Con puertas cerradas: ¿cómo sobreviven las instituciones culturales?

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Después de un año de toques de queda, horarios limitados, cierres y eventos virtuales, teatros, salas de cine y museos buscan caminos nuevos para seguir y conservar su público

La semana del 16 de marzo del 2020 se convirtió en uno de esos momentos que marcaron un antes y un después en la vida de la gente. Incluso muchas personas recuerdan dónde estaban o qué sintieron en ese tiempo en el que se detuvo el movimiento en las calles ante la llegada de una pandemia desconocida y sin anuncio.

Para las instituciones culturales de Medellín y municipios cercanos, esto planteó preguntas nuevas: ¿cómo llevar la cultura hasta las casas? ¿cómo conservar el equipo de trabajo intacto y sin venta de boletería? ¿Es posible trasladar al formato digital un espectáculo que se realizó de forma exitosa en un escenario? 

Para entender bien cómo ha sido este tiempo, hablamos con seis instituciones: Teatro Pablo Tobón Uribe, Casa Teatro El Poblado, el Museo de Arte Moderno de Medellín, Casa Museo Otraparte, El Museo El Castillo y el Museo de Antioquia.

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Para algunos de sus representantes, continuar con su misión después de un año pandémico y mientras los espectadores están en casa en medio de un cierre nuevo y con  horarios distintos impuestos a la vida, ha implicado hacer algunas reducciones en los salarios de colaboradores, trasladar sus espectáculos a las pantallas, solicitar descuentos a Empresas Públicas de Medellín, pedir préstamos bancarios o congelar el pago de los existentes, renunciar a sus cronogramas, extender las jornadas de trabajo, organizar eventos distintos, convertirse en productores audiovisuales o adaptar sus cocinas para llevar sus preparaciones a tantos sitios como sea posible.

Aunque la realidad de cada sitio es diferente, todos los entrevistados coinciden en algo: no desfallecen, porque consideran que la cultura es ese elemento que da vida en tiempos de enfermedad, incertidumbre, muerte o frenetismo. Algunos expresan su preocupación ante la realidad actual o la posibilidad de una reforma tributaria que aumente el costo de sus espectáculos. Todos son conscientes de su misión y compromiso con el público y por eso dicen seguir con los esfuerzos e iniciativas.

Teatro Pablo Tobón Uribe: un tiempo complejo y sin pausa

A la hora de definir qué ha pasado en este tiempo, Juan Carlos Sánchez, su director, resume esta época en una frase: “ha sido un tiempo complejo y no hemos parado”. 

Recuerda que, desde 1981, el Teatro Pablo Tobón es una fundación independiente y sin ánimo de lucro que por sí misma busca formas de sostenimiento. Aunque recibe apoyo de organismos estatales, Juan Carlos Sánchez y su equipo son los encargados de encontrar formas de financiación, realizar sus espectáculos o conservar el equipo de trabajo intacto, sin despidos. Después de varios meses de cierre, cuenta que, a partir del primero de febrero de este año, el café que está en el teatro tenía una ocupación aproximada del cuarenta por ciento. El 70 por ciento del dinero recaudado iba para el artista y el 30 por ciento para el Teatro Pablo Tobón. Gracias a ese nuevo formato, organizaron 21 eventos en lo que va del año. Todos se realizaron con protocolos de bioseguridad, música, comedias en vivo y una buena respuesta del público. 

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“Ante el aumento de los casos de coronavirus hace unas semanas, fuimos los primeros en tomar la decisión difícil de cerrar. A esto se sumó una noticia triste: el anuncio del Ministerio de Cultura de no permitir nuestra aspiración a su apoyo económico porque superamos el número de sillas establecido”.

Para conservar la nómina intacta y cumplir con el pago de gastos fijos, el Teatro Pablo Tobón se convirtió en productora audiovisual y en un operador logístico capaz de suministrar servicios como alimentación o transporte, necesarios en la realización de eventos. A esto se agrega la venta de boletería para eventos virtuales, el desarrollo de contenido cultural para empresas y la voluntad de crear objetos inspirados en el arte y la cultura para ser adquiridos por la gente.

Agradece a todas las instituciones privadas y públicas por el apoyo. También incluye aquí al público que ha realizado donaciones o los ha acompañado: “nos hemos sentido muy abrazados”.

Dice que una forma importante de apoyar es asistir a sus eventos cuando el Teatro Pablo Tobón esté abierto: “Por aquí pasa lo mejor del talento local, y para nosotros es importante acompañar a los artistas. Seguimos en pie gracias a la asistencia del público, la empresa privada, las instituciones públicas, los medios de comunicación y los colegas”.

Casa Teatro El Poblado: sin mediciones y con alma

Un puerto llamado Casa Teatro El Poblado

Este lugar rodeado por un parque y un teatro que lleva cultura a la gente en El Poblado, fue uno de los primeros en abrir sus puertas en noviembre del 2020. Su director, Sergio Dávila Llinás, cuenta que desde entonces han realizado eventos de forma continua. A ellos han asistido 32 personas por función, y con el propósito de cumplir con los protocolos de bioseguridad y garantizar el bienestar del público: “En ningún lugar te van a cuidar como en el teatro. Aquí el espectador es más que un nombre o una boleta, es una persona que viene a enriquecer su alma.  Es la primera vez en la historia de la humanidad que el público lleva la máscara y no el actor. Somos conscientes del momento y aquí cuidamos muy bien a nuestros asistentes. Queremos que lo sepan para que tengan confianza y nos visiten”. 

