En el Parque Norte la romería termina estorbándose, perdiendo la posibilidad de contemplar con tranquilidad el decorado. Es imperativo que este año el alumbrado regrese a su sitio natural.
Es urgente que lo que los ciudadanos de Medellín llamamos “alumbrados”, vuelva a ser, en este 2019, un asunto de todos y no solo de EPM o de la Alcaldía.
Les digo qué me llevó a esta idea: con familiares que vinieron de otras tierras, hice el recorrido del alumbrado navideño en el Turibus. Aunque me esforcé por explicar a los visitantes, que varias veces antes habían venido a la ciudad en estas épocas, por qué salíamos del parque de El Poblado sin iluminación, La Playa no tenía si no un par de cuadras adornadas y que el tumulto del Parque Norte era “normal”, fue imposible explicar los extensos tramos sin un bombillo de más (entre El Poblado y el Centro; entre Barranquilla y el puente hacia Envigado), ni tampoco, tener que llegar a la Zona Norte por una carrera Bolívar tétrica llena de miseria y mugre. Si el diseño del alumbrado navideño hubiera contemplado el recorrido del Turibus, un corredor entre avenida El Poblado y El Parque Norte, por lo menos (sin hablar de la autopista sur), habría tenido iluminación navideña, que motivara a los visitantes.
Ya sabemos que debido a la presión de las obras que realiza la Alcaldía (Parques del Río, renovación de La Playa) y los problemas de EPM por Hidroituango, el alumbrado navideño se centralizó de nuevo en 2018 en el Parque Norte, tras dejar, espero que temporalmente, su sitio distinguido en el corredor del río (creo que es imperativo que este año regresen a su sitio natural, aún si no están concluidas las obras de Parques del Río).
Nada que decir de la temática, ni de los diseños; como siempre bellos y bien ejecutados por EPM. Pero definitivamente el Parque Norte no es sitio para un acceso abierto, pues la romería termina estorbándose mutuamente, perdiendo la posibilidad de contemplar con tranquilidad el decorado.
Aún en el contexto de las restricciones y cambios que hemos tenido en los últimos años para el alumbrado navideño en Medellín, la coordinación entre iniciativas privadas y públicas debiera imperar para este asunto. Para eso, creo, hay que volver a promover que empresas e instituciones decoren en Navidad sus sedes (recuerden que en los 60 y 70 del siglo pasado, parte fundamental del “alumbrado” era el recorrido por la autopista sur, donde cada fábrica emulaba por las otras en su decorado); que los barrios y unidades residenciales tengan una especie de concurso premiado con obras y no con licor, que todos estemos dispuestos a alumbrar nuestras casas con orgullo colectivo.
Debe la Alcaldía de Medellín retomar esta iniciativa de que el alumbrado navideño sea un propósito de todos. Entidades como Cámara de Comercio, Fenalco, Corpocentro, Corpoblado, Asurbe, y otras más, serían excelentes acompañantes, junto a EPM, en este asunto. Se trata de una cosa simple, pero poderosa: que el alumbrado navideño de Medellín sea un orgullo de todos sus habitantes, porque todos tenemos que ver con él, porque todos participamos, porque todos nos sentimos unidos en el propósito, porque todos reconocemos que es un asunto que nos beneficia a todos. Que iluminar la ciudad sea iluminar la vida.