La doctora Chiqui, a mediados de los 90, nos puso a hablar sobre amores y desamores, rupturas y autoestima en su Clínica del Amor. Los pacientes la siguen buscando, porque tusas, dependencias y triángulos amorosos parecen no dejar en paz al ser humano.
1996
¿Cuántos corazones ayudó a reparar en todo este tiempo? La respuesta que da Chiquinquirá Blandón, fundadora en 1993 de la Clínica del Amor, en El Poblado, es un numerazo: “Hagamos cuentas, han pasado 28 años y atendemos 45 sesiones por semana”.
Chiquinquirá, la doctora Chiqui, sicóloga clínica, se presentó no solo con un nombre de clínica disruptivo para el mercado de la época, sino también con una guía de procedimientos igual de peculiar: Manual para desenamorarse, lo tituló y con esa propuesta atrajo un montón de corazones rotos, un montón de pacientes que le confiaron su recuperación. Ella misma, y también en su círculo familiar, habían experimentado rupturas tan intensas que le dieron materia prima para diseñar sus intervenciones y acompañamientos y, lo más importante, para sobreponerse.
Infidelidades, separaciones, dependencias, falta de autoestima… La doctora leyó que el mercado estaba necesitado de una experta en reparaciones. “Así como hay gente que trabaja en centros de estética, en medicina o reparación de motores, ella trata el corazón, para abrirlo o para cerrarlo”, publicó Vivir en El Poblado en marzo de 1996, en la edición número 84.
Eso de “cerrar el corazón”
Saberse desenamorar, trabajar en autoestima y saber vivir feliz con amigos, familiares y compañeros, dice el manual creado por la doctora Chiqui, donde se afirma que “hay que desmitificar el amor”. En su opinión, “lo que nos han vendido como amor, es un mito: yo te quiero, siempre y cuando no salgas con otra; yo te quiero si eres querido conmigo, si quieres a mi mamá, si no tomas trago”.
¿Cambiaron, en 28 años, el amor y el desamor, o seguimos en las mismas? “Cambió la investigación”, dice la doctora. “Antes parecían temas de farándula, mientras ahora es un asunto científico; entonces podemos entender las causas de lo que nos ocurre y abrir una puerta enorme para darle salida al sufrimiento humano”, añade.
En todo este tiempo pareciera que no se transformó, en cambio, el fenómeno de la infidelidad, aunque la doctora siempre supo mirarlo de frente y hacer que sus pacientes lo abordaran de otra manera: “No se justifica romper la relación por una infidelidad. Eso nunca dura y la otra persona, el o la amante, terminan por cansarse. El secreto es esperar y recuperar lo que por un momento estaba perdido”, dijo en su entrevista para Vivir en El Poblado.
Sobrevivir a una ruptura del corazón es posible, dice la doctora Chiqui, y una de las claves es “mirar hacia adentro en vez de culpar al otro”, además, “lograr que la emoción entre en razón”. En el reto de sanar para conseguir luego relaciones sanas hay luz al final del túnel.