropietarios en la asamblea celebrada en marzo pasado, en la cual se decidió efectuar simultáneamente varias acciones “con el fin de aburrir a las garzas”. Se refiere a las medidas descritas en la denuncia de Luis Eduardo Sánchez.
Añadió la Administradora de Sierra Blanca que de tiempo atrás varios de los habitantes del condominio se habían quejado por los olores, alergias y el mal que causaban con sus excrementos tanto a los humanos como al lago y a los árboles donde se posaban, ya convertidos en chamizos. “Por ser unas aves tan territoriales, no admiten más fauna en los sitios que escogen y desalojaron a otros pajaritos”.
Lo cierto es que al que al cierre de esta edición el lago de Sierra Blanca estaba vacío, el islote quemado y las garzas, por supuesto, brillando por su ausencia. “Vamos a recuperar el islote y el lago y a hacer una siembra de peces”, dijo Marta Nelly Palacio, quien aseguró que la próxima semana el paisaje del lugar volverá a mostrar la belleza que lo hizo célebre.

 
     
   
  Así lucía el lago en abril de 2009.  
     
 

Ya no tienen permiso

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  Así se encontraba este sitio hace un mes. Ya los troncos fueron retirados por orden de la Secretaría de Gobierno.  
     
  Entre las carreras 36 y 37, cerca a la Iglesia La Divina Eucaristía, hay una cancha de micro fútbol y una zona verde con un sendero peatonal que conecta la zona del Parque Lleras con Provenza. Desde finales del año pasado, algunos comerciantes le hicieron una solicitud a la Subsecretaría Defensoría del Espacio Público, para prolongar su atención al cliente y disponer de espacios que según ellos estaban olvidados y deteriorados.
Para Amparo Gaviria, vicepresidente de la Junta Administradora Local y Presidente de la Junta de Acción Comunal Poblado Centro, “eso era una zona verde bonita y un día cualquiera la llenaron de troncos y mesas. La acera también la obstruyen, estamos indignados porque no nos tuvieron en cuenta, no sabemos quién da esos permisos por encima de la comunidad y las inspectoras”, dijo.
Para Gonzalo Robles, propietario del establecimiento que instaló los troncos donde estaba la zona verde, “esto era un barrial, un basurero y me contaron de varios atracos. Yo todos los días barro, riego y limpio, ahora está iluminado porque antes se vendía y se consumía vicio, algo que erradicamos con la inversión que hemos hecho. Entonces, la gente ve lo que quiere ver; es un tema de criterio, lo que queremos es conciliar y llegar a un equilibrio con la gente”, sostuvo el comerciante.

Aprovechamiento económico
Ese es el nombre del nuevo programa que la Alcaldía de Medellín implementaría en el espacio público cuando salga la resolución. Consiste en permitir que sillas y mesas sean puestas en lugares que el Plan de Ordenamiento Territorial permite, con el fin de estimular el uso del espacio público, máxime si se encuentra abandonado o deshabitado.
El Subsecretario de Espacio Público, Luis Fernando Restrepo, expresó que “el aprovechamiento económico del espacio público es, en términos prácticos, la ubicación en este de amoblamientos que permiten hacer más agradable el establecimiento, que permiten aprovechar el espacio con regulación, y, claro, con sus condiciones. Naturalmente, si el vecindario se queja, si se entorpece la libre circulación peatonal, si se destruye la naturaleza y hay exceso en la música, se entrará a revisar la situación”.

Troncos, mesas y sillas retiradas
A partir de los recientes recorridos del Municipio, y después de constatar personalmente la problemática, el Secretario de Gobierno, Juan Felipe Palau, ordenó quitar los troncos que habían sido puestos en el espacio público, y a los otros dos locales mover las mesas y sillas que estaban por fuera de sus establecimientos.
“El permiso de ellos estaba en trámite pero ya fueron notificados de que no se los dieron. Aparte del uso del espacio público, también los decibeles del ruido estaban por encima de los permitidos”, dijo la Inspectora 14B, Ana María Arredondo.
Andrés Felipe Grisales, Coordinador de Área de Regulación de la Subsecretaría Defensoría del Espacio Público, quien estuvo en ambos operativos, declaró que “procedimos a recuperar el espacio público y las zonas verdes basándonos en que primara la tranquilidad de la comunidad, ya que allí había consumo de bebidas a altas horas de la noche y música en vivo”.

 
     
 

De parcelación a reserva forestal

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  El 5 de enero de 2010, el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial dictó la Resolución # 0021. Por medio de ésta se resuelve un recurso de reposición presentado por Cornare y Corantioquia en contra de la Resolución #1859 del 28 de septiembre de 2009 del Ministerio. Esta última resolución establece, entre otras cosas, la obligatoriedad de Cornare y Corantioquia para que formulen el plan de manejo de la reserva forestal protectora del río Nare, la cual tiene el carácter de reserva nacional y fue prevista y aprobada como tal desde el año 1970 por el Inderena (Instituto Nacional de Recursos Naturales) y aprobada por el Ministerio de Agricultura mediante la Resolución Ejecutiva # 024 del año 1971. Esta zona abarca terrenos localizados en cinco municipios del oriente antioqueño: Medellín, Envigado, Guarne, Rionegro y El Retiro.
No obstante la existencia de esta zona de reserva forestal desde el año 1970, la normativa en la cual se establece el área de protección de la cuenca del río Nare ha sido olvidada y violentada y en esta zona se ha permitido adelantar un gran proceso de parcelación y construcción.

¿Qué pretende el Ministerio con esta resolución?
La nueva resolución del Ministerio pugna para que Corantioquia y Cornare tengan como objetivo común cohesionar y articular acciones en aras de la conservación y uso sostenible de esta área decretada como reserva forestal protectora de carácter e importancia nacional y para que estas dos instituciones asuman en debida forma su administración y manejo.

¿Qué deben hacer esos municipios?
Una de las conclusiones prácticas más importantes que consigna el documento del Ministerio es la de requerir a los municipios citados y a sus curadores urbanos que se abstengan de expedir licencias urbanísticas a los predios que hagan parte de esta reserva forestal, la cual abarca como se dijo antes, un territorio amplio en cinco municipios del oriente antioqueño. También requiere el Ministerio que estos municipios incorporen estas limitaciones en sus respectivos planes de ordenamiento territorial reconociendo la existencia de esta importante reserva forestal.

¿Qué efecto producirá esto?
En términos prácticos, lo anterior significa que una vasta zona del oriente antioqueño –la cual abarca territorios pertenecientes a cinco municipios y en la que se ha presentado un gran desarrollo urbanístico en los últimos años– tendrá prohibido, por un amplio período de tiempo, la expedición de cualquier tipo de licencia urbanística; es decir, que se prohíbe, hasta nueva orden, parcelar, construir, reformar y adelantar cualquier tipo de desarrollo o construcción de lotes urbanizados o no. Esto significa, ni más ni menos, que muchos predios pertenecientes a reputadas parcelaciones del sector del alto de Las Palmas y vecindades, tendrán bien enredada su posibilidad de construir y como consecuencia de ello, su valor económico caerá súbitamente. Esto también significa que terrenos valiosos, que han tenido la expectativa de ser parcelados en preciosos y valiosos lotes, autorizados por las normas municipales vigentes hoy, verán frustrada esta expectativa y, por lo tanto, verán languidecer los altos precios estimados hasta hoy.

¿Por qué perderían valor esos terrenos?
El valor de un terreno está fundamentalmente dado por el potencial uso que se puede dar a éste. El uso de un terreno está asociado de forma directa al valor comercial del mismo y da lugar justamente a uno de los más interesantes métodos de valorización, denominado el Método Residual. Así, cuando un terreno no puede utilizarse para construir, sino simplemente para albergar una reserva forestal, asume un valor acorde al uso permitido de bosque, valor comercial muy inferior al valor que antes tenía el terreno cuando era posible urbanizarlo y construir sobre él.

¿Qué podrían hacer los propietarios de esos terrenos?
Muchos, muchísimos propietarios de predios localizados en esta zona del oriente antioqueño se sienten engañados, pues pagaron altas sumas de dinero por los inmuebles que hoy solo podrán destinar al uso de reserva forestal. Estos propietarios saldrán, por supuesto, a buscar responsables y a pretender que se les resarza en justicia la inmensa pérdida patrimonial sufrida. Comenzará el natural proceso en las entidades públicas de echarle la culpa al otro buscando evadir la responsabilidad que trae como consecuencia el haber ignorado la existencia de esta normativa y de haber permitido desarrollos inmobiliarios por doquier.
Este es un tema supremamente delicado y sobre el cual se debe profundizar, con el fin de determinar si existe algún responsable por la pérdida patrimonial sufrida por los propietarios de las tierras y si puede existir algún mecanismo legal para intentar buscar un pago indemnizatorio.
* Francisco Ochoa es columnista de Vivir en El Poblado.

 
     
 

La Lonja da parte de tranquilidad

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  La Lonja de Propiedad Raíz de Medellín y Antioquia se pronunció frente a las declaraciones que dio el Presidente de la Junta de Representantes de Propietarios y Poseedores de inmuebles en El Poblado, Ignacio Arbeláez, en la edición 409 de Vivir en El Poblado.
Tal y como figura en nuestra versión impresa así como en un video en nuestra edición digital, el ingeniero Arbeláez manifestó algunas dudas y propuestas con respecto al proceso de valorización que se adelanta en El Poblado para construir varios proyectos viales. Una de estas inquietudes estaba relacionada con el avalúo de los predios, adelantado por la Lonja de Propiedad Raíz. “La Lonja -dijo el vocero de la Junta de Representantes- está analizando 400 puntos en El Poblado para calcular la plusvalía, con base en el avalúo actual y el que tendrían cuando se construyan las obras decretadas. De una parte, tenemos ciertas dudas sobre si el personal que está adelantando este trabajo cumple los requerimientos para hacerlo. De otro lado, hay quienes opinan que esta valorización no se va a dar en mucha parte de El Poblado (…)”.
Al respecto, el gerente de la Lonja, Federico Estrada, expresó que “la experiencia del Gremio inmobiliario en materia avaluatoria es superior a los 40 años, hemos participado en todos los estudios de valorización realizados en el Municipio de Medellín en por lo menos los últimos 20 años, nuestra entidad posee la historia de la evolución del valor del suelo en el Valle del Aburrá en los últimos 35 años, gracias a que realizamos el estudio del valor suelo en Medellín y Área Metropolitana desde entonces”. Agregó Federico Estrada que “nuestra entidad fue seleccionada para realizar el estudio de factibilidad de valorización en El Poblado, después de ser elegida en el Concurso de Méritos 001 de 2009, en donde se calificó la experiencia de la entidad y el equipo de trabajo, razón por la que en la actualidad estamos avanzando en dicho trabajo, de forma comprometida”.
Informó el Gerente de la Lonja que el resultado de los estudios será entregado al Fondo de Valorización a mediados de este año. “Hoy, con los avances que tenemos -dijo- no puedo adelantar si eso (las obras) va o no va a generar valorización. Puedo decir a ciencia cierta que con todo el conocimiento que tenemos -porque vamos a todos los foros que se hacen de plusvalía y valorización en el país- este es uno de los estudios más completos que tenemos, y esa es la tranquilidad que le podemos dar hoy a la comunidad de El Poblado: que se está haciendo un trabajo demasiado serio”.
 
     
 

Nueva junta en la Corporación Zona Rosa

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  Esta organización, que reúne a los establecimientos de la llamada Zona Rosa de la ciudad en el Parque Lleras, tuvo una nueva elección de junta. A ella se postularon algunos afiliados que estaban al día en los pagos para ser elegidos para un período de dos años.
Según Orión Idárraga, actual vicepresidente, “queríamos que hubiera más participación de otros establecimientos que han venido llegando a la zona, hay negocios pequeños y de extranjeros, entonces es una zona que ya es muy diversa y buscamos más cabida para ellos. Hubo una junta que ya hizo una labor pero nosotros sentíamos que hacía falta un poco de oxígeno con más participación”, expresó.
Juan Gonzalo Velásquez, presidente saliente de la corporación, afirmó que “nosotros renunciamos porque estamos liderando el tour gastronómico con restaurantes de la Milla de Oro, Las Palmas, la Buena Mesa, Plaza Mayor, el Centro, Laureles y Envigado, entre otros. Rescato la experiencia adquirida en la Corporación Zona Rosa pero ahora la apuesta es a este proyecto de ciudad”.

Nuevas propuestas
Entre los nuevos proyectos enunciados por la nueva junta a través de su vicepresidente, está la creación de una central de compras para los negocios afiliados, canales de comunicación más directos entre los asociados, la realización de más actividades culturales para que la Zona Rosa no sólo sea un lugar de rumba, y el embellecimiento del parque en su aspecto físico.
En cuanto a la estructura de la corporación, Orión Idárraga sustentó que “la idea es manejarla como una empresa, por eso estamos en proceso de escoger un director ejecutivo y un director comercial y de comunicaciones. Estas dos personas no deben ser propietarios de establecimientos, deben estar disponibles para la comunidad, para los asociados y para mejorar los canales de comunicación”.

 
     
 

Viva el jardín / Abril (quincena 1)

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  Publicado en la edición 411, abril 11de 2010  
     
 
 
 
Violeta de los Alpes
 
 
 
     
 
De una fascinante belleza, estas sencillas flores surgen erguidas en un tallo leve que asoma por entre hojas de las más exquisitas tonalidades del verde. De una delicadeza sin igual, se acomodan muy bien en un matero pequeño, y constituyen, en plena floración, un verdadero espectáculo que perdura durante varios meses.
A esta violeta de exuberante floración le sienta muy bien un clima fresco y luminoso, y debe protegerse del sol directo y sembrarse en una buena tierra nutritiva, pero es bueno tener en cuenta que al desarrollarse los nuevos capullos, consume mucho de ese alimento, de ahí que sería conveniente aplicarle algo de fertilizante.
Los conocedores de esta planta recomiendan agua tibia para su riego, parte de la cual debe ser vertida en el plato de la maceta durante unos quince minutos para que la planta la absorba. Debe eliminarse el agua sobrante.
 
 

María Cecilia Botero

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María Cecilia BoteroLuces, cámara, acción.

En un televisor en Colombia difícilmente ha estado ausente la figura de María Cecilia Botero. Esa mujer que debutó hace 40 años en la actuación, en María, para luego estudiar Antropología y darse cuenta que definitivamente su espacio estaba al frente de las cámaras, una industria impulsada por su padre Jorge Botero.

Nació en Medellín hace 55 años pero desde hace mucho tiempo es un referente nacional; ya sea desde la dirección de la academia Charlot de actuación, la producción de obras de teatro y musicales, en la presentación de programas de variedades o en su incursión como imagen del noticiero CM&. Cuenta en su exitosa carrera con más de 25 producciones televisivas como Caballo Viejo, La Vorágine, Música Maestro y muchas otras, en las que su calidad es prenda de garantía para los televidentes. Sus palabras también dan cuenta de su talante maduro y centrado. Alguien le preguntó si le preocupaba envejecer; ella respondió: “uno debe vivir y debe pasarle por el cuerpo la vida. Tengo mis líneas de expresión, qué tal que no las tuviera, eso querría decir que no he reído, no he llorado, no he vivido”. Carlos Tobón la retrató en 2004.

Ítaca

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  En homenaje a mi hermano Julio, Manuel Posada  
     
 
Ítaca
 
 
Konstantínos Kaváfis
 
     
 
Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.
 
     
 

Alado y su vuelo al pasado

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Publicado en la edición 410, Marzo 27 de 2010
 
     
  Alado y su vuelo al pasado
 
     
  La mezcla temporal y de materiales son la materia prima de estas innovadoras prendas  
     
   
   
     
  Qué tal una pieza de diseño de moda que se remonte a los estilos campiranos de los los siglos 18 y 19, que por demás nos muestre personalidades a través de la ubicación de materiales disimiles reciclados y que se convierta en prenda para ser llevada con estilo en un entorno urbano. Esa es la idea de los diseñadores Alejandro González y Andrés Felipe Restrepo, quienes desde hace dos años vienen posicionando la marca Alado, que encontró su cúspide por medio de esta colección Primavera Verano 2010 denominada "De campo en un día de verano…" y que por primera vez incluye una nueva linea de joyería. Estos diseños que pueden ser reseñados como “arte histórico para llevarse puesto”, vuelven a la vida los materiales para ubicarlos en un nuevo contexto, aprovechando matices de época en los botones con grabados militares, las casacas, las charreteras, los cuellos y otras prendas. Alado, con local ubicado en la Vía Primavera (car. 37) con la 8A- 88, fue una de las cinco marcas colombianas que lograron un espacio en la inauguración de los Juegos Suramericanos en donde se hizo un homenaje a la moda de Medellín.  
     
 

El Latinarabian

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El Latinarabian escogió a Medellín

Medellín sigue como epicentro de eventos internacionales durante este año. Esta vez llega a la ciudad, más concretamente al Hotel Intercontinental, el Festival Internacional de Arte y Cultura del Medio Oriente, Latinarabian, que traerá toda la riqueza de esa cultura representada en el baile, la gastronomía y la música, entre el 30 de abril y el 2 de mayo.
La infraestructura y la pluriculturalidad, que se asoman en el contexto internacional como puntos destacados de Medellín, lograron este espacio que estaría confirmando a la ciudad como sede anual para atraer a las colonias colombianas y de otros países del Medio Oriente y de las repúblicas islámicas.
Luego de la primera presentación del Festival, en Byblos, se anunció que éste contará con la participación de cantantes, bailarines, conferencistas, historiadores y demás representantes de la comunidad musulmana que encontraron en esta tierra un lugar para mostrar su cultura.
Están dispuestos también los talleres en cultura árabe y los interesados se pueden comunicar al 312 0400.

