Ocurrió hace muchos años. Yo había dejado la tranquilidad de la academia para regresar por unas semanas al periodismo. Ya había escrito la nota que me sentía orgulloso de firmar, ya había propiciado el gesto heroico que salvó una página. Empezaba a acomodarme, a pesar de que muy pronto me tendría que marchar.
Un día llegó a mi mesa la editora general. Venía entusiasmada. El escritor más popular de aquellas tierras estaba de visita en la ciudad. Mi primera respuesta fue: “No”. Llevaba años entablando una lucha callada contra lo que ese hombre representaba. Me irritaban sus trucos, su pose, su escandalizar beaterías para que los medios le hicieran eco a su negocio. Sé también que en el rechazo había celos profesionales. En aquel tiempo yo me las daba de escritor y me dolía ver que mis libros se movían con dificultad. Eran tiempos en que la gente no leía y, si leía, no entendía. De manera que los libros se vendían con la reacción del lector incorporada.
Estaba a punto de cerrar el asunto, cuando el entusiasmo de la editora se coló por entre mis defensas y apeló al periodista que llevo dentro, el curioso insaciable que empezaba a despertarse de una modorra de años.
“Está bien”, me oí responderle. “Pero voy de fotógrafo”.
El asunto se arregló en pocos minutos. En menos de una hora estaba en casa de la familia del escritor, un templo de decadente aristocracia, con la cámara en la mano y un gesto de “no me miren, yo aquí no soy persona… sigan ustedes con su charla que yo ni me entero de lo que están hablando”.
Hablaron como una hora. El escritor se negó a conceder una entrevista y, más bien, se dedicó a entrevistar a la periodista. Habían sido vecinos. Cuando él era un muchacho, ella era una niña perceptiva que guardó en su memoria momentos e imágenes. El escritor tomó nota de nombres y detalles, mantuvo la charla en el terreno de la visita. Sólo muy de vez en cuando dejó salir respuestas que eran como de entrevista.
Mientras ellos hablaban, yo miraba. Cuando entramos a la casa, su cuñada me había dicho en secreto que estaba cansado de entrevistas. Yo conseguí disipar con rapidez la sensación de culpa, me olvidé de la idea de que era un impostor que estaba allí para fines distintos a los que proclamaba, y me puse a mirarlo. Me sorprendió su suavidad, el contraste de esa amabilidad con la aspereza de su figura pública. En la invisibilidad de la sala, me dio por pensar que aquello era el símbolo de toda una cultura: amable, dulce, atenta, pero llena de infiernos que rara vez se asoman. Lo vi desplegar una esgrima elegante para evitar preguntas de entrevista. Lo vi esbozar un gesto de dolor cuando escuchó la historia de un ternero que sufría. Lo vi cubrirse el rostro para descansar del gesto amable. Vi detrás de la cortina de las manos una cara de profundo agotamiento.
Al final me marché reconciliado. Había podido comprender que lo que tanto me irritaba no era el hombre sino la máscara que había, y le habían, creado. Supe que aquel viejo cansado lo único que hacía era lo que todo escritor haría en casos similares: aprovechar las oportunidades para que sus libros lleguen a muchas manos. Le perdoné su falta de compasión por el más indefenso de los animales. Salí de su casa convencido de que jamás iba a leerlo, porque en esos minutos ya lo había leído demasiado. Salí de su casa pensando qué precio ponerle a mi vida.
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Detrás de la cámara
El Lenguaje del amor y La Legumbrería
Muy temprano me di cuenta, ahí está la virgen, que cocinar era una vía muy efectiva y rápida para la conquista de féminas. Por eso cuando el famoso fotógrafo Andrés Sierra me invitó a participar en el proyecto de un libro de cocina para parejas, me pareció una oportunidad única para compartir información alrededor de un tema que me terminó de apasionar desde que leí Afrodita. Este es un libro maravilloso de cocina de la gran Isabel Allende que, extrañamente, muy poca gente ha leído, y para mi es una de sus obras maestras. Allí leí una frase que me marcó: “Nada más sexi que un hombre cocinando” y, la verdad sea dicha, a muchas mujeres les encanta que les cocinen, otra vez: ahí está la virgen.
La cocina es el preámbulo perfecto para una velada rica, ya que los aromas, sabores, colores, texturas son un estímulo sin igual para los sentidos. Quién fue la bestia que dijo que “con la comida no se juega”. Todo lo contrario. El chocolate, el sabor del amor, las confituras, caramelos, el champán, las ostras, el vino, las frutas y los postres son perfectos para una mañana de sábado de resaca o un domingo jugando entre pegotes. Como digo en La Cama está Servida, el amor se tiene que sazonar con cambios, gusto y pasión y nada mejor que platos diseñados para el retozo y los juegos de la pareja.
Gracias al periódico por haberme invitado a hablar de mi primer libro; ya sembré un árbol y ya tuve un hijo, me toca agradecerle a Dios por tantas oportunidades. No me extiendo más con mis cosas para hablarles del mejor descubrimiento que mi estómago ha hecho en los últimos días: La Legumbrería.
Conocí hace varios años a John David Zárate. Él era el ayudante de cocina del súper chef Santiago Uribe en su Cocina, Campo y Madera. Luego lo vi algunas veces, antes y después de su viaje de estudios a Argentina y Perú. Allí, sin duda, aprendió mucho, pues, de verdad, hacía años no comía tan rico y no veía un sitio de donde la gente saliera más que feliz.
La Legumbrería, en el mall Indiana es un negocio con identidad, no como muchos que montan hoy con extensas cartas con platos tanto de Sonsón como de Miami. Cada semana cambia su carta según lo mejor que va encontrando en los mercados aunque mantiene algunos platos como el entrecote y las costillas braseadas que son un espectáculo. A este cocinero me le quito el sombrero porque, además, ha sabido exaltar con maestría algunos alimentos casi siempre detestables como la arracacha y la batata que allí saben a gloria.
Tanto elogio es buscando que los estudiantes de cocina que pululan hoy en la ciudad y tanto inversionista que sin saber nada del sector de la restauración se mete en esto tan duro de abrir restaurantes, lo visiten para que entiendan que la fórmula no es matarse estudiando para después salir a regalar el trabajito; lamentablemente para muchos negocios su mayor virtud es el bajo precio y tarde que temprano se dan cuenta de que no es el camino. A su vez, para que los inversionistas entiendan que de las cartas extensas en donde se refleja pura envidia por los negocios exitosos, no queda más que un montón de comida para botar o reciclar en platos del día.
John David, mis respetos, sos un chef sensacional. Escríbanme a [email protected]
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Clericot envenenado con vodka
Clericot envenenado con vodka
Para Álvaro Molina en el campo de las artes culinarias y Andrés Sierra en la fotografía, La Cama está servida, Recetas para jugar con su amante, surgío del anhelo de materializar sus conocimientos y experiencias profesionales en un libro. Este texto combina una sensual historia, recetas gastronómicas cargadas de erotismo y provocativas imágenes que invitan a volar la imaginación.
Diseñado por Jaime Andrés Londoño “Mito”, con el apoyo de Maria Fernanda Calderón el libro tiene un tiraje de 500 ejemplares, un exclusivo número que le da valor y lo convierte en un objeto para atesorar.
Mientras sus autores ya están planeando la elaboración de una segunda parte, que posiblemente se llevará cabo en Argentina, ya está en venta La Cama está servida, Recetas para jugar con su amante. Tiene un costo de cien mil pesos y los interesados pueden solicitarlo a domicilio en Vivir en El Poblado, en el teléfono 268 2758.
Para nuestra tradicional receta semanal de la Buena Mesa, Vivir en El Poblado tomó de este libro, el Clericot envenenado con vodka. Es una de las clásicas de Álvaro Molina y una bebida que, según su creador, “primero da risa y luego calores”.
Ingredientes (para preparar una jarra de un litro – ocho copas-)
Diez fresas.
Una manzana.
Una pera.
Un durazno.
Una copa de vodka Absolut.
Una botella de vino blanco.
Procedimiento
Pique las fresas, la manzana, la pera y el durazno y viértalas en un mismo recipiente. Bañe las frutas con la copa de vodka Absolut y póngalas a congelar. Para servir, mezcle en una jarra las frutas congeladas con una botella de vino blanco muy helado. Deje reposar la mezcla durante cinco minutos, mientras el vodka empieza a envenenar el vino.
Lo puede servir en copas grandes o jugar a comerse la fruta. Los agradables efectos secundarios serán más intensos a mayor cantidad de vodka. Un vino tipo Chardonnay le va perfecto a la piel y los labios.
*Nota: Nuestras recetas de La Buena Mesa son elaboradas por expertos de la cocina, con conocimiento en el manejo de alimentos y en sus técnicas de preparación. Las recetas han sido ensayadas por ellos mismos con utensilios profesionales y los resultados en casa están sujetos al conocimiento gastronómico, de ingredientes y uso de herramientas adecuadas.
Todos somos iguanas verdes
Al gobierno colonial de Puerto Rico, “territorio anexo” de los E.U. que no es Estado como tal porque es “hispanic”, “latino”, esto es, despreciable, y sólo les sirve como muelle de grandes buques de turismo, casinos flotantes y estación de bronceado, a ese gobierno, digo, se le ocurrió en febrero la idea portentosa de ordenar la matanza del 80 por ciento de la población de iguanas verdes que, según la ley que empezará de inmediato en esta Cuaresma, infestan la isla, acaban con la agricultura y gran variedad de insectos, son una plaga maldita y, lo peor de todo, no son las pobres iguanas “originarias” de allí. Suponiendo que todo lo dicho primero sea una vil calumnia, lo último es la más grande de las mentiras porque desde los tiempos de antes de Colón y sus mercenarios la iguana verde pululaba a sus anchas desde los pantanos de la Florida y las islas del Caribe, y en tierra firme desde México hasta el sur del Brasil y el Uruguay. La iguana verde es el símbolo flamante de nuestra Ecopetrol como señal de ambiente limpio y ecología fantástica, pero -detrás de la dudosa intención de que sea el sello de una de nuestras empresas “modelo”-, a través de toda la historia de la conquista, la colonia y la modernidad se esconde una de las más calculadas masacres de animalillos indefensos en el devenir del subcontinente. La criatura verde puede alcanzar metro y medio cuando adulta, vive en los árboles junto a los ríos, no molesta a los vecinos, se defiende con un coletazo cuando la atacan, o se zambulle en los charcos, pero sus hembras tienen la desgracia de albergar en tiempos de preñez una cantidad de huevos que -también desde días sin memoria- los nativos han sabido explotar con crueldad, amarrándoles patas y manos a su lomo, abriéndolas en canal y raspándolas para luego arrojarlas vivas a los matorrales o torrentes. Una muestra de la innata sabiduría de nuestra especie “alien”. Pero no sólo de los huevos se aprovechan los humanoides, también de sus pieles, dientes, uñas, todo, cuando la temporada cuaresmal se aleja: su carne azul es la mejor para los tamales en ciertas zonas mexi-colombianas, la piel es codiciada para carterillas y menuderas en París-Cibeles donde no eres nadie si no llevas tu provisión de polvo blanco en uno de estos bolsicos “hispanics” que nadie regula. La ley para matar al 80 por ciento de las iguanas verdes, para vender la carne a medio dólar la libra, debe entenderse como una orden que debe cumplirse en todo el Sur para no quedarnos atrás. Curioso: el gran peligro o “mico” legal envuelto allí es la falsedad de que ello se hace porque, repiten, esa especie no es “nativa”. Si gran parte de los pobladores de este territorio vinimos escondidos en un galeón español, somos ahora el objetivo seguro de los que propugnan por la improbable pureza de razas en animalitos y humanos. De seguir así, las próximas temporadas de caza-USA no serán de iguanas sino de mestizos, ya que los candidatos de ultraderecha anuncian campantes que acabarán con los pobres y seguirán con las clases medias, tan estorbosas, tan malhabladas. Acordáos de mí cuando Mitt o Santorum erijan su nuevo Santuario Blanco, y ante éste peregrinemos desollados clamando por una amnistía de miseria.
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Autoridades ¿Bipolares?
Test para buenos observadores: ¿En qué se parecen a) las estrechas callejuelas del colonial barrio La Candelaria en Bogotá, b) la vía interna del Centro Comercial El Tesoro y c) la doble calzada de Las Palmas?
En que la velocidad máxima permitida es la misma: 30 Km/h.
¿Y en qué se diferencian? En que a) y b) fueron diseñadas para tráfico muy lento, están repletas de resaltos y cruces peligrosos y a nadie se le ocurre –ni nadie puede- ir más rápido.
En cambio, c) fue diseñada como una vía de circulación rápida, como cualquier otra doble calzada del mundo. Obvio, pues es la principal vía al aeropuerto, mínimo por los próximos 5 años. Pero está sembrada y tapizada de señales de 30 Km/h. Lo mismo que a) y b) pero sin los resaltos.
Resulta que en esta ciudad no se controlan límites de velocidad menores de 60 Km/h. En otras palabras, usted osa ir a 70 por una vía de límite 60 y cuando llega a su casa ya lo espera la fotomulta. Y está obligado a ir a curso por irresponsable y para que aprenda, por las buenas y por las malas, que ¡esta es una ciudad seria y aquí las señales se respetan! ¡Hay que reducir como sea la accidentalidad!
Pero usted va a 100 en vías repletas de señales de 30 –subiendo o bajando por Las Palmas o Los Balsos, por ejemplo- y no pasa nada.
A ver, pensemos un momento… si una vía está llena de señales de 30, ¿no es precisamente porque la autoridad de tránsito, en su sabiduría, concluyó que es mucho más peligrosa que una con señales de 60? ¿No es elemental?
En una ciudad seria, sí. En Medellín no. Tal vez aceptaron que exigir un máximo de 30 Km/h en Las Palmas y en otras vías importantes es tan, pero tan irreal, que con gran pragmatismo optaron por ignorarlo. Igual que todos los conductores.
Como si el Tránsito fuera bipolar: Una parte de su cerebro le dicta que ¡huy, qué peligro, reduzcan accidentes! ¡Pongan señales de 30 por todas partes! Y luego la otra le dice que fresco… no vale la pena… que la gente haga lo que quiera…
Minuciosos y sicorrígidos con las de 60, ciegos y relajados con las de 30.
¿Qué logran con tal incoherencia? Confundir a la ciudadanía, insultar su inteligencia, aumentar los accidentes (¡es más peligroso circular a 30 que a 60 en una vía de doble calzada!). Y claro, quitarle seriedad a todo el sistema, que se vuelve objeto de burla y de infracciones.
¿Podría alguien del Tránsito explicar la lógica de esto? Es lo mínimo, ante una afrenta tan evidente a la ciudadanía. Y al sentido común.
