El chef colombiano Charles Michel hace parte de The Final Table, reality de Netflix. Un programa para ver en vacaciones.
Por Juan Pablo Tettay De Fex / [email protected]
Dice que no hay nada mejor que probar la cocina de los demás. Por ejemplo, el mejor huevo que se ha comido, vino de las manos de una mujer arhuaca: “huevos recién recogidos, con zanahoria rallada, es una gran experiencia de sabor”. Por teléfono, la voz de Charles Michel es suave y fuerte al tiempo; es el único colombiano que participa en el reality de Netflix The Final Table. Hace equipo con el ecuatoriano Rodrigo Pacheco, chef del restaurante Bocaldivia.
Charles, te sigo en Instagram (@charlesxmichel) desde antes del reality y he visto que tu trabajo mezcla la cocina con el arte y con la ciencia. En esa mezcla de cosas, ¿cómo te definirías?
“Es una pregunta difícil de contestar. Desde que empecé mi carrera a los 17 años, he querido estar involucrado con diferentes disciplinas. Empecé como chef en Francia y me di cuenta de que no quería que mi vida fuera en la cocina de un restaurante, y por eso, me devolví para Colombia. Los viajes que hice me transformaron en educador y, al mismo tiempo, al cocinar para artistas y conversar con ellos me di cuenta de que la comida es un medio para comunicar ideas, y desde ahí me considero un artista. Luego conocí a un profesor de la Universidad de Oxford, quien me invitó a hacer investigación académica: fueron tres años y medio de labores. Ahí se metió la tercera parte, la ciencia. La síntesis de eso: voy en el camino de ser un filósofo de la comida. También tengo un lado activista: quiero mostrar que la gastronomía puede aportar a la sociedad moderna reduciendo hábitos y desperdicios. Mi participación en The Final Table tiene mucho de ese camino, fue la oportunidad de mostrar ese mensaje”.
La cocina siempre está en el trasfondo, ¿cómo llegaste a los fogones?
“Quería poder aprender una profesión que me diera alas para poder viajar. Siempre me ha gustado el alimento, servir, atender, que la gente esté feliz alrededor mío y ahí fue cuando la cocina tuvo sentido”.
Dentro de las cosas que valoro de un plato, es que el cocinero tenga una intención al idearlo. ¿Crees que una creación debe contar una historia?
“Es fundamental. Incluso, cuando se miran las cosas desde el sentido de la tierra, se puede pensar que un plato puede no tener una historia, pero siempre tiene la misión de alimentar. La alimentación es una acción noble, un plato puede ser el sustento diario y puede ser la base de una alimentación balanceada. A pesar de que la persona que lo esté creando no lo sepa o no lo piense, está entregando un mensaje”.
Y tu comida, ¿qué mensaje tiene?
“Lo que pasa hoy en temas de política y economía, y lo que está por pasar, es importante, pues creo que vamos hacia una serie de crisis gigantes, la más importante de ellas es el cambio climático. El mundo está cambiando y vamos a tener bastantes problemas. La cocina puede ejercer una pequeña influencia: desde el día a día, desde la forma en la que nos alimentamos, desde la cantidad de carnes rojas que tenemos en la dieta, desde la cantidad de comida que desperdiciamos. Generar conciencia sobre todo eso es un pequeño aporte para tener una relación más equilibrada con el ambiente. A veces no nos damos cuenta de la importancia que puede tener lo que escogemos en el supermercado. En este sentido para mi cada plato debe tener una reflexión”.
Es interesante que hables desde ese punto de vista, los cocineros tienen un papel importante en temas de seguridad alimentaria, sostenibilidad y biodiversidad…
“Sí, y a eso le agrego nuestro papel en el rescate de la cultura. Pero eso va más allá de la cocina, todas las disciplinas deben tener una visión clara del futuro, entender hacia dónde debemos ir basándose en las buenas prácticas que han dejado nuestros antepasados. Me defino como alguien que siempre intenta tomar lo bueno del pasado y proyectarlo hacia el futuro, haciendo un balance en el presente. El alimento es la conexión más directa que tenemos con la naturaleza: lo que comemos todos los días es una manifestación del paisaje. Y así aparece la relación de la salud del cuerpo con del medio ambiente: lo que es bueno para el cuerpo, es bueno para el ambiente y viceversa. El cocinero debe restablecer esa relación: todos los humanos comemos a diario, siempre hay una manifestación del alimento, tenemos que mostrar la importancia que tiene lo que escogemos para comer y lo que entendemos de la comida”.
¿Por qué ver The Final Table?
“Más allá de la competencia, de que es la producción de televisión más importante en temas culinarios, hay que verlo porque es un referente de creatividad, de innovación y de compañerismo que pueden inspirar a cualquier persona”.