Pasado y presente se unen en el Museo El Castillo, un espacio en el que se invita a la expresión, a la conversación y al disfrute de la naturaleza.
Altos cipreses, guayacanes, árboles frutales, vegetación nativa y bonsáis; azaleas, aves del paraíso, agapantos; ardillas, guacharacas, guacamayas, colibrís y una rica variedad de insectos, hacen parte de la zona verde que rodea el Museo El Castillo y los edificios construidos en las últimas décadas, los cuales integran ese espacio de 48.000 metros cuadrados que se ha conservado como un pulmón verde en la Loma de Los Balsos, en El Poblado.
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Jardines bien cuidados dan la bienvenida al visitante, quien al llegar se encuentra en un escenario de otra época. Inspirado en los castillos del Valle de Loira, en Francia, y con un estilo gótico medieval, el Castillo fue construido en 1930 por la oficina H. M. Rodríguez. Esta casa de campo del médico José Tobón Uribe, fue adquirida por el filántropo Diego Echavarría Misas y su esposa Benedikta Zur Nieden, quienes le dieron vida no solo con la siembra de árboles nativos y traídos de otras regiones del mundo, como buenos viajeros que eran, sino con una variada selección de obras de arte.
El Museo tiene una colección de obras de artistas de Colombia y de otros lugares: 170 pinturas, 25 esculturas y 2.500 piezas de arte decorativo, que representan distintas corrientes de los siglos XIX y XX, especialmente. Su directora, Marta Ligia Jaramillo, señala que, si bien hay un sustento fuerte en el pasado, el Museo trasciende al presente. Así, en sus exposiciones, se observa el interés por exhibir su colección y también por dar a conocer propuestas de artistas contemporáneos.
El Museo, en versión digital
El año pasado, cuando se declaró el encierro obligado por el Coronavirus (Covid-19), debieron rediseñar la estrategia financiera y su programación. Al impacto primero ocasionado por una situación inesperada, le siguió un aprendizaje en la gestión y desarrollo de propuestas que enriquecieran la agenda cultural.
El Museo se define como un espacio que promueve la cultura a partir de la realización de una serie de eventos de arte, música y decoración; un espacio para la enseñanza de la pintura, la escultura, la música, la danza y un lugar turístico donde sus visitantes disfrutan no solo de la antigua edificación sino de su zona verde, en la cual el recorrido puede concluir con un picnic al aire libre.
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2020 inició con la exposición Joyas de la Industria Textil. Esta muestra de máquinas de coser antiguas cautivó la atención por novedosa; sin embargo, en marzo debieron cancelar la agenda expositiva y de congresos y eventos empresariales y académicos, que es una de las formas de financiación, así como lo son sus talleres, el alquiler de la sede para producciones audiovisuales y los tours.
Comenzó entonces un trabajo digital que se fue consolidando y que continuará cuando el encierro por la Pandemia finalice. De manera virtual, se han realizado conciertos, charlas y talleres. En esta línea, en un futuro se tendrán recorridos digitalizados de la colección y de los detalles arquitectónicos del edificio. La investigación ya está hecha, en un trabajo coordinado por Catalina Parra, quien tiene a su cargo la elaboración de un completo catálogo en español, inglés y francés, las redes sociales y la página web. Las fichas de todas las obras de arte y de la mayoría de las piezas decorativas están listas.
El Museo se reabrió en agosto del año pasado y desde entonces ha continuado abierto, acogiéndose a los días de cierre decretados por el Gobierno.
La movida del 2021
En este 2021, la presencialidad continúa con todos los protocolos. Entre marzo y abril se hizo una exhibición de muñecas que requirió un minucioso trabajo de curaduría y que fue visitada por 8.000 personas. Hasta el 13 de junio se podrá visitar el Bazar de Antigüedades; del 3 de junio al 4 de julio, se tendrá el Salón del Pequeño Formato, con la participación de 82 artistas contemporáneos, 12 de ellos extranjeros; y, entre julio y agosto se presentarán los trabajos de los alumnos de la Escuela de Arte.
El segundo semestre convocará con una muestra de bonsáis, con el Salón del Tejido y del Bordado, BordArte, que celebrará 25 versiones y 45 años de la Asociación Arama, y con la exposición de la obra del maestro Jesús Aristizábal, entre otros. Se tendrán festivales gastronómicos y de Flamenco, la exhibición de pesebres, así como los conciertos de Navidad.
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La entidad cuenta con 30 empleados de planta, entre personal administrativo, guías y jardineros, además de 16 profesores. Para Marta Ligia Jaramillo, el Museo es un ente vivo que posibilita la reflexión sobre lo que hemos sido y lo que somos, a partir del arte que se expresa de múltiples formas, en pinturas, esculturas, piezas decorativas, vitrales, cerámicas y objetos de diversa índole, como se ha visto a lo largo de la historia. En tal sentido, la comunicadora y directora de programación, Camila Upegui señala que en muchas de sus propuestas hay una evocación que nos permite reconocernos en un entorno común.
De otro lado, la Escuela, dirigida por Sandra Loaiza Marín, con 144 estudiantes, continúa con sus talleres de pintura, dibujo, caricatura, escultura, fotografía y las clases de ballet y flamenco. Además, en sus instalaciones hay un lugar para el teletrabajo y, en un espacio insonorizado, está la sede de la escuela de la Orquesta Sinfónica de Antioquia. Y se proyecta un restaurante que se unirá a la Tarantela, café gourmet actualmente abierto y que funciona en la antigua casa de muñecas de Isolda, la hija de don Diego y la señora Benedikta.
Hay proyectos para remodelar algunas áreas del edificio de la Escuela. Y el Gazebo, nuevo pabellón de 259 metros cuadrados, con capacidad para 250 personas, será insonorizado en los próximos meses.
El Museo El Castillo, un espacio en el que se invita a la expresión, a la conversación y al disfrute de la naturaleza.