Y ya que están en eso, ¿podrían por favor intentar un mínimo de control a las motos y cuatrimotos que han convertido Las Palmas en su pista de carreras privada? ¿Podría un directivo del Tránsito circular por ahí los jueves por la noche y verlo con sus propios ojos?
¿Podría hacer el trayecto entre La Fe y el peaje un domingo a las 6 PM para verlos zigzaguear a altísima velocidad, justo en el momento de la semana con mayor tráfico? Si pudiéramos ser más exigentes con quienes nos regulan, los ciudadanos deberíamos mandar a curso a nuestras autoridades: Título del curso: Coherencia y sentido común para dummies.
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Una conversación de amor con Fernando Vallejo
Viaje a los recuerdos con un Fernando Vallejo que no ha dejado de ser como siempre fue: sensible, cálido y gozón
“Yo creía que esto iba ser una conversación de amor”, me reprocha el más irreverente e iconoclasta de los escritores de habla hispana, cuando observa mi frenética búsqueda de la grabadora para hacer la entrevista.
En la sala de la casa de su familia, tengo claro que entrevistarlo no va a ser fácil. De hecho, no lo hago. No deja. Menos mal, porque no quiero caer en lugares comunes, preguntándole lo de siempre: sobre el supuesto odio por Colombia, sobre sus peleas con la Iglesia, sobre su amor-odio por Medellín. Más de lo mismo.
Por deseo suyo, la conversación gira alrededor de mis recuerdos de infancia. No me recibe por ser periodista. Mis padres y sus padres, Aníbal Vallejo y Lía Rendón, se conocían desde jóvenes y, en los 60, compraron fincas aledañas en Támesis. La de ellos era La Cascada, la misma que menciona en su libro Mi hermano el alcalde. Me recibe con la dulzura que vi en él cuando yo era una niña y él era uno más de los nueve hijos de los vecinos.
Fernando Vallejo era alto, buen mozo pero, sobre todo, encantador. Casi siempre llevaba gafas deportivas que se quitaba para saludar con simpatía mientras avanzaba por el corredor de nuestra casa, donde solía sentarse a jugar ajedrez con mi mamá. “Fernando me pone los pelos de punta”, decía ella feliz y nerviosa, porque él era un gran contrincante. Era un depredador, no perdonaba ficha; se las comía en medio de un escándalo de carcajadas, gritos y brincos sobre la silla. A cada ficha perdida, mi mamá también gritaba, pero del susto. Verlos jugar ajedrez, invisible y callada, al lado del tablero, era para mí uno de los momentos más emocionantes de las vacaciones.
Ahora le digo que, por recuerdos así, nunca he logrado conciliar la imagen hosca, huraña y amargada que han replicado los medios, con la de aquel ser dulce, sensible y gozón. “Yo siempre soy igual”, replica. “Todo es mamando gallo. Casi siempre estoy mamando gallo de verdad”.
Como gran infidencia, le hablo del temor de mis hermanos cada vez que sale un libro suyo. “Por esta vez nos escapamos”, respiramos tranquilos al terminar de leer y corroborar que no menciona a los vecinos conchudos que iban todos los días a bañarse a la piscina de La Cascada. Si no tiene inconveniente para referirse a su madre como “la loca” y a su hermano menor como “el gran güevón”, sabemos que no tendría reparos para volvernos trizas. La nuestra es una vergüenza tardía y colectiva. Para mi sorpresa, ni a él ni a Aníbal, su hermano, presente en esta conversación, les molestaron jamás nuestras visitas. Le refiero que una vez Lía (“la loca”) nos recibió con cepillos de dientes viejos para que ayudáramos a lavar la piscina vacía. Mi hermano mayor, que nunca se había bañado en la piscina y que ese día fue obligado por nosotros, tuvo que tragarse la dignidad y sumarse a la tarea. Aníbal y Fernando se disculpan, con casi medio siglo de retraso, por algo de lo que no fueron conscientes, y cuentan historias similares de su mamá, quien tenía la costumbre de poner a hacer oficio a cuanta visita llegara.
Fernando Vallejo no me deja anotar nada, pero él sí lo hace: datos, nombres, detalles, recuerdos. Cuando le cuento la reacción de mi madre, la vez que a Lía le dio por desacomodar a su familia y marcharse a vivir a Cartagena: “Ve, pues… a Lía dizque la llamó el mar”, dice que eso está bueno para un título: “A la que llamó el mar”. Lía adoraba el agua, tenía el capricho de hacerse construir una piscina en todas las casas donde vivía y se pasaba horas enteras flotando de espaldas.
Fernando Vallejo me sigue entrevistando. En Támesis, las dos familias solían pasar el Año Nuevo juntas, una vez en su finca y otra en la nuestra. Ahora le reclamo, en nombre de mi madre muerta, por ese 31 que nos dejaron con los tamales hechos. “Cómo así que no fuimos, debe ser que no supimos que estábamos invitados… qué pena”, se disculpa una vez más y goza como niño cuando me quejo de que todavía estamos comiendo “los tamales de los Vallejo”, recuerdo que reaparece cada vez que alguien invita y lo dejan con la comida preparada. Se conmueve cuando le cuento que Silvio, su hermano, le rompió una pata a un ternero. Fue durante un fin de año en La Cascada. Ni Fernando ni Aníbal estaban presentes. Silvio era más loco que una cabra y le dio por ponerle al ternero el bluyín que le había traído el Niño Jesús. La historia dibuja en el rostro de Vallejo un gesto de dolor. Para un férreo defensor de los animales, quien ha donado las ganancias de sus premios literarios a la Sociedad Protectora de Animales, presidida por su hermano Aníbal, esa crueldad despierta una profunda compasión.
Cuando hablamos de personas, es difícil que exprese emociones semejantes. Si insisto en entrevistarlo, se pone a la defensiva. Pero a veces responde. Dice que no ha roto ni le han roto el corazón, que sólo escribe cuando está en México y que en la Feria del Libro de Bogotá presentará la biografía de Rufino José Cuervo. Al final sólo hay una charla cariñosa de viejos vecinos y un abrazo tierno. Mi percepción de niña todavía es acertada. Aquel hombre al que la inteligencia se le desbordaba, ese muchacho sensible, cálido y gozón, sigue vivo debajo de la máscara del insigne irreverente.
“Nunca escribo en Colombia”

Eso contesta Fernando Vallejo cuando le preguntamos si recuerda la última frase que escribió. Nacido en Medellín en 1942, inició Filosofía y luego se licenció en Biología en la Universidad Javeriana. Estudió cinematografía en Roma, en la Escuela Experimental de Cinecittá. En 1971 viajó a México. Allí trabajó como guionista y director cinematográfico y posteriormente se dedicó a la literatura. En 2007 obtuvo la nacionalidad de ese país. Es autor de Logoi, Los días azules, El fuego secreto, Los caminos a Roma, Años de indulgencia, El mensajero, Entre fantasmas, La Virgen de los sicarios, Chapolas negras, La tautología darwinista, El río del tiempo, El desbarrancadero, Mi hermano el alcalde, Manualito de imposturología física, La puta de Babilonia y El don de la vida.
En el año 2003, obtuvo el Premio Rómulo Gallegos y en noviembre pasado recibió el Premio FIL de Literatura 2011, en la Feria internacional del Libro en Guadalajara. El jurado lo destacó como “una figura verdaderamente original de la literatura en castellano” y como “un escritor que expresa su emoción con la voz de un artista en el que coinciden la realidad de un mundo raro con la imaginación”.
Ajeno a la violencia
Donde llega, llena plaza. Cuando Fernando Vallejo abre la boca los universitarios deliran y los medios de comunicación multiplican cuanta frase emite. Diga lo que diga, generalmente suscita esa polémica que agudiza amores y odios. Son célebres sus diatribas contra la Iglesia, su defensa de los animales, las referencias a su gusto por los muchachos y sus quejas contra la violencia en Colombia. Le preguntamos si lo ha afectado la violencia del narcotráfico en México. “Al D.F la violencia aún no llega”, asegura.
Nada que ver
A Fernando Vallejo le encanta hablar con los taxistas, con la familia y con sus amigos. Dice que no volvió a leer, y que solo lo hizo recientemente mientras estaba escribiendo el libro sobre Rufino José Cuervo. Tampoco volvió a cine y asegura que ha perdido visión. En su reciente estadía en Medellín, también lo encontramos en el Café Vallejo, establecimiento de su familia en la Avenida Jardín. Su visita no pasó desapercibida y sus seguidores lo aprovechaban para que les autografiara sus libros.
Por Luz María Montoya Hoyos
Remedios contra la pérdida del alma
Según Gabrielle Roth, si tú vas donde un chamán y te quejas de estar descorazonado, desanimado o deprimido, te hará cuatro preguntas: ¿Cuándo paraste de bailar?, ¿cuándo paraste de cantar?, ¿cuándo perdiste el encanto por las historias?, y ¿cuándo dejaste de encontrar confort en el territorio del silencio?”
De acuerdo con la misma autora, cuando dejamos de bailar, cantar, ser encantados por historias o de encontrar confort en el silencio, experimentamos lo que se llama una pérdida del alma. Estos cuatro remedios son pilares fundamentales para una vivencia más plena. El estatus terapéutico lo confiere la actitud con que los abordamos. Pienso en el dios Shiva, cuya imagen más venerada es la de un bailarín cósmico. Es un dios danzante y el universo es su danza. Celebra la danza como metáfora fundamental de una vida que es movimiento, flujo, éxtasis, celebración y cuerpo. Debemos permitirse un espacio íntimo para explorar su propio cuerpo, sus propias polaridades, sus propias lógicas a partir de la danza espontánea, desprogramada, caótica y personal.
Propongo espacios de danza y celebración. Una danza sentida, para adentro, consciente, con los ojos y los sentidos abiertos. Una danza dirigida por el alma y no por el afán de seducir, agradar o seguir normas.
Propongo el canto en la ducha, en el carro, en la oficina. No importa la tesitura, la afinación o el tipo de voz. Somos cantantes por naturaleza. Hablo de la necesidad de valorar espacios personales de canto. Canto, eso sí, a todo pulmón, canto sentido, para sacar al aire las resonancias del alma.
Propongo asesinar la Historia para recuperar las historias. Debemos volver a ligar la vida de cuentos, leyendas, mitos contemporáneos y personajes. Hay que recuperar espacios personales para escribir y contar. La historia no es el chisme denigrante, ni la palabra vacía del bar, sino el relato de imágenes que tocan el corazón. No es historia, otra vez, para seducir o capturar, sino para rebelarnos y revelarnos, para mostrarnos frente al otro, para encontrarnos y tejer mundos personales e interpersonales. Las tradiciones llaman a estas historias “palabra viva”.
Por último, propongo espacios de silencio. Aquí está la falencia contemporánea más grande. No hablo del silencio televisado ni el computarizado. Propongo un silencio con alma, con ojos y sin distracciones. Momentos en los que desdibujamos los lugares que habíamos habitado y nos reinventamos y reencontramos. Nadie que haya pasado un verdadero proceso de silencio ha salido sin transformarse. He aquí cuatro remedios que están a la mano para recuperar el alma y el corazón que se pierden entre el afán y las oficinas.
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La Policía pide colaboración
La Policía pide colaboración
Después de escuchar quejas y denuncias de la ciudadanía, así como del Concejo de Medellín, estas son las últimas novedades sobre seguridad en la comuna
La comunidad sigue preocupada por la inseguridad. Circulan nuevas historias, como el reciente tiroteo entre ladrones y agentes de Policía en el sector de San Diego. La Policía registra varias capturas por porte ilegal de armas y hurto, así como la recuperación de elementos robados. Informa que no se han registrado homicidios en El Poblado en 2012.
El comandante de la Estación Poblado, teniente coronel Fabio Rojas, dijo que los casos de mayor atención son el hurto callejero y la situación de extorsión que se presentó a principios de febrero en la Vía Primavera. Entre el primero de enero y el 20 de febrero se reportaron 22 capturas en El Poblado, por casos que la Policía determina como relevantes. La mayoría de objetos recuperados ha sido regresada a sus dueños. Se informó, igualmente, que fue capturado el responsable de varias violaciones.
Los atrae El Poblado
Según el comandante Rojas, la delincuencia busca barrios como El Poblado, por su nivel socio-económico. “Lo que pasa en la ciudad y en otras comunas influye aquí porque vienen a robar. Varios cabecillas han sido capturados y extraditados, los muchachos quedan sueltos y a su vez son jefes de otros”, analizó Rojas.
Después del debate en el Concejo, sobre problemas como el ruido, la informalidad, la prostitución y drogadicción en El Poblado, el comandante Rojas afirmó que es el deber de la Policía atender todos los campos, pero reclamó denuncias y colaboración ciudadana. “La seguridad es un tema para todos. Yo no puedo darle prioridad al comercio, ni descuidar el sector residencial. Insistió en la necesidad de prohibir el parrillero en las motos para evitar más atracos.
Unidos contra la extorsión
Después de las visitas a algunos locales de la Vía Primavera, por parte de jóvenes que exigieron 50 mil pesos por la supuesta seguridad, la Policía confirmó que los tiene identificados y que reforzó el patrullaje. “No hemos tenido nuevas denuncias de cobros de este tipo. No son fantasmas, sabemos quiénes son. Nos falta la denuncia formal pero creo que vamos a tener un buen resultado”, dijo el comandante.
Un comerciante del sector informó que hace días no ven nada sospechoso y que esperan la instalación de una carpa para ubicar allí policías. El Gaula investiga el caso y ha programado conferencias con la comunidad, para prevenirla contra el secuestro y la extorsión.
Capturado violador
Después de un proceso en el que participaron la Policía y una Unidad Investigativa de Delitos Sexuales y Trata de Personas de la Sijín, fue capturado Sleiban Osorio Patiño, responsable de cinco violaciones en los sectores de La Aguacatala e Industriales.
Según el comandante de Policía de la Estación Poblado, teniente coronel Fabio Rojas, “asignamos a una especialista en esta clase de delitos sexuales para que hablara con las víctimas, para luego avanzar en la investigación y en el perfil del delincuente. Juntamos las informaciones y establecimos su vocabulario, los tiempos, su horario y los sitios donde sometía a sus víctimas”, dijo.
Después de registrar esas características, en conjunto con la Sijín Seccional se procedió a vigilar los lugares a diferentes horas, y avanzar en los acercamientos con la Unidad de Investigación de Delitos Sexuales de la Fiscalía, para completar el acervo probatorio y emitir su captura. Las víctimas reconocieron al sujeto.
