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Tercer Concurso de Fotografía y Narrativa Binarius

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Tercer Concurso de Fotografía y Narrativa Binarius
Escribir una poesía, una epístola o un cuento, acompañado de una fotografía alusiva al texto, es la manera de concursar en el Tercer Concurso de Fotografía y Narrativa Binarius que organiza Eafit.

Con el propósito de “neutralizar el llamado pánico a la hoja en blanco”, la tercera versión de este concurso presenta la opción Enlaces Literarios, en la que los jurados ofrecen una frase literaria en cada categoría (carta, poesía o cuento) para que los concursantes le den continuidad. La recepción de textos será hasta el 13 de agosto. Consulte las frases y las bases del concurso en www.eafit.edu.co. Mayores informes en el 261 9500.

Muestra de Cine Español 2012

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Muestra de Cine Español 2012
El cine del país ibérico se ha convertido en una industria de grandes producciones.

En su desarrollo, la filmografía española ha adoptado nuevas metodologías, narrativas y temáticas que lograron trascender fronteras. Medellín podrá disfrutar de una amplia muestra de filmes españoles producidos en los últimos años. Películas como Chico y Rita, Fausto 5.0, 18 Comidas, Rec, Pan Negro, Intacto y Yo, podrán ser vistas del 17 al 23 de agosto en las salas de cine del Colombo Americano. Informes: 513 4444.

Quinta maratón nacional de realización y exhibición audiovisual

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Quinta maratón nacional de realización y exhibición audiovisual
Esta maratón de realización y exhibición audiovisual que busca las mejores historias contadas en tan solo un minuto, se llevará a cabo en 21 ciudades de Colombia del 7 al 9 de septiembre.

Hasta el 31 de agosto estarán abiertas las inscripciones para participar. La gran maratón, que se realiza desde 1999, se divide en Realización y Exhibición.
En la Maratón de Realización los participantes (a partir de los 12 años) podrán contar historias con cualquier tipo de cámara que permita registro visual (incluidas cámaras fotográficas digitales, celulares y web cam), durante un fin de semana (7 al 9 de septiembre). Profesionales y aficionados de 21 ciudades (Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Cartagena, Cúcuta, Ibagué, Bucaramanga, Pereira, Villavicencio, Valledupar, Pasto, Manizales, Neiva, Sincelejo, Popayán, Florencia, Quibdó, Leticia, San Andrés y Villa de Leyva) competirán simultáneamente por conseguir el mejor plano secuencia de 60 segundos, capaz de contar la mejor historia en un minuto.
Por otro lado, la Maratón de Exhibición está diseñada para ver durante 10 horas consecutivas lo mejor del cine joven colombiano en simultánea, en las mismas 21 ciudades. Esta maratón tendrá lugar el día 7 de septiembre. En Medellín, se realizará en la sala de cine 1 del Colombo Americano de 10 am. a 8 pm., con entrada libre. Inscripción y consulta del instructivo de participación en www.imaginaton.lbv.co. Más informes en el 513 4444.

Arranca la feria

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Arranca la feria
Afianzar relaciones empresariales, cerrar acuerdos de negocios e intercambiar opiniones del sector son las principales motivaciones

Aunque el sector constructor sigue creciendo a buen ritmo, no será nada fácil que la Feria Expocamacol 2012, entre el 22 y el 25 de agosto, supere la cifras que arrojó en su edición de 2010.
En aquella oportunidad el evento presentó expectativas de negocio por 118 millones de dólares, se realizaron 1.735 citas en la rueda de negocios y se recibieron 39.020 personas provenientes de otros países y de diferentes ciudades de Colombia. Ese año las empresas foráneas con mayores expectativas de negocio provenían de Estados Unidos, Costa Rica, Panamá, Ecuador, México y el Caribe.
En su versión 2012, Expocamacol ocupará 23 mil metros cuadrados en Plaza Mayor Convenciones y Exposiciones Medellín. Serán nueve pabellones en área cubierta y dos más al aire libre. Estarán presentes 365 expositores, quienes representan los siguientes sectores: acabados; carpintería, vidrios, cocinas y baños; accesorios eléctricos, equipos especiales y software; pinturas, impermeabilizantes y materiales varios; diseño y cubiertas; maquinaria; cementos, concretos, ladrillos y prefabricados; aceros, formaletas y perfilería, y publicaciones especiales.
Sobre la procedencia de los expositores, la oficina de comunicaciones de la Expo 2012 explicó que hay un 79% de empresas colombianas y un 21% de otros países.
Esta vez las empresas chinas parecen mostrar el mayor interés para la realización de negocios en la ciudad y el país, pues representan el 24% de los participantes internacionales, seguidos por Perú con el 15%, y Argentina y Estados Unidos con el 12%. Los porcentajes restantes se los reparten México, España, Italia, Alemania, Venezuela, Brasil, Ecuador y Portugal.

Libretas que hablan

Libretas que hablan
Juan David es diseñador gráfico, ha sido docente y trabaja en Medellín con múltiples proyectos que involucran la gráfica como principio de comunicación
Por Óscar Roldán Alzate
Hasta hace una semana Vivir en El Poblado publicó una serie de cuatro portadas distintas a las que habitualmente nos tiene acostumbrados. El factor común en ellas fue la presencia de libretas de apuntes como elemento protagónico de la composición. Las libretas estuvieron siempre acompañadas de objetos ordinarios —pero, quizá solo por esto, imprescindibles—. En las cuatro ocasiones se mantuvo la lógica inicial que buscaba abrir, enseñar y publicar el contenido privado de un objeto íntimo (las libretas) en un medio de circulación masiva (el periódico).
Tanto las libretas como los objetos, y además la superficie donde reposaban, cambiaron radicalmente en cada entrega. De esta manera la imagen nos daba pistas para emprender un viaje divertido por la mente de quien dibujó y escribió sobre estas libretas, con códigos propios de documentos que se escriben como un diario personal que solo habla coherentemente a quien lo escribe. El invitado fue Juan David Díez, o también podríamos decir Taller Estándar, nombre de su compañía de diseño y bajo la cual firma todo lo que hace solo o acompañado. Él fue quien organizó cada conjunto de objetos y los fotografió cuidadosamente para contarnos cuentos que se armaban por asociación, y que finalmente terminarían por ser distintos a los ojos y maneras de entender de cada uno de los lectores.

Aunque hablamos ya del sentido de lo íntimo, Díez afirma: “Mis libretas no son íntimas porque sé que alguien las podría llegar a ver. Para mi, una libreta es una herramienta que me permite o me ayuda a visualizar algo, a pensar y, como productor de imágenes, me ayuda a encontrar estrategias para hacer de un pensamiento algo tangible, hacer visible algo que hasta ese momento no existía”.
En el último número se pueden ver cinco objetos sobre una superficie de cemento: una tabla de dibujo con hojas sobrepuestas, donde en la hoja superior se ve el dibujo coloreado de una cómoda silla de estructura metálica con espaldar y asiento de varillas de madera y un cojín color verde claro; al lado derecho un lápiz gris con punta y uno azul entero; una caja de fusibles eléctricos y una libreta pequeña donde se lee: TIPO, NORMA, UNIFORME, SENTIDO COMÚN, APRENDER-DESAPRENDER, LÓGICA, SALIR PARA ADENTRO, TANTO, VIVIR EN EL LABORATORIO, etcétera. Además de textos presentados como conceptos o palabras claves, se pueden ver en la libreta dibujos esquemáticos de objetos o situaciones referenciales, como las que presenta el manual de uso de un electrodoméstico. Aquí resulta claro que el dibujo es un manera de pensamiento y una forma de conocimiento.



Juan David es diseñador gráfico, ha sido docente y trabaja en Medellín con múltiples proyectos que involucran la gráfica como principio de comunicación. En suma, Taller Estándar se ocupa de cosas que pueden pasar desapercibidas para cualquier ojo, gracias a lo anodino de su presencia, pero que a la postre son cosas que nos permiten alcanzar espacios de felicidad. Éste es el norte de su trabajo y quizá un perfil que hace posible ver sus libretas en un espacio destinado usualmente para arte.

El Poblado, sin Altavoz

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El Poblado, sin Altavoz
Ya están definidos los conciertos eliminatorios para el Festival Internacional Altavoz. Esta vez El Poblado no será escenario

Después de dos meses de convocatoria y de pasar los procesos de selección, tras analizar aspectos musicales como composición, arreglos, originalidad y proyección, la novena versión del Festival Altavoz toma vuelo. La Alcaldía de Medellín anunció las fechas y lugares donde 77 bandas musicales locales competirán por un puesto en el concierto internacional que se realizará del 13 al 15 de octubre.
Esta vez el Parque El Poblado, que había acogido a los músicos en las ocho versiones anteriores, no será tenido en cuenta para los conciertos clasificatorios. El escenario, por disposiciones de la organización, ha sido reemplazado por Plaza Mayor, que este 8 de septiembre recibirá a los amantes del rock y la música electrónica.
David Viola, de la dirección del Festival Altavoz, expresa que “vamos a experimentar este nuevo espacio, porque es un lugar más adecuado, en el que no se requiere el cerramiento de vías. En El Poblado, por la asistencia masiva, puede ocasionar problemas con el tráfico. Además con la iglesia, que siempre pide que se apaguen los equipos por la misa”.
Otros escenarios dispuestos por la organización son el Aeroparque Juan Pablo II, donde se realizarán los conciertos clasificatorios de punk, hard core, ska, reggae y hip hop el 18, 19 y 20 de agosto, respectivamente. Entre tanto, en el Teatro Carlos Vieco -Cerro Nutibara-, se llevarán a cabo las presentaciones de metal, alternativa y otras tendencias, el 25 y 26 de agosto.
De las 262 propuestas musicales postuladas a Altavoz en su fase preliminar, fueron seleccionadas 84 agrupaciones en las siete categorías del festival. Como novedad, en esta presente versión se ha incluido una tarima alterna para los artistas que ocuparon, según los puntajes del jurado, el puesto 12 (por categoría fueron seleccionadas 11 banadas para las eliminatorias).
“Las bandas que tocan en la tarima alterna no participan en los clasificatorios del festival sino que estarán directamente en el Festival Altavoz Internacional. La tarima alterna se encontrará en la Cancha Cincuentenario en la zona que regularmente es de comidas”, declara la organización. Allí se presentarán artistas como Antised, Unity Love, Shhorai, Deadth Cult, Dosis, Vélez y Panorama.

Una historia de Hesse

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Una historia de Hesse

/ Gustavo Arango

Como los pecados hay que confesarlos, reconozco que fui un lector apasionado de las novelas de Hermann Hesse. Cuando tenía trece o catorce años, alguien a quien no le guardo rencor me sugirió que leyera Demian y la lectura tuvo efectos perdurables. Esa historia de personajes oscuros y pájaros simbólicos se acomodó impunemente en las estructuras de mi ser. La identidad incierta que tenía en aquel tiempo se sintió especial y a gusto encarnando ese relato de secretos destinados a unos pocos elegidos.
Tardé poco en meterme en otros libros del alemán. La primera versión que tuve de la vida de Buda era la que Hesse había ofrecido en su novela, Siddartha. Hice mía la soledad rencorosa del lobo estepario. He olvidado qué pasó en Bajo la rueda, pero tenía un sabor similar. No es de extrañar que Hesse haya sido el tema de uno de los primeros artículos de prensa que escribí. Estaba empezando en la universidad y aquel texto ha sido uno de los poquísimos que he escrito a dos manos. Lo hice con una novia esotérica que en aquel tiempo me tenía embobado. Ahora sé que escribí aquel elogio para seducir a la muchacha. Ya empezaba a notar algo sospechoso en la manera como los adolescentes se apasionaban por Hesse.

El golpe de gracia lo dio Julio Cortázar. En una entrevista para La voz de Alemania, Cortázar volvió añicos las novelas de Hesse. Le habían pedido su opinión para un homenaje, pero es imposible pensar que su respuesta haya servido para algo. Lo llamó truculento y mentiroso, burguesito ciego, reforzador de individualismos en un mundo donde lo más necesario era la solidaridad. Para resumir, y traducir al lenguaje de nuestro tiempo, para Cortázar la obra de Hesse era el otro ingrediente que habría que echar en la licuadora, al lado de Paulo Coelho, para obtener un jugo de Harry Potter. Desde entonces, nunca más he vuelto a leer a Hesse; aunque cargue a cuestas la tara de creerme a veces especial.

Pero como siempre me han interesado las vidas de los escritores, incluso las de aquellos que no leo, he seguido buscando información sobre su vida. Lo curioso es que al hacerlo me encontré con una historia que podría hacer de Hesse un escritor muy popular entre lectores de la tercera edad. Era sólo una frase. Estaba en otro de mis libros favoritos, Cien autores contemporáneos, de la chilena Lenka Franulic (Ercilla, 1952). La primera vez que la encontré tuve que devolverme a releer. Confieso que no he visto esa historia en ningún otro lado. Dice Lenka que al cumplir setenta años Hermann Hesse se había cansado de escribir y se dedicó a la música, la pintura y el estudio de la magia china. En aquel tiempo el escritor era tan popular como una estrella de rock. Su cartero sufría de dolores de espalda. Pocos días después de recibir distinciones honorarias de dos universidades alemanas, Hesse fue detenido y llevado a la cárcel. Había sido acusado y condenado por usar la magia china para seducir a una muchacha. No deja de enternecerme ese episodio casi siempre escamoteado en su biografía. Se me antoja que esa anécdota perdida de su vida es la mejor historia de Hesse.
Oneonta, agosto de 2012.
[email protected]

Cierre de la Feria de las Flores en Sinko

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Cierre de la Feria de las Flores en Sinko
Con más rumba se celebró el cierre de la Feria de las Flores en Sinko Bar, en el Centro Comercial Río Sur, y con Buchanan’s Master como anfitrión. La noche estuvo ambientada por el grupo Puerto Candelaria y su original e innovador acercamiento a la música colombiana.


Andrés Bedoya y Germán Cortés

Andrés Toro y Arianwen Morris

Andrés Uribe, Julián Gómez y Jimena Ceballos

Carolina Betancur y Santiago Ramírez

Carolina Escobar y Felipe Iglesias
Rafael Burgo y Sara Zuluaga


Elsa Solís y Lina Tamayo

Germán Silva y Zabrina Ospina

Jaime Guerrero, Carolina Robledo y Ana María Navarro

Juan Tascón y Pilar Vélez

Juliana González y Marcela Fernández

Juliana Gutiérrez y José Restrepo

Laura Muñoz y Ana Cristina Muñoz

Lucas Talero y Santiago Lopera

Manuela Mejía y Pablo Márquez

María Yepes, Camila Yepes y Verónica Ospina

Juliana Muñoz
Martha Lucía Ramírez


Milena Marín y María Teresa Robles

Natalia Ardila y Álvaro Medina

Puerto Candelaria con Juanchi Vélez y José Restrepo

Susana Ospina, Jaqueline Buitrago, Luz María Escobar y Manuela Escobar

Tatiana Gómez, Eduardo Gallego y Sara Trujillo

Tatiana Uribe y Santiago Hernández

Verónica Escobar y Juanchi Vélez





Concierto de la Juventud

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Concierto de la Juventud
Cerca de dos mil personas se dieron cita en el Concierto de la Juventud de la Feria de las Flores, que se realizó en el teatro al aire libre Carlos Vieco. Como ya es costumbre, los asistentes disfrutaron de exponentes del rock, punk y hard core. En esta ocasión las bandas locales Rey Gordiflón, Nepentes, La Pestilencia, Tres de Corazón y Johnie All Stars lo dieron todo en el escenario. El invitado de honor fue Attaque 77 que revivió gratos recuerdos para sus fans, quienes no veían a la banda argentina en Medellín desde hacía siete años.


