Con el desarrollo de disciplinas como la neurociencia, la aparición de análisis variados, la evolución acelerada del mundo y el conocimiento de casos de éxito en otros países, la educación pasa por un momento de cambio.
Hasta hace un par de décadas, en escuelas y colegios de Colombia se escuchaban historias de autoridad incuestionable, textos aprendidos de memoria, manuales rígidos de disciplina, mapas hechos a mano exclusivamente, división casi absoluta entre niños y niñas, prohibición para preguntar sobre ciertos temas o tareas escolares extensas.
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Independientemente de si se trataba de una experiencia grata o traumática, los métodos tendían a ser convencionales, excepto algunos casos.
Aunque los sistemas de educación existieron desde tiempos ancestrales y de una forma más estructurada en lugares como India, China, Egipto o Grecia, en nuestro país solo empezaron a conformarse de una forma más predecible y conocida a partir del siglo XVI. Hasta ese momento, las tribus indígenas estaban a cargo de formar a sus hijos en el conocimiento de la naturaleza, sus ritmos y el paso de creencias.
Con la llegada a Colombia de órdenes religiosas, profesores y extranjeros, la educación local comenzó a llenarse de experiencias nuevas y a tener las bases que hoy la conforman. El desarrollo en las últimas décadas de disciplinas como la neurociencia que estudia la relación del cuerpo y el cerebro en el aprendizaje, la incorporación del juego como forma de adquirir conocimiento, el estudio de las teorías de la felicidad o las inteligencias múltiples han hecho que la educación se vea de forma distinta. Ya no se trata de un tema de notas o diplomas: tiene que ver con el bienestar, la tranquilidad o la forma de llegar con más certeza a cada estudiante. En otros casos más específicos tiene que ver con la capacidad de desarrollar habilidades necesarias para estar en contacto con el resto del mundo.
Inteligencias múltiples y lenguajes variados
Corría el año 1983 cuando Howard Gardner, investigador y psicólogo de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, presentó la Teoría de las Inteligencias Múltiples, según la cual el expediente educativo compuesto de notas y acumulación de conocimiento no es el único parámetro para conocer a una persona. Según los estudios realizados con jóvenes y adultos, Gardner concluyó que existen ocho tipos de inteligencia: lingüística (habilidad para la comunicación), lógico – matemática (capacidad y velocidad para resolver problemas matemáticos), espacial (observación del mundo y sus objetos), interpersonal (para relacionarse con otros), musical (para componer o interpretar música), intrapersonal (para regular emociones), naturalista (capacidad para identificar y categorizar aspectos del entorno como animales y plantas) y corporal (habilidades motrices y capacidades físicas).
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Dependiendo del caso, demostró que una persona puede tener una o varias muy desarrolladas. Este planteamiento revolucionó el sistema educativo, porque permitió entender que no hay un solo camino para el aprendizaje y es posible llegar a los estudiantes a través de vías distintas. Además de teorías como esta, muchos colegios locales han incorporado nuevas tecnologías, saberes ancestrales como el yoga, la meditación o prácticas inspiradas en culturas foráneas y locales orientadas a que una persona desarrolle su máximo potencial mientras vive en armonía y con tranquilidad junto a otros.
Moisés Wasserman, investigador y profesor universitario, publicó hace unos meses un libro titulado “La educación en Colombia”, en el que analiza su panorama y aporta recomendaciones. En el libro menciona la necesidad de fomentar en los estudiantes la capacidad de adaptación a un mundo que cambia rápidamente, el respeto y la comprensión de la diversidad humana, así como el espíritu crítico y la necesidad de dar más autonomía a los maestros.
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La educación del futuro en Colombia
Victor Saavedra, economista, investigador y viceministro de Educación en el pasado, ha estudiado la situación de escuelas y colegios en nuestro país.
Con base en varios estudios afirma que, aunque los niveles de cobertura han mejorado en Colombia, aún persiste el déficit de acceso en la educación inicial, un sistema donde se adquieren las habilidades socioafectivas vitales. En una charla titulada “Retos para el futuro de la educación en Colombia”, organizada por Fedesarrollo, manifestó la importancia de fortalecer a las madres comunitarias y los currículos.
En el caso de la educación básica y media considera vital tener profesores con más preparación y mejores condiciones laborales que permitan su éxito y estabilidad.