Agustín Romero es argentino, porteño. De ahí el nombre de su emprendimiento, Los Porteños. En una época de adversidad, sus ventas han aumentado. Ha sabido usar el poder de las redes. Entrega de los Gastroempresarios.
Nada más fuerte que una comunidad. Eso es lo que muchos han entendido en estas épocas de pandemia. Hoy, más que nunca, las marca han entendido que alrededor de sus seguidores está todo por construir. Agustín Romero, chef pastelero de Los Porteños, empezó su negocio, hace seis años, construyendo comunidad. Y hoy, cuando muchos cierran sus puertas, se hace fuerte gracias a sus seguidores.
¿Cuál es el secreto?
“No voy con la palabra reinvención. Creo que a todos nos ha tocado adaptarnos. No hay secreto, lo que yo siempre he hecho es ver el mercado. Y así ha sido siempre: crear y sacar productos de acuerdo a lo que necesita el mercado. Aunque mi local, que abrí hace más de un año, está con puerta cerradas, se me han disparado las ventas en cuestión de domicilios. Hace hace seis años estoy con los domicilios, pero hoy estoy aprendiendo muchas cosas, como con la logística de las entregas, que ha mejorado. Buscamos seguir dando una experiencia bonita, como lo que damos en el local. Me falta el contacto humano porque nuestra esencia no solo es endulzar, sino el contacto con los clientes”.
Y eso está en su ADN. Hace seis años las redes no eran tan fuertes. El éxito de Los Porteños empezó con el voz a voz: con el saludo, el chiste, la risa… Eso que hoy todavía intenta conservar. ¿Cómo creas esa experiencia, esa cercanía?
“En el grupo de Los Porteños somos muy unidos, todos tenemos la misma actitud, amamos lo que hacemos y eso es lo que transmitimos a los clientes. Ese ese el mensaje cada vez que contestamos una llamada o un mensaje de WhatsApp”.
Y no te quedas quieto: ¿qué se viene para seguir construyendo esa comunidad?
“Estoy preparado para estar dando clases y vendiendo a través de domicilios por muchos meses. Pero hay que entender que no es solo vender, sino también generar un buen contenido de valor. No todo puede ser sobre el signo peso, porque si vos te ponés a vender todo el día, eso te dura una semana. Hay que aportar un granito de arena para que la gente se distraiga, despejen la cabeza, disfruten en familia, eso son emociones que duran“.
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¿Cómo hacerlo?
“Con varios tipos de experiencia. Por ejemplo, compartimos con nuestros clientes la música que tenemos en el local. En las próximas semanas, lanzamos un kit de clases virtuales; así te llega todo a tu casa para hacer las recetas, luego nos juntamos un día específico y nos sentamos a cocinar juntos. También tratamos de tomar los domicilios con nuestra esencia, pero lo más importante, dejar que el producto hable por sí mismo“.
¿Cómo hacer lucir el producto a domicilio?
“Toca adaptar el menú para que todo llegue perfecto. En mi caso, la pastelería llega muy bien. Pero estamos buscando cómo ampliar nuestro portafolio, siempre teniendo cuidado en mantener la esencia de la marca. En este momento, nos estamos dando cuenta de todas nuestras falencias y de todas las ventajas que podemos tener. No hay mucho tiempo, pero sí podemos adaptar las cosas. La realidad nos pone a salirnos de la zona de confort a probar algo nuevo, para que la gente disfrute siempre lo mejor”.
¿Cómo ves el sector?
“La gente tiene que estar más positiva, veo que hay mucha gente que está esperando a la normalidad y normalidad no habrá en mucho tiempo; este es un nuevo camino y debemos adaptarnos como seres humanos y como marcas. Me molesta que muchos emprendedores decidieron esperar a que pase todo y no están abiertos a adaptarse. Hoy el sector debe unirse, antes que competir, lo que tenemos que hacer es ayudarnos“.