Alejandra Estrada

Ana Lucía Pérez, Laura Ríos y Daniel Uribe

Ani Lozano y Mapa Gil Montoya

Camila Uñates y Laura Montoya

Camilo Andrés Rodríguez, Natalia Ramírez y Juan Esteban Herrera

Carolina Rivera, Diana Martínez, Juliana Gómez y Manuela Alzate

Edwin Múnera y Mariana Melendez

Erika Giraldo y Juan David Meneses

Jessica Carvajal y Katherine Ortíz Ochoa

Jorge Esteban Benavidez, Diego Londoño y Juan Sebastián Molina

Juan Pablo Montoya
Laura Betancurt


Sara Uribe y Catalina Acebedo

Sebastián Alzate y Juliana Doncel

Tomás Villa, Daniela Mesa, Juana Mesa y Camilo Agudelo

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Latin American Poker Tour en Sixtina

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Latin American Poker Tour en Sixtina
El Latin American Poker Tour (LAPT), que se llevó a cabo por segunda vez en la ciudad de Medellín, tuvo una bolsa de premios superior al millón de dólares. 337 jugadores fueron parte del evento principal, entre ellos los reconocidos Chris Moneymaker y Pablo González. Los jugadores y otros invitados asistieron a la fiesta de lanzamiento en la discoteca Sixtina para una rumba que duró hasta la madrugada.


William Shaw y María Rosa Campo

Addy Hincapié y Gisela Vásquez

Adriana Betancur y Carlos Montoya

Carlos Eduardo Monzón, Johnatan Agudelo, Andrés Arias y Edwin Parra

Carolina Vásquez, Olga Hernández y Yuliana Sossa

Chris Moneymaker

Edwin Salacar y Andrea Sánchez

Felipe Galindo y Juan Manuel Carreño

Javier Restrepo y Juan David Arias

Javier Venegas, Claudio Caniggia y Marcelo Domínguez

Jesús Coronado y Eyner Nuñez

Juliana Vásquez

Julián Leal y Daniel Montoya

Julio Correal, Catalina Maya, Adriana Betancur y Carlos Montoya

Leidy Yepes, Jairo Cardona, Carlos Mario Agudelo, Claudia Yusty, Marco Leoni, Carlos Pérez y Goerge Alvarado

Lina María Peña, Luis Felipe Pérez, Jorge Zapata y Johana Peña

María Fernanda López, Ricardo Navarro, Carlos Montoya, Catalina Maya y Paulina Gil

Mariuxy Londoño y Catalina Serna

Mauricio Ardila y Juan Manuel Díaz

Sebastián Castro, Santiago Gándora y David Carrión

Pablo González
Victor Shaya

Vía Primavera Club

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Vía Primavera Club
Vía Primavera también se unió a la Feria de las Flores al cerrar una de sus calles durante dos días para acoger artesanos antioqueños, creativos y propuestas gastronómicas del sector. Ambos días, 11 y 12 de agosto, de 10 am. a 10 pm., los habitantes de la ciudad disfrutaron de las propuestas de Cazuelas de Mi Tierra, Mundo Verde, Milagros, Juicy Lucy, Verdeo, Chef Matilda, 24Food Mart, Me Late Chocolate, entre otros, y del buen ambiente que se vivió allí gracias a las diferentes intervenciones artísticas y culturales.


Alexander Osorno y Katherine Jaramillo

Andrés Arboleda y Paula Andrea Zapata

Carolina Vélez y Andrés Gallego

Erik Jongezoon y Patricia Pérez

Felipe Barrera, María Alejandra Parra y Juan Esteban Peláez

Felipe Madrid y Juan Pablo Álvarez

Hernán Ruíz

Jennifer Ocampo y Andrés Delgado

Juan Camilo Sánchez y Sebastián Delgado

Juan David Quiñones y Andrea Ríos

Juan Galeano, Sara Jaramillo, Sebastián Vélez y Sandra Hincapié

Juan José Velásquez y Jorge Sambato

Juan Pablo López, Yesenia Vásquez y Paula Andrea Ospina

Juan Sebastián Sánchez y Raúl Giraldo

Laura Naranjo y Carolina Jordán

Luis Javier Ruíz, Marcela Echeverri y Martín Delgado

María Victoria Alejan, Ana Misas y Nella Flórez

Marta Ruíz y John Gutiérrez

Natalia Arenas y Pablo Callejas
Paulina Agudelo


Paulina Agudelo, Juliana Vargas y Anabel Trujillo

Santiago Osorio, Camilo Hernández y Daniel Hernández

Susana Zuluaga y Angélica Machado

Valentina López, y Alejandra Gómez

Camila Freyre
y Paula Andrea Gómez
Sara Monsalve López
y Luisa Fernanda Hoyos

Para comer afuera

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Para empezar, les comento que participo con 14 amigos en un grupo cerrado en Facebook en el cual, personalmente, conozco a muy pocos. Desde el principio el líder me bautizó como El Cenador, presumo que por mi cercanía con la mesa y temas relacionados con la cocina. En este foro se habla de Dios y María Santísima y en estos días me dijeron: “Cenador, cuéntenos: ¿Qué busca cuando sale a un restaurante y para qué lo hace?”.
No tiene que haber una razón para salir a comer fuera de casa cuando uno está en el medio en que vive, pero si se anda de viaje sí o sí se deberá buscar un lugar donde alimentarse, no necesariamente un gran restaurante. En estos casos por lo general me dirijo a sitios conocidos o bien referenciados.
En primer lugar, busco buena compañía y sitios tranquilos, aquellos donde se puede desarrollar una conversación sin tener que elevar la voz o hacer esfuerzos auditivos extremos para poder escuchar y participar en la conversación. Evito los lugares donde lo más importante son la música y su nivel y prefiero parajes sosegados, donde el orden y el aseo invitan a entrar.
Otro factor importante es definir con anticipación cuál es la clase de comida que busco. Ahora, con la gran oferta que existe de restaurantes y sitios para comer, es fácil dirigirse a aquel que en principio atenderá nuestros deseos gastronómicos, bien sea por cocina de países o por especialidades. No es buena idea dirigirse a comer carnes en un restaurante especializado en mariscos, porque será alta la probabilidad de que me vaya mal. En particular tengo una gran desconfianza por aquellos lugares donde ofrecen de todo, en los que, de acuerdo con mi experiencia, poco será memorable.
Internet es una gran ayuda; generalmente trato de buscar por los menús de aquellos restaurantes que quiero visitar y las opiniones de clientes que han estado antes. Con los menús me tomo una idea del tipo y variedad de cocina que encontraré; muchos restaurantes acompañan fotos de sus platos, las que unas veces me pueden abrir el apetito y otras me incitan a buscar otra opción. Si los comentarios son pocos, trato de evitarlo. Con base en esta información hago una reserva.
En forma alternativa, cuando encuentro un restaurante que no conozco y que me ha sido referenciado, hago una llamada telefónica para buscar información sobre el tipo de comida, especialidades, horarios de atención, etcétera. Si las respuestas me satisfacen hago la reserva correspondiente.
Me encantan los restaurantes limpios y luminosos, aquellos donde se respetan las horas de la reserva, donde la atención es respetuosa y profesional, donde las personas que toman el pedido conocen perfectamente cada uno de los platos, saben describirlos y tienen la capacidad de generar expectativas por lo que se encontrará en el momento de traerlos a la mesa; mejor aún si sugieren un vino adecuado para acompañarlo –no necesariamente el más caro de la lista-, y si en la casa existe la opción de vinos por copas.
Detalles adicionales importantes son copas y vasos relucientes, vajillas y cubiertos impecables en cuanto a su estado y finura, oferta de panes de buena calidad, detalles de buen gusto como flores en las mesas o floreros en los mostradores, las que sirven para alegrar el ambiente.
Llegado el momento de la comida valoro un servicio razonablemente rápido, con los platos cocidos de acuerdo con los cánones y el gusto del cliente, si este solicitó algo especial. La cocina debe trabajar con productos muy frescos. Qué mala imagen que me dan aquellos sitios donde todo está precocido y se pasa por el microondas para traerlo a la mesa, u otros donde todo está hecho a base de alimentos procesados o enlatados.
Estos y muchos más detalles son los que busco cuando salgo a comer afuera. Hay un elemento final bien importante: una cuenta bien hecha, en la que su listado y precios correspondan a lo ofrecido por el menú y ordenado por la mesa. Por último, no se debe olvidar que la propina es optativa y que en principio debe ser acorde con lo recibido y que una opinión amable acerca de la experiencia –bien sea positiva o negativa- siempre será bien recibida.
Comentarios y sugerencias pueden dirigirse a [email protected]
Buenos Aires, Agosto de 2012.
[email protected]

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Es curioso ver chefs visitando restaurantes diferentes a los suyos, descubrir qué comen quienes dominan el tema de la gastronomía cuando salen de su casa y de su establecimiento. Para esta edición de La Buena Mesa les pedimos a cinco reconocidos y muy diferentes chefs, que nos contaran a dónde van a comer o con qué restaurante están fascinados por estos días.


Rodrigo: chuletón en La Legumbrería
Rodrigo Isaza, artista plástico convertido en chef, es socio y cocinero de los restaurantes Herbario y Bonuar
El primero de ellos es una mezcla ecléctica de cocinas en donde se unen diferentes ingredientes, culturas y técnicas, con hierbas y especias como punto de partida. En Bonuar la propuesta culinaria y el ambiente giran en torno a la cultura negra. Le preguntamos a Rodrigo por un plato con el que se deleite por estos días y nos recomendó probar el chuletón de cerdo de La Legumbrería.
Este sitio pequeño y acogedor, ubicado en el Mall Indiana, en el Alto de Las Palmas, propone una nueva carta cada semana con ingredientes de temporada. El chef, Jhon Zárate, quien estudió en la Escuela Gastronómica de Antioquia y luego amplió sus estudios en Argentina, prepara el plato con una chuleta de cerdo de 500 gramos cocinada en sartén y luego en el horno. Viene acompañado de vegetales: cebolla, zanahoria, zuchinni y un chutney de peras y pepinillos.
Informes: 312 895 6405.


Miguel y Rossy: trucha en Opa y Oma
Donde Bupos se ha caracterizado por ser uno de los sitios ideales en la ciudad para probar los mejores sabores del mar.
Sus creadores y dueños, Miguel Winograd y Rossy Toledo, son quienes atienden y recomiendan platos a sus clientes cada noche. En la amplia carta se encuentran róbalo, atún, salmón, camarones, ostras, langostinos, calamares, cola de langosta y muelas de cangrejo, entre otras delicias marinas. Pero cuando se trata de pescados de agua dulce, Miguel y Rossy le hacen viaje a la trucha ahumada del restaurante Opa y Oma. Este sitio de cocina auténtica alemana, ubicado en el Mall Carabanchel (Km 27 vía Las Palmas), lleva funcionando 27 años. Sus dueños, una pareja de alemanes de 90 años, aún se encargan de la cocina y los productos ahumados. La trucha, (Forelle) es la especialidad de la casa y, así como los otros platos de la carta, viene con Bratkartofeln (papas salteadas), champiñones y pepinillos encurtidos, los cuales pueden remplazarse con repollo blanco encurtido (Sauerkraut) y repollo morado agridulce (Rotkraut). Informes: 542 0565.


Julián: cazuela en Bahía Mar
Julián Estrada, el antropólogo, pionero de la investigación en gastronomía colombiana y creador del restaurante Queareparaenamorarte, nunca ha sido tímido para decir lo que piensa de la gastronomía local.

La crítica culinaria es uno de sus fuertes, por eso no dudamos en preguntarle con cuál restaurante está entusiasmado últimamente. Sin pensarlo nos contó sobre Bahía Mar y la cazuela de mariscos cartagenera que allí preparan. Dice Julián Estrada que es cocina auténtica de la costa, sin pretensiones.
Bahía Mar es un sitio con dos sedes pequeñas: una en la calle 10 con carrera 33 y otro en la calle 9, abajo del Parque de El Poblado. Dilia González, creadora del restaurante, cuenta que la cazuela surgió repentinamente a petición de uno de sus primeros clientes. No tenía cazuela pero ella decidió que podía tenerla y la preparó en minutos a punta de intuición, leche de coco, pulpo, caracol, camarón, calamar, almeja y chipichipi. Ahora el plato hace parte de la carta con una versión especial que lleva langostinos. Se sirve con arroz con coco y patacones.
Informes: 352 0938.


Juan Manuel: mini hamburguesas en Le Coq
Uno de los chefs más destacados de la cocina molecular es Juan Manuel Barrientos, creador del restaurante El Cielo, en Medellín y Bogotá.
Este joven cocinero, tal y como lo hace en la cocina, siempre está ensayando cosas nuevas, por eso le pedimos que recomendara algo que hubiera probado recientemente. Este pupilo del chef vasco Juan Mari Arzak y del chef argentino-japonés Iwao Komiyama, recomendó dos platos del restaurante Le Coq: pollo en yogur y las mini hamburguesas de pollo. El primer plato, explica Laura Castro, chef y socia de Le Coq, es un pollo que después de marinarse en yogur, es apanado en harina de maíz y llevado a freír. Lo sirven con salsa de yogur y pepino. El segundo plato es una ensalada de pollo con uvas, nueces, albahaca, tocineta y mayonesa a base de leche, y servida sobre pan de la casa. Laura recomienda seguir uno de estos dos platos con Algunas de las Muchachas, nombre del plato con el que se pueden degustar varios de los postres de la carta.
Informes: 268 7142.


Anita: pollo Makhani en Naan
Anita Botero, una de las más reconocidas cocineras de Medellín, con título de chef profesional grado A, la máxima distinción que otorga la Cordon Bleu (la más prestigiosa escuela de gastronomía del mundo), es la creadora de La Cafetiere de Anita.
 Allí, la influencia de gastronomía clásica es evidente, pero a ella le encanta viajar y disfrutar nuevos y exóticos sabores. Por eso no sorprende que al contactarla, Anita nos contara que anda fascinada con el restaurante Naan, de cocina hindú. De él recomendó las espinacas crujientes y el pollo Makhani, o butter chicken. El plato Makhani, explica María Teresa Vélez, creadora de Naan, se logra al sellar y cocinar el pollo en una salsa a base de yogur, tomate y almendras, con un poco de especias. El yogur suaviza el sabor sin quitarle profundidad, para aquellos clientes que no se arriesguen con mucho picante. Viene acompañado de cintas de pepino y arroz basmati o uno de los panes tradicionales de la India, hechos en Naan.
Informes: 312 6285.

