Los empresarios van con el agua al cuello ante la cuarentena y el coronavirus. Pero mucho ven en la adversidad formas de salir adelante.
A Francisco Ríos la crisis por el COVID-19 lo agarró desprevenido. Como a todos, podría decirse. Su empresa, Indurtex se dedica a la producción de ropa para hogar y las ventas fueron disminuyendo en la medida en la que la gente se fue quedando en su casa.
De él dependen 70 familias. Una vez empezó el aislamiento preventivo obligatorio tuvo que mandar 40 de sus colaboradores a vacaciones. Con él se quedaron 30 mujeres trabajando. Pero era el momento de repensar las cosas: ¿cómo de la adversidad sacar algo positivo? Investigando, Francisco encontró que una de las telas que usa para confeccionar ropa de cama y bolsas de tela podía ser usada para hace tapabocas. Se trata del politex, que es, además, tela quirúrgica. Y así, en tiempo récord, empezó el desarrollo: formas, ergonomía, indicaciones médicas y empezó a producirlos. Hoy tiene capacidad para hacer entre 2.000 y 3.000 unidades diarias, algo que le ayuda, en cierto modo, a garantizar la nómina de todos sus empleados. “La primera quincena no me pude pagar, pero sí a todos los empleados, espero que a mediados de abril pueda seguir ofreciendo a mis empleados todas las garantías”.
Le puede interesar
- Desde el martes todos a utilizar tapabocas en el transporte público
- ¡Cuidemos los tapabocas!
- Tapabocas en personas sanas tienen el riesgo de expandir el COVID-19
Por eso, impulsado por las familias que dependen de su trabajo, no se ha quedado quieto. También empezó a diseñar trajes que si bien no son los indicados para espacios médicos, sí ayudan a quienes trabajan en la calle y están expuestos al virus.
“Es mejor estar ocupado, haciendo cosas y si con eso puedo contribuir, es mucho mejor”, concluye este empresario que vio en la adversidad la posibilidad de salir adelante.
Juan Pablo Tettay De Fex / [email protected]