Todavía hay tiempo para ser solidarios
Lograr que las personas ayuden a quien más lo necesita, es la motivación principal de la Arquidiócesis y la Pastoral Social de Medellín, que siguen adelante con la Campaña de Comunicación Cristiana de Bienes convocando a los fieles a trabajar contra el propio egoísmo a través de la solidaridad. “La solidaridad es sentirnos responsables de todos”, es la máxima dicha por el Papa Benedicto 16 en su llamado filosófico para realizar estas donaciones cuyos receptores son las parroquias, colegios y comunidades religiosas en el área metropolitana hasta el 4 de abril. Para garantizar el éxito de esas intenciones ya están dispuestas las tradicionales alcancías. También están habilitadas las cuentas de ahorros en Bancolombia 021-208401-88 ó 021-70055-45.

La Cafetiere de Anita, al top mundial

Por primera vez llegó a Medellín el más prestigioso reconocimiento a un restaurante, El Star Diamond Award, emblema de la perfección otorgado por The American Academy of Hospitality Science, que premia la excelencia en los viajes, la gastronomía, los productos y los servicios de lujo. Recibe el galardón La Cafetiere de Anita, con lo cual ingresa al ranking mundial de los mejores lugares para vivir una experiencia gastronómica única. Este reconocimiento es la respuesta al trabajo de Anita Botero, y su apuesta a los fundamentos de cocina clásica francesa que ha desarrollado en ese ameno espacio de la calle 6 sur con 43A-92 en El Poblado. Para comunicarse con La Cafetiere de Anita llame al 311 3103 y 311 8787 ó visite www.lacafetieredeanita.com

Mensajes de condolencia

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  “Julio fue un innovador del periodismo”
La muerte de Julio Posada Aristizábal, priva a la ciudad de Medellín de un gran periodista. Julio fue un innovador del periodismo al fundar y dirigir durante dos décadas el periódico barrial Vivir en El Poblado, que gracias a su dedicación y consagración lo llevó hasta posicionarlo como el primero y más importante de su género.
 
  Julio Posada logró en los últimos 20 años de su vida interesar a la comunidad de El Poblado en un periódico que se convirtió no sólo en el más informado y novedoso, sino en el más solicitado y esperado. Además, con inteligencia y gran sentido periodístico captó la opinión de los vecinos de El Poblado, hasta convertirlo en el primero de los periódicos de su barrio.
Julio se ha ido tempranamente pero queda un legado en manos de su hermano Manuel, quien ha sido fiel a la línea fresca y moderna que su fundador imprimió a Vivir en El Poblado. Siempre recordaremos a Julio por su espíritu creativo, por su civismo y por su vivo interés en la vida de unos de los barrios más tradicionales de Medellín, El Poblado.
Luís Alfredo Ramos Botero.
Gobernador de Antioquia.
 
     
 
  “Testimonio del periodismo responsable”
La partida de Julio César Posada Aristizábal, llena de profundo dolor a la sociedad antioqueña y en especial al periodismo local y regional que pierde a un destacado representante.
 
  El periódico Vivir en El Poblado, su gran empresa, la misma que fundó y dirigió durante 20 años, constituye su más grande legado y es testimonio del periodismo responsable, comunitario, objetivo y útil que ejerció siempre en beneficio de las más nobles causas sociales.
El nombre del recordado periodista Julio César Posada Aristizábal, perdurará en la memoria colectiva de la ciudad y en el recuerdo de sus lectores.
El Gobierno de Medellín que presido manifiesta a ustedes y a todos los amigos del ilustre director, las más sentidas expresiones de condolencia por esta pérdida, compartimos su pesar y los acompañamos en tan difíciles momentos.
Con sinceridad y afecto,
Alonso Salazar.
Alcalde de Medellín.
 
     
 
  “Julio dejó un legado imborrable para Medellín”
Quiero expresar mi solidaridad y cariño a la familia de Vivir en el Poblado. La muerte de Julio Posada nos entristece a todos y es una pérdida para el periodismo que necesitamos: cercano, abierto, analítico y creativo.
 
  Julio dejó un legado imborrable para Medellín, un legado que persiste en las páginas de Vivir en El Poblado desde donde lideró, con criterio y visión, un proyecto novedoso y atrevido de periodismo sectorial que ya cuenta con 20 años de historia y hace parte de la vida de nuestra ciudad.
Hoy tengo la certeza de que Julio Posada seguirá acompañándonos muchos años más, con las historias, las noticias, las opiniones y las anécdotas que construyen la cotidianidad. Faltan muchas páginas por escribir y en ellas permanecerá la huella de Julio Posada.
Un abrazo con todo mi afecto,
Sergio Fajardo.
Ex-alcalde de Medellín /
Candidato a la Presidencia de la República.
 
     
 
  “Julio Posada, el innovador”
Nociones que hoy nos son comunes tuvieron en Julio Posada a un pionero. Fue un emprendedor que conjugó las visiones periodística y comercial para crear una empresa novedosa.
 
     
  Fue un ciudadano que miró a su localidad para construir redes de diálogo y participación desde Vivir en el Poblado, el periódico que incluyó otras voces, otros temas, que hizo nueva agenda en la ciudad. Fue tenaz luchador para alentar la vida de su empresa y los sueños que armó en emotivas conversaciones con quienes le eran cercanos. Su memoria vive en las obras y en la experiencia de quienes lo conocimos.
Aníbal Gaviria.
Ex-gerente de El Mundo /
Candidato a la Vicepresidencia de la República.
 
     
 
  “Una persona independiente, joven, creativa, audaz y muy adelantada”
Conocí a Julio Posada hace más de 15 años cuando me contactó para explorar la posibilidad de que El Tiempo le prestara servicios de impresión a Vivir en El Poblado. Mi primera pregunta fue, “¿qué es Vivir en El Poblado?” La respuesta de Julio fue, “pues un sectorial que circula hace cinco años en el barrio El Poblado de Medellín”.
 
  Llevaba tiempo oyendo hablar de Sectoriales Periodísticos en distintos mercados del mundo, veníamos explorando diversos modelos de negocio y en El Tiempo había mucho interés por desarrollar algo de esa naturaleza.
Pero lo que no sabíamos era que ya había una persona independiente, joven, creativa, audaz y muy adelantada, que ya tenía el producto completamente desarrollado y establecido en Medellín. Ese era Julio Posada. Una persona adelantada, con gran interés por lo público y lo comunitario y con la sensibilidad para entender que estos conceptos empiezan por casa. Por barrio. Por sector. Lamento profundamente la partida tan prematura de Julio.
Eduardo Garcés López.
Gerente de El Espectador.
 
     
 
  “Un empresario innovador y audaz”
Si es cierto que después de la muerte uno vive en la memoria de quienes lo recuerdan, Julio existirá por muchos años. Vivir en El Poblado, su obra, será el emisario cotidiano de su presencia, y hojear sus páginas se convertirá en un ritual para revivir ese espíritu luchador que fue Julio, un empresario innovador y audaz que editaba un periódico con alma de mecenas.
 
  Esta empresa prodigiosa, nacida de su empeño, dio aliento a más de una intuición, promovió empresas culturales imposibles, adelantó campañas transformadoras y respaldó a toda entidad apellidada “sin ánimo de lucro” que necesitara de su apoyo. Julio creía en utopías y echaba mano de su periódico para ayudar a materializarlas. ¿Cuántos le debemos resultados? ¿Cuántos de nosotros, empresarios de quimeras culturales, tendremos que agradecerle su complicidad?
Julio ya no está, y todos nosotros que lo conocimos y lo admiramos, mantendremos viva su presencia inolvidable.
Pilar Velilla.
Directora del Jardín Botánico.
 
     
 
  “Un ferviente promotor del periodismo cívico”
El periodismo cívico y comunitario pierde con la muerte de Julio César Posada Aristizábal, a uno de sus más fervientes promotores y ejecutores en Colombia.
 
  Permanecerá como legado y testimonio fiel de su capacidad de liderazgo y creatividad, su periódico “Vivir en el Poblado” el cual, tras 20 años de circulación, se ha ganado un merecido espacio en el corazón de todos los habitantes de este vasto sector de Medellín.
Guillermo Gaviria Echeverri.
Director Periódico El Mundo.
 
     
 
  “Su legado tiene vida asegurada por muchos años”
El periodismo, entendido como la herramienta útil para hacerle más fácil la vida al ciudadano del común, era tal vez la guía que orientó Julio Posada desde su paso por la dirección de Vivir en El Poblado, el buque insignia de su proyecto profesional, y a través de muchas otras iniciativas llenas de creatividad en las que el servicio a la comunidad siempre se destacó.
 
  Julio fue uno de esos pocos emprendedores que logran mantener con éxito y aceptación empresas tan difíciles como un periódico, gracias a la visión, amor, entrega y confianza en todo lo que hizo. Su pronta partida nos priva de su presencia física, pero su legado tiene vida asegurada por muchos años. A su hermano Manuel y toda su familia, así como a sus compañeros de trabajo, les queda la tarea de seguir cautivando a sus miles de lectores, como estamos seguros de que harán con brillo. A todos nuestro saludo de solidaridad.
Nicolás Restrepo Escobar.
Director de La Patria.
 
     
 
  “Pasión por el periodismo de servicio”
La mañana del pasado martes 23 de marzo, después del puente festivo de San José, se tornó desapacible. No era para menos. Esa mañana, cuando nos disponíamos a iniciar las labores cotidianas, la radio anunció que Julio César Posada Aristizábal, el creador y director del periódico Vivir en El Poblado, había muerto.
 
  Julio fue, lo que se dice, un hombre hecho a pulso en un negocio nada fácil. Ahora, cuando ADN cumple un año de circulación gratuita, no se puede olvidar ni dejar de reconocer que este hombre fue el pionero de un periodismo más conectado con las personas, con información de calidad y gratis.
El 8 de noviembre de 1990, en plena guerra del narcotráfico contra el Estado, con una economía prácticamente paralizada y el miedo rondando, circuló el primer número del periódico. En aquel entonces se hablaba en las universidades y en algunas salas de redacción del periodismo cívico. Una forma de periodismo sectorial o zonal en el que las personas encuentran información más cercana.
Con esa visión de empresario y hombre comprometido con su ciudad, Julio puso en evidencia algo obvio que, a los demás, les pasaba por alto: que los medios que había en ese momento solo ofrecían información general de Bogotá y del resto del mundo. Pero información de su localidad, de su barrio, de los líderes cívicos, de lo que está ocurriendo en su entorno inmediato, de lo que pasa con sus impuestos, de lo que pasa con sus necesidades, del hueco que está exactamente al frente de su casa, de eso no había nada. “Los periodistas no cubren temas sino edificios”, decía. Agregaba que “Quería hacer un periódico que tuviera una información imprescindible, periodismo útil”.
A fe que lo logró a lo largo de 20 años de existencia y 409 ediciones del periódico por él fundado. Un ejemplo de cómo llegarles a los lectores.
El periódico no ha dejado de salir y continuará el legado de Julio. Era un hombre de empuje, de berraquera, como dicen los paisas, de una constancia y perseverancia envidiables.
Vivir en El Poblado ha sido testigo de la evolución del barrio. En sus páginas da cuenta de sus personajes, líderes, sitios, actividades relevantes, problemas asociados a obras, contaminación, movilidad, inseguridad y valientes denuncias.
El globo que Julio puso hace 20 años a flotar en el viento deberá seguir flotando porque la candileja seguirá encendida con el fuego de su pasión, una pasión por el periodismo de servicio, por un periodismo que ayude a comprender y a sembrar esperanza en los lectores.
Jaime Gáez M.
Presidente Media 24 – El Tiempo.
 
     
 
  “Nos va a hacer falta”
Julio Posada abandonó estas tierras en las que estamos de paso, en las que todo es prestado, las abandonó para descansar de su lucha contra la enfermedad que finalmente le ganó. Y es que no era fácil ganarle. Pero no es fácil ganarle a los luchadores de la vida, de la felicidad.
 
  Caminamos juntos por muchos años contando historias para buscar que los habitantes de El Poblado, las personas de Vivir en El Poblado, recuperaran los espacios para el diálogo, espacios para la vida… Julio ya no está "con nosotros" pero se quedó y quedará "dentro de nosotros". ¡Y nos va a hacer falta, mucha, muy!
Juan Carlos Molina.
Integración Publicidad / La Tienda Creativa.
 
     
 
  “Una gran pérdida”
Corpocentro se solidariza con todos aquellos que lamentan la ausencia de Julio Posada, quien mantuvo una estrecha relación con la entidad desde que aceptó con entusiasmo recibir el difícil encargo de continuar, a través de Vivir en El Poblado, con el periódico de Corpocentro, Centrópolis.
 
     
  Fue Julio Posada quien motivó a sus compañeros de Vivir en El Poblado para que aceptaran el reto periodístico y comercial de encargarse de un periódico relacionado con el centro de la ciudad. Añoramos también los diálogos inteligentes y, a veces graciosos, que establecíamos en las reuniones del comité editorial de Centrópolis. Una gran pérdida.
César Valencia Jaramillo.
Director de Corpocentro.
 
     
 
  “Un pionero, además de soñador”
Alegría, creatividad, empuje, excelente buen humor, amor por su profesión y sobre todo, visión. Pensar en Julio Posada es esto y mucho más.
 
  Para la Facultad de Comunicación Social – Periodismo de la Universidad Pontificia Bolivariana siempre será un honor contar con egresados como él. Durante su época de estudiante, se recuerda con su sonrisa y actitud crítica propositiva. En clase, en cafetería y realizando cualquier trabajo, sus aportes, además de creativos, generalmente estaban acompañados de un fino e inteligente humor.
Pero sin duda alguna, lo más honroso para nuestra Facultad es su seria y profesional creación, su hijo predilecto y más brillante: este periódico, Vivir en El Poblado. Julio fue un pionero además de soñador, al pensar en un medio alternativo que reflejara lo local, denunciara irregularidades con altura, hiciera propuestas, diera participación, cumpliera un papel formativo, entre otras cosas. También, que fuera de distribución gratuita y que permaneciera en el tiempo.
Hoy eso se cumple con creces.
Siempre esperamos la llegada de cada edición y siempre nos nutrimos con sus contenidos. La publicidad de apoyo aumenta y sobre todo, su sueño vive. Cualquier palabra es insuficiente para calificar a nuestro querido Julio, quien permanece con nosotros en su obra y con su eterna sonrisa. Gracias Julio, tu Facultad te quiere.
Margarita M. Llano G.
Directora.
 
     
 
  “Julio, de Vivir en El Poblado a Vivir en La Eternidad”
Aun conservo fresca la imagen de su tímida sonrisa cuando el pasado mes de diciembre Julio Posada recibió La Orden del Congreso de la República como reconocimiento a los 20 años del periódico Vivir en El Poblado.
 
  Y merecido es reconocer que gracias a su inspiración para plasmar la realidad cotidiana de una comunidad a través de un medio local, se abrió hace dos décadas un espacio a la información cercana, que toma el pulso al diario acontecer de nuestro entorno en un periódico comunitario que hoy es patrimonio del barrio y modelo para las diferentes comunidades de Medellín y el país.
Del hombre, del periodista, del amigo, el mejor de los recuerdos.
Juan Carlos Vélez Uribe.
Senador de La República.
 
     
 
  “El arte como información necesaria”
La visión periodística de Julio Posada es reconocida ampliamente, en especial por el tratamiento que siempre le dio a la información relacionada con el arte.
 
  En las páginas de Vivir en El Poblado Julio siempre trató al arte como una información necesaria, no como el suceso informativo restringido a la exposición del momento, a la actualidad elemental. En su concepción del periodismo, la calidad de la información fue el eje fundamental, por eso siempre valoraremos su interés por conocer las cosas valiosas que tenemos al lado, entre nuestros vecinos.
Alberto Sierra.
Galería La Oficina.
 