Cuestión de lenguaje
Cuestión de lenguaje
La reflexión sobre el deterioro de nuestros valores como sociedad apenas está por empezar
Cada edición de nuestro periódico trae implícita una reflexión sobre nuestro oficio, sobre los valores que queremos defender y promover, y sobre el papel que cumplimos en la sociedad. Nuestra edición número 462, que circuló el pasado 16 de febrero, planteó retos e inspiró reflexiones de un interés especial.
Estábamos preparando un informe sobre la presión social que hay detrás de la moda de los implantes de senos. El informe giraba en torno a las reflexiones de una joven geóloga que ofrecía una mirada crítica al fenómeno. Más allá del drama que miles de mujeres están viviendo, a causa de unos implantes de seno defectuosos, queríamos señalar la gravedad de una tendencia que es reflejo de una crisis de valores y revela un problema de salud pública necesitado de atención.
Cada día cientos de mujeres en Colombia arriesgan la vida por ajustarse a modelos de belleza impuestos por los medios y por prácticas sociales que convierten a la mujer en objeto. Presionadas por sus familias, por novios y amigos, jovencitas incapaces de medir las consecuencias de lo que hacen se embarcan en el viaje sin retorno de las cirugías estéticas. En medio de la gravedad de ese problema, nos vimos envueltos en la reflexión sobre el título que se impuso para el informe, la pregunta de un chico a su novia: “¿Qué marca son tus tetas?”
Por un momento pensamos en “dorar la píldora” y buscar alternativas que pudieran ser menos polémicas. Pero el informe mismo nos mostraba la doble moral que hay implícita en el hecho de que algunas personas se ruboricen a la hora de pronunciar la castiza palabra tetas, pero no tengan problema para empujar a sus hijas a embutirse objetos peligrosos en el cuerpo para aumentar las oportunidades de conseguir marido.
Como periodistas atentos al momento en que ocurre la historia, no podíamos dejar pasar desapercibida esa pregunta que anuncia la deshumanización de las personas y del cuerpo, esa casa del alma que sigue siendo sagrada, aunque algunos insistan en lo contrario. Vivir en El Poblado aspira a entablar con sus lectores un diálogo serio, inteligente y con criterio. Esto ha quedado demostrado con las reacciones positivas que ha generado nuestro informe.
El Ministerio de Salud anunció que costeará el retiro de los implantes defectuosos. Para las mujeres afectadas por esa situación, quedan aún preguntas por responder. Para todos, la reflexión sobre el deterioro de nuestros valores como sociedad apenas está por empezar.
Cuestión de lenguaje
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La reflexión sobre el deterioro de nuestros valores como sociedad apenas está por empezar
Cada edición de nuestro periódico trae implícita una reflexión sobre nuestro oficio, sobre los valores que queremos defender y promover, y sobre el papel que cumplimos en la sociedad. Nuestra edición número 462, que circuló el pasado 16 de febrero, planteó retos e inspiró reflexiones de un interés especial.
Estábamos preparando un informe sobre la presión social que hay detrás de la moda de los implantes de senos. El informe giraba en torno a las reflexiones de una joven geóloga que ofrecía una mirada crítica al fenómeno. Más allá del drama que miles de mujeres están viviendo, a causa de unos implantes de seno defectuosos, queríamos señalar la gravedad de una tendencia que es reflejo de una crisis de valores y revela un problema de salud pública necesitado de atención.
Cada día cientos de mujeres en Colombia arriesgan la vida por ajustarse a modelos de belleza impuestos por los medios y por prácticas sociales que convierten a la mujer en objeto. Presionadas por sus familias, por novios y amigos, jovencitas incapaces de medir las consecuencias de lo que hacen se embarcan en el viaje sin retorno de las cirugías estéticas. En medio de la gravedad de ese problema, nos vimos envueltos en la reflexión sobre el título que se impuso para el informe, la pregunta de un chico a su novia: “¿Qué marca son tus tetas?”
Por un momento pensamos en “dorar la píldora” y buscar alternativas que pudieran ser menos polémicas. Pero el informe mismo nos mostraba la doble moral que hay implícita en el hecho de que algunas personas se ruboricen a la hora de pronunciar la castiza palabra tetas, pero no tengan problema para empujar a sus hijas a embutirse objetos peligrosos en el cuerpo para aumentar las oportunidades de conseguir marido.
Como periodistas atentos al momento en que ocurre la historia, no podíamos dejar pasar desapercibida esa pregunta que anuncia la deshumanización de las personas y del cuerpo, esa casa del alma que sigue siendo sagrada, aunque algunos insistan en lo contrario. Vivir en El Poblado aspira a entablar con sus lectores un diálogo serio, inteligente y con criterio. Esto ha quedado demostrado con las reacciones positivas que ha generado nuestro informe.
El Ministerio de Salud anunció que costeará el retiro de los implantes defectuosos. Para las mujeres afectadas por esa situación, quedan aún preguntas por responder. Para todos, la reflexión sobre el deterioro de nuestros valores como sociedad apenas está por empezar.
Cuestión de lenguaje
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La reflexión sobre el deterioro de nuestros valores como sociedad apenas está por empezar
Cada edición de nuestro periódico trae implícita una reflexión sobre nuestro oficio, sobre los valores que queremos defender y promover, y sobre el papel que cumplimos en la sociedad. Nuestra edición número 462, que circuló el pasado 16 de febrero, planteó retos e inspiró reflexiones de un interés especial.
Estábamos preparando un informe sobre la presión social que hay detrás de la moda de los implantes de senos. El informe giraba en torno a las reflexiones de una joven geóloga que ofrecía una mirada crítica al fenómeno. Más allá del drama que miles de mujeres están viviendo, a causa de unos implantes de seno defectuosos, queríamos señalar la gravedad de una tendencia que es reflejo de una crisis de valores y revela un problema de salud pública necesitado de atención.
Cada día cientos de mujeres en Colombia arriesgan la vida por ajustarse a modelos de belleza impuestos por los medios y por prácticas sociales que convierten a la mujer en objeto. Presionadas por sus familias, por novios y amigos, jovencitas incapaces de medir las consecuencias de lo que hacen se embarcan en el viaje sin retorno de las cirugías estéticas. En medio de la gravedad de ese problema, nos vimos envueltos en la reflexión sobre el título que se impuso para el informe, la pregunta de un chico a su novia: “¿Qué marca son tus tetas?”
Por un momento pensamos en “dorar la píldora” y buscar alternativas que pudieran ser menos polémicas. Pero el informe mismo nos mostraba la doble moral que hay implícita en el hecho de que algunas personas se ruboricen a la hora de pronunciar la castiza palabra tetas, pero no tengan problema para empujar a sus hijas a embutirse objetos peligrosos en el cuerpo para aumentar las oportunidades de conseguir marido.
Como periodistas atentos al momento en que ocurre la historia, no podíamos dejar pasar desapercibida esa pregunta que anuncia la deshumanización de las personas y del cuerpo, esa casa del alma que sigue siendo sagrada, aunque algunos insistan en lo contrario. Vivir en El Poblado aspira a entablar con sus lectores un diálogo serio, inteligente y con criterio. Esto ha quedado demostrado con las reacciones positivas que ha generado nuestro informe.
El Ministerio de Salud anunció que costeará el retiro de los implantes defectuosos. Para las mujeres afectadas por esa situación, quedan aún preguntas por responder. Para todos, la reflexión sobre el deterioro de nuestros valores como sociedad apenas está por empezar.
Una tarde verde en Bernavéu
Una tarde verde en Bernavéu
Goles a raudales silenciaron a la parcialidad local en el estadio Centenario, de Montevideo. Mientras que, a miles de kilómetros de distancia, se desataban los gritos de euforia de los hinchas del Atlético Nacional, quienes veían como su equipo vapuleaba al histórico Peñarol. Muchos fueron los bares invadidos por los seguidores del campeón actual del fútbol colombiano, uno de esos sitios fue Bernavéu, en Río Sur. Allí la fanaticada celebró la paliza inflingida a los uruguayos y la promisoria campaña del verde en la Copa Libertadores 2012.
Manuela Hinestroza, Daniel González
Diego Alejandro Duque, Carlos Mauricio Duque
Steve García, Heidi Zambrano
Camila Zapata | Celebración del primer gol de Nacional vs. Peñarol |
Farley Hoyos
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María Fernanda Zapata
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El regreso de Alejo
El regreso de Alejo
Tras una larga y provechosa gira de conciertos por Latinoamérica, el cantautor Alejo García regresó para actuar ante los suyos.
La presentación se llevó a cabo en los bosques de la Reserva Natural Montevivo, en Santa Elena. Armado con su inseparable guitarra, y otros cuantos instrumentos, el artista antioqueño interpretó, frente una concurrida fogata nocturna, temas de sus tres discos anteriores, además de un adelanto de su nuevo álbum, Americanito. Fue un recital íntimo, donde hubo espacio para anécdotas de sus viajes por Suramérica, unos vinos y la participación vocal del público en una de las canciones.
Para conocer más acerca de la música de Alejo García visite www.alejogarcia.com
Zulema Ramírez, Adriana Rivera, Zulema Velásquez, Laura Pandiani
Alejo García, Carolina Lopera | Jerson Montoya, Nancy Múnera |
Diana Toro, Charly Mejía
La Cubanita al Son de La Nubia U
La Cubanita al Son de La Nubia
Un noche de viernes, de buena salsa y son cubano se vivió en La Cubanita. La banda protagonista o responsable de prender la rumba en este bar de La Strada, fue el Son de la Nubia, grupo que viene ganando adeptos entre los salseros de la ciudad, y que puso a bailar a todos con sus originales interpretaciones de clásicos del hoy y el ayer.
Lucero Ángel | Diego David |
Ignacio Durango, Vanessa Franco
Mery Ballesteros, Mari Durango, Tania Mendoza, Joaquín Chiquito
Tan fuerte, tan cerca
Tan fuerte, tan cerca
Oskar, un chico de 11 años descubre una llave entre las pertenencias de su padre fallecido, desatando una búsqueda por la cerradura correspondiente. Estreno 24 de febrero.
La invención de Hugo Cabret
La invención de Hugo Cabret
Un niño huérfano, que vive en una estación de tren de París, encuentra una máquina rota con la que comienza una mágica aventura. Estreno 24 de febrero.
De remate en El Campestre
De remate en El Campestre
En el Gran Salón de la sede en Medellín, socios e invitados disfrutaron a todo timbal del remate de corrida del Club Campestre. Alrededor de doscientos taurinos y muchos otros, más interesados en la rumba que en el espectáculo de la fiesta brava, se gozaron esta animada velada que tuvo de todo un poco: la orquesta de música tropical Caribay, papayera y grupo de mariachis.
Cristian Cock, Gloria García, Carlos Eduardo Vélez
Claudia Sánchez | Dora Restrepo, Gabriel Soto |
Samia Taleb
Savannah, ahora en Palms Avenue
Savannah, ahora en Palms Avenue
Con el regocijo de sus socios y una asistencia de más de cien invitados, se llevó a cabo con gran éxito el lanzamiento de la nueva sucursal del restaurante bar Savannah, que se suma a la existente en Llanogrande. Esta nueva sede, ubicada en el mall Palms Avenue, tiene una novedad en la carta. Los comensales encontrarán, además de los distintos asados a la parrilla que han hecho célebre a este negocio gastronómico, platos típicos colombianos como la bandeja paisa, la posta cartagenera o la chuleta valluna. Fue una celebración ambientada con jazz, donde los presentes recibieron múltiples detalles por parte del restaurante y Club Colombia.
Julio Uribe, Vanessa Vélez
Nicolás Pulido | Alex Dueñas, Elsa María González |
Carolina Velázquez
Dani Del Corral en Kukara
Dani Del Corral en Kukara
La nueva “niña buena del rock”, Dani Del Corral, se lució en su concurrido recital, llevado a cabo en la discoteca Kukaramakara, en Río Sur. La compositora e intérprete de los sencillos “Algo Especial” y “Solo un Después”, presentó la mayoría de las canciones que harán parte de su primer álbum. Este disco, cuyo título provisional es Sabré Esperar, estará a la venta al final del año. El concierto tuvo como telonero a Juan José González, del grupo pop La Avenida, y fue, además, una alegre despedida para la artista: dentro de poco se radicará en México, donde continuará con su promisoria carrera musical.
Dani Del Corral
Juan Jose González | Laura Botero |
Pedro Uribe | Natalia Saldarriaga |
María Adelaida Alzate, Marcela Serna, Carolina Fajardo
Los Cuatros Elementos
Los Cuatros Elementos
Con una nutrida asistencia de artistas, empresarios y amigos, fue inaugurada en la Cámara de Comercio de Medellín (sede de El Poblado), Los Cuatro Elementos, exposición de la experimentada fotógrafa Carmen Posada. Rojos intensos en atardeceres, texturas en las montañas pintadas por la nieve, colores que las nubes se roban del sol, entre otros detalles, enriquecen los paisajes que integran la muestra.
Las obras de quien es directora desde 1993 de la Bienal Salón Colombiano de Fotografía y representante para Colombia de la International Federation of Photographic Art (FIAP), estarán exhibidas hasta el viernes 2 de marzo.
Carmen Posada
Juan Fernando Mesa, Iván Gómez, Vicky Correa
Jorge Cadavid | Margot Arango, Maribel Salazar |
Luis Fernando Peláez, Jorge López, Germán Jaramillo
Corona 2012 para Todos
Elemental, Natura, Antique, Reflexión, Twist e Indigo son las seis tendencias que inspiran las diferentes líneas que conforman Corona 2012 para Todos, la más reciente colección de vajillas de Corona. Esta nueva propuesta llega para darle vida a la mesa de los hogares con una fascinante combinación de tonalidades, texturas, formas y modernos diseños.
Amor chino
Amor chino
Entre más distantes sean los objetos relacionados, más potente resulta la obra
Opinión de Carlos Arturo Fernández U.
No es solo que ahora las obras de arte sean raras con respecto al pasado. Muchas cosas más cambian en la producción de los últimos dos siglos; tantas, que no es exagerado afirmar que desde finales del 18 nos enfrentamos con perspectivas nuevas en la concepción del arte, de los artistas, de su papel en la sociedad y de su forma de trabajar.
Antes, el artista creía desarrollar una actividad natural, surgida espontáneamente de sus habilidades para manejar las técnicas artísticas, y que era guiada por la inspiración. Por el contrario, en el contexto contemporáneo la producción hace patentes las inquietudes de sus creadores frente a las nuevas formas de entender el arte.
La abundante obra de Enrique Grau (Cartagena 1920 – Bogotá 2004) nos puede despistar: parecería revelar la actitud típica de un artista tradicional, fascinado con la exhibición de lo que puede lograr con su habilidad técnica. Sin embargo, un trabajo como “Amor chino”, en la colección del MAMM, nos obliga a descubrir otras preocupaciones.
