Cuando era pequeña recuerdo leer y ver cientos de veces la historia de El amor en los tiempos del cólera. No me llamaba mucho la atención, pero de cierta forma siempre volvía a mi. Tuve libro, película, incluso fue tema de clase, tema de conversación; en resumen, lo respiraba. Al crecer les empecé a coger un amor increíble a los libros y fue así como pasados unos años, cuando olvidé completamente la historia, este volvió a mis manos.
Esta historia me gusta bastante, ahora que soy grande, la leo por mi voluntad y puedo entenderla muchísimo mejor. Me parece increíble cómo una persona puede leer algo que hizo parte de la historia y sentirlo tan real. Hablo de hace unos años. Cuando la leí creía que la entendía, creía que podía ponerme en los zapatos de estos personajes, pero en realidad ahora es que entiendo; ahora es que no solo puedo ponerme en sus zapatos, sino que tengo que hacerlo. La historia cambia, pero tiene un hilo que las une completamente y podría definirse como amor, enfermedad y quizás distancia.
Pero ¿qué es el amor?, ¿en qué se relacionan el cólera y el coronavirus?, ¿cómo ha cambiado esta historia?, ¿por qué tienen algo que las une si son historias tan distintas?… desde mi perspectiva como amante de las letras tengo mi propia definición. Cada uno puede dar el significado sin perder la esencia de lo que representa.
Para mí el amor es un término bastante loco, tengo mil palabras para describirlo, pero me quedo sin palabras al intentarlo. Quizás puedo hablar sobre cómo se siente, pero no puedo definirlo. El amor para mí es un sentimiento de paz y alegría; es alguien que en medio del desastre te llena el alma. Si pudiera describirlo en una palabra, sería locura.
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En la relación entre el cólera y el coronavirus como temas científicos claro que tienen similitudes, pero eso no es de lo que yo quiero hablar. Es importante saberlo, pero hoy quiero salir de lo “real” de la ciencia, quiero hablar sobre teorías locas.
Ambas enfermedades han sido pandemias mundiales y me llama la atención que causen tanto miedo, tanta polémica. Se dice que la manera de prevenirlas es la higiene y eso realmente me causa mil preguntas: ¿cómo pueden llegar a ser enfermedades tan peligrosas si pueden prevenirse tan fácilmente?
Acá va mi teoría loca, tan loca como lo que he dicho que es el amor. Creo que estas pandemias, o como queramos llamarlas, son realmente importantes, porque nos hacen tomar conciencia. Están muriendo miles de personas y no puedo justificar eso de ninguna manera, pero quizás estas enfermedades las estamos causando nosotros mismos. Me parece extremadamente increíble cómo tienen que pasar cosas tan malas para que cambiemos, para que valoremos, para que amemos de verdad.
Mi teoría loca termina en que estas pandemias se repiten cada cierto tiempo, porque al ir desapareciendo quedan solo en historia, pero así como cualquier otra historia no se aprende solo si es contada, necesitamos vivirla, presenciarla, porque los humanos somos como esa historia de la biblia: si no vemos no creemos, tenemos que vivirlo, sufrir, sentir para creer, para tomar conciencia, para hacer algo.
Puedo decir que la experiencia de la cuarentena a pesar de que me ha dolido, me ha separado de la gente que amo, ha sido de las más gratificantes. He aprendido más que en miles y miles de clases de ciencia, historia, etcétera. He aprendido sobre lo más importante: sobre mí. No hablo de mí como un ser egoísta, sino como un simple ser, aprendí de mí, de lo que en realidad quiero vivir, no sé qué clase de vida estaba viviendo, pero en este poco tiempo he aterrizado un poco más y esa vida no es con la que quiero seguir, y estoy casi segura de que mucha gente piensa igual.
No recuerdo la última vez que abrace a alguien pensando que sería la última vez, no recuerdo haber disfrutado un café, una conversación, una canción, porque creí que las tendría por siempre; pero ahora sé que no es así.
Estas historias se relacionan, pero cambian bastante cuando nombramos otros aspectos. Recuerdo que en el libro uno de estos amores se vivía por medio de cartas, pero ahora eso ha cambiado y nuestro único medio de comunicación es la tecnología. ¿Que si es bueno o malo?, No lo sé, cada uno tendrá su punto de vista. Nunca he sido muy amante de la tecnología, acepto que sirve demasiado y nos ha vuelto dependientes de ella, pero nunca me ha gustado, a pesar de que en este momento es lo que más uso, porque no puedo tener a las personas a mi lado y sentirlas cerca.
No me gusta la tecnología porque nos ha distanciado, porque a pesar de que estemos al lado no estamos cerca, porque siempre estamos pegados a ella. Amo las conversaciones a los ojos, frente a frente, cuando no es necesario mirar un celular ni para ver la hora, porque esta conversación nos centra completamente la atención.
Soy amante de los libros, pero claramente en físico, nunca he sido capaz de leer un libro virtual no me causa la misma emoción. Podría decir que soy amante de lo viejo, de la vida a la antigua, las cartas, los libros, las conversaciones en persona, las poesías, las flores, la música en vivo… todo esto sigue existiendo, pero la atención la tiene casi completamente la tecnología, y no me gusta para nada. En este momento es lo único que tengo y lo agradezco porque me mantiene unida a los demás.
Esta situación que estamos viviendo va a cambiar nuestra vida, no diré que cambiará la historia porque los hombres debemos vivir para creer y por más de que esto haga parte de la historia no cambiará las futuras generaciones y muy posiblemente estas vivan alguna situación similar, solo para llegar a que realmente debemos valorar lo simple, amar de verdad y ser felices con locura, ser felices sin importar nada. Esto siempre ha sido lo más importante para mí, pero nunca lo tomé muy en cuenta pues también me ha afectado algunas veces lo que piensen los demás; pero hoy con firmeza digo que el amor y la felicidad van por encima de todo. ¿Qué importan las opiniones, ¿qué importa lo material, ¿qué importa lo que se acaba?, si la verdadera felicidad no está allí.
Creo que cuando todo esto acabe todos seremos personas nuevas y si no sencillamente perdimos el tiempo; no me refiero a leer un libro, adquirir una habilidad o aprender un nuevo idioma, me refiero al simple hecho de conocernos, de valorar y de amar.
Con respecto a lo que une estas historias creo que el amor sea como sea ha sido rescatado por medio de estas enfermedades. Amor de familia, amor de amigos, amor de pareja, amor propio. El punto de esto es volver al amor, no hemos amado verdaderamente, por pensar que siempre lo tendremos, pero como todo acaba, la vida acaba, y el amor nos mantendrá unidos pase lo que pase.
Para concluir quiero compartir una frase que escribí hace un tiempo, la cual significaba mucho para mí en ese entonces. Hoy le encuentro el verdadero sentido: “Ama, ama con locura… Vive plenamente… Sueña en grande… Disfruta los pequeños detalles… Valora lo simple… Ríe hasta el cansancio… Enamórate, habla, llora, perdona, agradece, abraza, sirve a los demás, sé feliz… Y ámate, ámate siempre”.
Por: Juanita Restrepo Celis