     
 

Asunto de Mujeres / Marzo (quincena 1)

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Publicado en la edición 410, Marzo 27 de 2010
 
 

Julio, hoy te quiero enseñar a Buenos Aires

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Julio, hoy te quiero enseñar a Buenos Aires
Y si de música se trata, en menos de dos meses se reabrirá el Teatro Colón que está siendo restaurado a su condición original y que está considerado como una de las mejores salas del mundo

El domingo 21 recibí un mensaje de Álvaro Molina, mientras me tomaba el primer café del día temprano en la mañana, en el me decía estas tres palabras “se fue Julio”; mi pensamiento se transportó a la primera y última vez en que ví a Julio, cuando hace tres años estuve de visita en Medellín y compartimos un almuerzo en Casa Molina.
Mi recuerdo de él es y será importante y permanente: sin conocerme me invitó a escribir en el periódico, atendiendo a una insinuación de Álvaro Molina. A partir de mi primer artículo generamos una relación de aprecio y confianza que se fortaleció y perduró a lo largo de los años mediante mensajes y conversaciones telefónicas. Julio me dio el inmenso regalo de tener una columna de opinión sobre la buena mesa y la cocina, temas que durante mi vida han sido mi pasión.
En ese almuerzo y cuando hablábamos por el teléfono conversábamos sobre un programa que al final se le quedó trunco: Una visita a Buenos Aires.
Hoy le escribo a Julio guiándolo sucintamente por esa ciudad maravillosa que tanto deseó conocer.
Describir a Buenos Aires es casi imposible, cuando a fines del siglo 19 las ciudades de Colombia eran villorrios, ya Buenos Aires era una gran ciudad, que alumbraba y deslumbraba a los emigrantes que huían desde Europa en busca de mejores oportunidades para sus vidas.
Los barcos con emigrantes partían con dos destinos desde los puertos europeos: Nueva York y Buenos Aires, y para los que se iban en ellos cualquiera de los dos destinos era igual, iban en busca de una vida mejor.
Y así fue como Buenos Aires se llenó de cientos de miles de españoles, italianos, polacos, rusos, croatas, armenios, sirios, libaneses, galeses, etc, los que se conjugaron con los criollos descendientes de generaciones anteriores de españoles y nativos y conformaron una sociedad diversa, vibrante, igualitaria y llena de oportunidades.
Así como Colombia ha tenido una influencia cultural con Estados Unidos, Argentina la tuvo con Europa. Los últimos años del Siglo 19 y los primeros del 20 hicieron confluir una inmensa riqueza en Buenos Aires, que se tradujo en la conformación de una ciudad monumental con palacios, edificios, plazas y parques inspirados especialmente en París y Madrid.
Esta infraestructura fue complementada con altos niveles de escolaridad, educación y salud, que fueron promovidos por el Estado y que dieron como resultado a una sociedad con una vida cultural muy rica, variada y llena de oportunidades.
Entonces querido Julio, se creó una ciudad donde todo era y es posible y que siempre está a tu disposición; los límites serán tus deseos específicos, el tiempo que tengas disponible y el dinero en tu bolsillo.
Si te gusta disfrutar de una buena conversación, cualquier café o confitería de los que encontrarás prácticamente en cualquier esquina de la ciudad, te da la oportunidad de sentarte en ellos y disfrutar por horas y horas de su ambiente bohemio y distendido.
¿Querés leer? Te llevaré a una de las librerías más hermosas del mundo, construida en lo que fue uno de los grandes teatros de la ciudad, en ella podrás seleccionar un libro, sentarte en un palco y disfrutar de su lectura por horas, y todo esto será gratuito, cuando decidas salir dejarás el libro donde lo encontraste y nadie te dirá nada. También podrás visitar cualquiera de las librerías de la Calle Corrientes que permanecen abiertas hasta casi el amanecer o visitar las librerías de anticuarios llenas de joyas indescriptibles, o a las casas de música abarrotadas de los discos y artistas más inverosímiles.
¿Querés ir al cine?, vas a encontrar más de 50 salas donde presentan lo mejor de la cinematografía mundial, y si deseas ir al teatro vas a encontrar para todos los gustos desde music hall, hasta teatro de bolsillo en pequeños teatros intimistas regados por los barrios de la capital.
Y qué tal una visita a los museos de arte y centros culturales de la ciudad, donde podrás apreciar desde obras de los grandes maestros hasta las últimas expresiones contemporáneas; y si de música se trata, en menos de dos meses se reabrirá el Teatro Colón que está siendo restaurado a su condición original y que está considerado como una de las mejores salas del mundo, pero también encontraremos espectáculos o conciertos con excelentes intérpretes, grupos y orquestas, eso sin nombrar a los grandes artistas que periódicamente recalan en Buenos Aires como una parada de sus giras mundiales.
Y todavía nos quedan por recorrer la Boca y Caminito, los bosques de Palermo, la Plaza y la Avenida de Mayo, el Obelisco, el mercado de anticuarios de San Telmo, las antiguas plazas barriales de mercado, las casas de Tango y Milonga, las calles Florida y Santa Fe, la Recoleta y una lista interminable de sitios y lugares emblemáticos que te iré mostrando y descubriendo poco a poco.
Y otro día te comentaré sobre lo que se supone que conozco: ¡La buena mesa y la gastronomía porteña!
Gracias Julio por lo que me has dado, ¡estoy seguro de reencontrarte en otra vuelta de tuerca de la vida!

Buenos Aires marzo de 2010.
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Desde el Museo / Marzo (quincena 2)

 
 
Publicado en la edición 410, Marzo 27 de 2010
 
     
 
 
 
Equinoccio
 
 
Salta a la vista que no nos encontramos ante una escultura, en el sentido tradicional de la palabra: aquí no hay un material que el artista talle directamente, como se hace por ejemplo con la madera o el mármol, ni tampoco esta obra es el resultado de un modelado que se traslade a otro material, como ocurre en las obras vaciadas en bronce
 
     
 
 
     
 
Por Carlos Arturo Fernández U.
 
 
Ronny Vayda (Cartagena, 1945) es uno de los artistas que representan la transformación producida en el arte colombiano, y particularmente en el campo de la escultura, dentro del proceso de globalización que se vive a partir de los años 70.
En realidad, después de décadas de predominio de arte nacionalista, desde mediados del siglo 20 los artistas del grupo de Negret, Ramírez Villamizar, Obregón y Botero se habían abierto a nuevas dimensiones estéticas. Sin embargo, la apertura definitiva es resultado del proceso desencadenado por las Bienales de Coltejer.
Como muchos de los artistas más novedosos de su generación, que desarrollan gran parte de su actividad en Medellín, Ronny Vayda es arquitecto; esa formación es la base de su interés por el espacio de la ciudad donde plantea trabajos en los cuales predominan valores constructivos y espaciales, y ya no sólo volumétricos como había sido típico de la escultura a lo largo de la historia.
En ese contexto aparece “Equinoccio”, una obra en lámina de acero soldada y oxidada, de 4 por 5,20 por 5 metros, que instala en 1993 frente al Hotel Park 10, en el barrio El Poblado.
Aunque la obra de artistas como Ronny Vayda nos ha ido acostumbrando a reconocer estos trabajos como nuevas manifestaciones escultóricas, salta a la vista que no nos encontramos ante una escultura, en el sentido tradicional de la palabra: aquí no hay un material que el artista talle directamente, como se hace por ejemplo con la madera o el mármol, ni tampoco esta obra es el resultado de un modelado que se traslade a otro material, como ocurre en las obras vaciadas en bronce. Se trata, en realidad, del desarrollo de una idea geométrica básica que da origen a un diseño estructural que se despliega en el espacio en un proceso de construcción.
Ronny Vayda piensa su trabajo desde una dimensión arquitectónica. Por eso, frente al antiguo valor escultórico de las masas que ocupan el espacio, estas esculturas se plantean como un desarrollo del espacio mismo, es decir, como una construcción que sólo puede captarse cuando se analiza también desde un punto de vista temporal. Y entonces descubrimos que el diseño básico que da origen a la obra va mucho más allá de una simple formulación geométrica y nos enfrenta a la complejidad de una reflexión estructural pura.

Peter Greenaway ocupa un lugar de primera línea en el arte actual. Es un artista galés que trabaja en el terreno del cine, lejos de las corrientes comerciales predominantes. En ese contexto desarrolla obras artísticas en los cuales dialoga con maestros de la historia, como Rembrandt y Leonardo; ahora, con Fernando Botero ha elegido por primera vez un artista vivo para crear una obra en diálogo. El Museo de Antioquia expone hasta el 5 de abril “Greenaway vs. Botero”: una muestra del más alto nivel internacional que hace su presentación a nivel mundial en Medellín.

 
 

Desde el Museo / Marzo (quincena 2)

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Publicado en la edición 410, Marzo 27 de 2010
 
     
 
 
 
Equinoccio
 
 
Salta a la vista que no nos encontramos ante una escultura, en el sentido tradicional de la palabra: aquí no hay un material que el artista talle directamente, como se hace por ejemplo con la madera o el mármol, ni tampoco esta obra es el resultado de un modelado que se traslade a otro material, como ocurre en las obras vaciadas en bronce
 
     
 
 
     
 
Por Carlos Arturo Fernández U.
 
 
Ronny Vayda (Cartagena, 1945) es uno de los artistas que representan la transformación producida en el arte colombiano, y particularmente en el campo de la escultura, dentro del proceso de globalización que se vive a partir de los años 70.
En realidad, después de décadas de predominio de arte nacionalista, desde mediados del siglo 20 los artistas del grupo de Negret, Ramírez Villamizar, Obregón y Botero se habían abierto a nuevas dimensiones estéticas. Sin embargo, la apertura definitiva es resultado del proceso desencadenado por las Bienales de Coltejer.
Como muchos de los artistas más novedosos de su generación, que desarrollan gran parte de su actividad en Medellín, Ronny Vayda es arquitecto; esa formación es la base de su interés por el espacio de la ciudad donde plantea trabajos en los cuales predominan valores constructivos y espaciales, y ya no sólo volumétricos como había sido típico de la escultura a lo largo de la historia.
En ese contexto aparece “Equinoccio”, una obra en lámina de acero soldada y oxidada, de 4 por 5,20 por 5 metros, que instala en 1993 frente al Hotel Park 10, en el barrio El Poblado.
Aunque la obra de artistas como Ronny Vayda nos ha ido acostumbrando a reconocer estos trabajos como nuevas manifestaciones escultóricas, salta a la vista que no nos encontramos ante una escultura, en el sentido tradicional de la palabra: aquí no hay un material que el artista talle directamente, como se hace por ejemplo con la madera o el mármol, ni tampoco esta obra es el resultado de un modelado que se traslade a otro material, como ocurre en las obras vaciadas en bronce. Se trata, en realidad, del desarrollo de una idea geométrica básica que da origen a un diseño estructural que se despliega en el espacio en un proceso de construcción.
Ronny Vayda piensa su trabajo desde una dimensión arquitectónica. Por eso, frente al antiguo valor escultórico de las masas que ocupan el espacio, estas esculturas se plantean como un desarrollo del espacio mismo, es decir, como una construcción que sólo puede captarse cuando se analiza también desde un punto de vista temporal. Y entonces descubrimos que el diseño básico que da origen a la obra va mucho más allá de una simple formulación geométrica y nos enfrenta a la complejidad de una reflexión estructural pura.

Peter Greenaway ocupa un lugar de primera línea en el arte actual. Es un artista galés que trabaja en el terreno del cine, lejos de las corrientes comerciales predominantes. En ese contexto desarrolla obras artísticas en los cuales dialoga con maestros de la historia, como Rembrandt y Leonardo; ahora, con Fernando Botero ha elegido por primera vez un artista vivo para crear una obra en diálogo. El Museo de Antioquia expone hasta el 5 de abril “Greenaway vs. Botero”: una muestra del más alto nivel internacional que hace su presentación a nivel mundial en Medellín.

 
 

Gracias Julio, febrero eterno, tesoros del mar y Doña Anita

Gracias Julio, febrero eterno, tesoros del mar y Doña Anita
Gracias Julio. Como dice Álvaro Navarro: “los buenos se van”

A pesar de ser el más corto, febrero es eterno para la mayoría de los restaurantes en donde espantan gran parte del mes y la velita prendida en la cocina llamando clientes como que apenas funciona hacia los fines de semana. Grave el caso de Llanogrande, en donde muchos negocios se encuentran bastante preocupados pues sus ventas de fin de semana no les cuadran para los gastos cada vez mayores. Tanto en el oriente como en nuestra ciudad, se viene una avalancha inminente de cierre de negocios, aun de varios de esos que empezaron con la arrogancia de alcanzar la gloria por estar llenos al arranque; pero es que nada más peligroso que una ciudad donde las modas cambian continua e inusitadamente y cuando menos se piensa, aquel que fuera por días famoso, baja la cabeza y se para en la puerta del restaurante a esperar los clientes mientras adentro el personal oye radio y habla por celular atento a que les avisen cuándo les van a pagar la quincena pasada. Cada día me convenzo más de que el negocio de los restaurantes no es como lo pintan las revistas con los chef empelota rodeados de modelos; más bien es un negocio de cortadas, trasnochadas, quemaduras, divorcios, sobregiros y tristemente célebre por la competencia desleal y descarada que no lo puede ver progresar y no duerme pensando en cómo acabar con usted. Algunos muy imaginativos, como uno que me espanta, que cree que porque Doña Rosa y La Provincia se mantienen llenos, una fusión de los dos va a ser buen negocio y a mi como que ahí si me va a dar algo. Febrero siempre será duro porque la gente está sin plata, sin ánimo y a dieta después del fin de año tan agitado, así que mejor el febrero del año entrante se va de pesca a Puerto Carreño en el Vichada y se olvida por un rato del banco.
Con Tulio de Gatrosophía fuimos a visitar el restaurante Buena Mar y quedé descrestado con la exquisitez de sabores, aromas, atención amable y un local tan divertido como su dueño, Juan Carlos Uribe, entre sabio y bohemio, por supuesto medio loco, sibarita, hippie, sanador, pescador y cocinero sin igual, con varias historias dignas de las mil y una noches en su versión colombiana. Estos restaurantes tan auténticos son nuestro real patrimonio gastronómico paisa; al igual que en muchos países, la Alcaldía debería diseñar una insignia para que los turistas reconozcan los sitios que como este, son orgullo de nuestra cultura.
Otro que me encantó fue Mangle, por Vizcaya, en donde probé por primera vez la piangua y entendí por qué es reconocida como uno de nuestros mayores tesoros culinarios. El atún que se comió mi señora estaba tan rico que yo, que poco pescado como, le robé varias veces. Estoy seguro de que les ve a ir muy bien además porque la atención es excelente.
La gran diferencia entre Medellín y Bogotá es mediática, porque si el reconocimiento que le hicieron a Anita Botero hubiera sido en la capital, ya le hubieran puesto la Cruz de Boyacá, tendría varios shows de televisión, sería amiga del padre Chucho, comería frisoles donde Ivonne Nicholls, se tutearía con Julio W, Yo José Gabriel y Marbelle, hubiera sido portada de Cromos y Semana, tendría a Fernán Martínez de representante y hablaría tres veces al día con Daniel Samper sobre la posibilidad de ser la modelo del mes de Soho… y no es para menos; por eso a ella, a la gente de La Cafeterie, a sus dos hijos que tienen que estar orgullosísimos y a Daniel, mí asesor espiritual, mis respetos. Por ese lado sí voy creyendo en el tal boom, sí señor.
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Las uvas de la ira

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Por: Opinión de Gustavo Arango
Hay una novela de Ray Bradbury que ni siquiera necesito releer, porque está tan viva en mí como la primera vez que la leí. Tiene un nombre curioso: Fahrenheit 451, y ya empiezo a cansarme de explicar que 451 grados Fahrenheit es la temperatura a la cual arde el papel. La novela parece un relato de ciencia ficción, pero en verdad es una oda a los libros, a su poder infinito para transformar y dar sentido a la vida. La anécdota es simple: en un futuro no muy lejano, como los incendios no existen –porque las construcciones están hechas a prueba de fuegos inesperados–, la tarea de los bomberos consiste en encontrar bibliotecas y quemarlas. Las gentes de aquel tiempo viven idiotizadas por enormes pantallas, y tener libros y leerlos es un delito.
Montag es un bombero que empieza a preguntarse por qué hace lo que hace. Siente que a la vida artificial de su familia y sus amigos les falta algo esencial, y empieza a sospechar que la respuesta a sus preguntas e inquietudes se encuentran en los libros que debe incinerar. Un día cede a la tentación y se roba uno de los libros para leerlo a escondidas. Desde entonces su vida no vuelve a ser la misma. A medida que lee, Montag se asoma al mundo con ojos más despiertos. Para no alargar la historia, diré que al final nuestro amigo termina convertido en criminal, que las pantallas gigantes muestran la transmisión en vivo de la cacería a que lo someten las autoridades, y que hasta muestran el falso positivo de un hombre similar a Montag, esposado y metido en una celda.
Pero la realidad es otra: Montag pudo escapar. Empujado por el miedo o la esperanza, Montag logró cruzar un río donde los perros le perdieron el rastro, y siguió sin saber adónde iba, alejándose de la ciudad sumergida entre mentiras. Allí es cuando empieza la parte más bella del libro de Ray Bradbury. Nuestro héroe se encuentró con un grupo de personas que habían escapado de la alienación, de la prohibición de vivir y de pensar. Cada una de aquellas personas era la memoria viva de un libro que amaba. Uno era La muerte de Ivan Ilich, otro era El consuelo de la filosofía, otro más era una tragedia de Shakespeare. Montag decidió ser el Eclesiastés. Julio habría sido Las uvas de la ira.
Conté en otro lugar que Julio y yo nos conocimos en primero de primaria, que tuvimos vidas paralelas en el bachillerato y la universidad, que dejamos de vernos por casi veinte años hasta que volvimos a encontrarnos y me concedió el honor de ser parte de sus sueños. Volvimos a conocernos al final del viaje. Tuvimos oportunidad de mirar la vida en perspectiva. Me habló de la aventura tremenda de crear de la nada periódicos que iban a sobrevivirlo, que serían su manera de mantenerse vivo. Yo le hablé de mis libros, de mi manera obstinada de tratar de hacer lo mismo. Casi todas las veces que nos vimos me habló de Las uvas de la ira, la novela de Steinbeck, su libro preferido.
Yo lamentaba no poder acompañarlo en su entusiasmo, porque nunca había leído ese libro. Lo oía hablar de la muerte de los ancianos en la carretera, del cura tránsfuga, del convicto, de ese sueño colectivo transformado en pesadilla, y de la imagen sublime de una mujer que da leche de sus pechos a un hombre que agoniza de hambre. Ahora me pregunto si alguna vez Julio consiguió encontrar a alguien que amara tanto ese libro. Lo dudo y sé que no le importaba. Había decidido convertirse en una versión viviente del libro de Steinbeck y estaba dispuesto a contárselo a todo el que lo escuchara.
Cada vez que escribía una columna en Centrópolis o en Vivir en El Poblado pensaba que al otro extremo de lo escrito estaba Julio y eso me bastaba y me sobraba. Con lectores como él un escritor no necesita multitudes. Me costará admitir que ahora me lee de otro modo. Pero, cualquiera que sea el modo como lleguen hasta él estas palabras, quiero que sepa que mi forma de rendirle un homenaje a esa vida bien vivida que es su vida será abrir esa novela y releerla prestándole mis ojos. Ahora mismo la sequía se apodera de los campos de Oklahoma.

