
Hallazgo arqueológico de una vasija en el lugar donde se construye la nueva sede de Telemedellin

Controlan incendio en edificio de El Poblado
Varias tripulaciones de bomberos tuvieron que hacerse cargo de la situación, ayer en la tarde
El Cuerpo Oficial de Bomberos de Medellín atendió la emergencia causada por un conato de incendio que se presentó en el interior de un edificio de apartamentos y que no dejó personas heridas.
Formación y producción artística: temas del Primer Seminario Internacional de Danza
Imagen de una de las actividades desarrolladas durante el Primer Seminario Internacional de Danza (FOTOS: CORTESÍA)
Por: Álvaro León Pérez S.
En Medellín hay una gran reserva de talentosos bailarines y existen las condiciones necesarias para realizar producciones artísticas de alto nivel.
Así lo afirman el español Raúl Perales, coordinador general de la compañía y productora barcelonesa Alta Realitat, y el cubano Armando González, master ballet nacional de República Dominicana, quienes participan en el Primer Seminario Internacional de Danza.
Sin embargo, Perales y González consideran que la ciudad debe poner la vara cada vez más alta, si se quiere posicionar a la danza como la industria cultural respetada, reconocida y rentable que merece ser.
“Ustedes tienen una materia prima que es el talento de unos jóvenes que son bárbaros, excepcionales y muy buenos. Hay que seguir formando más muchachos de estos y hacer que ellos vean la danza como una carrera. Y no una carrera por debajo de otras; todo lo contrario. En Cuba, donde yo nací, pertenecer al Ballet Nacional es posiblemente tener una de las mejores carreras del país”, sostiene Armando González, quien durante varios años fue el bailarín principal de dicha compañía.
Por su parte, Raúl Perales opina que en Medellín la danza pasa por un buen momento y que hay una adecuada preparación del talento local. Además, destaca que en la ciudad hay ganas de avanzar y evolucionar.
“Esto hace que solo se necesite, desde mi punto de vista como productor, que la producción realmente se analice en serio y se trabaje, todavía más, para crear estructuras y potenciar valores de producción. Así como hay que estimular el talento de los bailarines, hay que potenciar las capacidades de los productores, que son, al fin y al cabo, quienes gestionan los recursos y son capaces, junto con la dirección artística, de llevar a una compañía a donde se merece”, manifiesta.
Armando González, Zuleima Asprilla y Raúl Perales
Crear, gestar, hacer
Hasta este sábado 5 de septiembre se estará realizando en la ciudad el Primer Seminario Internacional de Danza La producción en danza: crear, gestar, hacer, evento organizado por el Ballet Folklórico de Antioquia, con el apoyo del Ministerio de Cultura y la Universidad Eafit.
Durante los dos primeros días, los participantes han asistido a una serie de actividades académicas para dialogar sobre temas como la formación de talentos y la producción artística.
“Es fundamental seguir indagando y sensibilizando al sector de la danza sobre la importancia de la producción artística, porque a medida que las producciones tengan mayor calidad, habrá más posibilidades de atraer al público a los espectáculos”, declara Zuleima Asprilla Rojas, gerente general del Ballet Folklórico de Antioquia.
Para Asprilla Rojas, el público de Medellín se ha vuelto exigente a medida que cada vez más personas viajan a otras ciudades y países, donde observan espectáculos de excelente factura. Eso, sumado a que compañías y ejecutantes reconocidos están visitando la ciudad con mayor frecuencia, hace que los espectadores quieran ver la misma calidad en los artistas locales.
“De esa manera se produce una comparación y nosotros tenemos que subir el nivel para estar a la par”, agrega la gerente del Ballet Folklórico.
Unión Temporal Cruce Balsos salió sin sanción

Por Álvaro León Pérez
Mediante la resolución 170 de agosto 26 de 2015 , la Secretaría de Infraestructura oficializó su decisión de “abstenerse de declarar el incumplimiento y de imponer sanciones a la Unión Temporal Cruce Balsos” con relación al contrato de construcción en la intersección de la Transversal Inferior y la Loma de Los Balsos.
Desde que se inició en marzo de 2014, esta obra de Valorización ha tenido un sinnúmero de problemas, al punto que la Unión Temporal Cruce Balsos tuvo que ceder el contrato a Gisaico S.A.
Adicionalmente, la Secretaría de Infraestructura le abrió al contratista doce causales de multa, las cuales fueron saneadas en su totalidad, mediante la demostración de la cesación de incumplimiento.
En uno de sus apartes, la resolución 170 reza que “de acuerdo con la norma transcrita y la jurisprudencia vigente, debe concluirse que la naturaleza de las multas que se pactan en los contratos tienen como finalidad apurar, empujar al contratista para que se ponga al día en sus obligaciones y si se acredita que las mismas se encuentran cumplidas, resulta improcedente su imposición”.
La Alcaldía precisó que los retrasos en la obra no generarán costos extras, pues los recursos se han desembolsado a contraentrega de los avances en la construcción.
Entretanto, Gisaico S.A. comenzó esta semana el empalme físico de la obra y anunció que el paso vehicular estaría habilitado en diciembre de 2015.
Una increíble fiesta de letras y cultura
La reflexión académica sale a la calle
Salón Iberoamericano del Libro Universitario
Este salón, que recoge las publicaciones editoriales universitarias de cerca 80 fondos de Latinoamérica y de España, es una de las grandes novedades de la Fiesta. “Las universidades son ejes importantísimos de conocimiento, ninguna empresa tiene tantos especialistas, maestros y PhDs. Son espacios que concentran la reflexión intelectual académica de muchos temas y queremos llevarlo a la calle; es muy simbólico romper las fronteras de las universidades y poner el conocimiento al alcance de la ciudadanía”, expresa Juan David Vélez coordinador de la Fiesta.
El salón se creó con el acompañamiento del comité de la colección Bicentenario de Antioquia y tendrá la participación de diez universidades de la región. “Es una oportunidad para que las editoriales universitarias de la ciudad emprendamos un proyecto conjunto para difundir contenidos no solo académicos, sino literarios. La edición universitaria está tomando mucha fuerza porque permite ampliar el panorama de las posibilidades de publicación”, agrega Natalia Uribe, jefe (e) de la editorial UPB. Entre los lanzamientos de esta editorial, se destacan la colección de Novela de Suspenso, Policías y Bandidos, con una obra de Memo Ánjel (Rambert, un exinspector catalán apurado) y otra de Emilio Restrepo (Joaquín Tornado, detective).
Espejos de Papel
Literatura ilustrada
Cuando el escritor e ilustrador Saúl Álvarez Lara recibió el fragmento del libro Como la sombra o la música, de la escritora Paloma Pérez, se imaginó toda una película y empezó a crear. Él fue uno de los 54 ilustradores elegidos por la Fiesta del Libro y la Cultura para darles forma y color a los fragmentos de libros de escritores invitados a esta novena edición y hacer parte de la exposición Espejos de Papel.
Cuenta el ilustrador que en las cuatro líneas que leyó, la escritora “narra un momento en que sale de la universidad y va para la casa a almorzar. Ella se imagina la carne que se va a comer, las especias que le va a poner, cuando la va a meter en el horno… Pero cuando va hacia la autopista, no me queda claro si al sentir un golpe en la ventanilla del carro y ver una moto que se chocó con ella, se suspendió la idea del almuerzo o si se le quitó el hambre”. Esta hace parte de la interpretación de Saúl y lo que hizo, según explica, fue separar los momentos de la narración: “Le hice dibujos a cada momento y los puse como una película, uno al lado del otro. Hay dibujos de especias, pedazos de cielo, el botón del horno, fragmentos del motociclista y de la moto. Al final, esos cuadritos se amontonan. No dice si se rompió el vidrio, pero yo lo rompí, no supimos si almorzó o no almorzó, eso ya queda para la interpretación del lector”.
Para el creador del fragmento de Paloma Pérez, la exposición “es una posibilidad importante que abre la Fiesta para los ilustradores de Medellín porque es una ciudad donde realmente no ha habido mucho espacio. Es un reto grande ilustrar en poco tiempo –ocho días–. Veo que hay unas muy buenas, muy elaboradas, que se centraron en interpretar, que fue lo que yo intenté hacer”.
La convocatoria para la exposición tuvo una buena acogida. “De los 54 elegidos, llegaron unos 100 portafolios. Nos dimos cuenta de que hay demasiados ilustradores en Medellín y una cantidad de personas muy talentosas, lo que hizo que fuera muy difícil escogerlos. Unos muy buenos se nos quedaron por fuera”, afirma Juan David Vélez, coordinador de Proyectos Especiales de la Fiesta del libro y la Cultura.
En las ilustraciones se reflejarán las distintas miradas que dieron los autores. “Unos se fueron por la literalidad y otros hicieron un ejercicio distinto, no recrearon la imagen, la completaron. Por ejemplo, la de Samuel Castañeda, que trabajó un poema de Juan Manuel Roca. Es una imagen simple, pero supremamente profunda, te da sensaciones distintas”, comenta el coordinador.
Las ilustraciones estarán colgadas en 54 soportes y darán la bienvenida a la fiesta, en el Museo de la Calle, en el pasaje Carabobo.
“A Víctor Regino no le preocupa que esta noche, cuando regrese al ring después de un retiro de trece años, el público le grite anciano o el rival le desencaje la mandíbula: a él solo le interesan los cien mil pesos de la paga, con los cuales podrá restablecer mañana su pequeño taller de traperos”.
Autor: Alberto Salcedo Ramos. Libro: La eterna parranda. Ilustración Federico Fernández
“Ya podía sentir el aroma fuerte de la carne mezclado con el del romero, el tomillo y el laurel tostados. No veía la hora de llegar a encender el horno. Anticipando la delicia, salí de la universidad y cuando, como de costumbre, iba a tomar la autopista sur por un atajo poco transitado, una moto me cerró el paso; frené y sentí un golpe seco en el vidrio de mi ventanilla”.
Autor: Paloma Pérez Sastre. Libro: Como la sombra o la música. Ilustración Saúl Álvarez Lara
“¿Quién sabe cómo serán las cosas después de Tokio? No es extraño que cualquiera que se encuentre suspendido en mitad de un periodo de extraña alegría renuncie por igual a los rumores del pasado y a los rumores del futuro. Como la madre de una familia cierra las puertas, para que nadie entre, y las ventanas, para que nadie escape, con idéntica preocupación. Así voy viviendo yo estos días a su lado: cerrando a nuestro alrededor todas las trampas. Cerrando todas las puertas de todas las habitaciones de todos los hoteles, como los compartimientos estancos de un barco que tiene ya una vía de agua y, a pesar de ello, pretende no hundirse”.
Autor: Ray Loriga. Libro: Tokio ya no nos quiere. Ilustración Daniel Gómez
“Este es mi libro y estoy escribiéndolo con mi propia mano. En este año del señor de mil ochocientos treinta y uno yo todavía estoy sentada al lado de mi ventana. El viento entra por las grietas del marco. Estoy cansada de hacer esto y me duele la muñeca de hacer esto, pero me prometí a mí misma que escribiría la verdad y las cosas pasaron. Eso es lo que voy a hacer. Y mi pelo es del color de la leche”.
Autor: Nell Leyshon. Libro: Del color de la leche. Ilustración Lina Rada
Crear, compartir y conocer
El que se conocía como Salón Digital, cambió de nombre. Este año se creó un espacio que permite todas las posibilidades: Nuevas Lecturas. “No queríamos cerrarnos en el libro, queríamos tener un espacio fresco y plural para hablar de más cosas: redes sociales, música, radio, artistas, sátira, academia, librerías. Lo digital no es lo importante, lo importante es como la gente construye, crea, sueña”, explica Juan David Vélez, quien se siente muy conectado con este espacio porque se espera que los invitados al salón le apunten a la creación. Crear, compartir y conocer, es la intención.
Destaca una de las charlas: Lectura a fuego lento, con Octavio Henao. “En esta época, donde todo parece ser rápido, es importante hacer un llamado a la lectura lenta, a la crítica juiciosa, a la escritura detenida, revisada, cuidadosa”.
“Somos conscientes de que las nuevas lecturas no se hacen en una sola plataforma como se hacía hace 800 años. La gente está compartiendo con un clic lo que hace, pero además crea cosas simples como un comentario, un meme, un blog. Estas nuevas lecturas son las que permiten la redefinición del mundo”, complementa Juan Diego Urrea, Líder de Contenidos de Medellín Ciudad Inteligente.
Este programa que cree en la transformación de la ciudad a partir de las Tic, participará en la Fiesta con varias experiencias: 11 lecturas estarán en diferentes zonas de la ciudad, se podrá leer un fragmento de Angosta, de Héctor Abad Faciolince, al borde del río Medellín, o un texto de A solas Contigo, de Gonzalo Arango, en el Parque Bolívar. También habrá un laboratorio de creación de memes por medio de una app: “Los memes son esas figuras que se vuelven virales, lo que nos interesa es que se convirtieron en la manera de la gente satirizar, criticar; a quien no lo sepa hacer, le enseñaremos y los publicaremos en las redes sociales y en espacios de proyección de la Fiesta”, agrega Juan Diego. Además tendrán kits de inclusión digital con dispositivos de hardware y software para personas en situación de discapacidad.
Un mundo para chicos y grandes
Salón del Libro Infantil y Juvenil
El año pasado se materializó un sueño en el que se venía pensando años atrás: el Salón del Libro Infantil y Juvenil. “Medellín es un epicentro en términos geográficos, por eso queremos convertir la ciudad en una plaza para la literatura infantil”, afirma el coordinador Juan David Vélez.
La sensación que les quedó de la octava Fiesta, es que la ciudad estaba esperando un espacio así. “El salón más que un puente que comunica, es un río que se mantiene vivo, que se transforma, que es dinámico. El libro en este espacio conecta de una manera increíble lo que piensan los niños y los grandes, es un espacio para todos”, expresa Juan David, con emoción.
Este año estará ubicado en el Salón Restrepo del Jardín Botánico y la muestra contará con al menos 6 mil títulos. Allí mismo habrá un auditorio donde se ofrecerá una rica programación académica para hablar de miedo, vida, alegría, adolescencia, muerte, amor, desamor. Entre los invitados están Ivar Da Coll (Colombia) Antonio Ventura (España), Lola Larra (Chile).
Al lado del salón, la exposición La isla del tesoro, en honor al invitado a la Fiesta Robert Louis Stevenson, nos invitará a un mágico recorrido por sus paisajes y personajes.
Ver toda la programación en www.fiestadellibroylacultura.com
El Mamm se expande
Alberto Sierra, Mariana Garcés
Álvaro Marín
Anibal Gaviria
César Becerra, Catalina Patiño, Viviana peña, Lina durango, Manuel de Rivero
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Convenios de Ginebra
Fotografías de Jean Mohr, Jesús Abad Colorado, Álvaro Cardona, Stephen Ferry, Natalia Botero, Jorge Panchoaga y Esteban Vergara, componen esta exposición que sirve como testimonio del dolor y la tragedia que padecen innumerables víctimas de conflictos armados en Colombia y en otros lugares del mundo.
Eduardo Domínguez
Fabiola Lalinde, Claudia Velásquez, Jesús Abad Colorado, Lucía González, Natali
Isabel Dapena, Mauricio Ballesteros
Jean Phillipe Kiehl, Martin Jaggi
Jesús Abad Colorado, Natalia Botero, Álvaro Cardona
Juan Camilo Ospina, Sara Gallego
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Lucía González
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Juan Restrepo
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Yojan Valencia
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Lanzamientos literarios en la Bolivariana
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Nía Pulgarín
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Ana Cristina Aristizábal
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Guillermo Rodríguez
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Ana Cristina Aristizábal
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Emperatriz Muñoz
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Manuela Rodríguez, Dani Jiménez
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Juanita Cadavid, Carlos Alberto Cadavid
Juan Pablo Piedrahíta, Lucía Peláez, Sara Carvajal
Juliana Escobar, Mabel Morales, Luis Fernando Gómez, Sara Betancur, Juan David Jaramillo, Verónica Cuartas, Juan Camilo Holguín
Memo Ánjel y Saúl Álvarez Lara
Tableau Brasserie, cocina francesa en Manila
Como resultado del esfuerzo de un grupo de amigos de distintas profesiones, apasionados por la cocina, surgió Tableau Brasserie. Buena comida francesa, con ingredientes frescos de primera calidad y un ambiente informal y distendido caracterizan este agradable lugar situado en el barrio Manila (carrera 43 B No. 15-50).
Por Juan Sebastián Mora

De las entradas, Javier Robledo, uno de sus propietarios y creadores de la carta junto a los chefs Esteban Lafaurie y David Cardona, sugiere los mejillones y el pulpo en dos texturas. Entre los platos fuertes recomendamos el salmón en croute en frutos secos, el entrecot (el cual puede acompañarse con tres de seis salsas disponibles, que brindan al comensal una diversidad de sabores para complementar este corte), el brandy lard glacé (tocino barriguero glaseado en brandy) y, de los estofados, el clásico boeuf bourguignon (buey a la borgoñona). La mejor manera de terminar una experiencia gastronómica en Tableau, es disfrutando de una adictiva créme brûlée o y el tarte tatin.
De lunes a sábado, a la hora del almuerzo, Tableau Brasserie ofrece un menú especial con diferentes opciones a la carta, como la cassoulet (cazuela de frijol blanco, que se sirve los sábados y lleva cuatro carnes: pato, tocino ahumado, salchicha y chuleta de cerdo).
Tableau Brasserie abre de lunes a sábado de 12 del mediodía hasta las 3 pm; y de 6 pm hasta 10:30 pm; de jueves a sábado cierra con el último cliente. Informes en el 268 6400.
El chef del restaurante, Juan Pablo Cardona, comparte para La Buena Mesa la receta lapin à la moutarde
(conejo a la mostaza.)
Lapin à la moutarde (conejo a la mostaza.)
Ingredientes
• 1000 gramos carne de conejo deshuesado • 200 gramos tocino ahumado • 200 gramos de champiñones • 100 mililitros de aceite oliva • 280 gramos de cebolla blanca • 250 gramos de puerro • 90 gramos de mostaza a la antigua • 80 mililitros de vino blanco.
• Sachet d’épices –saquito de especias– (1 gramo de laurel, 1 gramo de tomillo, 1 gramo de romero, 1 gramo de orégano, 1 gramo de pimienta, 1 gramo de clavo de olor y 2 dientes de ajo) • 40 mililitros de fondo de pollo (si se requiere) • 300 mililitros de bechamel • 120 mililitros de crema de leche • 30 mililitros de brandy • 30 gramos de queso crema • 15 gramos de mostaza Dijon • Sal y pimienta al gusto • 40 gramos de queso parmesano • 40 gramos de queso gruyere.
Preparación
Realizar toda la mise en place, previamente: descongelar el conejo de un día para otro sin romper la cadena de frío. Despresar el conejo quitando sus cuatro extremidades, con ayuda de un cuchillo pequeño deshuesar las extremidades al igual que toda la carcasa, cortar la carne del conejo en cubos de 2×2 centímetros. Marinar el conejo con la mitad de la mostaza antigua y el vino blanco por dos horas. Cortar el tocino en cubos pequeños. Cortar los champiñones en octavos. Cortar la cebolla blanca y el puerro en brunoise (finamente).
En una olla grande sofreír el tocino, dejar dorar y retirar. En la misma grasa del tocino sofreír los champiñones por 2 minutos. Pasado el tiempo, retirar y reservar junto con el tocino. En la misma olla, verter el aceite y sofreír la cebolla blanca y el puerro; caramelizar a fuego medio. Devolver la mezcla de tocino y champiñones a la olla.
Retirar el conejo de la marinada, escurrir bien y reservar la marinada. Sellar los trozos de conejo hasta dorar y agregar a la olla.
Agregar el sachet d’épices, la crema de leche, el resto de vino, las mostazas, la bechamel y el brandy. Dejar cocinar por 25 minutos, agregar la sal y la pimienta, y el fondo, si es necesario.
Dejar cocinar por dos horas a temperatura baja (80°C) o cuando la carne esté tierna, corregir nuevamente la sal y la pimienta. Llevar a un molde refractario o cerámica por porción individual e introducir la mezcla de quesos parmesano y gruyere rallado, llevar al horno (a una temperatura de 200 grados centígrados) hasta dorar. Servir y acompañar con pan tostado.
En el Diez Hotel: Savannah City
Salmón a la plancha
Para empezar un festín inolvidable en Savannah City, nuestros sugeridos son el tocino ahumado, los corazones de pollo al jerez y los rollitos de mozzarella con jamón serrano y espinaca. Para los amantes de los cortes generosos y jugosos, los recomendados son el lomo sterling y el churrasco. Otros platos, igualmente suculentos, son el lomito miel Malbec, la chuleta de cerdo en salsa de frutas, el filete de salmón a la plancha, la ensalada marinera, el pollo Savannah City y los langostinos bañados en queso azul.
Lomo sterling
Si bien el postre más solicitado es el brownie caliente con helado, el de la casa es el turrón de maní con caramelizado de salsa de uchuvas. Los sábados y los domingos el restaurante prepara dos platos típicos que se han convertido en favoritos de sus comensales: la cazuela de fríjoles y el mondongo. Como bebidas acompañantes se sugiere alguna de sus refrescantes limonadas de sabores, particularmente la de coco y la de cereza.
Savannah City funciona todos los días, en jornada continua, desde las 12 del mediodía. De lunes a miércoles cierra a las 10 pm; de jueves a sábado, a las 11 pm, y los domingos, a las 6 pm. Informes en el 266 7461.
Evítese molestias: todo libro es mejor que su autor

* Día tras día. ¿Y la efeméride literaria de esta semana? El 4 de septiembre de 1989 moría en Lausana, Suiza, a los 86 años de edad, el más prolífico de los escritores belgas y uno de los más fecundos en todas las lenguas: Georges Joseph Christian Simenon, Georges Simenon, creador del incomparable comisario Maigret, policía de policías.
Según la cavilosa Wikipedia, los números de Simenon son asombrosos. A nombre propio publicó 192 novelas y una treintena bajo 27 seudónimos. Más de 9.000 personajes en 1.800 lugares del mundo. Del Comisario Maigret: 75 novelas y 28 novelas cortas. Más de 550 millones de ejemplares vendidos. Traducido a 55 lenguas y publicado en 44 países. Más de 50 películas (francesas) basadas en su obra. Millares de artículos y reportajes en periódicos y revistas.
Y un dato escalofriante: alguna vez declaró haber hecho el amor a 30.000 mujeres. Treinta mil en 86 años, o sea, 348 por año, es decir, casi una mujer por día, suponiendo, eso sí, que hubiera empezado a follar, el cordón umbilical aún sin cortar, con la partera que lo ayudó a nacer en febrero de 1903 en Lieja, Bélgica. Una cifra inverosímil que habla pestes de su ninfomanía (¿?), pero muy bien de su imaginación.
* * Body copy. “¿Ve que los hombres viven en tensión, en competición y con un temor constante. Le parece que buscan sin reposo algo esencial; que echan de menos algo que vislumbraron y que han perdido. Algo olvidado, que dé sentido a su agitación. Quizás han perdido el contacto con su dimensión más profunda, la más agradable también, y la más fecunda. Se quedan en la superficie agitada del mar, sin conocer la calma en la que reposar. Han perdido la paz del espíritu. Si los hombres son incapaces de alcanzar la paz interior… ¿cómo soñar con la paz entre las naciones? Si el hombre se muestra incapaz de curarse a sí mismo… ¿cómo soñar con curar al mundo?”
Javier Moro. Las montañas de Buda. 1997.
* * * Vademécum. ¿Prolífico? “Que se reproduce o es capaz de reproducirse en abundancia. Dicho de un escritor, de un artista, etcétera: Autores de muchas obras.” ¿Caviloso? “Que por sobrada suspicacia, desconfianza y aprensión, se deja preocupar de alguna idea, dándole excesiva importancia y deduciendo consecuencias imaginarias.” ¿Ninfomanía? “Furor uterino” (sic) ¿Sic? “Úsase en impresos y manuscritos españoles, por lo general entre paréntesis, para dar a entender que una palabra o frase empleada en ellos, y que pudiera parecer inexacta, es textual.” ¡Emoticon de carita feliz!
Cocorná

