Adriana Mejía

El boceto póstumo

¿Esto era todo?, me pregunté en voz alta. La expectativa que había precedido la publicación de En agosto nos vemos, cuando cerré el libro,...

Jamón crudo sin sal

Adolfo, uno de los primos Strauch que sobrevivieron al accidente aéreo de los Andes (Daniel y Eduardo, los otros dos), en vista de que...

Un minuto de silencio

La lujuria del micrófono y de las redes sociales nos trae a los colombianos de a pie, por la calle de la amargura; al...

A capo muerto, mito puesto

El estribillo: la historia hay que contarla y recontarla para que las nuevas generaciones la conozcan y no se repita, es pura cortina de...

¡Ah cosa bella, carajo!

Alguien escuchó a un davoseño, davosense, davosano –ignoro el gentilicio de los nacidos en Davos- que al toparse con un yipao –su alquiler fue...

Petro en la taza del café

Tengo un ritual por las mañanas: saborearme, con parsimonia, un americano que me potencia la alegría de vivir. Lástima que ahora me está sentando...

El llamado de Dios a Quintero…

Mi amiga Fulanita -la que no tiene filtro- anda deslenguada con el embalaje de las elecciones locales. “Ahora sí que está cochina la cosa”,...

María Duque y Fernandito

Yo también estuve en la casa de María Duque. Trabajando y tomando tinto de olla, hervido varias veces.     Esa tarde María abrió la puerta y...

“Quedar vivo, aunque muera”

Dos veces a la semana se oía el pregón por todo el pueblo: “¡Juan Torres avisa/ a la distinguida sociedad de Jardín/ que en...

El siglo del olvido

Ni siquiera las víctimas directas, a quienes de manera bienintencionada quiso la Alcaldía visibilizar con el acto mediático y quiere honrar con el memorial...

La chaqueta verde menta

Qué largo camino nos falta por recorrer. Vestirse como se quiera, ¿no hace parte, acaso, de esos derechos que nos asisten a cada una? El...

Cigarras en la piel

No conozco Hay-on-Way, el pueblecito de Gales donde en 1988 nació el Hay Festival, con el fin de compartir los gustos literarios de sus...

Gabo y el ricachón

Encabezaría gustosa el club de fans de García Márquez, casi toda su obra la he leído, subrayado, releído y saboreado. Respecto de su...

¡Estudien, vagos!

Osos de científicos sin vocación, que perjudican la credibilidad de los que sí la tienen y se la juegan toda, rogando patrocinios, para realizar...

Yo no me tapé el ojo

Nos resistimos a llamar las cosas por su nombre: una fractura de órbita ocular, un desplazamiento de tabique y cinco meses de incapacidad es...

Luzia murió dos veces

Estaba en la flor de la vida. Tenía cerca de doce mil años y secretos fundamentales sobre el proceso poblacional en América. Su cráneo...

La flor de la marimba

Los códigos de honor y venganza que regulaban las relaciones sociales, en reemplazo del Estado ausente, fueron pulverizados por la bonanza del cultivo y...

A mis amigas

La amistad verdadera que nace de sintonías profundas y no busca otra ganancia que la sola compañía, hoy día, en la era de los...

La pálida nalga

Algo va de 1993 a 2018. Para empezar, van 25 años en los que ha cambiado Colombia y hemos cambiado los colombianos (¿Para mejor?, ¿para...

Nosotros Los Chachos

Tengo indignación por cuenta de ese síndrome que se da silvestre en el platanal y que en los momentos más inesperados nos deja en...

Como decíamos ayer…

Fray Luis de León. El agustino de letras que en un día como hoy, aunque distinto, inspiró esta columna. Sin saberlo. Ni él, ni...

El laberinto de Ruiz Zafón

/ Etcétera. Adriana Mejía
Me gusta como escribe y para nada me predispone el hecho de que sea una máquina de producir bestsellers. La primera tirada de El laberinto fue de 700 mil ejemplares y sus obras han sido traducidas a 40 idiomas

Una torre de razón

/ Etcétera. Adriana Mejía
Pudiendo salir a votar, no lo hacen, cambian el voto por un sancocho, van a las urnas “verracos”. Son responsables de que quienes nos producen vergüenza ajena, indignación y desconfianza estén ahí, fungiendo de prohombres

Y el Nobel hizo ¡Bob!

/ Etcétera. Adriana Mejía
En un país nórdico, monárquico y resuelto no tienen cabida las irreverencias. Sobre todo tratándose de un Premio salpicado por la correcta política y el eficiente lobby (qué lo diga Vargas Llosa)

En la cuerda floja

/ Etcétera. Adriana Mejía
Es la hora de la grandeza. Alargar el tire y afloje hasta las elecciones del 2018 es inaceptable. Que se note, entonces, que el anhelo común sí es, como aseguran ustedes, conseguir el fin definitivo del conflicto

La bandera de la discordia

/ Etcétera. Adriana Mejía
Las afirmaciones de Caterine deben ser sustentadas, investigadas y aclaradas. Por el bien de los interesados y de los colombianos, que nos sentimos violentados porque amamos el deporte

El Mediterráneo de nosotros

/ Etcétera. Adriana Mejía
Queda en Turbo, donde llegan en estampida perseguidores de otro sueño: el americano. Y se quedan atrapados en el limbo del puerto, a merced de los traficantes que abusan de ellos como les da la gana

Con que “fallas menores”, ¿no?

