Después de ver el noticiero ¿quién no ha querido largarse lejos, evadirse a una pequeña casa de campo o una estancia en un bosque? alejarse de la corrupción, hoy, en su más alto nivel, del odio que destilan los usuarios en redes sociales, de las muchedumbres en bailes y fiestas a pesar de la cuarentena, de personas que se suben al elevador sin barbijo y que si les dices algo estás en riesgo de que un bravucón te rete a duelo.
Mejor irte, perderte y darle con la puerta en las narices a la descomposición social que deja el ánimo por lo bajo. Pensar en escabullirnos, desaparecer del resto del mundo suena utópico, un mero pensamiento que parece descabellado. No obstante, ¿habrá personas que se tomen a pecho la canción de José Alfredo Jiménez: “vámonos, alejados del mundo, donde no haya justicia ni leyes ni nada, no más nuestro amor”? Sí, las hay.
Juan Fernando Trujillo o Juan del Bosque, como le gusta que lo llamen, vivía en Medellín. Pagaba arriendo, servicios, trabajaba en oficina y ganaba el sustento. Un día lo colmó la desazón, la angustia lo invadió, entonces pensó: “por qué no dejo todo tirado y busco una tierrita donde pueda vivir en libertad”.
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Pienso que Juan quería vivir al mejor estilo de la escritora Heidemarie Schwermer (1942-2016). Fue así como, con la ayuda de familiares y un crowdfunding, logró su cometido. Los crowdfunding son convocatorias en sitios web, para que personas apoyen a otras a lograr sus objetivos. El soporte puede ser en dinero o especie. Mejor dicho, es hacer vaca, pero cibernética.
A Juan le gustan la montaña, el campo, el aroma de la tierra mojada en la mañana. Se escapó del sistema de ganar y gastar dinero y llegó a Santa Elena, donde comenzó un proyecto de alojamiento para extranjeros en casa de familia, a cambio de que le ayudaran con la agricultura y con alimentar sus primeros animales. Llamó a su proyecto Granja Home Stay y con un segundo crowdfunding logró ampliar la cocina y mejorar la planta física, así mismo activó las tres líneas de trabajo: ecoambiente, ecoturismo y emprendimiento local.
El ecoambiente es la huerta, permacultura con plantas como col, brócoli, lechuga, perejil, apio, tomate, acelgas, calabacín, cilantro, cebolla, maíz, fríjol, alverja, frutas como mora, uchuva, mortiño y fresas, todo para el autoabastecimiento y para elaborar productos tales como conservas, ungüentos y aromáticas que puede canjear por materiales de construcción u otros alimentos que no puede cultivar, así mismo practica lombricultivos y la infraestructura sostenible para ampliar sus espacios de trabajo con materiales reciclables.
El ecoturismo es el voluntariado a través del alojamiento en la granja y el emprendimiento lo realiza con el trueque de productos artesanales y una pizzería con la que ofrece comida a cambio de aportes.
Juan del Bosque hace cinco años renunció a la vida normal, como llamamos a salir a trabajar, recibir órdenes y regresar a casa en transporte atiborrado para volver al otro día a hacer lo mismo. Al principio Juan vivía en una carpa, hoy ofrece alojamiento en cabaña con chimenea por 70 mil pesos con derecho a una pizza de 17 centímetros. Con el tercer crowdfunding, que acaba de lanzar, piensa mejorar la entrada de la casa y construir el pozo séptico.
Si hablan de resiliencia, este es el ejemplo perfecto. Juan realiza su sueño cada día, renunció a todo aquello a lo que nos aferramos; sin embargo, amigos, lo imposible solo habita en nuestra mente. A Juan del Bosque lo puede ubicar en redes sociales como Granja Home Stay.
Por: Lorenzo Villegas