Llevo seis años visitando a los habitantes de Cocorná para realizar una consulta especial durante un día, periódicamente. Una tarde en nuestro consultorio, una señora de Cocorná nos hizo notar que se nos presentaban alrededor de 100 personas de ese municipio y me planteó la posibilidad de programar servicios regulares.
Las señoras Rosalba Martínez y Yadira Gómez organizaron la consulta en casa de la segunda los primeros años y ahora en casa de doña María del Socorro, madre de la primera, y allí empezó una relación que ha venido creciendo.
Cocorná es un pueblo del oriente de Antioquia, que quizás tomó su nombre del cacique Cocorná, líder aborigen de estos territorios cuando llegaron los conquistadores. Otros sostienen que lo tomó de la expresión Pantogora Cocozna, que en su lengua significa tierra de animales. Está a 1.300 metros sobre el nivel del mar y tiene 210 kilómetros cuadrados, 70 veredas y 15.000 habitantes –4.000 en la cabecera municipal–. Se reconoce por su riqueza hídrica, con hermosos ríos y cascadas que son el deleite de los visitantes.
Viajar a Cocorná es un alivio para el alma y una linda pausa en el ritmo cotidiano de trabajo. Los 80 kilómetros que lo separan de Medellín, cada vez se hacen más cómodos de transitar por el excelente estado de la autopista Medellín-Bogotá, cuya doble calzada llega hasta Marinilla. Ahora está en proceso de construcción el trayecto Marinilla-Santuario.
Haciendo la consulta en esta población, recuerdo mis experiencias del año rural en Vigía del Fuerte y me reafirmo en la necesidad de trabajar en una Medicina que atienda al ser humano como totalidad. Tenemos tiempo y espacio para escuchar las historias de los pacientes; historias que están llenas de dolor, con remanentes de la violencia y el desplazamiento ocasionados por la época en que la lucha armada se metió al corazón del municipio y a muchas de sus alejadas veredas. Me impactan las historias de las maestras que trabajan con verdadero sentido de servicio en las lejanas escuelas rurales y que cargan con los numerosos problemas que traen la desigualdad y la falta de oportunidad para muchas familias de la región. Historias de vida que solo necesitan ser escuchadas para iniciar un proceso de conciencia que conduzca a la transformación. Aquí palpamos el pulso de la vida que palpita de manera transparente. Aquí reafirmamos el papel de la enfermedad como túnel, como reto para el desarrollo.
También veo con asombro otro grupo que vive en equilibrio, con su casa en el pueblo y su terruño en la zona rural, donde trabajan la tierra y consiguen un sustento digno. He encontrado en Cocorná verdaderos maestros, sabios natos que viven la existencia de manera tranquila y armoniosa, lejos de los afanes del consumo, con un profundo respeto por la tierra y sus congéneres.
El encuentro con la gente de Cocorná nos enriquece y nos llena de esperanza. Gracias a todos, gracias a Rosalba y a Yadira, a Gloria, a doña María, a Blanca Margarita, primera paciente de Cocorná que nos visitó en la consulta.
Regreso de Cocorná con el alma expandida, con frutos de la tierra y con la certeza de que la sencilla iniciativa de servicio de estas personas se convirtió en una realidad que no necesitó ni estudios ni compleja infraestructura y ha sido un apoyo para los seres humanos de esta región.
opinion@vivirenelpoblado
Ahora sí: más Mamm, más espacio
En 2009, cuando el Museo de Arte Moderno de Medellín (Mamm) trasladó su sede del barrio Carlos E. Restrepo hacia Talleres Robledo, en Ciudad del Río, la respuesta del público fue entusiasta. “Con esta reacción, comenzamos a pensar en ampliar nuestra programación, de tener espacios tipo aulas para realizar talleres, en un lugar para la actividad musical y para el cine, tradición en el Museo desde cuando operaba en su primera sede”, cuenta María Mercedes González, su directora.
Todo eran ideas que en 2010 se concretaron como anteproyecto y finalmente en el proyecto que hoy se ha convertido en una realidad: la expansión en más de 7.220 metros cuadrados construidos y que sumados a Talleres Robledo conforman un espacio público de más de 9.000 metros cuadrados construidos.
“La ciudad tendrá un escenario cultural integral, con una infraestructura física pertinente para albergar nuevas propuestas en cualquier rama del arte, no solo estética física sino sonora y audiovisual”, cuenta Juan David Mejía, arquitecto y director del proyecto, quien destaca que “en las últimas tres décadas, no se había diseñado en Latinoamérica un edificio para museo de carácter público”.
El gran reto, según su directora, “es estar a la altura de la expectativa del público, de la generosidad y el compromiso de la Alcaldía y de los benefactores, a la altura del trabajo y el talento no solo de la ciudad sino del país y, por supuesto, a la altura de la imponencia de la arquitectura del edificio. Tenemos que estar a la altura del momento”, dice María Mercedes.

Compartiendo datos mejorarán la movilidad

Por Luisa Martínez
El encuentro global Cities for Life 2015, que se realizó en la ciudad el 31 de agosto y el 1 de septiembre, convocó 1.789 asistentes, 57 mandatarios y cerca de 110 ponentes. La movilidad, uno de los asuntos que preocupan a las ciudades hoy, fue componente clave de la agenda.
La necesidad de crear bases de datos de los movimientos en las vías para diseñar políticas públicas, involucrar a la ciudadanía en la búsqueda de soluciones, un enfoque en la persona y no en la infraestructura, el uso de tecnologías innovadoras y de apps para motivar la participación y la generación de soluciones de transporte integrales que, además de la movilidad, influyen en otros aspectos de la vida, fueron algunas de las conclusiones en este encuentro abierto para la cocreación, en el que destacaron experiencias de Ciudad de México y de Barcelona.
Un mapa colaborativo
“En ciudad de México no tenemos datos actualizados respecto a las rutas y los periodos de tiempo del transporte público, es decir, no cuentas con un mapa donde puedas consultar las rutas para desplazarte mejor. Creemos que un primer paso en temas de movilidad es la información. En la medida en que tengas más información, podremos tener políticas publicas mejor desarrolladas”, explica Marina González Magaña, coordinadora de proyectos de Pides: Innovación social de Ciudad de México. Con ese objetivo, están realizando lo que denominan como “mapatón”, que involucra a la ciudadanía y al gobierno a través de una aplicación móvil y offline, que permite ubicar los traslados en un mapa para concretar una base de datos, la cual quedará abierta para el uso colectivo.
Herramientas de participación ciudadana
La empresa Dotopen, de Barcelona, desarrolla soluciones en diferentes ciudades del mundo basadas en aplicaciones para responder a los desafíos urbanos. “Trabajamos en el mundo de las apps porque son herramientas perfectas para la participación abierta y democrática”, afirma el español Steffen Becker, jefe de diseño en Dotopen.
En esta oportunidad expuso el caso de Manila, Filipinas. “El 71 por ciento de las personas usa el transporte público y hay congestión en las vías con todo tipo de buses. Al mismo tiempo, no había un sistema que ayudara al ciudadano a elegir cómo ir de un sitio a otro”.
El proyecto busca la colaboración ciudadana y para eso se crearon grupos de trabajo en los que participaron 455 personas. De allí surgieron 101 propuestas y 17 soluciones reales de apps. Estas dan opciones de costos, velocidad, ubicación y le dan al ciudadano la posibilidad de elegir.
Becker dice: “Hay un espectro interesante de cómo acercarse al problema de la movilidad, puede ser desde grandes soluciones de infraestructura o desde modelos que no requieren tanta inversión y que buscan cambiar el comportamiento. Esto es lo más difícil de hacer”.
Tengamos terquedad para aceptar nuestra alegría

Toda la vida mi mamá nos ha enseñado a mis hermanos y a mí que la felicidad es mágica. Que no depende de nuestro estatus social, ni educación, ni siquiera de las condiciones de vida. Que la felicidad también vive en la mitad del dolor, de la pobreza, de las injusticias. Así, cuando era niña y visitaba el barrio Moravia, veía a los niños jugando, riendo y gritando de alegría, en la mitad de unas condiciones pésimas de vida.
Hace unos días, Elizabeth Gilbert, autora del libro Comer, Rezar y Amar, publicó en su blog un poema de un desconocido autor llamado Jack Gilbert, que habla precisamente de esto. El poema se titula Un Sumario para la Defensa (A Brief for the Defense). Al principio, el autor describe el dolor y el sufrimiento que hay en este mundo. “Hay dolor en todas partes. Matanzas en todas partes. Si los bebés no se mueren de hambre en un lugar, entonces se mueren de hambre en otro lugar. Con moscas en su nariz”. Y luego dice “pero disfrutamos nuestras vidas porque es lo que Dios desea. De lo contrario las mañanas antes del amanecer en verano no habrían sido diseñadas tan finamente”.
Y es que así es, en este mundo tan lleno de injusticias y tristeza, hay belleza, amor y alegría en todas partes. He participado en entierros, donde después de llorar por el ser querido que perdimos, rompemos en carcajadas al recordar sus chistes y recontar anécdotas del tiempo que compartimos juntos.
Como coach dicto talleres con inmigrantes hispanos que están pasando por muchas dificultades y jóvenes que viven en la calle. Una de mis actividades favoritas para hacer con ellos es preguntarles por qué se sienten agradecidos. “Por la vida. Por la salud. Por mi perro. Por mi hermano. Por mis hijos. Porque esta mañana abrí los ojos y estoy vivo”. No importan las circunstancias de vida en las que estén, siempre que hago esa pregunta, todas las personas encuentran algo para sentirse agradecidos. Y es que recordar lo que nos hace felices no es ignorar el sufrimiento; por el contrario, es honrar la complejidad de nuestras vidas, es vivir a plenitud. El poeta Gilbert nos dice: “Si negamos nuestra felicidad o resistimos nuestra satisfacción, entonces disminuimos la importancia de su privación”.
No se trata de negar el dolor, se trata de ver la belleza, el amor y la felicidad que existen en medio del sufrimiento. La frase más linda de este poema, dice: “Debemos tener la terquedad para aceptar la alegría en el despiadado horno de este mundo”.
Te invito a que esta semana, tengas la terquedad para que aun cuando estés viendo o viviendo el sufrimiento, aceptes la alegría que también hace parte de esta vida.
[email protected]
Ambulante: documentales que se mueven
El festival que acaba de llegar de Bogotá y también viajará a Cali, Barranquilla y Cartagena hasta el 27 de septiembre, contará con la proyección de 50 títulos nacionales e internacionales provenientes de 25 países.
En Medellín se podrá disfrutar de una amplia programación que estará abierta al público en más de 15 escenarios como museos, universidades, teatros y centros culturales. También tendrá proyecciones al aire libre.
Algunos que serán estreno en cartelera se encontrarán en Vizcaya.
Puede consultar toda la programación en: www.ambulante.com.co
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Austin to Boston. Director:James Marcus Haney. Estados Unidos, Australia, Reino Unido (2014) Cinco viejas camionetas Volkswagen, cuatro bandas, 3 mil millas, dos semanas y una gira gloriosamente retro. Con Ben Lovett, de Mumford & Sons, y narrado por Gill Landry, este documental se trata de un viaje moderno, hecho a la manera antigua. Jueves 4 de agosto, Salón Amador, 8 pm |
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B Movie: Lust & Sound in West-Berlin. Director: Klaus Maeck. Alemania (2015) Música, arte y caos en el Salvaje Oeste de Berlín de la década de 1980. Antes de que la cortina de hierro cayera, artistas, comuneros, okupas y hedonistas disfrutaban del estilo de vida berlinés poco convencional. Viernes 5 de septiembre, Museo de Arte Moderno, 7 pm. Invitado: Mark Reeder. |
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Jodorowsk’s Dune. Director:Frank Pavich. Francia, Estados Unidos (2013) La historia del ambicioso proyecto de Alejandro Jodorowsky por adaptar al cine la influyente novela de ciencia ficción Dunas. Sábado 6 de septiembre, Vizcaya, 7 pm |
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Citizenfour. Director: Laura Poitras. Estados Unidos, Alemania, Reino Unido (2014) Resultado del encuentro de la documentalista con Edward Snowden, quien le enviaba correos electrónicos cuando estaba a punto de denunciar programas de espionaje secreto. (Ganó Óscar a mejor documental largo). Viernes 5 de septiembre, Vizcaya, 7 pm |

Bjork: Biophilia Live. Director: Peter Strickland. Reino Unido (2014)
Una película-concierto que registra el elemento humano del proyecto multidisciplinario y multimedia de Björk: Biophilia.
Sábado 6 de septiembre, Museo de Arte Moderno, 7 pm
Montecasino iría a remate o se convertiría en centro de memoria histórica

Por Álvaro León Pérez
La Unidad para la Reparación y Atención Integral a las Víctimas estudiará la destinación que le dará a la mansión Montecasino, ubicada en la avenida El Poblado con 18 sur, una vez se produzca la sentencia de extinción de dominio que haga efectiva la entrega del inmueble al Fondo de Reparación administrado por la entidad gubernamental.
Hasta ahora, las opciones contempladas son dos. Una es la venta de la propiedad y la destinación del dinero a los recursos financieros del Fondo de Reparación. La otra posibilidad que se plantea es transformar Montecasino en un centro de memoria histórica, en el cual se prestarían servicios de atención y medidas de satisfacción para las víctimas.
“La entrega del inmueble es una noticia importante porque se trata del predio urbano de más valor que llega a este Fondo. Además, esta fue una de las propiedades emblemáticas de los hermanos Castaño Gil en Antioquia. Por esta razón, la Unidad para las Víctimas celebra que la justicia actúe para que se cumpla el precepto de que los bienes de los victimarios deben ser perseguidos por las autoridades para la reparación integral a las víctimas del conflicto armado”, manifestó Jorge Mario Alzate, director de la Unidad para las Víctimas en Antioquia.
Los trámites legales para el traspaso de la propiedad, en la que actualmente funciona en calidad de comodato una sede del canal Telemedellín, comenzaron el 31 de agosto, cuando una delegación de la Fiscalía General de la Nación llegó desde Bogotá para realizar los primeros pasos del procedimiento.
“Inicialmente el bien se encontraba afectado a un trámite de extinción de dominio, mediante el cual hubiera terminado pasando al Fondo para la Rehabilitación, Inversión Social y Lucha Contra el Crimen Organizado, si se hubiera dado una sentencia. La importancia que reviste la diligencia es que, a partir de este momento, Montecasino ingresará al Fondo de Reparación de las víctimas que dejó este grupo organizado al margen de la Ley”, declaró Elsa María Moyano Galvis, fiscal 26 delegada ante el Tribunal, del Grupo de Bienes de la Dirección Nacional de Justicia Transicional.
Previamente, los colectivos de víctimas habían manifestado su deseo de que se privilegiara el uso de la propiedad para reparar a los afectados por la violencia, sobre la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado.
De arriba hacia abajo: zona húmeda ubicada en la parte posterior del inmueble, fachada frontal y entrada principal de la mansión Montecasino y escalera situada en el salón central
Lo que recibe el Fondo de Reparación
La propiedad conocida como Montecasino fue construida en 1950 por el arquitecto Hernán Rodríguez, por encargo de una familia de empresarios antioqueños. El predio cuenta con un área superior a los 27.000 metros cuadrados y allí se levanta una casa principal de dos plantas, una zona húmeda y una cancha, además de una segunda vivienda, anteriormente habitada por el personal de servicio, y otras dependencias auxiliares.
Montecasino está ubicada en la avenida El Poblado, al frente de Sao Paulo, en una de las zonas más costosas y apetecidas de la ciudad. De acuerdo con la fiscal Moyano Galvis, su valor ronda los $50.000 millones.
En 2013, el Fondo de Reparación de las Víctimas recibió un terreno contiguo que solía hacer parte de la propiedad. En él hay una vivienda en ruinas que tiene espacios subterráneos que habrían sido usados como calabozos.
Una historia oscura
Cabe recordar que la Justicia ha determinado que el conjunto de edificios y las vastas zonas verdes que lo rodean fueron, en la década de los 80, un importante centro de operaciones de las Autodefensas Unidas de Colombia, organización al margen de la ley que, según las autoridades, fue fundada y liderada por la familia Castaño Gil.
Desde entonces, una verdadera aura de leyenda rodea al lugar y abundan las historias sobre los antiguos dueños, amén de las bacanales y actividades delictivas que se realizaban allí.
Licitaciones, construcciones y funcionamiento
Dos obras para Medellín, instaladas en la misma comuna, con inversiones cuantiosas. Dos sistemas de ejecución, uno bajo el modelo de alianza público privada; el otro desde la administración pública con contribución adicional de recursos por parte de la ciudadanía. Y dos resultados diferentes al final del ejercicio.
El Mamm, previsto para ser construido en 22 meses, entregó sus obras a tiempo. Promesa y hecho. Igual ocurrió con el presupuesto. Ahora su directora, María Mercedes González, anuncia todos los esfuerzos para que el contenido de las nuevas áreas esté “a la altura”.
Promesa y hecho que no se aprecian en el nuevo puente de la Transversal Superior con El Tesoro. La obra cumplió el cronograma, pasando por alto, si se admite, el estado de los tramos complementarios, pero lo que no está a la altura de las necesidades de los usuarios es el funcionamiento. Licitación y construcción pasaron la prueba, pero la operación al servicio de la movilidad ha causado más que frustración entre los conductores.
Ha sido una máxima de tiempo atrás en la Secretaría de Movilidad decir que “en Medellín todos se creen expertos en tránsito”, pero al margen del debate por la nula amabilidad de la frase, los que usan el nuevo puente y sus vías conexas, y que exigen con mayor rigor buenos resultados como contribuyentes en doble vía (impuestos habituales más Valorización), hoy sentencian que, al menos en diseño, el funcionamiento falló. Más metros de nuevas calzadas, más tacos.
También cuestionan una presunta obstinación de las autoridades de Movilidad para mantener la unidireccionalidad de la vía y, en general, una operación que se considera errada.
Otra obra pasada por el filtro de licitaciones, construcciones y funcionamiento es la de la Transversal Inferior con la Loma de Los Balsos. Y funcionamiento es un decir porque el proyecto hoy acumula retraso, entonces no será entregado ahora en septiembre sino en diciembre.
Un historial de impacto a los vecinos, no solo por el perjuicio causado a la movilidad y a los accesos y salidas de las urbanizaciones del sector, sino por el accidente en el acueducto, de febrero de este año, el retraso en las obras, la cesión del contrato y finalmente la exoneración de culpas al anterior responsable de la obra.
De 12 posibles causales de sanción que abrió la Secretaría de Infraestructura, el resultado señala que no se declara el incumplimiento ni se imponen sanciones a la Unión Temporal Cruce Balsos ¿Quién, entonces, incumplió? ¿Si no incumplió, por qué la obra no está lista? ¿Hubo defectos en la licitación y el diseño que se le deben cargar al Municipio?
Tres obras, tres resultados, una misma comunidad. Tres lecciones, para bien y para mal, que se deben tomar para próximos desarrollos. Y una investigación que no debería terminar.
González-Monjas, un visitante de lujo en la ciudad

Por Catalina Peláez
“Cuando tenía quince años conocí a Alejandro Posada –Director Asociado de la Orquesta Filarmónica de Medellín, Filarmed, y director artístico del Festival Internacional de Música de Medellín y de la Academia Filarmónica de Medellín– y hace casi cinco años vine por primera vez a la ciudad. Me enamoré de su dinámica y del talento de los chicos de la Academia”, cuenta Roberto González-Monjas.
Este español es el director artístico adjunto de la Academia Filarmónica de Medellín, quien vino para presentarse en el 8º Festival Internacional de Música de Medellín.
“Siempre que vengo trato de ponerles nuevos retos a los chicos; he intentado cubrir un repertorio bastante grande, que va desde el primer Barroco hasta el primer Romanticismo. Lo que quiero en esta ocasión es volver a los primeros compositores con los que empezamos a trabajar, es hacer un poco de recapitulación, hacer reflexionar a los chicos para que ellos mismos concluyan cómo estábamos en ese entonces y cómo estamos ahora, por lo tanto, estos conciertos son importantes porque suponen cerrar un ciclo y comenzar uno nuevo”, reflexiona el maestro González-Monjas.
Es exigente con su trabajo y da cuenta de ello cuando dice que ahora deberá comenzar una etapa mucho más dura, una etapa en la que los jóvenes de la Academia tendrán que dar pasos más grandes y firmes. “Ya no hará falta ensayar dos semanas para un proyecto, ahora serán tres ensayos, uno general y el concierto, necesitamos que ellos empiecen a entender el ritmo de una orquesta profesional”, dice.
En los ensayos con los jóvenes de la Academia transpira la pasión por enseñar, ejercicio que, según él, hace al modo griego: “Es el mejor modo de enseñar. Uno pregunta y ellos hacen el viaje, el viaje para llegar a la solución, a la respuesta, de modo que al final, en su bagaje cultural, en su equipaje, lleven un proceso interiorizado que deberán ser capaces de reproducir”.
A sus veintisiete años, el director y también un virtuoso del violín, asegura que en ese instrumento encontró la voz, su voz, y que la música es su vida.
Dar para ver multiplicado el milagro de la vida
Bibiana María Molina y Emiliano
“Este año queremos que por medio de las donaciones podamos brindar bienestar y cuidado a unos 400 bebés y a sus familias”, cuenta Laura María Tobón, trabajadora social de la Fundación Milagros de Vida.
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Lorenzo
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• Crema antipañalitis
• Crema corporal
• Ropa (0 a 6 meses)
• Pañales (etapa prematuro, 0 y 1)
• Pañitos húmedos
• Champú
• Dinero (Cuenta de ahorros Bancolombia 40969511381)
Historias que mueven el corazón
Emiliano y Lorenzo son dos bebés que fueron atendidos por la Fundación Milagros de Vida y que hoy, gracias al apoyo y cuidado de esta institución, están en sus casas al lado de sus familias. “Vengo de Santa Rosa de Osos, tuve al niño de 8 meses de gestación, el parto fue normal y todo resultó bien, pero después hubo una complicación. He encontrado mucha ayuda en el personal de la clínica, en las muchachas de la Fundación, ellas me han dado apoyo moral y psicológico y también todo lo que ha necesitado el bebé: pañales, crema antipañalitis, ropa, etcétera”, cuenta Bibiana María Molina, mamá de Emiliano un chiquito que nació el 17 de julio y que estuvo casi un mes en la Unidad Materno Infantil de la Clínica Universitaria Bolivariana, donde recibió toda la atención de la clínica y la Fundación Milagros de Vida.
Por su parte, Lorenzo fue un verdadero Milagro de Vida. Nació de seis meses y medio en la Clínica Universitaria y solo después de casi cuatro meses pudo cruzar la puerta de salida.
“Estos meses fueron muy ricos, me atendieron como a una reina y eso hizo que me sintiera como en casa”, dice orgullosa Benedicta Córdoba, mamá de Lorenzo.
Benedicta, madre de Lorenzo
Laura María Tobón, trabajadora social de la Fundación Milagros de Vida, explica que la mayoría de familias de escasos recursos y sus bebés que llegan a la Unidad Materno Infantil de la Clínica Universitaria Bolivariana, son acogidas de inmediato por la Fundación. “Estas familias, como en el caso de Bibiana y de Benedicta, no cuentan con los recursos suficientes para atender a un bebé internado en la unidad de cuidados intensivos neonatales. Necesitan más cosas de las que pudiera requerir un bebé en casa. Por ejemplo, gastan casi 8 pañales diarios, en comparación con un bebé en casa que usa cuatro o cinco. El apoyo también ha incluido dinero para transporte, asesoría legal y asistencia psicológica”, dice la profesional.
Con su aporte a la campaña Los mejores regalos, nacen del corazón, acérquese al punto de recolección ubicado en el puente del segundo nivel del Centro Comercial Oviedo, cerca a DeLolita, hasta el miércoles 30 de septiembre.
Para más información visite milagrosdevida.upb.edu.co
La Fiscalía entregó la mansión de los Castaño Gil al Fondo de Reparación de Víctimas

