A desconfinar el alma en las galerías de arte

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Otras puertas abiertas para visitar, para recorrer, para mover la economía. Lugares en donde la contemplación, la reflexión y el diálogo siempre están presentes.

El muro de entrada a Policroma se vistió de rosa para darme la bienvenida. Tras meses de no entrar a una galería de arte este colorido me sentó bien. Me detengo en la puerta a limpiar los zapatos en el tapete, espero a que Pablo López, artista plástico y encargado de recibirme, me tome la temperatura y entro; qué bien se siente, a mi derecha hay una suerte de herbario pintado de dorado, una obra sutil y poderosa de Sara Herrera que ilumina el camino a la muestra colectiva Felices curiosidades.

Con curaduría de Adriana Ríos, la exposición reúne el trabajo de Catalina Jaramillo, Cristina Castagna, Elizabeth Builes, Julián Urrego, Laura Montoya, Víctor Garcés y Sara Herrera y está dividida en tres estados: líquido –el inicio del proceso de las obras–, sólido –ya más consumadas– y gaseoso –la obra terminada–. El concepto de curaduría está plasmado con maestría y precisión en el espacio ajustado de Policroma, que sorprende por lo mucho que brinda en sus muestras.

Soy la única en la sala, puertas y ventanas están abiertas y circula el aire fresco de la tarde, la serenidad que ofrecen los espacios de arte –galerías y museos–, abraza con ímpetu en estos tiempos indefinibles.

En palabras de Paula Builes, directora: “las expresiones artísticas nos ayudaron a soportar el confinamiento. ¿Qué habríamos hecho sin cine, sin libros, sin música o sin arte? Ahora que podemos salir, qué mejor que disfrutarlo en vivo; además son espacios seguros”.

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Paula coincide con su colega Manuela Velásquez, de Lokkus Arte Contemporáneo: “las galerías de arte son sitios seguros, además de oasis espirituales para visitar tras cinco meses de estar en la casa”. Tanto ellas como quienes están al frente de otras galerías de la ciudad estuvieron muy activos durante el confinamiento, por un lado, para que el público pudiera ver sus exposiciones de forma virtual, pero además para buscar estrategias de comercialización de las obras, con el fin de garantizar algunos ingresos para los artistas que representan y para sus galerías.

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Ahora que abrieron de nuevo queda claro que nada se compara con visitarlas, con ver los 366 dibujos de José Ignacio Vélez en Lokkus en su exposición Self-ei – Portrait, una reflexión sobre la autoimagen en tiempos de selfies –si bien el artista, a quien conocemos más por su trabajo en cerámica, no es generación selfie–.

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Un trabajo por la ciudad

Novedad interesante resulta el hecho de que Benito Garage, especializada en obra gráfica y al frente de la cual se encuentra Carlos Gómez, se trasladó al segundo piso del edificio Doble Elle, el mismo en el que se ubica Lokkus. Manuela destaca la importancia de esta vecindad, que les permite trabajar proyectos conjuntos.

Cerca, en el hotel Click Clack, la galería La Cometa está ya también abierta con la exposición Tradiciones sostenidas, colectiva de Vanessa Gómez, Daniel Nystrom y Daniel Brusatin. Desde allí Blanca Londoño se une a sus colegas: “El valor principal del arte es que tiene la capacidad de humanizarnos. El arte no puede cambiar comportamientos a la fuerza, pero sí es un antídoto en tiempos de caos”.

Finalmente, La Balsa recién cerró la muestra El precursor de las tormentas de Jorge Marín, lo cual hizo con un open house aprovechando su espacio abierto y patio central, que les permite reunir hasta 40 personas con las medidas de bioseguridad. Clara Arango, coordinadora de la galería en Medellín, adelanta que a finales de septiembre abrirán otra colectiva.

Galerías de arte en Medellín
Galería La Balsa

Acabo mi recorrido y ya quiero regresar, entonces invito a los lectores a que se sumen y den rienda suelta a sus sentidos e imaginación en estos refugios. En palabras de Paula Builes, “las galerías son lugares comerciales, claro, pero también espacios importantísimos porque mostramos la producción artística de la ciudad, del país. Son lugares en donde la contemplación, la reflexión y el diálogo siempre están presentes a través del arte y eso nos sirve mucho a nivel mental y emocional, no solo en esta coyuntura, sino siempre”.

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