Un japonés en el Oriente

Un japonés en el Oriente
El amor y la belleza de El Carmen de Viboral lo llevaron a dejar su tierra natal y a cambiar la cocina por las escobas

Por Saúl Álvarez Lara 
Vi a Junzo Hattori un sábado de mañana en el parqueadero de Gualanday, el centro comercial sobre la carretera de Llanogrande. Lo vi de lejos junto a unas varas de bambú sostenidas en la canastilla de una bicicleta donde, lo noté luego, llevaba también el fiambre para la jornada, una gorra y otras herramientas. El sol de tierra fría rechinaba pero Junzo parecía fresco. Atado al manubrio un cartel anunciaba: “Escobas de bambú para barrer el jardín. Siete mil pesos”. Entonces me di cuenta de que era japonés. Ese día compré dos escobas por una razón sencilla: el ensamblaje, las varas de bambú unidas por un anillo, también de bambú más grueso, el palo sin accidentes y, sobre todo, el sistema de amarre que mantiene todo como una sola pieza hace que el objeto sea más que una escoba, que sea una pieza de diseño, además de una excelente escoba.

Junzo Hattori habla poco español pero sonríe con sus ojos finos y uno acaba por entenderse con él. Vive en la vereda La Chapa, más allá de El Carmen de Viboral. Nació en Yokohama el 12 de octubre de 1943. Es el menor de una familia compuesta por el padre, funcionario del servicio de correos, la madre y cuatro hermanos. Fue profesor de deportes hasta que una grave lesión de rodilla interrumpió su carrera y entonces se dedicó a la cocina. Tenía treinta años. Trabajó en el restaurante de la NTT (Nippon Telegraph and Telephone Corporation) y pocos años antes de jubilarse abrió su propia barra de comidas con fideos (noodles), sopas, ensaladas y sándwichs para pasajeros apurados en la estación de Tsujido, cerca de Yokohama y cerca, también, de la fábrica de Panasoniac donde trabajaba Fabiola Carrasquilla, una colombiana que fue al Japón a visitar a su hijo, le gustó, y se quedó allí trabajando.
Más de tres años Fabiola pasó frente al “Ryw” (El Dragón), el restaurante de Junzo, antes y después del trabajo y siempre notó que el hombre detrás de la barra se quedaba mirándola, algunas veces le pareció que la esperaba y le iba a decir algo pero nunca le habló. Hasta que una tarde, un jueves, el japonés se atrevió y le preguntó si aceptaba ir a comer con él. Fabiola dijo que sí y esa noche fueron a un restaurante en Yokohama. Así fue el primer día. Y así fueron los otros días hasta que se casaron, Junzo se jubiló y vino a Colombia a conocer a su familia política. Por razón de su trabajo Fabiola no lo pudo acompañar. Llegó a la finca en la vereda La Chapa donde vivía la familia de Fabiola y quedó encantado con el lugar, la calma, el aire fresco y la veranera frente a la casa. Lo había imaginado, sobre todo después de que Fabiola le describiera los paisajes, el clima, las montañas, las flores, pero la realidad superaba de lejos lo dicho por Fabiola y decidió vivir aquí.
Junzo regresó a Yokohama, convenció a su mujer de volver a Colombia y el 29 de marzo de 2007 desembarcaron con todo y equipaje en el aeropuerto José María Córdoba. Compartieron la casa de la veranera en el frente con la familia de Fabiola, más allá del Carmen. Le hicieron reformas, la pintaron de rosado, agregaron una habitación e instalaron allí un pequeño salón para tomar té, donde es costumbre quitarse los zapatos para entrar. Una estampa de Utamaro, el pintor del siglo 18, al lado de una vista del Monte Fuji y una lámpara en papel de arroz de tres cuerpos, recuerdan el Japón que Junzo dejó para no volver.
Su vida cambió. Difícilmente hubiera podido encontrar un lugar así en su país superpoblado. En lugar de las carreras, los horarios, el estrés, Junzo cuenta con el tiempo para montar en bicicleta, el único deporte que puede practicar después de la lesión, y observar el nuevo mundo alrededor. Un día, mientras reparaba las escobas de la casa, se dio cuenta de que era mejor hacerlas nuevas con el bambú que veía a lado y lado cuando salía en bicicleta. Montó un taller en el corredor de atrás de la casa, creó el diseño y se dedicó a ensamblar escobas. Intentó vender los primeros ejemplares en la plaza de El Carmen de Viboral, sin éxito. De esto hace cerca de tres años. Perfeccionó el ensamblaje y ahora Junzo sale todas las mañanas a recoger bambú, arma escobas en las tardes y los fines de semana las vende en Gualanday, –adonde se demora una hora para llegar en bicicleta–, o en El Retiro –a tres horas y media el trayecto hasta la plaza–, o en el Mall Llanogrande, a dos horas de camino. En cada salida lleva hasta siete escobas atadas a la canastilla de la bicicleta y no regresa a casa hasta que las haya vendido todas.
Junzo Hattori es un hombre feliz. Con la sonrisa en los ojos dice: “Gustar Colombia, vivir contento aquí…”.
Fabiola lo mira con ternura. Son una pareja feliz que un día, quizá, vuelva a Yokohama, “La tierra tira”, dicen por aquí.

Campeón mundial de chalanería

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Campeón mundial de chalanería
Un joven estudiante del colegio Montessori se trajo el oro de Estados Unidos

Andrés Rojo Botero, un joven de 17 años estudiante de grado once del colegio Montessori, regresó al país luciendo en su cuello la medalla de oro de la novena versión del Mundial de Amazonas y Jinetes, campeonato de chalanería, disputado recientemente en Miami, Estados Unidos.
“Es un triunfo demasiado gratificante porque desde que empecé a competir esto era a lo máximo que quería llegar, a ser campeón mundial. Tenía toda la convicción de ser el ganador, pero al llegar, como uno no compite con el caballo propio sino que la organización asigna uno para el torneo, no tuve mucha suerte con la yegua porque antes de la competencia se enfermó. Sin embargo, luego me tocó un buen caballo y pude hacer una buena presentación”, cuenta el jinete campeón de la categoría juvenil, de 15 a 17 años, quien montó al ejemplar “Prodigio del Limón”.
En pocas palabras la chalanería o equitación criolla es el arte de montar a caballo. Para esta práctica deportiva, que comienza a ser popular en nuestro país, se requiere sincronía, coordinación, técnica, compenetración y, sobre todo, la afinidad entre el caballo y el jinete. Esta disciplina es practicada por amazonas (niñas y jóvenes) y jinetes (niños y jóvenes) desde los dos hasta los 24 años de edad.
Para llegar al campeonato mundial, el jinete colombiano primero tuvo que sortear las válidas locales y el campeonato nacional, donde obtuvo el título que le dio el paso al certamen internacional. Allí compitió contra 28 chalanes de ochos países, entre los que se encontraban potencias mundiales como Puerto Rico, Estados Unidos y República Dominicana. De la delegación colombiana de amazonas y jinetes, que participó con 70 deportistas, Andrés logro la única medalla dorada del campeonato.
“Es una competencia muy difícil porque son demasiados detalles de los que hay que estar pendiente. Lo más importante es saber lucir el caballo de paso, tener una postura adecuada y hacerlo con elegancia”, afirma Andrés Rojo.
La pasión por los caballos comenzó para este chalán desde que era un niño. A los cinco años, bajo la influencia de su abuelo ganadero, hizo sus primera montadas. A los siete años comenzó a competir, con el apoyo de su familia. “Lo más importante es tener amor por los caballos. Esto necesita mucha dedicación, pues ya son 11 años montando. Y no soy solo yo, sino mi profesor Alejandro Chavarriaga y mi familia, que siempre me acompaña a las competencias”, dice Andrés.
Este jinete, que reside en el barrio La Florida, cerca a la Clínica Medellín de El Poblado, ya había participado en cuatro mundiales: el primero fue en 2004, en Puerto Rico; el segundo en Estados Unidos (2006), luego en Colombia (2008) y en Puerto Rico (2010). Sin embargo, fue el más reciente mundial el que le dio el título esperado. Su meta ahora es prepararse para repetir el triunfo dentro de dos años.

Donde los pianos van a morir

Durante la guerra franco-prusiana de 1870 – 71, la artillería brutal de ambos bandos destruyó las instalaciones de la casa de edición musical y fabricación de pianos más antigua del mundo, la compañía Breitkopf & Härtel. Había sido fundada en 1719 en Leipzig y en principio se había dedicado a la impresión de partituras y luego a la fabricación de pianos desde 1807. Los pianos Breitkopf & Härtel gozaron de la estimación de grandes compositores del siglo 19 como Liszt, Robert y Clara Schumann y apoyaron la producción impresa y los derechos de partituras de otros genios como Beethoven, Haydn, Mendelssohn, Wagner, Brahms. A pesar de que nunca siguió fabricando pianos desde 1870, la compañía persiste en su labor como editora hasta hoy. Perdonen los lectores esta memoriosa introducción, para decirles con orgullo que tengo en mi apartamento uno de los últimos pianos de “pared” Breitkopf & Härtel, en un sello borroso se lee el código “b129” y que llegó como herencia a mi hermana María quién sabe a través de cuántas rancias familias antioqueñas, por caminos ya sinuosos ya gloriosos. Y esta nota se escribe en honor a este instrumento, porque en una reciente edición dominical del “New York Times” dedicaron un reportaje titulado “A donde van morir los pianos”, en verdad conmovedor. En los Estados Unidos se calcula que existen unos 365 mil pianos fabricados entre 1910-30, cuando había pocos tocadiscos y rara era la radio, de modo que el piano era la única fuente de entretenimiento familiar. Miles de pianos ya cumplieron su edad de “servicio” calculada en unos 80 años y existen en Pensilvania y en todo el país enormes compañías cuyo oficio es recoger los instrumentos que ya nadie puede tener en sus estrechas viviendas, pianos escolares desvencijados o abandonados cuando mueren sus propietarios solitarios y la policía debe decidir qué hacer con los muebles del difunto, etc. Enormes camiones recorren el estado recogiendo estos pianos condenados a la nada y los conducen a una barraca donde son arrojados brutalmente al piso y desmantelados con pesadas mandarrias. El reportero narra estremecido cómo sueltan los pianos sus últimos quejidos metálicos cuando caen a tierra y empiezan a ser descuartizados como elefantes leprosos. Cada camión descarga unos diez pianos de cola o de pared y apilan los desechos según sean cuerdas, finos tablones, patas torneadas, tapas, teclas de marfil, pedales de hierro. La compañía exterminadora de pianos seniles tiene más de un siglo y hoy queda anexa a las planta de basura del estado. El valor de los pianos usados es ínfimo, su reparación costosísima, los expertos escasean, y entonces la gente que los tiene mejor los ofrece como basura. Algunos artistas ocasionalmente van a recoger una que otra parte de un piano destrozado, y en el invierno los transportadores suelen usar las partes de madera como leña en sus bodegas. Es misterioso pensar que esos pianos incendiados alguna vez sonaron como Beethoven o Liszt o como el simple “happy birthday” y hoy son humo y ceniza, “polvo al polvo”. Loado sea nuestro piano familiar “Breitkopf & Härtel”, que permanecerá con nosotros hasta que el próximo diluvio cubra a esta Ciudad sin música, en fecha que no se me ha permitido revelar.
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Preocupado por Los Balsos

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Preocupado por Los Balsos
Por intermedio de Vivir en El Poblado, un lector quiere conocer la posición de la Policía sobre la recurrencia de atracos, sobre todo en Los Balsos. El coronel Rojas responde

“Vivo hace apenas un año en El Poblado”, escribe David, un lector que se siente intimidado por la presencia constante de ladrones en la doble calzada Los Balsos. “Quiero compartirles la preocupación por la inseguridad que se vive en esta vía, entre el Centro Comercial Santafé (Avenida El Poblado) y la Transversal Inferior (supermercado Consumo). Tienen azotado ese sector, son tres o cuatro parejas de motos, y también hay dos jóvenes a pie que andan armados. A diario se conoce de cuatro o cinco atracos. Quiero saber: ¿Por qué la autoridad no hace nada? ¿Cómo es que la ciudadanía tiene que vivir atemorizada por siete u ocho delincuentes en dicho sector? Es súper sencillo que la policía implemente alguna estrategia de patrullaje y de retenes en esa avenida a ver si por fin se destierran a quienes son el terror de los que transitan por allí”.

Responde el coronel Rojas
Sobre esta inquietud, el coronel Fabio Rojas, comandante de la Estación de Policía de El Poblado, argumenta: “Ese modus operandi -en motos y por sitios altos como Los Balsos- les da ventaja a los delincuentes, pues mientras las personas avisan a la policía, ellos tienen cerca de siete minutos de ventaja para escaparse”. A las rutas de escape tradicionales de los ladrones en El Poblado se suman las vías nuevas como el puente de la calle 4 Sur, con su salida hacia el sur occidente de la ciudad, y la loma de El Indio, con su conexión hacia La Asomadera, informa el coronel Rojas. Destaca que este año han sido capturadas en esta comuna 678 personas, 649 de ellas en flagrancia, lo que lo preocupa. “Son muchos delincuentes rondando por El Poblado. Es impresionante la tendencia a delinquir”, enfatiza. Sobre si estas personas permanecen o no privadas de la libertad, manifiesta con desánimo que ya es otro asunto que depende del sistema judicial colombiano. “Es posible que por el monto del hurto o porque los fiscales consideren que no son una amenaza para la sociedad estén de nuevo en las calles”.
Con base en las estadísticas delincuenciales de la comuna 14 en los últimos cinco años, el coronel Fabio Rojas se atreve a afirmar: “Los hurtos no son un asunto esporádico o aislado, sino permanente, sistemático, aunque este año hayan disminuido en relación con el año anterior. Mientras hasta el 11 de agosto de 2011 se denunciaron en El Poblado 212 hurtos, en el mismo periodo de 2012 la cifra fue 164, es decir, 38 casos menos”.
En cuanto a las estrategias para combatir a los atracadores, el coronel Rojas asegura que antes, durante y después de la Feria de las Flores la estación que dirige ha contado con el apoyo de grupos de reacción motorizada que hacen recorridos alrededor de centros comerciales como Santafé, Río Sur, Oviedo y El Tesoro. Recomienda a los ciudadanos afectados por los delincuentes comunicarse directamente con el cuadrante indicado. Por ejemplo, en Los Balsos la seguridad corre por cuenta del cuadrante de policía número 7, cuyo número celular está disponible las 24 horas: el 312 716 74 85.
Como para el coronel Fabio Rojas la seguridad es un asunto de corresponsabilidad, espera que en la comuna 14 se adelanten otras acciones. Por ejemplo, para antes de que finalice agosto, confía en que la ESU (Empresa de Seguridad Urbana) instale y ponga a funcionar otras 35 cámaras de vigilancia en El Poblado, cuyas imágenes serán controladas directamente desde una terminal en la Estación de Policía El Poblado. “Estamos urgidos de esta interconexión que nos permitirá tener un mayor control”. También insiste en que es necesario mejorar la iluminación en varios sectores de El Poblado. “Es insuficiente, lo que favorece a los ladrones, al igual que la topografía del área y la frondosidad de algunos árboles. No se trata de tumbarlos pero sí de podar varios que les permiten a los ladrones esconderse”, concluye.