Entrada principal de la mansión Montecasino
La Dirección Nacional de Justicia Transicional de la Fiscalía General de la Nación inició los procedimientos y trámites legales para hacer efectiva la entrega de la mansión Montecasino al Fondo Nacional para la Atención y Reparación Integral de las Víctimas.
Zonas verdes dominadas por la fachada lateral de la casa principal
“Inicialmente el bien se encontraba afectado a un trámite de extinción de dominio, mediante el cual el inmueble hubiera terminado yendo al Fondo para la Rehabilitación, Inversión Social y Lucha Contra el Crimen Organizado, si se hubiera dado una sentencia. La importancia que reviste la diligencia de hoy es que, a partir de este momento, Montecasino ingresará al Fondo de Reparación de las Víctimas que dejó este grupo organizado al margen de la Ley”, declaró Elsa María Moyano Galvis, fiscal 26 delegada ante el Tribunal, del Grupo de Bienes de la Dirección Nacional de Justicia Transicional.
Zona húmeda en la parte trasera de la casa
El inmueble ubicado en la avenida El Poblado, en el sector La Frontera, es célebre porque en el pasado perteneció a la familia Castaño Gil y fue un importante centro de operaciones de las Autodefensas.
Escalera en el salón principal de la casa
Desde entonces, abundan las historias sobre las fiestas y bacanales realizadas en el lugar, en donde se habrían cometido, además, innumerables delitos.
Cava subterránea de vinos
El predio cuenta con un área superior a los 27.000 metros cuadrados y, de acuerdo a las declaraciones emitidas por la fiscal Moyano Galvis, su valor sobrepasaría los $50.000 millones.
Piscina en estado de abandono, ubicada en una de las edificaciones auxiliares que se encuentran en el predio
La Fiscalía General de la Nación informó que debido a su tamaño, costo y ubicación, Montecasino es el predio urbano de mayor valor que se ha destinado, hasta ahora, a la reparación de las víctimas en Colombia.
Dependencias en uno de los edificios auxiliares, presuntamente utilizadas como calabozos
Falleció el dramaturgo Farley Velásquez

Farley Velásquez Ochoa (enero de 1966 – septiembre de 2015)
Teatro Hora 25
Como director del Teatro Hora 25, Farley Velásquez fue un gran conocedor de la realidad social de la comuna 12, ya que allí tiene su sede dicha institución cultural. Y fue precisamente con motivo de la publicación, por parte de Vivir en El Poblado, de un suplemento especial dedicado a La América, que concedió la que probablemente fue su última entrevista.
Entre las ventajas que ofrece el Barrio Cristóbal es que la mayoría de sus habitantes son maravillosos, personas que vienen de familia, que apoyan y gustan del buen teatro. Otra ventaja es que hay movilidad a pesar del problema de movilidad en la ciudad, pues es más complicado para los lados del sur. Aquí está el metro cerca y todavía hay por donde moverse.
Además, se consiguen muchas cosas de comercio, hay grandes centros comerciales, tiendas, depósitos y lugares que nos evitan ir al Centro. La dificultad es que la delincuencia ha crecido, como en toda la ciudad, y en el Barrio Cristóbal la inseguridad ha estado apareciendo después de muchos años de estar tranquilo. Creo que ha influido el crecimiento desmedido de la población.
Colombia tiene ese problema delincuencial que tiene que ver con repartición de riqueza y administración de la sociedad, asuntos que tienen que solucionar los que gobiernan el país, porque si hay desigualdad y gente desempleada,
Farley Velásquez
Nana Baudelaire, 100 de La Habana y Ensamble Sinfónico de Medellín: ¡Empieza el Festival!
Nana Baudelaire
Ensamble Sinfónico de Medellín
Retroexcavadora cayó de una camabaja en Las Palmas
Mozart y Bruckner en El Metropolitano
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Verónica Montoya
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Victoria Castaño
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Andrés Estrada
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Carolina Flórez, Andrés Morales
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Clara López, Juan David Valderrama
Claudia Martínez, Juan Pablo López
David Giraldo, María Fernanda Gil
David Ricardo Gómez, Ana María Osorio
Débora Restrepo, Aura Lucía Quintero, Sara Orozco
Héctor Uribe, Adela Correa de Uribe
Jacobo Ochoa, Diber Hiduita, Alfonso Arias
Jaqueline Martínez, Sandra Sánchez
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Juan Fernando Duarte
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Juan Guillermo Sánchez
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Manuela Quiroga, Daniel Quiroga, Mónica Pérez, Gabriel Quiroga
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María Cristina Gómez
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María Valentina Vélez, Sebastián Restrepo
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María Paulina Vásquez, David López
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Miryam Valencia
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Mónica Soto
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Natalia Álvarez
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Paola Atencia, Shaun Gilbert
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Pablo Naranjo, Elisa Jaramillo
Peter Jay, Johanna López, Gabriel Kirwan
Santiago Trujillo, Susana Serna
Tulio Arbeláez
La Filarmónica de Medellín y el clarinetista Luis Rossi
La Solar: Bomba Estéreo
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Ximena Cruz
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Andrea Uribe, Luisa Rincón
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Alejandro Macías, Olga Giraldo
Alejandro Quijano, Lina Lalinde, Daniel Giraldo, Laura Ángel, Carolina Arango
Ana Sofía Henao, Juan Pablo Betancur
Anelise Hegertt, Luz María Angola, Catalina Giraldo
Arriba Ana Lucía Mesa, Pamela Posada, Laura Bustamante, Sebastián Bedoya, Abajo, Daniel Montoya, Natalia Vélez, Jaime Cabal
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Carlos Acosta
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Daniela Parra
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Carolina Gaitán, Camila Flórez, Andrea González, Lorena Sanz
Catalina Romero, Mariana Guillén, Manuela Maya
Cindy Aguirre, David Vélez
Daniela López, Laura Uribe
Daniela Martínez, Maíra Luisa Ballen, Kunty Idárraga, Marcela Cuartas
Felipe Briceño, , Felipe Parentini, Juliana Trujillo- Nicolás Martín, Camilo Buitrago, José Urrutia, Paulina De Luca
Jessica Restrepo, Diego Flórez
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José Posada
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Juan Daniel Salazar
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Juan Restrepo, Stephanie Vélez, Andrea Restrepo
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Leonardo Gómez
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Juliana Arroyave
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Lila Maya, Carol Castro
Luis Bernardo Cano, Chino Romero, Carlos Andrés García
Manuela Quintero, Jennifer Restrepo, Ana María Corrales, Jonathan Gallego, Juan Pablo Gil, Laura Restrepo, Camilo Álvarez
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Luis Fernando Serna
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Marcela Fontalvo
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María Clara Vargas
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Mariam Patiño
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Pablo Vélez
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Melissa Zapata
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Mónica Zuleta, Elke Hermann
Natalí Henao, Mateo García, Daniela Valencia
Paula Uribe, Diego Ortega
Sandra Gómez, Juan Pablo Ancines
Sebastián Bermúdez, Natalila Peláez, Jaime Auqué
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Sebastián Valencia
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Miguel Restrepo
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Festival de Cine Colombiano de Medellín
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María Claudia Cano, Juan David orozco
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Alexander Blandón
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Rafael Martínez, Humberto Arango, Andrew Simon Tucker
Alejandro Longas, Esteban Pineda
Alejandro Naranjo, Martha Ligia Parra, Carlos Pérez
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Camila Pineda, Santiago Castañeda
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José Romero, Carlos Arbeláez
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Felipe Suárez, Jonathan Patiño
Janeth Calderón, Carlos Naranjo
Juan Gabriel López, Julián Calderón
Juan Roldán, Affonso Beato, Mauricio Bejarano
Laura Vallejo, Sebastián Chalarcá
En San Carbón, La FLA estrenó ron
Ana López, Alexander Valencia
Ana María Piedrahita, Juan Carlos Robledo
Andrés Felipe Franco, Alejandro López
Ángela Toro, Carolina Naranjo
Carolina Giraldo, María Cristina Escobar
Cristian Ramírez, Jhonatan Marulanda
Erika Molina, Federico Salazar
Luis Fernando Giraldo, Marisol Maya
Rigoberto Umaña, Catalina Umaña
Rosa Mira, Laura Velásquez
Víctor Torres, Ángela Zapata
Paolo Restrepo, el pequeño titán de la cocina
A los nueve años, el gusto por el dulce motivó a Paolo Restrepo a dedicar sus domingos a la preparación de postres, tortas y cupcakes. Pese a ello, su padre, el chef Pedro Nel Restrepo, se sorprendió enormemente cuando Paolo le manifestó su deseo de participar en MasterChef Junior, programa del canal RCN.

Para constatar la seriedad de las intenciones de su hijo y determinar si realmente tenía un talento potencial para la cocina, Pedro lo sometió, a quemarropa, a un reto casero: elaborar una cena, en menos de dos horas, para él y su esposa (la madre de Paolo). Los resultados fueron más que satisfactorios, Pedro quedó convencido y desde ese momento se convirtió en un motivador incansable del sueño de su hijo.
Superando un filtro de miles de niños de todo el país, Paolo se ganó un lugar dentro de los 18 concursantes definitivos de MasterChef Junior, donde sobresalió por su generosidad e inventiva (ganó un reto creativo) y aprendió a “confiar en sí mismo”. Tras su salida del programa, realizó una práctica de un mes en el restaurante Brulée y una de dos semanas en el Hotel San Fernando Plaza, la cual espera extender al concluir compromisos aún pendientes con MasterChef.
Mientras cursa sexto bachillerato en el colegio San José de la Salle, este simpático niño nacido en Tenerife (España), actualiza su propio blog de cocina y tiene en remojo varios proyectos que alimentan su pasión por las artes culinarias y su sueño de formarse como chef en Francia.
Paolo nos brinda una de las recetas que aprendió en su práctica en Brulée (con un ligero retoque personal: los tomates perla): penne rigatti con salsa de salmón ahumado.
Penne rigatti con salsa de salmón ahumado
(para 4 personas aprox.)
Ingredientes
• 200 gramos de penne rigatti
• 150 gramos de salmón ahumado
• 4 espárragos verdes
• 30 gramos de perejil
• 2 dientes de ajo
• 50 mililitros de vino blanco
• 100 mililitros de aceite de oliva
• 200 mililitros de crema de leche
• 100 gramos de tomates perla
• 1 cebolla blanca
• 100 gramos de mantequilla
• Sal
• Pimienta
• Brotes secos
Preparación
Poner agua a hervir, agregar sal y la pasta, y cocinar hasta que esté al dente. Desmenuzar el salmón en trozos pequeños. Blanquear los espárragos y cortarlos en trozos. Picar finamente el perejil y el ajo en écrassé (sin piel y aplastado), y mezclar con aceite y un poco de sal. Cortar la cebolla en brunoise (dados minúsculos).
Para la salsa: En una sartén, transparentar la cebolla en mantequilla y aceite, desglasar con vino blanco hasta evaporar el alcohol. Incorporar los espárragos, el salmón, el picadillo de perejil con ajo, los tomates perla, y saltear. Adicionar la crema de leche y reducir hasta el punto deseado. Rectificar sazón. Escurrir la pasta, mezclar con la salsa, emplatar y decorar con los brotes frescos.
Olivenza, el Mediterráneo en Sao Paulo Plaza
Sabores que marcan la memoria caracterizan las pastas y pizzas de Olivenza, restaurante situado en el mall Sao Paulo Plaza, en los límites entre Medellín (El Poblado) y Envigado.
Sebastián Ramírez, quien este año fue nombrado chef revelación por la revista La Barra, fue el encargado de diseñar la carta. Esta facilita al comensal armar múltiples combinaciones de carnes y pescados, ensaladas y pastas en diferentes salsas.
De las pastas artesanales, aconsejamos ordenar los raviolis sorrentino. El solomito roquefort, acompañado de unos pappardelle en salsa de pesto de rojo y una ensalada Olivenza es una composición insuperable. A los locos por las pizzas, les encantarán la Olivenza (pesto genovés, queso feta, tomates secos, camarones y aguacate) y la española (pesto rojo, pimentón de la vera, mozzarella, jamón serrano, chorizo español y queso manchego). Para cenas en grupo, las albóndigas estofadas, la tabla de quesos y madurados y el estofado de gambas rojas son agradables elecciones para rotar.

El postre ganador es la galleta de la casa. Es horneada en una cazuela de hierro con cranberries y almendras y servida con helado de macadamia y rodajas de fresa.
40 referencias de cervezas nacionales e internacionales son un atractivo adicional para una cata informal e improvisada entre amigos.
De jueves a domingo a la hora del almuerzo, Olivenza ofrece una rica paella mixta. Informes en el 313 9478.
Juntacadáveres

MacFarlane y Fettes habían coincidido años atrás en Edimburgo, como asistentes del doctor K, director de una escuela privada de medicina. Una escuela de médicos necesita cadáveres para diseccionar. Por ser un pupilo adelantado, Fettes fue puesto a cargo de esas compras. Al principio no pensaba en el asunto. Era joven, de vida desarreglada. No le molestaba levantarse en medio de la noche para recibir los cadáveres. Pagaba lo acordado a los sórdidos proveedores y registraba la transacción en un libro. Con el tiempo, cuando había más demanda, Fettes y su superior MacFarlane iban de noche a los cementerios a buscar muertos recientes.
Todo era más o menos normal, borroso como en una borrachera, hasta el día en que Fette tuvo que pagar por el cuerpo de una chica con quien había estado de fiesta la noche anterior. Los proveedores acallaron sus protestas y exigieron el dinero. MacFarlane le recordó a Fette la confianza que el doctor K depositaba en él y le aseguró que muy pronto dejaría atrás los escrúpulos. Semanas después, MacFarlane y Fette bebían con un hombre de aspecto distinguido y modales vulgares de apellido Gray. Fette notó la actitud dominante con que Gray humillaba y daba órdenes a MacFarlane, pero se olvidó del asunto y se fue a dormir su borrachera. En la madrugada lo despertaron unos golpes en la puerta. MacFarlane llegó con un saco que contenía el cadáver de Gray. Persuadió a Fette para que hiciera la transacción de rigor y anotara la entrada en el cuaderno. Después de cobrar lo acostumbrado le regaló el dinero al atónito aprendiz. Antes de marcharse, MacFarlane le pidió a Fette que reservara la cabeza para Richardson, un alumno que vivía obsesionado con esa parte de la anatomía humana.
Fette llegó a vanagloriarse de su insensibilidad. Su ánimo era festivo cuando iban a los cementerios. Hasta cierta ocasión en que desenterraron el cadáver de una anciana. Aquella vez trabajaron en completa oscuridad, pues MacFarlane había roto por accidente la lámpara. Al regresar, el cadáver se movía aparatoso sobre el caballo. Como los aullidos de los perros los inquietaron, decidieron encender una cerilla. Antes de correr dando alaridos, alcanzaron a ver bajo la luz el rostro despierto de Gray.
Robert Louis Stevenson (1850-1894) no es solo el autor de una novela de piratas y tesoros escondidos. Él mismo es un tesoro escondido. Para Borges, la suya es la mejor prosa en inglés. Dicen que su Florizel de Bohemia es el mejor personaje de la literatura en esa lengua. Sus descripciones eran como relámpagos. En su estilo no sobran palabras. Sus historias, tan llenas de sangre y de muerte, son una cachetada a quienes se avergüenzan de la vida. Stevenson se extinguió tratando de expresar su ética y sus principios como artista, “el universalismo devorador de su alma”. Cumplió, según Chesterton, con los dos requisitos de un gran hombre: la incomprensión de sus detractores y la de sus admiradores.
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Los retratos de Leonardo Tobón

Carlos Tobón
Por Saúl Álvarez Lara
Carlos Tobón es retratista, lo sabe desde sus inicios en la fotografía. Una fotografía es la descripción detallada y ordenada de un sujeto, de una situación, de una cosa. Un retrato es algo distinto, necesita unas condiciones, un ritual. Un retrato va más allá de la imagen. “Necesito querer, admirar, respetar a la persona de quien voy a hacer el retrato. Si ninguna de estas tres condiciones, o por lo menos una, está presente, seguramente hago una fotografía del personaje, pero no hago un retrato”, dice Carlos Tobón en su estudio de El Poblado, en Medellín.
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“Aceitero”, de la serie Memoria. Fotografía digital |
Vinimos a su estudio a preguntarle sobre las fotografías que ilustran las portadas de las dos recientes ediciones de Vivir en El Poblado. No vinimos a hablar de retratos. Sin embargo, no es posible abordar la fotografía sin hablar de aquello que lo emociona como artista: la posibilidad de retratar en sus sujetos aquello que es imposible ver con el ojo desnudo; y por otro lado, ver cómo él, Carlos Tobón fotógrafo, se ve, se siente, se retrata a su vez, en los sujetos de sus retratos.
Pero volvamos a las fotografías. Se trata de una serie que tituló Memoria. Quizá la pregunta siguiente debió ser por qué las herramientas de carpintero y ebanista, sujeto de las fotografías, que fueron de su padre don Leonardo Tobón, pasan frente al lente de la cámara en el más puro claroscuro de los primitivos flamencos, como en los retratos Rembrandt, por ejemplo, o incluso en las obras de Caravaggio, pintor del Renacimiento italiano. ¿Serán retratos? me pregunto, pero no lo digo.
Para hablar de las fotografías nos remontamos a los años en que Carlos, el noveno de doce hermanos, vivía con sus padres en San Roque, una población del nordeste antioqueño, pacífica y bella, donde todo era perfecto. Don Leonardo era carpintero y ebanista. Todo trabajo en madera pasaba por su taller. Desde el pulimento de un tablón de repisa hasta la obra en madera más exigente. Las bancas, los cielorrasos con adornos tallados y los confesionarios estilo Art Nouveau de la iglesia de San Roque y de otros pueblos cercanos, fueron obra suya. Los muebles de sala de las casas del pueblo, los armarios, las mesas, incluso los ataúdes pasaban por el taller de ebanistería de don Leonardo.
Allí, entre formones, cepillos para madera, escuadras, niveles, moldes de ebanistería, compases y medidores, bloques de cera, olores de cola y de madera, y viruta, mucha viruta, Carlos y sus hermanos pasaron una niñez feliz de la que solo quedan recuerdos gratos. A pesar de que don Leonardo no permitía la entrada de ninguno de sus hijos al taller de carpintería, este era el centro de la casa y toda la vida circulaba alrededor. Cuando se vinieron a vivir a Medellín, a comienzos de los años setenta, primero en La Milagrosa y luego en Belén Granada, la carpintería siguió siendo el centro de la familia. A la muerte de don Leonardo, los hijos distribuyeron entre ellos lo que había en el taller. Como ninguno era carpintero, herramientas y bancos de trabajo quedaron como la imagen presente de don Leonardo.
Quizá por un presentimiento, quizá por su sentir de retratista, Carlos pidió a sus hermanos que le prestaran las herramientas de su padre que les habían correspondido. Hace más de quince años las tiene en su estudio, hace más de quince años piensa en lo que va a hacer con ellas. Cuando sus hermanos se lo preguntan, responde que lo está pensando. Hace ocho años hizo una primera serie de fotografías, pero a pesar de que su sentimiento estaba totalmente representado en aquella primera serie, no era lo que él quería. Así sucede con los retratos, no siempre salen al primer intento. Recordemos que un retrato es relación, emoción, intensidad y, en el caso de las herramientas de don Leonardo, es una intimidad y un sentimiento profundo el que Carlos, el retratista, debe representar.
Hace pocos meses, para hacer las fotografías de un libro sobre Gregorio Cuartas, otro artista de San Roque, Carlos viajó a Europa a fotografiar algunas de las obras de Cuartas en colecciones europeas. Y visitó los museos y se encontró otra vez con los primitivos flamencos, con la luz de Rembrandt, con los pintores del Renacimiento, sus claros y oscuros, su intimidad, y vio en esos retratos las herramientas de carpintería y ebanistería de don Leonardo y lo vio retratado en esa luz, en esa intensidad.
Las obras en portada de Vivir en El Poblado son, me atrevo a decirlo, los retratos de don Leonardo, el carpintero y ebanista de San Roque, su padre. Son los retratos en los que lleva pensando cerca de quince años. Carlos Tobón siempre ha sido retratista.
Mis Les Luthiers

/ Juan Carlos Franco
Hace muy pocos días fuimos sorprendidos con la ingrata noticia de la muerte de Daniel Rabinovich, uno de los más reconocibles y recordados integrantes de Les Luthiers. Duro golpe para nosotros, los incondicionales, los verdaderos amantes y seguidores de toda la vida de este incomparable grupo humorístico musical argentino.
Virtuosos y versátiles músicos, hábiles fabricantes e intérpretes de los más sorprendentes instrumentos. Qué tal el latín, o violín de lata, el yerbomatófono d’amore, el bass-pipe a vara, la corneta de asiento, el órgano de campaña, el dactilófono… cualquier objeto podría servir como inspiración y componente básico de un nuevo e irrepetible instrumento.
Mi contacto personal con Les Luthiers se remonta a lejanísimas épocas en las que algún amigo bien conectado nos invitaba a su casa a escuchar casetes que regrabábamos una y otra vez y repetíamos hasta aprender de memoria los diálogos, pasando por las tantas veces que cantábamos extractos de sus obras a todo volumen tratando de imitar cada detalle, cada gesto, cada modulación de voz. Hasta las muy pocas, pero memorables, presentaciones en Medellín o en Bogotá desde comienzos de los 80. Sin dejar de mencionar una entretenida, pero no muy brillante entrevista para el periódico universitario…
La voz profunda y mágica de Marcos Mundstock, el presentador infaltable de cada uno de sus actos, dueño de gran presencia actoral. El virtuosismo musical de Carlos Núñez Cortés, la convincente seriedad de Jorge Maronna y la presencia cómica de Carlos López Puccio. Y por supuesto, la capacidad histriónica y la inocencia siempre inteligente de Daniel Rabinovich. Todos siempre vistiendo elegantísimo frac negro.
Componen su repertorio a lo largo de 48 años de existencia más de cien obras de muy diversa duración y temática. Entre ellas La payada de la vaca, Las majas del bergantín, Serenata mariachi, Cartas de color, El rey enamorado, Cantata de Don Rodrigo Díaz de Carreras, La bella y graciosa moza, Teorema de Thales, San Ictícola de los Peces y un largo etcétera.
Y claro, la obra musical de maestros –imaginarios, pero demasiado reales- tan diferentes como Johan Sebastian Mastropiero y el cantautor Manuel Darío.
Difícil acostumbrarse a que ya serán cuarteto y no quinteto. Quién será el tonto tierno y distraído, quién construirá originalísimos juegos de palabras y enredará el lenguaje hasta el extremo. Quién nos hará reír aún después de haber visto las mismas escenas decenas de veces.
Como homenaje póstumo a Daniel, vaya una selección de frases extraídas de obras de Les Luthiers:
Dios mío, dame paciencia… ¡pero dámela ya!
Tener la conciencia limpia es síntoma de mala memoria
No soy un completo inútil, por lo menos sirvo de mal ejemplo
Errar es humano… pero más humano todavía es echarle la culpa al otro
Es bueno dejar el trago, lo malo es no acordarse dónde
La inteligencia me persigue, pero yo soy más rápido
No te metas en el mundo de las drogas… ya somos muchos y hay muy poca
Huye de las tentaciones… despacio, para que puedan alcanzarte
Lo triste no es ir al cementerio, sino quedarse
Hay dos palabras que te abrirán muchas puertas: “Tire” y “Empuje”
De cada 10 personas que ven televisión, 5… son la mitad
La mayoría de los recitales de Les Luthiers, o tal vez todos, están en YouTube. No deje de ver al menos uno. Con toda la familia, preferiblemente. Hay humor para todas las edades.
Para finalizar, y como bien dice la página de Les Luthiers, “hoy estamos de duelo pero, aun tristes y doloridos, mantenemos nuestra decisión de seguir trabajando. Vamos a continuar con lo que mejor sabemos y más nos gusta, este bendito oficio de hacer reír a la gente…
… es lo que quería Daniel”.
opinion@vivirenelpoblado
Violencia oculta, de puertas para adentro

