La historia de la bandera va íntimamente unida con las insignias o signos convencionales, usados por los hombres para distinguirse en sus eternas luchas. Su origen nace con él, diríase que desde siempre. Iban acompañadas de símbolos como la ballena para los asirios, la paloma de los babilonios, la letra Tau que usaron los hebreos, el gallo que era nada menos el emblema de los galos y con el águila se distinguió la República Romana. La historia cuenta que Constantino llevó un estandarte de tela preciosa, en la cual estaba bordado el monograma de Cristo. Y mucho antes los egipcios usaron figuras de animales, como el buey Apis y que atenienses y troyanos se distinguían con las propias en el sitio de Troya. Esto me hace pensar que hasta el mismo Noé ondeó un trozo de tela en su Arca. Entonces, no cabe duda de que desde siempre, naciones y personajes han utilizado las banderas y los símbolos para representar su propia identidad. Hoy en día todos los países tienen los suyos y son reflejo de su historia, son “…lazos que nadie nunca desatar podría”, como decía el gran Caro.
Una introducción a la genética y a los exámenes genéticos
Es importante conocer la historia familiar; claro que no por los apellidos como creen algunas personas.
Adaptado para Internet de la edición impresa (Edición 296)
Es importante para saber si en la familia ha habido enfermedades recurrentes a través de las generaciones. ¿Algo en los abuelos? ¿Se repitió en los padres o en los tíos? ¿En los hermanos, en uno mismo? ¿Podría reaparecer en los hijos?
Sixto Paz en enero y Jorge Suárez la quincena que terminó, visitaron Medellín para “difundir su verdad”, en la que tienen cabida seres extraterrestres, naves voladoras y escondrijos bajo tierra. “No teman: son amigos”, coinciden
Jorge Suárez cuenta que su región, la del Cerro Uritorco, noche a noche es sede de una fe-nomenal dinámica de avistamientos de esferas de todos los tamaños y colores, y cree que en sus profundidades opera una base de los extraterrestres.
El auditorio de una conferencia sobre Ovnis bien podría confundirse con el de las charlas culinarias de Nacho Cajiao, el de las ceremonias religiosas, o de la reunión cívica para planear una tutela contra la Alcaldía. Van señoras de edad, muchachos de pelo largo, señoras de más edad, tipos sin pelo, niños, jóvenes bonitas y otras no tanto, con la diferencia de que allí lo que buscan son contactos con “entidades biológicas extraterrestres”, como las llaman.
Es gente, la del auditorio, convocada por la pasión Ovni, para otros Veds -vehículos extraterrestres dirigidos-, que da la idea de tener más información que curiosidad. De hecho sus preguntas superan las imaginables ¿qué fue lo que más les gustó de Medellín a los extraterrestres?, o si fue verdad que trajeron la Piedra del Peñol: nada qué ver.
Los escribe una mujer guajira: elogios para su cocina
De la edición impresa (Edición 296)
Mi correría por el Caribe me sigue dando tema para esta columna, y boba sería si después de pasar a vuelo de pájaro por la hermosa Guajira no fuese capaz de referirme de alguna manera a esta exuberante región de Colombia. Y digo a vuelo de pájaro porque definitivamente para conocer en profundidad una región como esta se necesita vivir en ella al menos un invierno y un verano.
Saúl Álvarez LaraDe la edición impresa (Edición 295)Esta es una breve reseña del personaje, y permanente colaborador de Vivir en El Poblado, que con...
Saúl Álvarez LaraDe la edición impresa (Edición 295)Esta es una breve reseña del personaje, y permanente colaborador de Vivir en El Poblado, que con...
La desaparición de Juan Camilo Uribe (1945 – 2005) deja al arte colombiano sin una de las figuras más creativas, más sensibles e inteligentes de toda su historia.
Adaptado para Internet de la edición impresa (Edición 295)Carlos H. Jaramillo, Subsecretario de Planeación Este sector de la ciudad especialmente vive una cultura individualista....