Oneonta (Nueva York), marzo de 2010.
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Una canción de la vida

 
Por: José Gabriel Baena
Lin Yutang fue un sabio chino, novelista y poeta, que durante toda su existencia (siglo 20) se empeñó a darle a conocer a Occidente lo poco que pudo de la sabiduría oriental de más de 7 mil años. A propósito de la reciente partida de Julio Posada, director de este periódico, hacia otros cielos remotos, ¡recordemos a Yutang y oigamos música en honor de los viajeros!
El tiempo discurre como el río: no vuelve. Come, pues, hombre, hasta siendo viejo. Aprende hasta siendo viejo. Levantarse temprano es como ganar un día. El tiempo vuela como una lanzadera. La luna no siempre es redonda, las plantas no siempre florecen y los hombres no siempre se entienden. Barre la nieve delante de tu puerta y no te fijes en la escarcha del tejado del vecino. Bebe mucho pero bebe menos, habla menos, una herida puede ser curada con palabras, pero también las palabras pueden cortar como un cuchillo. Cuando salgas, mira al cielo; cuando entres en una casa, mira los rostros. Pronto se secan los juntos adornados y se anegan las barcas en el juego del agua. Los padres plantan un bambú, los hijos disfrutan de la sombra. Los sáuces frágiles se inclinan y preguntan: ¿por qué tanta prisa, tú, hombre orgulloso? ¡Cuántos tomaron la senda de la gloria para acabar como la flor de un día! ¡Cada vez que llegaba a estas riberas, el sáuce amigo y yo más viejos éramos! Las estaciones sin pausa se suceden; cantan gallos y a vísperas nos tocan; parten uno tras otro los vecinos… Excava, pues, tu hoyo entre los grillos. Cuando estuve mal vino mi amigo a consolarme, y hoy lo he visto arder entre las llamas. Aprende la lección que esto te enseña: ¡toca el laúd y bebe el fuerte vino! Pasajeros de no sabemos dónde, no digamos que somos de un lugar. Yo estoy bien donde encontrarme pueda, pues flores por doquier encontraré. ¡Qué fértiles los campos de este valle! ¡Tuyo será lo que otros cultivaron! Mas no te alegres tanto, principiante, que ya detrás de tí su turno esperan. Tu bastón toma y saca tu zurrón. Es hora que a los montes te retires. Oigo al cuco que canta en las alturas. ¿Negocios? ¿Qué negocios? No te atrases. Cuando bebes no cuestan las sonrisas y te olvidas de maldades y de entuertos. Por fin sé cómo son de desdeñables la ambición y el saber sólo de libros. Nubes y nubes ante mí se extienden; Dios tiene el mar y tengo yo un anzuelo. La pierna estiro en lechos imperiales. ¿Qué pueden importarme los honores? Echa las redes en mitad del río, mientras tu amigo con otra caña pesca. Cambia después la pesca por buen vino, y remando véte a casa entre la lluvia. Esta es la vida, doce pies de campo, junto al lago, casa a la sombra de un buen pino fragante. Un simple lecho, un banco, libros en los estantes, desgreñados, y un jardín medio podado aquí y allá. Con ropa fresca, deja tus pies descalzos, vete a jugar al río, dáte tus buenos tragos. Cena con un buen pan, anda al lecho temprano. Si alguien te llama, díle: “Ya está la luna en alto”. Si tienes penas, bebe, amigo mío. La luna te dará su propio néctar. También yo beberé, conversaremos, dejemos a los cielos el mañana. ¡Clara luna sin mancha! ¡Noches de plata! Si has de llenar tu copa, calla al hacerlo. No luches por la fama ni por la veloz riqueza: sueño fugaz, mero destello, vuelo de sombra… ¿Quieres decirme qué es el saber, amigo? ¡No desdeñes lo inocente ni lo simple! Cuando vuelvas a casa después de un largo viaje, tráe contigo sólo el recuerdo de las nubes y un buen jarrón de vino. ¿Quieres saber el secreto de mi dicha? Mira los peces que se nutren en la aguas. Yo me nutro con la luna y con las flores, amables charlas, el aroma del incienso, lecturas sabias. ¡Y un buen chaparrón en el verano! Buenos amigos en torno a un té caliente, chistes inteligentes y un buen genio. Barre tu patio pero deja musgo en los rincones, hojas y flores donde sueñen las hormigas. Dulce y feliz hogar del mundo separado, que tu contento sea que nada fugaz persigues, nada vano, nada ambicionas ni de sombras vives: basten para tu dicha las hojas amarillas de tus libros, las flores de tu prado, la única tonadilla de los Beatles que te sabes en el piano: “Imagina!” Gato que nace al mundo cada día, y bajo el sol su panza despeluca. Un corcel celestial cabriola en el azul, y todos los gatos del mundo lo sabemos: el arte de la fuga es el mejor. (Selección de poetas chinos de diferentes épocas).

Piden solución de fondo
Tras las continúas quejas de comerciantes, clientes y residentes, fundamentadas en ocasiones en el interés particular de cada uno, la Secretaría de Transportes y Tránsito decidió hacer visitas en las carreras 33, 34, 35 y 36, con la participación de la ciudadanía allí implicada para concertar soluciones que beneficien a todos.
Según Amparo Gaviria, Presidente de la Junta de Acción Comunal Poblado Centro, “yo asistí a las visitas de la 35 y 36 y quedé sorprendida por la forma amigable como la gente llegó a aportar sus ideas. Aunque todos tiraban para todos lados, llegaron a un consenso para que hubiera armonía en el sector y que la parte comercial se reactivara. Yo creo que en esas carreras quedará solucionado el problema”, dijo.
La Subsecretaría Técnica del Tránsito adelantó que después de los recorridos se encuentra analizando cada caso para tomar decisiones. Por las conversaciones durante las visitas, se ha hablado de crear una figura para hacer efectiva la Zona Blanca con una hora gratis de estacionamiento, y si se pasa, debe ser pagando, buscando rotación para que tanto residentes como clientes de los locales tengan opción. Dicha medida comenzaría con las carreras 33, 35 y 36 en un horario por definirse, ya que en la 34 aún se analizan ciertas sugerencias de las personas.

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Hermanas juezas en Suramericanos

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  Luz Victoria Gaviria en acción durante los Juegos Suramericanos Medellín 2010. El atletismo siempre fue su deporte favorito, gracias a él viajó a representar al país en varias ocasiones.  
     
  La nutricionista Luz Victoria y la profesora del Colegio Fontán, Patricia, son las hermanas Gaviria quienes desde niñas comparten la misma pasión: el atletismo. Aunque por sus profesiones tienen empleos y obligaciones por cumplir, este deporte siempre representó para ellas la válvula de escape que necesitaban para aislarse de la rutina, para disfrutar de lo que más les gusta y conocen, por lo que fueron seleccionadas para juzgar en estos Juegos Suramericanos celebrados en nuestra ciudad.
Luz Victoria es deportista desde los 14 años, iniciando con el baloncesto y luego corriendo en pistas universitarias y departamentales hasta llegar a sus primeros Juegos Nacionales de Atletismo. Asegura que ya no practica el deporte a nivel competitivo, sino como mantenimiento y por salud, pero que su especialidad fue la velocidad en pruebas de 100, 200 y 400 metros, que la llevaron a diversas justas internacionales en representación del país.
Patricia por su parte, aún está activa en la categoría Senior Master, siendo la mejor de Colombia en salto largo y la segunda de Suramérica. 400, 800 y 1.500 metros fueron sus mayores fortalezas.
Estas deportistas, habitantes de toda la vida de El Poblado, reclaman más espacios deportivos en la comuna o por lo menos que los existentes sean bien utilizados. “En la Loma de Los González hay una cancha de basquetbol con techo cubierto y todo pero se mantiene cerrada, y cuando la abren es porque la gente del barrio va a hacer una fiesta o un concurso de sancochos. Yo iba a jugar pero ya dejamos de ir porque la encontrábamos cerrada con candado o con jóvenes tirando vicio”, criticó Luz Victoria.

Convertidas en juezas
A pesar de que Luz se desvinculó del atletismo unos 6 años y salió del país, hace 4 años, cuando regresó, su hermana Patricia ya estaba participando en juzgamiento, la cual la convenció para que también se hiciera jueza, después de realizar cursos en Indeportes y en la Liga de Atletismo de Antioquia, estudiando el riguroso reglamento del atletismo a nivel mundial.
“Yo soy juez hace 4 años, cada año juzgamos gran prix que son sólo de atletismo, trabajamos con niños en escuelas, vamos a campeonatos regionales, universitarios y nacionales. También hemos sido jueces de 7 Cerros Medellín y de la Media Maratón Internacional de Medellín”, comentó Luz Victoria, la hermana menor.
Sobre su capacidad como juezas, ambas aseguran que están preparadas para cualquier prueba del atletismo, exceptuando la marcha porque requiere más técnica y detalle para seguir a los atletas.

A la altura de los juegos
Sin dudas los Juegos Suramericanos Medellín 2010, pusieron a prueba la logística y organización de cada deporte y de la ciudad. Los escenarios, la masiva asistencia del público y el carisma de los medellinenses como anfitriones, mejorarán la imagen del país y de Medellín para pensar en futuros eventos e incluso para mejorar ciertos métodos que estancaban a algunas ligas deportivas. En medio de semejante certamen, Patricia y Luz Victoria dieron lo mejor de sí como juezas en las competencias de salto largo y triple salto, aprendiendo de los jueces internacionales con mayor experiencia.
“Para la ciudad estos juegos son algo grandioso porque por intermedio del deporte estamos culturizando a la gente. Desde los 14 años estoy viniendo a esta pista y nunca en mi vida había visto tanta gente en este estadio como se vio en estas competencias. Eso nos está demostrando que la gente de la ciudad necesita diversión sana, que no todo en la vida es música, baile y licor, el pueblo está pidiendo esto, cultura y deporte”, afirmaron las hermanas Gaviria, orgullosas de la organización del evento, de su desempeño personal y porque por lo menos durante unos días el deporte fue lo más importante en la ciudad. Además quedaron con la firme ambición de que la infraestructura y el apoyo a muchos deportes perdure.

 
     
 

Preocupación por impacto ambiental

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  Jorge Herrera, cardiólogo de la Clínica Las Vegas, expresó su preocupación por el impacto ambiental que generará la construcción del puente de la Calle 4 Sur, en el lote Los Guayabos. Tal y como se publicó en la edición anterior (409) de Vivir en El Poblado, las obras empezarán el próximo 18 de mayo y tendrán una duración de 18 meses, según lo informó Sebastián Álvarez, Secretario de Obras Públicas de Medellín.
Mediante mensaje al periódico, el cardiólogo Herrera solicitó preguntarle a las autoridades municipales “qué han considerado sobre el impacto ambiental que tendrá el puente de la Calle 4 Sur sobre el lote de Los Guayabos. Allí se encuentra vegetación con una gran vida (…)también habitan diversas especies de pájaros y mariposas, entre otras (…) He sido testigo del gran dinamismo biológico que se vive allí”. Finalmente, el cardiólogo Jorge Herrera advirtió que “sería muy importante causar el menor daño posible”.

Respuesta oficial
Ante esta inquietud, el Gerente del Plan Especial de El Poblado, Luis Alberto García, manifestó que “aunque el lote Los Guayabos tiene una población importante de árboles, y por ende de aves, no puede olvidarse que en los últimos 30 años las construcciones aledañas han impactado de manera tal que han logrado un cambio radical en la zona, en términos acumulados, mayor que el que pudiera ocurrir con la construcción del puente”.
A renglón seguido, el vocero del Municipio agregó que “se destaca como excepción la Universidad Eafit, que ha establecido un hábitat que permite que el impacto sobre las especies sea mínimo y promueve de manera eficaz su estancia y supervivencia en el área. Debe destacarse también que el proyecto no intervendrá la totalidad del lote de Los Guayabos y que el resto del mismo, propiedad de Eafit, será desarrollado con la racionalidad con la que se ha desarrollado el campus actual de la universidad”.

Mitigación
Acerca de la las acciones que tiene contempladas el Municipio para mitigar el impacto ambiental en Los Guayabos, el Gerente del Plan Especial de El Poblado, Luis Alberto García, indicó que “el proyecto tiene previsto sembrar árboles en cantidad mayor que la que debe talarse y también trasplantes de árboles desde el lote de Los Guayabos hacia las áreas potencialmente utilizables, como las áreas verdes de los lazos del puente, el separador y los andenes. Esos trasplantes se complementarán con siembras nuevas”.
El Gerente del Plan Especial de El Poblado aseguró que durante la etapa de construcción del puente, “que es tal vez la etapa más crítica para esas especies, el plan recomendó disponer los servicios de personal que se encargue de la atención y alimentación de los pájaros que habitan el área”.
Por último, aclaró que “aunque en el puente no es posible hacer siembras de árboles de tamaño importante, sí se tendrá un tratamiento de plantas ornamentales y arbustivas que minimicen el carácter de barrera que pueda tener la estructura para las especies”.

 
     
 

Responde el Tránsito

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  Esta lectora de Vivir en el Poblado denunció la contravía frecuente que hacen algunos conductores en la Calle 7 Sur con Carrera 42, para ingresar al Edificio Forum. Dijo el funcionario municipal que a raíz de esa denuncia, la Secretaría de Tránsito realizó visitas de control al sitio, e informó a varios conductores. Agregó que “los Supervisores de zona tienen la instrucción de coordinar allí estrictos controles con el fin de tomar los correctivos que sean necesarios y dar cumplimiento a las normas de tránsito”. Por último, agradeció la información de Lina María Posada: “Agradecemos sus observaciones, que nos permiten que cada día desarrollemos una mejor labor para el beneficio de toda la Ciudadanía”.  
     
 

Diez reglas de oro para negociación de bienes con el Estado

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Por: Francisco Ochoa
1.El Estado tiene derecho prioritario a adquirir los bienes inmuebles que requiera para la ejecución de obras que sean declaradas de utilidad pública o de interés social. En consecuencia, en estos casos es obligatorio para los propietarios vender los bienes inmuebles voluntaria o forzosamente.
2.En Colombia no existe expropiación sin indemnización previa.
3.El propietario de un inmueble no tiene la obligación de aceptar el precio propuesto y contenido en la oferta de compra, si con razones de peso disiente del mismo. Tiene derecho a reclamar, argumentando su posición, bien ante la entidad oficial que adelante el proceso de compra o ante la justicia colombiana, que deberá velar por hacer respetar los derechos que las leyes consagran a los ciudadanos.
4.Todo propietario tiene derecho a que se indemnice y pague lo que en justicia vale comercialmente su propiedad.
5.Todo propietario tiene derecho a que se le reconozcan todos los daños y perjuicios (i. e. daño emergente y lucro cesante) que se originen por causa de una venta a favor del Estado en los casos de adquisiciones en los cuales lo inmuebles se hayan declarado de utilidad pública o de interés social.
6.Los avalúos catastrales nunca pueden ser la base de venta de los bienes al Estado. La negociación deberá hacerse con base en valores comerciales e incluso, en algunas ocasiones, con base en valores de sustitución o de reposición para algunos tipos de construcciones y mejoras.
7.En el caso de existencia de negocios instalados en los predios adquiridos por el Estado dentro de los procesos de enajenación o compra forzada, el Estado deberá pagar, además del justo valor de los inmuebles, la indemnización por los perjuicios (i. e. daño emergente y lucro cesante) que sufra el propietario del establecimiento de comercio.
8.Los avalúos comerciales para la adquisición de bienes por parte del Estado, cuando éstos hayan sido declarados de utilidad pública o de interés social, deberán ser elaborados por alguna de las siguientes tres instancias:
a.El Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC).
b.Los catastros municipales en los municipios en los cuales la administración del catastro no la realice el IGAC.
c.Por peritos privados inscritos en Lonjas o asociaciones profesionales.
9.Expropiar no significa lanzar o desalojar en forma violenta e intempestiva. La Expropiación es una figura consagrada en nuestra legislación que permite al Estado adquirir inmuebles con carácter prioritario, cuando éstos se requieran para la ejecución de obras de interés público. La entrega del inmueble puede y debe hacerse de manera concertada, previamente avisada y con el debido respeto a los derechos de los propietarios; además, antes de la entrega se debe haber efectuado el pago del monto anunciado en la oferta de compra.
10.Al vender forzadamente bienes inmuebles al Estado, ningún ciudadano colombiano debe quedar en inferioridad de condiciones a las que tenía previamente. Es decir, ningún propietario tiene porqué sufrir merma en su patrimonio ni desmejora del mismo cuando esté obligado a vender un bien inmueble que el Estado requiere y que haya sido declarado de utilidad pública o de interés social.