Diana Patricia Valencia, Gloria Jiménez, Janeth Bermúdez, Gilma Restrepo y Aldemar Martínez
Por Fernando Cadavid
Según el informe Forensis, del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, en 2014 hubo en el país 75.939 peritajes por violencia intrafamiliar, ejercida contra niños y adolescentes, contra adultos mayores y también violencia de pareja; las mujeres y los niños llevan la peor parte, con el 85 % de los casos. Agrega el informe, de reciente publicación, que el 64.33 % de dicha violencia se originó en la relación de pareja y que la mujer es la víctima más frecuente.
La cuestión es que de puertas para adentro puede haber susurros y caricias, pueden tener espacio el éxtasis del sexo amoroso o inolvidables manifestaciones de ternura. Pero también suelen prosperar suspiros, lamentos, gritos airados y tropeles. Solo que se quedan ahí: violencia con silenciador. El fenómeno se maneja con reserva, especialmente en los estratos socioeconómicos más elevados.
Tomemos tres casos que tipifican la situación: la anciana que protesta porque su nevera está vacía, siendo que sus hijos ausentes aportan cuotas monetarias suficientes. La hija que las administra aduce que se acabó la plata. Pero ante el anuncio de una visita muy notable, extrañamente la nevera aparece surtida y a la visitante se le agasaja con un opíparo banquete. (Relato de la anciana a una amiga).
La tercera historia se refiere a un anciano que soporta un elevado nivel de violencia sicológica por parte de su hijo, que lo lleva camino del suicidio, en criterio de las autoridades que conocieron el caso: “Si no intervenimos, ese señor se va a matar”, han afirmado, fundamentados en que su esposa, hace unos años, siguió ese camino, por la misma razón.
Blanca Rocío Bernal
Está pasando aquí y ahora
Está sucediendo en los estratos altos de Medellín, sigilosamente. Aunque las estadísticas no lo reflejen, debido a un silencio autoimpuesto y multicausal. Pruebas al canto: mientras en la comisaría de la vecina comuna 15 Guayabal manejan 102 expedientes por violencia intrafamiliar, en su homóloga de El Poblado se trabaja en 36 (son 94.470 y 128.839 habitantes, respectivamente. Ver cuadro anexo).
Además de la discreción, juegan otras condiciones: los centros médicos no están reportando los casos a la comisaría, como es su deber. El llamado a mejorar la colaboración lo hace el comisario Aldemar Martínez. Este abogado hace notar que de las 22 comisarías de familia, las de La Floresta y de El Poblado ocupan los últimos lugares en número de denuncias que recibe, atribuibles a maltrato familiar, si se exceptúan los corregimientos de Palmitas, Santa Elena y Altavista, en los que predomina la población campesina. En tales corregimientos juega en favor del silencio la ignorancia sobre la gravedad del maltrato, el analfabetismo, el machismo, las distancias que se deben cubrir para instaurar una queja y hasta la presión de las bandas, que amenazan a los posibles denunciantes.
Martínez también advierte sobre el tipo de objetos usados para la agresión o la defensa: en las tres comunidades mencionadas se acude a machetes, a cuchillos, a palos. En El Poblado lo usual es impactar al otro con el control remoto del televisor, con el teléfono celular, con el crucifijo: lo que esté a la mano resulta argumento contundente…
Hijo de agresor sale agresor
En concepto de la Licenciada en Educación Blanca Rocío Bernal, del colegio Hontanares, lo más preocupante de este abanico de violencias soterradas es el impacto que produce en los niños: “Ellos aprenden y repiten luego los patrones de comportamiento que han visto en sus hogares; en el futuro serán igualmente violentos con los amigos, con su entorno, como esposos, como esposas, en un círculo vicioso difícil de romper”.
Agrega que el niño maltratado intenta transmitir el ultraje y disipa el miedo generado en el hogar sintiéndose poderoso en el ámbito escolar; entonces victimiza al compañero más débil: ahí se genera el matoneo. O al contrario, se extrema su sentimiento de temor, se vuelve retraído y acepta el maltrato como algo natural, aún en la escuela.
En todos los casos, el efecto se mide en su bajo rendimiento académico, porque la atención la tiene puesta en buscar la manera de defenderse, de atacar, de entender y resolver lo que le está pasando.
La experta pedagoga llama la atención acerca de un tipo de violencia más sutil, que al parecer no califica como tal. Es el caso del comentario sarcástico frente a alguna actuación del menor: “Siga así que va muy bien”. El niño no entiende la indirecta, que es otra forma de descalificar, e igual causa daño.
Añade que, según su experiencia, y si se remitiera solo a lo que llaman violencia compleja, esta hace presencia en el 20 o 30 % de los hogares antioqueños.
“Estás gorda… estás fea”
A su turno la trabajadora social Janeth Bermúdez, de la comisaría de familia de El Poblado, habla de varias violencias: la sicológica o emocional (palabras o actitudes que derivan en agresión verbal), la violencia sexual (poco detectada en su despacho), la económica (daño patrimonial, con frecuencia evidente en la coacción frente al uso y disponibilidad del dinero) y la violencia física. Todas comienzan con la coacción implícita o explícita de personas en convivencia; el agresor en potencia comienza por usar un modus operandi al estilo de “estás gorda, estás fea”…
Acoso emocional que lleva a la víctima a tomar decisiones erradas, e incluso a atentar contra su vida. La víctima no confronta al otro, no llega al punto de exteriorizar: “Estoy cansada”. Suele suceder, sobre todo en familias holgadas económicamente, que la persona opta por huir, por lo general fuera del país. La que agacha la cabeza debido a la baja autoestima, estado del que se aprovecha el agresor, llega a tomar decisiones que afectan el círculo familiar, al romper su vínculo con la madre, los hermanos y el entorno en general. Pierde su vida social y se queda anquilosada en la cárcel que ella se creó, fruto de la coacción. En ocasiones resiste en aras de la seguridad de los hijos, que terminan de escudo de una relación tormentosa, precisa Bermúdez.
Otra causa que señalan los expertos es el temor a perder prestigio y un estado de confort. En general, el abogado Martínez estima que de diez hogares en El Poblado, uno (o más) carga el estigma de la violencia sicológica que luego evoluciona hacia el maltrato y los golpes. Afirma que de cada 10 hogares de Medellín, en 5 hay violencia.
Sigilo inconveniente
El comisario confirma que han manejado 40 casos de violencia intrafamiliar en lo que va del año. De ellos, 27 son procesos activos: están en investigación, recolección de pruebas, de testigos, videos, fotos, para establecer responsabilidades y adoptar las medidas legales. En caso de conflicto de pareja se busca determinar si esta puede convivir. A veces es preciso tomar medidas como el desalojo definitivo del agresor de su casa. “Uno hace seguimientos para tratar de propiciar el retorno al hogar, si es posible, si es conveniente, y si lo desea la víctima que se quedó en casa. Pero casi todo termina en divorcio”, explica Martínez.
Lo cierto es que el sigilo inherente a la violencia ejercida en hogares de estratos altos ha llevado a los funcionarios de la comisaría a desarrollar una especie de “ojo clínico”, y a leer entre líneas cada caso que les llega. Pero esta estrategia es inaplicable cuando al despacho no comparecen las víctimas sino los abogados, porque se sabe que el victimario actúa como los gatos, solo que aquí trata de “tapar” con plata su conducta.
La comisaría de El Poblado también ha atendido este año cuatro casos de violencia vía redes sociales, práctica muy en boga en las instituciones educativas. Hacen referencia a publicaciones que atentan contra el buen nombre del estudiante, que buscan hacerle daño y, dada la facilidad de propagación y la vulneración de la intimidad, configuran otra vertiente de la violencia emocional. La gravedad de algunas de estas quejas ha hecho que escalen a otras instancias judiciales, advierte Martínez.
A su vez Nora Echeverri, de la Secretaría de Equidad de Género para las Mujeres, explica que las redes sociales están configurando un nuevo tipo de violencia. Pone como ejemplo el esposo celoso que está pendiente de los mensajes vía Whatsapp que maneja su pareja, o que exige que le transmita fotos que certifiquen que sí está donde dice y con quien dice estar. Advierte que cuando los usuarios de estos medios cuelgan en la red la narración de sus estados emocionales se ponen en evidente riesgo de un mal uso de esta información.
COMUNA DE RESIDENCIA
|
2014
|
2015
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M
|
%
|
H
|
%
|
TOTAL
|
%
|
M
|
%
|
H
|
%
|
TOTAL
|
%
|
|
01 Popular |
68
|
4%
|
7
|
2%
|
75
|
4%
|
67
|
4%
|
6
|
2%
|
73
|
4%
|
02 Santa Cruz |
45
|
3%
|
3
|
1%
|
48
|
2%
|
33
|
2%
|
5
|
2%
|
38
|
2%
|
03 Manrique |
86
|
5%
|
14
|
4%
|
100
|
5%
|
73
|
4%
|
19
|
6%
|
92
|
4%
|
04 Aranjuez |
170
|
10%
|
45
|
12%
|
215
|
10%
|
191
|
11%
|
31
|
10%
|
222
|
11%
|
05 Castilla |
56
|
3%
|
11
|
3%
|
67
|
3%
|
39
|
2%
|
7
|
2%
|
46
|
2%
|
06 Doce de Octubre |
117
|
7%
|
20
|
5%
|
137
|
7%
|
94
|
5%
|
19
|
6%
|
113
|
6%
|
07 Robledo |
149
|
9%
|
25
|
7%
|
174
|
8%
|
127
|
7%
|
16
|
5%
|
143
|
7%
|
08 Villa Hermosa |
173
|
10%
|
28
|
8%
|
201
|
10%
|
138
|
8%
|
18
|
6%
|
156
|
8%
|
09 Buenos Aires |
135
|
8%
|
30
|
8%
|
165
|
8%
|
135
|
8%
|
26
|
8%
|
161
|
8%
|
10 La Candelaria |
69
|
4%
|
22
|
6%
|
91
|
4%
|
61
|
4%
|
12
|
4%
|
73
|
4%
|
11 Laureles Estadio |
42
|
2%
|
11
|
3%
|
53
|
3%
|
21
|
1%
|
5
|
2%
|
26
|
1%
|
12 La América |
44
|
3%
|
16
|
4%
|
60
|
3%
|
37
|
2%
|
7
|
2%
|
44
|
2%
|
13 San Javier |
103
|
6%
|
18
|
5%
|
121
|
6%
|
70
|
4%
|
9
|
3%
|
79
|
4%
|
14 El Poblado |
20
|
1%
|
5
|
1%
|
25
|
1%
|
35
|
2%
|
3
|
1%
|
38
|
2%
|
15 Guayabal |
54
|
3%
|
8
|
2%
|
62
|
3%
|
71
|
4%
|
18
|
6%
|
89
|
4%
|
16 Belén |
118
|
7%
|
46
|
13%
|
164
|
8%
|
153
|
9%
|
48
|
15%
|
201
|
10%
|
50 Palmitas |
8
|
0%
|
1
|
0%
|
9
|
0%
|
12
|
1%
|
1
|
0%
|
13
|
1%
|
60 San Cristóbal |
38
|
2%
|
4
|
1%
|
42
|
2%
|
97
|
6%
|
7
|
2%
|
104
|
4%
|
70 Altavista |
14
|
1%
|
4
|
1%
|
18
|
1%
|
31
|
2%
|
2
|
1%
|
33
|
2%
|
80 San Antonio de Prado |
45
|
3%
|
8
|
2%
|
53
|
3%
|
75
|
4%
|
13
|
4%
|
88
|
4%
|
90 Santa Elena |
0
|
0%
|
0
|
0%
|
0
|
0%
|
7
|
0%
|
0
|
0%
|
7
|
0%
|
SIN DATO |
183
|
11%
|
41
|
11%
|
224
|
11%
|
167
|
10%
|
40
|
13%
|
207
|
10%
|
TOTAL |
1737
|
100%
|
367
|
100%
|
2104
|
100%
|
1734
|
100%
|
312
|
100%
|
2046
|
100%
|
Fuente: Sistema THETA, Secretaría de Gobierno – Alcaldía de Medellín. Cortesía, Secretaría de la Mujer. |
En un mes inicia construcción del parque en el río Medellín

Por Catalina Peláez
El sector A de la primera etapa de Parques del Río Medellín, comprendido entre la estación Industriales de metroplús y la Biblioteca Pública Piloto, y que comenzó obras en abril, avanza sin contratiempos, según lo estipulado en el cronograma, afirma Héctor Alonso Gómez, subsecretario técnico de la Secretaría de Infraestructura Física de Medellín.
La construcción de las paredes de la futura vía soterrada -la obra de mayor importancia del sector A de la primera etapa- avanza en un 92 por ciento, mientras el vaciado de las vigas lineales, o techo del soterrado, reporta un 51 por ciento en la parte norte y 18 por ciento en la sur.
“Una vez estén las vigas se empieza la excavación para la nueva vía y en un mes esperamos comenzar con la construcción del gran parque encima del soterrado”, asegura el funcionario Gómez. Las paredes, que comprenden una línea de más de 600 metros de longitud y 15 metros de profundidad, más la cubierta o techo que está compuesta por vigas de 2 metros de altura, soportarán parte de la estructura del parque.
Otro frente de trabajo está ubicado en la quebrada La Picacha, donde se amplía el canal hacia el Río Medellín. Este frente de obra avanza en un 50 por ciento. Empresas Públicas de Medellín, por su parte, continúa actualizando las redes de servicios públicos. En la construcción del sector A de la primera etapa, trabajan 927 personas equipadas con 110 máquinas (volquetas, grúas o retroexcavadoras).
Para mitigar el ruido, propio de un proyecto como este, “construimos una pantalla antirruido de seis metros a lo largo de toda la longitud de la obra, así aplacamos el impacto que generan los trabajos nocturnos y que proviene de los vehículos mezcladores y de la maquinaria pesada”, explica Gómez, subsecretario técnico de Infraestructura Física.
Con el apoyo del Jardín Botánico, en el sector A de la primera etapa de Parques del Río, se sembrarán 1.773 árboles y más de 6.000 en diferentes puntos de la ciudad. El proyecto también conectará el río con los cerros tutelares Nutibara, La Asomadera y El Volador, áreas protegidas de la ciudad que albergan más de 150 especies de árboles y más de 90 especies de aves.
En prepliegos el sector B
Pasados cinco meses de haber comenzado la ejecución del sector A de Parques del Río, se abre camino para la obra del sector B, intervención que estará ubicada en el costado occidental, en el tramo de la avenida Regional entre la estación Industriales del metro y el Puente Horacio Toro (calle 58) frente al edificio inteligente de EPM, el Teatro Metropolitano y Plaza Mayor.
Hoy se encuentran disponibles los prepliegos de licitación pública para la construcción de este sector, que junto con el A conformarán el primer gran parque de la ciudad.
Según lo ha anunciado la Alcaldía, la intervención en el costado oriental (sector B) que tendrá un plazo de construcción de 22 meses y una inversión de 184 mil millones de pesos, incluye obras infraestructura, mejoramiento vial, paisajismo, urbanismo, además de obras ambientales.
“Con estas dos mitades de la naranja, lo que haremos es cumplir con el objetivo de tejer la ciudad. Cuando terminemos la intervención, un peatón va a poder salir caminando desde el barrio Conquistadores hacia el costado oriental con toda la prioridad porque no va a haber obstáculos, no va a encontrar vehículos, hará el recorrido por el parque y cruzará el río por unas pasarelas grandes en forma de puentes peatonales a nivel. De igual manera, quien esté en el Centro Administrativo La Alpujarra podrá cruzar hacia el occidente”, explica Juan Pablo López, director operativo Parques del Río Medellín.
El total de este macroproyecto tendrá un área de intervención de 327 hectáreas en ambos costados del río y una longitud de 19,8 kilómetros, desde Ancón Sur, en Caldas, hasta los talleres del Metro, en Bello, y contará con 32 kilómetros de ciclorrutas, 34 kilómetros de senderos, 12 puentes peatonales y en total, 328 hectáreas de nuevo espacio público.
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La paz ¿Cuánto vale realmente?

Este artículo nace del dolor, dolor de patria. Patria boba. Vivimos acontecimientos desgarradores de violencia, iniquidad, no creemos en las instituciones, la justicia expiró, el sistema de salud agoniza, la economía se desploma, negociamos una paz que no corresponde a las inquietudes de quienes realmente padecen la desigualdad y la miseria, el campo se acabó, los niños mueren de hambre, los indígenas son cada vez más diezmados, los colombianos de la fronteras son maltratados… y aquí nada pasa. No pasa nada…
Y recordé con inmensa emoción el discurso de Camus cuando recibió el premio Nobel de Literatura:
Ante un mundo amenazado de desintegración, en el que se corre el riesgo de que nuestros grandes inquisidores establezcan para siempre el imperio de la muerte, sabe que debería, en una especie de carrera loca contra el tiempo, restaurar entre las naciones una paz que no sea la de la servidumbre, reconciliar de nuevo el trabajo y la cultura, y reconstruir con todos los hombres una nueva Arca de la Alianza.
Si vivimos en esta realidad y el tiempo puede ser nuestro aliado, soy de los que creo que es posible evolucionar, mejorar, cambiar. En Medellín algo interesante pasó hace tiempos. Antes de que se instalara el metro hubo una gran campaña publicitaria para crear la cultura metro, y más bien que mal, la adoptamos. Es posible cambiar, eso lo hicimos. Crear cultura, y eso posibilitó crear nuevos medios de transporte, mejorar sectores de la ciudad. Qué bueno crear cultura de progreso, de paz, de justicia social. Es posible. Y son cambios sutiles, pequeños esfuerzos que se convirtieron en hábitos.
Cultura, ¿qué hay que hacer para despertar? No lo sé, pero no quiero parar de preguntarlo y creer. Leo con atención voces aisladas en periódicos y en las redes… Y creo, me lleno de esperanza frente a este país, un país de desesperanza.
¿Cuántos son los guerrilleros en el país? ¿Cuánto se ha invertido en los últimos años en el “proceso de paz”? ¿Cuántos los indígenas, cuánto se ha invertido? ¿Cuántos los campesinos ¿Cuánto se ha invertido? ¿Cuánto vale reanimar la salud o dar herramientas a la justicia? ¿Cuánto vale realmente la paz? ¿Cuál paz es la que queremos?
[email protected]
En defensa del paraíso (editorial)
Paisaje típico en el corregimiento de Santa Elena, comuna 90 de Medellín. Vereda Barro Blanco, en el camino hacia el Parque Arví. Fotografía tomada por Róbinson Henao en septiembre de 2015
Otra cualidad que hace atractiva a Santa Elena es su seguridad. No significa que no haya tenido, de tiempo atrás inclusive, problemas de hurtos en la carretera o más recientemente en las inmediaciones del Parque Arví, debido al turismo creciente. Sin embargo, a todas luces es el corregimiento y la comuna más apacible y segura de la ciudad.
El clima es otra de sus fortalezas, sobre todo para aquellos que se han ido saturando del calor de los centros urbanos, agudizado por la contaminación y los tacos vehiculares. Los días, por lo general, tienen un color de cielo azul intenso, y su frío, lo dicen conocedores de la zona, es menos drástico que antes.
Pero las amenazas están latentes: el Túnel de Oriente se está construyendo a un ritmo acelerado, pese a las advertencias de la Contraloría y al sinnúmero de voces que han insistido en el riesgo que conlleva para las fuentes hídricas de la región. Como si fuera poco, el nuevo POT sólo contempla protección hídrica especial para la vereda Media Luna. Por último, la voracidad de la construcción es difícil de contener y el verde dará paso, poco a poco, al ladrillo de unidades residenciales que ya se empiezan a vislumbrar. Y es que allí el peligro inminente no es la construcción en altura sino la densificación y la subdivisión predial que, mal manejada, deviene en tugurización. Por eso, la preservación de Santa Elena demanda un trabajo serio y un control permanente por parte de Planeación y el compromiso de organizaciones con presencia en el área. De todos depende, entonces, incidir de manera positiva en la sostenibilidad y preservación de este lugar, a fin de que en pocos años no nos refiramos a él como el paraíso perdido.
Ubicación
El corregimiento de Santa Elena, identificado como la comuna 90, está situado al oriente de Medellín. Limita al norte con los municipios de Bello y Copacabana; al oriente con los municipios de Rionegro y Guarne; al occidente con las comunas 1 (Popular), 3 (Manrique), 8 (Villa Hermosa), 9 (Buenos Aires), 14 (El Poblado) y al sur con Envigado.
Extensión: 704.6 hectáreas
Veredas
Santa Elena está conformado por 11 veredas y sectores: El Llano, El Plan, Media Luna, Piedra Gorda, El Placer, Barro Blanco, Las Palmas, Piedras Blancas – Matasano, Mazo, El Cerro y Santa Elena sector central.
Viviendas
De acuerdo con la Encuesta de Calidad de Vida Medellín 2013, en la denominada comuna 90 hay 4.818 viviendas en todos los estratos de la población, así: en el estrato 2 hay 1.861 viviendas; en el 1, 1.600; en el estrato 3, 613; en el 6, 352; en el 4, 204 y en el 5, 188 viviendas.
Población y edades
Según los datos oficiales, el corregimiento de Santa Elena tiene 16.616 habitantes, de los cuales 8.592 son mujeres y 8.024, hombres. Entre 0 y 14 años tienen 4.373 personas; de 45 a 64 años, 3.144; de 15 a 24 años, 3.039; de 25 a 34, 2.926; de 35 a 44 años, 2.341 y de 65 años o más, 793 habitantes.
Niveles de educación
Primaria: 3.920 personas • Ninguno: 3.370 • Media: 2.817 • Preescolar: 2.804 • Secundaria: 1.273 • Universitaria: 1.066 • Técnica: 577 • Tecnológica: 450 • Especialización: 285 • Maestría: 55 • Doctorado: 0
Seguridad
Datos suministrados por la Alcaldía de Medellín, con base en el Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia (Sisc), indican que entre el 1 de enero y el 31 de agosto de 2015 se registraron tres homicidios en Santa Elena, tres menos que en igual periodo de 2014, cinco menos que en 2013 y nueve menos que en 2012. Entre tanto, durante los ocho primeros meses de este año se contabilizaron 240 días sin homicidios, es decir, tres más que en 2014 y que en 2013 y cuatro más que en 2012. En Santa Elena (comuna 90) hay cinco cuadrantes de Policía y seis cámaras de videovigilancia.
Altavista busca salir del olvido (editorial)
Quizás este mismo descuido ha propiciado, en parte, los momentos violentos vividos por Altavista en el pasado, como consecuencia de la presencia de bandas y grupos armados. Está claro que donde el Estado deja vacíos, los espacios suelen ser ocupados por fuerzas irregulares. Pero también hay consciencia de que Altavista, cuya mayoría de habitantes pertenece a los estratos 2 y 1, pasa hoy por un periodo de relativa calma que coincide, según algunos, con el establecimiento de una subestación policial.
El mayor porcentaje de la población de Altavista corresponde a personas menores de 24 años, 15.978, frente a un universo de 33.466 habitantes. De esos menores de 24, 9.335 tienen menos de 14 años, lo que señala la urgencia de redoblar en este corregimiento las opciones de desarrollo físico, intelectual y cultural para niños y jóvenes. Altavista carece de espacios deportivos y no tiene establecimientos de educación superior. Por fortuna, el capital humano supera las oportunidades que se le ofrecen a la juventud de este corregimiento, de tal manera que el movimiento cultural juvenil y su trabajo por la comunidad tienen un amplio reconocimiento.
Hay mucho por destacar en Altavista; es otro pulmón de Medellín, con bellos sitios turísticos y rico en recursos hídricos; sin embargo estos están descuidados y en riesgo, según denuncias de líderes corregimentales. La inminente densificación del área es otro motivo de alerta, lo que obliga a una mayor atención estatal.
Vivir en Altavista, el cuadernillo número 15 de nuestra serie Vivir en Medellín, es un acercamiento a este corregimiento que hoy busca salir del olvido y ocupar el lugar que merece en la gestión de la ciudad.
Ubicación
El corregimiento de Altavista está situado al suroccidente de Medellín. Limita al norte con el corregimiento de San Cristóbal y el área urbana de Medellín; al occidente con el corregimiento de San Antonio de Prado, al sur con el municipio de Itagüí y al oriente con la zona urbana de Medellín.
Extensión: 2.741 hectáreas
Veredas
Altavista está compuesto por ocho veredas y sectores: Morro – Corazón, Aguas Frías, San Pablo, Buga – Patio Bonito, Centralidad, La Esperanza, El Jardín y San José de Manzanillo.
Viviendas
Un total de 7.052 viviendas tiene Altavista, de acuerdo con datos de la Encuesta de Calidad de Vida Medellín 2013. La mayoría, 5.919, está en estrato 2; en estrato 1 hay 859 y en estrato 3 hay 274.
Población y edades
Los datos oficiales indican que Altavista tiene 33.466 habitantes. De ellos, 17.296 son mujeres y 16.170 son hombres. Entre 0 y 14 años tienen 9.335 personas; de 15 a 24 años, 6.643; de 25 a 34, 5.627; de 45 a 64, 5.393 habitantes; de 35 a 24, 5.026, y de 65 años o más, 1.442 personas.
Niveles de educación
• Primaria: 10.584 • Ninguno: 7.198 • Media: 6.981 • Preescolar: 5.035 • Secundaria: 1.870 • Técnica: 1.076 • Universitaria: 391 • Tecnológica: 331• Especialización: 0 • Maestría: 0 • Doctorado: 0
Seguridad
Según el Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia (Sisc), entre el 1 de enero y el 31 de agosto de 2015 hubo diez homicidios en el corregimiento Altavista, el mismo número de igual periodo de 2014. Sin embargo, la cifra se redujo con respecto a 2013 (24 homicidios) y a 2012 (26 homicidios). Entre tanto, los días sin homicidios durante los ocho primeros meses de este año sumaron 232, mientras en 2014 fueron 231, en 2013 alcanzaron los 222 y en 2012 llegaron a 217.
En Altavista –comuna 70– hay cinco cuadrantes de Policía y seis cámaras de videovigilancia.
La América, entre la holgura y la densificación (editorial)
La mayoría de sus barrios fueron conformados a mediados del siglo pasado, algunos mucho antes, en procesos regulares de urbanización. Solo uno, Calasanz Parte Alta, surgió a finales de la última década del siglo 20, como respuesta a las necesidades de expansión de Medellín, solución a los problemas de vivienda de una ciudad en constante crecimiento. De hecho este barrio, a diferencia de los otros de la 12, desde sus inicios tuvo carencia de puntos de encuentro y equipamientos colectivos. Dio indicios entonces de los riesgos que conlleva la construcción sin planeación y equilibrio de desarrollos urbanísticos, bien sea como solución urgente de vivienda o como simple negocio inmobiliario. El resultado: entornos poco amables —en muchas ocasiones con fallas estructurales—, y carentes de espacios que promuevan un desarrollo armónico de la comunidad.
La localización de la comuna 12 en un sector de topografía suave, con facilidades de acceso y dotación de servicios e infraestructura adecuada, le han permitido a su población disfrutar de una buena calidad de vida. Instituciones educativas, canchas, parques, vías amplías y buen servicio de transporte son algunas de las características que tiene a su favor. (Incluso, disfrutó del primer tranvía, pues como polo de desarrollo y despensa agrícola que era, no podía estar por fuera de los avances de la urbe en crecimiento). No obstante, como lo señalan algunos de sus habitantes, la oferta cultural estatal ha sido precaria y hoy constituye uno de los principales faltantes de La América.
Aunque su densificación no se ha dado de manera tan dramática como en otras áreas de la ciudad y se cuenta entre las que menos transformaciones ha sufrido, los barrios de La América ven cada vez con más frecuencia lo mismo que ya han visto otras comunas: la destrucción de sus amplias casas para dar paso a edificios de apartamentos, cada día más altos. Su futuro, pues, parece estar cantado. Lo riesgoso, alertan expertos en desarrollo urbano como el arquitecto y director de la Escuela del Hábitat de la Universidad Nacional, Luis Fernando González, es que al no estar hoy dentro de las prioridades de intervención y renovación urbana de la administración municipal, La América queda “al garete”, sujeta y expuesta única y exclusivamente a las presiones del mercado inmobiliario. El POT solo la contempla como zona de consolidación.
Sea este cuadernillo una invitación a asomarnos de manera breve por una de las comunas más históricas de Medellín.
La comuna 12 (La América) está situada en la zona centroccidental de Medellín. Por el norte y por el occidente limita con la comuna 13 (San Javier) y por el oriente y el sur con la comuna 11 (Laureles-Estadio).
Extensión: 389.49 hectáreas
Barrios
La comuna 12 está compuesta por trece barrios. Son ellos Ferrini, Calasanz, Los Pinos, La América, La Floresta, Santa Lucía, El Danubio, Campo Alegre, Santa Mónica, Barrio Cristóbal, Simón Bolívar, Santa Teresita y Calasanz Parte Alta. Los habitantes de la comuna 12 reconocen también el sector La Soledad, en el barrio Ferrini.
Viviendas
De acuerdo con la Encuesta de Calidad de Vida Medellín 2013, en la comuna de La América hay 34.959 viviendas, la mayoría en estrato 4, distribuidas así: 15.083 en estrato 4; 10.253 en estrato 3; 8.898 en estrato 5 y 725 en estrato 2.
Población y edades
Según datos del Municipio de Medellín, en la comuna 12 habitan 95.523 personas. Al igual que en las demás comunas, en su mayoría son mujeres: 52.736 frente a 42.787 hombres.
Por edades, la población se distribuye de la siguiente manera: de 45 a 64 años, 34.819 personas; de 65 años o más, 16.205; de 25 a 34 años, 13.320; de 35 a 44 años, 10.997; de 15 a 24 años, 10.890, y por último, de 0 a 14 años, 9.292 personas.
Niveles de educación
Media: 25.426 personas • Universitaria: 18.527 • Primaria: 16.396 • Ninguna: 7.071 • Técnica: 6.901 • Preescolar: 5.116 • Secundaria: 4.635 • Especialización: 3.770 • Maestría: 751 • Doctorado: 57
Seguridad
Datos suministrados por la Alcaldía de Medellín, con base en el Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia (Sisc), indican que entre el 1 de enero y el 22 de agosto de 2015 hubo cinco homicidios en la comuna 12, el mismo número de igual período del año anterior, pero 16 menos que en 2013 y 12 menos que en 2012. Los días sin homicidios en la comuna de La América entre el 1 de enero y el 22 de agosto sumaron 229 —la misma cifra de 2014—, once días más sin homicidios que en 2013 y ocho más que en 2012. En cuanto al hurto de carros, se registraron 43 (enero 1 – agosto 22), 21 robos menos que en igual lapso de 2014, 33 menos que en 2013 y 51 menos que en 2012.
En la comuna 12 hay nueve cuadrantes de Policía y 36 cámaras de videovigilancia.
Gisaico S.A. terminará obra en la Inferior con Los Balsos

