Tomamos medicamentos para cualquier molestia sin hacernos la pregunta de ¿por qué o para qué estoy enfermo? Es necesario mirar hacia el interior para encontrar respuestas.
Escuché en Grandes Conversaciones de Ocensa 25 el testimonio de Álvaro Sanín, a quien recuerdo como un brillante residente de medicina interna, mientras yo terminaba la carrera. Por nuestros pacientes comunes me enteré del proceso tumoral de Álvaro y de su amor por la vida, por la familia y por la bicicleta.
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Me resuena la bella imagen de las sumas y las restas de la enfermedad. De eso que en apariencia nos quita la enfermedad, pero que es una opción de avanzar y comprender. Y me identifiqué con la respuesta del Dr. Sanín a la pregunta: ¿Cuál es el cambio principal que le plantea la enfermedad?
“Un cambio de enfoque de la cámara, que toda la vida miró hacia afuera y ahora debe mirar hacia adentro”.
Todos debemos mirar hacia adentro para generar salud. Y Álvaro habla de la cámara de los ojos. Pero también está la cámara del corazón. R. Steiner dice que el corazón es un órgano de los sentidos para lo interior, una cámara que mira hacia adentro, un órgano que percibe el estado anímico. Refuerzo la invitación a conectar con la realidad interior, con el santuario donde vive nuestra individualidad.
Luego se refiere a la transformación de los significados y los significantes. ¡Claro! La enfermedad genera conciencia. El capítulo 2 de Fundamentos para una ampliación del Arte de Curar, de Wegman/Steiner, se llama ¿Por qué enferma el ser Humano? Y la respuesta apunta a la necesidad de generar conciencia. La enfermedad no es un proceso propio de la naturaleza; es una necesidad evolutiva. La enfermedad como pregunta, como oportunidad de hacernos conscientes y de hacernos más humanos. La enfermedad nos propone nuevos significados y una nueva conciencia de la realidad que vivimos. Esto favorece el proceso de humanización.
También toca Sanín el tema de la medicalización de la cultura y de la existencia. Héctor Escobar publicó dos columnas sobre el tema en Vivir en El Poblado, 18.10.18 y 15.11.18, donde define “medicalizar”: “dar carácter médico a algo”. “La medicalización de la vida quiere decir que el individuo y la familia tienden a mirar ciertos asuntos que son propios de la vida misma, como problemas de salud que ameritan la intervención del médico” y terminamos “funcionando de acuerdo con los parámetros de los dogmas médicos”.
Sanín aborda también el tema de relación entre medicina y religión. Los nuevos dogmas son los dogmas de la ciencia. Los templos son los gimnasios y las clínicas y estamos compenetrados por el mandato de tomar medicamentos para cualquier molestia sin hacernos la pregunta de ¿por qué o para qué estoy enfermo? Es necesario mirar hacia el interior para encontrar respuestas. Necesitamos una medicina que no solo luche contra la enfermedad, sino que genere salud.