Dramatizado con la dieta del pico y placa Necesita arepas blancas con los quemaditos como deben ser, desmenuzadas a mano en trozos de unos dos centímetros
Chef Laura que Viva Antioquia Federal pero estoy harto de la “bandeja con:” Fácil de entender cuando el personal se la pasa fumando, hablando por celular y haciendo nada, pero para hacer una arepa de verdad o un buen chuzo ya no hay tiempo
Manual de la alcachofa especial para evaluar una nuera y nuevas delicias de carretera La gente que alguna vez se las trató de comer con cubiertos con seguridad las debe odiar, pero vale la pena darles otra oportunidad ya que son las reinas de los vegetales
La leche de tigra de mi abuela o la nostalgia de lo que ya no es Cuando entrevisto un chef de esos nuevos que saben más que Bocusse y Ducasse juntos los pongo a calentar una arepa.
Aprender a comer, aprender a vivir y se alivió Tere, ahí está la virgen Pero, y usted, ¿cómo está educando sus hijos? ¿Ya saben comer de todo, o se dan el lujo de pedir a la carta so pena de armar pataleta?
Monólogo esquimal del comer, beber y pescar como un oso Entramos a Alaska por Anchorage, una bella ciudad, deliciosa para caminar, con shopping y gastronomía extraordinarios, artesanías admirables y el mejor king crab del universo
Aquí el cliente no tiene la razón, la pierde Al César lo que es del César. Este restaurante es un fenómeno. Su montaje cuenta con una creatividad casi única en el mundo.
Cebame un mate cochengo Esta joya me la mandó mi amigo Julio Riechert desde la entrañable Villa Yanquín a orillas del río Limay, en la mismísima Patagonia argentina,
Postre de mariscos al gratín y arepas con denominación de origen certificado DOC Viendo los programas de cocina de la televisión regional cada vez me aterrorizo más al comprobar como los estudiantes de las escuelas de gastronomía en Medellín
Costumbres sureñas y pelados multiplíquense por cero Cuando el mundo era más feliz sin celular, en la casa se encontraban cosas tan galo-paisas y hoy ajenas como el chifonier
Después de haber cumplido los 40, a Manuel le dolía todo. Por eso luego de dos añitos de cuarentitis había tenido la triste oportunidad de conocer a casi todos los especialistas de la ciudad.
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