Las obras en la Transversal Inferior con la Loma de Los Balsos han tenido dos modificaciones del plazo. El costo total de la misma es de $13.537 millones
Por Álvaro León Pérez
Esta semana se destrabó la construcción del paso a desnivel en la Transversal Inferior con la Loma de Los Balsos, la obra que más tropiezos ha sufrido de las que conforman el plan de Valorización.
“Ya hay una solución que variará el avance de la obra y es la cesión del contrato por parte de la Unión Temporal Cruce Balsos. Esa cesión se ha hecho a la firma Gisaico, que ha tenido a cargo la construcción del intercambio de Los Balsos con la Transversal Superior”, señaló el alcalde Aníbal Gaviria Correa.
La decisión fue bien recibida por los vecinos del proyecto, quienes expresaron su deseo de verlo en funcionamiento lo antes posible.
“Celebramos que una empresa como Gisaico, que ha demostrado su eficiencia en la obra de la Superior con Los Balsos, se encargue de los trabajos en la Inferior”, declaró César Alzate, residente en la unidad Surabaya e integrante del comité ciudadano de obra.
La Unión Temporal Cruce Los Balsos, responsable original de la construcción que inició en marzo de 2014 y debía entregar en septiembre de 2015, había anunciado la conclusión de la nueva infraestructura para el 31 de octubre de este año. Luego corrió el plazo hasta el 17 de diciembre. Ahora, tras la cesión, Gisaico S.A. se comprometió finalizar en enero de 2016.
La Alcaldía aseguró que los retrasos no generarán sobrecostos, ya que los recursos se desembolsan a contraentrega de los avances en la construcción. De esta manera, sostuvo, la financiación de lo que resta por hacer está garantizada.
El 28 de julio la Secretaría de Infraestructura abrió doce procesos sancionatorios que podrían conducir al pago de multas por parte del antiguo contratista. La decisión al respecto se tomará el viernes 28 de agosto.
Hay paso en la Superior
Época de ebullición
Un gran número de manifestaciones artísticas se da cita y pone en escena a principiantes, maestros, virtuosos, tanto locales como extranjeros. Desde la Feria de las Flores con sus múltiples actividades –entre ellas el Desfile de Silleteros y la Exposición de Orquídeas, Pájaros y Flores, que mueven el sentimiento de admiración por la naturaleza–, hasta presentaciones de música popular con festivales de muy diversos géneros (coral, rock, clásica, blues, jazz, pop, entre otros), de diversas orquestas (Filarmónica de Medellín, Academia Filarmónica, Sinfónica de Eafit, Sinfónica de Antioquia) teatro, danza, cine, documentales, instalaciones, exposiciones, literatura, promoción de la lectura y periodismo, se multiplican en distintos espacios de la ciudad. Parques, teatros, bibliotecas, museos, galerías, salas de cine, resultan impregnados de esta ebullición.
Imposible también dejar de mencionar el papel que cumplen las instituciones educativas en general con los programas de extensión cultural o de promoción de la investigación y el saber para todas las edades; organizaciones como el Jardín Botánico, Explora y Planetario, continúan impulsando la curiosidad y el acercamiento a la naturaleza, la investigación, la ciencia, el universo.
Desde nuestro recorrido por las distintas comunas de Medellín, somos testigos del esfuerzo en los barrios para organizar movimientos culturales y en general de formación y esta es una ocasión en que las peticiones por espacios que no se tienen, por mejoras de los existentes y búsqueda de apoyo para desarrollar dichas actividades, debe ser motivo de satisfacción para todos, pues hay una gran cantidad de personas que buscan mejorar como seres humanos, integrarse y construir el tejido social que tanta falta nos hace. El reconocimiento del valor de la memoria, como un paso para mirar el futuro sin repetir los errores del pasado, es otra señal de ir en la búsqueda de un camino distinto y mejor.
Recordamos con gratitud a quienes ya no nos acompañan, pero que dejaron un gran legado con su trabajo dedicado, motivado casi siempre en sueños que se materializaron después de sortear enormes dificultades. Exaltamos a aquellos que creen en el poder transformador del arte, la ciencia y la investigación, tanto a los que lo hacen posible como a quienes lo disfrutan, en una sociedad que tras años de duras pruebas recibe estos alimentos para el alma, que mueven lo mejor del ser humano.
Lágrimas de amor en Altavista (crónica de José Guarnizo Álvarez )
Un retrato sobre este corregimiento de 34 mil habitantes, a través de una visita que el autor de esta crónica hizo dos años después de haber sido testigo de un acontecimiento trágico
El animal revoloteaba de un lado a otro, inquieto, mientras los deudos se preguntaban cómo era posible que hubieran matado a un niño de 15 años, que se había pasado media vida aprendiendo el arte de los mimos y los payasos.
Cuando Rosa Amelia Nanclares, la mamá de Julián, decidió abrir el ataúd, Laika se acercó moviendo la cola y luego comenzó a ladrar desesperadamente. Amelia, en medio de su propia tragedia, intentó separar a la perra, pero resultó inútil. Ahí, ante el escándalo de unos ladridos que me atrevo a decir eran de dolor, me di cuenta de que para un animal nunca podrá ser indiferente la muerte de su amo.
Pero aún más portentoso fue lo que ocurrió después. Camilo Baena, el muchacho que le enseñó a Julián los trucos y las peripecias de la pantomima, se apareció en el centro de la sala, de cara al féretro. En medio de un círculo de niños que se fue armando, Camilo abrió un maletín y sacó maquillaje para blanquearse la cara y proceder con un acto en honor a Julián.
Bastó que Camilo destapara el tarro de glicerina y dióxido de titanio, esa mezcla de pintura con la que los mimos se cubren el rostro, para que Laika se le tirara encima. El olfato le indicaba, no me cabe duda, que se trataba del mismo olor al que su amo la acostumbró cada vez que se alistó para alguna presentación de clown.
Laika solo se vino a calmar cuando en la pared proyectaron una foto de Julián en la que se veía parado sobre un escenario, maquillado, peinado con una cresta de gallo que lo hacía ver como un Drácula, pero chistoso. Laika entonces se echó debajo de la imagen. Y así se quedó, mansa, impávida, como sabiendo que algo de su amo sobrevivía todavía.

Esa ha sido la única vez en mis años de periodista que no he podido contener un llanto en la mitad de un trabajo de reportería. El escenario, los niños, los cinco hermanitos menores de Julián, el llanto de las señoras, el féretro, Laika, el traje de payaso de Julián colgado de un gancho en una esquina de la sala, todo junto, me produjo una opresión en el pecho, muy parecida a la de alguien que se está asfixiando. Mientras le tomaba fotos a Laika, en un acto más mecánico que consciente, sentí el sabor cobrizo de las lágrimas que se me descolgaban a chorros por las mejillas.

A partir de ese momento perdí la concentración y me di cuenta de que ya no estaba ahí para hacer entrevistas ni para escribir una crónica. Gracias a esa escena, que presencié el jueves 10 de enero del año 2013, experimenté la culpa. ¿Dónde estábamos todos antes de que asesinaran a Julián? ¿Por qué Altavista nunca estaba en las noticias que publicábamos los medios de comunicación? ¿Por qué como sociedad habíamos permitido que mataran a un niño? ¿Qué tuvo que ocurrir en Medellín como para que una banda armada se tomara la potestad de eliminar artistas a punta de bala? Aunque demasiado tarde, fue entonces cuando me propuse saber todo lo que pudiera de la vida de Julián Andrés Taborda Nanclares, un jovencito desconocido de 15 años, a quien la ciudad no volteó a mirar para salvarle la vida.
Dicen que por estas trochas descendió por primera vez el expedicionario Jerónimo Luis Tejelo, quien, según los españoles, descubrió lo que hoy se conoce como Medellín. En la vereda La Buga, un poco más al norte de La Perla, sobrevive un camino de herradura por donde se supone llegaron, en el siglo 16, los conquistadores.
Es curioso que el primer lugar por donde ingresó el hombre del viejo continente hubiese terminado, con el paso de los siglos, convertido en un asentamiento marginal, allí mismo donde el desarrollo tocó la puerta tardíamente, allí donde ahora conviven unas 34 mil personas esparcidas en un territorio montañoso de 27 kilómetros cuadrados, según los perfiles demográficos de la Alcaldía de Medellín.
Altavista puede ser un lugar privilegiado o estratégico, depende de cómo se le mire. Si es por el paisaje, este es un corregimiento verde, urbanizado alrededor de un cañón, con acceso a pequeñas maravillas naturales como los charcos de La María, donde muchos habitantes de Altavista recuerdan alguna vez haber ido a un paseo de olla.
Pero también esta zona ha sido estratégica para los grupos armados. Detrás de la montaña hacia el norte está la vereda Aguas Frías y un morro más allá, la comuna 13, uno de los escenarios más conflictivos de la ciudad, desde la década del 80 hacia acá.
Estar tan alejado de Medellín por el noroccidente, hizo que a Altavista la educación llegara muy tarde y la violencia muy rápido. Las mismas bandas de jóvenes armados que aparecieron en las laderas de la gran ciudad, se reprodujeron en este corregimiento de obreros, amas de casa y desempleados. El 85 por ciento de los habitantes hoy vive en casas de estrato 2; y un 15 por ciento, en viviendas que pertenecen al 1. Aquí no hay ricos.
En Altavista hubo oleadas de violencia intermitentes, que alcanzaron su momento más crudo el 29 de junio de 1996, cuando fueron asesinados, a manos de paramilitares, 16 jóvenes en plena vía principal. Fueron acusados de pertenecer a las milicias urbanas del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Según los familiares de las víctimas, en la masacre participaron agentes del Estado. Así quedó registrado en una demanda que llegó hasta instancias de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Ahí mismo, donde esa noche tronaron los fusiles en contra de civiles ahora hay un mural que pintó la artista María Paulina Pérez, bautizado con el título de Rugir de risa. Donde hubo muerte ahora están los retratos de muchos de los jóvenes que se dedican al teatro, a los malabares y al clown. Entre los rostros que quedaron plasmados para la posteridad está el de Camilo Baena, el mismo mimo que ejecutó el homenaje póstumo en la sala de velación.

Por los días del asesinato de Julián, algo de esa violencia de los 90 pervivía todavía. La guerra estaba cantada entre dos bandas armadas que no se podían ver ni en pintura: Los Chivos contra el combo de La Lágrima, como llaman al sector donde vivía Julián.
Han pasado dos años y Altavista luce mucho más tranquilo. En las esquinas aún se ven muchachos que miran atentos a cualquier extraño. Pero la atmósfera es distinta. Una de las razones que me empujaron a volver a Altavista fue saber qué había sido de la vida de Amelia, la mamá de Julián. ¿Cómo estarían los otros cinco hermanitos? Y Laika, la perra, ¿qué habría sido de ella? Antes de encontrarme con Amelia, caminé por la misma calle por la que Julián corrió desesperado a esconderse el día que lo mataron, esa tarde del miércoles 9 de enero de 2013.
Julián, que se había salido de estudiar hacía varios meses, cruzó una frontera prohibida. Hubo personas que dijeron haberlo visto pasar por el sector El Hoyito rumbo a la parte alta de Altavista, donde queda Casa Arte, el colectivo de clowns en el que ensayaba casi todos los días. Se sabe que tres muchachos persiguieron a Julián, quien alcanzó a esconderse en la casa de unos vecinos.
Sin embargo, cuando ya parecía estar a salvo, se percató de que afuera se le había caído la gorra que llevaba puesta. En medio del trance, tal vez sin haberlo meditado bien, Julián salió nuevamente. Y fue ahí cuando le dispararon. Según la Fiscalía, los sicarios le descargaron diez disparos.
Al pasar por el mismo sector, recordé lo que en su momento me contó Amelia. Cuando a ella le avisaron que habían matado a su hijo, prefirió creer que se trataba de una confusión. Salió de la casa corriendo hasta que se topó con una escena ya rodeada de curiosos y de agentes del CTI, de la Fiscalía.
“Yo le vi los zapatos de lejos y dije, ‘no, ese no puede ser mi niño’”.
A decir verdad, Amelia nunca vio con buenos ojos que Julián tuviera una perra tan grande en una casa tan diminuta, en la que había tantas bocas humanas que alimentar. “’Ay, Julián, cuántas veces le dije que no se pusiera a traer animales. Yo no sé usted qué va a hacer para darle comida a esa perra’”, le dijo Amelia a su hijo cuando lo vio llegar por primera vez con Laika recién nacida.
Dos veces, en un lapso de seis meses, Julián había logrado que en la casa le dieran 25 mil pesos para que se comprara unos zapatos. En ambas ocasiones regresó sin nada, con los mismos tenis rotos de siempre. Todo vino a tener sentido con la llegada de Laika.
—¿Y usted de dónde sacó la plata para conseguir una perra de raza? —le preguntó Amelia.
—¿No se acuerda de las dos veces que me dieron de a 25 mil pesos para que me comprara unos zapatos? Bueno, pues esta perrita me la vendieron por 50 mil— contestó Julián, esa vez.
Y Amelia tuvo que recibir a Laika a regañadientes. Pero algo de esa percepción cambió a partir del día que mataron a Julián. Cuando los agentes del CTI estaban montando el cuerpo en la parte trasera de la camioneta, Laika ladró sin parar. Uno de los funcionarios tuvo que empujar a la perra con algo de violencia para que les permitiera terminar el procedimiento.
Laika no se resignó y se metió debajo de la camioneta. Fue un momento incómodo y desesperante que Amelia percibió como la confesión de amor de parte de un animal hacia su dueño. Amelia interpretó la actitud de Laika como la de un miembro más de la familia que no se resigna a la pérdida de un ser querido. “Esa perra no hizo sino llorar parejo conmigo”, dijo Amelia en la sala de velación.
Díez, un personaje salido del molde, fundó la Universidad Lúdica de Frontino, el único claustro académico del mundo cuya sede siempre fue imaginaria. El estudiante que se inscribiera podía asistir, indistintamente, a la Facultad de la Ilusión, a la de Zancos o la de los Malabares. Incluso, cualquiera podía inventarse una facultad, si quisiera.
Antes de su muerte, Díez alcanzó a planear cómo podría llevarse a cabo la fiesta que actualmente se celebra en La Perla. Para que fuera un éxito, los organizadores debían comprar una olla Imusa, referencia 144, es decir, la más grande del mercado.
Para la inauguración, Díez se imaginaba a artistas, payasos, mimos y locos cargando la olla, en un desfile que saliera desde el almacén de Imusa, en Medellín, hasta las calles de Altavista. Así, tal cual, se hizo la primera fiesta. Muchos tildaban a Díez de desquiciado. Menos, eso sí, los muchachos de Casa Arte. Para ellos era totalmente válido y sensato que Díez, una persona de 64 años, se parara en la mitad de una autopista concurrida, con un letrero en la mano que decía:
“Exigimos del Gobierno Nacional una olla para hacer la fiesta más grande del mundo”.

Díez se suicidó el 16 de noviembre de 2011, el mismo día en que cumplía años. Se tiró a las aguas del río Cauca, después de haber mandado a hacer su propia lápida. “Yo me voy a organizar una fiesta con Dios porque aquí a mí nadie me cree”, alcanzó a decir. Pero en Altavista quedó su legado, su espíritu, su impulso sembrado en la cabeza de un montón de pelaos para quienes el arte comenzó a ser tan importante y tan serio como la vida.
Y Julián fue uno de ellos. Luego de su asesinato, el semillero de niños que habían comenzado con él en Casa Arte, se fue desintegrando. Unos porque crecieron y vieron como plan de vida nuevas opciones, otros porque se quedaron en la esquina consumiendo drogas. Solo uno entró a la universidad. Pero si se mira bien la lista, la mayoría de los compañeritos de Julián aún hoy siguen añorando estudiar Teatro o dedicarse de lleno a las técnicas de mimo.

Juan Diego Guerra, de 16 años, es el mejor ejemplo. Me lo encontré subiendo unas empinadas escaleritas y cargando por la espalda el marco de una pesada ventana, bajo un sol incandescente. Desde que se salió del semillero dedica la mitad del tiempo al colegio. En los ratos libres trabaja con su padre en un taller. Juan Diego o “Buñuelito”, como le decían en Casa Arte por su baja estatura, es experto en malabares con patines. Es capaz de hacer saltos mortales y acrobacias propias de un profesional. Sin embargo, es posible que su futuro esté en el servicio militar, pues no se vislumbran oportunidades para que estudie Teatro. Desde hace varios meses dice estar ahorrando para comprarse unos patines con los que pueda seguir practicando sobre rampas o barandas, pero los poquitos pesos que se gana nunca le darían para ello. Unos patines de tales especificaciones pueden costar unos 700 mil pesos, toda una fortuna en Altavista.
Alejandro Castañeda, el mejor amigo de Julián, ya tiene 18 años. Está por terminar el bachillerato y dice que está resuelto a estudiar Teatro, a como dé lugar. Pese a que no hay muchos recursos en la casa, Alejandro cuenta al menos con el apoyo de Fátima Zapata, su madre.
Para ella, una mujer afable, de facciones finas y actitud bondadosa, la muerte de Julián ha sido el golpe más duro que ha tenido que soportar en la vida. Fue como si le hubieran matado a su propio hijo. El hecho de que Alejandro fuera la persona más cercana a Julián, hizo que Fátima, una vez ocurrido el crimen, huyera del barrio.
En la penumbra de las 3 de la mañana, Fátima y Alejandro salieron de Altavista, vistiendo sacos con capucha y cargando unas cuantas maletas. “Cuando me llegó el comentario de que mi hijo era el próximo artista que iban a matar, me fui sin pensarlo dos veces. Estaba muy nerviosa, totalmente llena de miedo”, recuerda Fátima.
El destierro duró un mes. Fátima volvió con su hijo solo porque los miembros de las bandas armadas del sector le garantizaron que Alejandro no debía nada. El regreso de la familia se dio en el transcurso de un momento social nunca antes visto en la historia de Medellín.
Y es que después de la muerte de Julián, unos 200 grupos y colectivos artísticos de la ciudad y del país, voltearon los ojos hacia Altavista y emprendieron una cruzada por tomarse el corregimiento. La idea, que contó con el apoyo de un sinnúmero de organizaciones sociales, era llevar a cabo una programación artística durante todo un fin de semana, a lo largo de todos los barrios de Altavista, sin importar las fronteras invisibles o la presencia de los combos. A ese evento lo llamaron Convidarte.
“No les pedimos permiso a los grupos armados. Simplemente hablamos con ellos y les dijimos, ‘vea, vamos a traer a todos los artistas de Medellín y todos van a poder atravesar los barrios sin ser molestados. Vamos a comenzar el jueves a las 12 de la noche y terminamos el domingo. Durante ese lapso, nos tienen que respetar la vida. Después de eso, ustedes verán qué hacen”, cuenta Camilo Baena.
Camilo, apoyado todo el tiempo por los artistas, logró que el jefe de Los Chivos hablara por celular con el líder del combo La Lágrima. Cuando alias “el Negro”, de Los Chivos, terminó de conversar con su archienemigo, tiró el teléfono contra la pared. “Listo, vamos a hacer una tregua”, dijo.