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Sobre opciones para continuar con su programación, cuenta que no ha sido posible trasladar al espacio virtual todas las obras de teatro y espectáculos. “El teatro no fue concebido originalmente para plataformas virtuales y tiene otra lógica; no siempre funciona adaptarlo para televisión o Netflix. Hay algunas compañías teatrales en el mundo que transmiten sus obras a través de las pantallas e invierten miles de dólares, pero se trata de una minoría. Cuando la gente viene al teatro lo hace para buscar otras emociones o ver los gestos de los actores, y esto no ocurre en las pantallas”. 

Respecto a la situación económica actual, cuenta que han aplicado austeridad y están en la “cuerda floja”, porque pagan todos los gastos con tarifa comercial para estrato seis, con un porcentaje menor de asistencia de público y el cierre total durante el fin de semana. 

Se han mantenido gracias a algunas donaciones, asistencia del público, préstamos, compra de algunas funciones por parte de la Alcaldía de Medellín y algunos apoyos estatales. Agrega a la conversación la importancia de no medir las instituciones culturales bajo la lógica económica neoliberal o global: “No se puede medir la cultura por las butacas que tiene un lugar o el número de boletas vendidas, sino por el valor moral de un pueblo, por lo que esta pueda aportar al alma de las personas”. 

Sergio Dávila también anuncia la celebración del aniversario número ocho, el próximo sábado 24 de abril, a las ocho de la noche. Lo harán con la transmisión sin costo de la obra Frankenstein, por parte de Teatroescarlata. El público podrá ver esta obra a través del canal de Youtube de Casa Teatro El Poblado, en esa red.

Museo de Arte Moderno: públicos nuevos en medio de la dificultad

Mamm

Laura Flórez, directora de Educación y Programas para Públicos del Museo de Arte Moderno de Medellín, cuenta que ha habido sorpresas en medio de este “tiempo difícil”. Entre ellas, ver cómo personas de otras ciudades o países asisten a los eventos virtuales que han preparado. La decisión de trasladar parte de su programación a las pantallas se debió al deseo de conservar el contacto con las personas: “Si un museo pierde el espacio de encuentro, pierde el piso. Por eso intentamos trasladar parte de la programación a las pantallas, aunque no siempre es posible. Entendimos que tener las puertas cerradas es una situación compleja, porque no se trata solamente de una disminución de ingresos o de crear algo nuevo, sino de organizar eventos para públicos variados y con necesidades distintas”.

Desde el 2020 han tenido una “programación híbrida” (presencial y virtual)  que quieren mantener. Laura Flórez agrega que se han sostenido económicamente gracias a algunas instituciones privadas y al apoyo del público. Explica que hay varias formas de apoyar al Museo de Arte Moderno en este momento: “Cada persona puede hacerse amigo o amiga Mamm (hay varias categorías, y de acuerdo con la naturaleza de cada una es posible apoyar), asistir a nuestros cursos y actividades, ver las películas exhibidas en nuestra sala virtual o adquirir productos en la Tienda Mamm, donde hay una oferta variada de regalos y objetos con motivos artísticos”.

Casa Museo Otraparte en Envigado: un mensaje y caminos variados

El sábado pasado ocurrió un suceso inusual: el café del Museo Otraparte recibió una cantidad inesperada de solicitudes para domicilios, y se convirtió en el día con más ventas de su historia reciente. Esto sucedió después de que varias personas cercanas a Otraparte anunciaron sus servicios y pidieron apoyo a través de las redes sociales.  A eso se sumó un llamado del periodista José Guarnizo, quien invitó a realizar donaciones a este lugar para convertirlas en domicilios que serían llevados al personal de salud y así ocurrió.

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Ante el cierre y el deseo de conservar al equipo de trabajo, Otraparte ha buscado otros caminos. Juan Carlos Posada, su gerente administrativo, cuenta que desde el 2019 han disminuido el déficit y se han mantenido gracias a la posibilidad de diversificar sus fuentes de financiación. Sus ingresos han llegado de la gente que asiste al café, algunos contratos con el Ministerio de Cultura o la Alcaldía de Envigado, el apoyo de una fundación internacional que reconoció su proyecto El Derecho a No Obedecer, y de un premio del Club Rotario. Durante el 2020 también realizaron el proyecto Voces de Otraparte, a través del cual llevaron al formato digital 100 archivos sonoros con voces de los invitados que han pasado por este lugar.

Entre esos caminos variados que Otraparte ha iniciado o recorrido, también está el fortalecimiento de su café para que la oferta gastronómica llegue a más personas en tiempos de cierre o apertura.