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Para ahorrar tres minutos

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  Diseño de la segunda calzada de la Avenida 34, facilitado por la empresa Casco Ltda. Foto montaje cortesía.  
     
  Carlos Velasco, de Casco Ltda, la firma que diseñó para el Fonval el proyecto de ampliación de la Avenida 34, no está de acuerdo con algunas de las apreciaciones que sobre los diseños de esta obra expresó el ingeniero Ignacio Arbeláez, presidente de la Junta de Representantes de los Propietarios y Poseedores, en la pasada edición de Vivir en el Poblado. Arbeláez hizo, en nombre de la Junta, varias objeciones al proyecto. Una de sus preocupaciones es que “incluye tres intersecciones a desnivel que no tienen lazos ni retornos, por lo que se convertiría en una vía expresa, parecida a la canalización de un río. Nos preocupa el daño que se puede hacer al meter dentro de los edificios prácticamente una autopista”.
“Ignacio Arbeláez está equivocado en que los intercambios no tienen lazos ni retornos”, afirma Velasco, Coordinador de Diseños de la segunda calzada de la Avenida 34. “Efectivamente, en una versión inicial no se contaba con los retornos, pero siempre ha tenido todos los lazos de las cuatro intersecciones, es decir, las vías de servicio para incorporarse a las transversales. Aunque no estaban, ya hay retornos en Los Balsos, Los González y Los Parra, con los cuales se garantiza la accesibilidad a todas las urbanizaciones”.

Tres minutos menos
Carlos Velasco suministra otros detalles del diseño que, según él, fue concertado paso a paso con la Alcaldía, lo que no significa que no esté sujeto a ajustes. “El proyecto consiste en la construcción de la segunda calzada de La 34 y la previsión de una zona verde central para el futuro carril de Metroplús. La construcción de la segunda calzada se da principalmente en el costado occidental de todo el corredor, y la mayor parte de los predios en donde se desarrolla la vía pertenecen al Municipio”.
De acuerdo con su información, la nueva calzada tendría 3.800 metros entre La Aguacatala y Las Palmas. “700 metros de esa calzada nueva están en predios de La Enseñanza, una zona que está todavía por urbanizar. La obra incluye tres intercambios a desnivel en Los Balsos, Los González, Los Parra y en la vía Las Palmas es un deprimido que conecta al Centro”, detalla Velasco. “Tiene pasos semaforizados a nivel que se han optimizado en la Calle 7, en la Calle 10 y en la glorieta de la Calle 11A”.
El coordinador de los diseños enfatiza en las ventajas de movilidad que ofrece el proyecto. “Los estudios de tránsito han arrojado que podría reducirse el recorrido y la espera en tres minutos para todos los que ocupan ese corredor, desde La Aguacatala hasta Las Palmas”. No obstante, para algunos el camino sería más largo. “Los retornos que se plantean debajo de los puentes de Los Balsos, Los González y Los Parra generan unos recorridos extras para los ingresos a las urbanizaciones, en el mayor de los casos de 800 metros y no mayores de un minuto, pero, en total, los que viven más lejos estarían ganando dos minutos para llegar a sus destinos”.

Afectaciones
“Según el diseño nuestro, se afectan 14 predios de El Chispero y varias zonas verdes de urbanizaciones, las cuales representan un porcentaje mínimo con respecto a las áreas verdes que tiene reservada la Alcaldía”, dice Carlos Velasco, y añade que para ejecutar el proyecto se requieren 70 mil metros cuadrados de zonas verdes, “pero estamos devolviendo 55 mil mt2 de zonas verdes con paisajismo. El espacio público actual de la Avenida 34 consiste en andenes de 1.50 y 2 metros en concreto, mientras que los andenes que estamos generando tienen un ancho mínimo de tres metros y cuentan con vegetación y mobiliario que los convierte en todo un paseo peatonal muy bonito”.

 
     
 

La 18B Sur o la descongestión de La Frontera

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  En orden de prioridades, la continuación de la Calle 18B Sur, desde la Carrera 39A (sector Los Tanques) hasta la Avenida El Poblado, cerca a la estación de servicio de Esso, ocupa el puesto 12 dentro del paquete de 14 obras decretadas por el alcalde Alonso Salazar para construir con recursos de los ciudadanos, vía valorización.
La Calle 18B Sur es la que baja desde los alrededores del supermercado Olímpica hasta la Carrera 39 A, donde está interrumpida por un lote, aledaño a los tanques de Empresas Públicas de Medellín. Por este motivo, quienes descienden por ella con el fin de tomar la Avenida El Poblado deben girar a la izquierda por la Carrera 39A para luego voltear a la derecha por la Calle 18Sur y bajar hacia La Frontera.

Los detalles
La idea, como la explican voceros del Plan Especial de El Poblado, es precisamente descongestionar la Calle 18Sur, que además recibe el tráfico de los sectores Benedictinos, El Esmeraldal, La Abadía y San Lucas. Mediante una conexión de 150 metros de longitud, se pretende continuar la calle 18B Sur y llevarla hacia la Avenida El Poblado. Así, los carros podrían seguir derecho sin tenerse que desviar hasta la Frontera.
El diseño del proyecto incluye una pequeña glorieta “que permita hacer todos los giros en la esquina de la Calle 18B Sur con la Carrera 39, donde empieza el terreno que hoy interrumpe la vía. Les serviría, por ejemplo, a quienes cojan la 39A para subir a la Transversal Inferior o para llegar a la Avenida El Poblado”, explican en el Plan Especial de El Poblado.
La nueva calzada sería bidireccional, es decir, de ascenso y descenso, con andenes a cada lado.
En total, su ancho incluye siete metros de calzada y tres metros de andenes.
Para construir esta obra, el Municipio requiere adquirir 2.360 metros cuadrados de predios. Los tanques de EPM no desaparecerían pues el proyecto se haría en su costado sur. El tiempo estimado de ejecución es de 4 meses y su costo se calcula en 1.400 millones de pesos.

 
     
 

Viva el jardín / Marzo (quincena 2)

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  Publicado en la edición 410, Marzo 27 de 2010  
     
 
 
 
Croto
 
 
 
     
 
El Croto, esencialmente tropical, es una de esas plantas populares que mantiene su atractivo y su belleza con cierta discreción, sin exhibicionismos, y sin embargo, qué encanto el de esas hojas de hermosas líneas en sus variedades de anchas y angostas. Sembradas en un buen matero adquieren una figura de arbusto copiosa y robusta siempre que se les riegue con frecuencia, apelando incluso a un plato con agua sobre el cual se deposita el matero. Esta planta necesita mucho sol, y mientras más lo reciba, más hermosas lucirán sus hojas, pero tampoco le conviene un exceso de calor, y en caso de darse, es necesario rociarla a diario, ojalá dos veces por día. Es bueno abonarla con un poco de fertilizante.
Se reproduce por medio de esquejes, y los vástagos jóvenes desarrollan raíces fácilmente, en especial en tierra arenosa. Algunos crotos pueden tener flor pero de escasa importancia, y se aconseja suprimirla para un mejor desarrollo de la planta.
 
 

Julio Posada

  Por: Juan Carlos Orrego  
 
Hace poco menos de una década, gracias a los oficios del cronista Pascual Gaviria, Julio Posada me recibió en la oficina que el periódico Vivir en El Poblado tenía a la vuelta del Parque Lleras. Yo pretendía ofrecer mi pluma de columnista sin tener otra experiencia que una página de Word con tres párrafos sobre vagabundos. No obstante, todo salió de perlas: lejos de la tensión que enrarece las relaciones entre quien puede pagar unos honorarios y quien quiere ganarlos, la entrevista fue una amena conversación sobre cualquier cosa, y a su término no solo había conseguido la inclusión en las páginas del periódico sino que había comprobado la exactitud de una frase de Pascual sobre el director: “El hombre es querido”.
La verdad es que, bien hechas las cuentas, debí tener más conversaciones con Julio a lo largo de estos años. Pero con él ocurría algo que solo explica un refrán de viejas: “Es más fácil coger un rayo de la cola”. Usualmente estaba atendiendo a otra persona en vivo o a través del teléfono, o algún compromiso lo había arrancado de la oficina. Sin embargo, cuando uno lograba dar en el blanco sabía que tenía a su disposición todo el tiempo de su interlocutor: una vez arrancaba la conversación, Posada se entregaba generosamente, y prestaba escaso interés a los rugidos del teléfono y los papelitos de sus angustiadas secretarias. Nunca vi en él la intención de sembrar el punto final, y es a mí a quien le queda la mala conciencia de haber cortado, por diligencias aplazables, vigorosas charlas en que descabezábamos títeres o intercambiábamos recuerdos semi nostálgicos de ciudadanos jóvenes.
No me engaño si pienso que tuve a Julio Posada entre mis más fieles lectores. Cuando, en diligencias de cuenta de cobro, me cruzaba con él en la sede del periódico, solía ofrecerme regocijadas reseñas de mis columnas en que, invariablemente, brillaba la complicidad. Hará cosa de un lustro que, por el mucho trabajo o la simple abulia, dejé pasar en blanco cinco ediciones del periódico; entonces Julio me “desenterró” de mi remota buhardilla universitaria y, tras una larga homilía de lector vicioso en pos de la nueva entrega de un folletín —más que de empresario celoso pasando revista a sus proyectos—, me convenció de ponerme otra vez frente al teclado. No abandonó su actitud de compinche ni siquiera la única vez que censuró una de mis frases: ante la ironía destemplada que dediqué a uno de los grandes anunciantes de Vivir en El Poblado, el director atribuyó toda la culpa de su decisión a quienes, en general, no saben leer periódicos y toman como pensamientos del editor las ocurrencias de los columnistas.
Entre las cosas que más aprecié de Julio Posada está la graciosa honestidad con que se declaraba enemigo de lugares comunes y frases hechas. Sobre todo recuerdo la vez que me compartió su opinión sobre aquel estribillo de que “nuestra sociedad ha perdido sus valores”; con su redonda expresión tranquila, tras el preludio de pequeñas frases entrecortadas que le eran características, dijo: “Cuando oigo eso no entiendo qué fue lo que se perdió ni quién lo dejó perder”. Doy por descontado que también tenía salidas agudas para tonterías del tipo “Maluco también es bueno”, “Perder es ganar un poco” y, por supuesto, discursos mucho más complejos del alegato social. Un columnista difícilmente podría encontrar un nicho idiosincrásico más provechoso para criarse en el oficio.
Como la única cosa más corta que la vida es una columna, es forzoso relegar muchas cosas por decir al limbo de los párrafos no escritos. Dejo un sentido agradecimiento a quien hizo posible buena parte de las páginas de mi anónima carrera literaria. Son pocos los que, sin exigir fidelidad a credos o colores específicos, abren las puertas de su casa y dejan que uno haga pereza en el sofá y coja sin recato los jarrones.

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El legado de Julio

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Cuando Julio empezó a estudiar Comunicación Social – Periodismo en la Bolivariana, tenía 17 años. Era el año 1982. Muy pronto, en las discusiones académicas cotidianas, se evidenció que tenía muy claro el papel que, en su opinión, debería cumplir el periodismo.

Con esa cautivante mezcla de respeto, humor ácido y sentido crítico que siempre lo caracterizó, cuestionaba en clases las agendas periodísticas de los medios de comunicación, basadas en la información oficial, y el que los periodistas no cubrieran temas sino edificios. Se refería, por ejemplo, al Palacio de Nariño, o, para el caso local, La Alpujarra, el Concejo y el Olaya Herrera, entre otros. “Esa información no le llega decantada al ciudadano común, ni le llega convertida en nada que sea práctico en su vida cotidiana, no le cambia ni le afecta la vida, con algunas excepciones, claro, como un impuesto general, un toque de queda, cambio de cédula, o cambio en la legislación laboral”, decía.

El valor de la palabra

Esos vacíos que encontraba en la prensa y lo escandalosa que por lo general le parecía, lo motivaron cuando sólo tenía 24 años a fundar Vivir en El Poblado, el primer periódico barrial y gratuito que tuvo Medellín y el país, el que sirvió de ejemplo a otros para intentar publicaciones similares: “Con los medios que había en ese momento, uno podía tener información general de Bogotá y del resto del mundo. Pero información de su localidad, de su barrio, de los líderes cívicos, de lo que está ocurriendo en su entorno inmediato, de lo que pasa con sus impuestos, de lo que pasa con sus necesidades, del hueco que está exactamente al frente de su casa, de eso no había nada.”

Vivir en El Poblado

Bien diciente de su personalidad tozuda y emprendedora es también la época en que fundó el periódico: “Eran los años 1989 – 1990. Estábamos en toque de queda, estábamos en plena guerra con Pablo Escobar y había bombas todos los días” -recordaba Julio hace apenas cuatro meses. “Era la situación general de la ciudad y del país, toda la economía se paralizó de una manera muy particular: la gente dejó de invertir”.

Pero allí donde otros vieron el acabóse, Julio vio la oportunidad y no se equivocó. Insistía en que ante las crisis, la solución no era lamentarse y mucho menos cruzarse de brazos. De hecho, aún en la crisis económica mundial del año pasado, Julio insistía en que no se podía dejar de invertir, y aconsejaba a sus amigas no recortar gastos ni en las cepilladas ni en la visita mensual a un restaurante porque se generaba un efecto dominó. “Si nadie gasta, la economía no se mueve”, decía.

“Yo trabajaba en una agencia de publicidad –recordaba sobre el nacimiento del proyecto- y a través de conocer las necesidades de la agencia me di cuenta de que había una oportunidad desde el punto de vista comercial si se hicieran medios especializados, que aquí no existían, para hablarle a un público en particular, con una afinidad común. En el caso de los barrios, el denominador común es el lugar de habitación”. Y visualizó una publicación en El Poblado.

Simultáneamente debía definir el contenido y la financiación. Pronto tuvo claro que sólo si el periódico era gratuito, se podía garantizar su sostenibilidad. “Lo que quería hacer era un periódico que tuviera una información imprescindible, porque yo creo que el otro periodismo es absolutamente inútil, un esfuerzo enorme, millones y millones de pesos, miles y miles de kilómetros de papel quemados, tinta, fotografías, concursos, gente muy importante en cocteles, para nada porque el periódico sirve absolutamente para nada, por eso es que que cada vez pierden más espacio, porque la gente simplemente puede vivir sin ellos”.

El ingenio de Tom

Hace dos décadas, entonces, Julio renunció a la agencia publicitaria y continuó dando clases de diseño editorial en la UPB. Era noviembre del año 90 y para entonces Julio era -y seguiría siéndolo por muchos meses más-, el hombre orquesta: “Yo hacía las caricaturas y me firmaba Tom, y escribía los artículos con seudónimos para que pareciera mucha gente, ¡de dónde iba a sacar yo los periodistas si no tenía plata! Hasta puse una frase: “La información, más que un derecho es una necesidad. T. Wolf”. Y creo que la inventé yo, esa cita no es real, pero si la ponía yo, Julio Posada, quién me iba a creer.”

Uno de sus sueños era “que el periódico fuera una empresa real”, y la vida le alcanzó para verlo cumplido, aunque no tanto como hubiera querido disfrutarlo. “Soñaba con que el periódico tuviera personas que llegaran a trabajar a las 8 de la mañana y salieran por la tarde, porque el error que veía en muchas empresas de comunicadores es que eran para hacer por la noche, en el tiempo libre, y uno en el tiempo libre no puede hacer ninguna empresa porque no puede trabajar, porque está cansado. Esto es una empresa que ocupa todo el tiempo. Para mí, es claro que esta empresa es parte de la vida de la gente que trabaja en ella, de su escala laboral, es parte de su sueño” -nos decía. A su muerte, 17 personas hacen parte de este sueño.

Una vida bien vivida

A Julio no le gustaban las ruedas de prensa ni los eventos sociales; era dueño de una no falsa modestia y le encantaba el bajo perfil. Gracias a un muy buen sentido práctico, Julio tenía la virtud de convertir en fácil lo difícil. “De a una cosita a la vez”, decía con frecuencia a quien veía enredado en algún asunto de la vida diaria. Trabajador incansable hasta las horas que fuera necesario, su oficina también era un desfile de amigas y compañeras de la universidad con quienes siempre mantuvo el contacto.

Así, amigo de sus amigos, firme en sus convicciones personales y profesionales, optimista y sonriente, lo recordaremos.

