La necesidad de ofrecer educación de calidad mueve la imaginación institucional: anteayer, clases por radio (Sutatenza); hoy, plataformas Zoom y otras tecnologías, en creativa competencia.
A velocidades inimaginables ha cambiado el mundo de la academia desde que la universidad EAFIT dejó saber que estaba haciendo un curso virtual, el segundo semestre de 1998. Vivir en El Poblado hizo el registro bajo el título “Clase a las 2:00 a.m.”
De ese final del XX a este cuarto de siglo que avanza, también imparable, ríos de desarrollos tecnológicos han corrido bajo los puentes del mundo. Del puñado de alumnos con quienes el profesor Juan David Betancur puso en marcha su novedoso experimento, al sol de hoy, son miles los alumnos que -solo en esta universidad y en este semestre- avanzan en sus materias académicas vía clases virtuales.
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La Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD inició este 2021 con más de 8 mil estudiantes nuevos y un aumento del 20 % en el número de matrículas. Desde abril de 1982 ha sido pionera en la implementación de programas académicos con la estrategia de la educación a distancia.
900 % HA AUMENTADO el número de alumnos que estudian en remoto en el mundo, en los últimos veinte años.
Pero ¿qué hizo el profe Juan David en EAFIT, en 1998? Montó un curso que usaba herramientas de internet para el proceso de aprendizaje, y que prescinde de salón y horarios de clase tradicionales, explicaba esa edición del periódico. Agregaba que “Ya había dictado Gestión de Tecnología por varios semestres a la manera tradicional”. Luego surgió la inquietud de desarrollar el curso con las cosas de las que hablaba. Entonces complementaron “lo dicho en clase con una página en internet en la que había material de apoyo al curso”. Betancur propuso a EAFIT “desarrollar todo el curso bajo estos parámetros, apoyado en un programa de Lotus llamado Learning Space, el cual permite la creación de módulos académicos para ser desarrollados en internet”.
La evaluación reveló que el profesor se convertía en un tutor o facilitador; que perdía su rol de dueño de la verdad, de revelador de conocimientos, para hacerse guía en el proceso de aprendizaje. Pero que “el peso de la calidad de este proceso recae en ellos (los estudiantes) … pues el pasivo, aquel que va al salón de clase solo como asistente, ya no puede sobrevivir en el nuevo sistema”.
La evaluación reveló que el profesor se convertía en un tutor o facilitador; que perdía su rol de dueño de la verdad, de revelador de conocimientos, para hacerse guía en el proceso de aprendizaje.
Además, el informe reseña que, fuera de alcanzar los objetivos del curso, hubo mejoría en habilidades nuevas y necesarias para la vida profesional, como la capacidad de comunicar adecuadamente y por escrito las ideas propias.
Finalmente, admiten que liberaron mucho tiempo. “Ahora ‘podían ir a clase’ en el momento que pudieran y desde el lugar en el que se encontraran”. Igual lo hacían desde un computador en cualquier lugar del mundo.
Fue 9 años más tarde cuando se anunció: “La universidad EAFIT trabaja la educación virtual desde el año 2007, con el propósito de apoyar la virtualización de sus programas de pregrado, posgrado y educación continua, ampliando su oferta educativa a través de la internet”.
El exótico tema del periódico de noviembre de 1998 ha evolucionado al punto que “Desde 2000 el número de alumnos que estudian en remoto en el mundo se ha multiplicado un 900 %”, según elpais.com de mayo 17 de 2021.