La obra reciente de Fernando Vallejo, una alegoría vallenata de Sánchez Baute, un manual útil de Economía de Eduardo Lora, o la edición conmemorativa de Rayuela… mucho para antojarse este mes.
Entro a Twitter y me veo retuiteando trinos que ofenden mi autonomía. En Facebook sucumbo ante los posts más imbéciles. Me babeo en Instagram y le pongo corazoncitos a fotos inmaculadas. Quiero ser lo que leo: Horacio Oliveira con La Maga en un hotelito de París, Leandro Díaz en los potreros de Hatonuevo entre turpiales y sinsontes, el desafinado dictadorzuelo de un libro cojo y delirante. “Cada novela tiene sus entresijos y cada lector los desentraña a su manera”, me dijo una vez a sus 103 años de edad mi tía Susana, sor Susana Mejía Gómez. Suficiente y necesario para creer que aún puedo ser lo que leo.
Cuando dices lo que no quieres
El título es trémulo para un delirio tremens. Fernando Vallejo, en Memorias de un hijueputa (Alfaguara, abril de 2019, 186 páginas) vuelve a soltar su ponzoña. Párrafo a párrafo, fantasea con matarnos a todos. Insulta a papas nuevos y antiguos de la Iglesia Católica a la que nunca baja de puta de Babilonia. Sueña con una Colombia ingobernable, anacrónica, repleta de degollados: un desastre peor que el actual. Añora a su abuelo en Santa Anita, la amada finca de Los días azules. Se desquita con los escritores que no lee, desprecia o ningunea. Vuelve a fantasear con matarnos y volvernos a matar, a lo Pablo Escobar. Describe con fruición los fusilamientos de Samper, Gaviria, Pastrana, Uribe, Santos y Duque. Se revuelca de ira contra las mujeres por paridoras, holgazanas, malas pécoras. Le perdona la vida a Ernesto Ché Guevara (¡!) por pinta y buen locutor. Los demás, ¡a la gehena! O sea, al puto infierno de su desamparado espíritu.
Para perder el miedo a amarte
Rayuela, la inclasificable novela de Julio Cortázar, ha sobrevivido a la catástrofe de la globalización cultural. La Real Academia Española, la Asociación de Academias de la Lengua Española y el grupo editorial Penguin Random House presentan su edición conmemorativa. Reproduce el original de 1963, Edición Sudamericana, Buenos Aires, con las estratagemas de Cortázar para agrietar las estructuras del género novelístico. Con textos de presentación de Gabriel García Márquez, Adolfo Bioy Casares, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes y Sergio Ramírez, como quien dice el curubito de la literatura latinoamericana. Incluye un glosario para gozar el rompecabezas de Oliveira, La Maga y sus parceros: gíglico, jitanjáfora, rulemán, patafísica. Más la transcripción facsimilar del cuaderno de bitácora del autor y un delicioso índice onomástico. ¡Una obra inmarchitable en el lado de acá y en el lado de allá! O al vesre.
¿Algoritmos o bolas de cristal?
Así como una novela lleva a otra, las lecturas económicas se encadenan sin parpadear. El profesor Xavier Sala I Martín, economista de Harvard, es uno de los divulgadores científicos más prolíficos y amenos del mundo. Durante años se ha dedicado a narrar historias de los inventos humanos. Su obra más reciente, La invasión de los robots y otros relatos de economía en colores (Conecta, abril de 2019, 318 páginas) parece una crónica de ciencia ficción desde los cristales de Murano hasta la persistencia de los estafadores en el mundo pasando por los cambiantes índices de esperanza de vida.
Casi todos los temas tienen que ver con las mutaciones que estamos viviendo sin tener conciencia de sus consecuencias o secuelas. De ahí el interés que despierta, la curiosidad que alimenta y las dudas que resuelve el astuto profesor Sala I Martín, mitad gringo, mitad catalán.
Es tan fácil ser feliz
La literatura de Sergio Ramírez conjuga la gracia de un querubín con la mirada felina de los incrédulos. Casi siempre sus historias se desenvuelven con fluidez desde y hacia la ironía, según se nota en esta edición de Debolsillo (febrero de 2019, 830 páginas) con Todos los cuentos. Lo bueno de las colecciones de relatos es poder leer aquí o allá, sonreír, relajarse, sentir que cada cuento es insuperable, o todo lo contrario. Los relatos de Sergio conmueven hasta las lágrimas, sin que se sepa si uno llora de risa o de tristeza, pues el sarcasmo liviano y fino campea en cada página con una lealtad irreductible.
En política, Sergio Ramírez también es contundente. Una vez le pregunté en público si aún creía en las ideas de Augusto César Sandino, general de hombres libres, y templando la voz me contestó: “¡Ahora y siempre!”. Aquí lo recomiendo de todo corazón: nadie se desilusionará…
La economía no muerde
Voy a decir una perogrullada, es decir, una verdad de a puño o una “certeza que, por notoriamente sabida, es necedad o simpleza el decirla”. En primaria y secundaria se debería enseñar Economía. ¿Cómo sobrevivir sin conocer las diferencias entre gasto e inversión? ¿El trabajo es igual al capital? ¿Debemos actuar por el bien común?
Eduardo Lora, de la Universidad Nacional, se ha propuesto ayudarnos a dilucidar estos aparentes misterios y a responder con claridad y sencillez a las más inhóspitas preguntas de la vida ordinaria: ¿alcanzaremos a pensionarnos?, ¿la inflación aplastará nuestros sueños?, ¿cambiarán los dueños del poder o serán los mismos por los siglos de los siglos?, ¿pagaremos más o menos impuestos? Economía esencial de Colombia (Debate, abril de 2019, 230 páginas) es un manual útil y de fácil comprensión, para no volver a quedarnos callados cuando alguien opine de devaluación, globalización o economía social de mercado.
Los dioses coronados por la ternura
Leandro (Alfaguara, abril de 2019, 241 páginas), la nueva novela de Alonso Sánchez Baute, parece un cántico de esperanza, un himno a la perseverancia y un elogio a la fuerza de voluntad, todo al mismo tiempo.
Ciego de nacimiento, Leandro Díaz jamás se dejó acorralar por la falta de luz. Se concentró en las palabras y después le llegó la música, torrencial, primigenia, para narrar sus pesares y también sus dichas o para contar la historia de las lejanías en que vivió. ¿Quién no se ha encantado con Matilde Lina? ¿O con los versos de La diosa coronada, recogidos por Gabriel García Márquez como epígrafe de El amor en los tiempos del cólera? El mismo ímpetu testimonial o alegórico de estos vallenatos impregna el libro de Alonso. Escrita con ternura, elegancia y franqueza, esta fábula es cosa bella, mitad homenaje, mitad añoranza, como la vida misma.
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