/ Etcétera. Adriana Mejía
Qué pena, señores, pero los contribuyentes nos sentimos chalequeados. En muy buena parte debido a que entre ustedes el sentido común brilla por su ausencia, sumado a que los plazos para la cancelación de las cuotas no reciben contraprestación con los plazos indefinidos para la entrega de obras

La Lengua Madre

/ Etcétera. Adriana Mejía
El vocabulario con el que los líderes políticos se lanzan trinos envenenados, los insultos con los que integrantes de foros virtuales disfrazan la falta de argumentos… los colombianos somos francotiradores del lenguaje

Travesuras del Niño malo

/ Etcétera. Adriana Mejía
Y a esa gente que está dejando de comer arepa, no porque la esté sustituyendo por panes o galletas, sino porque con lo que gana ya no le alcanza, la tienen sin cuidado los rifirrafes entre el gobierno y las grandes superficies

Locos por la plata

/ Etcétera. Adriana Mejía
Nunca antes el mundo había movido tanto dinero y había sido tan inequitativo como lo es hoy. Algo anda mal en la mente universal, cuando la base de la pirámide se engorda y la cresta de la misma se enflaquece

El voto de octubre

/ Etcétera. Adriana Mejía
¿Es la ciudad, su gente, su presente y su futuro lo que en realidad empuja a los candidatos al berenjenal de promesas y consecución de votos? ¿Es el pulso vanidoso que libran entre sí para marcar territorio y fungir de machos alfa de esta manada de urbanitas?

De libro en libro

/ Etcétera. Adriana Mejía
Los libros son una fiesta y la lectura, un acto gozoso de principio a fin. No admite comparaciones, nadie es mejor o peor por sus preferencias literarias; ni obedece a rigideces, leer por obligación es una pérdida de tiempo cuando hay tanto para escoger

Están pasando cosas

/ Etcétera. Adriana Mejía
Volteando el paradigma hacer–tener–ser, que por generaciones hemos aceptado como verdad revelada, por el de ser–hacer–tener

Mis respetos, Natalia

/ Etcétera. Adriana Mejía
Tiene lo que hay que tener: un yacimiento propio de coraje, dignidad y resiliencia imposibles de conseguir en el mejor de los quirófanos

Giuliani pasó por aquí

/ Etcétera. Adriana Mejía
Si la gente no se siente segura en las calles, de nada valen los grandes discursos

Un tal Don Nicanor

/ Etcétera. Adriana Mejía
Dizque no hay nadie irreemplazable, dicen. Lo que sí es que hay excepciones que confirman la regla

Bicicletas en la vía

/ Etcétera. Adriana Mejía
Temo que tanta euforia desatada nos esté llevando a idealizar la bicicleta; a confundir, incluso, el esnobismo con la conciencia medioambiental o de convivencia

Asuntos de hombres

/ Etcétera. Adriana Mejía
Esta evidencia retrata de cuerpao entero el irrespeto patológico por el otro, que unos y otras hemos ido reforzando generación tras generación

Con B de Bélier y Birdman

/ Etcétera. Adriana Mejía
Dramática, intensa, compleja. Una amalgama entre imaginación y realidad que lo mete a uno de patitas en el teatro, por cuyos recovecos se desarrolla un canto de cisne final de un actor en decadencia

Tierra Firme o la codicia

/ Etcétera. Adriana Mejía
Una epopeya mixta: historia, literatura, periodismo, que a todo el que la lea le robará la atención

Pelaos pilos

/ Etcétera. Adriana Mejía
De la manera como la comunidad estudiantil los reciba, dependerá en muy buena parte que todos ellos logren cumplir con sus propósitos de excelentes ciudadanos

Boquitas pintadas

/ Etcétera. Adriana Mejía
No solo una violación o una golpiza destruyen una vida, es a lo que me refiero; están la falta de oportunidades, el confinamiento, la subvaloración, la esclavitud disimulada, la inequidad…

Amagá, en pocas líneas

 
/ Etcétera. Adriana Mejía
Una Comala como la de Juan Rulfo, a 36 kilómetros de Medellín, es lo que menos se necesita ahora en el suroeste antioqueño

Medellín con aguacero


/ Etcétera. Adriana Mejía
Saber que tantas canciones, tantos poemas, tantos cuentos y novelas se han inspirado en la lluvia…

Jorge, el de Felisa


/ Etcétera. Adriana Mejía
Un hombre que el país no supo apreciar –¡qué raro!– y un marido que muy pocas de nosotras, por no decir ninguna, quisiera tener

Libros como arroz


/ Etcétera. Adriana Mejía
El gusto por la lectura no se impone; se cultiva

Memorias de guerra

Memorias de guerra
/ Etcétera. Adriana Mejía
Muchos de estos recuerdos me sacudieron por dentro

A los trancazos

A los trancazos
/ Etcétera. Adriana Mejía
No me apellido Ibargüen, pero Caterine, lo que ella representa y significa, me fascina

Coletazos del mundial

Coletazos del mundial
/ Etcétera. Adriana Mejía
Desde el domingo se inició una nueva era, la de la vuelta sin fin a la tuerca