Peatonía y tránsito: ¿Desde el colegio?

La administración de Aníbal ya completa siete meses. ¿Qué se ha decidido y logrado en materia de tránsito? No mucho. Fuera de ajustes bastante obvios al pico y placa –que poco ayudan al 90% de los vehículos particulares de Medellín– el tiempo se ha ido haciendo estudios. El tráfico cada día empeora y ya nadie se hace ilusiones de mejoría real.
Bienvenidos los estudios, pero uno esperaría que alcaldes con tanta trayectoria entren a su cargo con el tema más dominado y con decisiones más ágiles y concretas. Durante las campañas tratan de convencernos de que conocen a fondo y aplicarán cuanto antes las soluciones precisas, pero luego parecen caer en la cuenta de que la cosa no era tan fácil.
Las cifras tampoco son positivas. Casi todos los índices de accidentalidad han aumentado en 2012. Según la página del Municipio, por ejemplo, el número de heridos en accidentes de tránsito entre enero y junio subió el 15% respecto a 2011 y el 26% respecto a 2010. Claro, al haber más vehículos es de esperar que haya más accidentes, como dice la administración. Pero no tienen cómo justificarnos que el número de heridos haya subido a un ritmo bastante mayor que el de vehículos, y eso contando con tantas cámaras que han llenado de fotomultas y cursos a los conductores.
La mayor justificación de las cámaras era precisamente reducir la accidentalidad, y si esta sube, entonces tener o no tener cámaras no incide tanto como la actual y la anterior administración nos prometían. O sea, por ahí no era la cosa.
La clave, Señor Alcalde de Medellín, es la educación temprana para el tránsito.
De acuerdo, algo se está avanzando en educar y reeducar a conductores, pero resulta que por más vehículos que haya en la ciudad, la cantidad de habitantes que ni posee ni conduce vehículo es -y será siempre- varias veces mayor. Y estos también deberían aprender algunas cositas.
A la inmensa mayoría de peatones nunca nadie les ha enseñado cómo circular a pie, sus deberes y derechos. Y salen a la calle desde muy niños a enfrentarse a una ciudad que, para que funcione, necesita que todos cumplan reglas y la manejen bien.
Tampoco los ciclistas reciben de nadie una mínima instrucción sobre cómo usar su vehículo por la ciudad. Y solo desde hace poco los motociclistas, como si nadie hubiera pensado antes sobre el tema.
Aníbal, ¿qué tal si incluimos en el pénsum de los colegios una materia en 10 u 11 grado que explique los conceptos básicos de comportamiento en la calle para ser buenos peatones, conductores o ciclistas? Que indique por dónde se puede y no se puede circular, qué significan las señales de tránsito, cómo usar mobiliario urbano, cebras, puentes peatonales y paraderos de buses, entre otros.
Y esta educación básica en “peatonía” y tránsito a los jóvenes de todos los estratos, la complementamos con instrucción básica en conceptos cada vez más críticos para la convivencia como separación y reciclaje de basuras, uso adecuado del agua, contaminación por ruido, nutrición y ejercicio.
¡A ver si por fin preparamos a los niños para vivir la vida real!
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Un pulmón en El Poblado

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Un pulmón en El Poblado
Este vivero, más que un referente, es un oasis en medio de la congestión y el cemento

Con sus 3.300 metros cuadrados en plena Milla de Oro, Tierra Negra no pasa inadvertido. Situado desde hace siete años en la muy transitada esquina de calle 7 D con la carrera 43 A, en toda la Avenida El Poblado, ejerce la atracción de un imán sobre quienes pasan por allí. Desde afuera, sobresale el verde de algunas de las numerosas especies nativas que sus dueños –el agrónomo Raúl Penagos y su esposa Ana María Jiménez– producen en sus plantaciones de Rionegro y El Tolima: guayacanes, almendros, ébanos, arizá, chiminangos, palmas, cedros y caobos, entre muchas otras. Una vez adentro, el visitante queda arrobado por el colorido de las flores: bromelias, marygold, petunias o conservadoras, salvia roja y besitos, por solo citar unas pocas, se extienden en macetas a lo largo y ancho del lugar, dándole un colorido inolvidable.
“La gente se enloquece con los parches de color”, dice Ana María, quien relata cómo cada día se acercan al vivero decenas de personas que trabajan en El Poblado y quieren simplemente relajarse y disfrutar la naturaleza. “Son secretarias, trabajadores, profesionales que salen de sus oficinas a almorzar y dicen que quieren ver verde en medio de tanto cemento”.
Durante la Feria de las Flores, Tierra Negra estuvo más visitado que de costumbre. Los turistas se acercaban a tomarse fotografías en el árbol de mango de la entrada, mientras que cientos de residentes, comerciantes, dueños de restaurantes y hostales aprovecharon la promoción de flores en materas para decorar sus casas y locales y mostrar a los turistas la cara más amable y florida de Medellín.
También fue este vivero el que recientemente surtió con 35 mil flores al Centro Comercial Santafé para la elaboración de su tapete.

Guardianes de una tradición

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Guardianes de una tradición
Encontramos varios personajes que se aferran a su oficio y lo ejercen con profesionalismo

Los avances tecnológicos y el desarrollo de la industria han acabado con diversos oficios. Máquinas que reemplazan al hombre y tecnologías de punta que sistematizan infinidad de tareas, tienen al borde de la extinción muchas labores que tradicionalmente se hacían a pulso y vocación. Han ido desapareciendo bellas ocupaciones como las de ascensorista, cartero, talabartero, herrero, tinterrillo y arriero, este último el más popular para los antioqueños de antaño. Sin embargo, hay oficios que perviven. En El Poblado encontramos algunos de ellos.

Luis Eduardo Calle, albañil
A los 89 años Luis Eduardo Calle, albañil de toda la vida, le quedan fuerzas para construir unas escalas. Así lo hizo hace poco, cuando por pedido de una de sus cuñadas, le moldeó con palustre y cemento en mano la entrada de la casa, en la loma de Los González. Hace días, recuerda, también acudió donde la vecina Hermentina Jaramillo, quien le pidió hacer unos remiendos, organizar los sanitarios y arreglar las humedades.

“Yo mismo construí esta casa. Cuando me iba a casar, mi suegro nos entregó este lote y aquí fue donde levanté mi hogar. Esto era puro monte y no había casas. Esta fue la segunda que se construyó en este sector. La mayoría de personas de este barrio éramos albañiles y unos pocos choferes”, recuerda Luis Eduardo, quien añade que el palustre siempre ha sido su mano derecha.
Del matrimonio de Luis Eduardo con su esposa Nelly González, con quien lleva 64 años de casado, nacieron nueve hijos. Con el oficio de la albañilería levantó a toda su familia. “Yo siempre trabajo, aunque ya muy poco porque por la edad mía es difícil. Pero siempre tengo patrones que me ocupan y los vecinos. Comencé a los 15 años, si no fue antes porque quedamos huérfanos muy pequeños. Éramos cuatro hermanos, yo era el mayor y los vecinos me llevaban de ayudante. Como el oficio me gustaba, lo aprendí ligero. Ya después pasé a maestro de obra y ya me la ganaba de ojo dirigiendo”, rememora el albañil Luis Eduardo, sentado en el balcón de su antigua casa de la loma de Los González.


Jaime Ospina, sastre
“Un oficio tan antiguo como noble”, reza uno de los cuadros que adorna la sastrería Manila, en los alrededores del Parque Lleras. Allí Jaime Ospina, puntada a puntada, con una perfección milimétrica, confecciona pantalones, blusas y vestidos de dama y caballero en una vieja máquina de coser Brother.

A El Poblado llegó hace cinco años, cuando abrió su propia sastrería en el barrio Manila, que luego trasladó al Parque Lleras, donde se ubica actualmente. Desde allí atiende a sus clientes, muchos de los cuales buscan sus servicios para la confección de sus trajes.
“Este es un oficio que nunca va a desaparecer, aunque hoy poca gente manda hacer su ropa y lo que más se ve son los arreglos, como subirle el tiro o cogerle bota a un pantalón. Pero la gente nunca va a dejar de usar ropa y, quien puede, nunca va a dejar de hacerla a su medida. Tengo clientes desde hace 20 años”, comenta el sastre mientras le da un respiro a su Brother.
Jaime tiene 54 años y desde hace más de 30 se dedica al oficio de coser, cortar y diseñar prendas de vestir. Consigo siempre lleva unas gafas y un metro que cuelga en su cuello. El oficio lo aprendió de un tío, quien era sastre en San Joaquín, uno de los sectores de la ciudad que por tradición aún conserva varias sastrerías en sus calles.


Gustavo Gómez, pintor
“Yo pinto de todo, pero a lo que más me dedico es a la pintura comercial porque es lo que la gente más compra, y para poder sobrevivir con el arte hay que hacer reproducciones de los grandes pintores”. Esto lo dice Gustavo Gómez mientras traza unas delgadas pinceladas en la réplica de Una Familia, original del maestro Fernando Botero, obra que Gustavo adelanta desde hace tres días en el Parque Lleras.

Gustavo tiene 55 años y es artista plástico de la Universidad de Antioquia, donde se graduó en el año 1985. Lleva cerca de 12 años pintando cuadros en El Poblado. Todos los días, junto a un grupo de colegas que se instaló en el Parque Lleras hace más de una década, llega desde su barrio, San Javier, en el centro occidente de Medellín, para sentarse en un butaco y pintar bodegones y retratos en óleo de reconocidos personajes como John Lennon, mientras espera que alguien se interese en una de sus pinturas.
“Durante mucho tiempo me había dedicado a los negocios, con una empresa de productos de hogar. La pintura es un medio muy difícil pero uno se defiende con ella. Los cuadros que pinto, que hago con mi propia propuesta artística, los mantengo guardados porque el arte es poco valorado en nuestro medio”, afirma Gómez, sin levantar los ojos de La Familia.


Pablo Jaramillo, anticuario
Afuera de la anticuaria Flash Back, ubicada en la calle 9 con calle 43B, hay una moto Lambreta naranja, modelo 68. “Es una pieza de colección. Una moto de origen italiano”, dice Pablo Jaramillo, mientras señala con su índice el vehículo que parquea en su acera. “Está en buen estado. Esta moto es más que todo para quien sea amante de esta marca, que es un icono en el mundo”, aclara.

En su almacén de antigüedades se encuentran muebles y lámparas en desuso, un maniquí, una secadora de salón de belleza, una chaqueta de puro cuero, robots y juguetes anacrónicos, muñecos de artistas clásicos como Verdi y Chopin, viejos modelos de botellas de Coca-Cola, cámaras fotográficas y de video de los años ochenta, películas de 8 milímetros, tiras cómicas de Memín, El Hombre Nuclear y Kalimán, entre decenas de cachivaches y chécheres.
“Hay personas a las que les gustan las cosas viejas. Por lo que más preguntan es por lámparas, cuadros o elementos de decoración retros”, dice Jaramillo, de 43 años, quien realizó algunos semestres de Antropología en la Universidad de Antioquia. “Hace seis años tengo este almacén. En la semana voy al Centro y recorro mercados de pulgas en busca de objetos antiguos. Los compro, los vendo o los adapto”, sintetiza el anticuario.


Rubén Acosta, portero
“La primera y última persona que la gente ve cuando entra o sale del edificio soy yo, por eso en mi trabajo se necesita mucha vocación de servicio. En todas partes se necesitan porteros, aún no hay robots que abran y cierran las puertas”, comenta Rubén Acosta, con una sonrisa dibujada en su rostro.

El oficio de portero es uno de los más comunes de El Poblado. No hay urbanización ni conjunto residencial donde no se encuentre uno con su típico uniforme y gorra de vigilante. En las noches, cuando cumple con su jornada, Rubén Acosta pasa revista por los distintos pisos del edificio Callejuelas de Lalinde, donde trabaja desde hace dos años.
A sus 49 años ha pasado la mitad de la vida ejerciendo este oficio. Primero lo hizo en la portería de una escuela, luego vigiló un lote y trabajó en el área de seguridad de Comfama y Carulla. “Esto se vuelve la casa de uno, porque aquí se permanece mucho tiempo. Este puesto para mi es el mejor porque uno tiene contacto con las personas. Además de estar pendientes de la seguridad, somos los que damos recados, llevamos razones, repartimos la prensa, entre otras cosas. Lo más importante de este oficio es la confidencialidad con las personas del edificio; ver, oír y callar”, dice Acosta.