Adiós amigo

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  Esa formación la recibió Julio Posada en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Pontificia Bolivariana, pero como él, muchos otros la hemos recibido. Sin embargo, lo que diferenciaba a Julio de otros periodistas no es algo que enseñen en las escuelas de periodismo, no es algo que se logre únicamente con la aplicación académica. Julio fue un periodista que siempre vio a sus lectores, a los lectores de su periódico, como personas inteligentes a las que hay que tratar con el mismo respeto con el que se trata a una persona cara a cara. Nunca asumió su posición de director de un medio de comunicación exitoso como un privilegio o un espacio de poder para beneficio particular. Por eso por muchos años Vivir en El Poblado no tuvo una columna editorial, pues según su manera de ver, nuestra función social como orientadores y formadores de opinión no se cumplía con una columna de opinión para decirle a nuestros lectores qué pensar sobre tal o cuál cosa, o por quién votar, o cualquiera de las otras cosas que tradicionalmente dicen las columnas editoriales. Con reservas, finalmente aceptó que debíamos tener una columna así, sin las pretensiones de poder que indica la tradición, pero sí con los valores sobre los que fundamentamos nuestro trabajo en Vivir en El Poblado, principalmente el respeto por las demás personas.
Fueron muchas las horas, en los casi 16 años que trabajamos juntos, que dedicamos a hablar de periodismo, de Vivir en El Poblado, de muchas otras publicaciones que imaginamos, de las que logramos hacer y de las que se nos quedaron en sueños. De todas esas conversaciones salía cada edición de Vivir en El Poblado, un periódico que nunca se ha hecho mecánicamente, como se hace cualquier producto de masas, sino casi artesanalmente, con mucho cuidado en los detalles, con gran rigor periodístico y estético, con pasión y amor por el trabajo.
Esa particular entrega a su trabajo, su forma particular de valorar la información, su obstinación en ver a las personas siempre desde su mejor lado, de sus mejores capacidades y no desde la sombras que todos tenemos, hicieron de él un periodista diferente. Y no se trata de mera palabrería fruto del dolor por la pérdida de un amigo. 20 años de éxito profesional son suficiente prueba de ello y de que su carrera profesional no fue la de un periodista del común. Los periodistas normalmente somos formados para ver las sombras de las demás personas, aún en el más claro de los días, y escarbar en ellas con tozudez, pues de ellas se nutre nuestro éxito laboral. Pero Julio no veía las cosas así. Nuestras discusiones muchas veces llegaron a puntos sin salida por la diferencia de enfoques que siempre tuvimos sobre hechos particulares, pero de esas diferencias se nutrió nuestro trabajo.
Ahora, visto en perspectiva, y con el dolor por su ausencia, con la certeza de la finitud de las cosas humanas, veo de otra manera su actitud positiva y contraria a conflictos, esa actitud que tanto nos piden a los periodistas en la calle, esa actitud que en Julio estaba lejos de ser ingenua; por el contrario, reflejaba la agudeza de su criterio, pues gracias a ella logró lo que ninguna otra empresa periodística ha logrado en nuestro país, y no porque no lo hayan intentado aquí y en otras ciudades empresas con muchos recursos y posibilidades, sino porque no es simple hacer lo que él hizo: tener el valor de soñar y de hacer todo lo posible por alcanzar ese sueño.
Ya llegará el tiempo para que las nuevas generaciones de periodistas miren esta experiencia de vida y periodística y busquen en ella algunas respuestas para su desarrollo profesional, para que señalen aciertos y errores y decanten esta visión particular del oficio. Como sea, al periodismo colombiano le hará falta la mirada fresca de Julio, esa que posibilitó el surgimiento de Vivir en El Poblado y de todos los otros periódicos que en todo el país vinieron después a seguir sus pasos.
Julio, Doc, yo le agradezco haber creído siempre en mí, haberme dado la oportunidad de trabajar a su lado por tanto tiempo. La amistad que nos unió se fortaleció por las diferencias de pensamiento que tuvimos y que nos unieron profesionalmente y por el profundo respeto con el que usted me trató. A sus padres, don Alberto y doña Rosalba, a sus hermanos Juan, Luis Alberto, María Eugenia, Manuel y Martha les presento mi saludo de condolencia.
Adiós, amigo.
Hernán Vanegas Urrego.
 
     
 

El futuro de Vivir en El Poblado

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El futuro de Vivir en El Poblado
 
 
Queremos darle las gracias a todas las personas e instituciones que han manifestado sus condolencias por el fallecimiento de Julio César Posada Aristizábal, Fundador y Director de Vivir en El Poblado.
Igual que sucede con las personas, las organizaciones también se plantean el futuro, se fijan planes que las pueden llevar al logro de sus objetivos, tienen sueños e ilusiones.
En Vivir en El Poblado también sucede esto. Muchos de los sueños e ilusiones de nuestro fundador fueron alcanzados bajo su dirección. Otros aún están en el futuro, y como grupo, trabajamos para alcanzarlos.
Es apenas obvio que en estos momentos el dolor que sentimos por el fallecimiento de nuestro Director nos embargue y nos enrarezca la vida diaria. Sin embargo, a pesar del dolor, y también a causa de él mismo, más que nunca trabajamos por alcanzar esas metas.
Si algo caracterizó el trabajo de Julio, fue su idea de hacer de Vivir en El Poblado una empresa que trascendiera en el tiempo y que permitiera a las personas que trabajaran en ella el logro de sus metas personales. Ese camino sigue siendo nuestra guía.
Julio enfrentó su enfermedad con gran valor. Él tomó oportunamente todas las precauciones y dio los pasos necesarios para la continuidad, llegado el momento de su ausencia, del proyecto de su vida, Vivir en El Poblado.
Tristemente, desde hace varias semanas, él dejó de estar formalmente al frente del periódico, debido a su enfermedad, pero a pesar de su situación personal, jamás dejó totalmente su trabajo. No obstante las dificultades obvias por su estado de salud, siempre estuvo pendiente de los asuntos del periódico. Esa dedicación suya le permitió ver que sus planes se cumplieron. Su situación personal se mantuvo en privado y Vivir en El Poblado siguió con sus proyectos de crecimiento y consolidación. Al mismo tiempo que mantuvimos nuestro liderazgo en El Poblado, aumentamos en un 50% la circulación de Centrópolis, un periódico que hacemos en alianza con la Corporación Cívica del Centro, Corpocentro, que se ha convertido en el medio de comunicación comunitario por excelencia del Centro de la ciudad. Además iniciamos con éxito la publicación de la edición impresa de la Revista UV, un paso lógico y necesario después de aproximadamente un año de haber lanzado el Magazín UV en Internet, para el centro comercial Univentas. Continuamos también con la publicación del periódico San Nicolás, para el centro comercial San Nicolás, un ejemplo de la apuesta que hacemos por el futuro positivo que todos prevemos del oriente del departamento
A pesar del dolor que nos embarga por la partida de Julio, con orgullo le podemos decir que el trabajo de su vida sigue adelante. Con brío y optimismo por todas las cosas buenas por venir, sabedores de la confianza que en nosotros han depositado siempre nuestros lectores y anunciantes, esperamos con resolución los retos que nos traerá el futuro. Sabemos que el punto que ha dejado Julio es muy alto, y eso es lo que nos anima para seguir con nuestro trabajo.
Julio, de parte de sus padres y hermanos, y de todas las personas que tuvimos la fortuna de trabajar a su lado, y de contar con su amistad, hasta siempre.
 

Alberto Cortez

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Alberto Cortez: Suspiros incontrolables.

Un simple programa de televisión mexicano en 1991 enfocó como pocos la magia y el intimismo de un poema entonado por la profunda voz de Alberto Cortez. La anfitriona era Verónica Castro pero pudo haber sido cualquier mujer la que se quedara impávida y emitiera esos suspiros incontrolables ante la melodía que expelía y que daba en ese momento un nuevo significado al verso de Neruda; el que inicia con un romántico, “puedo escribir los versos más tristes esta noche”.

Sólo Alberto Cortez pudo retratar sonoramente ese sentimiento tan especial, acompañado ese día del piano, el amigo que aún lo acompaña después de 50 años de carrera artística y que lo transportó desde la Pampa Argentina a todos los rincones hispanoamericanos. Acaba de cumplir 70 años y sigue igual: cálido, sensible, intimista y sentimental. Cortez, como quedó demostrado en aquel programa de 1991 siempre supo conectar con el aspecto más emocional de su audiencia. Como olvidar sus históricas odas a los amigos, sus 38 trabajos musicales y la profundidad de esos versos que silenciaban atmósferas. Carlos Tobón lo retrató en 1987.

Lucía Ochoa y sus niños felices

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Lucía Ochoa y sus niños felices

Educar niños felices, esa es la premisa de Lucía Ochoa en sus 50 años de experiencia en la educación y desarrollo de los pequeños. Desde 1993 se dio a la tarea de crear el Centro Educativo El Encuentro, que encontró el pilar de la felicidad de los menores en el respeto. Apoyada en profesionales en educación física, música y muchas actividades más para niños hasta los cinco años, ha logrado desarrollar una metodología de aprendizaje a través del juego. Este centro ofrece una nueva sede en Lalinde en la calle 11B # 34 – 32, que cuenta con piscina, inmejorable vista y podrá ser disfrutada por los grupos en las jornadas de mañana y tarde. Para mayor información comuníquese al 268 9983 y 311 7560.

El ropero que cobija a los necesitados
Con sólo una donación de ropa o artículos usados, niños de escasos recursos reciben atención médica y nutricional gratuita. Esta iniciativa de la Clínica Infantil Santa Ana benefició en 2009 a 212 hogares con el programa de Familias Saludables y atendió a 6.000 infantes (hospitalización y consulta externa), en muchos casos por desnutrición avanzada y sus efectos colaterales. Esta institución, ubicada en la calle 14 con carrera 43B – 130, barrio Manila, tiene allí mismo el almacén de Usados, más conocido como “El Ropero”, donde las personas pueden donar sus prendas para que otras más necesitadas las compren a 1.000 y 5.000 pesos. Los dineros recaudados con este ropero hacen posibles los programas. Cuenta además con una Escuela de Asma dirigida a los padres para que aprendan a atender a su hijo asmático. Mayores informes en el 444 11 01.

Antioquia Mía escogió a los mejores

El pasado 9 de marzo los organizadores de Moda Antioquia (Corporación Antioquia Mía) presentaron los ganadores de la convocatoria a estudiantes y profesionales de diseño de las universidades de Medellín. Ellos diseñarán las colecciones que estarán de moda en 2010 y que servirán para la instalación de los parques infantiles ambientales, que ya están en 180 de los 300 corregimientos del Departamento. El primer puesto fue para Federico Castrillón y Jorge Orozco, y el segundo para Jaqueline Ruiz y Ángela Tabares, egresados de la Escuela de Diseño de la UPB. Los programas de Antioquia Mía, liderados por la Primera Dama, María Eugenia Maya de Ramos, cuentan con el apoyo de Vivir en El Poblado.

Animación local ganó un India Catalina

La animación antioqueña se hizo presente en la edición 50 del Festival Internacional de Cine de Cartagena con la participación de M.U.T.E. Studios, en la categoría de Nuevos Creadores, con los cortometrajes animados Nocturno (animación 3D) y Nadja o el Olvido (Stop Motion). Este último título obtuvo el India Catalina como mejor cortometraje animado. Una felicitación muy especial a los integrantes de esta apuesta cinéfila: Natalia Barbosa, Nicolás Restrepo, Daniel Preciado, Tomás Campuzano y Juan David Gallego. Vea el video ganador Nadja o el Olvido en www.vivirenelpoblado.com o www.mute-studios.com

Asunto de hombres / Marzo (quincena 1)

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Publicado en la edición 409, Marzo 13 de 2010
 
 

Consideraciones heréticas sobre la autoconfianza

  Por: Juan Sebastián Restrepo Mesa, Psicólogo  
 
El lector juicioso se habrá dado cuenta, después de haber efectuado -o tratado de efectuar- sus semanales actos ridículos, que dicho ejercicio requiere de un ingrediente poco común, casi heroico: la autoconfianza.
Valdría la pena que usted hiciera el ejercicio de recordar si en algún momento de su vida renunció a su propio criterio, a su autonomía, al derecho de ser usted mismo. Hubo quizás un momento en que se comió la sopa de pollo por obligación, diciendo que le gustaba mientras las arcadas de su cuerpo le decían lo contrario.
Tal vez aprendió a cambiar sus certezas por preguntas. Dejó de decir “yo” para sentirse seguro diciendo “nosotros”. De esta manera pudo haber empeñado esa parte suya capaz de crear, afirmar y desear y la escondió detrás de nombres y costumbres. ¿Aprendió alguna vez a empequeñecerse como un mendigo o a inflarse como un pavo real? No se sienta mal por favor. Esa negación y desconfianza de sí mismo es un problema que padecemos muchos. Yo diría que es un problema que llega al rango de pandemia.
Lo cierto es que a la mayoría de nosotros le enseñaron que confiar en si mismo era malo, que asumirse y exponerse era peligroso e indecoroso. De tanto corregirnos nos enseñaron que éramos incorrectos. Y desde que perdimos la autoconfianza, vamos por la vida como mendigos con sus cestas tratando de lograr lo imposible: que otros nos devuelvan el valor y la confianza que no nos damos.
No se requiere mucha agudeza para observar que la seguridad y la vanidad son nuestros carneros de oro. Y la consecuencia lógica es que mientras lo sean, la envidia, la imitación y la traición a nosotros mismos, serán nuestros tributos.
No aceptamos ni quiénes somos ni dónde estamos. Le rogamos al otro y lo amenazamos para que nos valore. Y esa indigencia es contraria a la madurez. No nos diferenciamos de la foca que busca con sus piruetas su trozo de pescado -¡algunos incluso lo confunden con el amor!-.
Somos esclavos y vampiros emocionales. Nos sometemos siempre al juicio del otro; pero lo explotamos al mismo tiempo buscando, con toda clase de manipulaciones, sus palmaditas en la espalda, sus sonrisas radiantes y alabanzas perpetuas.
La traición a nosotros mismos se la cobramos a los otros haciéndolos ceñir al mismo contrato tácito. Somos jueces implacables con el otro por el hecho de emitir un juicio que no nos corresponde. Somos cómplices de su indigencia. Esa es la triple condición de nuestra desconfianza: somos esclavos, vampiros y jueces. ¡Qué terrible economía emocional! Así podemos entender por qué a la salud mental no le gusta la geografía de nuestras costumbres.
Haré una última prescripción para que esta columna no se vuelva recetario: cómprese una libreta y apunte cuantas veces al día duda de sí mismo, convierte una certeza en una pregunta, se miente a sí mismo, siente envidia o imita a alguien.
Si se siente cuestionado con sus apuntes, inicie el siguiente experimento: una vez por semana convierta una de sus habituales preguntas en respuestas, trate de hablar siempre en primera persona, exprese alguna inconformidad, decida alguna cosa sin consultársela a nadie y cuando dude entre actuar y no actuar, actúe -en todo caso aprenderá más de la experiencia que del miedo-. Tal vez entienda como Emerson que “la envidia es ignorancia; que la imitación es suicida; que debe aceptarse a sí mismo, para bien, para mal, como suyo; que aunque el ancho mundo está lleno de bienes, no hay grano de maíz nutritivo que no le venga a través de la faena hecha en ese pedazo de tierra que se le dio para labrar”.
Próxima columna: Amor, afán y desarraigo.

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Los Midas del entretenimiento

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  A los 18 años ya era socio de un bar. Se llamaba Barnaby Jones -el bar- y su fuerte eran los cocteles, las fiestas y el rock alternativo. Desde entonces Carlos Esteban Estrada empezó a adiestrarse en las lides de manejar establecimientos abiertos al público, aunque valga decir que en aquel momento sacó la mano. “No fuimos capaces con las cédulas, las falsificaban y nosotros siempre terminábamos pagando los platos rotos”, nos cuenta casi 20 años después quien junto con su homónimo Carlos Hernán Estrada y Rodrigo Isaza conforma hoy una de las sociedades más creativas de Medellín, pioneros del catering empresarial y los picnic conciertos en el Jardín Botánico, creadores de Mélodie Lounge -con programa radial y sello discográfico incluido- de Herbario, la Tienda de Herbario y más recientemente del exitoso Bonuar, restaurante anexo a la nueva sede del Mamm.
Pero volviendo a Barnaby “ya nos iban a quitar la licencia y cerramos”. Empezando porque ni a él, el dueño, le creían que tuviera cédula pues siempre ha cargado sobre sus hombros una cara de niño que no se desdibuja ni a los 37 años. Después, con un ex socio de Barnaby, abrió Café Abril, sitio que por su música y coctelería marcó un cambio frente a las opciones que ofrecía la ciudad a mediados de los 90. A los tres años lo vendieron y con el producto de lo ahorrado “me fui estudiar por fuera durante tres años”. Para entonces ya era ingeniero de producción.