Fue como un milagro. Convidarte pasó a la historia como el único evento que trajo un respiro necesario luego de un largo e insufrible lastre de violencia, el mismo que le quitó la vida a Julián. Desde el jueves 31 de enero hasta el domingo 3 de febrero de 2013, jóvenes y viejos de Altavista pudieron desplazarse por el corregimiento sin temor a ser sospechosos de algo.
Con el paso de los meses, la Policía fue capturando a los principales cabecillas de Los Chivos, una banda legendaria que tenía como área de influencia la parte baja del corregimiento. El 13 de julio de 2013 capturaron a 14 integrantes, que fueron acusados de concierto para delinquir, extorsión, homicidio y tráfico de estupefacientes. “Pipe Trino”, “Moquillo”, “Ojón”, “Nea”, “Calucho”, “Titico”, “Diego rata”, “Caposan”, “Jerson” y “Pipe Gomina”, se fueron para la cárcel.
Lo anterior no quiere decir que los combos se hayan acabado en Altavista. El cobro de vacunas, el control territorial, los homicidios selectivos cada tanto, son fenómenos que se siguen presentando, aunque de manera más velada.
Pero algo sí cambió. Nadie volvió a meterse con los artistas. Actualmente, hay incluso sobreoferta de actividades lúdicas para los niños los fines de semana. Ya no solo está Casa Arte, que en dos años ha crecido y ejecutado proyectos tan grandes como el Festival de Circo al Aire Libre. Los más pequeños ahora se debaten entre asistir a las actividades del Inder, el coro de la Iglesia, el grupo de guardabosques, las corporaciones culturales, los grupos de danza.
Al tocar a la puerta donde vivía Julián, sale Amelia en pijama. Es su día de descanso. Par
a sostener a los cinco hijos, que ahora tienen 11, 9, 7, 6 y 4 años de edad, Amelia se ayuda lavando ropas ajenas a mano. En la sala hay un bulto enorme de prendas para entregar.

A juzgar por sus palabras, Amelia no ha podido superar la muerte de Julián. El fin de semana anterior estuvo en el cementerio y se dio cuenta de que, para el bien de su estabilidad emocional, es mejor no volver. “Siento mucha angustia de pensar que adentro de esa tumba está mi niño. Cómo estará su cuerpo, su pelo. Ese pelo que tanto se cuidaba. Me dio muy duro ir a visitarlo”, dice.
Aun así, Amelia sabe que, junto a su marido, tiene que seguir luchando por sacar a los niños adelante. Jeison, el mayor de ellos, se la pasa esculcando y sacando los disfraces y trajes de Julián. “Mami, yo quiero ser mimo y payaso”, ha dicho varias veces. Adentro de ese niño uno percibe una especie de fuerza inconsciente que lo empuja a seguir los pasos de su hermano.
—¿Y Laika? —le pregunto a Amelia, luego de haber esculcado con la mirada cada rincón del oscuro cuarto—.
El cronista
José Guarnizo
Es autor de los libros La Patrona de Pablo Escobar (editorial Planeta), obra que fue adaptada a la televisión por RTI; y de Extraditados por error, texto de la misma editorial publicado en 2014, cuyos derechos fueron adquiridos por Sony Pictures para realizar una serie televisiva.
La América, pasado rural, futuro de colmenar (crónica de Fernando Cadavid Pérez )
La América, una comuna abigarrada, verde, tranquila; de construcción colectiva y bien lograda simbiosis de lo mejor y más promisorio de Medellín
Será un colmenar: sucesión monótona y lúgubre de mojones de cemento armado en donde se arrumarán, por centenares, las familias. Sin espacios para el devenir social, sin relaciones de vecindad, de afectuosa convivencia, de comunión de intereses, como antaño. Lo auguran urbanistas y conocedores del tema.

En este diagnóstico coinciden sus habitantes, los del común y los más conspicuos. Los mismos que saben de la historia lejana de la comuna 12 —La América—, cuando en sus inicios (algunos historiadores lo ubican en el año 1869) el caserío tenía unas características socioculturales muy rurales y era conocido como La Granja.
Sus habitantes vivían de una agricultura de pequeños sembrados y de la producción y venta de pollos y cerdos. Las viviendas se desparramaban a lo largo del camino que llevaba a Medellín. Entonces era paso obligado de los arrieros que traían la sal de las minas de Ebéjico y el oro arrebatado a las montañas del occidente. En 1892 cambió de nombre: La América, en honor a los 400 años de descubrimiento del continente. Fue corregimiento hasta 1938.
La América fue pionera en medios de trasporte: ya para 1921 sus moradores se movían en tranvía eléctrico, una línea de 4.700 metros con un vagón rojo para 60 pasajeros, que rodaba sobre rieles, con dos vías, que trasladó a miles de vecinos hasta 1946, aseguran sus cronistas. Además, en los años 40 funcionó un destartalado bus de dos pisos, único en la ciudad, que cubría la ruta hacia la hoy comuna 12. Los parroquianos que ocupaban el segundo piso, descapotado, disfrutaban del todavía rural paisaje, a riesgo de asolearse o de mojarse.

Durante esa “prehistoria”, el dominio en La América aún era de terratenientes como José María “Pepe” Sierra y Carlos Coroliano Amador. En honor a los poderosos de entonces se abrían calles con los nombres de sus ocupantes: la carrera 86 era la Sierra, la carrera 84 era Velásquez, la 90 Urrea. En 1908 se abrió la carretera hacia La América, desde entonces llamada San Juan (calle 44), para fortalecer el proceso de urbanización ya incipiente, pues conectaba los asentamientos dispersos sobre la banda occidental del río. Esta vía fue trazada por Ulpiano Echeverri, nombre que llevó la hoy carrera 90, para dar la largada a la urdimbre de calles y carreras que caracteriza el sector.

Dice la leyenda urbana que don Ulpiano fue uno de los fundadores, cuando eran ocho casas dispersas por las mangas de Aná, y que el 12 octubre 1921 inauguró el tranvía municipal. Agrega que cinco años más tarde, en el mismo sitio, un tranvía lo arrolló.
Lo que el ensanche se llevó
El comercio y la vida social hervían alrededor de la Placita de Mercado, que pelechaba a la sombra del emblemático templo de Nuestra Señora de los Dolores. Un remedo de plaza de pueblo, bajo unos mangos centenarios que dieron identidad a La América, junto a la infaltable efigie de un Bolívar adusto y una fuente que luego se fue a servir de sentadero a las puticas que merodean por el atrio de La Veracruz.
Pero todo se lo llevó el ensanche, en este caso de la vieja calle San Juan, para fungir de avenida: Bolívar, los mangos, la fuente, la plaza… y de paso el aire provincial del corazón de La América, una comuna huérfana de lo que ahora los urbanistas llaman “centralidad”.

Con la avenida llegó también el aluvión automotor para atentar contra el proverbial aire puro del sector. Con esa vía, con la 80, la 87, la 92 y la avenida Colombia, surgió el borbotón de puestos ambulantes de comidas rápidas y frituras, que cual flautista de Hamelín concitan un sinnúmero de roedores que infestan todos los rincones de la comuna, con índices superiores a los de cualquiera otra.
Arturo Vahos Jiménez y su familia del alma, la Corporación Canchimalos, recuerdan que cuando se instalaron en el barrio los abrumaba la fecunda arborización y el olor a savia y a manga cortada. Eran ámbitos para el dominio de los azulejos, los carpinteros, los búhos y las ardillas, por mencionar unas cuantas especies. Ya para esa época la comuna tenía una identidad particular: Calasanz era el sector de vivienda de los empleados de algún nivel de la Alcaldía y la Gobernación. La Floresta y La América lo eran de sus obreros y trabajadores.
En aquellos tiempos florecieron salas de cine ligadas a la vida cultural de la comuna: el Santander, en San Juan con la 88; Teatro América, en San Juan con la 76; el Rívoli, sobre la 72; el Tropicana, sobre la 70. Primero cayó el telón del Santander, 20 años después el del Tropicana. En la década del 90 cerraron el Rívoli y el América, pero se sostuvieron el Odeón 80 y el Capri, en San Juan con la 80, teatros que en 1995 todavía molían kilómetros de celuloide.

Se trata de referentes barriales, a los que se suman, en diversos momentos, la sede del Icbf, la Farmacia Tarapacá, la Heladería Claro de Luna, el Bar Astor, los almacenes de cadena y la Plaza de Mercado de La América, la cual surgió en 1968 luego del incendio que acabó con la Plaza de Cisneros, una de las cinco construidas en diversos sectores de Medellín, para reemplazarla.
También se erigieron en vínculos de memoria histórica para la comuna el famoso Zacatín, espirituoso origen de la flamante Fábrica de Licores de Antioquia (en San Juan, contiguo a la unidad residencial Los Pinos); la Escuela de Policía Carlos Holguín (hoy Liceo Concejo de Medellín), el Hipódromo La Floresta (hoy barrio Calasanz) y el “Barrio Chino” como se denominó hacia el año 1943 un sector de lo que luego fue La Floresta.
De museos, templos y cárcel
En los años 60 era incipiente el desarrollo urbanístico: solo se levantaban dos edificaciones importantes, que por la división territorial hoy pertenecen a la comuna 13: la Colonia de Belencito (asilo de ancianos) y el convento de las Misioneras de la Madre Laura. Antes, en 1952, los padres escolapios abrieron el colegio Calasanz y más tardecito los vecinos decidieron mudar de santo protector: se pasaron del popular San Fernando al actual San José de Calasanz.
Ese año ya llevaba 40 de funcionamiento la cárcel del Buen Pastor, otro referente arquitectónico. “El 24 de septiembre de 1912 se abrió la sección Gran clase de voluntarias de niñas, de jóvenes y que necesitaban ayuda en San Javier La América. Este edificio fue construido con lo último en materiales de la época, ladrillo y concreto, y es contemporáneo del edificio de Bellas Artes”. El relato es del escritor Víctor Bustamante en el texto: Medellín: Deterioro y abandono de su Patrimonio Histórico. La cárcel del Buen Pastor. La icónica institución cerró en 2010 y sus tétricos recintos se convirtieron en polvo y escombros el pasado 28 de mayo, para dar paso a una ciudadela universitaria.

La comuna también alberga el Museo Etnográfico Miguel Ángel Builes, un orgullo para sus habitantes, pues recoge la memoria histórica y cultural de los pueblos indígenas. Fue fundado en 1962 por la comunidad javeriana de Misioneros Extranjeros de Yarumal; en 1972 inauguró las instalaciones de Calasanz. Conserva objetos significativos de las culturas indígenas colombianas de las regiones Amazónica, Pacífica Andina y del Atlántico, al igual que de algunas comunidades asiáticas y africanas.

Pero el principal hito estuvo representado en la construcción del templo de Nuestra Señora de los Dolores, en 1898. Desde 1885 el Territorio de Aná quería erigirse en capilla y separarse de la parroquia Nuestra Señora de Belén, que fue la primera y más antigua en la margen occidental de Medellín, según los historiadores. Rápidamente se convirtió en epicentro religioso y cultural de la época.
A propósito de credos y competencias: desde 1951 la feligresía de La Floresta empezó a madurar la idea de levantar su propio templo, que se llamaría de La Inmaculada Concepción. Lo hicieron contra la voluntad de los curas de La América que nunca vieron con buenos ojos la competencia espiritual que les corría sotanas arriba. Fueron diez años de trajín de poncheras, de empecinada y bien sudada recolecta de dinero, bajo la orientación de un centro cívico. Las obras empezaron sin dirección de cura alguno. En 1959 contó con el primer párroco, Roberto Tobón, para concretar a golpes de vibrantes campanas la solidaridad comunitaria que levantó el emblemático templo.
La tradición cultural de la comuna se afianzó con el auge de la Escuela Popular de Arte de Medellín, EPA, cantera de organizaciones culturales hasta cuando un alcalde de ingrata recordación entre sus habitantes, acabó con ella. Pero sus hijos gozan de excelente salud institucional: La Fanfarria, con 43 años de vigencia, Canchimalos con 39, y el Teatro Hora 25, con 21 años de brega cultural, por no citar el enjambre de agrupaciones artísticas y culturales ya consolidadas. Las tres primeras, de tan dilatada trayectoria que ostentan la categoría de Salas Abiertas de la Secretaría de Educación de Medellín, y Salas Concertadas, del Ministerio de Cultura. Escenarios cosidos al alma de la comunidad que las han convertido en sitios de encuentro social y fundamentos de un orgullo bien acreditado.
Dos mujeres, dos historias
Nadie mejor que doña Margarita Botero y doña Marta Gómez para ilustrar el antes y el ahora de La América. La primera vive en un caserón del Barrio Cristóbal con una hija, un yerno y otros miembros de la familia. Familia que se explaya a lo largo y ancho de siete habitaciones de las que antes diseñaban en galería, de puertas de dos alas; vivienda de dos patios florecidos, una huerta y una ampulosa cocina dotada con una despensa del tamaño de una habitación. De igual porte sus baños.

La segunda sobrevive en un apartamento de Santa Mónica, en un piso 13. Lo único vasto es la vista hacia el occidente de la ciudad, que llega hasta donde las montañas muestran las peladuras de las edificaciones en proceso. Adentro, todo es minúsculo: dos habitaciones para ella, dos hijos y una nieta. Una cocinita como de muñequero, donde “a veces no sé ni dónde poner una olla”. Una sala comedor en la que una visita de tres personas tendría que ser atendida por turnos.
Del minúsculo balcón hacia adentro debe arrumar las ropas mojadas para limosnear una pizca de sol, por las tardes. Viven 90 familias en el edificio pero ella no conoce a ninguna. Soportan el catálogo de prohibiciones propio del nuevo modelo de vida: no hablar duro, no poner música, no golpear…
“Maluco vivir así”, afirma, para quejarse luego:
“La gente en el ascensor ni siquiera contesta el saludo”.

Doña Margarita, la de la casa y el corazón grandes, pasó niñez e infancia en una finca de un pueblo de Caldas. Lo suyo eran las vacas, los caballos, lidiar con gallinas, con cerdos, al igual que con una legión de trabajadores. Para tipificar las carencias y dificultades: no había nevera, ni televisión, ni crema dental, ni papel higiénico. La finca daba maíz y fríjol para el gasto, para la peonada. Ella ayudaba en la cocina; eran épocas de dificultades pero de abundancia.

Como digna representante de Antioquia la grande, la señora Margarita conjuga hoy los títulos de matrona, artista, mujer hecha a pulso, verraca. Llegó hace 30 años a Medellín y 18 a vivir sobre la calle San Juan. En 2013 compró la casona que hoy habita.
Cuando tenía 53 años de vida y uno de viuda, le dio por untarse de barro húmedo, para darle forma y expresión a sus anhelos artísticos. Empezó por hacer pies, manos y botas de barro, hasta cuando vio coronada su tardía vocación con un premio, en el año 2000 en el municipio de Bello, a la mejor escultura exhibida. Dos veces expuso en la choza Marco Fidel Suárez. Hasta el senador Álvaro Uribe le encargó pequeñas esculturas de caballos para obsequiar a sus amigos. Ahora anda enredada con una recua de ariscas mulas, en miniatura.
Empezó dictando clases de bordado, de modistería, de cocina. “Es que ya tenía seis hijos y el esposo no respondía”. Ahora, en su tranquilo atardecer, estudia pintura. “Hace un tiempo estudié desnudos, pero mi nuera no me dejaba, dizque porque ¡qué vergüenza! Tengo tallas arrumadas por prejuicios. No puedo hacerlas, la misma familia se opuso”, acusa resignada.
A su turno doña Marta, la del vivir comprimido, también le echa un vistazo al retrovisor de su vida, para lamentarse: “Antes todo eran morros, vacas, caballos. Las casas tenían mucho jardín y antejardines y había jaulas con pájaros, pero sobre todo mucho verde en las calles, mucho mango”.
Rememora que vivió durante muchos años en una casa de cuatro habitaciones, terraza, cocina amplia, jardín, balcón. Era un segundo piso, donde crecían sin estrecheces sus hijos Diana y Diego Alejandro, con la nieta María Elisa. En la terraza intentó engordar pollos, su pasión de campesina frustrada, pero se lo prohibieron. Era mejor la casa que ocupaban antes, con sembrado de cebollas, coles, cilantro, tomates y pollos para el consumo familiar. Pero debió salir del barrio, después de tres años, “porque la calentura me echó”.

Con ella se avizora el devenir para La América: arrume de edificaciones que se levantan airosas sobre las ruinas de las casonas solariegas de antaño. Ya hacen erupción los volcanes de la improvisación. Se lee en un informe del periódico De la Urbe, de la Universidad de Antioquia, edición de mayo de 2014: “En los 12 barrios (sic) de esta comuna del occidente de la ciudad se han registrado, desde 2004, 686 casos de fallas estructurales”. Luego de la alerta que significó la tragedia Space se destaparon otras, igualmente preocupantes “(…) de viviendas de estrato medio-alto que presentan serias fallas en sus estructuras y cuyos casos aún no salen a la luz pública”. En conclusión, agrega el informe, en la comuna 12 se reporta ante el Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo (Dagrd), un total de 686 anomalías entre 2004 y 2014: 417 por problemas estructurales, 166 por movimiento en masa, 54 por humedades, 24 por inundación, 12 de tipo natural, ocho por incendio y uno por alteración de tipo ambiental.

Mosaico vital y armónico
Una apretada caracterización de los barrios que arman la comuna nos arroja el siguiente mosaico: un Ferrini como tierra de ladrilleras, objeto luego de un proceso comunitario de autoconstrucción. Un Calasanz con pasado de hipódromo, en cuyas laderas pelechó recientemente el sector conocido como Calasanz Parte Alta, antiguo territorio de canteras de arenilla y despensa de materiales de construcción; es el barrio más grande, y funge de balcón sobre la ciudad, tanto que en agosto es lugar de cita obligada para los cometeros.
Los Pinos parece conservar la resaca del etílico que destiló el Zacatín desde 1920.
Santa Mónica, resumida en la expresión “se vive en paz”, tuvo un pretérito de gran lote baldío hasta que el entonces Instituto de Crédito Territorial (ICT) le puso la mano, en las décadas del 50 y el 60. Igual suerte corrieron La Floresta, Calasanz y Santa Lucía.
Simón Bolívar, levantado sobre las fincas de Ana Díaz, que sirvió luego para bautizar una quebrada que recorre el barrio de occidente a oriente. Zona de pastoreo de vacas y caballos, de cañaduzales para abastecer el cercano Zacatín. Adjetivo: tranquilo.
De Santa Teresita se destaca que, hacia 1870, era un conjunto de fincas de producción lechera. Hasta cuando llegaron los constructores privados, cien años después.

El barrio La Floresta es sinónimo de apacible: habitado por las mismas familias de toda la vida; que fue de fincas grandes con granjas familiares.
Un barrio Santa Lucía de mangas que parecían de nunca acabar. Hasta allá alcanzó la mano del todopoderoso presidente Gustavo Rojas Pinilla, quien en 1954 transformó ocho fincas en 250 casas para los trabajadores públicos. Les pidió que tuvieran más de cuatro hijos, pero se les fue la mano. Barrio de familias tradicionales, numerosas. Luego sería conocido por el deporte y los prestigiosos futbolistas que ha parido la tradicional cancha de fútbol de Santa Lucía.

En fin, se trata de un puñado de barrios de límpida tradición rural. Colcha de retazos que obliga a afirmar a los sociólogos: “En la zona de La América se encuentran núcleos de población que han sido residencialmente muy estables, los cuales coinciden con los asentamientos más antiguos”.
A su turno los analistas dicen que, desde el punto de vista de arborización y paisajismo urbano, es uno de los mejores sectores de la ciudad, con zonas verdes bien mantenidas. La escasa presencia de industrias hace que esta área no presente un alto grado de contaminación atmosférica. Dentro de esta caracterización también cabe señalar que se trata de la comuna más tranquila de Medellín. Comuna ahora abigarrada en sus torres de apartamentos multifamiliares, especialmente en Simón Bolívar, Santa Teresita, Calasanz y La Floresta.

“La idea de la ciudad dormitorio se impone sobre su riqueza patrimonial”, escribió también Víctor Bustamante. De tal suerte que, en ese futuro de La América que ya está aquí, se multiplicarán las martas de vivir carcelario, en detrimento de las margaritas explayadas en casonas enormes, con evocadores olores como a finca de leyenda.