El Lleras, para peatones

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El Lleras, para peatones
El proyecto para construir senderos peatonales en los alrededores del Parque Lleras va por buen camino, señala la Corporación Zona Rosa

Si hoy el Parque Lleras fuera peatonal, como está contemplado en el Plan de Desarrollo 2012-2015, los transeúntes, visitantes y residentes, podrían caminar libremente, sin el estorbo de los vehículos, por la carrera 38 (Al Rojo) entre las calles 8 y 9, y la calle 9A (Hotel The Charlee), entre las carreras 38 y 37A, al mejor estilo de los bulevares europeos.
“Ya nos reunimos con el Municipio y hay una voluntad del Alcalde para que esto se haga rápido, sobre todo ahora cuando vienen eventos muy importantes para la ciudad”, dice Luis Guillermo Orjuela, representante de la Corporación Zona Rosa. “La idea es que esto, lo que estamos proponiendo, tenga una primera fase con un cierre parcial, sin intervención del espacio público, mediante unos bolardos y cadenas en toda la zona peatonalizable. Y una vez pasado este período de sensibilización, que puede ser de unos seis meses, iniciar la intervención de la obra con los recursos que la Corporación y la Alcaldía busquen juntos, para las alianzas público-privadas o el modelo del aprovechamiento del espacio público”. En este último modelo los comerciantes aprovecharían, por ejemplo, para sacar sillas y mesas a las aceras y pagarían al Municipio una especie de alquiler por el uso del espacio público.
Según está estipulado en los diseños de peatonalización del Lleras, 63 celdas de parquímetro que están dentro del perímetro del parque desaparecerían para ser utilizadas como espacio público. Aunque todavía está por definir como será la financiación de esta obra, si por valorización o alianza público-privada, se calcula que el costo de la intervención pueda llegar a los 4.300 millones de pesos, de acuerdo con datos suministrados por el Fondo de Valorización de Medellín (Fonval).
Ante la inquietud con respecto a cómo se resolvería el parqueo bajo este esquema, Luis Guillermo Orjuela señala: “Esto no va a implicar ningún problema con la movilidad, porque creemos que estos puestos de estacionamiento los pueden absorber los tres parqueaderos que tenemos en el sector. Hemos visto que estos aún tienen capacidad para más vehículos. También está la propuesta de exención de impuestos para la construcción de nuevos parqueaderos en la zona. Además, la peatonalización propuesta no obstruye en absoluto la movilización de los residentes, porque no se tocan para nada la carrera 39, ni la calle 8 ni la Vía Primavera, por donde podrán transitar tranquilamente los carros”, señala Orjuela.
Según datos de la Corporación Zona Rosa, cerca de 70 mil personas, en promedio, visitan los fines de semana el Parque Lleras y sus alrededores. Además, apunta la agremiación de empresarios que la afluencia de turistas se ha quintuplicado en los últimos años gracias a los recientes eventos internacionales como los Juegos Suramericanos, el Mundial Sub-20 de fútbol y la misma feria Colombiamoda, entre otros.
“La idea es que esto se convierta en un espacio para los residentes, que tenga una activación cultural los fines de semana durante el día y la noche, que no sea solo rumba. Proponemos al alcalde Aníbal Gaviria crear la macro Zona Rosa de El Poblado, que estaría articulada a los cordones verdes que él propone. La idea es que el Parque Lleras sea el centro de la macrozona, que estaría integrada por La Milla de Oro, que se comunica de manera natural con el Parque La Presidenta. Además el Lleras se comunica con la Vía Primavera y Provenza, así mismo, con el Parque El Poblado, Astorga y la Calle de la Buena Mesa. La idea es recuperar físicamente todo este entorno”, afirma Luis Guillermo Orjuela.
La peatonalización del Lleras, aprobada dentro del Plan de Desarrollo por el Concejo de Medellín, se suma con otras cinco obras al paquete de proyectos que se pretenden construir en El Poblado por Valorización, aunque se deja la puerta abierta para desarrollarla bajo otro modelo de financiación.

Quítate la máscara

Uno de mis lugares favoritos en Chicago se llama Pritzker Pavillion. Es un teatro al aire libre en Millenium Park. El escenario está cubierto por una gran concha acústica, hecha de láminas gigantes de acero inoxidable que le dan un aspecto futurístico. Este teatro fue diseñado por el famoso arquitecto Frank Gehry.
Danielle Laporte cuenta la historia de Gehry en su libro The Fire Starter Sessions. A principios de los 80, Gehry fue elegido para diseñar un centro comercial llamado Santa Monica Place, en Los Ángeles. Diseñó el edificio con el típico estilo de esa época: de concreto, con líneas rectas y pintado de color rosado. El día de la inauguración, el director de Santa Monica Place fue a comer a la casa del arquitecto. Al llegar, el invitado se sorprendió al ver que la casa, también diseñada por Gehry, era muy diferente al centro comercial. Tenía paredes de acero inoxidable, ventanas curvilíneas y picos muy altos. “¿Te gusta tu casa?”, le preguntó. “Sí”, respondió el arquitecto. “Si te gusta esta casa no te puede gustar Santa Mónica Place”, le dijo el director. “No, no me gusta”, confesó Gehry un poco tímido. –“¿Entonces por qué la construiste?”. –“Pues tenía que hacer dinero, concluyó el arquitecto.
Después de esta conversación, Gehry tomó la decisión de solo diseñar lo que lo apasionaba, de expresar en sus edificios al verdadero Gehry. Al día siguiente canceló los contratos que tenía con ese director, los cuales equivalían a una suma grande de dinero, y se dedicó a crear edificios que realmente le gustaran.
Gracias a esa decisión de ser auténtico, sus obras fueron citadas como las más importantes de la arquitectura contemporánea en la Encuesta Mundial de Arquitectura de 2010.
En tu autenticidad está tu poder. No hay una mejor manera para vivir plena y exitosamente que siendo lo que en realidad somos. A cada uno se nos dio un regalo muy especial, algo en lo que somos brillantes por naturaleza. Sin embargo, muchos de nosotros tapamos lo que somos con máscaras de identidades que creemos que son mejores a la nuestra. A veces esas máscaras son tan fuertes, que olvidamos quiénes somos en nuestro interior.
Sigue el ejemplo de Gehry y di NO a lo que no es auténtico para ti. Empieza por ser honesto contigo mismo. ¿Estás siendo transparente en tu vida? ¿Tus palabras, acciones y corazón están alineados? Ser auténtico no significa ser perfecto; por el contrario, significa que muestras tus imperfecciones y muchas veces al hacerlo te puedes sentir vulnerable. Pero la grandeza nace de lo vulnerable. En su larga investigación sobre qué hacía que las personas vivieran plenamente, la socióloga Brene Browne concluyó: “La vulnerabilidad es donde nacen la felicidad, la creatividad, el sentido de pertenencia y el amor”.
¡El mundo quiere conocer tu verdad, quítate la máscara!
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100 años de don Conrado

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Don Conrado González Mejía marcó la educación en Antioquia. Su aporte como formador de maestros y de varias generaciones de jóvenes sigue cosechando frutos

Si viviera, don Conrado González Mejía, fundador del colegio que lleva su nombre, cumpliría 100 años el próximo 27 de agosto. Pero su legado está vivo y su natalicio será celebrado por su familia y por Eafit en este claustro universitario.

El homenaje será el lunes 27 de agosto en el auditorio 125 del bloque 38, de 10 am. a 1 pm. Cuenta su hija, Margarita González López de Mesa, que el acto empezará con una Eucaristía celebrada por otro de los cinco hijos de don Conrado y doña Margarita López de Mesa, el padre Jaime, quien vive en Cuba; también habrá un concierto coral, una muestra fotográfica y, al cierre, el foro Maestro de Maestros, en el cual participarán tres personas que conocieron al gran educador y que se sintieron tocados por él: Juan Luis Mejía, Gabriel Jaime Arango y Pilar Velilla.

“Escucharlo era un deleite”

Conrado González Mejía nació en 1912 en el municipio de San Pedro de Los Milagros. En su biografía sobre don Conrado, destaca Juan Luis Mejía, rector de Eafit, que fue uno de los alumnos más brillantes de la Escuela Normal Superior de Bogotá, donde se graduaban quienes se convertirían en los grandes maestros del país. Egresó en 1937 de la sección de Pedagogía, con honores, y viajó a París a perfeccionar sus estudios, sobre todo en pedagogía moderna, gracias al apoyo del profesor Luis López de Mesa y a una beca otorgada por la Alianza Francesa.

A su regreso a Medellín empezó a formar maestros en la Normal Superior con su gran amigo Miguel Roberto Téllez, pedagogo santandereano, con quien en el año 49 fundó el Instituto Jorge Robledo, el primer establecimiento de educación laica en el departamento. Años más tarde, en el 63, fundó con su hermano Humberto un nuevo colegio: el Conrado González.

“Siempre tuvo la sencillez de un sabio. Escucharlo era un deleite”, agrega Juan Luis Mejía sobre este miembro de la Academia de Historia que repetía el Quijote de memoria, dominaba el latín, el francés y el castellano, trabajó como editor de la Editorial Bedout y escribió y tradujo numerosos textos de pedagogía, entre otras cosas.
Hasta con su matrimonio se distinguió don Conrado. Compartió casi seis décadas con su esposa, la pedagoga Margarita López de Mesa, quien lo apoyó en todos sus proyectos. “Ella, como mujer visionaria y pujante, le incitó a tomar las decisiones que en uno y otro caso (la fundación del Jorge Robledo y del Conrado) fueron después de largos desvelos”, dice Margarita en un escrito sobre sus padres. Así mismo, resalta que fue ella quien lo impulsó para irse a Francia y a Bogotá a adelantar estudios, mientras ella asumía las riendas del hogar e indirectamente las del Colegio.

La muerte no los separó

Pero sin duda el gran amor y la unión que caracterizó a esta pareja se manifestó como nunca el día en que dejaron este mundo. Se murieron, de muerte natural, con 40 minutos de diferencia. “Mis padres decidieron marcharse juntos”, recuerda Margarita que pensó ese 19 de enero de 1995, cuando entró a la Catedral Metropolitana, atestada de familiares, compañeros, amigos, discípulos, periodistas y curiosos, y vio los dos féretros, uno al lado del otro, cubiertos por banderas de Antioquia y del Instituto Conrado González, cercados de arreglos florales. “Mucho tiempo pasó para entender que ninguno de los dos habría sobrevivido sin el otro”, concluye.

Ahora, frente al cumpleaños de don Conrado González el próximo 27 de agosto, resume el rector de Eafit: “Creo que la mejor celebración que podemos hacer en su centenario de nacimiento, es revivir su ejemplo. Convertir sus principios en un acto cotidiano. Que quienes le conocimos realcemos su nombre con su entrega y revivamos el ejemplo de un maestro que encontró en el conocimiento la más alta razón de existir”.

A la memoria del maestro

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A la memoria del maestro
En buena parte, esta valoración que requieren y merecen los educadores tiene que ver con la memoria

Algunas ceremonias, como los rituales, tienen un significado profundo. Dentro de estas se enmarca el homenaje que se rendirá en la Universidad Eafit a la memoria de don Conrado González Mejía en el centenario de su natalicio.
Don Conrado no fue un ciudadano cualquiera y, menos aún, un maestro del común. Muchas generaciones de antioqueños, muchas de las familias tradicionales de El Poblado se educaron, quizás sin saberlo, bajo las modernas corrientes pedagógicas sobre las que él se instruyó a partir de los años 30 del siglo pasado en Francia y en el principal centro formador de educadores del país, en Bogotá, corrientes que luego implantaría en Medellín mediante la enseñanza en la Normal Superior y posteriormente en las instituciones educativas fundadas por él: el Instituto Jorge Robledo y el Colegio Conrado González. Contribuyó don Conrado a que la educación en Colombia se renovara luego de largos siglos de estancamiento.
Con su trabajo y trayectoria ayudó no solo a educar sino a darle prestancia a la figura del maestro, en una época en que, como lo destaca el rector de Eafit, Juan Luis Mejía, los educadores eran seres respetados y respetables. Muy distinto a como es ahora.
No es secreto que desde décadas atrás la educación en Colombia viene de capa caída en valores y en calidad. En esta última lo han evidenciado los resultados de diferentes pruebas a alumnos y a docentes. En los estándares nacional e internacional de calidad de la educación, las evaluaciones tanto de Medellín, como de Antioquia y Colombia dejan mucho que desear.
Si bien se han hechos grandes esfuerzos en infraestructura, por mejorar las condiciones locativas de colegios y universidades, se ha dejado atrás algo de valor imponderable como es la valoración social de los maestros y su cualificación: bajos sueldos, pocos incentivos para actualizarse continuamente, tanto en conocimientos como en las herramientas idóneas para transmitirlos, hacen parte de un círculo vicioso que no les permite gozar hoy la dignidad que tenían a mediados del siglo 20. Se les exige que se preparen pero no se les facilita esta labor.
En buena parte, esta valoración que requieren y merecen los educadores tiene que ver con la memoria, con no olvidar ni pasar por alto el aporte que hicieron seres ejemplares, como fue don Conrado González Mejía. Por eso, el homenaje de que será objeto en Eafit es más que un simple acto social. Es la reivindicación de la importancia del maestro en la sociedad.

A la memoria del maestro

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A la memoria del maestro
En buena parte, esta valoración que requieren y merecen los educadores tiene que ver con la memoria

Algunas ceremonias, como los rituales, tienen un significado profundo. Dentro de estas se enmarca el homenaje que se rendirá en la Universidad Eafit a la memoria de don Conrado González Mejía en el centenario de su natalicio.
Don Conrado no fue un ciudadano cualquiera y, menos aún, un maestro del común. Muchas generaciones de antioqueños, muchas de las familias tradicionales de El Poblado se educaron, quizás sin saberlo, bajo las modernas corrientes pedagógicas sobre las que él se instruyó a partir de los años 30 del siglo pasado en Francia y en el principal centro formador de educadores del país, en Bogotá, corrientes que luego implantaría en Medellín mediante la enseñanza en la Normal Superior y posteriormente en las instituciones educativas fundadas por él: el Instituto Jorge Robledo y el Colegio Conrado González. Contribuyó don Conrado a que la educación en Colombia se renovara luego de largos siglos de estancamiento.
Con su trabajo y trayectoria ayudó no solo a educar sino a darle prestancia a la figura del maestro, en una época en que, como lo destaca el rector de Eafit, Juan Luis Mejía, los educadores eran seres respetados y respetables. Muy distinto a como es ahora.
No es secreto que desde décadas atrás la educación en Colombia viene de capa caída en valores y en calidad. En esta última lo han evidenciado los resultados de diferentes pruebas a alumnos y a docentes. En los estándares nacional e internacional de calidad de la educación, las evaluaciones tanto de Medellín, como de Antioquia y Colombia dejan mucho que desear.
Si bien se han hechos grandes esfuerzos en infraestructura, por mejorar las condiciones locativas de colegios y universidades, se ha dejado atrás algo de valor imponderable como es la valoración social de los maestros y su cualificación: bajos sueldos, pocos incentivos para actualizarse continuamente, tanto en conocimientos como en las herramientas idóneas para transmitirlos, hacen parte de un círculo vicioso que no les permite gozar hoy la dignidad que tenían a mediados del siglo 20. Se les exige que se preparen pero no se les facilita esta labor.
En buena parte, esta valoración que requieren y merecen los educadores tiene que ver con la memoria, con no olvidar ni pasar por alto el aporte que hicieron seres ejemplares, como fue don Conrado González Mejía. Por eso, el homenaje de que será objeto en Eafit es más que un simple acto social. Es la reivindicación de la importancia del maestro en la sociedad.

