No hay colegios, tampoco universidades. Las oficinas están vacías, el teletrabajo es la regla. Nos piden que nos quedemos en casa, que salgamos solo para resolver necesidades básicas.
Hasta levantaron el pico y placa ambiental, previendo que el tráfico se reduciría con estos factores; sin embargo, el miércoles 18 de marzo, catorce de las 18 estaciones de monitoreo de calidad del aire marcaban rojo, es decir que es dañina para la salud de la población en general.
Incluso en las noches, ha habido estaciones en rojo. El martes 17, a las 8:30 p.m., había 15 en ese estado. ¿Por qué ocurre esto? Según el director del Siata (Sistema de Alerta Temprana), Carlos Hoyos, hay factores como “la suma de meteorología desfavorable y el cambio de las medidas debido a la emergencia sanitaria”, es decir el desmonte del pico y placa las 24 horas, que “aumentó la concentración de material PM2.5”.
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Hoyos agregó que, adicionalmente, ha habido un aporte de fuentes externas: “la información satelital de incendios y partículas, más los vientos en la región, son un punto de partida importante que sugiere un potencial de entrada de la pluma de quema de biomasa al Valle de Aburrá”. Esta es la razón por la cual el director señala que ha habido un aumento en las concentraciones de material particulado en horas de la noche.
Respecto al tiempo que esta situación pueda demorar, el Área Metropolitana le ha solicitado al Gobierno nacional un control más riguroso de los incendios en el sur del país.
¿Cuánto de lo que vemos son incendios y cuánto es ESmog?
Carlos Hoyos también explicó que es difícil de determinar cuánto de la contaminación atmosférica corresponde a los incendios y cuánto a las fuentes locales, porque los equipos disponibles para medir la calidad del aire en la ciudad son “estándar”. En el Valle de Aburrá, las autoridades cuentan con “ethalómetros, ceilómetros y clasificadores de partículas por su tamaño, entre otros, que nos ayudan a determinar la entrada de esas partículas externas”, indicó el funcionario.