/ Juan Carlos Franco
No es difícil predecir que los paisas vamos a estar hablando intensamente sobre grandes túneles y puentes en los próximos años. Por un lado, es una clara señal de desarrollo. En vez de subir a cada loma y bajar a cada cañada, vamos a atravesar montañas con túneles y salvar abismos con puentes. Pero también podría ser una clara señal de subdesarrollo. Si las obras que escogemos no son las óptimas, si los diseños son mediocres y poco ambiciosos, si los contratos no se estructuran y ejecutan impecablemente, corremos un alto riesgo de desperdiciar enormes inversiones. Y en lugar de construir soluciones construiremos problemas peores.
Ocurre hoy con el Túnel de la Línea, de 8,5 Km de longitud. Muchas cosas se hicieron mal desde el principio y los enredos actuales implican que antes de 4 o 5 años, allí no habrá paso libre. Las pérdidas son incalculables. Nuestro Túnel de Occidente, de solo 4,2 Km, no ha estado exento de inconvenientes. Solo hacia finales de este año, por fin, tendrá acceso directo y en doble calzada desde Medellín, sin el incómodo paso por San Cristóbal. ¿Y qué tal su mínima altura libre, que no permite el paso de camiones con contenedores? Algún día tendrán que cerrarlo para bajar el piso. Este pequeño detalle no fue diseñado. Fue perpetrado.
Pero que nadie se haga ilusiones sobre los trancones de fin de semana para ir y volver entre Medellín y Antioquia. Trancones seguirá habiendo porque el túnel es unidireccional, con sobrepasos prohibidos. Por más que lleguemos a su portal oriental en calzada doble, el mero hecho de pasar a calzada simple es una enorme e infranqueable barrera para la movilidad.
Pasemos al futuro Túnel de Oriente. La última noticia es que se han dado cuenta de que Palmas no va a dar abasto para llevar y traer los vehículos entre Medellín y su portal occidental, o sea por el Seminario Mayor. Y que tocaría ampliar Palmas a 3 o 4 carriles por sentido. O tal vez extender San Juan para que se trepe a la montaña, o quién sabe qué otra combinación creativa. Es decir, han concluido que el túnel quedará trepado por allá arriba y que si no le hacen accesos mejores, no mucha gente –o mejor, menos gente de lo que se planeaba en un principio- va a hacer uso del túnel y pagar su costoso peaje.
Pero de nuevo, siendo grave lo de los accesos, el problema de fondo es que el túnel, durante mucho tiempo, va a ser unidireccional, sin posibilidad de sobrepaso durante los 9 o 10 minutos que dure su cruce, y con altísima probabilidad de trancones en las aproximaciones. A diferencia del de Occidente, con el de Oriente la gente no estará obligada a usar el túnel. Hay varias opciones más (Palmas, Medellín-Bogotá, Santa Elena…), por consiguiente, no se concentraría tanto tráfico en las horas pico de los fines de semana. Pero a diferencia del de Occidente, por el de Oriente muchos usuarios subirán y bajarán del aeropuerto y a estos sí que les va a importar el tiempo que se demoren llegando al gran hueco y cruzándolo. Bastará con que un viajero llegue tarde una sola vez a su vuelo. La próxima, seguramente usará cualquier otra vía más rápida, agradable y barata.
Y hablemos finalmente del túnel urbano –Parque del Río- que ha comenzado construcción en Medellín. Comparado con los anteriores, al menos este tendrá varias calzadas y accesos suficientes, que ya es un enorme avance. Muchos críticos lo califican de desastre constructivo por el cierre de vías y la evacuación de aguas. Pero si Cali pudo exitosamente construir uno igual al lado de su río, si Santiago de Chile construyó unos más largos y complejos al lado del suyo, ¿por qué no podríamos nosotros?
[email protected]
Corrección (publicada el 19 de marzo de 2015 en la columna Volquetas descolgadas, en la edición 611): Contrario a lo afirmado en este espacio, en Túneles hacia el Pasado (Ed. 607), por el Túnel de Occidente sí cabe un camión con un contenedor normal, de 20’ o 40’. Se agradece al lector Federico Posada la aclaración. La altura total del camión cargado está entre 4.05 y 4.10 m, en tanto que el gálibo (altura libre) del túnel es de 4.20 m. Los que definitivamente no cabrían son los contenedores 40’ high-cube, que son 30 cm más altos, pero no son muy comunes.