Cuando muchos escuchan el nombre Flota Bernal imaginan viajes seguros en la mitad de la noche o conductores conocidos que ayudan a tener un recorrido tranquilo. En el 2003, Vivir En El Poblado registró una historia que habla de tranvías desaparecidos, carros amarillos y pasajeros satisfechos.
2003
A la gente que trabaja en la Flota Bernal, le gusta escuchar las historias de los abuelos. Con ellas es posible regresar a aquellos años del pasado en que conductores de medias blancas, zapatos de cuero y camisas almidonadas viajaban en sus taxis por las calles de El Poblado para recoger a familias, niños o viajeros.
Dentro de sus carros no existía la palabra miedo: había conversaciones, música y una sensación de seguridad. La historia de esta flota que algunos llaman “la mancha amarilla” comenzó antes del primer servicio, antes del primer taxímetro o carrera.
En uno de los días del año 1942, el tranvía dejó de funcionar; se detuvieron los vagones y los sonidos de los rieles, en la mitad del día. El Poblado, en ese entonces, era un pueblo conformado por fincas a las que llegaban familias de apellidos conocidos y trabajadores que los atendían. Antes de su último día, los vagones daban vuelta a la plaza, recogían pasajeros que pagaban tres pesos desde El Poblado hasta el Parque de Berrío y viajaban hacia el centro de Medellín o Envigado.
“También estamos listos para llevar niños sin acompañante o mascotas; es un servicio que prestan con gusto algunos conductores”, Juan Durán, analista de Flota Bernal.
Después de la desaparición de los rieles, algunas camionetas llevaban a las personas hasta las fincas. Consciente de la necesidad existente y con unos cuatro o cinco taxis, Isidoro Arango creó Flota de Taxis Medellín. Sus conductores llevaban a las personas hasta las lomas y ayudaban a todo aquel que encontraban en el camino. En 1955 llegaron los taxímetros. A finales de la década de los sesenta, el señor Isidoro Arango se la vendió a Oscar Bernal, y éste se la cedió a Gustavo Bernal. Posteriormente se convirtió en una Sociedad Anónima y aumentó su número de vehículos cuando Alberto Lleras ofreció la posibilidad de comprar taxis, sin pagar impuestos, en 1961. En su aniversario sesenta, la Flota Bernal tenía 280 carros y 200 radioteléfonos.
En el 2021: tecnología, idiomas y “pasión por el servicio”
Juan Durán es analista de Mercadeo y de Relaciones Públicas de la Flota Bernal. Cuenta que actualmente viajan por toda el Área Metropolitana y también llegan a distintos lugares de Colombia.
Para ser parte de ella es necesario tener “pasión por el servicio”, aprobar exámenes médicos y cumplir con las normas establecidas por el Gobierno. Durante la pandemia, se acercaron más a los usuarios, y desde hace un año cuentan con una aplicación que permite pedir un taxi o tener registro del recorrido. Adicionalmente, y en compañía del Bureau de Medellín, muchos de los conductores aprenden inglés para comunicarse con los turistas. Actualmente trabajan en un proyecto de responsabilidad ambiental para reciclar y cuidar más la naturaleza, en su sede, en los taxis, y ojalá, próximamente, en las casas de los usuarios. “Queremos ser ejemplo en el cuidado del ambiente”, dice Juan Durán.