“Amor chino”, de 33 por 47 por 29 centímetros, es la unión de objetos que Grau recoge ya hechos, pero entre los cuales define nuevas relaciones: dos manos que proceden de una imagen antigua (quizá de uno de aquellos santos de las procesiones, a los que solo se les ven la cabeza y las manos porque el cuerpo es una armazón de palo oculta por telas), una cajita de madera también antigua, en equilibrio sobre un casco de esfera, una carpeta vulgar y recargada, y una cajita del popular mentol chino sobre una hoja de publicidad con signos orientales.
Frente a este ensamblaje pueden surgir muchas de las cuestiones más cruciales del arte contemporáneo; entre otras, la más inmediata es la que pregunta qué hace que esto sea una obra de arte o, si se quiere, qué se necesita para que la unión de objetos, cada uno de ellos intrascendente, dé como resultado una creación estética. Porque si aquí lo único nuevo que el artista parece haber aportado al mundo sensible es la base roja sobre la que ubica los elementos encontrados, la esencia artística no puede ser una cosa que podamos medir y pesar sino una especie de cortocircuito estético que produce la relación entre ellos.
Los surrealistas describieron la descarga energética que constituye la obra de arte con la frase paradójica de un poeta francés del siglo 19, conocido con el seudónimo de Conde de Lautréamont: “Bello, como el encuentro fortuito de un paraguas y una máquina de coser sobre una mesa de disección”. En otras palabras, entre más distantes sean los objetos relacionados, más potente resulta la obra; contando, por supuesto, con que el artista sea capaz de crear el encuentro.
Es esa distancia poética y significativa lo que interesa en el “Amor chino” de Grau. Por una parte, está la idea romántica y abstracta del amor, presente en la unión de las manos antiguas, sin cuerpo, que recuerdan la exquisitez y las formas del gusto tradicional. Y, en la vertiente opuesta, el erotismo y el gusto kitsch del amor como consumo. La interpretación queda abierta porque, en el fondo, la vida está llena de encuentros fortuitos.
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Una Leila de regalo
Una Leila de regalo
La periodista argentina, autora de libros como Frutos extraños y Los suicidas del fin del mundo, habló en Medellín sobre su oficio
Febrero es bueno para la autoestima de los periodistas. Nos llenan de regalos, valoran lo que hacemos, aprecian nuestro trabajo. Este año también recibimos un regalo intangible que nos hizo sentir que tenemos el mejor de los oficios. En el auditorio de Comfama, nos regalaron a Leila Guerriero, una de las cronistas latinoamericanas más destacadas del momento. Leila habló de la vida cotidiana donde nacen sus historias. Como los ciegos que fueron a conocer un elefante, allí estuvimos los periodistas de Vivir en El Poblado.
Buscando el instante mágico
No pasa desapercibida. Su figura delgada, su melena crespa, la espontaneidad de su saludo y de sus gestos, entre infantiles y maduros, le confieren un aire de mujer interesante. Es inspirador oírla hablar. Nos muestra el transcurrir de una mañana, cuenta cómo se asoma a la cocina o a la ventana, cómo se desplaza hacia un estante de libros, cómo parece perder el tiempo, la mañana entera, hasta que al fin logra escribir el primer renglón. Porque resulta que no estaba perdiendo el tiempo, sino que estaba esperando, mientras rumiaba el tema, aquel instante mágico, cuando algo hace click y surge esa primera frase tras la cual el resto del artículo se escribe de corrido y el fantasma de la página en blanco se queda sin trabajo. Con la dureza del que se sabe sensible y vulnerable, pero no lo reconoce, dice que odia la sensiblería. Entiende que su papel consiste en estar allí, no para llorar con las víctimas ni para celebrar con los ganadores. Es la soledad del periodista frente a su trabajo.
Luz María Montoya Hoyos
Frescura inesperada
Una flaca fresca, de melena fresca, sonrisa fresca, lee un texto fresco que baña los deseos de escribir de un auditorio lleno. Brinda claves, consejos. Parece que no pensara, solo transcribe imágenes, sonidos, olores. Camina como un fotógrafo que no quiere perturbar, que graba imágenes ricas en detalles. El auditorio ríe con su inteligente humor. Dice que en el momento más inesperado aparece la clave. Tiene de los niños la rigurosa observación que luego riega en palabras con fresca inteligencia.
Róbinson Henao
La voz que sabe
Leila repite una frase, “su voz sabía más que ella misma”. La sencillez es evidente. La forma de vestir simple, el pelo sin peinar, las pocas joyas y un maquillaje mínimo dejan ver a una mujer que se interesa en sus textos por encima de la apariencia. Su humildad carismática le permite confesarse con el público, dejar ver sus temores y crear empatía con quienes la oyen. Su voz sabe bien lo que dice y le da un carácter decidido. Sus dudas la hacen sensible y humana.
María Camila Vásquez J.
La inspiración trivial
Su esposo es un conejillo de indias. Si sus textos generan en él las emociones que ella busca, va por buen camino. Leila vive para narrar, y narra para vivir. De humor filoso y mente perspicaz, dice que nunca se sabe a ciencia cierta qué va a disparar la inspiración. Por eso defiende la importancia de actos que podrían parecer insignificantes. No pocas veces, de ellos parten las ideas para grandes crónicas. Para ella la clave está en hallar esa mágica frase inicial.
Juan Sebastián Mora Eusse
Historias contagiosas
Leila dice que no hay un estilo ideal ni una forma determinada para desarrollar un texto, pero que siempre es necesario preguntarse: “¿Qué historia voy a contar? ¿Cómo la voy a contar?” A partir de ahí todo es claro. Dice que “hay que dejarse infectar por la calle y lo cotidiano, para luego infectar a otros”. La observación asegura detalles que pueden ser el eje de la historia. La oportunidad de escuchar a Leila permite hacer un alto en el camino para pensar cómo lo hacemos. Queda claro que el periodista debe nutrirse de todo lo que lo rodea. Se trata de dejarse infectar.
Juan Camilo Montoya Echavarría
La Tertulia Payanesa en el Fogón
Hace poco conocí un proyecto maravilloso llevado a cabo por iniciativa del exgobernador del Cauca, Guillermo González Mosquera. Él propuso a la Junta Directiva de la Corporación Gastronómica de Popayán reunir el material para editar un libro con recetas tradicionales que durante casi cinco siglos han disfrutado los comedores familiares del Cauca.
El libro fue terminado y publicado en setiembre de 2011. Es el resultado de un trabajo de investigación que recopiló y rescató “recetas que antaño deleitaron los paladares del habitante común y corriente de una ciudad que, a medida que pasan los días, va perdiendo la memoria de su identidad culinaria porque las comidas con nombres en francés, inglés, italiano o cantonés han reemplazado aquellas cuyos nombres se pronunciaban en español, quechua, nasa yuwe y misag”.
La investigación fue realizada por un grupo de amigos cocineros denominado “La Tertulia Payanesa”. Primero se dedicaron a recordar y listar aquellas comidas tradicionales, algunas de ellas desaparecidas, que acompañan sus recuerdos de niñez en las casas familiares o de los abuelos. Después, salieron a identificar personas que todavía sabían cómo hacerlas y que recordaban las técnicas de cocción y los utensilios necesarios para elaborar cada receta. A estas personas se les denomina en el libro “portadoras de la tradición”.
Luego incursionaron semanalmente en las plazas de mercado para identificar y comprar los ingredientes, acordados con anterioridad con las personas portadoras de la tradición, para realizar cada plato. Cada receta fue preparada y cocinada, y, posteriormente, su sabor y textura fueron validados con los miembros de la tertulia. Al final se recopilaron y tradujeron en recetas cerca de 70 platos o preparaciones organizadas en 7 capítulos diferentes: Amasijos, Sopas, Platos Fuertes, Ajíes y Salsas, Acompañamientos, Bebidas y Otros. Todas, ejemplos de cocina sólida y con raíces, que despiertan deseos de realizarlas una a una.
Menciono algunos de los platos: las famosas empanadas y tamales de pipián, arepas de choclo en cayana, sopa de mastas, caldo de cola, sopa de ayuno, arroz atoyao, sancocho de guineo con espinazo de cerdo, ubre a la brasa, lengua en salsa de maní, ternero nonato, tapado en olla de barro en salsa de maní, 5 tipos de Ajíes, hogao tradicional, croquetas de sesos, dulce de sidra papa, pipián de chulquin, archuchas rellenas aborrajadas, champus payanés, birimbí, etc. Cada receta contiene los ingredientes perfectamente identificados, las cantidades y procedimientos necesarios para su elaboración y fotos de cada proceso.
Después de leerlo me pregunté y les pregunto a los lectores: ¿Será posible desarrollar algo similar con la cocina de Antioquia? Tenemos suficiente material para desarrollar un proyecto de alcance similar. ¿Será que las nuevas autoridades departamentales se le miden a promover y llevar a cabo una iniciativa equivalente?
Quiero comentarles que en la Buena Mesa recibimos una comunicación de un familiar de Doña Zaida Restrepo de Restrepo, interesado en que se conserve la memoria de nuestra identidad culinaria mediante el aporte a la biblioteca de EAFIT de una copia de la primera edición del “Nuevo Manual de Cocina”, editado en 1957. Si alguien lo tiene y lo quiere donar o facilitar para fotocopiarlo, por favor entrar en contacto con la dirección de Vivir en El Poblado.
Comentarios o sugerencias sobre esta columna serán bienvenidos en [email protected]
Buenos Aires, enero de 2012.
[email protected]
Restaurante Hatoviejo
Restaurante Hatoviejo treinta de años de alta calidad culinaria y excelente servicio han hecho de Hatoviejo uno de los símbolos gastronómicos de la ciudad.
Fundado por los arquitectos Édgar Jaime Isaza, Jorge Velásquez Ochoa, César Valencia Duque y Juan Guillermo Jaramillo Correa, Hatoviejo es el lugar perfecto para dar a conocer a los foráneos los mejores platos típicos de nuestra tierra. Prueba de ello, es el premio recibido en 2011 como el mejor restaurante de Antioquia, galardón otorgado por la Revista La Barra.
En la presente edición, La Buena Mesa de Vivir en El Poblado presenta una de las muchas especialidades de Hatoviejo: el ajiaco.

Ajiaco
Ingredientes (para 10 personas)
- 6 kilos de pechuga de pollo.
- 4 litros de agua.
- 2 mazorcas enteras (500 gramos).
- 200 gramos de cilantro.
- 15 gramos de guasca.
- 25 gramos de orégano.
- 3 kilos de papa capira.
- 2.5 kilos de papa criolla
- 1.5 kilos de papa nevada.
- 25 gramos de tomillo.
- 70 gramos de caldo de gallina.
- 2 cebollas blancas.
- 2 dientes de ajo.
- Sal.
Acompañamientos
- 1 kilo de arroz blanco.
- Arepas blancas y de mote.
- Crema de leche.
- Alcaparras.
- 2 kilos de aguacate.
Ponga a hervir el agua en una olla, agréguele el caldo de gallina y las pechugas de pollo enteras. Licúe las cebollas, los dientes de ajo y el cilantro con un poco de sal, y vierta esta mezcla en la olla junto con las pechugas.
Cuando estén cocidas las pechugas de pollo, retírelas de la olla y desmenúcelas. Pele y corte en rodajas la papa nevada e introdúzcalas en el caldo. Corte las mazorcas en cuatro partes y agréguelas a la mezcla. Deje cocinar los anteriores ingredientes durante diez minutos.

Licúe media libra de papa criolla para espesar el caldo. Pele y corte en rodajas las papas criolla y capira. Introdúzcalas al caldo casi al mismo tiempo que el licuado de papa criolla. Déjelas cocinarse durante aproximadamente cinco minutos.
Licúe cilantro, orégano, tomillo y la guasca. Agregue la mezcla al caldo y cocine durante tres minutos. Para finalizar, sirva el ajiaco acompañado de arroz blanco, arepas blancas y de mote, aguacate, alcaparras y crema de leche.
Sensibilidad convertida en arte
Sensibilidad convertida en arte
La obra de Jorge Alonso Uribe acompañó las portadas más recientes de Vivir en El Poblado. Esta versión de un perfil que publicamos en Centrópolis nos acerca a quien fuera el compañero inseparable de Ethel Gilmour
Al abrirse el ascensor en el sexto piso del edificio El Parque, en el Centro de Medellín, arroba un bello mural de flores con el sello de Ethel Gilmour. Es la antesala de un espacio que más que un apartamento es un museo, un santuario del arte y el amor, donde por casi dos décadas vivió la pareja de artistas conformada por Jorge Uribe y Ethel Gilmour.
Algunos amigos dudaban que este pintor y arquitecto pudiera sobrevivir sin la complicidad de quien fuera su compañera por cuatro décadas. Sus ojos a menudo se humedecen cuando la recuerda. “Soy muy sentimental y muy llorón”, se disculpa.
Santa Ethel
Jorge Uribe recorre y enseña con amabilidad este espacio de 300 metros cuadrados ubicado al frente del Parque Bolívar. Allí, el arte y la creatividad brotan en todas las paredes, muebles, cuadros, camas, mesas, escritorios y rincones. De una planta cuelgan billetes, de un sofá salen los ojazos azules y enigmáticos de un gato, detrás de una puerta asoma el Divino Niño y en unas botas retoñan flores. Por las ventanas, al lado de un diván rosado lola, saluda una vista privilegiada del Centro de Medellín: la Catedral Metropolitana, el Parque Bolívar y su San Alejo son apenas algunos de los referentes que han inspirado las pinturas de Jorge Uribe y donde a menudo acude a solazarse.
“Santa Ethel”, musita medio en serio medio en broma cuando le preguntamos si es posible no sentirla entre tantos recuerdos, en sus obras, sus sillas, sus plantas, su estudio, sus libros, su esencia. Confiesa que Ethel lo ilumina, le da fuerzas y le muestra los caminos. “La siento mediante impulsos, no sólo yo sino muchos amigos. Ethel me ayuda en todo, hasta para pintar… me dice qué es lo que tengo que hacer, cómo tengo que hacer las relaciones públicas porque yo soy muy malo para eso y ella era muy buena. No hay certeza de que sea una comunicación real, pero creer en eso le ayuda a uno a vivir”.
Cuando se graduó en arquitectura a mediados del siglo 20, Jorge Uribe estuvo en Europa durante tres años. Allí conoció a Ethel Gilmour. Posteriormente se radicaron en Medellín.
Luego de vincularse durante un año como arquitecto a una empresa, ingresó como profesor a la Universidad Nacional. En ese tiempo solo era un pintor aficionado. Pero después de jubilarse empezó a tomar la pintura en serio. “Veía pintar a Ethel y empecé con bodegones, frutas, un florerito, cosas sencillas que también pueden ser muy complejas”.
