/ Francisco Ochoa
Cada día se está tornando más complicado el tránsito por la denominada variante de Las Palmas – Llanogrande. Además de un volumen altamente creciente de vehículos por las vías entregadas en concesión al consorcio Devimed, aparecen una serie de puntos críticos, ante los cuales estamos físicamente ante un territorio de nadie, con total ausencia de autoridad.
Esta importante vía del Departamento de Antioquia conecta los municipios de Medellín, El Retiro, Envigado, Rionegro, La Ceja, Guarne y otros más. Presta invaluables servicios en la conexión con el aeropuerto José María Córdoba. Pero ninguno de estos municipios ejerce adecuado control de sus jurisdicciones sobre esta vía. Tampoco el Departamento y menos aún el concesionario Devimed. En consecuencia el manejo de esta vía lo ejercen Don Pedro, Doña Rosa, Sancho Paisa, el Pulguero o Plaza Pakita. Son sus paleteros o semáforos humanos quienes manejan no solo el flujo vehicular, sino la vía como tal.
Los usuarios observamos cómo cada día se torna más complejo circular por ella. Resulta absolutamente increíble que el espacio público, público repito, sea usurpado por los vecinos de la vía sin que nadie se percate ni actúe en defensa de los bienes públicos. Hasta en la glorieta de la Poda, unos admirables discapacitados que merecen todo reconocimiento, se toman a su antojo la vía, reducen su sección y aumentan el trancón ante la aturdida actitud de nuestras autoridades.
Hay puntos críticos de esta vía en los cuales los trancones son el pan de cada día, no solo en fines de semana y en “los puentes Emiliani”, sino todos los días. Algunos de los más evidentes son las glorietas de Sancho Paisa, La Fe, Don Diego y el cruce de Llanogrande con la variante al aeropuerto.
¿Quién ejerce la autoridad en estos sitios? Usted jamás ha visto agentes de tránsito de El Retiro, de Envigado, de la Policía de carreteras haciendo un manejo del tráfico e imponiendo su autoridad. No señor. La autoridad la ejercen los paleteros o semáforos humanos de Sancho Paisa, de Los Pandeyucas de don Pedro, de Plaza Pakita, de La Cantaleta, etcétera.
Resulta absurdo que en una vía de esta importancia, la zona de maniobra de los estacionamientos de los estaderos y comercios sean los carriles de una vía nacional de primera importancia. De nada valen las normas municipales ni nacionales al respecto. La Ley 1228 de 2008 es música celestial; los PBOT de los municipios, música de carrilera. Se construye a borde de vía desconociendo los retiros obligados; se aprueban establecimientos de comercio sin requerimientos de zonas de desaceleración; se otorgan licencias de construcción y reforma ignorando los preceptos legales contenidos principalmente en la citada Ley 1228. Prima el interés de los particulares (de cada establecimiento de comercio) por encima de los miles de usuarios de una vía nacional tan congestionada como esta. Devimed simplemente cobra los peajes, sin importarle sin el flujo es ágil o lento; eso no importa pues como reza el trompo: todos pagan.
Hago un llamado a la Gobernación de Antioquia, al Ministerio de Transporte (ANI – Invías) y a Devimed, pues urge comenzar a planear la construcción de la doble calzada de esta vía, desde la glorieta de Sancho Paisa a Rionegro y de la variante hasta el aeropuerto. Pero en el entretanto, se requiere la intervención, ampliación y mejoramiento de la sección vial por estos pasos críticos, a la vez que la presencia de autoridades que manejen esta caótica situación.
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