A la memoria del maestro

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A la memoria del maestro
En buena parte, esta valoración que requieren y merecen los educadores tiene que ver con la memoria

Algunas ceremonias, como los rituales, tienen un significado profundo. Dentro de estas se enmarca el homenaje que se rendirá en la Universidad Eafit a la memoria de don Conrado González Mejía en el centenario de su natalicio.
Don Conrado no fue un ciudadano cualquiera y, menos aún, un maestro del común. Muchas generaciones de antioqueños, muchas de las familias tradicionales de El Poblado se educaron, quizás sin saberlo, bajo las modernas corrientes pedagógicas sobre las que él se instruyó a partir de los años 30 del siglo pasado en Francia y en el principal centro formador de educadores del país, en Bogotá, corrientes que luego implantaría en Medellín mediante la enseñanza en la Normal Superior y posteriormente en las instituciones educativas fundadas por él: el Instituto Jorge Robledo y el Colegio Conrado González. Contribuyó don Conrado a que la educación en Colombia se renovara luego de largos siglos de estancamiento.
Con su trabajo y trayectoria ayudó no solo a educar sino a darle prestancia a la figura del maestro, en una época en que, como lo destaca el rector de Eafit, Juan Luis Mejía, los educadores eran seres respetados y respetables. Muy distinto a como es ahora.
No es secreto que desde décadas atrás la educación en Colombia viene de capa caída en valores y en calidad. En esta última lo han evidenciado los resultados de diferentes pruebas a alumnos y a docentes. En los estándares nacional e internacional de calidad de la educación, las evaluaciones tanto de Medellín, como de Antioquia y Colombia dejan mucho que desear.
Si bien se han hechos grandes esfuerzos en infraestructura, por mejorar las condiciones locativas de colegios y universidades, se ha dejado atrás algo de valor imponderable como es la valoración social de los maestros y su cualificación: bajos sueldos, pocos incentivos para actualizarse continuamente, tanto en conocimientos como en las herramientas idóneas para transmitirlos, hacen parte de un círculo vicioso que no les permite gozar hoy la dignidad que tenían a mediados del siglo 20. Se les exige que se preparen pero no se les facilita esta labor.
En buena parte, esta valoración que requieren y merecen los educadores tiene que ver con la memoria, con no olvidar ni pasar por alto el aporte que hicieron seres ejemplares, como fue don Conrado González Mejía. Por eso, el homenaje de que será objeto en Eafit es más que un simple acto social. Es la reivindicación de la importancia del maestro en la sociedad.

La era del rock

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La era del rock
Drew y Sherrie se conocen en el Sunset Strip mientras intentan alcanzar sus sueños en Hollywood. El romance entre estos dos jóvenes se da en medio de los grandes éxitos de Def Leppard, Joan Jett, Journey, Foreigner, Bon Jovi, Night Ranger, REO Speedwagon, Pat Benatar, Twisted Sister, Poison y Whitesnake, entre otros.


Para-Norman

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Para-Norman
Esta comedia con fantasmas, brujas y una maldición, es la historia de Norman; el único chico que podrá ayudar a su pequeño pueblo, cuando este es atacado por zombies. Estreno en cines el 17 de agosto.


Abraham Lincoln: cazador de vampiros

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Abraham Lincoln: cazador de vampiros
Batalla secreta contra los vampiros a manos del presidente


La Sirga

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La Sirga
Alicia, desterrada por el conflicto armado, intenta rehacer su existencia en un hostal decadente, a orillas de una gran laguna en lo alto de Los Andes.


El legado de Bourne

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El legado de Bourne
Siguiente capítulo de la popular franquicia de espionaje. Esta vez revela una conspiración mayor.


Esteban Gira, un músico de convicciones

Esteban Gira, un músico de convicciones
Auténtico e irreverente, este rockero busca consolidarse como solista

Hay músicos que trabajan por pasión, sin presiones comerciales; son creativos, mantienen su estilo y se ve reflejado en sus producciones. Esto pasa con Esteban Gira. Un hombre de 30 años, cuya originalidad se ha mantenido en el tiempo. Este psicólogo y productor musical, cada día confirma que su pasión y su labor en el mundo está en los escenarios y en los estudios, cantando y arreglando su propia música.
Es psicólogo pero nunca ha ejercido esta profesión. Su padre era pianista y desde la adolescencia se fue perfilando como músico. “Cuando tomé la decisión de dedicarme profesionalmente a la música fue duro pero no tuve que pensarlo tanto. Siempre me he cuestionado sobre mi lugar en esta sociedad, me pregunto si debo llevar el libreto social típico o debo encontrar mi sitio, cueste lo que cueste, con lo que me gusta”, dice Esteban.
Hoy, después de muchos años de música, de haber integrado bandas locales y abrirle concierto a Andrés Cepeda y al argentino Fito Páez, confirma su elección y planifica su futuro alrededor de ello. “Será arriesgado pero la música es lo que quiero. Mis álbumes son un resumen de mis sentimientos, fantasmas y sensaciones”, expresa este habitante de El Poblado, quien también es director musical del Colegio Jesús María.

Descubriéndose a sí mismo
El recorrido por su historia musical muestra las diferentes fases por las que Esteban ha pasado. Influenciado por la música clásica, el rock argentino y Joaquín Sabina, entre otros artistas, también utilizó la filosofía, la literatura y la pintura para sus producciones.
Esteban divide su carrera musical en tres momentos. La primera fase, influenciada por el rock, en la que se encontró con él mismo y fue perfilando sus gustos y posiciones frente a la vida. “Hice un duelo porque vi que la música con la industria y lo comercial había cambiado”, cuenta. “Toda mi carrera es una confrontación conmigo mismo. He tenido la disciplina para vivir de esto porque la música me satisface, por eso me siento libre para hacer música”.
Luego de esta época, Esteban elaboró canciones acústicas que le permitieron más libertad de expresión y, según él, han sido las más pedidas por su audiencia.
Más recientemente descubrió que tenía raíces con el Medio Oriente y encontró afinidad. Ha realizado combinaciones de sonidos que se verán reflejados en “Irse”, su próximo trabajo que hará eco de sus experiencias, de manera más sensata, como él asegura.

Exportando su música
Hoy Esteban compone y produce su propia música. Gracias a la tecnología existente, se graba con sus instrumentos y poco a poco hace los arreglos de sus canciones.
Cuando sus montajes requieren el grueso de la banda, convoca a los amigos con los que toca en Artevivo. En los últimos conciertos ha explorado con percusión con sus alumnas del colegio, como el del 14 de julio en Acción Impro, cerca al Parque de El Poblado. Ese día, Esteban presentó “Residuos”, un disco de 14 canciones en vivo que recoge lo mejor de sus presentaciones entre 2009 y 2011.
Muestra de su evolución como artista es un nuevo álbum que prepara para lanzar en diciembre. Tendrá arreglos sinfónicos con piano y orquesta. Él lo define como “un debate entre la oscuridad y el color”.
Sobre la difusión de su música, Esteban destaca a varios amigos que han invertido en su proyecto, y a las redes de confianza que ha creado. Prueba de ello, dos empresas grandes del país lo contrataron en mayo y realizó una gira por algunos departamentos.
Por estos días está presentándose en Estados Unidos (Atlanta, Tampa, Miami y New York) e Inglaterra, abriendo espacio y cantando con más fuerza y en español. “Es el segundo idioma, es la fuerza de la inmigración y eso también es atractivo. Cuando vuelva a Colombia habrá incertidumbre, porque empezaré una nueva vida con más conciertos, más grabaciones y viajes”, manifiesta.
Sin traicionar su estilo y en una búsqueda permanente continuará Esteban entre las tarimas y los estudios de grabación. Un músico auténtico que refleja transparencia y honestidad.

Aniversario 25

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Aniversario 25
El Teatro Metropolitano celebró sus 25 años de trabajo cultural y apoyo a la música con un gran concierto dirigido por el maestro Andrés Orozco. La celebración también fue el momento para rendir homenaje y despedir a uno de los mayores promotores de la música clásica en la ciudad, Rafael Vega Bustamante. Durante el evento, la silla que don Rafael acostumbraba ocupar en cada concierto estuvo iluminada y decorada con flores. 


Andrés Oquendo, Diana Elena Rendón, Manuela Toro y Francisco Mejía

Germán Jaramillo y María Caridad Cortés

Jorge Vega y Teresita Gómez

María Alejandra Velásquez y Juan David Osorio

María Eugenia Restrepo, Sergio Vega, Marta de Vega y Clara Pérez

Maribel Vencia, Alina Gómez y Juan Fernando Tobón

Nicolás Arias y Stefanía Olmos

Teodoro Posada y Andrés Posada




Feria de las Flores en El Rodeo y El Campestre

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Feria de las Flores en El Rodeo y El Campestre
Música, alegría y buena fiesta. Así acogieron a la Feria de las Flores los socios e invitados de los clubes El Campestre y El Rodeo. En el primero estuvieron varios artistas del programa Yo me llamo, y la banda Titirifué de la discoteca Kukaramakara ambientó esta gran rumba junto a la piscina. El Rodeo celebró el Night Festival con todos los invitados vestidos de blanco, en compañía de J Balvin, El Combo de las Estrellas y la banda de la discoteca Carito.


FERIA DE LAS FLORES- CLUB EL RODEO – FIESTA BLANCA

Alicia Gómez, Manuela Posada y Catalina Rivera

Camilo Vásquez, Montse Lilo y Ana María González

Carolina Correa, Mariana Vergara, Pablo García y Camila Russi

Cristina Garcés, Alejandro Rivera y Diana Prager



Juan Carlos Puerta y Julián Medina

Juan David Montoya y Juan Pablo Agudelo

Juan David Dapena
Juan Manuel Torres y Lucía de La Pava


Juan David Echeverri, Juliana Valenzuela, Guillermo Morales, Natalia Ramírez y Eligio Vallester

Juliana Yepes, Juan David Montoya, Catalina Escobar, Carolina Ortíz, María Adelaida Velásquez y Yuldery Borja

María Susana Gómez y Diego Bohórquez

Natalia Parra
Alejandra Yepes


Nora Díaz, Brigitte Cardozo y Sara Mosquera

Pablo García Ledesma, Camila Russi, Felipe León y Simón Álvarez

Sara Bohórquez y Patricia Bohórquez

Andrea Restrepo


FIESTA DE LAS FLORES – CLUB CAMPESTRE

Adriana Uribe y Pedro Carreño

Ana Patricia Echavarría, Santiago Sosa y Ana Lucía Arango

Ana Urrea y Dairo Cárdenas

Andrea Castaño
Clara Londoño


Andrea Torres y Diego Mejía

Angie Vargas, Juan Carlos Velásquez, Miguel Vásquez y Beatríz Arango

Carlos Gaviria, Juliana de Gaviria, Martha de Restrepo y Ricardo Restrepo

Darío Sierra y Jorge Jaramillo

Fredy Angulo

Gonzalo Correa y Eliza Jaramillo

Gustavo Valderrama y Gabriel Jaramillo

Lina Saldarriaga, Mauricio Molina, Diego Restrepo y Beatríz Mejía

Luciane Mello y Danilo Mello

Luisa Calderón e Isabel Uribe

Manuel Aponte, Óscar Montoya y Gabriel Montoya

Margarita Montoya
Nicolás Jiménez


María Isabel Gutiérrez y Jorge Gómez

Miguel González y Beatríz Escobar

Mónica Cuartas y David Penagos

Pedro Molina y Verónica Piedrahita

Rossana Frieri y Gustavo Vélez

Ruth Alzate y Blanca Gómez

Santiago Gutiérrez y Male Correa

Tititirí Fue

Tititirí Fue

Tititirí Fue

Juan Gabriel, artista de Yo Me Llamo 3

Juan Gabriel, artista de Yo Me Llamo 3

Juan Gabriel, artista de Yo Me Llamo 3

Juan Gabriel, artista de Yo Me Llamo 3

Camnitzer, arte conceptual en el MAMM

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Camnitzer, arte conceptual en el MAMM
Los visitantes del Mamm disfrutaron la inauguración de la exposición del artista uruguayo Luis Camnitzer, quien exhibe sus obras creadas desde la década de los sesenta hasta la actualidad. Sus piezas, que hacen parte de colecciones como la del Museo de Arte Moderno de Nueva York, se exhiben gracias al apoyo de la Colección Daros Latinoamérica, la más grande de arte latinoamericano contemporáneo.


Oriana Lince, Verónica González y Hernando Restrepo

Óscar Roldán
Valentina Canseco y Pablo Pérez


Paula Builes, Estefanía Otálvaro y Johanna Logreira

Santiago Giraldo y Juliana Restrepo

Santiago Suárez y Felipe Arias

Silvia Orozco y Carolina González

Alejandro Pérez y Sebastián González

Andersón Cala y Óscar Ulloa
Danilo Cuadros




Carlos Agudelo, Anna Massalle y María Ceciclia Carvajal

Diana Múnera y Lina Flórez

Diego Ramírez, Carlos Arango y Lisbeth García

Diego Suárez Vallejo y Ana María Aristizábal

Giovanna Hernández y Yairo Mejía

Hans Michael Herzog y Katrin Steffen

Jean Pierre Thenot

Jimena Carrero e Iván Acevedo

Juan Bustamante, Nidia Gutierrez y Ana Piedad Jaramillo

Juan David Mejía y Dora Vélez

Lina Velásquez y Mariana Jaramillo

Luis Efe Vélez y Gloria Saldarriaga

María Camila Arango, Juan Diego Martínez, Iván Restrepo, Ramiro Restrepo y Alejandro Vargas

Martha Gutiérrez y Óscar Ruíz

Mikel Fernández

Gerardo Mosquera




Naturaleza y Artificio

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Naturaleza y Artificio
La Galería De la Oficina inauguró la exposición Naturaleza y Artificio, del joven artista Edwin Monsalve. En compañía de sus amigos, familiares y reconocidos artistas de la ciudad se dio apertura a esta muestra sobre la mímesis en la naturaleza.


Adriana Ríos y Carolina Chacón

Alberto Sierra, Mónica Restrepo y Óscar Fernández

Alejandro García

Ani Mesa y Óscar Jaramillo


Beatriz Olano

Carolina Salazar y Ana María Salazar

Blanca Londoño y Ana Restrepo Santiago Vélez


Edwin Monsalve, Andrea Cano y Alberto Sierra

Edwin Mosalve

Hugo Zapata, Paola Venegas y Rodrigo Callejas

María Paula Martínez y Jairo Calle

Nidia Gutiérrez y Ernesto Restrepo

Tatiana Soto y María Adelaida Díez






Orquídeas, pájaros y flores 2012

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Orquídeas, pájaros y flores
Sin duda es uno de los principales atractivos de la Feria de las Flores. En medio de orquídeas, curazaos, agapantos, heliconias, cartuchos, tulipanes y muchas otras flores y aves, la Sociedad Colombiana de Orquideología, sus directivas y el Jardín Botánico de Medellín inauguraron este tradicional evento.