Hoy las acuarelas y los collages han sido la mejor vía para llenar el vacío que dejó la muerte. “No tengo especialidad, para mí es lo que uno sienta, es el sentimiento. Uno va adquiriendo madurez. En arquitectura y las bellas artes lo básico es la educación del ojo, o sea que a medida que uno va mirando aprende a ver”.
Trabaja varias horas al día y, para no interrumpir, con frecuencia pasa derecho sin almorzar. “Cuando estaba con ella era muy organizado”, recuerda. “Ahora es otro ritmo distinto y me he acomodado. Voy descubriendo otra vida, es como volver a ser soltero pero de más edad”.
Defensor del patrimonio
Hijo de quien a la vez era médico prestante y músico frustrado, y de una artista de los tejidos, desde niño Jorge Uribe dibujaba, disfrutaba los colores, los trabajos manuales y leía.
Pero en aquellos años, en una familia como la suya, era impensable que alguien se dedicara al arte. “Cualquier cosa de esas era la bohemia, no era para la gente decente, se decía”. Entonces ingresó a la carrera más afín: arquitectura. Al graduarse, viajó a Europa por tres años, estudió inglés, francés, urbanismo, diseño de interiores, recorrió pueblos y museos y, lo más importante, conoció a Ethel Gilmour.
A su regreso a Medellín se vinculó como arquitecto a una empresa, pero su sensibilidad le marcó el camino. “Sufrí mucho porque había que hacer una arquitectura comercial, tumbar bellas casas viejas y hacer edificios horribles”. Por fortuna, ese trabajo no duró más de un año y Jorge ingresó como profesor de volúmenes a la Universidad Nacional, donde se jubiló a finales de los años 80. Luego se dedicó a la pintura.
Remedio para el alma
Remedio para el alma
La Orquesta Filarmónica de Medellín inicia este sábado 18 de febrero, a las seis de la tarde, un año de conciertos lleno de momentos estelares
Supongamos que la vida es algo más que materia enloquecida que deambula por la nada. Supongamos que cada uno de nosotros es más que esa mezcla de miedo y de rutina a la que a veces nos vemos reducidos. Supongamos que esas misteriosas maravillas que son pensar y amar y soñar nacen en dimensiones que nuestros sentidos limitados no consiguen percibir. Supongamos, en últimas, que todos tenemos alma. Si es así, todos nosotros –legos, melómanos o tan solo curiosos ocasionales- andamos necesitados con urgencia de un concierto de Beethoven y de Brahms.
Este sábado, 18 de febrero, a las 6 de la tarde, la Orquesta Filarmónica de Medellín inicia su temporada 2012 justo con lo que necesitamos. Dirigida por el maestro Alejandro Posada, la Filarmónica interpretará la Sinfonía No.6 Pastoral, de Beethoven, y el Doble Concierto para Violín y Chelo, de Brahms, con la participación de los solistas Williams Naranjo, de Venezuela, en el violín, y Javier Arias, de México, en el chelo. Se trata del inicio de una temporada que servirá de preámbulo para la celebración de los 30 años de la Filarmónica, en 2013, cuando la idea es tirar la casa por la ventana.
El programa de la Filarmónica para el 2012 se divide en cuatro partes. La temporada oficial incluye 18 conciertos en el Teatro Metropolitano, dirigidos por los maestros Francisco Rettig, Alejandro Posada, y el director titular y fundador de la Filarmónica, Alberto Correa. La temporada alterna tendrá lugar en el Teatro Lido y en algunas iglesias de Medellín. La temporada del departamento incluirá viajes a distintas poblaciones, mientras la temporada del municipio incluye presentaciones en parques bibliotecas, corregimiento, escuelas, colegios y parques. Los momentos estelares tendrán lugar en Semana Santa, durante el aniversario de la Orquesta -entre mayo y julio, cuando el maestro Correa también celebra sus 60 años de carrera artística- y durante la Navidad. Se destacan también numerosas presentaciones corales y el Festival de Música, que este año gira en torno al piano y será la ocasión para estrenar el piano más grande que ha tenido la ciudad, un Steinway Concertante producido en Hamburgo. Según el maestro Correa, la idea con el piano y con las presentaciones de los próximos meses es “que en Medellín se escuchen cosas que nunca se han escuchado“.
Concierto para levitar
Para Alberto Correa, el inicio de la temporada es un evento que nadie se debe perder. “Pastoral muestra la transición de Beethoven, desde los momentos más oscuros, cuando estuvo a punto de quitarse la vida, hasta su reconciliación consigo mismo y con la naturaleza. La obra es descriptiva. Se sienten el riachuelo, los trinos, la tormenta, hasta encontrar la paz”. Beethoven compuso su Sexta Sinfonía en paralelo con la más famosa Quinta. Pastoral fue estrenada en Viena, el 22 de diciembre de 1808.
La segunda obra del programa no se queda atrás. Fue el último concierto de Brahms y se estrenó el 18 de octubre de 1887 en Colonia. Correa dice que en la música romántica “ninguno es como Brahms. Aquí la melodía prima sobre cualquier cosa. El chelo y el violín se juntan con la orquesta en frases hermosísimas”.
“Uno sale de escuchar estas obras sintiéndose un modo especial, casi como si estuviera levitando. La música nos brinda la energía espiritual para enfrentarnos a estos tiempos tan caóticos y faltos de humanidad. Esa es nuestra manera de colaborar con la sociedad. Se nos olvido que hay que nutrir el alma y, si no le metemos arte, el alma se queda vacía”.
El director y los solistas
Alejandro Posada fue director titular de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León y es el director artístico del Festival Internacional de Música de Medellín.
Alejandro Posada
Ha sido además director titular de la Orquesta Filarmónica y de Cámara de Sarajevo, de la Orquesta Ciudad de Baden (Austria) y de la Orquesta Nacional de Colombia. Es profesor de dirección de orquesta en la Universidad EAFIT.
El violinista venezolano Williams Naranjo se ha presentado en importantes salas como el Carnegie Hall en Nueva York y el Teatro Colón en Buenos Aires, Argentina. Fue fundador y director de la Orquesta Camerata Alma de Venezuela. En Colombia, ha sido invitado como jurado de la Sinfónica de Bogotá y como profesor de la Universidad EAFIT de Medellín.
El chelista mexicano, Javier Arias, fue miembro fundador del cuarteto de cuerdas Amernet y ganó el primer premio en la Quinta Competencia Anual Internacional de Cuartetos de Cuerda en Banff, Canadá. Como solista se ha presentado con la Orquesta Estatal Sinfónica de México, la Orquesta de Cámara de Bellas Artes y otras orquestas de México, Alemania e Italia. Desde 2004 es artista en residencia de la Universidad Internacional de la Florida, donde enseña chelo y música de cámara.
Cómo generar salud en 7 años
No es común tener recuerdos de los primeros 5-6 años. La capacidad de recordar se despierta alrededor de los 2 años y medio, cuando el niño empieza a nombrarse como yo. Mis papás llegaron a una casita del Barrio Salvador, hermoso balcón del oriente de Medellín, cuando yo tenía unos dos años. Es fotográfico el recuerdo de la escalera exterior que subía a la casa de segundo piso y una vista que mis ojos infantiles no conseguían abarcar y se perdía en la bruma del Río Medellín.
Una de las cosas maravillosas era tener hermanos para jugar. Los juegos infantiles, el triciclo, las salidas al campo con una admiración multiplicada por 3, luego por 5 hermanos. Se comía en la mesa, se veía una sola televisión en blanco y negro, se oraba para comer y para dormir; nos acostábamos a la misma hora, a veces con guerra de almohadas e historias de miedo para entrar en grupo el mundo de la noche, a la misma hora 6 de 7 días.
La salud del niño del primer septenio está fundamentada en una serie de factores donde son claves una nutrición adecuada y un entorno familiar que cobije. La observancia cotidiana de un ritmo básico para comer, para dormir, para evacuar. El desarrollo de la veneración, del respeto por lo sagrado, por lo más elevado son las bases de la admiración, del entusiasmo, de la aceptación apasionada del propio destino. En un entorno tan complejo como el de nuestro país y considerando las grandes limitaciones nutricionales y familiares de un alto porcentaje de la población infantil colombiana, lo que salva a un niño es una combinación de sus talentos (¿qué traigo como individualidad?) y de sus limitaciones. Fortaleza interior desde sus talentos; creatividad y picardía frente a lo adverso: esta fusión genera resiliencia.
El juego libre aparece como el escenario ideal y posible para que el niño desarrolle salud y para poner las bases de lo que el psiquiatra Michael Rutter llamó Resiliencia. Para Rutter, el término define la “flexibilidad social adaptativa” y posteriormente en ciencias sociales se usó para caracterizar a aquellos sujetos o grupos que, a pesar de nacer y vivir en situaciones de alto riesgo, se desarrollan sanos física y mentalmente y tienen un fuerte sentido social. La resiliencia capacita al ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, transformarlas y ser transformado por ellas. La resiliencia solo puede ser comprendida como un proceso donde en medio del tejido social se integran talentos e impedimentos; partimos de lo heredado y lo transformamos en el entorno, con o sin el cobijo del grupo familiar; frecuentemente con graves diferencias de oportunidades que generan malestar, desorden, irrespeto y finalmente pérdida del sentido: de allí a la enfermedad hay un paso: es la patogénesis de la pobreza. ¿Qué no genera la pobreza, la falta de oportunidades?
La cultura actual ha trabajado desde el enfoque del riesgo, desde el enfoque de la enfermedad. El enfoque de la resiliencia quiere ampliar la perspectiva hacia los factores que generan salud y crean ‘escudos protectores’ para desviar daños y riesgos. Las bases de la resiliencia se conquistan en el primer septenio de la vida.
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Más de lo mismo
Como si no hubiera sido suficiente con las metidas de pata de la empresaria María Fernanda Campo, metida a Ministra de Educación, el nuevo alcalde de Medellín puso en el correspondiente despacho municipal a un personaje caído del sector productivo: Luz Elena Gaviria. Supongo que el hecho de llevar el mismo apellido del alcalde es pura coincidencia; porque, al fin y al cabo, hay muchos Gavirias sobre la faz del planeta: incluso uno llegó a ser presidente de la República.
Recién llegada, la secretaria apeló al caballito de batalla de todos los burócratas neoliberales: en el centenario diario El Colombiano habló de optimizar los poquitos recursos que hay en el sector. Ya se entiende por qué buscan a los empresarios para tan altos destinos: ellos, desde sus despachos —a kilómetros de la escuela más cercana—, saben cómo hacer ver bonitos los balances. Porque al final todo queda en eso: “optimizar” es dirigir la platica hacia nuevos proyectos inservibles y a favor de una burocracia poco menos que ornamental, al tiempo que se aprieta a los que no tienen velas en el entierro; es concentrarse en iniciativas politiqueras que, como por arte de magia, se transforman en “Calidad” en el pergamino de las certificaciones hipócritas. El papel todo lo puede.
Como digo, no sólo se trata de agobiar el medio con nuevos procedimientos —papelitos por llenar— y procesos —proyectos sin pies ni cabeza, metidos a la fuerza en los colegios—: cuando un alto funcionario estatal habla de “optimizar” recursos, normalmente tiene entre ceja y ceja a los maestros. Todos los ministros y secretarios los odian, como los perros a los gatos: les viene en la sangre. Así, “optimizar” significa esclavizar a los maestros a permanecer más horas de lo debido en aulas mal dotadas, y con la población estudiantil rebosada por las ventanas (cien muchachos donde apenas caben 40), como si calidad fuera cantidad. Una prueba para mostrar que no miento: la ministra Campo, en un nuevo acto torpe y leguleyo, quiere que las “horas escolares” sean de una hora y no de 55 minutos, como se usa hasta hoy. Creerá la ilustre señora que recuperando esos 5 minutos por hora (30 por jornada), robados descaradamente por los profesores (así parece verlo ella), se materializará por fin el Edén productivo de nuestra educación. Que se vaya con ese manto a misa.
Los dignatarios de la educación deberían dejarse de discursos compungidos y actuaciones teatrales de funcionarios desvividos. Basta con ser realista y pragmático. ¿Quieren optimizar recursos? Entonces que doten efectivamente las bibliotecas de las instituciones educativas, pues, por obra del excesivo celo de la ley contra la corrupción, a ningún colegial se le pueden pedir libros ni obligarle a comprarlos, de lo cual, sin embargo, no se sigue que se les ofrezcan bibliotecas escolares decentes. ¿Optimizar los recursos? Entonces que dejen trabajar a los maestros en las aulas y los liberen de la insoportable papelería procedimentalista de las certificaciones, acreditaciones y todas las pestes de la vanidad burocrática. Así es más sencillo.
Se dirá que este alegato no se conduele con el poco tiempo que lleva la nueva secretaria en el edificio Carré. Y puede ser; pero, como dicen, más vale un metido a tiempo.
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Retrospectiva de la fotografía colombiana
Retrospectiva de la fotografía colombiana
Hasta el 19 de marzo se expone en el Museo de Antioquia un gran recorrido en fotografías por la historia colombiana
¿Qué pasaba en Colombia cuando a estas tierras llegó la fotografía? Así empieza el recorrido “Historia de Colombia a través de la fotografía”. 290 imágenes que proponen un relato sobre 168 años (1842 – 2010) de historia del país. Son fotos de diferentes archivos históricos, colecciones privadas y medios de comunicación, seleccionadas por Malcolm Deas, curador de la muestra, en compañía de la curadora Patricia Pinzón, en Bogotá. Deas es historiador inglés, graduado de la Universidad de Oxford y miembro de la Academia Colombiana de Historia.
La exposición recorre veinte grupos temáticos entre los que están la vida de campo, la vida diaria, la educación, las fiestas cívicas y carnavales, el transporte, la religión y la familia. “Sobre todo, temas que tienen que ver más con los colombianos que con los dirigentes, que es como suele hacerse la historia”, explica la curadora Pinzón. No obstante, la política y los líderes de la Nación son un componente importante, con imágenes del Bogotazo y del primer presidente fotografiado: Joaquín Mosquera, sucesor de Bolívar en 1830. Así mismo, hay una sección dedicada a las guerras civiles del siglo XIX “por el impacto que tuvieron en el desarrollo del país”, dice Patricia.
Al recuento fotográfico lo apoya una sala didáctica en la cual se conecta la exposición con el entorno y la comunidad. Esta galería acompaña un paredón de fotografías enviadas por personas de la ciudad en momentos íntimos o públicos, bajo la premisa de que la historia la hacemos todos.
