/ Juan Carlos Franco
¡Caramba, esta no parece ser la manera más inteligente de gastarse esos $833.000 millones!Gracias a reiniciar sus obras tras 26 meses de suspensión, ha vuelto a estar de moda el Túnel de Oriente. Tiempo largo pero necesario para convencer a las autoridades ambientales de que la obra no va a tener los efectos catastróficos que tantos han anticipado. Si todo marcha bien, poco antes de 2020 tendremos túnel último modelo de 8,2 Km de largo, justo la obra que merece y necesita Medellín, que crece tan rápida e innovadoramente.
¡Qué gran túnel! ¡La obra de infraestructura vial de mayor impacto y costo en muchos años, llamada a convertirse en símbolo de la ingeniería y el empuje antioqueños! ¡La que va a comunicar rápidamente a Medellín con su aeropuerto y con Bogotá! ¡La que va a resolver los problemas de movilidad del Oriente!
Supuestamente, ¿no? El único problemita, usted perdone, es que el túnel –o mejor, “los túneles”, pues también hay uno de 800 metros– van a ser de calzada simple. ”bidireccionales”, en términos más suaves. De modo que estará prohibido adelantar otro vehículo a lo largo del recorrido, como también hoy lo está en el Túnel de Occidente. Y no solo serán de calzada simple los túneles, sino sus vías de acceso. Claro, ¿qué sentido tendría hacer vías de calzada doble para aproximarse a los portales, si allí de todos modos hay que cambiarse a calzada simple? ¿Se imagina el embudo y el trancón?
Sí, es cierto que a largo plazo, unos cuatro o cinco años después, se habilitaría un segundo túnel. Pero solo si al túnel único de la primera etapa le va bien. Una eternidad. Y un riesgo enorme de fracaso.
En resumen, a comienzos de 2020 usted sale de El Poblado hacia el aeropuerto y tiene dos opciones. Una es llegar a Palmas y avanzar raudo en doble calzada hasta el intercambio que habrá por el Seminario Mayor.
No se afane mucho, pues estará entrando a una vía de calzada simple y desde ahí empezará a circular mucho más lento. Tal vez en fila india, pues no olvide que en 2020 habrá al menos un treinta por ciento más de carros y viajes que hoy. Y entrará al primer túnel de 800 metros donde, obvio, seguirá en su fila.
Luego sigue otro tramo de 4,5 Km a cielo abierto y en calzada simple, en el que con algo de suerte podrá adelantar algún camión o bus intermunicipal. Llegará al túnel largo, y usted tranquilo, pues continuará en su fila hasta que salga y un poco más, hasta Sajonia, donde –¡por fin!– retomará su doble calzada.
En algún punto pagará peaje, que no le parecerá barato. Si el de Occidente hoy cuesta más de $12.000, el de Oriente no bajaría de $17.000 a pesos de hoy. Mínimo.
Afortunadamente tendrá una segunda opción, que es seguir por Palmas, aprovechar su doble calzada hasta Indiana y de ahí avanzar 14,5 Km por la Variante de hoy, hasta Sajonia. Variante que con toda seguridad no va a ser convertida a calzada doble los próximos cinco años. O tal vez diez, o veinte… Entre otras, porque su concesionario es el mismo del futuro túnel y cualquier mejoramiento de ella podría quitarle relevancia y restarle tráfico al túnel.
El incentivo al concesionario para mejorar en serio la vía actual es mínimo. Incluso, de los $8.600 del peaje de hoy, buena parte podrían destinarlos a ayudarle no a ella sino al túnel… y nadie podría reclamar.
La variante actual al aeropuerto no es una maravilla de vía, pero al menos uno puede sobrepasar en ciertos puntos… y el paisaje es bastante más bonito que el de un túnel… y el peaje sería la mitad… y usted y la mayoría de usuarios pronto se darán cuenta de que seguirán llegando al aeropuerto más relajados y quizá más rápido por allí que por el túnel… ¡Caramba, esta no parece ser la manera más inteligente de gastarse esos $833.000 millones!
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