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Flores en la cocina colombiana

Las flores utilizadas en preparaciones culinarias es algo que se considera longevo en algunas cocinas orientales y de manera precisa en las cocinas china y japonesa, las cuales –de vieja data– han sido emuladas por algunas cocinas occidentales que hoy reciben altos elogios por su originalidad y belleza en materia de culinaria con flores. Tal es el caso de la cocina mexicana y la cocina francesa.
Con motivo de la Feria de las Flores, recibí de mi editor un sutil mensaje para que considerara escribir sobre el tema, razón por la cual convertí en pregunta una insinuación temática. Lo que he sustentado en las primeras líneas es algo que la mayoría de la gente sabe o supone, pues el asunto no solo era preparar, adornar y comer flores, sino que igualmente la habilidad manual del milenario cocinero oriental se materializó en los cortes aplicados sobre tallos, hojas, semillas, raíces y pulpas, en otras palabras: el cuchillo culinario dejó de ser vulgar instrumento cisorio, para convertirse en especie de pincel o, mejor aún, en especie de escoplo característico de talladores. Es sencillamente abrumador lo que la técnica culinaria logra con el cuchillo y más lo es la inmensa oferta de flores talladas e inventadas, que terminan por convertirse en imagen y sabor de platos.
Adornar con flores las presentaciones culinarias es algo que se puede permitir quien quiera; pero cocinar con flores y que la receta cautive paladares… ese si es un reto difícil de cumplir. Pues bien, en lo mucho que he trajinado con las cocinas regionales colombianas, para esta corta crónica sólo alcanzaré a referirme a dos preparaciones que no gozan de arraigo popular, pero que al menos en sus terruños de origen si saben dar cuenta de ellas. La primera es la tortilla de barbatusca, mejor llamada huevos pericos ocañeros (Santander del Norte) y la segunda es la mermelada de pétalos de rosa de Jardín (Antioquia) la cual, no es osado especular, responde a un vulgar plagio de la cocina francesa. Por esta razón únicamente haré breve reseña de la primera, transcribiendo la nota que al respecto hace Carlos Ordóñez Caicedo en su libro de cocina santandereana: “Este plato se prepara con la flor del barbatusco, que es un árbol grande, bellísimo que florece cada año a mediados de febrero. La flor tiene un color anaranjado y encendido y solo permanece unos días en el árbol. Estas flores se recogen del piso y solo se utilizan los pétalos, se les quitan los tallitos, se cocinan en poca agua por un minuto, cuidando que no se deshagan, se sacan y se cuelan. Se ponen en el agua en que se ha cocinado el maíz y se dejan fermentar un día y se pican. Se mezclan las flores, las cebollas cabezonas, los tomates y el ajo y se sofríen en aceite. Se les agregan los huevos batidos, sal y pimienta, se deja cuajar al gusto sobre el fuego como si fuera una tortilla”.
La cocina de los santanderes tiene miles de sorpresas, pero nada más hermosos y suculento que los huevos pericos ocañeros… lástima que los árboles no más florecen en Semana Santa.
Nota: Hay quienes sostienen que el barbatusco es el mismo cámbulo o ciprés de la India.
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Santiago Isaza: Patria Mía

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Santiago Isaza: Patria Mía
El restaurante Patria Mía, en el Lleras, inaugurado en marzo de 2012, nació del interés del chef Santiago Isaza por la parrilla y la comida colombiana.

Santiago, graduado del Institute of Culinary Education en Nueva York, recorrió varias regiones del país para reflejarlas en su cocina. Para esta edición de La Buena Mesa, que resalta las frutas colombianas en la gastronomía local, Patría Mía propone un costillar de cerdo en salsa bbq de guayaba y tamarindo.

Costillar de cerdo en salsa
Ingredientes (2 porciones)
2 cortes de costilla de cerdo de 850 gr cada uno.
500 ml de salsa bbq de guayaba y tamarindo.
400 ml de fondo de res.
200 gr de cebolla blanca picada finamente.
Sal al gusto.
1 cucharadita de pimienta dulce molida.

Preparación
En una sartén, selle los cortes de cerdo a fuego alto hasta obtener un color caramelo homogéneo. Retire las costillas y resérvelas. En la misma sartén, sofría la cebolla con la sal y la pimienta, para después añadir el fondo de res, raspando con una cuchara la superficie. Lleve a punto de ebullición. Introduzca las costillas junto con la salsa bbq y déjela cocinar alrededor de 25 minutos. Retire las costillas del caldo y termínelas de asar a la parrilla. Antes de servir, bañe generosamente con la salsa bbq de guayaba y tamarindo.

Salsa bbq de
guayaba y tamarindo
300 gr de pasta de tomate.
250 ml de vino tinto.
250 ml de pulpa de guayaba.
200 ml de pulpa de tamarindo.
200 gr de panela rayada.
2 cucharadas de aceite de oliva.
1 cucharada de vinagre.
1 cucharada de ajo finamente picado.
1/2 cucharadita de nuez mozcada.
1 cucharadita de orégano fresco finamente picado.
3 clavos de olor.
1/2 cucharadita de canela en polvo.
1 estrella de anís.
Sal y pimienta al gusto.

Preparación
En una olla mediana cocine la pasta de tomate con el aceite de oliva a fuego alto, revolviendo constantemente por unos minutos. Agregue el resto de ingredientes, revuelva y deje espesar durante un poco más de una hora. Por último, retire los clavos de olor y el anís estrellado.
Acompañe este plato con papa criolla frita y ensalada Patria Mía (lechuga crespa morada, lechuga crespa verde, lechuga romana, zanahoria en julianas, cebolla blanca, tomates cherry, repollo morado, maicitos, carambolo en rodajas y vinagreta de maracuyá).

Frutas en Verdeo

Frutas en Verdeo
Verdeo, el restaurante vegetariano de El Poblado, y orientado a la alimentación sana, tiene a las frutas como herramienta principal de trabajo en la cocina.

El ceviche de soya con mango biche es uno de los platos que su chef Amalia Villegas más recomienda para los escépticos frente la experiencia vegetariana. El coctel está creado a partir de soya hidratada con algas, que le dan el sabor a mar, y está condimentado con cilantro y ají dulce. Por otro lado, Verdeo ofrece una ensalada con yacón (tubérculo andino de sabor dulce) con almendras, germinados y vinagreta de maracuyá. Cualquiera de estos dos platos son perfectos para acompañar con los jugos de temporada de Verdeo, que por estos días incluyen mora con albahaca o melón con naranja.

Atún, salmón y solomito con sabores frutales

Atún, salmón y solomito con sabores frutales
Satay es uno de los restaurantes que abrió sus puertas recientemente en El Poblado y su carta se enfoca en la cocina del sureste asiático con una amplia variedad de sabores.

Uno de sus platos fuertes es el atún Jeruk, envuelto en costra de nueces y servido con salsa de mandarina, naranja y especias asiáticas. Viene acompañado de noodles al wok y ensalada de la casa. Para los paladares más atrevidos, Satay ofrece un solomito en salsa de tamarindo, hoisin y mirín o un salmón a la parrilla con salsa de soya, mora, jengibre, mirín y miel. Antes de comer disfrute uno de los deliciosos cocteles de la casa como el margarita tamarindo, el mojito Asian Strawberry a base de maracuyá, fresa, yerbabuena y ron blanco o una limonada de carambolo. Para un final dulce no olvide pedir el cheesecake de agraz con crema de limón, arándanos y lychees.

Bánh mí de cerdo y tamarindo

Bánh mí de cerdo y tamarindo
Durante sus tres años de existencia, la especialidad del restaurante Carmen ha sido la comida asiática, y por eso es fácil encontrar frutas tropicales en su carta.

Los chefs y pareja Carmen Ángel y Rob Pevitts, unen la tradición gastronómica con preparaciones y técnicas culinarias modernas para ofrecer platos como los langostinos con chimichurri de piña o la ensalada Carmen, con lechuga, tocineta, queso azul y peras en tempura de champaña. Pero el Bánh Mí (pan vietnamita) de cerdo, es uno de sus platos más deliciosos. Este tipo de sándwich contiene chicharrón cocinado durante doce horas y glaseado con tamarindo y azúcar. Viene acompañado de ensalada de cilantro, zanahoria, maní y menta, salsa bbq asiática y pan ciabatta de la casa. Sus creadores lo recomiendan con una cerveza rubia bien fría. También puede optar por ricos cocteles como el mojito de lulo o el pisco de granadilla.

Locura de lulo

Locura de lulo
En el restaurante Herbario se puede disfrutar un menú completo pasando por varios sabores de frutas.

La milhoja de cerdo viene con salsa de frutos rojos, el solomito tiene salsa de tamarindo y los langostinos crocantes se sirven con salsa de chontaduro. No olvide los postres en su visita. Está la creme brulé de uchuva, las naranjas deshidratadas con chocolate caliente y helado, o el ricotta de San Pedro con crujiente de caramelo y salsa de fresa, mora y agraz. Pero si la pasión por el lulo es contundente, en su visita puede probar el salmón fresco a la parrilla con coulis de lulo, miso y yerbabuena, acompañados de marranitas vallunas, y de postre elegir el triciclo de lulo: crema fría de lulo con crocantes de pasta filo y nueces.

Abrirle a Mahler fue un reto monumental

“Abrirle a Mahler fue un reto monumental”
Es el creador de Fanfarria para Gustavo, pieza que abrió a la Sinfonía no. 2 de Mahler en el Metropolitano

Si usted estuvo en el concierto de aniversario del Teatro Metropolitano, el pasado 2 de agosto, tuvo la fortuna de oír por primera vez en Medellín la Sinfonía no. 2, de Gustav Mahler, interpretada por una orquesta y coros de 200 músicos, dirigidos por el maestro Andrés Orozco. También oyó Fanfarria para Gustavo, una composición de Juan David Osorio, comisionada por el teatro para la ocasión.
Osorio es un joven de 27 años. Terminó sus estudios en composición en Eafit y actualmente empieza una maestría en el mismo campo. Si pregunta por él en dicha universidad, es seguro que lo identifiquen como “Serenato”. El apodo es reciente, pero la historia que le da origen empezó cuando Juan David tenía 13 años. Desde esa edad supo que el futuro le deparaba una vida como músico. Acompañaba a su padre a dar serenatas, aprendió con él a tocar guitarra, a interesarse en la flauta traversa y en la música popular, mientras en el colegio sus compañeros disfrutaban de la música rock. “Ellos oían Korn o Limp Bizkit y yo oía a Los Panchos”, dice.
Juan David se ríe mucho durante su entrevista con Vivir en El Poblado. Es un joven alegre y carismático, con un acercamiento humilde a la magnitud de haber compuesto Fanfarria para Gustavo.
Solo tuvo tres semanas para escribirla. Entre siete compositores convocados, el director Andrés Orozco eligió a Juan David. Hace seis años se habían conocido cuando la maestra Cecilia Espinosa recomendó a Osorio para componer un concierto para orquesta y violín que Orozco buscaba. Cecilia, directora de los coros Tonos Humanos y Arcadia, donde Juan David es tenor, sabía lo que hacía, pues anteriormente le había comisionado una pieza para las abadías benedictinas en Alemania, a donde el coro había sido invitado con la condición de llevar una obra de un compositor latinoamericano. La pieza era una misa con ritmos folclóricos colombianos, justamente el estilo que Andrés Orozco quería para su concierto.
En la segunda oportunidad de trabajo juntos, la guía de composición era, por supuesto, Mahler. “Es un homenaje a él”, dice Juan David, “históricamente, la fanfarria es una pieza alegre, ceremonial y escandalosa, que se usaba para la entrada de reyes a las cortes, pero la idea aquí no era tanto la alegría ni un tono festivo, sino una obra ceremonial y solemne; una fanfarria más oscura”. El resultado, aunque Juan David crea que a Fanfarria para Gustavo le queda uno que otro ajuste, fue un éxito.
No fue una sorpresa este éxito para su mamá, quien ante las pequeñas dudas de Juan David sobre la elección de carrera en el grado once, le dio casi una orden: “Usted estudia música porque es en eso en lo que le va a ir bien”. Las dudas continuaron hasta el tercer semestre de la carrera. Juan David estaba enfocado en la música popular, y aún hoy es un apasionado por los boleros y los ritmos del Pacífico. Solo cuando se acercó a las obras corales y a la forma en que Cecilia Espinosa las trasmitía, se dio cuenta de que la música clásica le gustaba y que desde la academia podía complementar esa vida que empezó dando serenatas.
“Todavía salgo a dar serenatas cuando me llaman, aunque ya no son tan comunes”, cuenta Osorio. Antes, en dueto con el papá, quien tocaba la guitarra y era la primera voz mientras él tocaba el requinto y hacía la segunda voz, se ganaba buena plata. Con eso pudo sufragar su primer viaje con el coro Tonos Humanos, a Malta. Ahora, cuando cursa la maestría, trabaja como profesor de teoría en Bellas Artes y dirige varios ensambles, lo hace por gusto, por el sentimiento que evocan canciones como “El camino de la vida”, “Madrigal”, “Sabor a mí” y otras de Héctor Ochoa o Los Tres Reyes. “No quiero olvidar que soy un músico popular”.

El oficio de componer
Para entrar a Eafit, Juan David presentó unas pequeñas piezas para dos guitarras. Las compuso de oído, desde la intuición, porque a pesar de haberlo hecho antes, no tenía la técnica y tuvo que pedirle a un profesor que le ayudara a transcribirlas al papel. Esas obras las recuerda con cariño por ser las primeras en la academia, pero de su trabajo en el pregrado ya tiene un catálogo con unas 20 composiciones.
Cuenta que ahora, para componer, toca un instrumento o se sienta a escribir sin acercársele a ninguno; eso depende del tipo de obra que esté creando. La musa a veces se viste de ritmos andinos, del Pacífico y del Atlántico. En ocasiones son melodías influenciadas por composiciones de Béla Bartók, Ígor Stravinski, Alberto Ginastera, Giya Kancheli o John Adams. Esa diversidad musical es reflejo de un gusto por muchos géneros. Juan David dice que uno tiene que oír de todo pero en su iPod usted no encontrará reggaetón.

