Es el gran momento de verdad, el único encuentro real entre restaurante y cliente y en esta ciudad se está quedando en un lejano segundo plano
Comprar ropa en Medellín ha sido siempre una experiencia agradable. Es legendaria la calidez y amabilidad de los dependientes de almacenes. Se nota que saben y disfrutan lo que hacen, te reciben bien, te recomiendan, te bajan el almacén entero, te esperan con paciencia y si no compras nada, pues no hay problema, la cara sigue siendo tan amable como al principio. Además, los precios son buenos.
Están bien armados y dotados con lo último en comunicaciones
En Chile les dicen “pacos”, aunque su nombre oficial es “carabineros”. En Estados Unidos son simplemente “cops”. Ambos inspiran un respeto evidente, mezcla de miedo y admiración. Ambos tienen funciones de policía y de control de tránsito. Ambos se movilizan en veloces motos y automóviles, y parecen estar en Ambos, naturalmente, están bien armados y dotados con lo último en comunicaciones. Ser detenido por uno de ellos que te pide la licencia o te expide un parte es una experiencia realmente indeseable. Como resultado, el tránsito es relativamente organizado y la gente tiene un verdadero incentivo para observar integralmente las normas.
Sin más opciones, se resignan a tomar un taxi de los que hay ahí afuera
Usted es un gringo que, luego de mucho trabajo de convencimiento por parte de amigos paisas que viven en Estados Unidos, decide finalmente venir a Medellín. Ha convencido a su esposa de que, como dicen sus amigos, la historia difícil de Medellín quedó superada y ella acepta acompañarlo a conocer la ciudad, a ver si lo que les contaron es tan bueno y tan real.
Percibieron que el problema era solucionable y que ellos podían aportar
Entre los libros más vendidos en Estados Unidos en los últimos 2 ó 3 años figura uno no muy grueso llamado “The Tipping Point”, que podríamos traducir como “El Punto de Quiebre”. Escrito por Malcolm Gladwell, centra su argumentación en que en muchas ocasiones de la administración pública, los negocios y la simple vida diaria, es posible lograr cambios radicales en situaciones aparentemente insolubles con un esfuerzo relativamente bajo.
¡Sálvese quien pueda en la Milla de Oro! Para vergüenza de la ciudad y sus habitantesPasan y pasan alcaldes, pasan y pasan juntas administradoras locales...
De la edición impresa (Edición 325) (Parte 1 de 2)
Apenas va a cumplir sus 21 añitos. Ninguno es más reciente en Colombia. Probablemente es el más nuevo de Suramérica, al menos entre ciudades importantes. Pero, cosa increíble, parece el más anciano de todos. El sardino se apellida Córdova y lleva por nombre José María. Es uno de los aeropuertos más jóvenes de América Latina y el Caribe. Pero, duele decirlo, es uno de los peor diseñados. Casi todos los demás, mucho más viejos, funcionan mejor.
Luego de años de estudio, dilaciones y vacilaciones, recibimos con agrado algunas decisiones claras y sencillas que buscan desembotellar, aunque sea levemente, el flujo vehicular en El Poblado. La mayoría de ellas se orienta a darle unidireccionalidad a las vías.
Había una vez una función de la ingeniería de obras públicas que se llamaba interventoría. Su labor consistía en representar al dueño de la obra -o sea, usted y yo- frente los contratistas y asegurarse de que esta se ejecutara con todas las especificaciones técnicas, con los materiales apropiados, y dentro de presupuestos y cronogramas establecidos.
{mosimage}Con la posible excepción de la salida hacia Puerto Berrío, cualquier entrada o salida del Valle de Aburrá implica una buena dosis de subidas o bajadas. No es mucho lo que podemos avanzar sin vernos en empinadas pendientes. Y ni se diga dentro de la misma ciudad. Claro, al haberse terminado totalmente la tierra plana disponible, cada vez un porcentaje mayor de la población -de todos los estratos- vive en zonas de altas pendientes.
No niego que esta columna se esté concentrando demasiado en el tema del tránsito en Medellín. Pero es que son tantos los puntos a mejorar, tanto lo que puede hacerse -y tan poco lo que se hace bien- que con salir solo un rato a la calle los temas fácilmente van apareciendo. ¿Qué tal, por ejemplo, el fascinante y creciente mundo de las motos?
Es conocido el premio Oso de Plata del Festival de Cine de Berlín que ya ganó el año anterior nuestra talentosa Catalina con su María llena eres de gracia. Para no quedarnos atrás, en una columna anterior proponíamos establecer el concurso el Oso de Lata para premiar con el escarnio público a los diseñadores o constructores de aquella obra en El Poblado que constituyera el mayor “oso” para nuestra ingeniería por su chambonería, inutilidad y/o costo desproporcionado.
Gracias por el hardware, Fajardo… y ¿qué pasa con el software?
De la edición impresa (Edición 318)
Vemos interesantes obras viales en El Poblado y en otras zonas de Medellín. Poco a poco los proyectos se vuelven realidad, cada uno resolviendo algún problema local: Doble calzada por allí, “broche” por allá, semáforos en tal cruce, etcétera. Y hay más proyectos en camino, que ojalá reduzcan el vergonzoso atraso de infraestructura que padece El Poblado.
Listo. Ya pasó un año y ya nos acostumbramos. Aprendimos a punta de amenazas y multas y encendemos las luces siempre que salimos a carretera, a cualquier hora del día. ¡Bravo!
Imagino que voy manejando muy borracho por plena Avenida El Poblado y que todos me ven cometiendo una imprudencia tras otra. Imagino que finalmente me detiene un guarda de tránsito que se acerca y me dice que está prohibido conducir embriagado. Yo, sabiendo el estado en que me encuentro, no me preocupo y le entrego un flamante certificado, vigente, legal y expedido por autoridad competente, que “certifica” que no estoy ebrio ni lo estaré hasta determinada fecha. El guarda me permite seguir mi incierto camino no sin antes pedir excusas, y partiendo en veloz y zigzagueante arranque alcanzo a escucharle “…hubiera jurado que ese señor venía borracho…”
Hace unos 20 años tuve la fortuna de trabajar en EPM como auxiliar de interventoría en subestaciones de energía. Yo, pichón de inge-niero civil, admiraba la manera tan estricta y profesional con que construíamos –o mejor, hacíamos construir- cárcamos, por ejemplo. Los cárcamos son canales subterráneos dentro de las subestaciones para conducir cables entre una estructura y otra. Todos bien hechos, bonitos, todos ciñéndose con exactitud a las numerosas normas entonces vigentes. Cualquier imperfección menor, aún en lo meramente estético, era motivo para no recibir la obra al contratista. Y si la tenía que demoler y hacer de nuevo, ¡muy merecido! Justo castigo por no haber ejecutado bien la obra desde el principio.
La Dirección del (algún día) prestigioso concurso El Oso de Lata se complace en anunciar a la ciudadanía pobladense que entregará en fecha próxima -aún por definir- su más codiciado galardón, el Gran Oso de Lata - categoría “Peor Imposible”, a una destacada y perdurable obra de ingeniería ubicada en El Poblado.
La una figura entre las 3 empresas más grandes del mundo en su sector, tiene presencia en más de 50 países, sus ventas son gigantescas y su rentabilidad magnífica. La otra es una industria local formidable, posee claro liderazgo nacional y hace poco sorprendió con la compra de importantes empresas en su ramo, tanto en el país como en el exterior. Y su sede principal está en El Poblado.
El tránsito: el más fiel reflejo de la (in)cultura ciudadana De la edición impresa (Edición 310)Del actual Alcalde de Medellín no esperaba milagros en...
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