El gusto es un sentido complejo. No se trata simplemente de saborear, otros órganos intervienen en el proceso.
Salado, dulce, amargo, ácido y umami. Cinco sabores que siente nuestra lengua. Sin embargo, el gusto es una experiencia multisensorial. Aparecen también los aromas, las textura y la temperatura. Juntos crean una impresión general.
Antes de poner un trozo de comida en la lengua, ya el olfato hizo lo suyo. Luego, los dientes rompen la comida y eso libera más aromas y, también, se aprecia la textura.
Los aromas siguen su recorrido hacia el fondo de la cavidad bucal y esto se suma a la experiencia que viene de la lengua, lo que estimula las papilas gustativas. Los mensajes se van al cerebro.
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Por Juan Pablo Tettay De Fex / [email protected]