110 años de vida en El Poblado

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110 años de vida en El Poblado
Tina vive con sus sobrinas en un apartamento donde se respira la tranquilidad de El Poblado de su juventud
Por Saúl Álvarez Lara
En 1899 Medellín era una villa de poco más de 50.000 habitantes. Aún se enviaban mensajeros, a pie o en mula, para comunicar las buenas nuevas a pesar de que los habitantes disponían, desde 1891, de cincuenta líneas telefónicas. A mediados de ese año don Coriolano Amador trajo el primer automóvil a la Villa a lomo de mula desde Puerto Berrío y esperó hasta el día que inició la Guerra de los Mil Días, en octubre, al técnico francés que lo armó y lo hizo funcionar. El 8 de mayo de ese año contrajeron matrimonio en la parroquia de San José de El Poblado don José Vidal Saldarriaga Posada y la señorita Inés Correa Vélez, ambos descendientes de familias pobladeñas. Un año después, el 7 de mayo de 1900, a las cinco de la tarde, nació el primer hijo y al año siguiente, el mismo día pero a las seis de la mañana, nació la segunda hija. Clementina, la tercera, rompió la racha de nacimientos en el mes de mayo, nació el 11 de agosto de 1902, a las ocho de la mañana. El matrimonio Saldarriaga Correa formó una familia de trece hijos, ocho mujeres y cinco varones.
Clementina Saldarriaga Correa, Tina para la familia, cumple 110 años este 11 de agosto. Sus sobrinas Margarita y Marta Saldarriaga cuidan de ella. A la muerte de los padres, dicen las sobrinas con voz suave, Tina fue a vivir con Laura, una de las hermanas solteras. Desde 1944 hasta el 11 de marzo de 1984, día de la muerte de Laura, las dos hermanas vivieron en la calle 10 No. 40-37 (donde hoy es la Galería De la Oficina), en una casa grande con solar donde sembraban flores, cuidaban gallinas, cosían, conversaban con las visitas y escuchaban radio. Vivían felices y las conocía todo el mundo, bajaban con frecuencia al parque, a misa, o a la tienda de uno de sus hermanos en la esquina noroccidental del parque.
“Cuando Laura murió, la casa donde Tina y su hermana pasaron buena parte de sus vidas era demasiado grande para ella sola -dicen las sobrinas-, entonces mi mamá, Isabel, la trajo a vivir con nosotros”. Tina siempre fue muy activa, cosía carpetas, colchas, hacía crochet para regalar a la familia o para la gente. A la muerte de Isabel hace dos años le entró la calma. Hoy Tina vive con sus sobrinas en un apartamento donde se respira la tranquilidad de El Poblado de su juventud donde abundaban los árboles de pomas, los potreros, las vacas, y las quebradas para ir de paseo con fiambre y mantel de cuadros los fines de semana.
Las sobrinas Marta y Margarita me muestran fotografías de aquellos años. Hay pocas de Tina en su juventud, en esa época era difícil hacer fotos, dicen. No todo el mundo tenía cámara y solo tomaban fotos en los paseos o en las ocasiones especiales. Hojeamos algunos álbumes, vimos fotos en blanco y negro de la familia al aire libre, en los patios de las casas, en celebraciones, había entre ellas uno que otro poncherazo de los que tomaban en Junín. En pocas fotos está Tina. Hay más de ella en épocas recientes, dicen las sobrinas, en sus cumpleaños o en otras celebraciones donde aparece sonriente. Tina siempre fue alegre y muy aliviada, agrega Marta, y me muestra la fotografía de la última celebración, el 20 de julio pasado, de los 101 años de la tía monja, hermana de Tina.


Hacíamos el recorrido por los álbumes familiares cuando Margarita, la sobrina que me recibió, dijo que Clementina estaba lista. Entramos en su habitación. Allí estaba ella con sus 110 años recostada entre cojines. Me vio un poco, quizá me escuchó cuando su sobrina le anunció mi presencia y la saludé. Me parece que respondió a mi saludo pero no estoy seguro, pensé que 110 años era edad suficiente para permitirse el silencio. Pensé en los cientos de historias que tendría para contar de El Poblado donde vivió toda su vida, de las idas a Medellín cada vez que necesitaba un hilo o un adorno para sus costuras, del colegio de La Presentación donde estudiaron ella y sus hermanas, de las vegas del río que veía al regresar de Medellín por la avenida Junín hasta cerca de su casa en Provenza. Sin embargo había que dejarla tranquila y regresamos al salón.
Entonces sucedieron dos hechos que debo resaltar. La sobrina Margarita sacó, de no sé dónde, una fotografía de la familia Saldarriaga en pleno, tomada quizá en la casa de Provenza, donde aparecen los bisabuelos Pastor y Genoveva, los abuelos Vidal e Inés y, alrededor, los hijos. Clementina en segunda fila, con un poco menos de veintidós años, y del otro lado de la fotografía en la misma fila de atrás, Margarita la hermana monja. Las únicas sobrevivientes de ese grupo.
El otro hecho es aun más sobresaliente. En cierto momento de la conversación Marta mencionó las libretas donde, desde la época de la abuela Inés, anotan los acontecimientos familiares. Son libretas verdes donde están registrados con letra pegada, azul, perfecta, los nacimientos, las horas, las fechas, los padrinos, los viajes, la vida de los miembros de la familia. Allí aparece que los padrinos de bautizo de Tina fueron Juan María Saldarriaga y Marcelina Uribe pero por inconveniente de última hora Marcelina fue reemplazada por Matilde Correa. El 15 de agosto de 1910 Tina hizo la primera comunión. Fue a Puerto Berrío con Bernardo y María el 3 de agosto de 1941 y a Yarumal el 5 de enero de 1949. Todo está anotado en las libretas que comenzó la abuela y pasaron a las tías y donde aún hoy las sobrinas escriben los acontecimientos de cada uno. Es una tradición familiar.
Clementina Saldarriaga Correa, descendiente de familias de El Poblado, cumple 110 años el próximo 11 de agosto. 110 años de vida e historia de la familia Saldarriaga Correa y de El Poblado se celebran ese día.

Detrás de una medalla

Al momento de escribir esta columna, Colombia seguía soñando con el oro en las olimpiadas de Londres. Una emisora radial dictaba la sentencia: si comparamos a nuestro país que, hasta la fecha, cuenta con tres medallas de plata y una de bronce, con cualquier otro que sólo haya conseguido una medalla, eso sí de oro, salimos perdiendo. Y probablemente tiene razón. No conozco la letra menuda de los Juegos, pero me suena a mezquindad olímpica que comentaristas sabelotodo quieran aguar la fiesta de unos atletas merecedores de todos los hurras y, además, de todos los agradecimientos.
El lema de estas competiciones, “más lejos, más alto, más fuerte”, sin duda es el adecuado, puesto que quienes llegan a participar en ellas son deportistas de alto rendimiento. Y lograr la presea de oro, claro que tiene que ser la meta reina. Pero una meta que no es la única y que, al igual que las que le siguen en importancia –plata, bronce, cuarto, quinto puesto–, llegará, o no, a sellar un proceso largo e intenso, en el que lo importante es el compromiso personal de poner toda la carne en el asador, como dicen en España.
Y ojalá el resultado se traduzca en una gran medallería –con oros incluidos–, para satisfacción de quienes han contribuido a que tengamos tan digna delegación en Inglaterra. Son muchos (¿todos?) los jugadores que se han ganado el cupo (el premio de estar allá) con las uñas, sin que a la mayoría de los colombianos les quitara el sueño ese empeño contra corriente.
No es secreto que nuestro país suele abandonar a los deportistas a su suerte, al menos mientras no estén en el curubito. Ahí sí salen presidente, gobernadores, alcaldes, líderes políticos a ofrecerles carro, casa y beca, lo cual, una vez pasado el entusiasmo, será otro calvario para los campeones que tendrán que mendigar de oficina en oficina para que les cumplan lo que les prometieron. Somos ingratos. Y olvidadizos.
Por eso, grabémonos en la retina la imagen de Rigoberto Urán (Urrao, Antioquia) en el podio, con esa expresión de sano orgullo, mostrándole a Colombia y al mundo que, contra todo pronóstico, había logrado entrar por la puerta grande del ciclismo mundial. Nos encandiló su medalla de plata. Por inesperada, porque los Juegos apenas empezaban y por ser la primera para Colombia. Por valiosa, no tanto por la plata, que también, sino por lo que guarda detrás: una infancia en medio de la pobreza, una adolescencia de vendedor de chance para sostener a su familia, aparatosas caídas, fracturas de clavícula, codos, muñeca; horas, meses, años de constantes entrenamientos; un 2012 que le ha permitido cosechar lo sembrado. (Y una anotación divertida: el desconcierto de los corresponsales deportivos, a quienes el embalaje de Urán cogió fuera de base).
Las historias de Óscar Figueroa (Plata en levantamiento de pesas) y de Jury Alvear (Bronce en judo) y de la mayoría de competidores, igual son para quitarse el sombrero.
ETC: Mi amiga, Fulanita, vive en la Transversal Inferior, cerca al Mall Verona. Me contó que allí hay un bar que está enloqueciendo a los vecinos porque pone la música en modo atronador. Según ella, ya se agotaron todas las gestiones de buena voluntad y a las autoridades les importa un pepino. Se llama La Barra de Verona, creo recordar.
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“La Lonja de Medellín podrá participar”

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“La Lonja de Medellín podrá participar”
Lo dice el subsecretario de Valorización y director ejecutivo del Fonval, Luis Alberto García

“Cualquier lonja de la ciudad, inclusive la Lonja de Propiedad Raíz de Medellín, podrá participar en la licitación para hacer un nuevo estudio de valores del suelo en El Poblado”. La afirmación es de Luis Alberto García, quien aclara que aún no hay fecha definida para la publicación de los pliegos de la respectiva licitación, toda vez que están en los análisis de los términos de referencia. Sin embargo, se espera publicarlos antes de finalizar agosto para que los interesados en participar puedan hacerlo.
La lonja que resulte seleccionada deberá entregar al Municipio un nuevo estudio de valores del suelo a más tardar en abril o mayo de 2013, de acuerdo con afirmaciones del Fonval, y con base en ellos se ajustará la zona de citación, es decir, el área dentro de la cual se harán los cobros de Valorización por los proyectos viales de El Poblado. “Tenemos que completar el estudio de beneficios y tener ajustada la zona de citación para entregarla el 30 de junio de 2013 al Concejo de Medellín, tal y como lo establece el Plan de Desarrollo”, declaró recientemente Luis Alberto García, a propósito de la trascendencia de esta licitación.
Si bien la Lonja de Propiedad Raíz de Medellín hizo el primer estudio de valores del suelo dentro del actual proceso de Valorización, la Junta de Representantes de los Propietarios y Poseedores de El Poblado estuvo en desacuerdo con la zona de citación que se determinó con base en ese análisis, y pidió modificarla. Esto no significa, advierte Luis Alberto García, que la Lonja de Propiedad Raíz de Medellín no pueda ser de nuevo uno de los proponentes, “pues tratándose de un concurso público para la contratación, no puede haber ningún proponente potencial excluido”.

Creatividad y longevidad

El arte en general y todas las actividades creativas son elementos que fortalecen la salud y la vitalidad y favorecen la longevidad. En el modelo médico ampliado por la antroposofía vemos al ser humano como un ser trimembrado con un polo cefálico (asiento del pensar), un polo metabólico-motor (asiento del movimiento) y un sistema rítmico (en el tórax) que equilibra los dos anteriores. La salud vive en el sistema rítmico. Si respiramos adecuadamente entre el pensar frío y el cálido actuar, entre la quietud y el movimiento, tenemos más opciones de generar salud. Si el ritmo se pierde se imponen los procesos de enfermedad. El arte en general y la música en particular son una manifestación de las leyes rítmicas del universo. Cuando estamos haciendo o escuchando música suceden una serie de fenómenos en nuestro ser que trascienden el escuchar y generan un estado interior de bienestar y equilibrio. Se ha investigado que oír la música que nos gusta, activa una serie de circuitos cerebrales, induce la producción de endorfinas y modula el sistema inmunológico. Es bien conocida la investigación hecha por el Dr. Oliver Sacks (Londres, 1933) sobre las relaciones profundas entre la música y el cerebro humano. El propio Sacks se sometió a un experimento en el cual se demuestra por resonancia magnética nuclear, cómo oyendo la música de J.S. Bach se activan numerosos circuitos cerebrales, en particular los del hipotálamo, la corteza frontal y los centros que integran pensar y emociones.
En varios centros geriátricos de USA se ha observado que volver a escuchar la música de la juventud (crucial el período entre 16 y 24 años) constituye un estímulo poderoso para pacientes ancianos con deterioro cognitivo por diversas enfermedades. “Es como si la música encendiera a estos pacientes, los anima a moverse, a cantar”. Es sorprendente ver la vitalidad con que terminó su vida la recién fallecida cantante Chavela Vargas, quien vivió alentada por la música. Dos ejemplos sorprendentes son Pablo Casals, 1876-1973, violonchelista y compositor catalán, y Albert Schweitzer, 1875-1965, médico, filósofo, teólogo y músico franco-alemán, premio nobel de la paz en 1952. Ambos vivieron hasta una edad avanzada. A Casals lo afectó una artritis reumatoide que le deformó los dedos, pero era sorprendente verlo levantarse cada mañana y dirigirse al piano arrastrando sus pies; un verdadero milagro ocurría allí, cuenta Norman Cousins: “Lentamente los dedos empezaron a desentumecerse, alargándose hacia las teclas, como los capullos de una planta hacia la luz solar. Enderezó la espalda y empezó a sonar el primer preludio del Clave bien Temperado, de Bach. Tarareaba mientras tocaba y al terminar dijo que Bach le hablaba al corazón y que era el compositor de mayor significación para él”.
Schweitzer, al igual que Casals, no dejaba pasar un día sin tocar a J. S. Bach. Tenía dos pianos viejos en su hospital de Lambarene, en el Congo, y allí terminaba sus jornadas de trabajo en una meditación musical que tenía un poderoso efecto terapéutico para él. Recomiendo a los lectores la música de J. S. Bach como un verdadero bálsamo para el alma y como elemento preventivo para el deterioro cerebral. En las prescripciones médicas debería haber poesía y música. Más arte y menos fármacos.
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na alternativa con madera

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Una alternativa con madera
La cabalgata de la Feria de las Flores sigue suscitando controversia y nuevas alternativas

La Palibalgata que se vivió el sábado 4 de agosto en el Parque Lleras no fue una manifestación anticabalgata. Lo cierto es que los creadores del evento son entusiastas del Desfile a Caballo, pero lo son aún más de la rumba y los encuentros. Gerardo Ramírez, uno de los organizadores de la Palibalgata, cuenta que la idea nació en un grupo de amigos a quienes sorprendió el cambio del Desfile a Caballo de sábado a domingo.
Esta modificación ha sido uno de los aspectos más comentados sobre el evento que cerrará la Feria de las Flores. Este año, en la versión número 26, los jinetes se encontrarán el domingo 12 de agosto, a las 12m. en la estación Ayurá. El recorrido continuará sobre la Avenida Regional hasta el cruce con la calle 10, para bajar a la autopista y seguir hasta al puente del Pandequeso. Por este se ingresará de nuevo a la Avenida Regional, para un total de nueve kilómetros y medio.
La decisión, explicó Gabriel Jaime Rico, gerente de Plaza Mayor y representante de la Alcaldía en la Junta del Desfile a Caballo, busca “minimizar el uso del licor para que sea un espectáculo sano y tranquilo”, y reducir el impacto en términos de movilidad. Gerardo Ramírez entiende la decisión y agrega que la Palibalgata es una actividad simbólica que no está a favor ni en contra del desfile, un espacio para que quienes estudian, trabajan o querían vivir la rumba un sábado pudieran hacerlo.
La voz se regó por Facebook. Finalmente, a las 3 pm. empezó el recorrido con casi un centenar de participantes, quienes le dieron la vuelta al Parque Lleras, bajaron por la 9 y subieron por la 10 hasta la carrera 34, donde se recogieron los caballitos para ser donados a dos fundaciones a beneficio de niños con escasos recursos.
De forma similar, el producto de la venta de gallardetes (60 mil pesos) en el Desfile a Caballo irá a instituciones sin ánimo de lucro, como lo precisó Juan Guillermo Mesa, presidente honorario de la Fundación Desfile a Caballo.