La función de autoridad de control ambiental del Área Metropolitana no es satisfactoria. En el problema de calidad del aire fue tibia en las medidas para el manejo de las contingencias.
Se llegó la hora de separar las funciones de autoridad ambiental y de realización de obras que hoy están juntas como responsabilidades para el Área Metropolitana del Valle de Aburrá (AMVA). Esta propuesta surge de evaluar lo que ha sido la actuación de esa entidad en los últimos cuatro años. Lo veo como una necesidad para mejorar tanto el control y la gestión ambiental, como la realización de obras de interés común en los diez municipios de este valle querido.
Junto a sus funciones de planeación y construcción de obras, el AMVA ha ido recibiendo otras, entre ellas la de autoridad ambiental urbana en los diez municipios, asunto que no ha logrado armonizar con su tarea inicial.
La construcción de obras de interés conjunto es la base inicial del trabajo del Área Metropolitana y considero que, en ella, con un renovado concepto de “desarrollo”, se debe mantener su gestión en los próximos años. Aparte de discusiones sobre sentido y priorización de las obras físicas adelantadas en estos años por el AMVA tengo dos reparos para esta gestión: el apoyo al proyecto que terminó derribando la casa consistorial de Caldas y el efecto sobre el arbolado en la construcción de las últimas obras viales en el sur. Aparte de eso creo que el “gen” constructor de la entidad es positivo. Los alcaldes que llegan en enero deben volver sobre el plan proyectado por la entidad en 2011, Bio 2030 Plan director Medellín, Valle de Aburrá, evaluar su cumplimiento y ajustar su ejecución.
Por el contrario, la función de autoridad de control ambiental, para la cual recibe importantes recursos, no es satisfactoria. Encaró el problema de calidad del aire con una resistencia fuerte a reconocer sus reales efectos en la morbilidad y mortalidad de los ciudadanos y fue inicialmente tibia en las medidas para el manejo de las contingencias; desde varios sectores se le han pedido ajustes para hacer más rápido el control de esas situaciones. La contaminación por colorantes y basuras en el río y las quebradas continuó en este período; la entidad dejó una imagen de simple tramitadora de permisos en materia de talas de árboles.
No ha sido positiva la experiencia de tener las funciones de construcción y de autoridad ambiental en una misma entidad, pues parece que la primera se impone sobre la segunda. Buscando el cambio de legislación pertinente y ajustando las funciones de las secretarías de medio ambiente de los municipios, se puede promover la creación de una autoridad ambiental metropolitana por fuera del AMVA, que permita tener un mejor criterio y garantía de orientación y control hacia el desarrollo sostenible en nuestro territorio. Vale por lo menos la discusión.