“Tardamos casi dos meses en desarrollar el servicio de domicilios. Lo hacemos porque nos interesa conservar una conexión con las personas y mantener a nuestro equipo de colaboradores; y hay gastos fijos que debemos pagar. Sin embargo, ese no es nuestro fuerte; nosotros vendemos una experiencia, un paisaje, un mensaje, una magia. Tenemos un café que de formas variadas rinde un homenaje a Fernando González, y eso es importante conservarlo”.

Además de los domicilios y asistencia al café durante los días de apertura, dice esperar la asistencia de la gente a los eventos virtuales que organizan: “Otraparte no cierra y se mantiene; esa es una responsabilidad social que tenemos”. Agrega que trabajan actualmente con otras instituciones culturales para apoyarse entre todos y ofrecer eventos nuevos al público.

Museo El Castillo: fotos y trabajo en el jardín

Museo El Castillo: fotos y trabajo en el jardín

Por estos días de jornadas extensas en pantallas dentro de casas y apartamentos, algunas personas han decidido trasladar su oficina a este lugar, que, además de un castillo, tiene jardines extensos y da la posibilidad del silencio a solo unos cuantos minutos de las vías congestionadas de El Poblado. Catalina Upegui, comunicadora del Museo El Castillo, cuenta que actualmente es posible trabajar allí todo el día con el pago de una tarifa. Los asistentes pueden disfrutar el menú del Café La Tarantela. Debido a la cancelación de eventos masivos y viajes, muchas de las jóvenes que cumplen 15 años han decidido celebrar con una sesión fotográfica en sus instalaciones, y esto ha representado ingresos nuevos para el museo.

Otras personas llegan para participar en picnics y recorrer las instalaciones; algunos visitan las exposiciones (en el momento de elaboración de esta nota trabajaban en el montaje del Bazar de Antigüedades, que se inaugurará el próximo 29 de abril) o asisten a algunos eventos virtuales donde es posible aprender o adquirir obras de arte. 

Sobre la planeación en un tiempo incierto, cuenta que la filosofía de todo el equipo de trabajo es seguir. “Vamos para adelante”, es una frase que suele repetir nuestra directora Marta Ligia Jaramillo.

Museo de Antioquia: heridas, gestión y confianza

Museo de Antioquia: heridas, gestión y confianza

Antes del cambio en el mundo, Juan Guillermo Bedoya, comunicador del Museo de Antioquia, cuenta que este lugar recibía alrededor del 80 por ciento de sus ingresos de las boletas vendidas en taquilla. Tres cuartas partes de su público eran extranjeros, situación que también cambió ante la disminución del turismo o el cierre de fronteras. Aunque también realizaban proyectos con instituciones gubernamentales y privadas, el apoyo del público representaba un ingreso fundamental que disminuyó radicalmente ante esas circunstancias.

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Con el ánimo de adaptarse de la mejor forma a los cambios, aceleraron su presencia en la página web y plataformas virtuales: “Habíamos explorado algunos formatos, y, ante la realidad, aceleramos la producción de recorridos virtuales en 3D y llevamos la obra de varios artistas a este formato. Es un reto dar a conocer 7.000 obras reunidas en 140 años”.

Para compensar un poco el cierre del fin de semana, extendieron su horario hasta las 5 de la tarde, y han mantenido recorridos en salas como Cundinamarca Sur y con protocolos de bioseguridad. 

Gestión de proyectos, venta de servicios, desarrollo de programas con instituciones gubernamentales o privadas y venta de objetos en su tienda, han sido algunas de las acciones que el Museo de Antioquia ha realizado para conservar su actividad y tener estabilidad.

Después de reconocer las “heridas” que ha causado hasta la nueva realidad del mundo, cuenta que estar en un museo antiguo como el suyo, “da esperanza”. “Esta es la segunda pandemia que ocurre durante la existencia del Museo de Antioquia. Saber que ya se superó una, y ver el tema de la enfermedad a través del arte, nos permite mirar esta realidad con ojos distintos y conservar la ilusión al entender que todo pasa. El arte y la cultura dan luces y nos llenan de fuerza; por eso es tan importante visitar museos, teatros o salas de cine. Estar en ellos nos saca por un momento de las noticias o reportes que hablan de muertos o enfermos y nos anima”.

Confiar: la cooperativa que apoya al sector cultural

La mayoría de las instituciones culturales de la ciudad destacan el apoyo económico de la Cooperativa Confiar en estos momentos. Este respaldo les ha permitido adaptar su programación o conservar a su equipo de trabajo sin reducción en la nómina. Alejandro López Cardona, director de la Fundación Confiar, afirma que, para su cooperativa, “la cultura es parte fundamental de la transformación social. Sabemos que la cultura suele estar marginada o golpeada en muchas iniciativas o presupuestos y en otros casos no es prioridad. Aunque nuestros recursos también están más limitados en estos momentos, actualmente apoyamos a alrededor de 250 instituciones culturales en todo el país, y estamos seguros de que entre todos podemos ayudarnos. Las instituciones culturales nos ayudan a conservar el tejido social, y somos conscientes del poder y la posibilidad que tienen en estas organizaciones”.

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