Entre los conflictos usuales entre vecinos, ruido, daños, basuras, abuso de confianza, siempre se ha hecho notoria una modalidad bien particular: montar un pleito, hasta con abogado, contra el próximo, y desconocido, ocupante del barrio. Conocedores ofrecen sus interpretaciones
Nota adaptada para Internet de la edición impresa (Edición 295)
“El vecindario está convertido en un chiquero y probablemente es por culpa de gente que viene de otros sectores de la ciudad”, decía una carta de protesta que llegó el 28 de abril a Vivir en El Poblado desde La Aguacatala, y que si se estudia con detenimiento comparte unos intereses y una manera de comprender el mundo con los del enfurecido habitante de La 10 que en una reunión cívica del 4 de abril en el Cerca dijo que “la explicación a los problemas que sufre el parque principal en la noche es que sus usuarios no son de aquí”, y que también se identifica con el ataque jurídico en diciembre desde el Edificio Mindanao contra el proyecto residencial Santos por razón de que les van a “dañar el vividero".
A mi hija le va bien en eso de dormir, y a sus casi tres años ha desarrollado una especial sensibilidad por el tema, de modo que la visión de una persona dormida –espectáculo soso a más no poder- le parece el fenómeno más inquietante de la naturaleza. Devanando todo el asunto, resulta que lo que más llama su atención es el bulto de algún vagabundo a quien no le ha quedado otro remedio que echarse a dormir en cualquier césped o acera, sin ninguna posibilidad de intimidad dada la inaudita proliferación de transeúntes sobre la Tierra. Mi hija, entonces, me pregunta por qué el buen hombre de turno se ha recogido en un lugar tan inhabitual (no lo pregunta de ese modo, se entiende: que ni siendo la hija de Rufino José Cuervo). Yo le respondo cada vez con una frase que, de lo puro ingenua o tierna, un día de estos va a hacerme llorar: “Porque no tiene casita, bebé”.
Que tiene el oro que gusta tanto A lo largo y ancho de este libro, según sus realizadores, se ofrece un retrato de Mineros narrado por sus protagonistas y presentado de forma que sea de fácil comprensión y agradable lectura.
Llegó la hora de que los científicos encargados del proyecto SETI@home se sienten a analizar las 200 señales más prometedoras de las más de 5 billones que han identificado.
Del 18 al 20 de marzo del año pasado los investigadores del proyecto de búsqueda de inteligencia extraterrestre (SETI, por su sigla en inglés) de la Universidad de Berkeley, Dan Werthimer, David Anderson y Eric Korpela, hicieron una serie de observaciones de seguimiento a las 200 señales de radio identificadas hasta ahora que tienen el mayor potencial de no ser de origen natural, es decir, de ser transmisiones hechas por civilizaciones extraterrestres.
Para el caso particular de Antioquia, quizás la figura más representativa ha sido la de la cacica Dabeiba, a pesar de que en realidad aún no exista un planteamiento serio en torno a su historia y en cambio se sigan recorriendo algunos caminos de la imaginación y la fantasía.
No fue tan fácil, como quizás lo creyeron algunos expedicionarios españoles, el sometimiento de las tribus que habitaban lo que es hoy el territorio antioqueño. No pocas de las comunidades indígenas resistieron por años y años y lograron, a su modo, alguna organización que al final les permitió hasta donde fue posible la defensa de sus intereses. Y hasta de sus mujeres. En luchas sangrientas, los nativos se opusieron a los invasores y no fue difícil que algunos de ellos, como lo relatan cronistas de la época, hubieran podido esconder sus tesoros. Algunos, ciertamente, se encontraron, pero no todos.
Arbol muy conocido, no sólo por sus características físicas sino por las terribles historias de las caucherías de la región amazónica. Es originario de Asia, más exactamente de las zonas tropicales que van desde la India hasta Malasia. El caucho es grande, puede llegar a medir 20 metros de alto y con su copa cubrir 40 metros de diámetro. Su tronco es retorcido y grueso y puede abarcar hasta dos metros.
El maremoto del 26 de diciembre en Asia ha sido el mejor documentado en la historia. Pasado el “shock” que produjo su horrorosa espectacularidad, se analizan sus causas y consecuencias, y se reflexiona sobre dos preguntas muy pertinentes: ¿Por qué, en pleno siglo XXI, el de las comunicaciones y la globalización, un evento natural causa 300 mil víctimas? ¿Hubieran podido evitarse, al menos en parte? Un aspecto fue la ausencia de sistemas modernos de alarma y evacuación como los que operan en varios países desarrollados de la cuenca del Pacífico. Los análisis más profundos van, sin embargo, más lejos, y redescubren un factor tan importante como el primero, a saber: la ignorancia generalizada sobre asuntos elementales de la naturaleza y la incapacidad de leer sus señales de alerta.
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