Convertir a Medellín en un “valle del software”, se le escucha decir una y otra vez el alcalde Daniel Quintero, incluso desde que estaba en campaña. Un paraíso “geek”, como definen a Sillicon Valley, la meca de la tecnología en el estado de California, en EE.UU., pero en versión local.
La apuesta es consolidar la ciudad como epicentro de la cuarta revolución industrial, en la que cualquier persona, sin importar su profesión o su labor, tenga que ver con tecnología, precisa Juan Manuel Salazar, líder de Innovación de la Secretaría de Desarrollo Económico.
El Valle del Software quedó institucionalizado como una de las cinco líneas del Plan de Desarrollo 2020-2023, aunque su aplicación será transversal a toda la estrategia, pues tocará todos los aspectos del desarrollo de la ciudad: educación, empleo, salud –con la atención y prevención de la COVID-19 como punto de partida–, entre otros.
“La economía se construye sobre las bases de la tecnología y el software. Ahora no solo se necesitan ingenieros o desarrolladores para crear software, sino que cualquier persona aprenda a hacerlo para aplicarlo en todas las profesiones”, plantea Salazar.
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De improvisto, una de las metas del Plan de Desarrollo comenzó a ejecutarse durante la pandemia: formar en estos cuatro años a 50.000 ciudadanos de todas las ocupaciones en herramientas tecnológicas, lógica de programación y desarrollo de software. Coincidió, dice el líder, con un programa de gobierno que lanzó Coursera, una de las plataformas en educación en línea más potentes del mundo, y la Alcaldía cerró una alianza para abrir esos cupos de manera gratuita. Hoy se han inscrito 4.000 habitantes de Medellín.
El Valle del Software consta de tres líneas: educación; ciencia, tecnología, innovación y emprendimiento; y competitividad, productividad e internacionalización.
Todo hace parte de un ciclo: se forman personas con habilidades tecnológicas, pero que más que recibir un certificado, harán parte de una fuerza de trabajo capacitada para darles una mano a las empresas que lo requieran o para fortalecer sus emprendimientos; que la innovación se distribuya por todos los barrios, y que todo confluya para que la ciudad se abra al mundo, con competitividad y rentabilidad”, cierra Salazar.