En los últimos 120 años asistimos a un sorprendente proceso de transformación de la vida, pero parece que el ser humano no está maduro para asumir las consecuencias.
Ya no queda tiempo. La emergencia planetaria es una realidad. Cómo lograr que la sociedad civil se sacuda, y así como nos unimos alrededor de la micropartícula inteligente, logremos entender que es hora de actuar en conjunto para salvar la casa en que vivimos.
Es una oportunidad única en el proceso evolutivo; lo que F. Capra llamó the turning point, un punto de giro en la tuerca evolutiva. Muchas mentes lúcidas advierten sobre lo que viene si no reaccionamos. Los plazos que ponen los gobiernos son tímidos y poco realistas y están infectados por los intereses del poder, por la presión de las multinacionales de combustibles fósiles y los intereses de la agroindustria.
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Me pregunto con angustia ¿por qué la codicia y el poder se han puesto por encima del ser humano? Un aspecto de la respuesta lo encontramos en el proceso de materialización que ha vivido la humanidad desde el siglo XIX, cuando fuimos despojados del alma. En los últimos 120 años asistimos a un sorprendente proceso de transformación de la vida, con una comprensión profunda de las leyes de la materia; pero parece que el ser humano no está maduro para asumir las consecuencias.
La ciencia reemplazó a la religión como el nuevo dogmatismo y entre otros efectos, durante el siglo XX, vivimos dos guerras que sirvieron como despliegue para los avances tecnológicos de las grandes potencias y permitieron que las fuerzas oscuras que acompañan la evolución se expresaran en las catástrofes que conocemos.
El despliegue incontrolado de las fuerzas de la materia en relación con el suelo condujo a la destrucción de los bosques y a una agroindustria que violenta la vida a costa de beneficios para unos pocos y perpetúa el hambre en las comunidades menos favorecidas. La educación se ha desvirtuado: uno de los hechos más graves es la intelectualización precoz de los niños, que los prepara para una visión materialista y estrecha del mundo. Ya no se enseña geografía, ni historia, ni civismo. El arte es un relleno.
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También la salud está enferma. Son muchas las denuncias sobre las grandes limitaciones que tiene la atención en salud cuando se vuelve una mercancía y es manejada por grupos financieros. La mayoría de los médicos perdió su autonomía y su capacidad de tomar decisiones.
Son algunos de los síntomas de la grave situación que vive la humanidad, que están llevando a la destrucción de la Tierra y que pueden conducir, si seguimos por este camino, a nuestra destrucción como especie.
Coda: Les recomiendo el documental de Netflix Conexiones (Connected), donde se abordan de manera didáctica, muchos de los problemas de nuestro planeta y se plantea una idea central: todo está conectado con todo.