De Mélodie a Bonuar
Carlos Esteban, más conocido como El gordo Estrada, regresó a Medellín en 2001 especializado en logística. Y llegó el momento de Mélodie Lounge. “Al principio éramos Daniel, socio en el primer Barnaby, Carlos Hernán, quien había sido socio de Daniel en Estereomatic, y yo. Queríamos un sitio tranquilo, con sofás, más fiel al concepto de un lounge. Sabíamos que teníamos que apoyarnos fuertemente en el tema de la comida, porque cuando montás un sitio nocturno o enrumbás a la gente y la ponés a tomar a dos manos, o montás un sitio más calmado donde se pueda conversar, pero en ese caso tenés que abrir toda la semana y la única forma de que te funcione el negocio así, es con comida, una buena carta. De ahí nació el cuento de Mélodie”.
Precisamente por lo de la carta, empezaron a trabajar con Rodrigo Isaza, conocido artista plástico y “un engomado con la cocina”. Muy pronto con él comenzaron también a atender grandes eventos y al irse Daniel para Londres, Rodrigo se convirtió en el tercer socio.
La expansión continuó. “A nosotros – a los dos Carlos Estrada- siempre nos había gustado lo de los restaurantes pero no éramos chefs. Ahí surgió la idea de Herbario. Le dimos muchas vueltas al nombre. Queríamos hacer algo distinto, que la música acompañara lo que está en el menú y en el espacio. Pensamos que las hierbas las tienen todas las gastronomías del mundo y por eso el nombre no nos limitaba. Vos podés cambiar radicalmente tu carta cada año y no estás traicionando lo que planteaste porque igual estás siendo fiel a las especias y a las hierbas y podés poner la música que te da la gana porque tampoco estás traicionando la esencia del restaurante porque cuál es la música de las hierbas: cualquiera”. En síntesis, buscaban coherencia y la encontraron.
“Decíamos que la carta debía ser como un herbario, y cuando a vos se te permite la posibilidad de jugar con todo eso desde lo gráfico, desde la cocina y desde el arte ya hay una identidad fuerte que podés contar y para nosotros eso es lo más valioso”.
Gracias a eso, han hecho a Medellín un aporte cultural significativo. El último de sus lugares es Bonuar, en Ciudad del Río, donde el arte, la música y la buena mesa se entrelazan.
Para Carlos Esteban, el éxito de los proyectos que han emprendido está en el equipo y el cuidado de los detalles. “Siempre trabajamos con equipos muy buenos en arquitectura, diseño gráfico, muy buena asesoría en la parte musical y creo que es la base de cualquier empresa que uno hace: si te rodeás bien y hay un buen ambiente y todo el mundo esté enfocado en lo mismo, lográs resultados”.
Por último, algo fundamental: el disfrute. “Nosotros disfrutamos lo que hacemos, y crecemos al ritmo que podemos crecer conservando la pasión por lo que hacemos. Mi sueño es poder seguir levantándome feliz".

 
     
   
     
 

Faes: la resurrección

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  Los amantes de la investigación y de la historia en Medellín tienen un muy buen motivo para celebrar. Se trata de la reapertura de Faes -Fundación Antioqueña para los Estudios Sociales- y su valioso archivo que hasta finales de los años 90 funcionó en una vieja casa del barrio Prado.
Ahora, en el cuarto piso del Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas, podrá consultarse la colección compuesta, por “casi 35 mil libros, 2.000 títulos de revistas, 300 títulos de periódicos, 50 archivos históricos y 2.000 mapas” como lo certifica Eafit. Entre estos papeles que corrieron el peligro de perderse para siempre, están los archivos personales de los ex presidentes Mariano Ospina Rodríguez y Pedro Nel Ospina, así como del ex gobernador Clodomiro Ramírez y del comerciante Ricardo Olano, por solo mencionar algunos.

La odisea
No fue fácil recuperar estos documentos que estaban en avanzado proceso de deterioro en la casona de Prado, según lo explica María del Rosario Escobar, Coordinadora de Extensión Cultural en Eafit. Desde mayo de 2009 empezó el traslado del material desde la antigua sede situada frente al Colegio María Auxiliadora, en la Carrera El Palo con la Calle Miranda, tarea que se concretó el jueves 4 de marzo cuando se reabrió al público el archivo del fundador del Faes, Luis Ospina Vásquez, fallecido hace 33 años. Fueron precisas un sinnúmero de visitas a la casa de Prado y atreverse a desempolvar los archivos, los cuales requirieron “dos fumigaciones, cerca de tres limpiezas, trasladar la Sala Patrimonial del primer al cuarto piso de la Biblioteca, además del manejo de turnos dobles para el desempaque y la ubicación de los libros en su nuevas estanterías”.

Los orígenes
La Fundación Antioqueña para los Estudios Sociales -Faes- fue fundada en 1976 por el economista e investigador Luis Ospina Vásquez “con la intención de crear un lugar donde confluyeran investigadores nacionales e internacionales del campo social interesados en estudiar a Antioquia y al país”, como lo indica Eafit. Al morir don Luis la colección quedó a cargo de su sobrino Alfonso Ospina, pero al fallecer este, poco a poco se quedó sin dolientes hasta que fue cerrada al público.
El año pasado, gracias a la familia de don Luis y a Rodrigo Puyo, quien hizo parte de los administradores de la colección, esta fue donada a Eafit. Su rector, Juan Luis Mejía Arango, se había esforzado por recuperarla, pues era consciente de su valor y muy cercano a Faes desde 1979, cuando se desempeñaba como director de la Biblioteca Pública Piloto.

Para comprender mejor la trascendencia de la reapertura de los archivos de Faes es recomendable visitar la exposición que sobre esta y su fundador Luis Ospina preparó Eafit. En el primer piso del Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas pueden apreciarse objetos tan personales como sus lentes, la silla donde murió, su hamaca, manuscritos y otro sinnúmero de elementos que acercan a la vida y obra de uno de los más destacados investigadores que ha tenido el país. Así mismo, hacen parte de esta exposición varias fotografías, algunas de ellas desconocidas hasta hoy, de su célebre familia compuesta, entre otros personajes, por su padre el General Pedro Nel Ospina Vásquez, presidente de Colombia entre 1922 y 1926, y su madre Carolina Vásquez Uribe, prima hermana del General Rafael Uribe Uribe. La exposición estará abierta al público hasta mediados de abril, de lunes a viernes, en horario de oficina.

 
     
   
     
   
     
 

El centenario de espaldas

  Por: Juan Carlos Orrego  
 
Cualquier medellinense mayor de treinta y tantos años tiene una idea clara de quién fue Eduardo Caballero Calderón; y, si por casualidad la noción es borrosa, es seguro que por lo menos recuerda un par de títulos de novelas: muy posiblemente “El Cristo de espaldas” y “Siervo sin tierra”, que leyó o fingió leer en sus años colegiales. ¡Quién no tuvo en sus manos las ediciones desmañadas de Bedout, cuyas carátulas amarillosas dejaban ver los mamarrachos pintados por el hijo del escritor!
A pesar de la relativa popularidad de Caballero Calderón, a muchos habrá tomado por sorpresa -porque lo leyeron en El Tiempo o porque ahora se vienen a “desayunar” en esta columna- que este flamante 2010, año redondo de elecciones y Mundial de Fútbol, es también el del centenario del novelista bogotano. La ignorancia es, sin embargo, explicable: todo lo aprendido en el bachillerato lo olvidamos como si quisiéramos dejar atrás un mal rato; además, muchos de nuestros conciudadanos padecen de un estúpido complejo que les lleva a detestar todo lo que huela a altiplano cundiboyacense; y, para rematar, aquí nos movemos entre extremos a la hora de las conmemoraciones: nos llenamos la boca con la torta universal del aniversario de Nietzsche o Borges, o trovamos, en borrachera regionalista, el “Happy Birthday” de Tomás Carrasquilla o Manuel Mejía Vallejo. Pero… ¿Eugenio Díaz? ¿José Asunción Silva? ¿Eduardo qué?
De acuerdo con el mismo Caballero Calderón, el día de su nacimiento -el 6 de marzo de 1910- se avistó el cometa Halley en los cielos de la capital. Supongo que se trató de un presagio de lo que habría de ser una carrera exitosa; una con libros entrañables cuyas historias tienen que ver con el sueño campesino de poseer una tierra propia -así sea, como en “Siervo sin tierra”, la muy íngrima de la sepultura-, con hermanos que se matan con modernas quijadas de burro -según lo deja ver la evangélica “Caín”-, con bobos heroicos consagrados a honrar al padre -“Manuel Pacho”- y con escritores locos que viven en París los desiguales delirios de la genialidad y el hambre -“El buen salvaje”-. Otros argumentos, menos conocidos, muestran que el novelista también se trasnochó con dramas de aviones a punto de caer -“La penúltima hora”, que más parece “Aeropuerto 75”- y conspiraciones planetarias lideradas por indios motilones -como ocurre en la desconocida “Azote de sapo”.
Eduardo Caballero Calderón recibió en vida múltiples recompensas. Entre las más corrientes, que son los premios literarios, el bogotano alcanzó -acaso como su botín más lustroso- el Premio Nadal de 1965, en España. Más allá están los nombramientos consulares que, gracias al consabido ocio en que transcurren, permitieron al autor la escritura de muchas páginas; y las distinciones honorarias, como aquella de ser nombrado, antes de los cuarenta años, como miembro de número de la Academia Colombiana de la Lengua. Y, claro, también debe inventariarse la coronación de los argumentos en la televisión y el cine, con los actores criollos de postín encarnando a los enruanados personajes (como ocurrió cuando, en “Caín”, Jorge Emilio Salazar mató a Armando Gutiérrez con la idea de hacerse dueño de Martha Liliana Ruiz). Finalmente, la presea mayor: los millones de hispanohablantes que han puesto sus ojos sobre esta literatura.
La institucionalidad cultural del país tiene el reto de vencer, so pretexto del rutilante cumpleaños literario, los olvidos e indiferencias de la vida cotidiana. La tarea no es fácil, habida cuenta de las rutinas futboleras y las murmuraciones políticas que entretienen nuestros días. Queda la esperanza de que la conciencia bicentenaria de la Independencia alcance para desempolvar las principales estatuas del museo de nuestra historia colectiva.

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El mejor restaurante de Medellín, el de Colombia y el del mundo

El mejor restaurante de Medellín, el de Colombia y el del mundo
Es tan relativo y subjetivo como hacer un concurso de belleza entre niños con las mamás de jurados

Los paisas, los periodistas y los porteños argentinos adoramos juzgar, comparar, endiosar y agrandar y más o menos como dijo nuestra exreina, lo mismo y lo contrario. Cuando yo leo que Ferrán Adrià es el mejor cocinero del mundo y que El Bulli es el mejor restaurante del mundo, me siento frustrado pues particularmente a mí me parece que aunque el señor Adrià revolucionó la industria de la culinaria en el mundo, su cocina es imposible de entender para la mayoría de la gente y confieso que tendría que hacer mucha fuerza para comerme sus 25 platos de los cuales 20 provienen de seres extraños del mar y saben a pescado y debo confesar que lo más seguro es que añoraría la arepita con quesito y pagaría con dolor el millón de pesos o más que cuesta una experiencia como estas entre hummers, yates y helicópteros; además me tendría que armar de mucha dignidad para llegar en el Twingo universitario de mi mujer, o en las busetas de Rosellón. Tere Vélez, será que me mata si cuento que en Barcelona nos devolvieron de restaurantes donde teníamos reserva por no estar apropiadamente vestidos; raro cuando yo ya me ponía la camisa por fuera atendiendo los consejos de Trinity en No Te Lo Pongas de Travel And Living. Raro, pero cierto.
Meterse en el tema de cuál es el mejor restaurante es tan relativo y subjetivo como hacer un concurso de belleza entre niños con las mamás de jurados. ¿Cómo o por qué va a ser el mejor restaurante del mundo, porque lo dicen algunos millonarios, casi siempre los mismos? ¿Quiénes serán pues esos periodistas tan poderosos que resuelven que tal o cual restaurante es mejor? Nobu, Tetsuya, Ramsey, Ducasse, Bocusse, Arzak, Sato y muchos otros archifamosos, más miles de héroes culinarios anónimos que descrestan cada uno a su manera sin necesidad de sentir que son el primero, el 85 o el 852, pero sobre todo disfrutan más de su profesión sin la presión absurda de sentirse el mejor. La cosa de juzgar y comparar es tan delicada que el mundo culinario ha vivido varios escándalos terroríficos como calificaciones a restaurantes que no han abierto o que cerraron hace años, suicidios célebres, chantajes, sobornos y demás prácticas. Independiente de todo, como en la política, suele ganar el que más plata le mete al mercadeo, no el mejor.
En Medellín, en vez de enloquecerse pensando en cuál es el mejor, vale la pena hacer un recorrido por las virtudes de cada uno, ya que todos tienen cosas muy buenas, buenas, regulares, malas y muy malas, la cosa es que uno goza mucho más cuando sale en plan de buscar lo positivo. A mí por ejemplo me trastornan los corazones de alcachofa con riñones al jerez de La Provincia, los postres de La Cafetiere, el sancocho de gallina asada de Quearéparaenamorarte, la pasta con tres quesos de Il Castelo, el calamar gigante de Buena mar, las papas soufflé de la Tienda del vino, las papitas rellenas de In-Situ, el mote del Herbario, los morcilla rolls de Santiago Uribe y la chocozuela del Trifásico. Hace mucho entendí que la cocina, como el amor, es tan única y personal que mi mamá juraba que yo era uno de los mejores cocineros del mundo, a mí me va a dar algo, sólo me río y recuerdo como me dijo el gran Sato el día que le dije que su Costanera 700 era el mejor restaurante que yo conocía en el mundo: “Molina, se ve que tu conoces muy poquitos restaurantes”, entre otras cosas a Sato y varios peruanos les hacen venias los vanguardistas españoles; dos culturas culinarias que se debaten entre mercadeo y sabor, negocios y pasión, moda y arte, respectivamente y lo contrario, ahí está la Virgen.
En cuanto al mejor de Colombia, igual. Será Criterión con sus platos de última moda neoclásicovanguardistastasalternativos (agregar al diccionario) o Leo con su culinaria notable entre costeña y francesa que quedó de 83 en una lista de una revista o el gran Harry Thaichocoanocalifornianofrancés con un restaurante en cada esquina pinchada de Bogotá. Será Club Colombia con sus platos criollos que se pagan por Club (de ahí el nombre). Tal vez, por qué no, de pronto uno de los mejores sin duda sea Andrés Carne de Res, el epicentro de todo el jet set nacional e internacional, cuya virtud indiscutible es servir comida colombiana inmejorable a 8 ó 10.000 comensales ultrapinchados y exigentes con hambre y ganas de beber y rumbear cada viernes en sus dos locales; pero igual entramos en el campo de la subjetividad, ya que para establecer quién es mejor que otro, tendría que visitarlos todos, a ver si me hacen temblar de emoción como los chorizos peñoleros, las obleas de Caldas, las empanadas con guaro y mango verde del Kaiser… eso los de aquí cerca, pero qué tal la extensa y rica culinaria cartagenera y costeña, la cultura santandereana, la gran cocina cundiboyacense. Cuántos y cuáles restaurantes representan la verdadera esencia de nuestra cocina, con platos memorables como el capax de las ambalemunas, el desayuno de la Hostería del Libertador en Zipaquirá, las truchas de Tota, la fritanga del puente de Cáqueza o el cerdito asado del aeropuerto de Puerto Carreño.
En conclusión, si usted va a Francia, no vaya a los restaurantes propiedad de Paul Bocusse, más bien persígalo y coma en los mismos que él come por la décima parte del presupuesto que puede que no tengan las mismas estrellas Michelin, pero seguro, que son tan buenos o mejores.
No hay mejor ni peor, sino viceversa y lo contrario, lo único que a usted le debe preocupar es que el mejor restaurante del mundo es el que a usted más le gusta.
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Desde el Museo / Marzo (quincena 1)

 
 
Publicado en la edición 409, Marzo 13 de 2010
 
     
 
 
 
Retorcido
 
 
A lo largo del trabajo de John Castles (Barranquilla, 1946) se puede percibir la manera como se interpretan los valores de la geometría y de los materiales, que se cargan paulatinamente de un sentido orgánico
 
     
 
 
     
 
Por Carlos Arturo Fernández U.
 
 
La generación de jóvenes artistas que hizo su aparición en los ámbitos nacional y local de los años setenta del siglo 20, después de las Bienales de Arte de Medellín, supo aprovechar una posibilidad especial de desarrollo que fue generada por el auge del arte urbano en las décadas finales del siglo.
Entre ellos fue evidente el interés por el Minimalismo, un movimiento internacional aparecido en los sesenta, que se centraba en el despliegue de formas geométricas simples y modulares, a partir de materiales industriales no intervenidos por el artista, como láminas de hierro, aluminio o plástico, con la intención de limitarse a las puras formas y bloquear cualquier búsqueda de significado: “lo que hay es lo que ve”, se afirmaba con frecuencia.
Pero aquella generación de escultores colombianos no se detiene en la imitación del Minimalismo sino que, reconociendo además la herencia histórica de Eduardo Ramírez Villamizar y de Édgar Negret, plantea alternativas y puntos de vista muy originales que siguen ofreciendo actualmente posibilidades de desarrollo.
A lo largo del trabajo de John Castles (Barranquilla, 1946) se puede percibir la manera como se interpretan los valores de la geometría y de los materiales, que se cargan paulatinamente de un sentido orgánico.
“Retorcido” es un trabajo de 1997, en lámina metálica oxidada, de 650 por 360 centímetros, que se encuentra en el Edificio Isagen, en la Avenida El Poblado. En obras anteriores del mismo artista resultaba más directo el propósito de hacernos sentir, por ejemplo, las relaciones entre el peso y el equilibrio de unas placas metálicas que se sostenían por la contraposición de empujes. En la obra “Retorcido” todo es más sutil y el asunto ya no se resuelve con un hábil juego de cortes y soldaduras. Es casi como si esta gran placa metálica hubiera adquirido vida propia y se limitara a moverse libremente, a vivir frente a nosotros, y a integrarse y crear su contexto arquitectónico.
En efecto, a diferencia del predominio de los elementos modulares y repetidos que se unían siguiendo una lógica formal, aquí predomina la continuidad que es propia de los procesos orgánicos, sin que entendamos de manera tan evidente qué es lo que ha ocurrido con la placa metálica. En ese sentido, más que al trozo de metal, John Castles se refiere a nuestra propia sensibilidad, a través de un juego poético de flexibilidad y pliegue que nos hace perder la sensación de peso y solidez del material.
Estas reflexiones desde el Mamm intentan, como es evidente, ayudarnos a percibir y disfrutar de las obras de arte que nos rodean. Sin embargo, sería mucho más importante que, al invitarnos a mirar ese aspecto del patrimonio cultural de Medellín, sirvieran para hacer caer en la cuenta del gravísimo estado de deterioro de muchos de estos trabajos, y de la responsabilidad de la Administración y de los ciudadanos en su conservación y mantenimiento. Pocas obras están en situación tan buena como la del Edificio Isagén.
 