Para vivir en paz
Como todos los niños, mi hermano y yo peleábamos cuando estábamos chiquitos. Peleábamos por quién había elegido primero la televisión grande o porque no estábamos de acuerdo en las reglas de algún juego. Al vernos, mis papás nos llamaban y nos echaban un discurso para que no peleáramos más. El discurso era algo como: “Niños, entre hermanos hay que quererse y no pelear. Cuando uno es grande, los hermanos son el mayor apoyo que uno tiene, así que cultiven su amistad desde ya. Ahora se van a dar un abrazo y se van a perdonar.” Después de eso no había discusión, tal cual nos lo pedían los papás nosotros nos abrazábamos. Obviamente el abrazo era un poco forzado, pero funcionaba. A los cinco minutos ya estábamos jugando otra cosa y, como por arte de magia, ese abrazo eliminaba la rabia y el rencor. Me pregunto, ¿cómo serían las relaciones con nuestras familias, nuestra pareja y nuestros amigos, si simplemente en la mitad de una pelea paráramos y nos abrazáramos?
Por alguna razón nos han enseñado que el perdón es para los demás (uno perdona al otro). Pero, la verdad, es que el perdón es para uno mismo. La única persona que se siente mal por tener rencor o sentir rabia, es quien lo está sintiendo. Es posible que la otra no se dé por enterada. Creemos que al no perdonar al otro lo estamos castigando por algo que nosotros creemos que hizo mal, pero lo único cierto es que nos estamos castigando a nosotros mismos. Cuando perdonamos nos liberamos de los sentimientos negativos y, literalmente, un peso se nos quita de encima. Entonces, si sabemos esto, ¿por qué nos cuesta tanto perdonar?
Creo que una de las decisiones más importantes que uno debe tomar en la vida es si se quiere tener la razón o ser feliz. En muchas ocasiones tener la razón y ser feliz son compatibles, pero en otros momentos tenemos que elegir. Por lo general, el perdonar a alguien que en nuestra opinión obró mal, es dejar ir el “yo estoy bien y tú no”. Y a veces nos apegamos tanto a ese juicio de valor, que preferimos sufrir y vivir maluco que simplemente dejarlo ir. Hoy los invito a que reflexionen, ¿a quién le está sirviendo el rencor que puedan tener en el corazón? ¿Por cuánto tiempo más vas a decidir probar que tú sabes lo que está bien o mal, en vez de simplemente ser más feliz?
Uno de los mitos más grandes sobre el perdón es que necesitamos dejar que las cosas pasen o que el otro haga algo para poder perdonar. Perdonar no depende de los demás, ni de las circunstancias. Es una decisión que uno toma. Tal vez como el abrazo que mis papás nos pedían darnos, cuando tienes rabia el perdón puede sentirse un poco forzado, pero si continúas con la intención de perdonar, en cuestión de minutos sentirás un poco de alivio. El poder de perdonar es una de las libertades que nadie te puede quitar. Perdonar es el mejor truco para vivir en paz. ¿A quién vas a perdonar YA?
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Qué pasa con la seguridad
Nos sigue preocupando el tema de la seguridad en El Poblado. Si bien no es un asunto nuevo y el delito existe en todas las ciudades del mundo, no tenemos por qué resignarnos ni acostumbrarnos a él como si fuera parte del paisaje. Mucho menos, pasar por alto nuevas modalidades que empiezan a permear y a tratar de abrir un nicho en la comuna 14, como son las extorsiones a algunos locales comerciales.
Nos ha sorprendido en estas primeras semanas del año la cantidad de casos que los ciudadanos, con impotencia, han dado a conocer a nuestra redacción: hurtos a peatones en aceras y parques, a conductores en movimiento o estacionados; atracos en los apartamentos y en los establecimientos comerciales. Nos sorprende aún más lo temerario de algunas de estas acciones delictivas. Por ejemplo, que seis delincuentes en tres motocicletas se hayan detenido a atracar a varios vehículos que estaban haciendo fila en un semáforo en plena hora pico. El hecho ocurrió en la Avenida 33, cerca a Sandiego. Esto da cuenta del convencimiento que tienen los ladrones de que nadie los detendrá -en efecto, nadie los detuvo-, y de que los ciudadanos estamos a su merced. Casos similares y recurrentes, con motos y sin motos, han sucedido en las transversales, en la calle 10, en la Avenida El Poblado, en el Parque Lineal La Presidenta y en diferentes barrios de la comuna 14.
Queremos llamar especialmente la atención de la nueva administración municipal, para que analice lo que está pasando y tome a tiempo los correctivos. Es mejor coger el toro por los cuernos, antes de que suceda lo mismo de otras zonas de la ciudad, donde la delincuencia encontró el terreno abonado para establecerse y después no la podido sacar nadie, ni con tanquetas ni operaciones Orión. ¡Ah!, y no basta con citar a reuniones del Comité Local de Gobierno, ni con las comisiones accidentales del Concejo, pues de eso hemos tenido mucho. No son suficientes los esfuerzos de unos pocos líderes y concejales, ni las denuncias valientes de residentes y comerciantes con alto sentido de civismo, si en esas reuniones los funcionarios representantes de la Alcaldía no tienen poder de decisión o prometen acciones fabulosas que no se cumplen.
Valga reconocer que el comandante de la Estación Poblado de Policía, teniente coronel Fabio Rojas, ha estado atento y pendiente para prestar seguridad en la comuna y ha realizado operativos con buenos resultados. Pero tampoco ha sido suficiente, porque lo cierto es que otros delincuentes siguen libres y haciendo de las suyas.
Es mucho lo que está en juego. No es solo la calidad de vida a la que todos tenemos derecho sino el crecimiento de Medellín como destino turístico, cultural y de negocios, pues sabemos que buena parte de la internacionalización de la ciudad se sustenta en lo que pasa y se ofrece en El Poblado.
“¿Qué marca son tus tetas?”
Una pregunta que empieza a ser común revela un problema social y de salud pública. Mujeres y niñas emprenden el camino irreversible, y en ocasiones traumático, de la belleza artificial
Por Gustavo Arango
Clara también se sorprendió con la pregunta. Lo que le sonaba mal era la palabra marca. El español de Gianluca no es perfecto, Clara pensó que se había equivocado y quiso corregirlo.
“Quieres decir: ¿Qué talla?”
“¿Qué marca?”, insistió el muchacho.
Se conocieron en un congreso internacional de geología y pronto se hicieron novios. Gianluca había leído la noticia de los implantes de seno defectuosos y Clara le dijo que miraría en los documentos de su operación. Quince días después, su madre le preguntó lo mismo. Fue entonces cuando Clara comprendió que esa expresión es el reflejo de un mundo donde el cuerpo es objeto de toda clase de ultrajes. Comprobó que, en efecto, sus implantes eran de los que estaban causando infinidad de dramas personales. “Lloré toda la noche”, dice Clara. “Yo que llevaba ocho años odiándolos y, para colmo, ahora me pasaba esto”.
“Qué pena, pues, que yo no hable sino de tetas”, dice Clara. “Mi mamá está escandalizada. Pero hay que llamar a las cosas por su nombre, y no es justo lo que ocurre. La sociedad no deja de presionar para que la mujer se ajuste a un modelo grotesco de belleza. Los novios, las amigas y hasta los padres sirven a ese propósito. Mi madre me estimuló para que me pusiera los implantes. Ahora está arrepentida. El novio que tuve a los 24 años estaba obsesionado con que yo tuviera tetas grandes. Lamentaré toda la vida haber cedido a esa presión. Si yo, que me operé a esa edad, no fui capaz de ser firme, ¿qué se puede esperar de las niñitas adolescentes que reciben por todos lados el mensaje de que deben ser como muñecas? Quiero evitar que muchas niñas caigan en esa trampa”.
“Cuando miro las fotos de antes de la operación, pienso que estaba loca. ¿Yo qué estaba pensando? Si era súper bonita”.
Los famosos implantes
Clara se ha vuelto experta en el tema. Explica que los implantes ya estaban de moda hace cincuenta años, y que la marca PIP (Poly Implant Prothèse) la produjeron un médico y un comerciante franceses. “Tras la muerte del médico, el comerciante cambió el producto. Se rompen con facilidad y se sospecha que sean cancerígenos. En Estados Unidos no pasaron los controles de calidad. En Europa tuvieron venta limitada y ahora el gobierno francés pagará las operaciones de remplazo. Pero Argentina, Brasil, Venezuela y Colombia quedaron inundados”. Se estima que casi medio millón de mujeres en el mundo tiene esa marca de implantes.
Clara habla de prácticas antiguas, de las mujeres africanas que se alargan el cuello, de las chinas que se deforman el pie, de las torturas con corsets. “Pero nada se compara con lo nuestro. Estamos locos todos”. Gracias a su afición a viajar, ha concluido que la obsesión por las cirugías estéticas es una locura muy local. “En España, por ejemplo, casi no se ven implantes. Aquí pensamos que el mundo entero se anda haciendo cirugías, pero es mentira”.
Dice que las arrepentidas son legión. Habla de la abogada a quien se le rompió el implante y ahora lidera las demandas, de la chica que se quedó un año completo con un solo seno, de las mujeres que todavía están pagando sus primeros implantes, “como por club”, y que no tienen dinero para remplazarlos. La inspira la mujer de cincuenta años que, tras un viaje espiritual por el Tibet, decidió retirarse los implantes y no ponerse nada. “Cuando uno retira los implantes, la piel de los senos queda arrugada y colgante. Pero ella prefirió eso a seguir con la esclavitud”.
Clara y Gianluca están haciendo planes para casarse. Cuando vino a Medellín, el joven italiano quedó impresionado con la popularidad de los implantes. “Hasta los maniquíes son operados”. Gianluca se especializa en volcanes, sabe apreciar las formas de la naturaleza sin querer modificarlas. Le ha dicho a Clara que, si hubiera podido, le habría aconsejado que no se operara. Le ha prometido que, cuando ella cumpla cincuenta años, le regalará una operación para que no tenga nada.
Los implantes defectuosos han puesto en evidencia un problema al que no se le vislumbra una pronta solución. “Todavía se piden los implantes como regalo de quince o de grado”, dice Clara. “A veces, representan la esperanza de encontrar un buen partido. Lo injusto es que la presión solo se ejerce contra las mujeres. Ellas tienen que ir como un postrecito y el man, desde los treinta, ya tiene barriga. ¿Quién dijo que las tetas grandes son las únicas bellas? Quiero que otras mujeres aprendan de mi error, quiero que sepan que todas ellas, sin importar sus formas o tamaños, ya son feminidad”.
Clara dice no estar convencida de que los implantes no afectan la lactancia. Pero de algo está segura: “la sensibilidad no vuelve nunca. Ya no se siente hasta el fondo”. Tampoco la vida vuelve a ser la misma. Se convierten en tema de todos los días y a veces son un obstáculo. Hace poco, en un volcán de Argentina, a cuatro mil 500 metros de altura, los implantes de Clara perdieron volumen y el pecho se le llenó de aire. Allí en esos parajes no había nadie a quien pudiera recurrir. Aquella vez logró recuperarse a punta de yoga y ejercicios.
Cuando esta nota salga publicada, Clara estará preparando su boda al norte de Milán. Lleva nuevos implantes de remplazo, que le pusieron hace dos semanas. Los cortes en su cuerpo aún no han cicatrizado. Seguirá disfrutando de los viajes y es posible que sea madre. Quizá llegue a vieja allá en Italia y algún día consiga liberarse de su lastre. Es seguro que cada cierto tiempo volverá con recuerdos o fotos a ese tiempo sin marcas en que sus pechos eran bellos, pero no supo defenderlos ni apreciarlos.
Acción legal
La abogada Surany Arboleda, con prótesis mamarias PIP desde 2006, inició una acción de grupo con más de 270 mujeres, contra el Invima, el Ministerio de Salud y la Superintendencia de Salud, entes encargados de vigilar la entrada de las prótesis PIP al país en 1999, por medio de la empresa caleña Colmédica. “La idea es reparar el daño económico, emocional y psicológico de estas mujeres, instaurar una acción legal penal por prevaricato y otra disciplinaria que destituya o inhabilite a los funcionarios responsables” explica Surany.
Abogada Surany Arboleda
El registro sanitario fue otorgado de 1999 a 2009, año en que fue renovado. El 4 de enero de este año, a raíz del escándalo mundial, el Ministerio de Salud aseguró que cubriría los costos del retiro de implantes en tres situaciones: cuando las prótesis PIP se han implantado como parte de un tratamiento reconstructivo, cuando la prótesis es retirada mediante atención de urgencias, por ruptura, y en casos estéticos, cuando el médico lo determine. El Ministerio prometió definir el procedimiento para hacer efectivas esas disposiciones, definiendo el valor máximo del reconocimiento y los prestadores autorizados. Pero Surany asegura que aún no hay resolución y que “todas las mujeres que se han cambiado las prótesis, por necesidad o por prevención, lo han pagado de su propio bolsillo”.
No todos los casos son urgentes
El doctor Luis Botero Gutiérrez, presidente de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica en Medellín, explica que la empresa francesa, productora de las PIP, cambió la silicona médica por industrial y disminuyó la densidad de la corteza del implante para ahorrar costos.
Doctor Luis Botero Gutiérrez
El resultado es una taza mayor de rupturas (3 a 4 veces más que otras marcas). Sin embargo, las prótesis siguieron recibiendo el sello de calidad europea CE y el registro del Invima. Además de angustiar a las mujeres operadas, esto ha generado consecuencias para el gremio de cirujanos plásticos, quienes han tenido que recibir, en los últimos meses, pacientes de los últimos 10 años que quieren retirarse pronto los implantes. Botero dice que “en muchos casos, los cirujanos han elegido no cobrar o reducir sus honorarios”. Asegura que no todas las mujeres requieren un cambio de prótesis inmediato. Lo principal es visitar al cirujano plástico, quien puede determinar la urgencia del cambio. El experto sugiere guardar las facturas de pagos y consultar la FDA, ente equivalente al Invima en Estados Unidos, “que tiene más exigencias y parámetros para la distribución de productos de salud”. Las PIP no habían sido aprobadas por la FDA, que desde el año 2000 había emitido advertencias sobre sus fallas.
La belleza como adicción
Para la psicóloga Omaira Uribe, las cirugías estéticas pueden ser una forma de adicción.
“Hablamos de Síndrome Dismórfico Corporal cuando la persona se opera, no porque lo necesite o quiera verse mejor, sino por una absoluta inconformidad con su cuerpo, asociada a pensamientos obsesivos y conductas compulsivas”.
