/ Gustavo Arango Con tres frases Dylan destruyó todo el montaje de la industria editorial y se encargó de recordarnos que el impacto de una obra –una canción, una novela, un epigrama–, si es auténtico, es un milagro secreto en el corazón de quien la acoge
/ Gustavo Arango El Premio es una inyección de vitalidad para una institución moribunda. Podría decirse que el Nobel necesita más a Dylan que Dylan a ese premio desprestigiado. Por eso es tan hermoso e interesante el silencio del ganador
/ Etcétera. Adriana Mejía En un país nórdico, monárquico y resuelto no tienen cabida las irreverencias. Sobre todo tratándose de un Premio salpicado por la correcta política y el eficiente lobby (qué lo diga Vargas Llosa)
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