 

Desde el Museo / Marzo (quincena 1)

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Publicado en la edición 409, Marzo 13 de 2010
 
     
 
 
 
Retorcido
 
 
A lo largo del trabajo de John Castles (Barranquilla, 1946) se puede percibir la manera como se interpretan los valores de la geometría y de los materiales, que se cargan paulatinamente de un sentido orgánico
 
     
 
 
     
 
Por Carlos Arturo Fernández U.
 
 
La generación de jóvenes artistas que hizo su aparición en los ámbitos nacional y local de los años setenta del siglo 20, después de las Bienales de Arte de Medellín, supo aprovechar una posibilidad especial de desarrollo que fue generada por el auge del arte urbano en las décadas finales del siglo.
Entre ellos fue evidente el interés por el Minimalismo, un movimiento internacional aparecido en los sesenta, que se centraba en el despliegue de formas geométricas simples y modulares, a partir de materiales industriales no intervenidos por el artista, como láminas de hierro, aluminio o plástico, con la intención de limitarse a las puras formas y bloquear cualquier búsqueda de significado: “lo que hay es lo que ve”, se afirmaba con frecuencia.
Pero aquella generación de escultores colombianos no se detiene en la imitación del Minimalismo sino que, reconociendo además la herencia histórica de Eduardo Ramírez Villamizar y de Édgar Negret, plantea alternativas y puntos de vista muy originales que siguen ofreciendo actualmente posibilidades de desarrollo.
A lo largo del trabajo de John Castles (Barranquilla, 1946) se puede percibir la manera como se interpretan los valores de la geometría y de los materiales, que se cargan paulatinamente de un sentido orgánico.
“Retorcido” es un trabajo de 1997, en lámina metálica oxidada, de 650 por 360 centímetros, que se encuentra en el Edificio Isagen, en la Avenida El Poblado. En obras anteriores del mismo artista resultaba más directo el propósito de hacernos sentir, por ejemplo, las relaciones entre el peso y el equilibrio de unas placas metálicas que se sostenían por la contraposición de empujes. En la obra “Retorcido” todo es más sutil y el asunto ya no se resuelve con un hábil juego de cortes y soldaduras. Es casi como si esta gran placa metálica hubiera adquirido vida propia y se limitara a moverse libremente, a vivir frente a nosotros, y a integrarse y crear su contexto arquitectónico.
En efecto, a diferencia del predominio de los elementos modulares y repetidos que se unían siguiendo una lógica formal, aquí predomina la continuidad que es propia de los procesos orgánicos, sin que entendamos de manera tan evidente qué es lo que ha ocurrido con la placa metálica. En ese sentido, más que al trozo de metal, John Castles se refiere a nuestra propia sensibilidad, a través de un juego poético de flexibilidad y pliegue que nos hace perder la sensación de peso y solidez del material.
Estas reflexiones desde el Mamm intentan, como es evidente, ayudarnos a percibir y disfrutar de las obras de arte que nos rodean. Sin embargo, sería mucho más importante que, al invitarnos a mirar ese aspecto del patrimonio cultural de Medellín, sirvieran para hacer caer en la cuenta del gravísimo estado de deterioro de muchos de estos trabajos, y de la responsabilidad de la Administración y de los ciudadanos en su conservación y mantenimiento. Pocas obras están en situación tan buena como la del Edificio Isagén.
 
 

Primer puente sobre el río en 30 años

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  El 18 de mayo iniciará la ejecución del puente sobre la Calle 4 Sur. Así lo aseguró en la sede de la Sociedad de Arquitectos e Ingenieros -SAI- el Secretario de Obras Públicas de Medellín, Sebastián Álvarez. Con el apoyo de algunos técnicos de la Administración Municipal, entre ellos el Gerente del Plan Especial de El Poblado, Luis Alberto García, el titular de Obras Públicas presentó el plan de manejo de tráfico y detalles estructurales, paisajísticos y arquitectónicos del que los asistentes destacaron como el primer puente que se construye sobre el río Medellín en las últimas tres décadas.
“Para Medellín es trascendental este puente, pues va a poner a conversar dos zonas de la ciudad y va a ocasionar fenómenos inesperados”, observó Álvaro Villegas Moreno, en clara referencia a los pasos peatonales que incluye el diseño, y que posibilitarán, como ningún otro puente de la ciudad, el tránsito a pie de oriente a occidente y viceversa. Y es que esta estructura conectará en forma directa a El Poblado con el barrio Cristo Rey, y se convertirá en medio de unión de las comunas 14, 15 y 16.

Dudas y preocupaciones
Los asistentes expusieron sus dudas y objeciones sobre el proyecto, que si bien se construirá con recursos propios de la Alcaldía, contempla aproximaciones y vías aledañas que deberán pagar los contribuyentes del lado oriental del río mediante el sistema de valorización. Algunos, pese a destacarlo como “una estructura maravillosa”, manifestaron inconformidad conque los habitantes de El Poblado deban pagar por una obra que, según ellos, no valorizará sus propiedades y que, además, será para uso de toda la ciudad. No obstante, el Secretario de Obras Públicas indicó que será el estudio de la Lonja de Propiedad Raíz de Medellín el que determine si las propiedades se valorizan o desvalorizan y con base en él se efectuarán los cobros.
Otros mostraron preocupación por la manera como pueda afectarse el ingreso a las propiedades de la zona. Por ejemplo, Elisa Sánchez, de Corpoblado, expresó en nombre de la Clínica Las Vegas el temor a que se presenten embotellamientos en su área, temor que fue desestimado por los funcionarios municipales.

“No estamos haciendo acrobacias”
También fue motivo de inquietud el tiempo estimado de construcción de la obra. De acuerdo con la Alcaldía, 18 meses tomará la ejecución del puente sobre la Calle 4 Sur, pero algunos consideran que el plazo es muy corto dada su complejidad y que obedece más bien al afán de ser entregado antes de finalizar el gobierno de Salazar. Sin embargo, los representantes del Municipio insistieron en que las características del proyecto permiten celeridad en su construcción y que podrá concluirse sin problemas en el tiempo señalado. “No estamos haciendo acrobacias ni poniendo plazos mentirosos”, aseveró el Secretario Obras Públicas.
Uno de los puntos más cuestionados por los asistentes al Foro de la SAI es que el proyecto no contempla un lazo nororiental que permita a quienes vengan del sur tomar hacia el occidente por el puente. Ante críticas como esta, los representantes de la Alcaldía reiteraron que su diseño se hizo con base en un estudio de movilidad adelantado por la Administración Municipal en 2004 y actualizado en 2008, y que mediante simulaciones computarizadas se eligieron los proyectos y características del paquete de obras que Medellín pretende construir vía valorización.

Detalles y afectaciones
El puente sobre la Calle 4 Sur será una estructura atirantada con 560 metros de longitud y dos calzadas de cuatro carriles cada una. Uno de los carriles de la calzada norte será peatonal. Se trata de un andén de seis metros que permitirá una circulación segura a los caminantes y se llevará a cabo en varios niveles.
De acuerdo con Luis Alberto García, del Plan Especial de El Poblado, las principales afectaciones de esta estructura que atravesará el lote Los Guayabos, las avenidas Las Vegas y Regional y el río, las tendrá Eafit. “De 63.000 mt2 que se requieren, cerca de 40.000 son de Eafit”, informó.

 
     
   
     
 

Vimos a Metallica

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  Era el 17 de noviembre de 2009, a las 10 de la mañana, el momento en el que salían a la venta las boletas para la presentación de Metallica en nuestro país. Rompiendo todo tipo de récord, las entradas de la mejor localidad, “ONE”, se agotaron cerca de las 11:30 a.m., 90 minutos después del inicio de la venta y a cuatro meses del concierto. Esto seria un presagio de que el evento que se desarrollaría el 10 de marzo de 2010 en Bogotá no sería un concierto más, sino que sería el show más complejo que jamás se hubiera visto en Colombia.
Y así fue, por eso desde el viernes 5 de marzo los primeros fanáticos comenzaron a arribar al Parque Simón Bolívar.

La mejor recompensa
El concierto era un miércoles, mitad de semana, algo que dificultaba la llegada de miles de aficionados, sobre todo de otras ciudades del país, que buscaban la forma de pedir el permiso en la empresa, o en la universidad o en la misma casa.
Por tierra y por aire, los amantes de Metallica hicieron presencia con sus camisetas negras alusivas a la banda, incluso en el Aeropuerto de Rionegro los vuelos hacia Bogotá estaban casi “tomados” por los fanáticos. “Este es el avión del metal, es el día más feliz de nuestras vidas”, dijo un joven mientras realizaba unos trabajos de química en la sala de espera.
Como él, fue común ver en las filas antes de ingresar al parque a jóvenes con documentos y cuadernos. Felipe, estudiante de medicina, tenía un parcial el jueves a las 10 de la mañana en la Universidad de Antioquia, del cual dependía el 40% de la nota final de la materia. “Me traje los documentos para estudiar en los ratos que pueda, en la fila, en el taxi, en el avión", indicó.
Algunos que eran empleados, tuvieron que mantener comunicación con sus jefes durante toda la tarde, otros se hicieron incapacitar, otros vinieron desde Ecuador y otros llegaron sobre la hora con el cachaco aún puesto. El amor por Metallica va más allá, los sacrificios eran pocos para lo que venía desde las 8:00 p.m., la aparición de la potente batería de Lars Ulrich, la inconfundible voz de James Hetfield, el talento en la guitarra eléctrica de Kirk Hammett y la energía en escena de Robert Trujillo, en el bajo.

Dos horas inolvidables
Muy puntuales, a las 8 de la noche, las luces se apagaron y comenzó a escucharse “Ecstasy of Gold”, clásico intro de Metallica en sus presentaciones, mientras las más de 50 mil almas estaban listas gritando con todas las fuerzas, hasta que la batería de Ulrich retumbó en todos los corazones. Fue el inicio de Creeping Death, enérgica canción que sería el principio de una secuencia de viejas canciones como: For Whom The Bell Tolls, Ride The Lightning y Fade to Black.
Luego vinieron las infantables temas como Sad But True, Master of Puppets y Enter Sandman, entre otras. Pero fue el intro de One el que puso el máximo nivel con explosiones y una pirotecnia nunca antes vista en un concierto de rock.
Cerca de las 10:00 p.m., Hetfield pidió hacer el último esfuerzo para entonar Seek and Destroy, cerrando un espectáculo inolvidable por su montaje y estructura, superando lo hecho por Iron Maiden y Kiss. Los sacrificios, los kilómetros recorridos y la gran espera finalizaron, los sonidos de la banda con la que han crecido diferentes generaciones quedarán en el recuerdo de más de 50 mil personas que fueron felices durante dos horas y salieron con la mejor sonrisa, con un eternamente gracias a Metallica.

 
     
 

Demolerán resonadores de Los Balsos

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  Desde el lunes 15 de marzo y hasta el viernes 30 de abril se llevará a cabo en la vía Los Balsos, entre la Transversal Superior y la Loma de El Tesoro, la demolición de los muy polémicos reducidores de velocidad construidos durante el gobierno de Luis Pérez, y la ejecución de cuatro medios resaltos en el carril de descenso.
Así lo informó el concejal Federico Gutiérrez, quien desde meses atrás estaba mediando entre la comunidad de la zona y el Municipio de Medellín para buscar una solución a los problemas ocasionados por esta obra. Los 19 resaltos fueron construidos con el fin de disminuir los índices de accidentalidad, producto de las altas velocidades y la empinada loma. Sin embargo, aunque se redujo el número de accidentes, se generaron dos problemas graves que afectan la calidad de vida de los vecinos: de un lado, no cumplieron su función de reducir la velocidad y, por el otro, aumentaron el índice de ruido en tal forma que supera el límite de decibeles establecidos por la Organización Mundial de la Salud.

Obras y cierres parciales
Según el cronograma fijado por la Alcaldía, entre el 15 el 26 de marzo la Secretaría de Obras Públicas demolerá los 19 resonadores y hará el parcheo en mezcla asfáltica; entre el 29 de marzo y el 9 de abril construirá los cuatro medios resaltos en el carril de descenso; del 26 al 29 de abril adelantará la señalización del piso y del 29 al 30 de abril instalará boyas y tachas.
Esta obra tendrá un costo aproximado de 180 millones de pesos y requerirá cierres parciales de la vía durante el día.

 
     
 

Secretaría de Gobierno toma medidas en el Parque Lleras

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  Al fin las repetidas quejas de los residentes colindantes con el Parque Lleras son escuchadas en persona por un Secretario de Gobierno. Desde que Juan Felipe Palau asumió dicha dependencia, ha asistido a los foros citados por Corpoblado y ha liderado recorridos para conocer y palpar la problemática que padecen quienes habitan en una zona mixta, debiendo convivir con el ruido y los borrachos, entre otros.
En la pasada reunión del martes 2 de marzo, Palau escuchó y tomó nota una a una las quejas de los residentes que llenaron el salón, sobresaliendo problemas como el consumo de licor en el espacio público, en el parque y fuera de los establecimientos, la ausencia de una inspección de permanencia exclusiva para El Poblado y la falta de vigilancia del Parque Lineal La Presidenta donde se van a rematar la rumba.
Amparo Gaviria, histórica residente de ese sector y presidente de la Junta de Acción Comunal Poblado Centro, agregó que “lo primero para destacar es que la comunidad en general participó en la reunión. Yo creo que ya hemos tocado fondo y creemos que la bulla externa de los locales es el problema. Pedimos que no se nos lleven los policías comunitarios que son los que escuchan a la comunidad todos los días”.
Terminando el encuentro, el Secretario de Gobierno Juan Felipe Palau manifestó que “con El Poblado hay un proceso a largo plazo que queremos desarrollar. Deben saber que sí hay una Administración que los quiere escuchar, yo me comprometo con ustedes para hacer un camino planificado y con resultados”, dijo dirigiéndose a los habitantes afectados.

Faltaba voluntad política
Los decretos 1.583 y 1.224 prohíben el porte, consumo y venta de bebidas alcohólicas tanto en el Parque de El Poblado como en el Parque Lleras y sus cuadras aledañas. La medida aplica para bebidas de más de 2.5 grados de alcohol, o sea que ni siquiera una cerveza podría tomarse en estos lugares.
Teniendo en cuenta los decretos y el clamor popular de la comunidad a partir de la reunión con el Secretario de Gobierno, el Municipio lleva dos fines de semana consecutivos de operativos en los que han participado la Subsecretaría Defensoría del Espacio Público, la Policía y sus inspecciones, y la Secretaría de Bienestar Social para atender el caso de los niños indigentes.
Lo primero fue sensibilización mediante volantes, teniendo como único objetivo recuperar espacios con estas intervenciones que ya comenzaron a dar resultados concretos en algunos casos.

Certificación de Rumba Segura
Consiste en una calificación de la Secretaría de Gobierno a los establecimientos nocturnos de toda la ciudad, después de visitarlos, ver su funcionamiento y características en materia de seguridad, convivencia, autorregulación, servicio al cliente, infraestructura y su compromiso con la ciudad y sus habitantes.
El método será mediante categorías A, AA y AAA, siendo la primera un sello color bronce con un permiso de funcionamiento hasta las 2:00 a.m., la segunda color plateado hasta las 4:00 a.m. y el local otorgado con el sello AAA color dorado podrá operar las 24 horas.
La Alcaldía de Medellín convoca a los comerciantes que aún no han solicitado la certificación, para que se acerquen al sótano de La Alpujarra, ya que a partir del 1 de abril quienes no tengan ninguna de las tres categorías, sólo podrá abrir hasta la 1:00 a.m.
Juan Gonzalo Velásquez, Presidente de la Corporación Zona Rosa, anunció que “la Corporación está del lado de la comunidad y estamos comprometidos en cumplir con la normatividad. Incluso pronto tendremos certificación Icontec y eso no lo ponen porque sí, sino por cumplir en temas de salud y menores, por ejemplo”.