El cronista
Fernando Cadavid Pérez
Comunicador social – periodista de la Universidad de Antioquia y especialista en Gerencia del Desarrollo Social de la Universidad Eafit.
Fue redactor del periódico El Mundo; redactor y editor de libros y documentos publicados por la Gobernación de Antioquia entre los años 1990 y 2005, y colaborador de diversas publicaciones de la ciudad. Es autor del libro De memoria: Cinco lecciones de vida, que rinde homenaje a los defensores de los derechos humanos en Antioquia Jesús María Valle, Carlos Gónima, Luis Fernando Vélez, Leonardo Betancur y Héctor Abad Gómez. (2007).
Esto opinan de su comuna (testimonios)
Directora del Colectivo Teatral Infusión. “Cuando llegamos a Manrique hace cuatro años, la mayoría de gente que venía a este teatro no era del sector. Y nos costaba traer al público porque Manrique está estigmatizado. Como no soy de Antioquia no sabía la causa y empecé a investigar la razón de esa prevención. Me di cuenta de que era un estigma por el pasado y no por el presente, que aquí no pasaba nada distinto de lo que pasaba en cualquier barrio en Medellín. En el presente en todas partes hay delincuencia, en todas partes se escucha de los chicos que cuidan el barrio, tanto en el Centro como en otros lugares estrato 5, 6 o acá. Empezamos a actualizarnos y a pensar en el público del sector, necesitado también de estos espacios culturales (…). Y empezamos a hacer el trabajo despacio, con diferentes estrategias muy chéveres. Ahora los jueves, por ejemplo, no cabe un alma en este teatro. La comunidad ha respondido. Siento que frente al arte ya existe en Manrique una sensibilización. Está la Casa de la Cultura, la Casa Gardeliana, y en esta cuadra hay dos teatros: el Imagineros y nosotros. Pienso que a Manrique le hace falta empezar a desmitificarse, ya es hora de que dejemos de creer que en cualquiera de sus esquinas nos dan bala…”.
Gustavo Hernán Pérez
Artista. “Viví desde el 66 hasta el 80 en Manrique Central y tengo un grato recuerdo. En esa época era un barrio de clase media alta. Éramos muy unidos y había mucho amor, mucha fraternidad por ser epicentro cultural alrededor de la iglesia: al lado quedaba el colegio San Juan de la Cruz, al frente el colegio de mujeres carmelitano y en la esquina existía una construcción española que la gente llamaba El Castillo, muy especial porque alrededor había un bosque lo que en este momento es la avenida con bejucos. De niños brincábamos de bejuco en bejuco, como dentro de una selva tropical. En este barrio cultivé mi talento para el arte (…). Hoy vuelvo a Manrique y siento que se ha urbanizado más, primero tenía un ambiente de pueblo pequeño, ya tiene ambiente de ciudad, dejó ese dulce sabor pueblerino”.
Mario Patiño
Diseñador Gráfico, coordinador de la Casa Gardeliana. “En lo cultural, Manrique ha avanzado bastante porque tiene muchos espacios culturales, sobre todo para los jóvenes. Siempre me ha gustado mucho por su ambiente; de niño me recorría todas estas calles pues soy de Villa de Guadalupe, en los límites de las comunes 1y 3. Bajaba por aquí con los amigos a jugar maquinitas, fútbol; era un ambiente sano, corríamos, veníamos a la ciclovía que se hacía en toda la carrera 45 antes del metroplús; el domingo era el parche obligado, venir a montar en bicicleta o a trotar. También bajaba mucho a alquilar películas y a mercar con la abuela. Manrique era como un Centro pequeño, venía uno muy fácil a pie. En seguridad ha mejorado bastante, incluso se hacen reuniones periódicas con el Comité Local de Gobierno porque la carrera 45 se volvió muy comercial.
Oswaldo Moscoso
Diseñador web. Vivió en Manrique Oriental, trabaja en El Poblado. “Para nadie es un secreto que en los barrios populares uno crece entre la violencia, pero también se ven muchas cosas buenas. Lo que más me gustaba y recuerdo de Manrique son sus venteros ambulantes (…) también las canchas pues en los barrios la vida se desarrolla a su alrededor y los torneos que había, sobre todo en la de El Pomar. En épocas de violencia no era aconsejable salir, como en tiempos de Pablo Escobar, cuando hacían los toques de queda o cuando había enfrentamientos de combos y uno no podía pasar de cierto lugar (…). Eso nos afectaba mucho porque a diferencia de las personas de barrios como El Poblado, que tenían otro tipo de diversión como ir a cine, a clases de algo o a una finca, uno no tenía sino la calle (…). Las fiestas se hacían en carpas, cerraban la cuadra, ponían un equipo y eso se llenaba. Eran gratis y amanecíamos bailando. Del colegio donde yo estudiaba, a muchos los han matado, otros cogieron malos caminos, pero da alegría cuando uno va a empresas y se encuentra con algún compañero, gente que a pesar de la violencia salió adelante, estudió y ahora tiene un buen trabajo”.
Eva Álvarez
Vive en Manrique San Pablo y trabaja en El Poblado. “Llegué al sector hace 14 años, en la época de la violencia (…) pero desde hace unos tres años el barrio es muy sano, no roban, yo dejo mi ropa afuera porque no tengo tendedero atrás y no me la roban, mis hijos entran y salen a la hora que quieran. Tengo todos los servicios públicos (…). El transporte está bien, aunque es más demorado que antes porque hay que hacer varios transbordos. Yo antes (…) me demoraba 45 minutos viniendo al trabajo. Pero cuando la Alcaldía impuso el sistema integrado del metro, sacó los colectivos. Ahora cojo un bus integrado de mi casa a la Estación Esmeralda, en la 45; de ahí tomo metroplús a la Estación Hospital y el metro a El Poblado y me demoro media hora más que antes. Lo que pide la gente es que este sistema sea más fluido, sobre todo en las horas pico. Lo bueno es el ahorro del pasaje, porque antes me gastaba casi ocho mil pesos diarios y ahora me gasto como cuatro mil, todo con la misma tarjeta cívica. El regreso para la casa también es mortal; en la Estación Poblado es horrible, uno tiene que hacer como un hombre, tener mucha fuerza para entrar y para salir…”.
Humberto Olaya
Edil de la JAL. “Vivo en Manrique Oriental hace 48 años. Llegué de Heliconia buscando un futuro y calidad de vida mejores. Desde entonces, hasta hoy, el cambio ha sido total en Manrique. La parte alta, como Versalles, La Cruz, La Honda y Bello Oriente, se ha poblado mucho, la transformación es enorme. La cobertura educativa no es total pero es buena. En un 85 % hay cobertura de servicios públicos. Hay cuatro o cinco barrios de la parte alta que carecen de agua potable: Carambolas, La Cima No. 1, la Cima No. 2, Versalles No. 2 parte alta y La Honda. Ellos no tienen cobertura porque son relativamente nuevos y la administración municipal poca atención les pone a los barrios que están considerados como zona de alto riesgo. Sus problemas de agua los solucionan con acueductos veredales no convencionales. Para los barrios altos son una necesidad los servicios públicos, la movilidad sí es muy grave en mucha parte de la comuna, porque con el metroplús quitaron algunas rutas de buses en la parte alta. La gente camina y pasa algunas dificultades pero se va llevando…”.
Francisco Monsalve
Estudiante de Periodismo. Hace cinco años vive y hace voluntariado en una comunidad desplazada en el barrio Bello Oriente. “La comuna 3 (Manrique) está dividida en tres partes: la de abajo, muy consolidada; un sector medio, con barrios como El Raizal y La Salle, que se fue poblando hacia la segunda mitad del siglo XX a raíz de la violencia partidista, y la parte de arriba, rural, donde están Carambolas, Bello Oriente, La Cruz y La Honda. En esta parte alta habitan campesinos desplazados. Por estar en zona de alto riesgo, según el Municipio, muchas familias no tienen agua potable ni energía. Hay sectores sin pavimentar. Los centros de salud están muy retirados, como el de Santo Domingo y la Unidad Intermedia de Manrique. En Bello Oriente vivimos cinco mil personas y una parte del barrio tiene algunos servicios. En el sector El Palomar, que está en límites con Santa Elena, no hay cobertura de internet, el agua no es potable y hasta ahora están poniendo energía prepago. Muchas familias están sembrando huertas. No hay obras públicas, solo pequeños parques de bolsillo y una cancha de arenilla que ocasiona problemas de salud a la comunidad. Las madres de familia trabajan en casas, la gente vive del rebusque, de las ventas ambulantes (…)”.
Esto opinan de su comuna (testimonios)
Representante legal de la Corporación cultural Nuestra Gente. “vivir en Santa Cruz es vivir en un territorio donde encontramos niños, niñas y jóvenes; población adulta alegre servicial, donde todavía existen lazos de vecindad: conozco al vecino de al lado. Es encontrar jardines, huertas y quebradas muy importantes para el territorio y lo mejor es la gente; siempre siempre hay gente en la calle y hay un niño jugando en la esquina, en la cuadra, y entonces la calle se convierte en un escenario cultural.
Lo bueno es el territorio, toda su diversidad de planos y de lomas muy pendientes. Si pasas de una calle a otra se ve la diferencia, porque la gente se apropia del espacio, es cambiante la relación con la cuadra, con la manzana; hay lazos de solidaridad; aunque se viva en un mundo que privilegia lo individual, aquí la gente se encuentra y se ayuda. Hay medios de comunicación que mensualmente cuentan qué se hace en el territorio.
Me gusta mucho la Casa Amarilla de la Corporación Nuestra Gente, por toda la memoria que tiene el lugar, una de las pocas edificaciones antiguas que quedan y mantiene una relación con lo público, con la gente. Es un espacio para encontrarse a través del teatro, la música, la danza. Tenemos un guayacán que nos da sombra para esperar el mundo.
Pero también tenemos muchas dificultades: falta mejorar la calidad de la educación, que la escuela se integre más con el territorio y que sea más fuerte la relación educación y cultura. Que no haya calles peligrosas para que un niño las cruce, es que en la carrera 52 frente a la estación del metro hay que esperar 10 y hasta 15 minutos para cruzarla. Falta señalización y un semáforo peatonal. Tenemos temas de movilidad que hay que mejorar. Otro problema fuerte es cómo dialogar los megaproyectos con la gente que habita el sector, porque sentimos que no tienen en cuenta a la gente que está en el territorio. Son iniciativas importantes pero deben estar en dialogo con nosotros”.
Gabriel Jaime Yepes
Presidente JAC Pablo VI. “Lo importante es que la comuna ha cambiado, porque de diez años para atrás las Juntas de Acción Comunal no funcionaban porque unos grupos al margen de la ley no dejaban. Estábamos como guardados, no podíamos hablar ni liderar nada. Era imposible hacer trabajo social, pero ya son como 20 años viviendo, no bien porque no es posible, pero sí con un poco más de liderazgo, ayudando al líder comunitario. Ya la gente conoce el rol de las JAC; es que habíamos perdido muchas ayudas como subsidios o mejoras de vivienda o de Familias en Acción o Buen Comienzo: eso no existía, no lo dejaban llegar. Ahora ya saben que hay un presupuesto participativo para ellos y de ellos, que no es para todos, pero bien seleccionado se debe entregar a quien lo necesite.
ya tenemos asocomunal que no existía, para resolver los problemas más grandes y tenemos conciliadores; hay unas 50 corporaciones hechas por nosotros mismos.
Me gusta que estén implementando los derechos humanos, y da buen resultado al sacar a unos muchachos que están haciendo pinitos para cosas que no deben, y los están metiendo en cultura, en deporte. Estamos muy contentos por la UVA (Unidad de Vida Articulada) que van a hacer en el barrio, porque es un alivio en recreación y deporte. Estamos muy unidos, ya los presidentes comunales no trabajan solos, si uno tiene problemas nos reunimos y ayudamos.
Es muy bonito ver que ya vivimos un poquito más tranquilos. Hay delincuencia y muchas cosas todavía pero no se meten con las JAC.
El problema más grande siempre será la drogadicción, porque empiezan muy temprano, se desescolarizan muy fácil: un niño se quiere salir del colegio y la mamá no le dice nada, que si va a trabajar pintura o albañilería y construcción. Esto es lo que más afecta, es la falta de oportunidades y las corporaciones son muchas y el presupuesto limitado. Hay que tratar de emplear a los muchachos para sacarlos de ahí”.
Gustavo Adolfo Céspedes
Presidente Junta de Acción Comunal barrio La Francia. “Vivir aquí es muy bueno, aunque tenemos muchas necesidades, pero hay que saber vivir. ¿Por qué me metí yo a la Junta de Acción comunal? porque me encanta colaborarle a la comunidad y meterme en la solución de las necesidades.
Aquí en La Francia hace mucha falta una cancha, un parque recreativo, falta una iglesia, un centro de salud. Hemos luchado y dicen que en el POT no existe el barrio, porque cuando lo hicieron no tuvieron en cuenta a quienes lo fundaron. Nosotros llamamos al Metro y a Obras Públicas para pedirles un puente peatonal frente a la estación Acevedo, sobre la carrera 52 carretera a Machado, porque para los adultos mayores y para los niños pasar a estudiar al otro lado es muy difícil. Ahí ha habido muertos y mucho herido por motos y por carros. Es muy difícil pasar.
Pero aquí tenemos mucha cosa, se ha progresado mucho, aunque necesitamos que la administración municipal se acuerde de estos barrios, porque no tenemos canchas y es muy alta la población de niños; en La Isla (barrio) hay una canchita pequeña, y en Pablo VI y Andalucía, que a veces nos prestan. Si no, cerramos las calles y las marcamos para hacer los torneos de fútbol. Eso sí, tenemos dos escuelas muy buenas”.
Julio Montoya Restrepo
Párroco de Nuestra Señora de la Asunción. “En Santa Cruz se vive la paz, la tranquilidad, la tolerancia; se respira un aire que es muy agradable. Encuentro como muy positivo que la gente proviene de pueblos, y no ha dejado sus costumbres del campo, se aferra a ellas. Así que, en medio de la ciudad lo hace sentir a uno como si estuviera en un pueblo.
Pero hay problemas, como la falta de lugares donde se pueda recrear más la comunidad, porque sólo se cuenta con una cancha de fútbol que pertenece al barrio Aranjuez. Aquí no hay canchas ni espacios deportivos. Hay deserción escolar y, como en todas partes, está el vicio de la droga que se ve en toda, toda Colombia, y que en estos barrios se da por falta de empleo; la gente termina metida en eso. Estoy viendo una realidad, y es que el bachillerato nocturno debería ser para adultos, para los que trabajan todo el día, y de noche vienen a estudiar. Pero entran muchos jóvenes y uno se pregunta entonces qué hacen en el día.
Yo también insisto en que si tenemos mascotas en nuestras casas, al menos al salir a pasearlas llevemos una bolsita para recoger la materia fecal. Porque es de sentido común que el respeto al medio ambiente, y al otro, empieza con cosas tan insignificantes, y vamos creciendo más en el cuidado del medio ambiente”.
Leidy Yohana Herrera Betancur
Estudiante universitaria. “Vivir en la comuna Santa Cruz me parece muy agradable por el lugar, porque es como estar en familia. Además, un elevado porcentaje de sus habitantes son de buenos principios morales. Son muy solidarios y fraternos; No se siente la soledad como en algunos barrios de estrato alto.
Lo mejor de este barrio y de toda la comuna 2 es la gente, porque al uno interactuar con ellos se da cuenta de que se trata de una comunidad con valores de gran sencillez, humildad, alegría, y se puede apreciar cómo en momentos de dificultad todos se solidarizan y se unen para ayudar por una buena causa.
Entre las dificultades se pueden enumerar la presencia de bandas armadas, el consumo de sustancias adictivas y de alcohol. Me gustaría que apoyaran más la juventud, bien sea desde la psicología; también en lo material y, por qué no, desde el componente espiritual”.
Jaime Alonso Torres
Párroco de María Rosa Mística. “Lo mejor de vivir en Santa Cruz es el calor humano, la convivencia, las personas se preocupan el uno por el otro, son solidarios con la necesidad ajena. Siempre están unidos para las cosas buenas y para las cosas malas; hay mucha solidaridad y convivencia.
También se puede destacar el deseo de sus habitantes de salir adelante. Hay buenos líderes, mucho talento a nivel de música, de arte; se cuenta con teatro y la banda marcial y todas esas manifestaciones.
En cuanto a las dificultades que como comunidad debemos superar, no digamos que la delincuencia, porque ese es un problema generalizado. Yo no creo que haya deserción escolar, porque hay muchos estudiantes en los colegios y se gradúa un buen número de muchachos.
Lo que falta es mejorar la presencia del Estado, dar más oportunidades, dotar de infraestructura física el barrio, porque aquí todo se hace en la calle, frente a la parroquia y la unidad intermedia de salud. Ahí se juegan los torneos deportivos y se hacen presentaciones. Se necesita más presencia del municipio y generar más lugares de infraestructura, porque no los hay.
Pero se convive muy bien con la gente, no se presenta mucha violencia intrafamiliar. Sólo falta cambiar un poco la costumbre de la gente, que no se mide con el volumen de los equipos de sonido. Es una molestia sobre todo los fines de semana por el alto volumen, en especial en lugares donde se venden licores hasta tarde. Pedimos que se respete el ambiente de descanso”.
Esto opinan de su corregimiento (testimonios)
Bibliotecóloga. “Nací y fui criada en la vereda Pedregal Bajo, que es como el lindero entre la ciudadela Nuevo Occidente y el corregimiento de San Cristóbal. Por eso ya no es tan rural. Mi percepción ahora como funcionaria es que el impacto ha sido positivo, aunque para el corregimiento ha sido casi como ceder un territorio. Mi hija no tiene la posibilidad de jugar en las mangas y quebradas donde yo crecí, porque Pedregal Bajo ya está cercado por el proyecto urbanístico Ciudadela Nuevo Occidente. Lo positivo es que la vereda ahora se visualiza, aunque sea dentro de estos edificios, porque no aparece en los mapas del corregimiento. Está recibiendo ciertos recursos, el transporte ha mejorado gracias a la Ciudadela y disfruta de nuevos espacios de esparcimiento. En cuanto a impacto negativo, la escuela ya no es veredal, es una sede de la I. E. Ciudadela Nuevo Occidente y en un momento se empezó a desmoronar porque la gente no tiene sentido de pertenencia por algo donde apenas está aterrizando. La cancha parece arrasada por un vendaval y al principio hubo mucha violencia entre bandas, pero la vereda ha estado acostumbrándose a esa realidad y hay muchas acciones para menguarla un poco. Algunas instituciones han actuado como mediadoras, entre ellas el Parque Biblioteca San Cristóbal. Hoy la presencia del Estado es más fuerte en el corregimiento (…). Faltan algunos asuntos de movilidad, respeto al espacio público, los habitantes de San Cristóbal no tienen claridad sobre lo que es espacio público, entonces los vendedores están sobre la calle, los conductores no tienen precaución, los peatones van por las vías, las basuras afuera, no hay control…”.
Juan Paulo Campo
Director Parque Biblioteca San Cristóbal “Fernando Botero”. “San Cristóbal es un mundo con unas particularidades increíbles, que lo diferencian de todo el territorio en Medellín, porque su esencia sigue siendo rural (…) pero tiene un ingrediente desde hace siete años que es Nuevo Occidente. Eso obviamente impactó a la comunidad (que) está tratando de ensamblarse y aceptar esa circunstancia manteniendo su arraigo; hay que hacerles entender que ellos eran rurales. No es tan fácil convivir la ruralidad con lo urbano, de manera tan intempestiva. La gente de Pedregal Bajo vivía en fincas con territorios amplios, bosques, mangas y hoy esas mangas son edificios y entonces para los que nacieron y crecieron allá fue un impacto fuerte. (Igual) para Pajarito y para la gente de Pedregal Alto, aunque quizás a estos los afecta más la cárcel que Nuevo Occidente. Pero también tenemos unas veredas que son plenamente rurales donde su corazón es campesino como Naranjal, El Carmelo, San José de la Montaña, El Picacho (…). Es que son muchas cosas contrastantes: El Carmelo es una vereda, y allí la gente vive en otro mundo: eran campesinos y por la instalación de las antenas de radiodifusión y de transmisión (encontraron que) era mucho más productivo cultivar antenas que cultivar flores y hortalizas. Ellos están en contacto con el mundo a través de esas antenas pero son completamente rurales (…).Vamos a cumplir cuatro años y somos una de las bibliotecas con mayor afluencia de usuarios, porque la comunidad se ha ido adaptando de una forma increíble con el Parque (…). Tenemos problemas de conectividad tecnológica en casi todas las veredas. En algunas el transporte es muy deficiente. Nosotros hacemos en la biblioteca un ejercicio de acercamiento a la comunidad que se llama tomas veredales (…) Como producto de esa actividad, cada uno de los técnicos que asiste recoge la información para plasmarla en un documento. Inicialmente era un informe cualitativo, pero llegamos a la conclusión que los informes cualitativos no los lee ni uno, y fue cuando decidimos redactarlos en forma de crónica (…)”.
Vendedor de legumbres en San Cristóbal. “Soy del corregimiento Palmitas, pero desde hace siete años trabajo en San Cristóbal. Ha mejorado mucho, tiene nuevo hospital, buen transporte, biblioteca y mejor comercio que Palmitas. Lo que se necesita en San Cristóbal y en todas partes es que apoyen más el campo, porque los campesinos están solos, sin apoyo. Que nos ayuden económicamente con insumos para poder trabajar, en la forma de comercializar los productos sin comisionistas, porque estos se quedan con todo lo que trabaja el campesino y por eso los campos están solos. Dicen que el joven necesita estudio, sí, pero el joven no se va a ir a trabajar el campo. Y la ciudad sin el campo no se mueve. Hay que ponerle pilas a eso, pues es una bomba de tiempo: si el joven no va al campo, ¿qué va a producir el campo y qué va a comer en la ciudad el joven?”.
Bailarina. Vereda Pajarito. “San Cristóbal es un corregimiento muy agradable, tiene muchas zonas turísticas donde podemos entretener a la gente, y lugares donde podemos comunicarnos en el sentido de cultura, baile, etcétera. Siento que se ha avanzado bastante en los últimos años, sobre todo en lo cultural; el Parque Biblioteca ha ayudado mucho y a través de la Alcaldía y el Presupuesto Participativo nos dan mucho apoyo. Existen actividades para entretenimiento pero no se aprovechan mucho. Soy de la corporación Pasionarte Academia, la cual apoya dos grupos de baile, uno infantil y otro juvenil. Hace siete años soy pareja de baile de mi hermano, el director Jonhatan Orlas. Bailamos ritmos de salón, tropicales y demás (…). En San Cristóbal se necesita más espacio para transitar. En este momento hay demasiada población y debería haber otra vía donde pudieran transitar los carros”.
Vigía del patrimonio. Vereda La Loma. “San Cristóbal ha tenido un progreso muy grande y rápido. Los servicios de transporte y las vías han mejorado mucho; antes eran caminos de herradura, puro barro. También han mejorado mucho los centros de salud, las escuelas y colegios, pero hace falta que colaboren más con el campesino, porque San Cristóbal era lo mejor que había para la agricultura. Todas estas montañas y mangas estaban sembradas de maíz, yuca, fríjol, y hoy en día no se ve una mata de nada. Mucha gente se fue desplazando porque ganaba más como trabajador de la construcción o en fábricas que como agricultor, porque sacaban un surtido de legumbres o flores, llegaban a la plaza y lo vendían por cualquier cosa y no les daba para vivir. El grupo de vigías estamos recorriendo todas las veredas, mirando lo que están sembrando, preguntamos por qué dejaron tal sembrado y nos hemos dado cuenta de que eso no les está dejando, que todos los abonos y las semillas están muy caros y ellos tienen que vender muy barato. Anteriormente en todas las casas se sembraban las plantas medicinales aromáticas, y la gente no tenía que estar corriendo donde un médico por cualquier cosa. Hoy en día por un dolor de estómago o de cabeza se hacen filas enormes en las clínicas, mientras que antes cogían una ramita, hacían una bebida y con eso se aliviaban. Por eso estamos enseñando a sembrar las plantas, para qué sirven y cómo las van a comercializar; eso hace muchos años se está perdiendo porque al que veía trabajando con plantas medicinales o recetando algo lo metían a la cárcel, le decían tegua, pensaban que estaba haciéndoles la guerra a los médicos, pero ya vieron que era una necesidad…”.
Esto opinan de su corregimiento (testimonios)
Coordinador ruta de colectivos. “Santa Elena es un lugar acogedor, con una tradición silletera y agrícola muy arraigada. Son personas humildes, muy serviciales, que acogen al extranjero muy fácil. Aquí hay mucha gente que ya habla inglés y eso ha ayudado. Los silleteros ya tienen una conformación como grupo, internacionalmente los conocen y por eso conocen mucho la región. Es un pueblo muy pasivo, amable y acogedor. El turismo de los últimos años ha impactado a Santa Elena en varios sentidos: hay más ingreso per cápita, más personas laborando gracias a las empresas, se creció más el comercio, hay mercados y la gente se ha animado a invertir. Lo que hace mucha falta es espacio para parqueaderos porque cuando el turista viene no tiene donde parquear. Hay muchos hostales, la mayoría de extranjeros que viven acá y emplean a los de la región. La desventaja es que el turismo ha traído costumbres diferentes. Hoy se ve mucho el vicio en los jóvenes y adolescentes —marihuana, cocaína— y eso no se veía antes. No solo el turismo lo trae, el turismo lo busca y cuando hay demanda hay oferta. Desde que está el metrocable se ve más, porque hay más conexión con Medellín por todos lados, más forma de evadir los controles de los entes policivos o militares…”.
Parménides Erazo
Presidente JAL de Santa Elena. Vive en la vereda El Placer. “Santa Elena es muy apetecido porque es el único de los corregimientos sin problemas de orden público, su clima es muy interesante y todavía se vive la ruralidad. Muchos lo califican como un paraíso, un vividero para la gente de la ciudad. El turismo que generan el Parque Arví y los silleteros ha hecho que el desarrollo de Santa Elena esté muy acelerado en cuanto a construcción, aunque a través del POT y el Plan de Desarrollo Rural se ha tratado de conservar la ruralidad. Este desarrollo ha partido a la comunidad en dos: los llamados nativos y los neorrurales o los citadinos. Somos más los citadinos que los nativos. Es una relación muy interesante; aunque todavía hay algo de xenofobia, la relación ha sido buena. La gente del corregimiento es amable, querida y sana.
Los núcleos del Parque Arví, en el sector El Tambo, han generado mucho turismo y algo de inseguridad; los turistas atraen delincuentes que se vienen de las comunas de abajo, la 1 y la 2. Con el turismo en la centralidad y el resto de veredas no existe ese problema, más bien se transforma en un beneficio, pues los nativos y comerciantes del corregimiento se lucran (…). Santa Elena carece de muchas cosas: necesitamos un cajero electrónico, gimnasios públicos, un centro de acopio para que la comunidad pueda comercializar sus legumbres y hortalizas, parqueaderos públicos y senderos peatonales, pues ninguna vía dentro de las veredas y el mismo corregimiento tiene senderos y a las personas les toca compartir la vía con los vehículos…”.
Nativa. “He vivido siempre en Santa Elena. Es chévere porque todo es muy tranquilo, pero ha cambiado mucho, hay más casas y habitantes. Para la muestra un botón: en la finca de nosotros ya hay muchas casas, las de todas mis hermanas que se independizaron. También hay mucho finquero, por la gente que vendió. Lo mejor de Santa Elena es la seguridad. Tengo tres hijos vivos, ellos salen con sus amigos hasta tarde y gracias a Dios esto es muy tranquilo. Para educarlos no hubo problemas, estudiaron en la escuelita y luego en el liceo. El transporte también es excelente. Hace falta, sí, una atención médica buena en el centro de salud. Tiene muy buena planta física pero no sirve para nada porque solo atienden prenatales, hipertensos y programas así, pero una urgencia no la atienden. Hace tres años falleció mi niña de 20 años y todavía no se me quita de la mente que si ellos le hubieran prestado los primeros auxilios, de pronto no se hubiera muerto. En una urgencia, toca pegar para Medellín o para Rionegro…”.
Carpintero. “A mi esposa Orieta y a mí siempre nos ha gustado el campo. Cuando llegamos a Santa Elena, hace 32 años, prácticamente éramos los primeros de Medellín en la vereda El Plan. Solo había energía, no había acueducto ni teléfono y la carretera de El Chispero a la casa era una trocha.
El cambio en Santa Elena ha sido rápido. Parte de su poblamiento con gente de Medellín ha tenido que ver con el Desfile de Silleteros; cuando la gente sube a un evento de las flores y conoce la zona, compra tierra y construye. Por eso lo que uno venía buscando —el monte, el verde y la tranquilidad— ha cambiado bastante. Tanto, que cuando se hizo el acueducto hace 20 años fue difícil recoger 150 usuarios para que funcionara y ahora hay más de mil usuarios con el mismo acueducto. A veces nos quedamos un día o dos sin el servicio. No es que no haya agua sino que el sistema no tiene capacidad.
En Santa Elena hay muchas necesidades, sobre todo de capacitación para los jóvenes. Falta trabajo con ellos, hay mucho vicio. El Gobierno sólo se acuerda de Santa Elena cuando hay Desfile de Silleteros. Aun así, este desfile no aporta nada, aparte de que los pelaos se metan más en el trago. Es turismo de rumba. Además, la cultura de las flores ya se perdió. Inclusive, un porcentaje muy alto de las flores es donado por floricultores del Valle de San Nicolás, Rionegro, La Ceja y San Cristóbal. Es una ‘tradición’ que se sostiene, pero no porque se haya capacitado al campesino para conservar la tierra, pues antes la están vendiendo….”.
Historiadora. Vive en la vereda El Plan hace 32 años. “Santa Elena es como una raíz que llama. Es una energía que te hace estar aquí, que la vas encontrando y te quedas. El clima me encanta. También hay mucho silencio. Siempre he sido feliz; en ningún momento me he sentido aburrida o me he querido ir. Trabajé en la Universidad Nacional 36 años, hace siete años me jubilé, y no me cansó la rutina de subir y bajar todos los días. Esta es mi raíz. Es el campo más cercano a la ciudad, en media hora estás aquí. La crianza de mis hijos fue rica; ellos estudiaron en la escuela de la vereda y luego en el colegio de Santa Elena. No quisimos que se bajaran todos los días a estudiar a Medellín y esa vivencia de la escuela y el colegio aquí, ha hecho que quieran a Santa Elena y quieran estar con nosotros ahora que son mayores. Viven en Medellín pero les encanta venir el fin de semana a parrandear con los amigos, pues son muy felices aquí.
Lo que falta es más infraestructura para recibir a toda la gente que llega durante la Feria de las Flores: los traen aquí y no los recrean. Simplemente sube la chiva y los dejan caminando a la deriva. Les falta más recreación y enseñarles de las silletas…”.
Párroco de Santa Elena. “Santa Elena es un lugar muy atractivo. Muchos lo llaman paraíso terrenal; aquí se respira el aire, la tranquilidad; es muy agradable para descansar y tener encuentros con la naturaleza y con Dios. Un fin de semana sube mucha gente de otras partes, y se van fascinados con el ambiente natural y el clima. Me ha parecido muy positiva la transformación de Santa Elena en los últimos años, aunque tiene sus peros. El caso del Parque Arví fue un gran avance, pero también se ve un poco de inseguridad. En cuanto a la cultura silletera, todos nos beneficiamos, es una temporada que todos anhelamos. La principal necesidad que tenemos es un centro de salud día y noche, porque hay muchas veredas. Los que nos enfermamos tenemos que ir a Medellín o a Rionegro. En el campo de la educación hay que tener pendientes a nuestros jóvenes y niños, pues falta más formación para que las drogas no afecten tanto (…). No creo que la construcción del túnel afecte al corregimiento en el campo turístico; así hagan el túnel para que la gente vaya a Rionegro, Santa Elena siempre va a tener personas que suban, esto atrae por sí solo. En cuanto a la afectación del agua, el tiempo lo dirá”.
Fotos de testimonios: Javier Quintero
Esto opinan de Altavista (testimonios)
Tendero. “Estoy acá desde el 84, cuando llegué de Támesis. Altavista en este momento está bien, en otros momentos ha estado critica la situación por tantos problemas de bandas pero hace más o menos un año está mejor. Lo que más me gusta es que hay mucho campo. Vivo en una tienda pero salgo a caminar con frecuencia por la parte rural. Hay lugares muy bonitos como sector Buga, el Ecoparque La Perla y el Barcino, arriba en la cordillera. Una de las necesidades principales que tiene Altavista es una cancha de fútbol reglamentaria, pues la que hay es muy pequeñita. Hace mucha falta el deporte, más que todo para que los muchachos estén entretenidos. Tampoco hay canchas de basquetbol ni de microfútbol y se necesita con urgencia una vía alterna, pues solo hay una calle para subir y bajar; el barrio se mantiene muy embotellado con una sola vía, lo que nos perjudica. Hace mucho tiempo se está planeando hacer una vía alterna pero se va en promesas y nunca la hacen. Con mi tienda me sostengo pero las ventas están muy duras porque se han acabado varias ladrilleras, que son la principal fuente de empleo que tienen los habitantes de Altavista. En cuanto a actividades para divertirse Altavista está muy mal, toca bajar hasta Los Molinos para ver cine o hacer algo. Claro que hay un lugar muy bueno para hacer gimnasia frente a la Casa de Gobierno…”.
Sandra Mora
Entrenadora de fútbol. “Nací en Altavista hace 34 años. Tengo un club de fútbol con aproximadamente 80 jóvenes. Altavista es sano pero es un corregimiento muy olvidado, el más olvidado de todos; por acá no contamos con escenarios deportivos, no hay ni uno, mientras que los otros corregimientos sí tienen… No sé si se debe al poco apoyo o a la poca gestión. Nosotros entrenamos en una canchita de arena, es un comodato de la Junta de Acción Comunal porque ni siquiera es del municipio sino del San Vicente de Paúl. En lo que ha cambiado Altavista es en que tiene Casa de Gobierno, lo demás sigue siendo muy rural. En seguridad ha mejorado desde que está la estación de Policía, hace como dos años; esto, que estuvo mucho tiempo tan caliente, ya está relajado. En cuanto a cultura sí está mejor porque existe la Corporación Casa Arte y otra (no recuerdo cómo se llama). Lo que más me gusta de Altavista es la gente, es colaboradora y amable, aunque no es que sea muy unida y cada uno trabaje por su lado. Se necesita con urgencia una vía alterna; solo hay una vía de acceso y muchos carros, además de los de las ladrilleras, y se hacen tacos. En Altavista no hay opciones para uno divertirse, aparte del Ecoparque; le toca tirar a uno para el Cerro de las Tres Cruces en la comuna 16 o para San Antonio de Prado”.
Coordinadora semillero de baile. “Desde que llegué a Altavista ha cambiado mucho, ha llegado mucha gente a vivir y sigue llegando. Nací en Bogotá pero hace casi 30 años vivo aquí. He trabajado 18 años en el colegio de Belén Altavista en oficios varios. Tengo dos hijos que eran bailarines y debido a eso tomamos la decisión de crear un semillero de baile, hace cinco años, para los chicos y las chicas del colegio porque no tenían en qué emplear su tiempo libre. He trabajado prácticamente sola con ellos. Este año me dio un apoyo la Corporación Casa Arte y desde la Alcaldía nos dieron la posibilidad de tener un facilitador, un profesor que nos dé 52 horas de clase. La principal necesidad que tienen los niños y los jóvenes en Altavista es una sede grande donde se puedan reunir, donde se pueda trabajar con ellos desde la expectativa de género, proyectos de vida. Los niños aquí no tienen un parque, ni en qué entretenerse, su única recreación es el colegio porque tiene piscina y canchas. Existe una corporación donde a algunos chicos los tienen ocupados en teatro, en danza, pero para toda la población esa sede es insuficiente. Lo mismo pasa con la sede de Casa Arte (…). Una de las necesidades principales de Altavista y que día a día me cuestiona es, por ejemplo, la de esos niños de tan temprana edad que no quieren estudiar, que no encuentran apoyo en los padres. Los niños muchas veces se acercan a uno y le cuentan sus problemas. Me pregunto por qué le tienen a uno esa confianza y no a los papás. Yo digo que en Altavista hacen falta escuelas para padres donde se les pueda dar talleres de formación, guiarlos para educar a sus hijos (…). Altavista ha progresado en cuanto a seguridad. No ha habido mucha violencia últimamente; se ha visto el cambio. Se lo atribuyo a todas las personas que desde la Alcaldía y organizaciones, como las JAC y las JAL, se han preocupado por el corregimiento y han buscado apoyo para su mejoramiento. Al alcalde le pediría más sedes para las actividades culturales de los jóvenes…”.
Conciliadora Junta de Acción Comunal (JAC) sector El Concejo. “Hace 33 años vivo en Altavista. El barrio donde vivo está hoy muy poblado, demasiado. En esta parte antes no había nada y ya hemos conseguido muchas cosas: tenemos la Casa de Gobierno, centro de salud, centro de vida, dos colegios; cuando llegué a Altavista no había sino una escuelita. En cuestiones de seguridad, ahora el corregimiento está tranquilo, aquí no pasan tantas cosas como en otras partes. El problema que tenemos es que hay mucho matoneo de los niños en los colegios, se aporrean muy feo, se tratan muy mal. Es una situación muy nueva porque cuando fui del consejo de padres le decíamos al director que sería muy bueno que de vez en cuando la Policía les hiciera a los niños una requisa, pero él nos decía que no iba a asustarlos. Sin embargo, no era para asustarlos, era un bien para ellos mismos (…). Me gusta mucho vivir en Altavista porque somos muy unidos, ha habido mucho crecimiento, incluso ahora hay una microempresa de reciclaje que da empleo. También hay muchos niños en el programa Buen Comienzo, de la Alcaldía, que es espectacular. La tercera edad en Altavista es famosa, hay clubes muy organizados, eso es maravilloso y no lo tenía el corregimiento; además, hay una cooperativa nueva para personas adultas, dan el almuerzo, tiene sicólogo y cantidad de personas de la Alcaldía que vienen a estar con nosotros. Una de las cosas buenas de Altavista es el movimiento cultural de los muchachos; en su sede tienen a muchos jóvenes entretenidos y les enseñan cosas. Ellos nos involucran a los de la tercera edad y a nosotros nos gusta trabajar con estos jóvenes de Casa Arte. A las de la JAC nos gusta trabajar por la comunidad y somos muy unidas; les celebramos la fiesta a los niños, el día blanco (del amor y la amistad), la fiesta de la madre, la Navidad, les hacemos el recorrido de limpieza… Hay una plazoleta de la Casa de Gobierno que se presta para todo esto. También la parroquia tiene muy buenos servicios (…). La principal necesidad de Altavista es una mejor carretera…”.
Presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC) Altavista Parte Alta. “En el corregimiento Altavista hay un gran atraso; las diferentes administraciones municipales nos han tenido olvidados. Tenemos cuatro vías veredales y cuatro microcuencas sin conectividad entre ellas. La carretera principal está muy mala. Hace varios años hicimos un derecho de petición a la Alcaldía para que construyeran una doble calzada, incluso funcionarios de EPM me mostraron los diseños que incluían la red de gas, pero no se ha hecho nada. Esto nos afecta demasiado porque en el corregimiento hay ladrilleras, empresas de manufacturas, cultivos, ganado, y para todos es imposible comercializar los productos. Otra urgencia sin resolver es la atención de las microcuencas. Desde el PP (Presupuesto Participativo) de 2008 teníamos recursos asignados para atender dos de ellas (Altavista y Ana Díaz) pero dicen que ya no hay plata, y eso es un peligro, pues varios gaviones, que pesan 10 toneladas, colapsaron desde 2004 y estamos en riesgo de un desastre. Además, hay cuatro muros de contención para reconstruir. Donde haya un invierno se hace un represamiento; no podemos esperar que ocurra una tragedia como la de Salgar. Tenemos mucha gente viviendo en las orillas de las quebradas. Altavista ha sido abandonada por años y desde 1931 empezaron a construir casas y fincas en los bordes de quebradas.
Tenemos un centro de salud obsoleto y con una falla geológica. Se inunda en cada invierno. No tiene urgencias ni suturas y hay que ir al centro de salud de Belén. No hay canchas, solo una pequeña de arenilla que Corpaúl le prestó a la JAC en comodato hace 25 años. No hay apoyo para el campesinado, no hay apoyo para la cultura. Solo nos apoyan con PP, que es la plata de nuestros impuestos. Nos vemos maniatados para trabajar como líderes. Hacen falta equipamientos educativos de calidad y centros de formación profesional. El Ecoparque La Perla (albergue de mascotas) nos perjudica por la contaminación auditiva, mientras que para darnos una cita para nuestras mascotas se demoran hasta tres meses. (…) Necesitamos que nos miren con ojos de misericordia, que vean que Medellín y el área metropolitana no tienen para donde extenderse y ya los constructores están adquiriendo terrenos en Altavista para hacer ciudadelas (…). Somos pulmón de Medellín, potencia hídrica y en este momento tenemos las aguas más contaminadas del área metropolitana. Si están contaminadas, ¿cómo van a descontaminar el río Medellín? La fortaleza de Altavista está en los líderes que tenemos vocación de servicio”.
Esto piensan de su barrio (testimonios)