Dice que no todas las mujeres que se hacen cirugías tienen el síndrome. “Pero dedicar demasiado tiempo, energía y dinero a la belleza corporal puede ser un síntoma. Entre las causas de este problema están la presión de la familia y los medios, que ofrecen un prototipo de belleza que solo tiene un porcentaje reducido de la población. Es preciso hacer un llamado a las madres, quienes deben ser entender las consecuencias de conducir a las niñas a este cuento de las cirugías. Es muy probable que una chica que se haga una transformación temprana vuelva a hacerlo muy rápidamente”.
VIAJE 2: La Isla Misteriosa
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Michael y Joanna son una pareja de casados que tendrán que poner a prueba su fidelidad. Estreno 17 de febrero.
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La vida le sonríe a George Valentin, una gran estrella del cine mudo en el Hollywood de 1927.
Sin embargo, la llegada del cine sonoro pondrá a prueba su carrera. Mientras tanto, la joven actriz Peppy Miller, quien empezó a su lado como extra, se convierte en una aclamada estrella. Estreno 17 de febrero.
Cinepolis City Plaza
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PUNTO DE QUIEBRE Dob 2D | 12:50 PM | 6:00 PM | 10:55 PM | ||||
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GUERRA DE PAPAS Sub 2D | 1:05 PM | 5:45 PM | 8:00 PM | ||||
GUERRA DE PAPAS Dob 2D | 3:20 PM | 10:15 PM | |||||
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BUS 657 Dob 2D | 11:40 AM | 1:50 PM | |||||
ALVIN 4 Dob 2D | 11:55 AM | 2:20 PM | 4:30 PM |
La mirada de Aguirre
La mirada de Aguirre
Un documental sobre Alberto Aguirre revela una faceta suya poco conocida, la de fotógrafo de la vida cotidiana de Medellín y de los pueblos antioqueños
Alberto Aguirre
Niños que viven y nos miran desde infancias ya extinguidas, una Medellín desierta y apacible en el silencio soleado del domingo, rostros curtidos o arrugados donde arde todavía una obsesión, seres que duermen en las calles de una eterna primavera, techos, ventanas y caminos, instantes de vida donde la pose no cabe, la mirada del fotógrafo nos muestra algo que fuimos y olvidamos, nos devuelve a una memoria que parece más viva que los ojos con que nos asomamos a mirarla.
“Las fotografías de Alberto Aguirre captan el alma de la gente”, de este modo resume Aura López el valor de una trayectoria artística que empieza a encontrar la luz. Alberto Aguirre ha sido protagonista de nuestra vida local y nacional, como abogado, periodista, crítico de cine, editor y librero. Ahora su obra fotográfica empieza a ser reconocida gracias a una serie de documentales dedicada a destacar su trayectoria vital e intelectual. Lector de Proust y de Canetti, apasionado y silencioso, a sus ochenta y cinco años Alberto Aguirre sigue siendo un ejemplo de dignidad intelectual. Como editor, contribuyó a la difusión de la obra de autores como Fernando González, León de Greiff, Gabriel García Márquez y Gonzalo Arango. Como periodista se ha erigido como el paradigma de una actitud independiente, crítica, valerosa. En los años ochenta, la reciedumbre de sus opiniones lo condujo al exilio. Como librero, Aguirre puso a Medellín en contacto con las tendencias mundiales en el arte. Como fotógrafo, ahora lo sabemos, se dedicó a atrapar en los rostros de la gente el alma de Medellín y de sus pueblos cercanos en la mitad del siglo veinte.
Fotografías de Alberto Aguirre
El primero de febrero, el realizador César Augusto Montoya presentó en la Casa Teatro de El Poblado su documental “Alberto Aguirre, fotógrafo”. Este trabajo forma parte de una serie de trece episodios, “Karaktere Aguirre”, dedicados a exaltar su trayectoria vital e intelectual. La serie apenas está a punto de empezar su recorrido por canales regionales y nacionales. En muchos casos, será la presentación en sociedad de una de las mentes más lúcidas e influyentes de las últimas décadas en Colombia. El capítulo dedicado a su labor como fotógrafo nos muestra que Aguirre todavía no ha terminado de cuestionarnos y conmovernos.
Para Darío Ruiz Gómez, la obra fotográfica de Aguirre se inscribe en una exclusiva tradición de la que forman parte figuras como Henri Cartier Bresson, Walker Evans y, en nuestro país, Nereo López Meza y Melitón Rodríguez. Salvo por una exposición que tuvo lugar en la Universidad de Antioquia, hace más de treinta años, las fotografías de Aguirre son un tesoro que apenas empieza a ser descubierto. ¿Cuándo se publicarán esas fotos?, ¿Cuándo se les reconocerá, como merecen, su valor inocultable? Estas son preguntas que despierta el documental de Montoya.
Para Aguirre, la fotografía en blanco y negro es la única que interesa. Como en otros campos del arte y de la vida, sus opiniones son enfáticas: “No entiendo a un fotógrafo que tenga más de una cámara”. Su acercamiento a la fotografía es consistente con una actitud personal que descree de la fama y los reconocimientos. La intervención de Aguirre en el documental y en la serie es mínima, displicente y en ocasiones huraña. Ahora octogenario, Aguirre se ve tan distante como los protagonistas de sus fotos. Sus ojos parecen llorar sin descanso por todo el dolor que ha retratado con su cámara. Queda en quienes lo admiran y respetan dar su justo valor a esa mirada de niño que parece ya cansada de mirarnos.
Volätil y Lola Tourette en Calle Nueve
Volätil y Lola Tourette en Calle Nueve
Una concurrida parranda rockera. Así fue el concierto de Volätil y Lola Tourette en Calle Nueve, bandas que no solo comparten bajista y baterista, sino también la intención de hacer buen rock, sin dejar de explorar otras vertientes musicales. Amigos y adeptos se deleitaron con el repertorio de ambos grupos en tarima. Dos proyectos interesantes con sello local.
Alejandro Mesa
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Ana María Velásquez
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Juan Camilo Gómez y David Arias
Grupo Lola Tourette
Un domingo de Superbowl en Hard Rock Cafe
Un domingo de Superbowl en Hard Rock Cafe
Una tarde-noche de cervezas, sensuales porristas, alitas picantes, música y fútbol americano se vivió el domingo en Hard Rock Cafe.
El motivo era el Superbowl, partido definitorio de la liga estadounidense, un espectáculo seguido en el munado entero por millones de fanáticos y curiosos. Medellín no fue la excepción. Partidarios locales y foráneos de los Patriotas, de Nueva Inglaterra, y de los Gigantes, de Nueva York, equipo que resultó vencedor, apoyaron a distancia y gozaron al máximo esta gran fiesta deportiva.
Daniel Henao, Pablo Uribe y Rafael Rave
Lina Kitchen, María Fernanda Caicedo y Coppelia Herrán
Juliana Villegas | Michael Spillman y Virginia Tobón |
De vuelta el Mercado Verde
De vuelta el Mercado Verde
Con beneplácito y alegría de sus frecuentes visitantes, se celebró en el Jardín Botánico el primer Mercado Verde del 2012.
Este evento, lleno de placeres culinarios para saborear en familia, se realiza el primer domingo de cada mes. El Mercado Verde ofrece un buen número de puestos de hortalizas, conservas, frutas, mermeladas, salsas, artesanías, productos agroecológicos y alimentos procesados de manera artesanal. La parte recreativa incluyen cursos de yoga y eventos culturales gratuitos para todos.
Samuel Restrepo
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Eduardo Barcellos
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Sofía López
María Fernanda Osorio, Lucas Villa y Diana Bernal
Norman Jairo Ortiz
Mercado Verde
La historia de Colombia en fotografías
La historia de Colombia en fotografías
Con una nutrida asistencia de personalidades de distintos ámbitos de la ciudad, el Museo de Antioquia celebró la inauguración de su primera exposición del año: Historia de Colombia a través de la fotografía, 1842-2010. Compuesta por 300 imágenes, la muestra es un ensayo visual que recorre 160 años de la historia colombiana, a partir de una rigurosa recolección y selección de fotografías de diversos archivos institucionales y privados. La curaduría estuvo a cargo del historiador británico y experto “colombianólogo”, Malcolm Deas.
La exhibición es organizada por Fundación Mapfre y el Banco de la República con la colaboración del Museo de Antioquia. Estará en las salas temporales hasta el 19 de marzo y será complementada por una sala didáctica y una agenda académica y cultural.
Lina Duque
Juana Bartelsman y Gertian Bartelsman
Juan Luis Mejía y Daniel Restrepo
Ojo a la moda
¡Ojo a la moda!
Algunos no pueden salir sin ellas, otros las usan sin importar si el sol sobresale por su ausencia. Modelos para todos los gustos y estilos.
Elija aquellas que mejor le sientan. Después de todo, como diría el escritor francés Alejandro Dumas, “la vida es fascinante: sólo hay que mirarla con las gafas correctas”.
Mónica González
Lina Alzate
Juan David Montoya
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Felipe Bedoya
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Manuela Betancour
Dios te salve, Sofía
De Sofía conservo recuerdos remotos. Me parece estar viéndola, hace casi treinta años, un día de playa y de arena caliente y de sol de verano. Sofía quería llegar a algún lado, pero la arena ardía como ascuas. Caminar sin calzado le habría quemado los pies. Pero como Sofía no se vara, encontró una solución providencial, no sólo para ella sino para la multitud que la miraba. Empezó a despojarse de las pequeñas piezas del vestido de baño y fue caminando sobre ellas hasta llegar a esa burbujeante y helada bebida carbonatada que había sido el objeto de su viaje. Sofía era divina, Sofía era muy buena. Aún me pregunto por qué de aquella escena lo único que recuerdo es su rostro ligero de sutilezas árabes.
Dejé de verla por muchísimos años. La escena de la playa fue un recuerdo bonito que volvía a la memoria sólo muy de vez en cuando. Después me enteré de que Sofía empezaba a abrirse paso como actriz en el País del Sueño. “Muy bueno para ella”, fue lo único que pensé sobre el asunto y volví a mi distracción general, a la indiferencia casi constante que me inspiran las noticias de farándula.
Pero el nombre de Sofía regresaba. Empecé a ver su nombre y su imagen con insistencia: como actriz de reparto en películas, como presentadora de espectáculos de primer orden, como estrella de televisión cada vez más reconocida. Los últimos meses han estado llenos de Sofía.
Volví a prestarle atención en diciembre pasado,cuando vi una película romántica llena de actores y actrices de prestigio: Michelle Pfeiffer, Hilary Swank, Robert de Niro, Ashton Kutcher, Sarah Jessica Parker… y siga contando. Lo curioso es que, de todos los personajes de la película, el que mayores simpatías despertaba en el público del teatro era el de Sofía Vergara. Fue entonces cuando me dije: “Aquí está pasando algo”.
No soy muy buen amigo de las tiendas de ropa. Si por mi consumo fuera, ése sería un reglón inexistente de la economía. Pero a veces uno acompaña a la gente a saludar de mano las prendas de moda y así descubrí que hoy en día ya existe una marca de ropa llamada “Sofía Vergara”.
Todo indica que el huracán Sofía apenas está empezando. Se robó el show en la entrega de los Globos de Oro, no sólo por su belleza, más refinada que la de hace treinta años, sino también por el atrevimiento de hacer su discurso en español. Sofía parece a veces una mezcla de Lucille Ball y Desi Arnaz, en una sola mujer monumental. Ha hecho de la debilidad de los inmigrantes, de sus acentos discriminados, una fortaleza arrolladora. Se ha instalado en el Olimpo del cine y la televisión con una propiedad que sólo puede inspirar respeto y admiración.
Hace apenas quince días encontré la prueba definitiva de que el fenómeno Sofía llegó para perdurar. Pasaba por Times Square, ese ombligo del mundo repleto de anuncios y de luces de neón, cuando de repente alcé la vista y descubrí que una cuadra entera estaba llena de enormes fotos suyas. Allí estaba mi recuerdo de adolescencia, del tamaño de tres catedrales y un Taj Majal, besando su bebida carbonatada. Ninguna otra persona oriunda del País de los Colombios ha tenido un despliegue visual semejante. El mérito de aquello es que Sofía lo logró sin tinturarse, sin borrar su identidad. Me mantuve por casi media hora con la boca abierta ante esa desmesura. Recordé los primeros pasitos de Sofía en la arena caliente y pensé que ya entonces se anunciaba aquel infierno en el que ahora se ha metido. Dios quiera que Sofía siempre encuentre la manera de seguir por su camino sin quemarse.
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Colombia come feliz sin Astrid y Gastón C
Por supuesto que no estoy haciendo referencia a esta pareja de chefs extraordinarios que han marcado la ruta gastronómica de todo un país. Es tan sólo un recurso literario para introducir esta nota en la que quiero exaltar el valor de nuestra cocina colombiana. Lo que pasa es que si hay un país en donde se dé el “nadie es profeta en su tierra”, es Colombia, ya que nos abruma lo extranjero, deliramos por todo lo de afuera. Ese nacionalismo de labios para afuera tan grande, se nos acaba apenas entramos a Aventura mall, en Miami; y particularmente los paisas, que tenemos ese regionalismo recalcitrante tan exagerado, somos los que más nos dejamos descrestar.
Colombia jamás será fuerte en cocina mientras no reconozcamos el verdadero valor de lo nuestro. Aquí comemos cebiche hace 100 años, ni mejor ni peor que el peruano, pero nuestro.
Me atrevería a asegurar que la cocina colombiana es tan interesante y rica como la peruana, lo que pasa es que no le damos el verdadero valor. De norte a sur y de oriente a occidente estamos llenos de platos ricos que comemos a diario en las casas y en algunos restaurantes que reconocen el valor de lo nuestro. Tenemos el mejor ejemplo que debería estar en las listas de los mejores del mundo como es Andrés Carne de Res, a mí ya me dio algo, con una carta 100% colombiana con sancocho, ajiaco, arepa de chócolo, chuzo, chorizo, etc, todo muy criollo bien hecho. En Medellín pocos se atreven, solo algunos como Sancho Paisa que vive lleno. Sin embargo, seguimos pensando en abrir peruanos, que poco se parecen a los de Perú en Perú, en donde, a decir verdad, se come muy bien, pero nada que ver con los de aquí.
Solamente podremos pensar en ser un destino gastronómico cuando nosotros mismos le demos la altura que se merecen a nuestras delicias criollas. Un país rico en variedad como ninguno, con más vegetales y frutas que ninguno y con exquisiteces que solo se ven por nuestra tierra: chontaduro, mamoncillo, madroño, pulpa de tamarindo, arroz atollao, sudao trifásico, morcilla con arroz, empanadas de iglesia, frisoles con coles, mamona, pescao frito, chicharrón de cantaleta, jugo de guanábana, mango verde con limón y sal, arepas (caseras), chocozuela, mazamorra con dulce de macho, quesito (ahí está la virgen), arequipe de coco, chorizos nomeolvides, papa rellena, patacones, aborrajados, marranitas, hogao, ajiaco, migas, arroz con coco, natilla, manjar blanco, mondongo, sobrebarriga, carne al trapo, oreja sudada, fritanga, sancocho en múltiples versiones, buñuelos, dulce de papayuela, etc, etc, etc. Quisiera cualquier país una diversidad como la nuestra, gracias a que tenemos todos los microclimas que nos permiten una oferta tan variada.
