Al sector de la gastronomía le ha tocado adaptarse. Gastroempresarios: serie de emprendedores que le han sabido dar la vuelta a la contingencia. Juan David Correa, de Altagracia.
Cada día de cuarentena le cuesta al país 84 mil millones de pesos según un estudio de la Alcaldía de Medellín. Muchos hablan de reinventarse, otros de adaptarse a la nueva normalidad. Juan David Corres es uno de los socios de Altagracia, un bar ubicado en Provenza, que ha aprovechado este momento para volver a empezar.
Son famosos por los shots, de hecho así nacieron en el parque de El Poblado, y ese fue uno de los primeros productos que relanzaron: los vincularon con mantras positivos, así, al tomarse uno, se le dice adiós al miedo y la negatividad.
¿Cómo ha sido el proceso de adaptación?
“Nuestra fuerza siempre ha sido crear productos basados en conceptos. Como todos, pasamos por una etapa de miedo, pero eso nos permitió apoyarnos en nuestras herramientas y crear nuevas formas de ver la realidad. Así aparecieron los mantras y otros productos que hemos ido diseñando de acuerdo con la época”.
¿Cómo se inspiraron para crear los mantras?
“Nos cansamos de las noticias negativas, de la desinformación, de ver que los medios solo muestran un lado de la realidad. Queremos es mostrar otro lado, otra cara, generar conciencia no con miedo, sino con amor, con felicidad y con resiliencia. Por eso nos enfocamos no en crear un producto, sino en crear una experiencia, algo que se pueda vivir en casa a través del domicilio”.
Altagracia no ha dejado de reinventarse. Nacieron en 2008 como una barra de shots y pronto abrieron su primer local en el parque de El Poblado. Luego, se mudaron a Provenza. Y ese fue su primer remezón. Allí, entendieron que de shots no se vive y empezaron a explorar el mundo del café y la comida.
¿Cómo fue ese cambio?
“Movernos nos llevó, incluso, a cambiar la música. Empezamos también a generar experiencias itinerantes. Mucho de eso nos sirvió pues en 2018 ganamos un premio como uno de los mejores lugares de coctelería de Medellín y en 2019 y 2020 estuvimos nominados a los premios La Barra como mejor propuesta de mixología en Antioquia”.
¿Todos esos cambios los prepararon para ese momento?
“Esta es una situación que nadie esperaba, porque hay muchos cambios que se hacen sin que la gente se dé cuenta. Pero esta vez nos tocó cambiar a todos a la fuerza, eran cambios que había que hacer. Nuestra historia nos ha dejado evolucionar de una forma muy rápida. Nosotros tenemos una filosofía y es que en estas situaciones uno se mete al mar, pero no a pelear contra las olas, sino a dejarse llevar, a que la situación le muestre a uno el camino. Por eso hay que tener paciencia, ser muy surfistas, mirar la vida con una perspectiva muy positiva”.
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Y así han sabido leer tendencias, ver, por ejemplo, que el futuro son las redes, que el domicilio llegó, pero que tiene que ofrecerse de una forma muy distinta, para sobresalir entre todos. Por ejemplo, para el día de la madre, se unieron con Paulina Naranjo, repostera, para crear una especie de rompecabezas que al armarse se convierte en un brunch: “un juego en familia”.
Y entonces, ¿qué sigue?
“Ya entendimos que el local por ahora no regresa. Serán de 6 a 18 meses cerrados, y por eso nos tenemos que adaptar, nos hemos venido preparando para aguantar. Pero lo más importante es tomar las decisiones que son en el momento justo. Como los extranjeros van a dejar de venir, hay que enfocarse en los locales y en el producto local. Hay que darle cabida al diálogo, negociar, porque todos estamos igual, es una cadena y una decisión mía ayuda o perjudica a otros”.