Alguien escuchó a un davoseño, davosense, davosano –ignoro el gentilicio de los nacidos en Davos- que al toparse con un yipao –su alquiler fue más alto que el de un Ferrari, sin contar el precio del disfraz cafetero que le chantaron-, estacionado en plena vía Promenade, al frente de un local estampado de paisajes, exclamó: ¡Ah, cosa bella, carajo! (Enredado y en susurros, no suelen ser dicharacheros los hijos de los Alpes).
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Sucedió durante el reciente Foro Económico Mundial. (Se ofrece recompensa a quien pueda brindar información que aclare la utilidad de tan selecto costurero anual). Y en el que nuestro país, gracias al empeño del presidente Petro, el Mincomercio y Procolombia, jugó un papel estelar de nuevo rico. Apenas comparable al de Los Beverly Ricos. Sin rifle, sin zarigüella, sin yacimiento de petróleo en el jardín, como en el filme, pero sí con mucho billete dizque para posicionar la actual marca país: Colombia, country of beauty.
País de la belleza, sí. De la pobreza, la extrañeza, la pereza, la tristeza, la torpeza, la bajeza…, también. Por todo ello, en especial por la pobreza –no por desinformados o envenenados, según la gerente efímera de la Casa Colombia, Maria Antonia Pardo-, es que a tantos colombianos los pagos de la tal vitrina les parecieron, más que una inversión, un despilfarro. La cuestión es sencilla: si estamos boyantes, ¿por qué subir impuestos, peajes, gasolina…, y plantear hacer una reforma a la Reforma Tributaria? O, si estamos escasos, ¿por qué igualarnos a partners asociados del Foro, estilo PepsiCo, Mitsubishi, Chanel? Andar a paso firme y con la frente en alto está muy bien; siempre y cuando no aparentemos ser lo que no somos.
(Si sumamos los gastos hormiga del vueltón: pantallas, barista, bailarines, traductor, personal de atención, alojamientos, tarifa de contingencia, pago a Publicis Live y así, el gran total alcanza los 4 mil 850 millones de pesos. Justo cuando rodaba montaña abajo la tragedia anunciada en el Chocó. ¡Ah cosa bella, carajo!)
Estamos en austeridat, recalca Petro. Usted, yo, nosotros, porque los cercanos a la Casa de Nariño viven sabroso y lo demuestran. Ejemplos de bonanza: la vice les saca el jugo, “de malas”, al helicóttero y a la cartera de Igualdad que le confeccionaron con un presupuesto de 500 mil millones de pesos. La ministra del Deporte, dejó perder, “por ignorancia”, los Juegos Panamericanos 2027 en Barranquilla que podrían concitar la atención internacional mucho más que la performance en Suiza y, de contera, 2.25 millones de dólares que ya se habían desembolsado. El canciller, Beverly rico él, nos sumergió en un pleito millonario con Thomas Greg por el lío de los pasaportes y en un gasto de seis mil millones de pesos para montar a sus altos funcionarios en 31 camionetas 4×4.
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La Vero, a quien nadie eligió y no tiene funciones asignadas por la Constitución, pero que en año y medio de ejercer de florero ha aprendido que el poder es para poder, se auto asigna partidas oficiales que le permiten mantener al día su imponente cuerpecito y el séquito que la abanica; nos ha costado, por lo bajo, mil millones de pesos. Y las presuntas irregularidades en la financiación ($$$) de la campaña presidencial y el presunto enriquecimiento ilícito ($$$) de Nicolás, el hijo mayor de la Nación…
ETCÉTERA: ¡Ah cosa bella, carajo!