Nos falta el colegaje, que sí lo tiene Perú. El día en que nos juntemos los restaurantes y nos veamos como colegas y no como una competencia amenazante, saldremos adelante como gremio y ese día sí le podremos pedir ayuda al papá gobierno para desarrollar políticas que nos beneficien a todos. Somos muy buenos de a uno, muy malos de a dos porque nos mata la envidia y nada nos duele más que al otro le vaya bien. Escríbame a [email protected]
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Tortilla española con jamón serrano
Tortilla española con jamón serrano
Muchos de sus amigos consumían comidas fáciles pero poco apetitosas. La falta de tiempo, los pocos conocimientos culinarios o la pereza los hacían comer mal o depender en exceso de los domicilios.
Melina Escobary Sebastián Restrepo
Por eso, Sebastián Restrepo y Melina Escobar dieron vida a La Lonchera del Chef. Este lugar ofrece una gran cantidad de exquisitos platillos para llevarse a casa y prepararlos en un par minutos en microondas u horno casero, o para disfrutarlos en el local del Mall San Lucas Plaza.
Las delicias de La Lonchera del Chef se preservan en perfectas condiciones por un buen tiempo, sin necesidad de conservantes. Un proceso tecnológico, denominado ultracongelamiento, permite que los alimentos mantengan sus características originales al ser descongelados.
En esta edición especial de gastronomía española, La Buena Mesa de Vivir en El Poblado ha seleccionado de la carta de La Lonchera del Chef, la tortilla española con jamón serrano. Esta es una receta práctica e irresistible para los amantes del buen comer.
Conozca más acerca de las opciones “para llevar” y “para comer” de La Lonchera del Chef en www.laloncheradelchef.com
Ingredientes (porción para 4 personas):
4 huevos.
100 gramos de papa nevada.
50 gramos de jamón serrano.
60 gramos de cebolla blanca.
Aceite de oliva.
Sal y pimienta al gusto.
Preparación
Corte la papa en cubos, cocínela en agua durante cinco minutos, escúrrala y enfríela en un recipiente en la nevera durante unos minutos con el fin de parar la cocción de la papa. Es importante que la papa no quede muy blandita.
Corte la cebolla en media lunas o plumas, saltéela a fuego bajo en aceite de oliva hasta que la cebolla dore un poco y se torne transparente. Corte el jamón serrano en julianas.
En un recipiente, bata los huevos, agregue los demás ingredientes y revuelva. Agregue aceite de oliva a una sartén fría, vierta la mezcla allí y reparta los ingredientes uniformemente.
Tape la sartén y déjela entre 15 y 20 minutos a fuego bajo. Cuando el huevo luzca cocinado por encima, despegue los bordes de la tortilla de la sartén con una espátula para proceder a voltearla. Para voltear la tortilla, de vuelta a la sartén sin retirar la tapa, para que la tortilla caiga sobre la tapa. Ponga la sartén nuevamente en el fogón durante cinco minutos a fuego bajo. Finalmente, sirva con aceite de oliva y pimienta. Esta receta puede consumirse caliente o fría.
*Nota: Nuestras recetas de La Buena Mesa son elaboradas por expertos de la cocina, con conocimiento en el manejo de alimentos y en sus técnicas de preparación. Las recetas han sido ensayadas por ellos mismos con utensilios profesionales y los resultados en casa están sujetos al conocimiento gastronómico, de ingredientes y uso de herramientas adecuadas.
Casa a prueba de inundaciones
Casa a prueba de inundaciones
Pensando en algunas poblaciones colombianas, dos arquitectos diseñaron una casa en la que su estructura evita que se inunde. Recibieron premio internacional
Cuando Hugo Herrera y Alejandro Restrepo llegaron a La Mojana y visitaron municipios golpeados por el invierno como Magangué, Achí y San Marcos, su investigación ya estaba en marcha. Ese encuentro directo con el problema los impulsó a pulir su proyecto hasta el punto de ganarse un premio internacional otorgado por la Unión Europea y la revista israelí Architecture of Israel Quarterly.
Teniendo en cuenta la cantidad de familias que sufren con cada invierno en Colombia, y entendiendo que el problema no es el agua sino cómo vivir en ella, estos dos jóvenes graduados de la Universidad Pontificia Bolivariana propusieron una vivienda a prueba de inundaciones repentinas. Las condiciones técnicas de la construcción impiden el ingreso del agua y mejoran la calidad de vida de quienes la habiten.
El premio lo obtuvieron en la categoría de Proyectos no Construidos, pero aspiran a encontrar patrocinio e inversores para llevar la casa a la realidad. “La experiencia en 2008 en varios municipios de Antioquia, Bolívar, Córdoba y Sucre fue increíble, de esas cosas que no se repiten. En Achí había una vereda rodeada por ciénagas, estudiamos la situación y también lo ingeniosa que se vuelve la gente en esas circunstancias. El viaje afianzó nuestra investigación, que llevaba meses, y buscamos la solución desde la arquitectura”, dijo Alejandro.
Segura para vivir
La casa ideada por Alejandro y Hugo, que en poco tiempo esperan tener en maqueta, fue pensada para una familia de cuatro personas aunque es posible juntar dos. Cada casa tiene 38 metros cuadrados y se eleva sobre el nivel del agua. Según el diseño, es fácil de transportar y su estructura es desarmable para que sea reinstalada en cualquier sitio antes de que ocurra una inundación.
“Recibimos asesorías de ingenieros y uno nos dijo que los palafitos a 90 grados no aguantaban las cargas de agua, en caso de inundaciones repentinas. En el caso que desarrollamos, los ríos traen avalanchas y por eso nuestra propuesta en la base es un trípode que soporta la carga de agua en cualquier dirección”, explicó Hugo.
La estructura de la casa es en fibra de vidrio, material más liviano que el concreto y que evita la corrosión y la filtración del agua. Las columnas se abren como si fueran una sombrilla, permitiendo su almacenamiento y su transporte.
Ambos arquitectos destacan que será una vivienda para habitar, no como solución de emergencia sino como algo permanente. Se trata de aprender a convivir con el agua y las inundaciones imprevistas.
Un problema mundial
Aunque la visita a los municipios de la Costa Atlántica influyó en la consolidación de su proyecto, la justificación demuestra que el problema de las inundaciones es de carácter mundial, por lo que esperan hacer más internacional su idea y conseguir los recursos para convertirla en realidad. “En esos pueblos, hablamos con antropólogos, sociólogos e ingenieros ambientales que hicieron sus tesis allá. Ellos nos dieron pistas para enfocarnos en nuestro fuerte, que es la arquitectura, y proponer una vivienda, no flotante sino a prueba de inundaciones. Este es nuestro proyecto ambicioso. Pensamos incorporar a alguien preparado en la ingeniería, porque esta casa puede ser una solución para el gobierno. No solo resuelve necesidades a corto plazo, como la comida, sino que ofrece una vivienda de calidad para que la gente tenga estabilidad y avance en sus vidas y en la educación de sus hijos”, afirmaron de manera conjunta estos arquitectos.
Premio internacional
Para los jóvenes arquitectos Hugo Herrera y Alejandro Restrepo, el reconocimiento del concurso de la Unión Europea y la revista especializada en arquitectura Architecture of Israel Quarterly, es su máximo orgullo. Les enseñó que van por buen camino. “Orientamos la propuesta a transformar la manera de ver la vivienda, para que se adapte a las condiciones del agua”, dicen.
El concurso lo descubrieron en Internet, simplificaron su idea y la enviaron en agosto de 2011. Luego de recibir la notificación de que habían superado el primer filtro, hicieron nuevos ajustes y, en diciembre, vieron en la página oficial que eran los ganadores. Fueron entrevistados por Skype y recibieron el certificado avalado por la Unión Europea.
El premio recibido por los arquitectos fue en la categoría Proyectos no Construidos, que también contó con la participación de arquitectos de Israel y Japón, entre otros países.
Periodismo y novela de los desposeídos
Se celebra en 2012 y especialmente en Inglaterra “el año Charles Dickens”, por el bicentenario en febrero 7 del nacimiento del prolífico escritor, cuya obra cubre miles de páginas en periodismo y novela. Iniciador de la literatura sobre la vida de la clase trabajadora, los desposeídos, los miserables, y sagaz en la descripción minuciosa de su época, cuando florecía la industria y el humo de las fábricas ennegrecía más el siempre nublado cielo británico. Dickens nació en el seno de una familia grande en Portsmouth, que a sus dos años se trasladó a Londres. Por problemas de deudas y prisiones del padre, el niño Charles vivía con parientes o en residencias de asilo, estudiando la primaria aquí y allá, y letras y números más avanzados con protectores. Pero fue en un cuarto repleto de libros en su hogar, dónde sólo entraba él, donde leyó con avidez y a discreción todo lo que pudo, y ya mayor recordaba con amor su fascinación por Don Quijote, las novelas francesas e inglesas de sátira y erotismo, las Mil y una Noches, todo junto. A los 12 años fue enviado largos meses a trabajar en una fábrica de betún, y después, merced a que sabía leer y escribir, tomó puesto como ágil taquígrafo en los tribunales. Fue allí donde empezó a conocer las mañas y corruptelas de la justicia, que después ocuparon lugar central en muchas de sus novelas. A los 18 ya escribe crónicas judiciales para periódicos y revistas y se hace popular entre los lectores. Publica a los 24, por entregas, un libro que las recopila, y a la vez su primera novela sobre “el Club Pickwick” que dispara su fama. Editar libros en el sistema de “folletines” de unas 32 páginas era común entonces, porque sólo gente adinerada podía darse el lujo de comprar libros enteros. La energía escritural e incansable de Dickens va pareja entre el periodismo y la ficción, a lo largo de su vida (hasta 1870) es colaborador y fundador de numerosas publicaciones donde trata principalmente temas populares, abusos y desmanes de los poderosos en esa oscura era industrial-esclavista que hoy nos parece inverosímil. Hasta el propio Marx dijo que la novela “La pequeña Dorrit” era más venenosa y subversiva que “El Capital”. El gran retrato del mundo del siglo 19 no tiene paralelo en su imaginario de personajes y asuntos y de la gran ciudad gris, Londres, que hoy recorren los turistas con puntos señalados de sus obras. Algunos críticos serios lo tachan de excesivamente sentimental y muy triste a pesar de sus alegres pillos y jóvenes personajes que se las arreglan día a día contra la crueldad del mundo, pero sin duda en estas vidas hoy telenovelescas radican fuertes verdades sobre el ser humano y lo confirman nombres que son iconos como David Copperfield, Oliver Twist, el malvado Scrooge, Pickwick, tantos otros. Bicentenario, Dickens toma relieve mayor en nuestra llamada era post-industrial, tan despiadada como la suya –véanse las condiciones esclavistas de las fábricas de electrónicos en China y el sudeste asiático, la explotación de los niños del chocolate en África Central, yendo lejos-, algo que llama a juicio y reflexión de quien se atreva a desmenuzarlo en literatura o periodismo. La historia celebrará en dos siglos a quienes hagan hoy nuestro implacable retrato.
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Normas para la burla
Cuando un gobierno impone una ley, norma o instrucción, lo peor que le puede pasar, además de que sus gobernados no la cumplan, es que se burlen de ella. Se pierden autoridad y credibilidad, que sólo después de mucho tiempo y con gran dificultad podrían recuperarse.
Es el caso de la nueva normatividad sobre piscinas, exigible a partir de mayo, y que aplica a cualquier piscina, por humilde que sea, de cualquier edificio o conjunto multifamiliar en Colombia.
Para empezar, no imagina usted la cantidad de páginas y páginas que dedican las nuevas normas a describir, hasta el más mínimo detalle, todas las estructuras, mecanismos y protecciones que debe haber dentro y alrededor de cada piscina. No imagina la cantidad de controles químicos y físicos que deben hacerse todos los días, todas las semanas y todos los meses. Y no imagina (o tal vez sí) las sanciones a las que podría hacerse acreedor su edificio en caso de no cumplir.
Aceptemos, en gracia de discusión, que estas normas son relevantes y necesarias y que, gracias a ellas, a partir de este año el número de muertos o de infectados en piscinas va a reducirse de manera sustancial y definitiva.
Pero faltan aún detalles. Resulta que a partir del 6 de mayo de 2012, cada una de estas piscinas y piscinitas tiene que contar, “durante todo el tiempo de operación” con un piscinero y un experto salvavidas (personas diferentes, obvio). Ellos deberán estar en todo momento al mando de las muy complejas operaciones. Algo así como la tripulación de la piscina, sin la cual ni se le ocurra usarla. ¡Hay inspectores al acecho!
Ah, y según la Resolución 1510 de 2011, del Ministerio de Protección Social, el salvavidas tiene que haberse certificado en un curso de “mínimo 600 horas”. Y para el piscinero también hay normas, que -por favor, un poco de comprensión, esto es Colombia- aún no están listas. Preguntemos entonces:
Si yo quiero nadar un martes en la noche, digamos de 7 a 8, ¿tengo que hacer cita previa con los dos funcionarios? ¿O estarán disponibles todo el tiempo, esperando que algún copropietario piense en bajar?
Y si no llegan por cualquier razón, ¿debo cancelar mi modesta sesión de natación?
¿Están preparados los edificios de Colombia para aumentar su planta de personal, de un momento a otro, en dos personas, sea de tiempo completo o por horas?
¿Deben pagar por igual estos sobrecostos los copropietarios que usan mucho las piscinas y aquellos que jamás lo hacen, por ejemplo por edad o enfermedad?
¿Hay gente suficiente en Medellín dispuesta o capaz a ser el salvavidas u operador de cualquier piscina de edificio, como para que los dueños se puedan seguir bañando a voluntad?
¿No hay cosas mejores, más entretenidas y más rentables para que una persona dedique 600 horas de capacitación?
¿Si no se consigue el salvavidas y piscinero para este fin de semana, debe la Administración del edificio poner un aviso el viernes en la noche prohibiendo el uso de la piscina hasta nuevo aviso?
¿Cuántas piscinas se volverán jardines? ¡Bonanza a la vista para los viveros!
Siendo tan absurda la norma, y habiendo tanto abogado por aquí… ¿qué pasa que no salen las demandas?
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