La vida del ser humano está marcada por circunstancias y situaciones que lo moldean. Con los años observamos que esas señales son símbolos que a veces logramos descifrar y otras no. Por eso acechar el símbolo es tan relevante: es el fundamento de todo cuanto es, es el arquetipo, lo original, lo que nos vincula.
El símbolo nos ubica en una situación atemporal y se desarrolla en forma de mitos que nos acercan a la realidad, donde surge la posibilidad de entendimiento que va más allá de la razón y nos pone en contacto con lo fundamental de la vida. Va más allá de cualquier cultura o conocimiento. Por eso se afirma que el símbolo es una idea – fuerza. Borges diría que el símbolo es otra forma de memoria inscrita desde siempre, lo que llamamos la eternidad en el corazón de cada hombre.
Es la Qábala la que nos habla de ellos. El ser humano está conformado por una serie de puntos receptores que al venir a esta realidad se llenan de información y que hay que vaciar para recibir nueva. Vaciamos una y otra vez porque cada información que la vida provee supone un desapego, donde solo el receptor guarda lo esencial. No somos seres permanentes, somos mutantes.
Con respeto y con las limitaciones que la vida impone, he seguido las enseñanzas de Annick de Souzenelle, que habla de muchos aspectos que nos apartan de la Qabala tradicional y ella dice:
Estoy entre aterrada y sorprendida al ver que esta pandemia se llama el Coronavirus. ¡La corona es el punto uno del Árbol de la vida! ¿Qué será lo que nos quiere decir? Lo que se intuye es un despertar de la humanidad, ir hacia una nueva forma de vida. Pasar de vivir como rebaños o ganado, para tocarnos con lo que es esencial. Hoy todos somos esclavos de relaciones, del trabajo, del bienestar que proporciona comodidad, de las tecnologías…Y ha llegado a nuestras vidas una circunstancia profética.
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La situación nos invita a dejar ese Egipto interior a cada uno y escuchar la “circunstancia – Moisés” que lleva a atravesar un desierto sin temores, nutridos desde el cielo por el maná o la alimentación física, emocional y espiritual que cada día requiere… sin acumular nada.
Es el conocimiento adquirido por la vía interior el que nos va a guiar y mostrar el camino hacia la realización del ser. Y como lo sugiere la Qábala, vamos a adquirir la Corona. El punto mas alto: (¡Kether!) Porque lo que se evidencia es que permanecemos en el punto más bajo: El Reino (Malkhout).
Nos espera un cambio de nivel de consciencia comunitaria, mundial, radical. ¡Que así sea! Nos dirigimos hacia ella con la certeza de que la humanidad puede producirlo como un Todo que somos y lograr la Unidad que tenemos que devenir.
Por: Elena María Molina Villegas