/ Juan Carlos Franco
Se vino ahora sí la Valorización. Tras años de ires y venires, por fin sabemos cuánto pagará cada predio de El Poblado por las 24 obras.
Ya todos recibieron la carta que detalla cuánto se debe pagar, junto con un boletín publicitario. Es evidente el enorme esfuerzo del Fonvalmed para que el proceso sea lo más amigable posible. Hay en curso una gran campaña publicitaria para generar en la gente percepción positiva, para que no proteste tanto y pague más tranquila. Y para atenuar la creciente ola de demandas y recursos de reposición.
Analicemos. El principal argumento es que si la Valorización ayudó tanto a construir la Medellín de hoy, si fue tan importante en el pasado, entonces hoy, tantos años después, también debería serlo. En el boletín, Fonvalmed recurre al sentimiento ancestral paisa. Muestra una pareja de los años 30, tal vez nuestros padres o abuelos. Si ellos contribuyeron, nosotros no podemos quedarnos atrás. Y en segundo plano una bonita foto de 1976 de la Avenida Oriental.
La Oriental, efectivamente, fue la primera vía que dio acceso y salida rápida al Centro. Con sus cuatro carriles en cada sentido desembotelló amplias zonas de la ciudad. Motivó nuevas construcciones, dinamizó el negocio inmobiliario e hizo más atractivo –y más caro– vivir y trabajar allí.
No cabe duda, llevó valorización a los predios vecinos.
Note usted, si tiene el boletín a mano, que la avenida está prácticamente vacía en la foto. Uno que otro carro circulando. Pero la dicha no duró. Al poco tiempo se llenó y lleva décadas colapsando todos los días. El boletín también señala una larga lista de obras a lo largo y ancho del centro y el sur de Medellín construidas por Valorización. Pero ninguna con la calidad o el impacto de la Oriental.
Parece que algo cambió. Los criterios amplios y futuristas de la Oriental, que implicaron demoler –no sin dolor– numerosas viviendas antiguas, fueron reemplazados por criterios mezquinos y cegatones para la construcción de las obras en El Poblado. Avenida El Poblado de solo dos carriles por sentido, lomas estrechas, transversales aún más estrechas y llenas de curvas, de aceras casi nada… Curioso, pues justamente en los años 70 y 80 El Poblado tenía muy baja densidad poblacional y habría sido mucho más fácil construir cosas buenas y con sentido de futuro.
En fin, a pesar de su mediocridad como corredores viales, esas obras dieron acceso y salida a numerosos predios e inmuebles, lo que motivó que muchas personas fueran a vivir y trabajar allí. Valorización indiscutible. En esa época las lomas de El Poblado eran el extremo suroriental de la ciudad. Uno iba allá y volvía a salir. No cruzaba hacia otro destino. Y no estaban saturadas, como hoy. Aún quedaban muchísimos lotes por desarrollar y el tráfico vehicular era muy bajo. Una vía nueva era la clave para iniciar el desarrollo.
Pero cuando el desarrollo ya ha ocurrido –como en El Poblado, al borde de la saturación inmobiliaria y vial– ampliar una vía ya no valoriza los predios vecinos. Es al revés, les trae desvalorización. Peor aún si esas vías se convierten en el camino preferencial para cruzar la zona y llegar a otros destinos, como sucede con Los Balsos y la 34. La primera es usada por muchos vehículos que vienen del sur del Valle de Aburrá y van hacia el Oriente, o viceversa. La segunda atraviesa todo El Poblado uniendo el sur con el centro de Medellín. Ambas atraen tráfico nuevo.
Para resolver estas y otras inquietudes, Fonvalmed abrió un centro de atención al público en San Fernando. Si va, pida que le expliquen detalladamente por qué ellos creen que su propiedad sí se va a valorizar.
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