Los reyes de las fake news no le atinaron ni media a la Junta de EPM

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¿Luis Pérez? No. Tampoco Mauricio Tobón ni Juan Carlos Vélez. Desde que se conoció de manera oficial la renuncia en pleno de los miembros de la Junta Directiva de EPM, casi al instante se hizo tema de conversación pública, aunque presentada de manera extraoficial y como “probable”, la lista de reemplazantes.

Todo ocurrió la semana pasada en tres convulsionados días para Medellín y su institucionalidad y las relaciones entre los sectores público y privado.

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Y la lista no oficial se hizo viral y horas después, por la fuerza de la repetición, se convirtió casi en hecho, no solo en cuentas de redes sociales, con notas firmadas incluso por dirigentes y periodistas, sino también en círculos menos públicos como WhatsApp.

Que Gabriel Jaime Rico y Maria Emma Mejía más Augusto López. Y tampoco acertaron. Simón Gaviria y David Luna también rondaron en ese engaño presentado como “posibles nuevos nombres”, lo que generó desinformación.

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El hecho también causó un efecto adicional en la crisis institucional que vive por estas horas EPM, debido a la colección de opiniones negativas sobre la presunta decisión del alcalde Daniel Quintero de conformar una nueva Junta Directiva a partir de esos perfiles, sin búsquedas de consensos y a manera de contrarreloj.

Hubo incluso un cruce de opiniones sobre asuntos de caciques políticos y también de origen y de sentido de pertenencia por la región, todo sin sentido ni utilidad, de cara a cómo resultó el final del proceso.

Desde el viernes 14 de agosto y a cuentagotas, Quintero hizo públicos los nombres oficiales de los verdaderos integrantes de la Junta Directiva, sin que resultaran coincidencias con los presentados como probables por los reyes del fake news.

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No es posible establecer quién y para qué inició la cadena con nombres que no corresponden con la realidad del caso; lo que sí es conocido es que estrategias de este tipo suelen arrojar un ganador anónimo, que obtiene resultados con el número de audiencia que consiguen sus mensajes y que transforma en recaudos económicos, al margen de que el interés común, la verdad y la institucionalidad queden lesionados.

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