El edificio Mónaco: de mal vecino a espacio para celebrar la vida

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La edificación blanca que por años fue símbolo ostentoso del narcotráfico sucumbió ante la unión de los vecinos de Santa María de los Ángeles. En 2019, la administración del alcalde Federico Gutiérrez decidió tumbar el edificio y construir allí el Parque Inflexión, un lugar dedicado a la memoria de las víctimas de la violencia.

2019

Cinco años tenía Manuela Arboleda Echavarría cuando estalló una bomba al frente del edificio Mónaco. La explosión la sorprendió en piyama y con un montón de edredones que su mamá le había puesto encima porque la cama estaba helada; eso evitó que se cortara con los vidrios que volaron por toda su habitación.

Era el 13 de enero de 1988, fecha recordada por los vecinos de Santa María de los Ángeles como una de las siete veces que su barrio fue sacudido por la violencia del narcotráfico. Manuela y su familia pensaron que la bomba había sido en Linares, al frente del Mónaco, porque nadie entendía en ese momento lo que había pasado.

Al día siguiente se conoció la noticia de 10 heridos y tres muertos por la bomba, todos los vecinos vieron llegar a la policía y ya se tejían varias hipótesis. “No se sabía quién había sido, por esa época no era claro para todos quién ocupaba el edificio blanco del frente, había un rumor de que vivía un tal Pablo Escobar”, recuerda Manuela que contaron sus padres, quienes al final tomaron la decisión de cambiarse a otro sector del barrio para esquivar al vecino indeseado.

Crecer en medio de la violencia de Medellín fue traumático para todos. A Manuela la entrenaron para que llamara a su abuela en caso de que a sus papás les pasara algo. Ella, apenas una niña, era la encargada del plan familiar de cuidar a sus hermanos y dejarlos en manos de adultos responsables, en caso de emergencia.

Rosa María Gómez y María Marleny López, vecinas de Santa María de los Ángeles, entre las más preocupadas por el mantenimiento del Parque de la Inflexión.

Las vías legales

Luego de ese atentado, ocurrido en 1988, el destino del edificio Mónaco empezó a cambiar. Saltó de una organización a otra, hasta que en 1999 se convirtió en sede del CTI de la Fiscalía. Para los vecinos, la llegada de los nuevos inquilinos no fue la solución.

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En marzo de 2000, el columnista Pascual Gaviria escribió en Vivir en El Poblado: “… estoy de acuerdo con los vecinos del edificio Mónaco que se oponen a que el Cuerpo Técnico de Investigaciones de la Fiscalía, se traslade a su barrio con sus camionetas y sus metralletas. Mucho sabemos ya de bombas en Medellín, como para que a alguien le guste que un organismo que acarrea serios riesgos de seguridad funcione al lado de donde uno vive”.

Las palabras del columnista expresaron en ese entonces el malestar que la comunidad sentía por la llegada de la Fiscalía, razón por la que decidieron recurrir a las vías legales, lo que contamos a nuestros lectores en agosto de 2000.

María Marleny López, vecina de Santa María de los Ángeles, miembro del Comité Cívico Poblado Sur y una de las líderes de las tutelas interpuestas para recuperar el espacio que ocupaba el edificio Mónaco para el barrio, recuerda que fueron momentos muy difíciles, porque si bien ganaron la tutela, la Fiscalía apeló y la espera generó angustia.ç

“Nosotros no queríamos que el edificio Mónaco permaneciera en ese sitio, por eso cuando nos sentamos a hablar con el exalcalde Federico Gutiérrez sobre la posibilidad de convertir ese espacio en un parque, nos gustó mucho la idea”, dice María Marleny, quien, junto con su vecina Rosa María Gómez, está pendiente del mantenimiento del lugar.

Este también fue un proceso largo de casi cuatro años, pensando en cada uno de los elementos que tendría el parque, pues no solo iba a ser para el esparcimiento sino para rendir homenaje a las víctimas de la violencia.

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El último deseo del papá de Manuela fue dejarles como herencia a ella y a su hermano un par de apartamentos al frente del sitio que antes ocupó el Mónaco y que ahora es conocido como Parque Memorial Inflexión. Desde su balcón, Manuela observa que las dinámicas del barrio cambiaron, pues ahora los vecinos que ni se saludaban, han generado tejido social alrededor del paseo con los niños y las mascotas por el parque. Es un nuevo comienzo para celebrar la vida.

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