Pues sí, aquí todavía, celebrando el buen triunfo de Federico. Un triunfo de la sensatez. Que haya ganado el candidato que más se ha preparado y mejor conoce la ciudad es un lujo para Medellín, casualmente compartido con, al menos, Bogotá, y tal vez Cali y Bucaramanga. Voto urbano de opinión, alejado de los partidos.
Que haya ganado el candidato que no venía acompañado de ninguna maquinaria, ni el que mucha gente quería usar para –supuestamente– castigar al presidente, es todo un logro.
Pero basta de elogios. Venga p’acá Federico que lo que sigue es trabajo. Porque usted no solo estará haciendo su gobierno de 4 años, sino que podrá allanar el camino para que otros como usted sean elegidos en el futuro y así tengamos muchos años de alcaldes sencillos, pero efectivos.
Desde esta pequeña y modesta tribuna, Federico, no se le piden milagros. Se le pide sentido común.
Por más que lo intente, usted no podrá mejorar en mucho la movilidad. Tal vez un poco aquí, otro poquito allá, pero tristemente lo bueno que haga al poco tiempo ni se notará, con tantos carros nuevos ingresando todos los años.
La única posibilidad de alto impacto sería construir vías largas que no se crucen con ninguna, bien sea elevadas o deprimidas. Enormes puentes (segundos pisos, como los llaman en México) o túneles bajo la ciudad, como tienen en Santiago. Aunque esto no aparece en su programa…
Pero incluso esas obras no son soluciones definitivas. También la movilidad seguirá tendiendo a colapsar porque toda nueva vía atrae tráfico nuevo, genera viajes que de otro modo no se harían. Como mínimo, el acceso al superpuente o la salida de este se vuelven un cuello de botella. ¿No es así, Señor Puente de la 4 Sur?
De todos modos, estimado Federico, mantenga el ritmo de construcción porque no se puede bajar. Extienda pues la Regional hasta conectar con la Medellín-Bogotá, haga el túnel debajo del Olaya Herrera, construya el tranvía de la 80, termine todos los proyectos de Valorización de El Poblado, integre y estimule el transporte público masivo.
Pero para que verdaderamente deje huella y haga escuela, le propongo que se concentre como un rayo láser en la contaminación del aire. Federico, ¿cómo es posible que ya casi en 2016 un vehículo puede circular por Medellín echando el humo que le dé la gana y nadie se lo impide?
No sé si debe crear una policía ambiental metropolitana, o instalar retenes en sitios estratégicos, o poner multas o fotomultas enormes a los infractores del aire. Usted define. Pero haga algo, y pronto.
Agarre con decisión esas Secretarías del Medio Ambiente y de Movilidad, déjese sentir en la Junta del Área Metropolitana y hágales ver que su trabajo de protección del aire que respiramos en este profundo y encerrado valle es insuficiente.
Dígales que los ciudadanos ya no soportamos ver ni una sola chimenea ambulante por las calles de Medellín y que usted como su recién elegido representante no va a descansar hasta lograrlo. No acepte que la culpa sea del combustible, es fundamentalmente del mínimo o inadecuado mantenimiento de los vehículos.
A propósito, hace pocos días fue presentado el Índice de Calidad Ambiental Urbana, ICAU, clasificando las principales ciudades colombianas y Medellín obtuvo el primer lugar. Qué bueno, pero no es como para celebrar.
Primero, porque la nota es media-baja, solo somos la menos peor. Segundo, porque la calidad del aire es solo una entre 16 variables medidas. Tercero, porque no define con precisión el nivel de partículas PM 2.5 (cuántos días del año debimos habernos quedado en casa). Cuarto, porque son datos de 2013…
No se diga más. Su turno, Federico, ¡mueva usted!