Fanny Vélez de M.
Respostera. “Yo vivo en el barrio La América desde el año 1953 y no he tenido un día maluco. Vivo feliz aquí, siempre me he amañado mucho porque es un barrio muy tranquilo, muy sosegado. Claro que no falta, como en todas partes, ‘que por allá llegó un ladrón, que salió un marihuanero’, pero por mi casa no hay problemas de ninguna clase y no me gustaría irme para otro sector de la ciudad. De La América me gusta todo: aquí me ha hecho amañar que tengo la iglesia muy cerquita, encuentro todo lo que necesito, mercados, panaderías… No hay que ir a otro sector a conseguir nada. Solo voy de mi casa a la iglesia y de mi casa al mercado, y eso que ahora que estoy en silla de ruedas o en caminador me hacen los mandados. Veo que edifican mucho, que La América está mejor por todas partes, que tiene muy buenos colegios; para mis hijos y mis nietos es un buen sector, se amañan mucho cuando vienen porque enseguida de mi casa hay un parque, y allá están bien cuidados, se entretienen; esto está lleno de comodidades para los muchachos.
Lo que si me tiene loca y si hablara con el Alcalde le pediría el favor, es que arregle el piso que va a la iglesia de la América, el de las aceras de los alrededores. Es un piso tan horrible, es imposible… ¡con la sillita de ruedas paso unos trabajos!”.
>Foto Cortesía
Farley Velásquez
Director Teatro Hora 25, en el Barrio Cristóbal. “La ciudad está creciendo espantosamente. Cuando llegamos con el Teatro Hora 25 al Barrio Cristóbal, nos rodeaban patios con naranjos y mangos; ahora nos rodean edificios enormes que han crecido y la casa se está volviendo pequeñita al lado de tantas edificaciones. Lo que más me ha impresionado en estos 15 años que llevo aquí es ver cómo las casas se vuelven edificios o lugares comerciales. La gente era muy tímida al principio para llegar a la Hora 25, porque el barrio no era un lugar donde comúnmente apareciera una sala de teatro, pues casi todas estaban en el Centro. Ha sido una conquista de 15 años con el público, una relación muy tímida al principio y ahora la gente ama este teatro, lo consideran parte del paisaje; se ve lleno de jóvenes que entran con guitarras, flautas, tambores, gente que sale con maquillajes, vestuarios. El teatro también ha intervenido muchísimo la economía porque mueve las tiendas de alrededor, se ha vuelto un lugar donde confluye mucha vida y por eso para este barrio ha sido un punto fundamental, porque vienen los niños, los seres humanos, y casi siempre la gente sale muy feliz. Hemos logrado ponerle un color maravilloso a este espacio. Entre las ventajas que ofrece el Barrio Cristóbal es que la mayoría de sus habitantes son maravillosos, personas que vienen de familia, que apoyan y gustan del buen teatro. Otra ventaja es que hay movilidad a pesar del problema de movilidad en la ciudad, pues es más complicado para los lados del sur. Aquí está el metro cerca y todavía hay por donde moverse. Además, se consiguen muchas cosas de comercio, hay grandes centros comerciales, tiendas, depósitos y lugares que nos evitan ir al Centro. La dificultad es que la delincuencia ha crecido, como en toda la ciudad, y en el Barrio Cristóbal la inseguridad ha estado apareciendo después de muchos años de estar tranquilo. Creo que ha influido el crecimiento desmedido de la población. Colombia tiene ese problema delincuencial que tiene que ver con repartición de riqueza y administración de la sociedad, asuntos que tienen que solucionar los que gobiernan el país, porque si hay desigualdad y gente desempleada, siempre tendremos esa delincuencia. La tercera dificultad que veo grave en esta comuna es que han ido desapareciendo las familias, las casas para dar paso al comercio. Va desapareciendo lo que fue un barrio de familias”.
>Foto Cortesía
Inés Elena Madrid
Directora Fundación Santiago Corazón. Desde muy pequeña tengo nexos con la comuna 12. Mi papá y mi mamá vivían en Fundación, Magdalena, y nos vinimos porque compraron un lote detrás de la iglesia de La América y construyeron. Durante muchos años vivimos en La América, luego nos fuimos a San Joaquín y con el paso de los años regresamos. Yo me casé y me fui para otro sector (La Almería) pero La América seguirá siendo nuestro barrio porque mi mamá todavía tiene su casa allí y es casa de abuela.
Lo que más me gusta de La América es la tranquilidad en la que se ha vivido, un barrio donde muchas de las personas fundadoras todavía existen o su descendencia; por otro lado está su facilidad de transporte, todo lo tiene cerca, a la mano; salir de ahí para una clínica o a divertirse o para bajar a cualquier lado de la ciudad es supremamente fácil. Su principal característica es que es un barrio de tradición; a pesar de que el tiempo pasa y llega con nuevas opciones para que los barrios se transformen, La América conserva mucho de esa estructura inicial. De todas maneras, transformación ha habido y creo que ha sido positiva: el hecho de tener nuevas vías, nuevas rutas, de tener más mercados cerca, más acceso a ciertos almacenes; la gente ha ido construyendo y haciendo edificios pero no ha sido tan dramático como ha ocurrido en otros barrios.
Su tranquilidad es muy importante. No es un barrio inseguro. Como negativo de La América no veo nada, solo que a veces las personas no son tan cuidadosas con los animales y dejan que hagan sus necesidades en el parque cercano; en ese sentido la gente no siempre es la más culta…”.
Fotografía tomada por Róbinson Henao
Jorge Pérez
Director Teatro La Fanfarria, en el barrio La América. “La comuna de La América nos es muy familiar porque varios de nosotros hemos vivido en esta zona toda la vida; la queremos mucho, siempre hemos tenido mucha acogida y amistad de parte de los vecinos, es una vecindad muy agradable y muy tranquila. En cuanto a transformación, esta zona no ha avanzado mucho desde que llegamos hace 30 años. Lo único es la ampliación de nuestra calle, la antigua calle Velásquez, que era empedrada. Lo que sí ha habido es mucha urbanización y destrucción de casas; las casas antiguas han sido derrumbadas porque al urbanismo no lo para nadie. En movilidad tampoco hemos avanzado como en otras partes; el metro todavía es muy distante, no hay metroplús y siguen pasando los mismos buses de toda la vida (…). En un principio, en la comuna faltaba mucha oferta cultural, y todavía falta, pero afortunadamente se ha venido poblando con instituciones culturales estables. Sin embargo, hace falta una biblioteca pública o un parque educativo (…). La gente de acá es muy receptiva a las obras, a toda nuestra actividad cultural, que no para en todo el año. Esta es una zona muy educativa, sobre todo donde está ubicada la Fanfarria: están La Presentación, el Salazar y Herrera, hay muchas escuelas públicas y colegios privados. Son entidades educativas que participan de nuestra programación. Desafortunadamente, en los últimos meses la Alcaldía prohibió a las escuelas hacer actividades culturales fuera de su institución, lo que no nos parece muy viable porque los niños necesitan salir y mirar otros lugares, tener otras sensaciones, ver las obras que presentamos acá, donde siempre han venido gratis. Antes venían a todas nuestras obras, se divertían, se reían, pensaban; tenemos una exposición de muñecos mecánicos en los que ellos también tienen la oportunidad de aprender, como en las obras, incluso de física, porque los muñecos se mueven por principios físicos, pero esa orden de la Alcaldía nos ha perjudicado a todos: a los niños y a nosotros…”.
Fotografía tomada por Róbinson Henao
Juan Hincapié
Librería Los Libros de Juan. “Este barrio (Simón Bolívar, límites con La Castellana) es un sector de la ciudad que tiene un flujo muy grande de estudiantes; unas condiciones socioculturales altas; encuentra uno personas muy interesadas en libros, en lectura, que han estado muy agradecidas con vernos allí. Claro que en un principio, cuando me trasladé del Centro, creyeron que la librería iba a ser una biblioteca y tuvieron una ilusión muy grande… Obviamente la librería no descalifica la posibilidad de que la gente venga a leer acá con la finalidad, tal vez, de poder comprar. Realmente es una cantidad de habitantes muy interesados en el sector cultural, pero con muy pobre oferta cultural -que es una cantaleta permanente-, entonces en el barrio he recibido de todas las personas una gran acogida. Encuentro gente joven, estudiantes, universitarios, gente común, también hay mucho jubilado que viene a dejarme libros, tanto como donación a la librería o como ofertas. Cuando veo esto y comparo con lo que sucedía en el Centro veo que hay una diferencia muy grande, porque en el Centro las personas que visitaban Los Libros de Juan era gente de paso, en cambio por acá se ha ido formando un grupo de personas muy del barrio para venir a la librería; siento que el barrio se la ha tomado como algo propio, como un lugar de esparcimiento, de encuentro, para venir a mirar qué hay de nuevo; lo han tomado como parte importante del barrio. Este sector occidental de Medellín hace un aporte muy grande en impuestos al Municipio de Medellín y si vienes y miras la oferta que este hace en esta comuna ves que es muy baja. Aquí no se necesitan más canchas, las calles están bien, lo que se necesita es más aporte oficial en el aspecto cultural porque es supremamente pobre…”.