Para hablar de COVID-19 es necesario, desde el principio, relacionarlo con los animales, pues se sabe que es en el mundo animal donde está su origen.
El SARS-CoV-2, el virus que causa la enfermedad que hoy conocemos con COVID-19, es una zoonosis, es decir, una enfermedad que se transmite de los animales al hombre. “Este es el séptimo coronavirus que golpea a los humanos”, explica Clara Susana Arias, docente de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Corporación Universitaria Rémington.
Estos virus, que como en el caso del MERS y el SARS que eran originarios de los murciélagos, mutan su material genético para atacar al cuerpo humano. “En algunas ocasiones, este primero pasa por una especie hospedera intermediaria, y, en otras ocasiones, llega a los humanos directamente”, explica la doctora Arias.
En el caso del SARS-CoV-2, aún no se sabe con certeza cuál era el animal original y tampoco se sabe si sabe si hubo un animal hospedero. Una de las teorías que se maneja es que es un virus de los murciélagos. Pero Clara Susana Arias cuestiona lo anterior, basada en otras investigaciones, pues “en diciembre, que fue cuando se presentó el brote, estos estaban hibernando”. También se cree que pudo venir de un pangolín, un animal similar a los armadillos, pero también hay dudas, pues para que haya mutaciones, estos deben vivir en contacto con otros animales y los pangolines son animales solitarios que solo salen en la noche.
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Entra, sin embargo, otro factor: “la secuencia genética del virus muestra coincidencias con un virus de los pangolines en un 99%. Sin embargo, los animales analizados eran parte de varios animales que hacían parte de una red de tráfico de especies exóticas”. Acá aparece un factor importante: con prácticas como el comercio ilegal de fauna, los humanos están uniendo especies que naturalmente no se encontrarían, lo que hace que un virus, vaya de animal a animal y que mute de forma que luego encuentre en el ser humano puntos débiles.
Otra teoría que maneja la comunidad científica es que el virus llegó directamente a los humanos y que en un principio era inofensivos, pero que fue mutando hasta que se adaptó y empezó a generar los síntomas que ya se conocen.
Aún hay teorías por comprobar. Pero lo que sí es cierto es que es el ser humano el que genera las condiciones para la propagación del virus: “al cazar animales y someterlos a encierros en lugares pequeños, junto a otras especies; al deforestar y acabar con los hábitats; estas acciones hablan de un desequilibrio”, concluye la doctora Arias.